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JURISPRUDENCIA

Roj: SAP C 1437/2019 - ECLI: ES:APC:2019:1437


Id Cendoj: 15030370052019100227
Órgano: Audiencia Provincial
Sede: Coruña (A)
Sección: 5
Fecha: 10/06/2019
Nº de Recurso: 27/2019
Nº de Resolución: 218/2019
Procedimiento: Civil
Ponente: MANUEL CONDE NUÑEZ
Tipo de Resolución: Sentencia

AUD.PROVINCIAL SECCION N. 5
A CORUÑA
SENTENCIA: 00218/2019
AUDIENCIA PROVINCIAL
SECCION QUINTA
A CORUÑA
N10250
CALLE DE LAS CIGARRERAS Nº 1 (ENFRENTE A PLAZA PALLOZA) CP 15071
Tfno.: 981 18 20 99/98 Fax: 981 18 20 97
N.I.G. 15019 41 1 2017 0001413
ROLLO: RPL RECURSO DE APELACION (LECN) 0000027 /2019
Juzgado de procedencia: XDO.1A.INST.E INSTRUCIÓN N.2 de CARBALLO
Procedimiento de origen: PROCEDIMIENTO ORDINARIO 0000433 /2017
Recurrente: MAPFRE,SEGUROS DE EMPRESA CIA DE SEGUORS Y REASEGUROS S.A
Procurador: JULIO JAVIER LOPEZ VALCARCEL
Abogado: FRANCISCO J. FERNANDEZ RODRIGUEZ
Recurrido: Edemiro
Procurador: JOSE LUIS CHOUCIÑO MOURON
Abogado: MARIA ANGELES FERREIRO SUAREZ
La Sección Quinta de la Audiencia Provincial de A Coruña, ha pronunciado en nombre del Rey la siguiente:
SENTENCIA Nº 218/2019
Ilmos. Sres. Magistrados:
MANUEL CONDE NÚÑEZ
JULIO TASENDE CALVO
CARLOS FUENTES CANDELAS
En A CORUÑA, a diez de junio de dos mil diecinueve.

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JURISPRUDENCIA

En el recurso de apelación civil número 27/2019, interpuesto contra la sentencia dictada por el Juzgado
de Primera Instancia núm. 2 de Carballo, en Juicio ordinario núm. 433/2017, seguido entre partes: Como
APELANTE: MAPFRE ESPAÑA S.A. , representada por el Procurador Sr. LÓPEZ VALCÁRCEL; como APELADO:
DON Edemiro , representado por el Procurador Sr. CHOUCIÑO MOURÓN.- Siendo Ponente el Ilmo. Sr. DON
MANUEL CONDE NÚÑEZ.

ANTECEDENTES
PRIMERO.- Que por el Ilmo. Sr. Magistrado Juez del Juzgado de Primera Instancia nº 2 de Carballo, con fecha
31 de julio de 2018, se dictó sentencia cuya parte dispositiva dice como sigue:
"Que debo estimar y estimo íntegramente la demanda presentada por el Procurador de los Tribunales, don José
Luis Chouciño Mourón, en nombre y representación de don Edemiro y debo condenar y condeno a la compañía
de seguros MAPFRE y a pagar la cantidad 96.161,93 euros que devengará los intereses del artículo 20 de la Ley
de contrato de seguro desde el 14/12/2012.
Que debo condenar y condeno a la compañía de seguros MAPFRE al pago de las costas procesales."
SEGUNDO.- Notificada dicha sentencia a las partes, se interpuso contra la misma en tiempo y forma, recurso
de apelación por la representación procesal de MAPFRE ESPAÑA SA, que le fue admitido en ambos efectos, y
remitidas las actuaciones a este Tribunal, y realizado el trámite oportuno se señaló para VISTA el 14 de mayo
de 2019, fecha en la que tuvo lugar.
TERCERO.- En la sustanciación del presente recurso se han observado las prescripciones y formalidades
legales.

FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO.-I.- La sentencia del Juzgado de Primera Instancia nº 2 de Carballo, de fecha 31 de julio de 2018 ,
acordó en su parte dispositiva la estimación integra de la demanda presentada por la representación procesal
de D. Edemiro contra la compañía de seguros Mapfre, condenando a la demandada a abonar al actor la
cantidad de 96.161,93 euros, con los intereses del art. 20 de la Ley del Contrato de Seguro desde el 14 -12-2012.
Con imposición de costas a la demandada.
En los fundamentos de derecho de la referida resolución se hacen constar las razones que conducen a su
parte dispositiva, y, en concreto, las siguientes:
"Primero. Acción ejercitada. El actor ejerce una acción contractual de reclamación de cantidad basada en un
contrato de seguro en los artículos 18 , 19 , y 100 a 104 de la Ley de contrato de seguro .
Segundo. Hechos controvertidos. Los hechos controvertidos son la prescripción de la acción unida al concepto
de invalidez permanente y la aplicación de los intereses del artículo 20 de la Ley de contrato de seguro .
Tercero. Prescripción. Corresponde al demandado acreditar los hechos impeditivos, extintivos y excluyentes
( artículo 217.3 LEC ) siendo el principal hechos excluyente la prescripción, institución jurídica de interpretación
restrictiva por no estar basada en principios de justicia estricta sino de seguridad jurídica. La parte demandada
no tiene razón.
Para comenzar a abordar esta cuestión es necesario partir de tres hechos: el plazo de prescripción de acción,
el dies ad quem y los hechos relevantes de la causa. En cuanto a los hechos fácticos relevantes de la causa han
quedado reflejados en la sentencia dictada por este Juzgado en el Juicio Ordinario 39/2015 aportada como
documento número 46 de la demanda. Dicho procedimiento produce un cierto efecto prejudicial (es cierto que
las partes no son las mismas) y la parte demandada no discrepa de los hechos. La controversia no es fáctica
por lo que los hechos de aquella sentencia pueden considerarse probados ( artículo 281.3 LEC ). Es más,
MAPFRE parte de los mismos para alegar prescripción y aduce que las agravaciones posteriores (trastorno
orgánico de la personalidad e hipoacusia bilateral) son irrelevantes a los efectos de este proceso. Por otro
lado el plazo de prescripción de la acción es de cinco años de conformidad con el artículo 23 de la Ley de
contrato de seguro , hecho que tampoco discuten las partes. Tampoco es un hecho discutido el dies ad quem
que ambas partes fijan el 19/12/2012.
Por ello el único hecho discutido es cuando debe comenzar a computar el plazo de prescripción. Para ello es
necesario partir de las condiciones particulares de la póliza que cubren la "invalidez permanente". La invalidez
permanente no aparece definida en la póliza, que no explica qué debe considerarse como tal, ni es un concepto
legalmente definido por más que el artículo 100 y 104 de la LCS hablen de invalidez o de grados de invalidez.
Por otro lado las condiciones particulares aportadas por la demandada tras el requerimiento efectuado en

