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Regímenes cambiarios

El sistema monetario internacional es el marco institucional establecido para efectuar pagos

internacionales, acomodar los flujos internacionales de capital y determinar los tipos de cambio

entre las diferentes monedas. Es un conjunto de acuerdos internacionales, instituciones,


mecanismos, reglas y políticas necesarios para que funcione la economía global.

Para que funcione el sistema monetario internacional se requiere un alto grado de cooperación
entre los gobiernos de los principales países. Es necesario sacrificar parte de la soberanía

nacional y subordinar algunos de los intereses nacionalistas en pos del bien común. Mientras más

rápido cambie la economía mundial, menor será la duración de cualquier arreglo internacional

en materia de finanzas. La característica principal de los mercados financieros

internacionales en la actualidad es una alta volatilidad de todas las variables económicas, en

particular de los tipos de cambio. El pronóstico de los tipos de cambio futuros es prácticamente

imposible, por lo que surge la necesidad de administrar el riesgo cambiario. La volatilidad de los
tipos de cambio se debe a las modificaciones constantes de las variables económicas, el progreso
tecnológico y la liberalización financiera. La disponibilidad inmediata de abundante información
cambia la tendencia de los mercados en cuestión de minutos. Una divisa es la moneda de otro
país, siempre y cuando sea libremente convertible a otras monedas en el mercado cambiario. La
convertibilidad de las monedas es muy importante para el co mer-

cio internacional y para la eficiencia económica. Sin ella, el comercio

se limita a un simple trueque de mercancías. Y si, en este contexto,

los precios internos se hallan totalmente divorciados de los precios in-

ternacionales, el cálculo de rentabilidad de los proyectos de inversión

resulta imposible. La manera más común de cotizar el tipo de cambio es la cantidad de la moneda

nacional necesaria para comprar un dólar estadounidense (USD). Ésta es la cotización en términos
europeos. En México, por ejemplo, el tipo de cambio (S)

es la cantidad de pesos necesaria para comprar un dólar: S = 12.85 pesos/dólar.

Una manera alternativa de cotizar el precio de una divisa son los términos norteamericanos:

el tipo de cambio es la cantidad de dólares necesaria para comprar una unidad de moneda ex-
tranjera. En términos norteamericanos la cotización del peso es de 0.0778 dólares/peso.1

El régimen cambiario es un conjunto de reglas que describen el papel que desempeña el

Banco Central en la determinación del tipo de cambio. El Fondo Monetario Internacional cla-

sifica los regímenes cambiarios en ocho categorías:

1. No existe moneda nacional legal.


2. Consejo monetario (currency board). Por ley, la moneda nacional es convertible, a una
tasa fija, a una moneda fuerte.
3. Moneda nacional pegada a una moneda o una canasta de monedas. Las monedas de 30
países están pegadas a una sola moneda. Diez países tienen sus monedas pegadas a una
canasta de monedas.
4. Moneda nacional pegada, pero dentro de bandas horizontales (cinco países):
Dinamarca,Chipre, Egipto, Hungría y Tonga.
5. Tipo de cambio de ajuste gradual (crawling peg) (cuatro países): Bolivia, Costa Rica,
Nicaragua e Islas Salomón.
6. Tipo de cambio ajustable dentro de una banda (exchange rates withing crawling bands)
(seis países): Bielorrusia, Honduras, Israel, Rumania, Uruguay y Venezuela.
7. Flotación administrada sin una ruta anunciada (41 países).
8. Flotación libre (independent float). Este grupo ya incluye más de 41 países (entre ellos
Australia, Brasil, Canadá, Estados Unidos, Japón, México, Reino Unido) y sigue creciendo.

El tipo de cambio es fijo si el banco central establece su valor y después interviene en el

mercado cambiario para mantenerlo.

El tipo de cambio es flexible (de libre flotación) si el banco central no interviene en el

mercado cambiario, permitiendo que el nivel del tipo de cambio se establezca a consecuencia

del libre juego entre la oferta y la demanda de divisas.

