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Jean-Bertrand Aristide

Resumen.

(Port-Salot, 1953) Político y religioso haitiano, presidente de la República de Haití entre


1990 y 1996, aunque entre septiembre de 1991 y octubre de 1994 estuvo apartado del poder
por el golpe militar que protagonizó Raúl Cedrás. En 2000 volvió a concurrir como
candidato a la presidencia y asumió el cargo en febrero de 2001; el proceso electoral, sin
embargo, había sido calificado de fraudulento, y fue derrocado tres años después.

Jean-Bertrand Aristide

Nacido en el seno de una familia de humildes campesinos, al producirse la muerte de su


padre, cuando apenas contaba unos meses de vida, su rota familia se trasladó a Puerto
Príncipe. A los cinco años comenzó a asistir a una escuela dirigida por la Orden de los
Salesianos. Allí mostró poseer una gran inteligencia y destacó en el estudio de la lengua
francesa y la Biblia.

En 1966 fue enviado al seminario que poseía la orden de San Francisco de Sales en Cabo
Haitiano, donde comenzó a preparase para el sacerdocio. En 1975 comenzó a trabajar con
los miembros de la corriente eclesiástica conocida como Ti Legliz, quienes simpatizaban
con la Teología de la Liberación y trabajaban a favor de los pobres. Tras un año y medio de
noviciado en la República Dominicana, se matriculó en sociología en la Universidad Estatal
de Puerto Príncipe.

Aristide fue nombrado a finales de la década de los setenta responsable de programación de


Radio Cacique, la emisora de la Iglesia Católica, desde la que promovía protestas contra el
brutal régimen de Jean-Claude Duvalier y pedía la aplicación de cambios políticos. Su
comportamiento le valió numerosos enfrentamientos con sus superiores, y fue enviado
fuera del país en 1979 por la jerarquía eclesiástica con la excusa de la necesidad de
completar su formación religiosa.

Su primer destino fue Israel, donde estudió teología bíblica, para posteriormente
desplazarse a Londres y a Montreal, donde efectuó un master en teología. Regresó durante
un breve período a Haití en 1982 para ser ordenado como sacerdote por el obispo
progresista Willy Romelus. Su vuelta definitiva se produjo en 1985 para dirigir la parroquia
de San Juan Bosco, situada en uno de los barrios más empobrecidos de Puerto Príncipe, y
para trabajar como director adjunto en el Colegio Nacional de Artes y Oficios.

Aristide comenzó a organizar una serie de movimientos de protesta contra el régimen en


Puerto Príncipe y otros lugares del país, desde los que se criticaban los abusos contra los
derechos humanos y se defendían los derechos de los pobres. Sus sermones fueron
adquiriendo un carácter cada vez más crítico. Duvalier fue expulsado de Haití en febrero de
1986, pero el gobierno permaneció en manos de los militares. Ese mismo año, Aristide
sufrió un atentado del que salió ileso. A pesar de ello, continuó siendo el personaje más
destacado de la oposición.

Con el fin de acoger a los numerosos huérfanos que vivían en las calles de Puerto Príncipe,
fundó el orfanato Lafanni Selari. Las jerarquías eclesiástica y militar aumentaron la presión
sobre Aristide con el fin de que abandonara sus actividades políticas; para lograrlo
intentaron trasladarlo en 1987 a una pequeña parroquia en el campo, acción que fue frenada
por sus seguidores cuando ocuparon la catedral de Puerto Príncipe y se declararon en
huelga de hambre.

El 11 de septiembre de 1988, mientras se encontraba celebrando un mitin, se produjo un


ataque de los tonton-macute, la temible policía política haitiana, que causó 13 muertos y 72
heridos. Los salesianos le acusaron de incitar a la violencia y fue expulsado de la orden a
finales de 1988. Para evitar los ataques de las altas instancias de la Iglesia, evitó celebrar
actos y predicaciones en público.

Cuando un conocido duvarielista decidió presentarse a las elecciones de diciembre de 1990,


las primeras libres celebradas en Haití desde 1804, las fuerzas de la oposición decidieron
presentar una lista única bajo el nombre de Frente Nacional para el Cambio y la
Democracia, cuya cabecera ofrecieron a Jean-Bertrand Aristide. Su candidatura obtuvo el
67% de los votos, por lo que fue proclamado presidente de la República el 7 de febrero de
1991. Tras su elección, recibió presiones del Vaticano para que abandonase el sacerdocio,
hecho que ocurrió en noviembre de 1994, cuando solicitó formalmente ser liberado de sus
obligaciones sacerdotales.

