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Psicología Jurídica:
La psicología jurídica es aquella parte de la psicología que se desarrolla en el ámbito
jurídico, y que es aplicada a todos los ámbitos institucionales conexamente vinculados
con dicho campo. Centra su interés en el comportamiento humano, partiendo de un
escenario en el que confluyen y se entrecruzan dos discursos: el psicológico y el
jurídico.
Diferencia con psicología forense:
La psicología Jurídica se diferente de la forense ya que ésta ultima hace referencia al
actual del profesional psicólogo como perito en el ámbito tribunalicio que se
encuentra compuesto por distintos fueros. En cambio, el termino psicología Jurídica
abarca otros ámbitos institucionales de inserción del profesional, que, si bien no son
judiciales, guardan estrecha relación con lo jurídico. El rol del profesional en este caso
es asistencial, por ejemplo, el abordaje de un psicólogo en una casa de medio camino
donde se busca la reinserción social de jóvenes infractores.
Juicio: una operación lógica o acto de discernir entre verdad y error, entre justicia e
injusticia. Supone la sucesión de actos lógicos, ordenados y procedimentales
necesarios en curso del proceso judicial que se impulsa a partir del interdicto y
mediante el cual debe concluirse (fallo – sentencia) a partir de la plena convicción del
magistrado o tribunal interviniente
Pleito: es la lucha de dos o más sujetos que no solo se va a dar en una discusión
jurídica-judicial ya que existen otras instancias, algunas de ellas extrajudiciales, en las
que puede llegarse a un principio de acuerdo resultando menos costoso y más ágil. La
mediación es una de esas alternativas.
Son esenciales además del juez o los jueces si se trata de un tribunal, “las partes”. Las
partes deben – en todo proceso judicial – presentarse con asistencia letrada. Con
relación a las partes, se denomina así en un sentido sustancial a personas físicas y
jurídicas que pretenden o contra quien se pretende ejercer una acción procesal y en un
sentido procesal, quien demanda o es demandado.
Respecto de los punibles en forma relativa (16-17 años) se los somete a proceso
judicial cuando se trate de delitos cuya pena supere los dos años de prisión, pero para
que el juez o tribunal imponga la pena deben cumplirse los siguientes requerimientos:
1. Declararse la responsabilidad penal del menor conforme a todos los
elementos de mérito del proceso.
2. El menor debe haber cumplido los 18 años al momento en que se dicte
sentencia.
3. El menor debe haber cumplido con un año de tratamiento tutelar como
mínimo, es decir, un año de internación en Instituto de Menores
Ese “disponerlo provisionalmente” no es otra cosa que la privación de libertad en
centros cerrados hasta tanto se sustancie la etapa procesal.
Cumplido con esto, el juez evaluará la situación del menor tomando en cuenta los
elementos que considere relevantes desde la instancia judicial como así también,
aquellos que obtenga de los informes profesionales, integrales y que se hayan
realizado en curso del tratamiento tutelar en Establecimiento. De dicho examen, el
magistrado optará por condenar al menor, morigerar la pena o absolverlo.
“Una justicia penal que reconoce todos aquellos derechos y todas las garantías del
debido proceso a los adolescentes a quienes se acuse de haber participado en la
comisión de una infracción a la ley penal”.
Que la Justicia reconozca tales derechos no sino respetar lo que determinan diversos
Tratados internacionales los cuales establecen con claridad que el sistema de justicia
juvenil debe garantizar a los niños, niñas y adolescentes todos los derechos
reconocidos para los demás seres humanos, pero además debe garantizar un
resguardo especial en razón de su edad y etapa de desarrollo, conforme a los objetivos
principales del sistema.
La Justicia Penal Juvenil tiene un mandato, un propósito o una finalidad. Esencialmente
se busca contribuir a que los jóvenes infractores puedan responsabilizarse de sus
actos.
1) Administrar justicia de forma democrática respetando el debido proceso.
2) Fomentar la responsabilización del adolescente que ha cometido una
infracción penal.
3) Promover su integración social.
4) Favorecer la participación de la comunidad en el proceso de inserción social,
mediante la oferta de servicios y programas para el cumplimiento de medidas
socioeducativas.
La promoción de cambios conductuales, la posibilidad de modificar comportamientos
con el propósito de distanciar al joven del escenario más complejo como lo es el delito,
no es viable por el mero hecho de aplicar una sanción penal. La restricción o privación
de libertad, no resuelve mucho al respecto. Se requiere de otro espacio, otros
abordajes y la instauración de un proceso que vehiculice hacia la implicancia subjetiva
en relación a lo que le está sucediendo al adolescente.
Medidas tutelares: