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La escuela graduada

La escuela graduada basada en la lógica de la homogeneidad, que tiene como objetivo la


uniformidad de los aprendizajes y utiliza las diferencias como elemento de clasificación y
etiquetaje de los alumnos, que imparte un currículum cerrado y obliga al alumno a adaptarse a sus
exigencias. La graduación como marco para organizar la trayectoria escolar de los alumnos, por
niveles o ciclos, es el modelo más extendido en estos momentos. La trayectoria escolar del
discente se divide en diversos grados jerarquizados dotados de un currículo que el alumno ha de
superar en cada uno de los ciclos. Particularmente, con la enseñanza graduada aparecen términos
como año académico, curso, promoción de cursos, asignatura, etc. (Calatayud, 2018)
De acuerdo con Antúnez y Gairin (1994) las características más importantes de la enseñanza
graduada son:
a) divide el progreso de los alumnos en niveles o grados que han de ser cursados cada uno
durante un año académico exactamente;
b) cada nivel o grado se ubica en un espacio físico independiente (salón)
c) divide cada etapa educativa en tantos niveles o grados como años escolares ha de
permanecer el alumno en la misma, según la estructura del sistema educativo oficial;
d) asigna a cada nivel o grado un conjunto de objetivos y contenidos de aprendizaje en forma
de paquetes cerrados;
e) utiliza la promoción del grupo de alumnos al nivel siguiente, de manera colectiva y
simultánea;
f) no suele favorecer el trabajo en colaboración del profesorado.
g) no propicia estrategias metodológicas individualizadoras al no considerar el principio del
progreso libre del alumnado

la sede Bachillerato Llano Grande (Marsella), la sede bachillerato Edelmira Álvarez (el Zancudo) y
la sede primaria Alfonso Palacio Arango (Puente Iglesias) utilizan este esquema de organización
escolar bajo el modelo pedagógico constructivista desarrollista, basados en aprender de madera
activa, donde el estudiante construye y reconstruye el aprendizaje constantemente, relacionando
sus experiencias propias con la información que recibe. El docente es mediador, facilita el camino
para que el estudiante aprenda, diseña estrategias metodológicas que permiten activar
conocimientos previos de los alumnos y crea situaciones problema contextualizados para
llevar al estudiante a reflexionar sobre sus propias conclusiones y a percibir sus errores o
fallas como aproximaciones a la verdad, para generar el cambio conceptual, y que
promocione un aprendizaje activo y significativo (Vergara y Cuentas, 2015).

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