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Resumen.
Jean-Bertrand Aristide
En 1966 fue enviado al seminario que poseía la orden de San Francisco de Sales en Cabo
Haitiano, donde comenzó a preparase para el sacerdocio. En 1975 comenzó a trabajar con
los miembros de la corriente eclesiástica conocida como Ti Legliz, quienes simpatizaban
con la Teología de la Liberación y trabajaban a favor de los pobres. Tras un año y medio de
noviciado en la República Dominicana, se matriculó en sociología en la Universidad Estatal
de Puerto Príncipe.
Su primer destino fue Israel, donde estudió teología bíblica, para posteriormente
desplazarse a Londres y a Montreal, donde efectuó un master en teología. Regresó durante
un breve período a Haití en 1982 para ser ordenado como sacerdote por el obispo
progresista Willy Romelus. Su vuelta definitiva se produjo en 1985 para dirigir la parroquia
de San Juan Bosco, situada en uno de los barrios más empobrecidos de Puerto Príncipe, y
para trabajar como director adjunto en el Colegio Nacional de Artes y Oficios.
Con el fin de acoger a los numerosos huérfanos que vivían en las calles de Puerto Príncipe,
fundó el orfanato Lafanni Selari. Las jerarquías eclesiástica y militar aumentaron la presión
sobre Aristide con el fin de que abandonara sus actividades políticas; para lograrlo
intentaron trasladarlo en 1987 a una pequeña parroquia en el campo, acción que fue frenada
por sus seguidores cuando ocuparon la catedral de Puerto Príncipe y se declararon en
huelga de hambre.
Aristide nombró primer ministro a René Préval, uno de sus más estrechos colaboradores.
Con él emprendió una serie de reformas con el fin de establecer la igualdad y la justicia en
el país: se inició una campaña de alfabetización, se arrebató el poder a los jefes de sección
de la policía, se persiguió a todo aquel que violara los derechos humanos y, con la
colaboración de los Estados Unidos, se incrementó la lucha contra el narcotráfico. La
oposición presentó una moción de censura contra Aristide, pero las multitudinarias
manifestaciones de sus partidarios obligaron a retirarla.
Aristide fue derrocado el 30 de septiembre de 1991 por un golpe de Estado dirigido por el
general Raúl Cedras y apoyado por la cúpula militar y los miembros de la elite haitiana, los
cuales consideraban intolerables las reformas emprendidas. Condenado a muerte, consiguió
huir al extranjero gracias a la ayuda de los diplomáticos extranjeros. La Organización de
Estados Americanos (OEA) condenó el golpe y decretó un embargo sobre Haití. La
comunidad internacional consiguió que el caso de Haití fuera tratado en las Naciones
Unidas, donde en junio de 1993 se aprobó una resolución en la que se conminaba a
restaurar la democracia en el país. El Vaticano fue el único país en reconocer el nuevo
régimen.
El gobierno de los Estados Unidos llegó en el verano de 1993 a un acuerdo con Raúl
Cedras para que dimitiese como jefe de las Fuerzas Armadas, y permitiese en octubre el
regreso de Aristide a Puerto Príncipe. Ante el retraso en cumplir lo acordado, el presidente
de los Estados Unidos, Bill Clinton, ordenó el 14 septiembre de 1994, previa autorización
del Consejo de Seguridad de la ONU, desembarcar a sus tropas en la isla con el fin de
expulsar a los militares. Al día siguiente Cedras y sus colaboradores se exiliaron en
Panamá.
Aristide pudo regresar el 15 de octubre de 1994. Fue recibido triunfalmente por el pueblo
haitiano. Sus primeras palabras nada más descender del avión fueron: "No a la violencia, no
a la venganza y sí a la reconciliación". Su primera medida fue la reorganización del ejército
con la jubilación de todos los militares con grado superior al de comandante. Siguiendo los
consejos del Fondo Monetario Internacional, inició una política de privatizaciones, lo que
provocó la dimisión del primer ministro Smarck Michel. Convocó elecciones presidenciales
para diciembre de 1995, a las que no se podía presentar ya que la Constitución prohibía un
segundo mandato. Obtuvo la victoria su amigo René Préval, al que cedió la presidencia el 7
de febrero de 1996.
Diez años después de alcanzar la presidencia del país, Aristide volvió a presentarse para
ocupar el cargo, pero, a diferencia de la cita electoral de 1990, en las elecciones del año
2000 el político más popular de Haití acudió como único candidato por el boicoteo de los
grupos de oposición, que consideraron fraudulentos los comicios. Las presidenciales
celebradas el 26 de noviembre se convocaron en un clima crítico precedido por las
consultas legislativas y municipales en las que el partido de Aristide recibió múltiples
acusaciones de fraude y el rechazo absoluto de la ONU y la Organización de Estados
Americanos.
El polémico regreso de Aristide al poder se produjo, en consecuencia, sin el apoyo de la
comunidad internacional, que acusó a su partido Familia Lavalás de prácticas dictatoriales,
y con el riesgo de congelación de la ayuda asistencial para un país con la economía
prácticamente paralizada. Estados Unidos y la Unión Europea suspendieron la ayuda
económica a la isla y exigieron una revisión de los comicios.