Lo esencial del tipo de cambio fijo es la intervención obligatoria del banco central para

lograr su nivel deseado. El tipo de cambio de libre flotación no excluye la posibilidad de in-

tervención del banco central. Sin embargo, ésta no es obligatoria y el instituto central no tiene

ningún compromiso con algún nivel específico del tipo de cambio.

La discusión sobre el régimen más adecuado para la economía del país y para la econo-
mía mundial en su conjunto está lejos de concluir. El funcionamiento práctico de un régimen

cambiario puede ser muy diferente de las intenciones de sus creadores. Los tipos de cambio

fijos pueden tener fuertes variaciones y los tipos de cambio flexibles pueden ser relativamente

estables en el tiempo.

El objetivo de controlar el tipo de cambio es disponer de un mayor margen de maniobra en

la política macroeconómica. Para la mayoría de los países, el tipo de cambio es el precio más

importante en la economía. México tiene el régimen de flotación libre, pero el Banco de México
interviene en el mer-

cado cambiario de manera transparente, de acuerdo con las reglas publicadas con anticipación. La
prin-

cipal ventaja de la primera es la estabilidad (baja inflación, bajas tasas de interés) y la confianza.

Un alto nivel de ésta, aunado a las bajas tasas de interés, fomenta la inversión y el crecimiento

económico. La principal desventaja es la renuncia a una política monetaria independiente y un

menor margen de maniobra frente a los choques externos. La libre flotación (opción 8) es
compatible con la flexibilidad en las políticas

fiscal y monetaria, dado que el tipo de cambio desempeña el papel de la variable de

ajuste.2

Su adopción requiere cierto nivel de desarrollo y, sobre todo, la existencia

de un mercado de dinero líquido y eficiente.

En un régimen de tipo de cambio fijo el incremento del precio del dólar (u otra

moneda extranjera) en términos de la moneda local se llama devaluación. Devaluar es una deci-

sión política que se toma en los niveles más altos del gobierno. Lo contrario de la devaluación

es la revaluación. En un régimen de libre flotación el debilitamiento de la moneda se llama


depreciación. El

fortalecimiento se llama apreciación.

La devaluación y la depreciación tienen el mismo significado económico (el debilitamiento


de la moneda nacional), pero mientras que la primera es consecuencia de una decisión política,

la segunda es el resultado de las fuerzas del mercado.

En una economía abierta la política cambiaria está relacionada con los objetivos de la polí-

tica macroeconómica. En términos generales podemos decir que el objetivo de las autoridades

es lograr el equilibrio interno y externo. El equilibrio interno se alcanza cuando el pleno empleo de
los recursos de un país coexiste

con la estabilidad de precios (pleno empleo y baja inflación).

El equilibrio externo significa una posición sostenible de la cuenta corriente. El equilibrio externo

puede darse en condiciones tanto de equilibrio de la cuenta corriente como de un déficit o un

superávit en ella. Como en las economías abiertas la política cambiaria está en el centro de la
política ma-

croeconómica su conducción depende de las prioridades en variables como: la inflación, el

desempleo, las tasas de interés, la balanza comercial y el crecimiento económico.

La unión monetaria europea y el euro

En 1979 los países de la Comunidad Económica Europea (CEE)

crearon el sistema monetario europeo (SME). Los objetivos incluían:

crear una zona de estabilidad monetaria en Europa, coordinar políti-

cas cambiarias frente a los países fuera de la CEE y preparar el cami-

no para la Unión Económica Europea. El SME tenía dos instrumentos: una moneda artificial, el
ECU, y el Mecanismo de los Ti-

pos de Cambio. El sistema no funcionó muy bien porque los países miembros no coordinaban

sus políticas macroeconómicas.

En enero de 1999, 11 de los 15 miembros de la UE adoptaron una moneda común: el euro.

