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CAPITULO II

ENMASCARAMIENTO INDIVIDUAL

SECCION I

GENERALIDADES

2.001. Conceptos generales. Toda actividad de enmascaramiento bien realizada comienza por el
enmascaramiento del hombre.

2.002. Todo soldado debe saber sustraerse a la acción de la observación del enemigo,
aprovechando correctamente las características del terreno, con la finalidad de dificultar la acción del
enemigo, sorprenderlo y desorientarlo.

El terreno tiene una importancia fundamental y es el factor determinante en las tareas de


enmascaramiento a realizar.

2.003. El enmascaramiento individual comprende la adopción de las medidas y ejecución de las


actividades para enmascarar:

a. Piel.

b. Vestuario.

c. Equipo.

2.004. La secuencia e importancia de todo enmascaramiento individual parte desde la cabeza hacia
abajo, desde la parte más expuesta a la menos visible.

2.005. La importancia del enmascaramiento individual radica, en que el error de una sola persona,
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tiene influencia y consecuencias para el resto del conjunto.

2.006. Será necesario tener siempre presente, que el enmascaramiento individual, por más perfecto
que sea, no puede por sí solo salvar las dificultades. Será imprescindible emplear la máxima habilidad
e iniciativa en el aprovechamiento natural de los accidentes, formas, y colores que presente el terreno,
en el concepto de realizar un máximo y eficiente ocultamiento.

SECCION II

ENMASCARAMIENTO DE LA PIEL Y EQUIPO

2.007. Los principios y métodos para el enmascaramiento de la piel y del equipo contenidos en esta
sección son muy sencillos. Algunos de ellos corresponden a acciones a realizar por el individuo, y otros
a elementos que deben ser provistos por la Fuerza.

piel. Las partes expuestas del cuerpo serán normalmente:


2.008. Enmascaramiento de la piel

a. La cara.

b. El cuello.

c. Los brazos.

d. Las manos.

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2.009. Existen sólo dos métodos para enmascarar la piel:

a. Cubrirla con ropa.

b. Cubrirlas con pastas, pomadas o tinturas (ver Fig. 7).

Fig. 7 – Enmascaramiento de la piel

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2.010. Cubrimiento con ropa.

a. La cara puede enmascararse con un pasamontaña, con un tul o una red de enmascaramiento
individual.

b. El cuello puede cubrirse con un pañuelo o una red de enmascaramiento individual.

c. Los brazos, bajando las mangas de la camisa.

d. Las manos, con un par de guantes (cuero, lana, género, etc.).

2.011.
.011. Enmascaramiento con tinturas, cremas, etc. Se pueden utilizar cremas de
enmascaramiento provistas o a proveer de distintas tonalidades (negro, marrón, verde claro, verde
oscuro, rojo, etc.), o con medios fabricados o preparados por el individuo (crema para la piel mezclada
con témpera, carbón, corcho quemado, barro, etc.).

Advertencia. Se deberá tener especial cuidado en la selección, fabricación y empleo


de los medios de circunstancias, ya que ellos pueden llegar a producir afecciones en
la piel a individuos alérgicos.

El agua para formar barro puede contener bacterias, existen personas cuya piel no tolerará el betún,
o la témpera. Puede ocurrir también que su uso prolongado o reiterado provoque algún tipo de
intoxicación por absorción cutánea.

Lo ideal es utilizar únicamente los medios provistos, que son analizados y experimentados en los
laboratorios correspondientes.

2.012. Enmascaramiento del vestuario y equipo.

a. El enmascaramiento del vestuario comprende:

1) La ropa interior.

2) Las prendas externas.

3) El calzado.

4) Las prendas de abrigo, rompevientos, y de lluvia (poncho, capa o equipo de agua).

b. El enmascaramiento del equipo comprende:

1) Correaje y espalderas.

2) Municioneros y pistoleras.

3) El cubrecabeza (casco, boina, birrete, sombrero).

4) La mochila.

5) Caramañola y bolsa de completamiento.

6) Pala lineman.

7) Estuche para anteojos de campaña y otros estuches (por ejemplo brújula).

8) Chalecos y chalecos antibala.

9) Antiparras.

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2.013. El enmascaramiento de la ropa interior, prendas externas, de abrigo y para lluvia, deberá ser
confeccionado y provisto, de acuerdo al ambiente geográfico donde operarán las tropas.

Para la zona de llanura, pradera y selva o monte debe prevalecer el color verde (en sus distintas
tonalidades) y el negro. (El tamaño del mimetizado variará según la zona, siendo más pequeño para la
zona selvática.)