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la audiencia previa tampoco sirven para definir el concepto de invalidez permanente. El artículo 44 de las
condiciones generales establece unas condiciones limitativas según doctrina reiterada del Tribunal Supremo
(por ejemplo sentencias de 14 de septiembre de 2016, recursos de casación nº 2958/2014 y 2881/2014 )
donde expresa que este tipo de baremos que establecen unos porcentajes de indemnización en función de
las secuelas permanentes ocasionadas en el accidente, son cláusulas limitativas y, en consecuencia, para su
oponibilidad al asegurado deben cumplir los requisitos del art. 3 LCS (cláusulas que deben ser destacadas de
un modo especial y han de ser expresamente aceptadas por escrito y todo ello con fin el de que el asegurado
tenga un exacto conocimiento del riesgo cubierto) que no se dan en este caso.
La invalidez permanente referida a una persona puede ser considerada como un defecto físico o mental que
impide o dificulta a una persona para alguna de sus actividades. La doctrina jurisprudencial consolidada
desliga también los grados de incapacidad previstos en la legislación social con los propios de la legislación
civil derivada del contrato de seguro. No obstante puede valorarse el artículo 137 del Real Decreto Legislativo
1/1994, de 20 de junio , por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley General de la Seguridad Social, a
efectos interpretativos que, unido al artículo 12 de la Orden de 15 de abril de 1969, establecen normas para
la aplicación y desarrollo de las Prestaciones por Invalidez en el Régimen General de la Seguridad Social, y
definen los grados de incapacidad permanente y de gran invalidez en los siguientes términos: 1) Se entenderá
por incapacidad permanente parcial para la profesión habitual la que, sin alcanzar el grado de total, ocasione
al trabajador una disminución no inferior al 33 por 100 en su rendimiento normal para dicha profesión, sin
impedirle la realización de las tareas fundamentales de la misma. 2) Se entenderá por incapacidad permanente
total para la profesión habitual la que inhabilite al trabajador para la realización de todas o de las fundamentales
tareas de dicha profesión, aunque pueda dedicarse a otra distinta; 3) Se entenderá por incapacidad permanente
absoluta para todo trabajo la que inhabilite por completo al trabajador para toda profesión u oficio. 4) Se
entenderá por gran invalidez la situación del trabajador afectado de incapacidad permanente absoluta y que,
por consecuencia de pérdidas anatómicas o funcionales, necesite la asistencia de otra persona para realizar
los actos más esenciales de la vida, tales como vestirse, desplazarse, comer o análogos.
Por otro lado es doctrina jurisprudencial reiterada que el plazo de prescripción en el caso de daños corporales
no puede contarse desde la fecha de producción de la lesión, sino desde aquel en que el perjudicado tuvo
un conocimiento cierto, seguro y exacto de la entidad del mismo ( STS 20 de mayo de 2009 , 14 de julio de
2008 y 3 de diciembre de 2007 , entre otras). Este momento generalmente coincide con el alta definitiva, pero
esta afirmación, como aclara también la STS de 22 de julio de 2008 , no ha de ser interpretada en el sentido
de que siempre y en todo caso el alta médica determina el día en el que la prescripción comienza, puesto
que, siguiendo esa sentencia <<en esos casos concretos las secuelas y estabilización del daño se produjo
cuando el paciente fue dado de alta y el médico entendió que los perjuicios que padecían ya no podían ser
considerados dinámicos o en evolución sino secuelas permanentes que permitían la determinación exacta
del daño padecido>>. Así en el caso de daños continuados, el plazo de prescripción comienza el día de la
producción del definitivo resultado, es decir, en el momento en que es conocido cuantitativamente el total
resultado dañoso ( STS de 7 de abril de 2003 ) de modo que ha de esperarse hasta conocer el alcance o efecto
definitivo de las secuelas.
Por otro lado la STS, Civil sección 1 del 09 de enero de 2013 establece que la prescripción de la acción
para reclamar por secuelas solo se inicia con la determinación de su alcance o de los defectos permanentes
originados, pues hasta que no se determina ese alcance no puede reclamarse por ellas. Por regla general,
el conocimiento del daño sufrido que ha de determinar el comienzo del plazo de prescripción lo tiene el
perjudicado al producirse el alta definitiva, en la medida en que en esta fecha se declaran estabilizadas las
lesiones y se concretan las secuelas o, lo que es igual, se determina en toda su dimensión el daño personal
y los conceptos objeto de indemnización. Si se derivan secuelas determinantes de incapacidad permanente,
cuya fijación no se concreta en el momento del alta definitiva sino que se precisa una resolución posterior
el plazo de prescripción no ha de comenzar a computarse hasta que no recae resolución firme concretando
tal situación de invalidez, en el grado que corresponda, por ser entonces, y no en la fecha del alta, cuando el
perjudicado tiene perfecto conocimiento del daño sufrido. El día inicial del plazo de prescripción es aquel en
que se resuelva definitivamente la reclamación del perjudicado contra la decisión administrativa sobre el grado
de su incapacidad, pues sólo entonces podrá detallar en su demanda civil el definitivo daño sufrido.
Partiendo de loa anterior es necesario analizar los siguientes hitos:
- Que el accidente se produjo 20/12/1998. A partir de este momento el actor sufrió unas secuelas, reflejadas
en el informe forense de 2/02/2002, que se discutieron en un juicio de faltas y de un recurso de apelación
posterior.
- Con posterioridad a la fijación de secuelas se produce una agravación de la situación de hipoacusia. Don
Edemiro comienza con un seguimiento médico por hipoacusia el 18/02/2004 (documento número 26), que