Renunciaron a su soberanía monetaria pero mantuvieron la soberanía fiscal. Fue un aconteci-

miento histórico, cuyas consecuencias todavía no se comprenden bien. El valor de cada moneda
fue irreversiblemente fijado en términos del euro y desde ese momento dichas monedas dejaron

de ser independientes.

Robert Mundell creó el concepto de área de moneda óptima. Según este concepto, la unión

monetaria tiene más ventajas que desventajas si se cumplen ciertos criterios. El más importante

de ellos es el alto grado de movilidad de capital y de trabajo en la zona. En la UE las barreras

legales a la movilidad de trabajo se eliminaron, pero persisten barreras culturales y lingüísticas

que dificultan el ajuste.

La crisis del euro

El euro tuvo más éxito de lo esperado. Hasta 2008 los países del euro registraron altas tasas de

crecimiento, sobre todo en el sur del continente. Se vio una clara convergencia de los niveles

de vida con los países del sur, alcanzando los niveles de vida del norte. Esto

fue demasiado bueno para ser verdadero. En 2008 los salarios

promedio en España e Italia eran 30% más altos que en Alemania, mientras

que la productividad de trabajo era mucho más baja. Se levantaron voces, sobre todo en Gran

Bretaña, acerca de que, en principio, la idea del euro era mala y que su de-

rrumbe era inevitable. Se insistió incansablemente en la tesis de que una

unión monetaria sin una unión fiscal no tiene sentido y, por ende, es inviable. Los críticos tienen
mucha razón, pero el anuncio de la muerte del euro es un tanto prematu-

ro. Lentamente los países del euro se mueven hacia una mayor integración, quizás

hacia una federación de naciones independientes. En resumen, el euro está saliendo de la crisis
bien librado, dadas las circunstancias. Su

futuro sigue siendo incierto, sobre todo si Grecia decide abandonar el euro (o sale expulsada).

Los países del sur de Europa no tienen de qué quejarse ya que cuentan con una infraestructura

más sólida y niveles de vida más altos de los que hubiera sido posible sin adoptar el euro.

Historia del sistema monetario internacional

El periodo del patrón oro clásico: 1875-1914


Durante la vigencia del patrón oro clásico los flujos internacionales de bienes y capitales eran

relativamente libres. Londres constituía el centro financiero mundial. Se consideraba el oro

como el monarca anónimo, y la libra esterlina, como el poder detrás del trono. Con el patrón oro,
la conver-

tibilidad en oro de cada divisa

garantizaba la convertibilidad

entre todas las divisas. El oro constituía lo

que en el lenguaje moderno llamamos la base monetaria. El oro aseguraba el valor del dinero.

Ajuste a los desequilibrios en la balanza

de pagos bajo el patrón oro

El mecanismo de ajuste para tales desequilibrios fue objeto de in-

tensas investigaciones. Todos concuerdan en que el mecanismo de

ajuste operaba de manera automática, pero existe controversia acer-

ca de cómo funcionaba exactamente. En seguida presentaremos diferentes visiones del proceso


de

ajuste. El primer mecanismo, propuesto por los economistas clásicos,

hace hincapié en la relación de la balanza de pagos con la cantidad

de dinero en la economía, el nivel de precios y las tasas de interés. Este enfoque lo desarrolló por
primera vez David Hume en 1752, como parte de su crítica a

las propuestas de los mercantilistas. Hume demostró que este en-

foque era absurdo, ya que la entrada del oro desencadenaba un proceso automático de ajuste que