Para las zonas desérticas y de puna, debe predominar el color ocre, sepia, marrón y negro,
debiendo ser los trazos gruesos.

Para las zonas nevadas, el color predominante será el blanco.

Para evitar el doble abastecimiento de efectos, será conveniente, en especial para aquellas zonas en
que existen grandes cambios y diferencias según la estación del año, que las prendas sean reversibles.

2.014. El enmascaramiento del calzado puede realizarse por los siguientes métodos:

a. Aplicando una capa de betún o pomada, sin lustrar, a los efectos de tornarlos opacos y sin brillo.
Esto también provocará que se adhieran al mismo, tierra y polvo.

b. Para zonas cálidas, será recomendable la provisión de borceguies con caña de lona o nylon, ya
mimetizada.

c. Un buen procedimiento será recubrirlos con una funda de lona tipo tobillera o bien con polainas
de género o nylon.

casco. El casco presenta la particularidad de estar en la parte más expuesta y elevada del
2.015. El casco
combatiente, tener una forma característica que es necesario disimular, y contrarrestar su color y brillo.

a. Para disimular su color y brillo se pueden adoptar los siguientes procedimientos:

1) Pintado
Pintado. Esta actividad puede realizarse empleando un color mate, o también, con más de un
color.

2) Arenado
Arenado. Sobre la pintura, antes de secar, rociar con una capa de arena, a los efectos de
modificar su textura original.

3) Cubriendolo con una red, paño o pañuelo de dimensiones adecuadas.

b. Para desfigurar las líneas externas que son características y permiten identificarlo entre otros
objetos, se puede:

1) Colocar una banda elástica para colocar ramas y otros elementos naturales.

2) Colocar una funda (arpillera) con guarniciones.

3) Colocar una funda con apliques, pliegues o lengüetas (ver Fig. 8).

2.016. El enmascaramiento del equipo, depende fundamentalmente del material y colores con que
son confeccionados.

Al individuo le cabe la responsabilidad de quitar el brillo a aquellas partes de metal que no estén
empavonadas u opacadas, y en ciertas circunstancias, por medio de una red, funda o elementos natu-
rales, deformar las líneas y contornos de aquellos efectos que pueden llegar a distinguirse fácilmente
(por ejemplo, caramañola, mochila, machete, etc.).

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Fig. 8 – Enmascaramiento del casco

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SECCION III

ENMASCARAMIENTO DIURNO Y NOCTURNO

2.017. Obvio resulta resaltar, por conocidas, las diferencias existentes entre las horas de luz y de
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oscuridad, en lo que se refiere a colores, formas, ruidos y olores.

No obstante lo expresado, se presentan algunas particularidades, tanto de día como de noche,


según esté el cielo cubierto, o las fases de la luna.

2.018. Haciendo abstracción de dichas diferencias, y de la influencia y reflejo de los rayos


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luminosos, el enmascaramiento individual debe estar regido por los siguientes principios:

a. Durante el día
día. La luz permite distinguir claramente los colores, las formas y si se producen y
proyectan sombras, cuya nitidez aumenta cuando más despejado sea el terreno circundante.
Para ello, los trazos utilizados para el enmascaramiento, deben ser mayores, y los colores para
disimular las sombras oscuras.

b. Durante la noche
noche. La noche no constituye un protector absoluto. En las noches de luna, en espe-
cial de luna llena y con cielo descubierto, es aconsejable adoptar las mismas medidas de
enmascaramiento que durante el día.

Pero la oscuridad por sí sola tiende a hacer confundir al ojo humano sobre las formas y los
colores. La principal preocupación del soldado será cubrir aquellas partes expuestas de su piel
para evitar que pueda reflejar la luz.

Con el avance tecnológico, los medios de detección nocturnos han tenido un desarrollo en
alcance, nitidez, tamaño y peso que posibilitan la observación con gran facilidad.

Debido a ello, será conveniente considerar y otorgar al enmascaramiento nocturno, la misma im-
portancia y necesidad que al enmascaramiento diurno.

2.019. El hombre, por naturaleza, está acostumbrado a observar y a ser observado desde tierra. No
le es común, salvo entrenamiento especial, observar o ser observado desde el aire.

Para suplir esta última deficiencia, deberá tener siempre presente, desde el primer día de
instrucción, que las medidas de enmascaramiento que adopte o utilice, deben sustraerlo tanto a la
observación terrestre como a la aérea.

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