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empeoró en agosto de 2008 y que avanza durante el año 2009 hasta que el 18/11/2010 se le somete a
una intervención quirúrgica (documento 33) en la que está ingresado hospitalariamente seis días (hasta el
22/11/2010). El perito de designación judicial en la otra causa, Dr. Jon , afirma que no descarta la necesidad
de un segundo implante coclear para mejorar la capacidad auditiva, lo que supondría que ni siquiera se ha
alcanzado un conocimiento cierto, seguro y exacto de la entidad del mismo en la actualidad. Los daños de
la hipoacusia siguen en constante evolución por empeoramiento y por necesidad de determinar su alcance y
las medidas necesarias para reparar, lo máximo posible el daño causado por el accidente por lo que no pues
considerarse que la acción hubiese prescrito.
La parte sostiene que en el momento de sanidad forense ya estaba en situación de incapacidad permanente.
Pero el estado de salud del perjudicado no se estabilizó en ese momento, sino que fue empeorando y no se
produjo el resultado dañoso. En el año 2000 el actor no era sordo pues había perdido una audición de 62% y
posteriormente empeora hasta la situación actual. Por tanto los daños personales siguieron evolucionado, la
situación invalidante del actor empeorando y la acción permaneció viva.
No puede exigirse u obligarse al actor a ejercitar la acción hasta el alcance definitivo de las secuelas, máxime
cuando la compañía aseguradora no dejó claro en la póliza que era la invalidez permanente. El actor no tiene
porqué ejercitar la acción cuando a juicio de la demandada se cumplía el 100% porque ese porcentaje puede
responder a distintas lesiones. El actor no tiene porqué dejar de plantear alguna lesión que tiene porque las
restantes son suficientes (porque por ejemplo se desestime alguna de las lesiones invalidantes y le precluya
la posibilidad de plantearla después) y porque además no era conocedor de la baremación. Pero es que
además esta sordera es lo que determina una incapacidad permanente absoluta porque le impide ejercitar
una profesión lo que podría resultar relevante a la hora de integrar el concepto de "invalidez permanente"
de la póliza. Como la póliza no explica que es la invalidez permanente podría pensarse en esa incapacidad
permanente absoluta y por ello en que era necesario esperar para ejercer la acción a que esta se produjese.
Por ello la acción no está prescrita.
- Por la agravación del trastorno orgánico de la personalidad. La situación psicológica de don Edemiro
también fue evolucionando desfavorablemente desde que se establece en la sentencia penal el trastorno
adaptativo con alteración mixta de las emociones y del comportamiento encuadrable en el síndrome orgánico
de la personalidad. El documento numero 34 el servicio de psiquiatría del CHUAC afirma que el paciente
fue derivado a esa unidad en julio de 2008 en el que mostraba una sintomatología ansioso depresiva y
presentaba problemas cognitivos importantes. Si analizamos ese informe podemos comprobar que para llegar
a la conclusión fue necesario un diagnóstico y una posterior evaluación del paciente después implante coclear.
Es decir que hasta la intervención quirúrgica en la que se somete al actor a un implante coclear no se pudo
saber de manera cierta el estado mental del paciente por lo que hasta el informe de 12/04/2011 no puede
considerarse el inicio de la prescripción por este hechos.
Esta agravación es además fundamental porque este trastorno, unido a la sordera, le impide desarrollar
actividades de su vida, no solo las laborales, sino las de ocio, relaciones personales... Es decir que hasta que
no se determina de forma nítida este trastorno no se determina el carácter total de la invalidez permanente.
La propia póliza establece en el artículo 44 que si concurren situaciones invalidantes de 100% o del 80% con
gran invalidez la indemnización se aumentará en un 100% sobre el respectivo porcentaje. La sordera, junto con
este grave trastorno, pudo determinar una gran invalidez, con ayuda de terceras personas para las actividades
más elementales y por ello tampoco la acción podía estar prescrita.
- Por la sentencia del Juzgado de lo Social número cinco de A Coruña de 01/03/2013 . Dicha sentencia
valora la incapacidad permanente absoluta. En consecuencia y en virtud de la STS de 09 de enero de 2013
plazo de prescripción de dicha acción no ha de comenzar a computarse hasta que no recae resolución firme
concretando tal situación. Por este motivo no estaría prescrita.
- Porque la sentencia de la Audiencia Provincial, sección penal, establecía que no existía incapacidad
permanente. Si bien es un concepto de responsabilidad extracontractual es un elemento a valorar en el
concepto contractual de invalidez permanente y a la hora de valorar la prescripción de la acción contractual.
- Porque la carga de la prueba perjudica al demandado, quien debió probar que el demandante adolecía de
invalidez permanente en el año 2000.
En definitiva el plazo de prescripción no comienza a contar hasta que se produce el total resultado dañoso, el
alcance o efecto definitivo de las secuelas que pueden conformar la invalidez permanente. Este total resultado
ha de ser valorado en su globalidad sin que se pueda considerar que desde que alguno de los conceptos que
pueden integrarla se consolida comienza el computo de la prescripción. No puede exigirse al actor que por
tener una secuela, sin que otras estén consolidadas, deba ejercitar la acción. Mientras una de las secuelas que

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pueden ser determinantes o consideradas como invalidez permanente sigue evolucionando la acción pervive
y no comienza el cómputo de prescripción. Esto es lo que ocurrió en este caso en el que las agravaciones de
hipoacusia y de trastorno orgánico de personalidad son determinantes y relevantes en este proceso porque
ambas determinan per se la invalidez permanente y la cobertura.
Cuarto. Intereses. En cuanto a los intereses, el artículo 20 de la Ley de contrato de seguro establece unas reglas
para el caso de mora de la aseguradora, disponiendo su apartado 3º que <<se entenderá que el asegurador
incurre en mora cuando no hubiere cumplido su prestación en el plazo de 3 meses desde la producción del
siniestro o no hubiere procedido al pago del importe mínimo de que pueda deber de los 40 días a partir de
la recepción del siniestro>>. En este caso la aseguradora no ha acreditado estos extremos por lo que ha
incurrido en mora sin que sea aplicable, tal y como ha solicitado, el apartado 8º que habla que <<no habrá
lugar a la indemnización por mora del asegurador cuando la falta de satisfacción de la indemnización por
el importe mínimo este fundada en causa justificada o que no le fuere imputable>> pues la aseguradora
conoció la existencia del accidente y por tanto su obligación de abonar la cantidad asegurada y, pese a que
tuvo oportunidad de hacerlo, no efectúo el pago. Por ello es de aplicación el aparatado 4 establece que <<La
indemnización por mora se impondrá de oficio por el órgano judicial y consistirá en el pago de un interés anual
igual al del interés legal del dinero vigente en el momento en que se devengue, incrementado en el 50 por
100; estos intereses se considerarán producidos por días, sin necesidad de reclamación judicial. No obstante,
transcurridos dos años desde la producción del siniestro, el interés anual no podrá ser inferior al 20 por 100>>
y el apartado sexto de este mismo cuerpo legal dispone que <<Será término inicial del cómputo de dichos
intereses la fecha del siniestro>>.
En este caso el actor solicita los intereses previstos en el artículo 20 de la Ley de contrato de seguro desde
el 14/12/2012, fecha en la que se comunicó la invalidez permanente con los correspondientes documentos
acreditativos. Desde ese momento la aseguradora conocía la situación de su asegurado y pudo pagar,
incurriendo así en mora. Por ello se imponen los intereses desde ese momento.
Quinto. Costas. El artículo 394.1 de la Ley de Enjuiciamiento Civil dispone que <<En los procesos declarativos,
las costas de la primera instancia se impondrán a la parte que haya visto rechazadas todas sus pretensiones,
salvo que el tribunal aprecie, y así lo razone, que el caso presentaba serias dudas de hecho o de derecho.
Para apreciar, a efectos de condena en costas, que el caso era jurídicamente dudoso se tendrá en cuenta la
jurisprudencia recaída en casos similares>>. En este caso la demanda ha sido estimada en su integridad y el
caso no presentaba serias dudas de hecho o de derecho por lo que el demandado habrá de abonar las costas
procesales por aplicación del principio de vencimiento."
II.- Contra la referida resolución se interpuso recurso de apelación por la representación procesal de Mapfre
España S.A., realizando las siguientes alegaciones:
1º) Antecedentes fácticos:
Al objeto de centrar el debate, creemos que conviene en primer lugar, analizar brevemente los antecedentes
del presente litigio, que resumidamente, consisten en lo siguiente:
- El día 20 de diciembre de 1.998 se produce un accidente de circulación, en el que se ve inmerso D. Edemiro , en
su condición de conductor del vehículo matrícula R-....-QY , asegurado en mi representada, al ser colisionado
por el vehículo. matrícula K-....-F , con seguro concertado con la entidad Allianz, al invadir este último, el carril
por el que circulaba D. Edemiro , que posteriormente colisiona con un tercer vehículo.
- Por los hechos indicados se sigue juicio de faltas nº 27/99 ante el Juzgado de Instrucción nº 1 de Carballo,
siendo examinado el Sr. Edemiro por el Médico Forense quien, el 29 de febrero de 2000 - doc.21 de la
demanda-, y una vez alcanzada la estabilización lesional, emite el informe de sanidad donde se recogen las
siguientes secuelas: Fractura de costillas con consolidación viciosa; Callo deforme con dificultad motriz del 2º
metacarpiano; Cervicalgia sin irritación braquial; Callo hipetrófico doloroso de clavícula; Artrosis postraumática
por irregularidad iscopubiana; Gonalogia y artrosis de rodilla izquierda con limitación de flexión; Material de
osteosístesis en pierna izquierda; Ligero varo en peroné izquierdo; Ligera insuficiencia respiratoria; Moderado
perjuicio estético; Que el lesionado refiere hipoacusia bilateral, más pronunciada en el oído izquierdo, que dice
padecer desde el accidente e ir aumentando paulatinamente.
Descritas las secuelas, el forense indica que "Ante estas secuelas, el reconocido tiene dificultades para caminar,
agacharse, subir o bajar escaleras, coger grandes pesos, así como alteración de su vida en relación con la
hipoacusia".
- El 4 de junio de 2001 se dicta sentencia en el juicio de faltas reseñado -doc. 22 de la demanda-,
reconociéndosele al actor todas las secuelas indicadas, incluida la hipoacusia, pero añadiéndose en la
resolución tres secuelas más; Acúfenos en ambos oídos y trastorno adaptativo con alteración mixta de las