Aristide nombró primer ministro a René Préval, uno de sus más estrechos colaboradores.
Con él emprendió una serie de reformas con el fin de establecer la igualdad y la justicia en
el país: se inició una campaña de alfabetización, se arrebató el poder a los jefes de sección
de la policía, se persiguió a todo aquel que violara los derechos humanos y, con la
colaboración de los Estados Unidos, se incrementó la lucha contra el narcotráfico. La
oposición presentó una moción de censura contra Aristide, pero las multitudinarias
manifestaciones de sus partidarios obligaron a retirarla.

Aristide fue derrocado el 30 de septiembre de 1991 por un golpe de Estado dirigido por el
general Raúl Cedras y apoyado por la cúpula militar y los miembros de la elite haitiana, los
cuales consideraban intolerables las reformas emprendidas. Condenado a muerte, consiguió
huir al extranjero gracias a la ayuda de los diplomáticos extranjeros. La Organización de
Estados Americanos (OEA) condenó el golpe y decretó un embargo sobre Haití. La
comunidad internacional consiguió que el caso de Haití fuera tratado en las Naciones
Unidas, donde en junio de 1993 se aprobó una resolución en la que se conminaba a
restaurar la democracia en el país. El Vaticano fue el único país en reconocer el nuevo
régimen.
El gobierno de los Estados Unidos llegó en el verano de 1993 a un acuerdo con Raúl
Cedras para que dimitiese como jefe de las Fuerzas Armadas, y permitiese en octubre el
regreso de Aristide a Puerto Príncipe. Ante el retraso en cumplir lo acordado, el presidente
de los Estados Unidos, Bill Clinton, ordenó el 14 septiembre de 1994, previa autorización
del Consejo de Seguridad de la ONU, desembarcar a sus tropas en la isla con el fin de
expulsar a los militares. Al día siguiente Cedras y sus colaboradores se exiliaron en
Panamá.

Aristide pudo regresar el 15 de octubre de 1994. Fue recibido triunfalmente por el pueblo
haitiano. Sus primeras palabras nada más descender del avión fueron: "No a la violencia, no
a la venganza y sí a la reconciliación". Su primera medida fue la reorganización del ejército
con la jubilación de todos los militares con grado superior al de comandante. Siguiendo los
consejos del Fondo Monetario Internacional, inició una política de privatizaciones, lo que
provocó la dimisión del primer ministro Smarck Michel. Convocó elecciones presidenciales
para diciembre de 1995, a las que no se podía presentar ya que la Constitución prohibía un
segundo mandato. Obtuvo la victoria su amigo René Préval, al que cedió la presidencia el 7
de febrero de 1996.

Diez años después de alcanzar la presidencia del país, Aristide volvió a presentarse para
ocupar el cargo, pero, a diferencia de la cita electoral de 1990, en las elecciones del año
2000 el político más popular de Haití acudió como único candidato por el boicoteo de los
grupos de oposición, que consideraron fraudulentos los comicios. Las presidenciales
celebradas el 26 de noviembre se convocaron en un clima crítico precedido por las
consultas legislativas y municipales en las que el partido de Aristide recibió múltiples
acusaciones de fraude y el rechazo absoluto de la ONU y la Organización de Estados
Americanos.
El polémico regreso de Aristide al poder se produjo, en consecuencia, sin el apoyo de la
comunidad internacional, que acusó a su partido Familia Lavalás de prácticas dictatoriales,
y con el riesgo de congelación de la ayuda asistencial para un país con la economía
prácticamente paralizada. Estados Unidos y la Unión Europea suspendieron la ayuda
económica a la isla y exigieron una revisión de los comicios.

El 17 de diciembre de 2001, el Palacio Nacional fue tomado al asalto por un grupo de


policías armados que, en pocas horas, fue reducido por las tropas gubernamentales. Por
segunda vez en su carrera política, Aristide sufría un golpe de Estado, en esta ocasión
frustrado. El acoso sobre el presidente se intensificó en los meses siguientes y las protestas
alcanzaron un tono aún mayor en septiembre de 2003, tras la aparición del cadáver del
opositor Amiot Metayer.

El 1 de enero de 2004, las celebraciones del bicentenario de la independencia nacional


estuvieron plagadas de incidentes violentos y miles de personas pidieron en las calles del
país la renuncia de Aristide. Las manifestaciones antigubernamentales se sucedieron de
forma ininterrumpida en los días posteriores y la capital, Puerto Príncipe, fue escenario de
graves enfrentamientos. Varias semanas después, los cadáveres se contaban por decenas en
el país más pobre de América. Rebeldes armados, sin dirección unificada, se convirtieron
en líderes de una sublevación anárquica, al tiempo que la coalición política
antigubernamental reclamaba la lucha pacífica para resolver la crisis. Con el caos instalado
en el país y la retirada expresa del apoyo estadounidense, el último día de febrero Aristide
renunció al cargo y abandonó Haití.

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