él llamó “flujo en especie-precio”.6

Según el autor británico, la riqueza de un país no dependía de

la acumulación de oro, como erróneamente sostenían los mercantilistas, sino de la capacidad


de producción de bienes y servicios que sirven para satisfacer las necesidades de la población. Las
ventajas del proceso de ajuste bajo el patrón oro son su carácter automático y su rapi-

dez. La desventaja es que para hacer que los precios disminuyan se necesita entrar en un proce-

so recesivo (reducción de la actividad económica), lo que deteriora el nivel de vida en el país,

que se ve obligado a disminuir su déficit en la balanza de pagos. Para facilitar el ajuste bajo el
patrón oro, había un conjunto de “reglas del juego” no escritas

que los países afectados tenían la obligación de respetar. Al producirse un déficit en la balanza

de pagos y la salida de oro, el banco central del país estaba obligado a vender los activos in-

ternos (instrumentos de deuda) para reducir la base monetaria aún más y acelerar el ajuste. Los
países deficitarios con frecuencia respetaban las reglas del juego. Esto provocaba mo-

vimientos bruscos en las tasas de interés y en la disponibilidad de crédito. Sin embargo, los países
superavitarios no respetaban las reglas del juego, lo que

colocaba todo el peso del ajuste sobre los países deficitarios. El patrón oro exigía sacrificar el

equilibrio interno para mantener

el equilibrio externo.

En la práctica, el proceso de ajuste no parecía funcionar tal como lo indicaba la teoría.

La reducción de los precios era poco frecuente. Esto se debía a las políticas de esterilización

por parte de las autoridades monetarias y, sobre todo, a la poca flexibilidad de los precios a la

baja. Si los precios eran poco flexibles a la baja, el mecanismo de ajuste no podía funcionar tal

como lo describían los economistas clásicos. En realidad, el incremento de las importaciones,

el principal culpable de los problemas en la balanza de pagos, desencadenaba un proceso de

reducción de la actividad económica. Las investigaciones empíricas del periodo del patrón oro indi-

can que aun cuando los mecanismos señalados por los economistas

funcionaban hasta cierto punto, el principal mecanismo real de ajus-

te consistió en los movimientos de capital a corto plazo, atraído por

las altas tasas de interés. Esto indujo a las autoridades de diferentes países a buscar maneras
no recesivas de lograr el equilibrio externo. Éstas incluían: el pro-

teccionismo, las restricciones a los movimientos internacionales de

capital, las políticas de esterilización, etcétera.

El periodo de Entreguerras (1918-1939)

La Primera Guerra Mundial interrumpió el funcionamiento relativamente eficaz del patrón oro. La

mayoría de los países lo abandonó, utilizando la emisión del papel moneda para financiar las

actividades bélicas. La emisión excesiva de billetes, aunada a la reducción de la capacidad pro-

ductiva en los principales países, contribuyó a brotes inflacionarios e incluso a la introducción

de la “economía de guerra”

en las potencias centrales. Se interrumpió el flujo internacional de

bienes y capitales y el oro se convirtió en el único medio de pago externo. El periodo Entreguerras
es el único episodio en la historia moderna

durante el cual el comercio internacional se desarrolló a un ritmo inferior en relación con el

crecimiento económico promedio, que de por sí era muy bajo. Los países que pretendían volver al
patrón oro no sabían qué paridad

garantizaría el equilibrio externo. En ese periodo fue desarrollada la teoría de la paridad del

poder adquisitivo como un método para determinar el tipo de cambio de equilibrio.

Con el colapso del sistema bancario

en Austria, en 1931, las principales naciones abandonaron el patrón oro.

Todos los intentos de regresar al patrón oro derivaron en recesiones e inestabilidad política.
Para resolver sus problemas de desequilibrio interno, muchos países recurrieron a devaluacio-

nes competitivas con el objeto de “exportar el desempleo” y “empobrecer al vecino”. Se consi-

dera que una devaluación es competitiva si el país que la aplica no tiene problemas con la balan-

za de pagos, sino que quiere exportar más e importar menos para fomentar el empleo interno.

