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Neurociencia, estrés tóxico y desarrollo

Bienvenido a este quinto y último capítulo de curso "Desarrollo socioemocional


a lo largo del ciclo vital", en este capítulo revisaremos los factores más
determinantes, que más influencian las trayectorias desarrollo socioemocional
a lo largo del curso de vida, fundamentalmente dos, "parentalidad" y "estrés
tóxico". La literatura hoy día es clara en documentar el efecto fundamental que
tienen las prácticas de crianza cotidiana sobre el desarrollo socioemocional,
tenemos más información que nunca antes en la historia, respecto a qué tipo
de prácticas de crianza favorecen, protegen, cuidan y estimulan el desarrollo
socioemocional temprano pero también en la etapa escolar y adolescente,
sabemos también que no cualquier cosa sirve en la crianza, hoy día está
claramente documentado los efectos negativos que tiene el maltrato infantil
sobre el desarrollo socioemocional y tenemos el concepto de estrés tóxico
para explicar el nexo entre las interacciones cotidianas y el desarrollo de los
circuitos en el cerebro.

Hablemos sobre apego y regulación emocional, durante el primer año de vida


aunque dispongan de algunas estrategias autorregulatorias básicas como la
succión, la versión de la mirada o cambios en su respiración, los infantes
obtienen la regulación de sus emociones de forma casi exclusiva, a través del
sistema de apego, por tanto dependen predominantemente de las respuestas
apropiadas o inapropiadas, sensibles o insensibles, inmediatas o dilatadas de
sus cuidadores, ahí la literatura de Calkins y Fox del año 2002, todo el
"Handbook of attachment" de Cassidy y Shaver del año 2008, el trabajo de
Ruth Feldman del año 2012 o los estudios empíricos longitudinales de Kim
Punsky y Katie Robots del año 2013, documentan la diferencia que existen en
las trayectorias desarrollo según la calidad de las respuestas de sus figuras de
apego. Los bebés van a reconocer a estos adultos que se involucran en la vida
cotidiana, hacia los 9 a 12 meses, como fuentes significativas y preferidas de
regulación emocional. Para un un bebé lo más relevante son las experiencias
reales que la madre, el padre u otro cuidador le ofrecen, ya que la mayor parte
de su experiencia se deriva directamente de las interacciones que tienen lugar
en la familia, especialmente aquellas que se pueden agrupar cómo
parentalidad, citando aquí a Marc Bornstein. La parentalidad, entonces, se hace
cargo de un temperamento, el niño nace con un temperamento, una
predisposición a experimentar un determinado tipo de emociones frente a
situaciones nuevas o amenazantes, si el adulto no comprende el estilo
temperamental de su bebé puede llegar a perder el control, desorganizarse e
incluso a involucrarse en interacciones de maltrato con este niño, configurando
así cada vez más probabilidades de una trayectoria de desarrollo negativa,
conducente a trastornos de salud mental en etapas posteriores.

En las prácticas de crianza socioemocional vemos que es fundamental que


estas sean de tipo positivo. Cuando las prácticas de crianza socioemocional no
son amables, cercanas, calidad y seguras vemos que se daña el desarrollo del
apego seguro, se perturba la autorregulación emocional y conductual. Gilli y
colaboradores condujeron el año 2002 un estudio de una muestra de nivel
socioeconómico bajo en que las madres que reportaron ejercer más control
positivo una combinación de prácticas de expresión de calidez efectiva y
aprobación hacia el niño con sus hijos a los 18 meses tenían niños que manejan
de forma más constructiva sus emociones negativas al 3 años y medio de edad.

Hablemos ahora de la rutina cotidiana, que importante es que los padres y las
madres organicemos una rutina diaria ¿Por qué es importante esto de lograr
organizan una rutina de vida cotidiana? Algo que en mi modelo de
competencias parentales asignó al ámbito de las competencias parentales
protectoras. La tesis fundamental es que lo que protege el desarrollo de los
niños es la organización de la experiencia física y psíquica, al organizar la
rutina cotidiana podemos ver que el ambiente y el tipo, frecuencia y cualidad
de las experiencias en las que un niño se involucra van a estar organizadas, al
estar organizadas van a favorecer que el niño pueda, a su vez, organizarse a sí
mismo y aprovechar de mejor forma lo que esa experiencia le ofrece. Los
cuidadores que ejercen rol parental tienden a organizar la rutina cotidiana el
niño, de tal manera que las exigencias emocionales que deba enfrentar el niño
o la niña sean manejables, como señala Rob Thompson el año 2014, estos
cuidadores programan horarios de comidas y siestas, señalan los mejores
arreglos de cuidado diario posible, por ejemplo, un centro de desarrollo infantil
temprano, una sala cuna o centro de cuidado diario de calidad o un pariente
con determinadas características apropiadas al niño y regulan sus propias
respuestas para amoldarse a las necesidades del niño, como señala Denham y
Kotch el año 2002, la parentalidad en las interacciones cotidianas mediante las
cuales se despliega, pueden elicitar una variedad de emociones, los autores
nos dicen que los niños tienen mucho que aprender de los padres sobre la
expresión apropiada de emociones, posibles reacciones a las emociones
positivas y negativas de los demás, la naturaleza de la expresión emocional y
los tipos de situaciones que probablemente eliciten emociones. Otro elemento
fundamental es la mediación de la experiencia, algo que en mi modelo de
competencias parentales asignó a las competencias parentales formativas,
mediar las experiencia significa abandonar la lógica de control conductual del
niño y asumir un lugar de acompañante de las trayectorias de desarrollo de los
niños, entonces se trata de un adulto, una madre, un padre, una educadora, que
abandonan la idea de hacer las cosas por el niño y más bien permite que el
niño explore de por sí mismo, que avance en su zona de desarrollo próximo y
autonomía progresiva, pero tampoco lo deja solo, sino que está al lado, como
un acompañante sensible.