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emociones, encuadrable como síndrome orgánico de la personalidad. Como consecuencia de las indicadas
secuelas y dado que es considerado responsable del siniestro al conductor del vehículo asegurado en Allianz,
la indicada entidad es condenada a pagar al Sr. Edemiro la cantidad total de 62.760.447 Pts, incluido el factor
corrector de I.P. Parcial.
- Apelada la sentencia, esta es parcialmente revocada por la dictada por La Sección Quinta de la Audiencia
Provincial de 13.06.2002 - doc. 24 de la demanda-, cuantificando la indemnización en 138.414,40 Euros, (69 +
6 puntos), en atención al contenido del auto aclaratorio de 5.11.2002 -doc. 25 de la demanda-.
- En la resolución de la A. Provincial, se valora en 40 puntos la hipoacusia, dado que la pérdida de audición global
es del 62 % y se indica igualmente que "Tampoco consta en los hechos probados que el conjunto de lesiones
permanentes le limiten al Sr. Edemiro sus ocupaciones habituales ya que se omite el párrafo del informe forense
en el que se alude a que el paciente tiene dificultades para caminar, agacharse....o para oír pero no hemos de
olvidar en cualquier caso que es empresario y accionista y por lo tanto su ocupación habitual no exige esfuerzo
físico de modo que ni siquiera estamos en presencia de una incapacidad permanente parcial en términos legales.
Tampoco el recurso presentado por el Sr. Chouciño repara en este detalle que no se puede corregir de oficio en
función de la prohibición "reformatio in perius". En consecuencia no se pude conceder al Sr. Edemiro cantidad
correctora alguna por una incapacidad parcial no probada"
- Según se indica en la demanda, -como se verá esta afirmación es inexacta-, la situación clínica del actor se
agravó en el año 2008 y, se realizó un implante coclear en el oído derecho en el año 2010, aludiendo igualmente
a la agravación de los problemas psiquiátricos previos.
- Por resolución del I.N.S.S. de 27.04.2012, D. Edemiro fue declarado, previa solicitud por su parte, en situación
de I.P.Total para su profesión habitual -doc. 40 de la demanda-. Recurrida la resolución, el 1 de marzo de 2013
se dicta sentencia por el Juzgado de Lo Social nº 5 de La Coruña -doc. 41 de la demanda-, en la que se le
reconoce en situación de I.P. Absoluta.
- El día 19 de diciembre de 2012, -doc. 53 de la demanda- se le formula a mi representada, la primera
reclamación por el seguro de accidentes concertado, dentro del seguro del vehículo a motor que conducía,
invocando que la agravación de las secuelas consecuencia del accidente, habían dado lugar a su declaración
de Incapacidad Permanente Total .
- Mapfre contesta ese mismo mes, sosteniendo que la acción ha prescrito y que las secuelas estabilizadas en
el momento en que dicta sentencia la Audiencia, ya supondrían el 100% del capital asegurado.
- El actor presenta demanda el 23 de enero de 2015, contra la aseguradora del vehículo causante de los
daños (Allianz), como consecuencia de la agravación de las secuelas y de la situación de I.P. Absoluta en
que se encuentra, dictándose sentencia el 2 de agosto de 2016 por el Juzgado de Primera Instancia nº 2 de
Carballo -doc. 46 de la demanda-, en la que se establece a su favor una indemnización total -a mayores de la
ya concedida-, de 161.733,99 Euros, valorándose la sordera en 70 puntos (el déficit auditivo del 62% se había
valorado en el año 2002 en 40 puntos), el trastorno de la personalidad en 20 puntos (se había valorado en el
año 2002 en 7 puntos) y el perjuicio estético, incluido el ocasionado por el implante coclear en 12 puntos (en
el año 2002 el perjuicio estético se había valorado en 6 puntos).
2º): Objeto del presente litigio.
El objeto del litigio se concreta en el hecho séptimo de la demanda y, en relación al mismo se nos dice que:
"Dado que mi mandante, por las razones indicados, está en situación de invalidez permanente absoluta y que en
la póliza contratada con la demanda se establece una indemnización de 16.000.000 Pts (equivalente a 96.161,93
Euros) para esta contingencia, es por lo que efectuamos la presente reclamación"
Así pues, el actor reclama en atención al hecho de que fue declarado en situación de Incapacidad Permanente
Absoluta, por Sentencia del Juzgado de Lo Social nº 5 de la Coruña de fecha 1 de marzo de 2013 , - documento
nº 41 de la demanda-.
Como ya indicamos anteriormente, la primera reclamación que formula el Sr. Edemiro tiene lugar en fecha 19
de diciembre de 2012, - documento nº 53 de la demanda-, esto es, cuando había sido declarado en situación
de incapacidad permanente total, indicando en tal reclamación que "...a los efectos de la presente reclamación
a su compañía es indiferente que la invalidez sea absoluta o total dado que en la propia póliza no se distingue,
cubriendo la "invalidez permanente" con 16.000.000 Pts (96.161,93 Euros)".
Es de observar, pues entendemos que este es un dato relevante, que como así se indica en la Sentencia dictada
por el Juzgado de lo Social (pág. 2), fue el propio D. Edemiro el que solicitó se le reconociera en situación de
incapacidad permanente, indicando en la primera reclamación formulada a mi representada que "aunque se la
ha concedido la invalidez permanente total, D. Edemiro ha recurrido dicha resolución y ha solicitado que se le