Otra forma de la política de empobrecimiento del vecino consiste en un sistema de restric-

ciones al comercio que incluye altos aranceles, cuotas y medidas de tipo administrativo. Las

políticas de empobrecimiento del vecino inevitablemente provocan represalias por parte de los

países afectados. Surgen “guerras comerciales” que efectivamente empobrecen a todos los par-

ticipantes. Para empeorar la situación, los países daban prioridad al equilibrio interno frente al
externo

y no seguían las reglas del juego. Los bancos centrales esterilizaban los movimientos interna-

cionales de capital y de oro, rompiendo así la relación entre la posición de la balanza de pagos

y la oferta monetaria del país.

Sistema de Bretton Woods (1944-1971)

La Segunda Guerra Mundial provocó un choque en la conciencia de las naciones seguido de un

nuevo espíritu de cooperación. Para evitar que se repitiera la historia de Entreguerras, las po-

tencias ganadoras tomaron la decisión de establecer un nuevo orden económico mundial. El


sistema de Bretton Woods tenía como objetivo fomentar a nivel mundial el crecimiento

económico, el intercambio comercial y la estabilidad económica interna y externa. Los Estatu-

tos de Convenio planteaban ante los países afiliados al Fondo Monetario Internacional (FMI)

los siguientes requisitos:

1. Promover la cooperación monetaria internacional.


2. Facilitar el crecimiento del comercio.
3. Promover la estabilidad de los tipos de cambio.
4. Establecer un sistema multilateral de pagos.
5. Crear una base de reserva.

El sistema de Bretton Woods se basaba en tres instituciones, a saber:

• El Fondo Monetario Internacional,


 El Banco Mundial
• El Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT)

El régimen cambiario que se estableció en Bretton Woods se conoce como el patrón oro

de cambio. Según este régimen, cada país fija el valor de su moneda en términos del oro (o

dólares) y mantiene su tipo de cambio dentro de un rango de variación de 1% de su paridad

en oro.

|Funcionamiento y evolución del sistema de Bretton Woods

Durante los primeros 25 años de su vigencia, el sistema establecido en Bretton Woods tuvo un

gran éxito. Fue uno de los factores más importantes del auge económico de la posguerra. A pesar
de su enorme éxito inicial, el sistema de Bretton Woods padecía algunos defectos

de diseño que hacían inevitable su colapso. Además, no todo funcionaba tal como se previó. En

materia de ajuste de los tipos de cambio, por ejemplo, los países industrializados en desequili-

brio fundamental se oponían a modificar el valor de sus monedas. En cambio, los países en vías

de desarrollo devaluaban con demasiada frecuencia. Para resolver los frecuentes problemas, el
FMI tuvo que hacer ajustes y modificaciones a su

funcionamiento. Las modifica-

ciones más trascendentes se referían a la ampliación de la capacidad de préstamos por parte del

FMI, mayor flexibilidad en la modificación de los tipos de cambio y la creación de las reservas

mundiales. Hubo varios aumentos de cuotas al Fondo.

El problema de la balanza de pagos de Estados Unidos


Después de la Segunda Guerra Mundial, mientras que las economías de otros países se encon-

traban en ruinas, la de Estados Unidos estaba más fuerte que nunca. Además de ser la moneda

de reserva internacional, el dólar se convirtió en moneda mundial. Hasta 1957 había una fuerte

escasez de ella. Estados Unidos la utilizaba de manera liberal para fomentar sus objetivos es-

tratégicos, como el Plan Marshall, que contribuyó a reconstruir Europa Occidental.

Estados Unidos gozaba del privilegio del señoriaje, que es la ganancia de quien produce

el dinero, es decir, la diferencia entre el poder de compra de la moneda y su costo de produc-

ción. Dado que el dólar se aceptaba generalmente, los estadounidenses podían comprar cual-

quier cosa en el mundo con el simple recurso de imprimir más billetes verdes. El señoriaje por

un lado permitía a Estados Unidos financiar sus crecientes déficits comerciales con su propia

moneda, pero por otro lado limitaba su libertad de utilizar la política monetaria para lograr el

equilibrio interno.

