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Festival de Málaga 2020: Dios y El campeón del mundo

La decadencia como idea pareció unir los dos largometrajes documentales de la Sección
Oficial del Festival de Málaga 2020 en su sexta jornada. Dios pone de manifiesto la
crisis de la Iglesia Católica en Chile, amenazada por el auge de otras creencias, en las
semanas previas y durante el viaje del Papa Francisco en 2018, mientras que El
campeón del mundo recoge la dura existencia de una culturista uruguayo años después
de haber sido una figura internacional.
Los directores Josefina Buschmann, Christopher Muirray y Israel Pimentel logran
en Dios realizar una retrato del estado de la religión católica y otros credos en Chile.
Los preparativos y visita del Papa Francisco al país sudamericano sirven como excusa
para mostrar cómo la iglesia de Roma va perdiendo fuerza, así como muchos de sus
dogmas.
Evangélicos, defensores del aborto, colectivos de cristianos de base, el movimiento
LGTBI u organizaciones en defensa de las tradiciones de los indios mapuches coexisten
o se oponen a un catolicismo y sus principios. Mientras, aquellos seguidores más
ortodoxos parecen demasiado ensimismados y solamente se preocupan de organizar
ridículas ceremonias de bienvenida para el pontífice. No hay una voz en Dios que nos
adoctrine sobre aquello que vemos. Muy al contrario, el trío de cineastaa utiliza el
montaje para enseñarnos cómo la religión que se podía considerar oficial está perdiendo
fuerza en la sociedad civil. Sin duda, un particular documental político que huye de la
propaganda de autores estrella como el norteamericano Michael Moore, escogiendo una
solución más inteligente que deja que el espectador saque sus propias conclusiones.
Más íntimo resultó El campeón del mundo, filme dirigido por Federico Borgia y
Guillermo Madeiro que ha ganado el primer festival de cine online organizado por la
BBC. La pareja de realizadores sigue los pasos de Antonio Osta, un culturista que fue
considerado el mejor en su disciplina hace más de una década. El documental lo
muestra cuando ya ha pasado a etapa más gloriosa y vive de manera humilde en un
pequeño pueblo de Uruguay, donde regenta un humilde gimnasio y se ocupa de su hijo
adolescente, un muchacho con el que mantiene más de una discusión
Los autores del filme dibujan a un hombre machista y chapado a la antigua que tiene
que ver cómo su declive resulta incluso más rápido de lo que hubiera esperado y quiere
que su hijo tenga al menos una formación que le permita labrarse un futuro. Hay un
extraño halo trágico que parece envolver todo el metraje y que acaba confirmándose con
su final. La película logra que nos identificamos con este hombre musculoso que
mantiene el amor por su familia y su particular disciplina deportiva a pesar de presentir
que puede que no le quede demasiado tiempo en el mundo.

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