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conceda la invalidez permanente absoluta, más acorde con su edad y su situación, que hace realmente difícil,
por no decir imposible, que acceda al mercado laboral".
3º): Contenido de la póliza suscrita.
La acción ejercitada, lo es en atención a una póliza de seguro de automóviles, -el que conducía el actor en el
momento del siniestro-, en la que, entre otras coberturas, se incluía la de:
Seguro del conductor - accidentes personales. Invalidez permanente hasta 16.000.000 pts.
El propio actor indica expresamente en la demanda que "Se acompaña copia de la póliza (documento nº 2),
única documentación entregada a mi mandante".
Con respecto a esta cuestión hemos de llamar la atención sobre lo manifestado por la parte demandante en
la audiencia previa, que a continuación reproducimos, prácticamente de forma literal:
"En el hecho primero de la demanda se indicaba que se concertó una póliza de automóvil con Mapfre y que
una de las coberturas era la de accidentes del conductor y para acreditar la existencia de seguro aportamos la
documentación que le fue entregada al demandante, esto es, las condiciones particulares de la póliza y el recibo
de pago -las que teníamos en nuestro poder-
La aclaración se refiere a que obviamente también forman parte integrante de la póliza las condiciones
generales..., realmente entendemos que es una cuestión superflua dado que:
1º/ Son parte integrante del contrato por imperativo legal conforme a lo dispuesto en el art. 3 de la L.C.S . que
dice que...
2º/ En la propia póliza que nosotros aportamos se indica textualmente -documento nº 2- que existen... . Las
condiciones generales obviamente las conoce la aseguradora.
El razonamiento que hacemos es que el hecho de que no las hayamos aportado con la demanda, por no disponer
de ellas, bien sea porque no se las entregaron o, si se las entregaron -estamos hablando de una póliza del año
1998...- mi representado no las tenía ya, ello no significa que no dejen de ser parte integrante del contrato firmado
y por ello vamos a requerir a Mapfre para que las aporte, caso de que las tenga"
Para indicar posteriormente que:
"Nosotros entendemos que en las condiciones generales ha de delimitarse que ha de entenderse por invalidez
permanente, según reiterada Jurisprudencia del T.S. son cláusulas delimitadoras del riesgo..."
4º): La postura adoptada por esta parte consistía fundamentalmente en sostener que la acción ejercitada había
prescrito, postura que seguimos manteniendo por muy diversos motivos:
En primer lugar, en atención al hecho de que las secuelas reconocidas en el procedimiento penal previo, -
que finalizó por sentencia de la Audiencia Provincial de 13 de junio de 2002 y Auto aclaratorio de 5.11.2002-,
ya permitirían al actor ejercitar la acción, que tan extemporáneamente ha ejercitado, pues ya se encontraba
entonces en situación de invalidez y pese a ello, no es hasta el año 2012, esto es, cuando es declarado en
situación de Incapacidad Permanente Total, cuando formula la primera reclamación en atención al contenido
de la póliza y ello pese a encontrarnos ante una acción que prescribe, como así establece el art. 23 de la L.C.S .,
a los cinco años.
En segundo lugar, que en la póliza suscrita, por lado alguno se equipara la invalidez permanente, con una
declaración de incapacidad permanente total o absoluta de índole laboral, lo que por otro lado es de todo
punto lógico y natural, pues encontrándonos ante un seguro de vehículo a motor, donde la cobertura por
accidentes personales se otorga al conductor, parece de todo punto razonable que los conductores que no
desempeñan actividad laboral, -estudiantes, amas de casa, jubilados etc.-, también se encuentren cubiertos
para la contingencia de invalidez permanente.
En tercer lugar, que es inexacto afirmar como se dice en la demanda que las "secuelas" se agravaron a partir
del mes de agosto del año 2008, como así se dice en el hecho cuarto de la demanda, pues como ya consta
en el informe médico forense de 29.02.2000 "El lesionado refiere hipoacusia bilateral, más pronunciada en el
oído izquierdo" y por ello en la sentencia de La Audiencia Provincial, se alude a un déficit auditivo del 62%. Pues
bien, se incorpora como documento nº 26 de la demanda un informe del Instituto de Otología García Ibáñez
fechado el 25.05.10 donde se nos dice que:
"Paciente visitado en este centro por primera vez el día 18 de febrero de 2004 por presentar hipoacusia bilateral
traumática...Posteriormente ha empeorado de su hipoacusia por degeneración coclear.

7
JURISPRUDENCIA

La exploración otoscópica fue normal y en las pruebas audioamétricas se observó una pérdida auditiva total del
oído derecho, con restos auditivos en oído izquierdo.
A tenor de las pruebas y exploraciones..., se le recomendó efectuar un implante coclear como única vía de su
recuperación auditiva"
Como queda dicho, ese informe está fechado en mayo de 2010, pero si se observa el documento nº 27 de los
incorporados al escrito rector, emitido por ese mismo centro, fechado el 1 de julio de 2010 se verá que en el
mismo se nos dice que:
"En respuesta a su carta, le indicamos la siguiente información:
Este tipo de cirugía se realiza en la clínica Tres Torres de Barcelona...posteriormente se realiza el ajuste y
programación del Implante coclear...
Debería realizar una visita previa a la intervención, para poder valorar su estado actual, pues su última visita fue
el día 18 de febrero de 2004"
Por otro lado, se incorpora como documento nº 29 un presupuesto de implante coclear, fechado el 9 de marzo
de 2004, por lo que la conclusión parece obvia y esta no es otra que el actor ya tenía un déficit auditivo en el oído
derecho del 100%, en el año 2004 y, como consecuencia del siniestro, tenía a su vez un déficit auditivo similar,
en el otro oído, esto es, el izquierdo, por lo que es rotundamente falso sostener que los problemas auditivos
se comenzaron a agravar en el año 2008, pues en el año 2004, el actor ya estaba completamente sordo. Si ya
estaba sordo en esa fecha, ¿No podría ya haber ejercitado acciones contra Mapfre en base al contenido de
la póliza? ¿No podría acaso ya haber formulado reclamación por la pérdida auditiva del 62 % a que alude a la
que alude la Sentencia de la Audiencia en el año 2002 y por las otras 13 secuelas resultantes del siniestro?
¿Solo cabría ejercitar la acción, cuando el INSS se pronuncia sobre su incapacidad laboral? Y si se le hubiera
denegado su solicitud, ¿no tendría entonces derecho a reclamar en atención al contenido de la póliza?
Aplicando el criterio indicado ¿No estaremos dejando al arbitrio de la parte actora, el día inicial del cómputo
del plazo de prescripción? Cuando acaeció el siniestro el actor tenía 47 años y, como no le interesaba pedir
una declaración de incapacidad con esa edad, esperó a estar próximo a la jubilación -63 años- para solicitarla.
Y si espera dos años más ¿Se retrasaría entonces el inicio del cómputo del plazo de prescripción otros 2 años?
Por último indicar, que en la Audiencia Previa el actor aportó, la demanda que interpuso contra la entidad
Mapfre, en base a otra póliza de accidentes suscrita con Mapfre Vida, así como la copia de las condiciones
particulares y la contestación que Mapfre Vida presentó, ante la demanda interpuesta.
Es de observar que en la demanda a la que estamos aludiendo, se realiza una doble reclamación en atención
al contenido de las condiciones particulares aportadas, a saber:
"Por invalidez Permanente según baremo, hasta 23.349,54 Euros", indicando que " en el baremo (pág. 11 de las
condiciones generales) la sordera completa tiene un porcentaje de indemnización del 50%. En relación con el
trastorno orgánico de la personalidad, no existe previsión expresa en el baremo. Se establece para la enajenación
mental completa el porcentaje del 100%. Por analogía el trastorno orgánico de la personalidad se valora por esta
parte en el 50%. En consecuencia por esta cobertura se reclama a la aseguradora la cantidad total prevista de
23.349,54 E."
"Incapacidad profesional absoluta. D. Edemiro se encuentra en situación de incapacidad permanente absoluta.
Le da derecho a la percepción de las siguientes cantidades.
-Una indemnización de 23.349,54 Euros.
-Además le da derecho al cobro de una renta mensual..."
Esto es, D. Edemiro reclama -pues puede hacerlo-, en atención al contenido de la póliza suscrita con Mapfre
Vida, una indemnización por invalidez permanente en atención a las secuelas que indica en su demanda y, a
su vez, reclama indemnización por encontrarse en situación de incapacidad profesional, prueba inequívoca de
que nos encontramos ante coberturas distintas.
Por su parte, en este procedimiento, en atención a una póliza que cubra tan solo la invalidez permanente,
reclama indemnización por encontrase en situación de incapacidad absoluta.
5º): Pronunciamientos de la sentencia objeto de recurso
a) Se alude en el Fundamento de Derecho Tercero de la sentencia ahora recurrida, a la resolución dictada
por ese mismo juzgado en el Juicio Ordinario nº 39/2015, que el actor siguió contra la entidad Allianz, en su
condición de aseguradora del vehículo causante de los daños.