El colapso del sistema de Bretton Woods

Por la incapacidad que Estados Unidos demostraba para reducir sus déficits y el hecho de que

los extranjeros tenían más dólares de lo que deseaban, se perdió la confianza en esa moneda y

el sistema se derrumbó. En 1971 las expectativas de la devaluación del dólar provocaron una gran
fuga de capi-

tales de Estados Unidos. Cuando algunos bancos centrales europeos intentaron convertir sus

reservas de dólares a oro, Estados Unidos suspendió la convertibilidad del dólar a oro12 e im-

puso una sobretasa de 10% a las importaciones.

En un intento por salvar el sistema de Bretton Woods, los 10 países más grandes del mundo

firmaron el Acuerdo Smithsoniano (1971). El Acuerdo Smithsoniano, que en su tiempo se


consideró un gran éxito, resultó insuficiente
para restablecer la confianza. El dólar siguió sujeto a fuertes presiones hasta que, en 1973, los

principales países adoptaron el régimen cambiario de libre flotación.

El actual sistema monetario internacional

El sistema monetario internacional trata de ajustarse siempre a las condiciones cambiantes de

la economía mundial. Durante los últimos 20 años, el ritmo de los cambios se aceleró. Ningún
sistema de tipos de cambio fijos habría admitido transformaciones tan dramáticas. Parece que,

en un mundo que experimenta un proceso de cambio estructural profundo, la única opción es el

sistema de tipos de cambio flexibles.

Después del derrumbe definitivo del sistema de Bretton Woods, en 1973, el FMI tuvo que

buscar un nuevo papel para justificar su existencia.

Monitorear la política económica de los países miembros.

Promover políticas fiscales y monetarias responsables.

Impulsar el desarrollo del sector privado y de los mercados libres. Ayudar a los gobiernos a

crear un entorno institucional y político para que el sector privado pueda crecer.

4. Señalar los puntos débiles en cada economía nacional (prender los focos rojos) y exigir

medidas correctivas.

5. Organizar paquetes de rescate para los países en problemas: México (1995); Tailandia, Co-

rea del Sur e Indonesia (1997); Irlanda (2010), y Grecia (2012). El país que acepta el rescate

está obligado a firmar una carta de intenciones en la cual se compromete a resolver los

problemas que provocaron la crisis.

6. Promover las reformas de los sistemas financieros de los países miembros.

7. Coordinar los esfuerzos internacionales para perfeccionar el sistema monetario internacional.

De acuerdo con algunos teóricos, un sistema monetario ideal tendría los siguientes atributos:

1. Tipos de cambio fijos.

2. Libertad de los movimientos internacionales de capital.

3. Independencia de las políticas monetarias.


Cualquier país puede tener sólo dos de los tres atributos. Es el trilema fundamental de

la macroeconomía: no se puede al mismo tiempo tener un tipo de cambio fijo, mantener un


mercado de capitales abierto y gozar de autonomía monetaria. La mayoría

de los países elige el libre movimiento de capital y una política monetaria

independiente. Los que optaron por el consejo monetario tienen el tipo de

cambio fijo y el libre movimiento de capital, pero carecen de política mo-

netaria autónoma. Para que los tipos de cambio fijos funcionen, los países deben homogeneizar
sus políticas

macroeconómicas. Parece difícil que los 188 países que integran el FMI establezcan alguna

política común mediante negociaciones. Sin embargo, todo parece indicar que la disciplina del

mercado está logrando esta hazaña.

El FMI de cara al futuro

Un sistema monetario internacional ejemplar debería proporcionar:

• Liquidez para acomodar el crecimiento económico y el intercambio comercial.

• Mecanismos de ajuste para restablecer el equilibrio con un daño mínimo.

• Confianza para evitar crisis financieras y flujos de capital no justificados por factores eco-

nómicos.

Los dramáticos cambios en la economía mundial hacen la arquitectura del sistema moneta-

rio internacional, establecido hace 68 años, inadecuada para enfrentar los nuevos retos. La ins-

titución más criticada es el FMI.

