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2 de septiembre, día de la Industria Nacional.

Esta fecha nace a partir de los hechos sucedidos en la primigenia Santiago del Estero de
fines del siglo XVI. Por aquel entonces el primer Obispo del Tucumán, Fray Francisco de Victoria,
remite la primera exportación registrada de productos textiles santiagueños que parten por el
puerto de Buenos Aires hacia el Brasil un 2 de septiembre de 1587.

Fray Francisco de Victoria había nacido en Portugal y habiendo viajado a América se había
dedicado ya a algunas actividades comerciales, entrado luego a la orden de los predicadores en
Lima. Ante la apremiante necesidad de crear un obispado en los territorios del Tucumán, San Pío
V, a través de la bula del 14 de mayo de 1570 deciden hacerla realidad, tal como expresa la bula
“erigimos e instituimos perpetuamente el predicho pueblo en cuidad, que se llamará Tucumán y
en ella una iglesia catedral bajo la advocación de Pedro y San Pablo para un obispo que se ha de
llamar del Tucumán”. Fray Francisco de Victoria estando en Lima fue presentado como candidato a
ocupar la nueva sede episcopal, luego de varios infructuosos candidatos. Finalmente acepta y es
consagrado obispo del Tucumán en Sevilla por Gregorio XIII en 1578, llegando a Santiago del
Estero en los primeros años de 1580. Su figura está llena de polémicas durante su estadía en
Santiago, pues en más de una ocasión se pelea fervientemente con los gobernadores Hernando de
Lerma y Ramírez de Velasco, que incluyen agravios y ofensas de todo tipo entre ambas potestades.
Entre las acusaciones que le infieren al obispo se menciona la del Cabildo de Santiago del Estero
que dice que “muchas Ynquietudes y desasosiegos que dicho obispo de su condición ha tenido y
causado en este dicho obispado”, y la más notoria es la del gobernador Ramírez de Velasco que al
escribir al rey dice que “su vida no es la de un prelado sino la de un mercader”. Su actuación como
comerciante la justifica a partir del estado de pobreza que se encontraba la gobernación durante
su estadía, y la pronta obtención de recursos para sustentar la obra evangelizadora, como él
mismo anoticia al rey en carta pues “las doctrinas que son menester para 100.000 almas que hay
en su obispado en 300 leguas de distrito no hay sino cinco clérigos, donde son menester más de
100; porque todos los diezmos de su obispado no valen 500 pesos, y él no se puede sustentar con
ellos, y mucho menos con la merced que S. M. le hace de 500.OOO maravedís”. Lo cierto es que su
actividad abrió la ruta atlántica del comercio a partir del producto de los obrajes textiles de
encomienda de indios santiagueños, cuyas manufacturas eran valiosas y se utilizaban tanto de
moneda como de comercialización. Los productos remitidos ese 2 de septiembre eran, entre
otros, frazadas, sobrecamas y cordobanes.

Por el profesor en Historia Barrientos Emanuel Antonio.

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