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JURISPRUDENCIA

Lo primero que hemos de decir con respecto a tal sentencia es, que no produce, no ya cosa juzgada, sino
tampoco ningún tipo de pronunciamiento que sea vinculante o relevante para el presente litigio, pues lo que
se ventilaba en ese procedimiento eran cuestiones de índole extracontractual, que ninguna relación guardan
con el asunto que ahora nos ocupa.
En ese procedimiento el actor pretende, en atención al contenido del Anexo de la L.R.C.S., que se le indemnice
por la agravación de las secuelas que sufrió como consecuencia del siniestro, secuelas que ya había reclamado
a esa aseguradora y por las que ya había sido indemnizado, reclamando igualmente en atención al contenido
del Anexo ya indicado, por encontrarse en situación de Incapacidad Permanente Total.
Por el contrario, en el presente caso nos encontramos ante una reclamación contractual, en atención al
contenido de una póliza de accidentes personales y, el actor, hasta el año 2012 -fecha en que se le reconoce
en situación del I.P.Total por el I.N.S.S.,- no había formulado ninguna reclamación por las múltiples y graves
secuelas sufridas en el siniestro que nos ocupa.
Conviene observar que el demandante no pasó de oír bien, a estar sordo, pues como consecuencia del siniestro
perdió un 62% de audición y nada reclamó por esa pérdida auditiva, del mismo modo que nada reclamó
por el trastorno adaptativo con alteración de las emociones, que también se agravó posteriormente, como
tampoco formuló reclamación por las otras 12 secuelas que presentó como consecuencia del siniestro y no
se agravaron.
b) Se analiza en el mismo Fundamento jurídico de la sentencia, lo que debe entenderse por "invalidez
permanente", y lo cierto es que tal concepto no está definido, ni en las condiciones particulares, ni en las
condiciones generales aportadas por esta parte a petición de la demandante, indicándose en la propia
sentencia que "la invalidez permanente referida a una persona puede ser considerada como un defecto físico o
mental que imposibilite o dificulte a una persona para alguna de sus actividades" , que es exactamente lo mismo
que sostenía esta parte en el Fundamento de Derecho II de nuestra contestación.
Siendo así las cosas, parece evidente que si se equipara invalidez permanente, con defecto físico permanente
que implique o dificulte alguna actividad, cada una de las 14 secuelas que se le reconocieron al actor, incluso
aisladamente consideradas, constituyen una invalidez permanente.
En contra del criterio que sostuvo la propia parte actora en la Audiencia donde, que como ya hemos reseñado,
se refirió una y mil veces a que las condiciones generales forman parte integrante del contrato y que a ellas
hay que estar para delimitar el concepto de invalidez permanente, el juzgador de instancia, considera que no
es de aplicación al caso lo establecido en el art. 44 de las condiciones generales -referente a la garantía de
invalidez permanente-, al considerar que tal precepto es una cláusula limitativa de derechos -muy discutible a
nuestro entender-, que ha de ser aceptada expresamente por el asegurado. Pero incluso de ser así, lo cierto
es que habrá que buscarle un sentido al término invalidez permanente y, a nuestro juicio, no cabe otro que el
considerar la invalidez permanente, como sinónimo de defecto físico o psíquico que limite o dificulte algo.
Visto el contenido del art. 44 al que nos hemos referido, es evidente que invalidez permanente es sinónimo de
"secuela" y por ese motivo al referirse ese artículo a los grados de invalidez, -en la póliza por lado alguno se
alude a invalidez, parcial, total o absoluta-, se reseñan "secuelas" como, artrosis de rodilla o cadera, genu varo,
síndrome orgánico de la personalidad, anquilosis de tobillo y muñeca, dorsalgias y lumbalgias con limitación
de movilidad, sordera total etc., etc., indicándose expresamente que "los porcentajes a tipos de invalidez no
especificados de modo expreso...se determinaran por analogía".
c) Se sostiene en la sentencia que la doctrina jurisprudencial, desliga los grados de incapacidad previstos en la
legislación social, con los propios de la legislación civil derivada del contrato de seguro, -como de hecho así es
de forma prácticamente unánime- pero, pese a ello, inmediatamente a continuación se refiere a la posibilidad
de valorar el artículo 137 del RDL 1/1994 que aprueba el Texto Refundido de la Ley General de La Seguridad
Social.
No debemos olvidar, que nos encontramos ante un contrato y para determinar la cobertura y alcance del mismo,
obviamente habrá que estar a su contenido y no a los criterios que la Seguridad Social sigue para determinar si
un determinado trabajador se encuentra imposibilitado o presenta limitaciones para desempeñar su trabajo.
No nos encontramos ante una póliza con vinculación a un contrato de índole laboral, nos encontramos ante un
seguro de automóvil donde el conductor está cubierto por un seguro de accidentes personales, trabaje o no.
d) Al aludir en la resolución apelada al criterio jurisprudencial sobre la prescripción, en lo que a daños corporales
se refiere, se indica que el cómputo del plazo no se inicia "hasta que el perjudicado tuvo un conocimiento
seguro y exacto de la entidad de los mismos" , para a continuación indicar que no en todos los casos "el alta
médica determina el día en que la prescripción comienza" , indicando a continuación que "en el caso de daños
continuados el plazo de prescripción comienza el día de la producción del definitivo resultado, es decir, en el