Tipos de cambio fijos versus flexibles

La discusión acerca de las ventajas y las desventajas de los diferentes regímenes cambiarios

está lejos de haber concluido. Todavía numerosos economistas favorecen los tipos de cambio

fijos. Hay argumentos teóricos de peso contra los tipos de cambio flexibles. Sin embargo, los

acontecimientos de la última década indican que el desempeño de los países con régimen de

libre flotación superó las expectativas,

Entre las desventajas se menciona la posibilidad de sobreajuste (overshoot) del tipo de

cambio, fluctuaciones excesivas y mayor incertidumbre.


En las economías menos desarrolladas los tipos de cambio fijos conducen a la especulación

desestabilizadora, sirven de disfraz a políticas irresponsables y alientan los movimientos espe-

culativos de capital a corto plazo.

Con el tipo de cambio fijo, el único requisito para que la inversión en pesos a

corto plazo resulte lucrativa para un inversionista extranjero es que su rendimiento

en pesos sea más alto que su rendimiento en dólares. Con el tipo de cambio flexible

esta condición ya no es suficiente. Otra ventaja de los tipos de cambio flexibles es que estimulan el
desarrollo de los merca-

dos financieros y mejoran la calidad del análisis de riesgo. Esto genera una

demanda de diversos instrumentos de cobertura, lo que favorece el desarrollo de los mercados


financierowsCon la libre flotación de las monedas hay menos presiones para restringir los flujos in-

ternacionales de capital.

El desarrollo de los mercados financieros requiere de una información abundante, fidedig-

na y oportuna. Esto genera presiones para que los gobiernos mejoren la calidad de sus sistemas

de información y la publiquen lo más pronto posible. En la práctica ningún gobierno es indiferente


frente al valor de su moneda. La opinión

pública considera la depreciación de la moneda nacional como un signo inequívoco del fracaso

de las políticas económicas.16 Para asegurar un valor estable a su moneda el gobierno se ve

obligado a implantar la disciplina fiscal y las políticas que impulsen el crecimiento económico

y la competitividad. Cualquier error de política debilita la moneda nacional. Paradójicamente, el


tipo de cambio fijo permite, hasta cierto punto, “esconder la basura

debajo de la alfombra”. Mientras la moneda nacional se mantiene firme,17 la población piensa

que todo está bien. Al amparo de este falso sentido de seguridad, el gobierno tiene un amplio

margen de maniobra para introducir políticas poco sensatas. Con libre flotación los ajustes a los
desequilibrios son graduales. La disciplina del mercado
no permite que se acumulen los desequilibrios. Con el tipo de cambio fijo, los desequilibrios no
atendidos se acumulan y en algún momen-

to todos los especuladores están convencidos de que la devaluación es inminente. El intento de


mantener el tipo de cambio fijo mediante una intervención esterilizada logra

sólo aplazar un ajuste inevitable. Resulta muy difícil frenar un ataque especulativo. Es más

eficaz devaluar la moneda nacional cuando todavía se cuenta con reservas, y después defender

el nuevo tipo de cambio, que está más cerca del nivel determinado por los factores económicos

fundamentales.

Una intervención no esterilizada puede mantener el tipo de cambio, pero a costa de una

fuerte recesión. Hasta la fecha la experiencia de México con los tipos de cambio fijos no fue muy
alentado-

ra. Hubo tres devaluaciones catastróficas (1976, 1982 y 1994) y muchas devaluaciones menos

graves durante toda la década de los ochenta. El tipo de cambio fijo resultó ser nada fijo. Des-

pués de establecer la libre flotación en diciembre de 1994, el peso mexicano vivió un periodo

de gran volatilidad. Una vez superada la inestabilidad económica, sus fluctuaciones diarias son

moderadas. Recientemente la volatilidad del peso es menor que la del euro o el yen.

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