En la infancia el principal contacto de los niños con su entorno cultural ocurre


no en forma directa, sino a través de la mediación de los adultos significativos
que los rodean, como señala la profesora Katherine Strasser, Mendive y
Susperreguy el año 2012, la mediación se refiere al proceso por el cual el
adulto se interpone entre un conjunto de estímulos y el niño, modificando su
frecuencia, orden, intensidad y contexto, es un concepto con aplicaciones no
sólo la familia, sino también en los centros de cuidado diario, jardines infantiles,
escuelas y salas de estimulación temprana, entre otros.

Vamos ahora a la importancia del apego en el desarrollo socioemocional, esto


no es un curso de teoría del apego, sin embargo al hablar de desarrollo
socioemocional es clave remitirse a lo que la teoría del apego nos ha enseñado.
John Bowlby nos dijo que el apego es un sistema de organización de la
conducta y mundo emocional del niño, que se activa en situaciones
amenazantes para generar conductas que favorezcan la proximidad de un
adulto de su figura de apego que pueda protegerlo y regular el estrés, para
recuperar la seguridad emocional, la clave de la teoría del apego está en esta
idea, que para poder aprender y desarrollarse saludablemente, las personas
necesitamos seguridad emocional, como digo muchas veces sin seguridad
emocional no hay aprendizaje, entonces el apego es el sistema que se activa en
el niño cuando se siente amenazado y comunica a su entorno que se siente
amenazado, esperando recibir una determinada respuesta, lo que la
investigación ha mostrado que cuando esa respuesta es sensible, contenedora,
cercana, disponible, el niño recupera una sensación de equilibrio, organización
y seguridad emocional, cuando eso sucede el sistema de apego se atenúa y
pueden activarse sistemas como el de la exploración y aprendizaje o el sistema
afiliativo que nos lleva a construir relaciones de amistad, de amor y de otra
naturaleza con los demás.

Allan Schore propone remirar la teoría de Bowlby como una teoría de la


regulación, Schore y Schore señalan el año 2008 que a lo largo de la infancia se
avanza hacia la autorregulación como resultado del desarrollo neurofisiológico,
facilitado por las interacciones tempranas con figuras de apego, estas
experiencias reiteradas de acogida, contención y significación de las
experiencias de estrés en la relación de apego, cumplen una función de
mecanismo organizador del desarrollo cerebral y los ritmos biológicos, esto ya
fue señalado por Mary Ainsworth y sus colaboradores en el año 78 y
constatado posteriormente por Edward Tronick y colaboradores, por ejemplo
el año 89, Marc Bornstein y colaboradores el año 2008 o resumido por Ruth
Feldman el año 2002. La sincronización nos dice Ruth Feldman de la danza
hormonal, fisiológica y conductual entre el Infante y su figura parental, fija el
marco para el desarrollo emocional del infante y moldea la capacidad para el
resto de la vida, de regular el estrés, modular el arousal e involucrarse en
interacciones corregulatorias, logros que son componentes centrales del
crecimiento socioemocional del niño, esto aparece citado por Ruth Feldman en
su trabajo el año 2012 en la página 42. Continúa Allan Schore y nos dice que la
función regulatoria de la interacción madre e hijo actúa como un promotor
esencial del desarrollo y mantención de conexiones sinápticas durante el
establecimiento de los circuitos funcionales del cerebro derecho, Kim Punsky y
Katie Robots el año 2013 nos dicen que el comportamiento del cuidador afecta
la reactividad emocional inmediata del niño, en una situación dada y puede
ejercer un efecto directo sobre la estrategias regulatorias que el niño usa en
situaciones particulares, tales como la versión de la mirada, la succión de su
propio pulgar humano o bien la búsqueda de proximidad con el cuidador,
mediante la activación del sistema de apego, entonces vemos que el sistema
de apego depende del sistema de parentalidad, los padres, las figuras
parentales, así como los educadores y todas las figuras significativas que se
involucran en la vida cotidiana de un niño pueden aportar diversos elementos
para que el niño pueda ir desarrollando estas competencias, ojo que se están
organizando en el cerebro, Allan Schore nos mostró cómo es el hemisferio
derecho, principalmente el que tiene que ver con esto, las neurociencias nos
han enseñado como las inervaciones que van desde el lóbulo prefrontal hacia
el sistema límbico son claves en lo que llamamos funciones ejecutivas de
control inhibitorio y en este curso hemos denominado "competencias de
regulación emocional", esas inervaciones del lóbulo prefrontal hacia el sistema
límbico son las que permiten organizar el mundo emocional de la persona y
organizar de mejor manera sus interacciones con los demás.

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