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MARCO TEORICO

Mientras que en diseño para otras acciones se pretende que el comportamiento de una
estructura permanezca dentro de su intervalo lineal y sin daño, aun para los máximos
valores que pueden alcanzar las fuerzas actuantes en el diseño sísmico se reconoce que no
es económicamente viable diseñar las edificaciones en general para que se mantengan
dentro de su comportamiento lineal ante el sismo de diseño (MELI, AÑO). El diseño
basado en desempeño sísmico consiste en la selección de esquemas de evaluación
apropiados que permitan el dimensionamiento y detallado de los componentes
estructurales, no estructurales y contenidos, de manera que, para unos niveles de
movimiento del terreno determinados y con ciertos niveles de confiabilidad, los daños en la
estructura no deberán superar ciertos estados límites. En otras palabras, este tipo de
filosofía consiste en diseñar estructuras que se desempeñen satisfactoriamente cuando se
sometan a diferentes tipos de movimientos severos, mostrando dicho comportamiento
dentro de valores permisibles en términos de respuestas estructurales asociadas a los niveles
de desempeño. Las estructuras deben mantenerse dentro de niveles de desempeño
adecuados para garantizar su funcionalidad y evitar los costos humanos, económicos y
sociales asociados a un mal comportamiento a lo largo de toda su vida útil. A medida que el
daño en la estructura se acumula, también se incrementa la probabilidad de que incurra en
un nivel de desempeño no adecuado. Esto implica que entre mayor sea el daño de la
estructura menor será la intensidad sísmica necesaria para sobrepasar una cierta condición
de desempeño (López, Ruiz, Torres, Montiel, 2011).
La capacidad que tiene un sistema para disipar energía plástica es función de la amplitud de
las incursiones plásticas en que se disipa dicha energía. Por ejemplo, Ávila y Terán (2000)
observan que la energía plástica que disipa un sistema que incurre en ciclos plásticos de
amplitud pequeña puede ser significativamente mayor que la energía plástica que disiparía
ese mismo sistema si se le sujetara a ciclos de mucha mayor amplitud. Esto es, la capacidad
de disipación de energía que posee una estructura no solo depende de sus propiedades
estructurales, sino que se incrementa conforme se reduce la amplitud de los ciclos en que se
disipa la energía plástica.
El daño es el grado de degradación o destrucción causado por un fenómeno peligroso sobre
cualquier objeto, desde el punto de vista estructural generalmente se relaciona con
deformaciones irrecuperables (inelásticas), la evaluación e interpretación del daño causado
por sismos nace de la necesidad de cuantificar y explicar los efectos de este fenómeno
sobre las estructuras existentes y prevenir a la futuras.03CAPITULO2. El daño
acumulado en un intervalo de tiempo disminuye la capacidad de la estructura (generalmente
mientras más grande es el intervalo de tiempo, hay mayor disminución de la capacidad
estructural). Lo que hace ver la importancia que tiene considerar el daño acumulado en las
estructuras en la evaluación de la confiabilidad sísmica estructural (López, Ruiz, Torres,
Montiel, 2011).
El daño estructural es causado principalmente por dos variables a saber, la incursión de la
estructura o de los elementos a grandes deformaciones y la inversión de esfuerzos repetidos
o carga cíclica. La mayoría de los cuantificadores de daño propuestos son función de una o
ambas de estas variables; el predominio de algunas de ellas dependerá del tipo de estructura
y material constructivo. Así en el caso de estructuras dúctiles (marcos de acero), el daño
está más correlacionado con las deformaciones inelásticas, mientras que en sistemas
frágiles (muros de mampostería), el daño es mejor expresado en términos de la deformación
máxima (Bueno, 1994).
Los reglamentos actuales partiendo de un comportamiento elástico transportan a la
estructura a uno plástico a través de factores de reducción que están relacionadas con la
ductilidad que se le asignara al sistema. El concepto de factor de reducción se basa en la
premisa de que un sistema estructural bien detallado es capaz de sostener grandes
deformaciones sin llegar a colapsar. Al aplicar en el proyecto de estructuras sismo-
resistentes factores de reducción mayores que la unidad, el proyectista acepta una
simplificación importante: la de que con las herramientas de cálculo lineal se pueden
obtener unas cuantificaciones razonables de la respuesta real de las estructura. La segunda
simplificación asumida es que si se acepta un comportamiento significativamente no lineal,
es lógico esperar que ocurra un daño global importante en la estructura.
La ductilidad es definida como la habilidad de un material, estructura, miembro o conexión
para entrar a su rango inelástico, provocando deformaciones, reducciones de rigidez y
resistencia dentro de un rango aceptable. Las amplitudes de respuesta de las vibraciones
inducidas por terremotos dependen del nivel de disipación de energía de las estructuras, que
es una función de su capacidad de absorber y disipar energía por deformaciones dúctiles.
Como se sabe, la ductilidad de desplazamiento es el parámetro de respuesta comúnmente
usado para evaluar el desempeño inelástico de estructuras. Sin embargo, el desempeño
estructural depende no sólo de la máxima demanda de desplazamiento, sino también del
daño acumulado que resulta del fenómeno de fatiga de bajo ciclaje (Fajfar, 1992). La fatiga
de bajo número de ciclos puede definirse como el estado de falla que se presenta en los
elementos estructurales como consecuencia de su incursión cíclica repetida en el intervalo
plástico de comportamiento, de tal manera que lleguen a su estado último de utilidad a
niveles de deformación significativamente menores que la capacidad de deformación última
de la estructura (Terán y Jirsa 2003).

La evidencia experimental y de campo indica que la resistencia, rigidez y capacidad de


deformación última de las estructuras de concreto reforzado se deterioran cuando estas
incursionan en su rango plástico de comportamiento. La degradación excesiva del ciclo
histerético puede conducir a una acumulación excesiva de deformación plástica, que a su
vez puede conducir a la falla a niveles de deformación que son sustancialmente menores
que la capacidad última de deformación que alcanza la estructura cuando se le sujeta a un
estado de deformación monótonamente creciente (Terán y Espinosa, 2008).

Los objetivos del diseño sísmico son: (1) evitar que se exceda el estado límite de servicio
para sismos de intensidad moderada que pueden presentarse varias veces en la vida de la
estructura. (2) el estado límite de integridad estructural no se exceda para sismos severos
que tienen una probabilidad significante de presentarse en la vida de la estructura. (3) el
estado límite de supervivencia no debe excederse para ningún tipo de sismos por más
pequeña que sea la probabilidad. MELI
Carrasco (2010) menciona que la respuesta estructural del sistema ha sido evaluada en
términos de parámetros de daño estructural. Los parámetros considerados en este estudio se
pueden clasificarse en los siguientes grupos:
1) Parámetros de daño asociados a desplazamientos y/o deformaciones:
• Desplazamiento máximo Del último piso;
• Desplazamiento máximo relativo entre pisos;
2) Parámetros de daño acumulativos asociados a los ciclos de carga:
• Ductilidad acumulada;
• Energía de histéresis disipada.

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