9
JURISPRUDENCIA

momento en que es conocido cuantitativamente el total resultado dañoso" , afirmaciones éstas a las que hemos
de efectuar una serie de puntualizaciones.
Comenzaremos indicando que aquí no nos encontramos ante un supuesto de daños continuados, pues según
la propia parte actora lo que se produjo fue una agravación de dos de las secuelas ya existentes a raíz del
siniestro.
Por otro lado indicar, que a nuestro juico, lo verdaderamente relevante, es determinar la fecha en que la acción
se puede ejercitar y lo cierto es que visto el contenido de la sentencia dictada por la Audiencia Provincial de
A Coruña del año 2002, -en atención al contenido del informe forense del año 2000-, el actor ya podía haber
ejercitado acciones contra la entidad aseguradora Mapfre visto el contenido de la póliza de accidentes suscrita,
sin tener ninguna necesidad de esperar a que la Seguridad Social lo declarara en situación de incapacidad
permanente total, declaración que, como ya queda dicho, obedeció a una solicitud del propio demandante. En
definitiva, no era necesaria ninguna "agravación", para que la acción pudiera ser ejercitada Si nos centramos
en la "agravación", lo cierto es que el actor ya está completamente sordo de ambos oídos en el 2004, por lo que
también a partir de esa fecha podrían haber reclamado en atención al contenido de la póliza, tanto la sordera
total y las otras 13 secuelas que ya se le habían reconocido.
Que las secuelas que sufrió el actor -y cualquier otro individuo- se pueden agravar, es una obviedad, pero
una cosa es que se puedan agravar y otra muy distinta es que la posibilidad de una agravación, pueda dar
pie a esperar que tal agravación se produzca, para formular la oportuna reclamación y así reclamar, tanto la
agravación, como lo que no fue objeto de agravación y no se había reclamado en plazo pues, reiteramos, el
actor no se quedó sordo y tuvo problemas psiquiátricos como consecuencia de la agravación, pues ya existía
un déficit auditivo como consecuencia del siniestro del 62% en el año 2000 y ya en ese mismo año también
tenía problemas psiquiátricos y, por esas dos secuelas y otras 12 más, ya podría haber reclamado.
Si el actor hubiera reclamado por sus "secuelas" en atención al contenido de la póliza y, posteriormente estas
secuelas se agravan, -que es lo que sucedió en el litigio seguido contra Allianz-, a nuestro juicio si podría haber
ejercitado acciones como consecuencia de la agravación, siempre y cuando la reclamación se efectuara en
plazo. Lo que no cabe es que habiendo prescrito su derecho para reclamar por invalidez permanente como
consecuencia de las múltiples secuelas sufridas, que la agravación de dos de estas secuelas, conviertan una
acción ya prescrita, en no prescrita.
La cuestión es, en definitiva, si un derecho prescrito puede renacer por hechos posteriores a su extinción y a
nuestro juicio, tal posibilidad no cabe. Lo que prescribe, es la acción y para que pueda empezar a computarse
el plazo de prescripción para el ejercicio de la acción, esta debe haber nacido y lo cierto es que en el año 2000 o
2002, el ahora demandante podría haber ejercitado acciones, sin que fuera preciso ningún tipo de declaración
por parte de la seguridad social y, como la acción ya ha nacido, el cómputo del plazo de prescripción empieza
a correr. Entender lo contrario, supondría afirmar que el derecho del actor, no nace hasta que se reconoce su
derecho a percibir una prestación por Invalidez Permanente de la Seguridad Social, como si esta fuera una
de las partes del contrato. Como así indicó la Sentencia de la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de
A Coruña de 18.12.15 , "no es factible ahora revivir una pretensión indemnizatoria con base a la involución de
tal enfermedad, por la que nunca antes, pudiendo hacerlo, se había reclamado" y lo cierto es que al actor "pudo
hacerlo" hace muchos años.
e) Se cita la sentencia del T.S. de 9 de enero de 2013 , que resuelve una reclamación por responsabilidad
extracontractual, -nada que ver con lo que aquí ocurre- en relación a un accidente de tráfico acaecido en el año
1.999, pero en la citada resolución, se partía de la base de que al entonces lesionado, ya se le había indemnizado
como consecuencia de las secuelas sufridas a raíz del siniestro y, posteriormente, como consecuencia de la
agravación de las mismas, reclamó por tal agravación o "segundas secuelas" y en atención a que se le había
reconocido una incapacidad por parte de la Seguridad Social. El supuesto que se analiza, no sería equiparable
al que nos ocupa -donde no hay reclamación previa por secuelas- y si podría ser equiparable al procedimiento
que se siguió contra Allianz. Por otro lado, el criterio expuesto en la citada sentencia, es contrario al que se
alude en la propia resolución recurrida, donde expresamente se indica que mayoritariamente, la jurisprudencia
desliga los grados de incapacidad previstos por la Seguridad Social, con los propios de la legislación civil.
f) Se indica en la resolución apelada, que en la propia póliza se establece en el art. 44 que "si concurren
situaciones invalidantes del 100% o del 80% con gran invalidez, la indemnización se aumentaría en un 100%
sobre el respectivo porcentaje" , dando a entender que en atención a lo indicado, la acción no estaría prescrita,
pues pudiera resultar que en un futuro necesitara la ayuda de una tercera persona. Llevando ese argumento
a sus últimas consecuencias -que no deja de ser más que un posible futurible-, lo cierto es que la acción
nunca prescribiría, pues siempre podría suceder que unas determinadas secuelas acaben ocasionando una
gran invalidez. Lo que dudamos, es que la víctima pase automáticamente de no tener derecho a reclamar

10
JURISPRUDENCIA

nada como consecuencia de las secuelas sufridas y, años después, de forma automática, pase a ser un gran
inválido. Es seguro que si con el paso de los años la víctima acabó en situación de gran invalidez, previamente
formularía una reclamación por las secuelas que finalmente lo llevaron a esa situación.
g) Se nos dice que, en la Sentencia dictada por la Audiencia Provincial, a raíz del accidente de tráfico, se
considera que el denunciante no se encuentra en situación de Incapacidad y, con respecto a esta cuestión,
nos remitimos a lo ya ampliamente expuesto en el hecho tercero de nuestra contestación que, en aras de la
brevedad, damos aquí por reproducido.
h) Se incide nuevamente en el último párrafo del Fundamento de Derecho Tercero, en que el plazo de
prescripción no comienza a computarse hasta que se produce el total resultado dañoso y que este ha de ser
valorado en su globalidad, sin que se le pueda exigir al actor que, ejercite acciones por sus secuelas, sin estar
todas ellas consolidadas.
Como ya hemos repetido hasta la saciedad, el actor se encuentra en situación de invalidez permanente,
visto el contenido de la póliza, al menos desde el año 2002 y las secuelas ya se encontraban estabilizadas
un par de años antes a la vista del contenido del informe forense, por lo que pudo ejercitar acciones sin
necesidad de esperar a que dos de las muchas secuelas sufridas se agravaran, lo que en principio no deja
de ser más que una "posibilidad" y con un grado muy elevado de incertidumbre. Que alguna secuela con el
trascurso del tiempo se agrave, no implica que no pueda hablarse de estabilización. Lo dicho es a nuestro
juicio tan evidente, que en el propio Anexo de la L.R.C.S. vigente en la fecha de los hechos que nos ocupan, -no
aplicable a este supuesto, pero que nos vale a efectos prácticos-, expresamente se establece -apartado Primero
punto 9-, que "La indemnización o la renta vitalicia solo podrán ser modificadas por alteraciones sustanciales
de las circunstancias que determinaron la fijación de aquellas o la aparición de daños sobrevenidos", lo que
evidentemente no quiere
decir que el plazo de prescripción comience a computarse cuando "aparecen" esos daños sobrevenidos, que
es básicamente lo que se sostiene en la sentencia. En el mismo sentido se expresa el art. 43 del actual Texto
Refundido de la L.R.C .S., al referirse a la modificación de las indemnizaciones ya fijadas, pues estas pueden
ser revisadas por alteración sustancial de las circunstancias, precepto que se suele aplicar para reclamar
la agravación de las secuelas que ya han sido objeto de indemnización, pero que se considera que son
consecuencia del siniestro.
Como ya queda dicho, la agravación siempre es posible, pero no podemos concluir, en atención a tal dato, que
el término inicial del plazo de prescripción es "indefinido" o "indeterminado".
6º): Intereses moratorios
Se condena a mi representada al pago de intereses moratorios desde la fecha de la primera reclamación, esto
es, desde el 19.12.2012.
Con respecto a esta cuestión indicar, que la negativa al pago por parte de mi representada, dadas las especiales
circunstancias que concurren en el presente, entendemos que está más que justificada, como así se desprende
de todo lo expuesto en el presente recurso, por lo que podría ser de perfecta aplicación al caso, la excepción
al pago de intereses moratorios establecida en el art. 20.8 de la L.C.S .
Estamos hablando de un siniestro acaecido el 20.12.98 y la primera reclamación, en atención al contenido de
la póliza de accidentes suscrita lo fue, trascurridos nada más y nada menos que 14 años desde el siniestro.
Por otro lado, que cuando el actor formula la primera reclamación a Mapfre, el 19.12.12, ya podría en
realidad haber ejercitado acciones judiciales, pues el INSS ya le había declarado en situación de Incapacidad
Permanente Total, aludiendo en tal reclamación que "...es indiferente que la invalidez sea absoluta o total dado
que en la propia póliza no se distingue, cubriendo invalidez permanente con 16.000.000" . Pese a lo indicado
por el propio actor, esperó exactamente 4 años y 11 meses desde la primera reclamación, para presentar la
oportuna reclamación judicial, en lo que consideramos un claro y evidente abuso de derecho y por tal motivo
entendemos que no procede el pago de los intereses moratorios impuestos.
III.- En escrito de oposición al recurso de apelación, por la representación procesal de D. Edemiro se realizaron
las siguientes alegaciones:
1º) La cuestión central del litigio es: ¿cómo afecta la prescripción en un "seguro conductor -accidentes
personales" en caso de evolución tórpida de las secuelas sufridas por un conductor lesionado en un accidente?
Recordemos único motivo de oposición esgrimido por la aseguradora.
Como premisa hay dos hechos indiscutidos:

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JURISPRUDENCIA

La existencia de una mala evolución de su situación clínica.-Es una cuestión que no se discute de adverso.
La agravación se refiere tanto a la sordera bilateral como a los graves trastornos psiquiátricos posteriores
derivados de dicha sordera bilateral, todo ello reflejado en la demanda.
Que la agravación de las secuelas tiene su origen en el accidente de tráfico.- Tampoco es una cuestión discutida
por Mapfre en el presente juicio (curiosamente si en el otro juicio a que haremos mención más adelante).
¿Cuándo se inicia el "dies a quo" para reclamar?
¿Puede reclamar por la agravación el Sr. Edemiro antes de que esta se produzca? Parece evidente que no.
Sería absurdo. ¿Cómo va a reclamar en base a una sordera bilateral y en base a unos trastornos psiquiátricos
derivados de dicha sordera bilateral si aún no se han producido?
¿Cuándo se inicia el plazo para reclamar? Cuando se determine totalmente el alcance definitivo de su situación
clínica, es decir, cuando el perjudicado tuvo conocimiento cierto, seguro y exacto del perjuicio. La STS, Sala
Primera de la Civil, nº 308/2010 de 25 de mayo dice: "En estos casos, es reiterada la doctrina jurisprudencial
de que no puede entenderse como fecha inicial del cómputo la de alta en la enfermedad, sino la de la
determinación del efecto de invalidez de las secuelas, es decir, el momento en que queda determinada la
incapacidad o los defectos permanentes originados, pues hasta que no se conoce su alcance no puede
reclamarse con base a ellas, ya que es ese momento cuando el perjudicado tiene un conocimiento preciso de
la entidad de los perjuicios"
¿Cuándo se puede considerar que ha quedado totalmente determinado el alcance definitivo de su situación
clínica? Esta cuestión ya ha sido resuelta en una sentencia anterior.- Hemos aportado con la demanda
(documento 46) la sentencia dictada en un juicio seguido por responsabilidad extracontractual contra la
aseguradora responsable del accidente (que también alegaba prescripción, en este caso por el transcurso de
un año). En dicha sentencia dictada en el procedimiento anterior se indica en el fundamento de derecho tercero
(pág. 6 y 7):-Don Edemiro comienza con un seguimiento médico por hipoacusia el 18/02/2004 (documento
número 26), que empeoró en agosto de 2008 y que avanza durante el año 2009 hasta que el 18/11/2010 se
le somete a una intervención quirúrgica (documento 33) en la que está ingresado hospitalariamente seis días
(hasta el 22/11/2010)
El perito de designación judicial, Dr. Jon , afirma que no descarta la necesidad de un segundo implante coclear
para mejorar la capacidad auditiva, lo que supondría que ni siquiera se ha alcanzado un conocimiento cierto,
seguro y exacto de la entidad del mismo en la actualidad. Los daños de la hipoacusia siguen en constante
evolución por empeoramiento y por necesidad de determinar su alcance y las medidas necesarias para reparar,
lo máximo posible, el daño causado por el accidente.
-La situación psicológica de don Edemiro también fue evolucionando desfavorablemente. La demandada
pretende hacer ver que la situación estaba estabilizada en el año 2008. No es cierto. En el documento numero
34 el servicio de psiquiatría del CHUAC afirma que el paciente fue derivado a esa unidad en julio de 2008 en el
que mostraba una sintomatología ansioso depresiva y presentaba problemas cognitivos importantes. Pero si
analizamos ese informe podemos comprobar que para llegar a la conclusión fue necesario un diagnóstico y
una posterior evaluación del paciente después implante coclear. Es decir que hasta la intervención quirúrgica
en la que se somete al actor a un implante coclear no se pudo saber de manera cierta el estado mental del
paciente por lo que hasta el informe de 12/04/2011 no puede considerarse el inicio de la prescripción por
estos hechos.
-Por la sentencia del Juzgado de lo Social número cinco de A Coruña de 01/03/2013 . Dicha sentencia valora la
incapacidad permanente absoluta. En consecuencia y en virtud de la STS de 09 de enero de 2013 plazo anual
de prescripción de dicha acción aquiliana no ha de comenzar a computarse hasta que no recae resolución
firme concretando tal situación. Por este motivo no estaría prescrita.
Todos los documentos que se mencionan en dicha sentencia figuran unidos con la demanda del presente
juicio (y ya figuraban en la reclamación previa efectuada a Mapfre en su día).
Dicha sentencia fue confirmada por la dictada por la Audiencia Provincial de A Coruña, sección Tercera, el 19 de
abril de 2017 .- En el fundamento de derecho primero se indica que: "Se aceptan y comparten los fundamentos
de derecho de la sentencia apelada, que se dan por reproducidos como parte integrante de la presente en aras
a inútiles repeticiones, salvo en el particular que se dirá".
El particular se refiere a la condena a una parte de los intereses moratorios (cuestión que está pendiente de
casación), indicando la Audiencia, en relación con "La fecha inicial del devengo de los intereses" que: "3º.-
Se hace una salvedad o matización en la aplicación rigurosa del mencionado precepto en los supuestos
de incapacidad permanente (parcial, total o absoluta), cuando lo reclamado es la indemnización por una

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JURISPRUDENCIA

incapacidad declarada administrativa o laboralmente; cuando con posterioridad se inician expedientes


administrativos sobre incapacidad. La razón es que hasta esa fecha no había surgido el daño indemnizable (la
incapacidad declarada) [ Ts. 5 de julio de 2013 (Roj: STS 3606/2013, recurso 194/2011 ) y 1 de octubre de 2010
(Roj: STS 5150/2010, recurso 1315/2005 )]...Debe tenerse en cuenta que don Edemiro causó baja laboral el
14 de diciembre de 2011, que es el inicio del cómputo del plazo para pasar a una incapacidad permanente. El
27 de abril de 2012 fue declarado por el INSS en situación de incapacidad permanente total. Y por sentencia
del Juzgado de lo Social de 1 de marzo de 2013 se reconoció el grado de absoluta. Es decir, todos los hitos
son posteriores al burofax de 22 de noviembre de 2011. Además, la aseguradora ignoraba tal situación de
incapacidad, así como la reclamación por ese concepto, hasta que se presenta la demanda. Por lo que la
indemnización correspondiente a este daño devengará el interés a contar desde el 23 de enero de 2015...Por
lo que, en el fallo de la sentencia se acuerda: 2º.- Revocar parcialmente la sentencia apelada, en el sentido de
que la indemnización fijada en la primera instancia de ciento sesenta y un mil setecientos treinta y tres euros
con noventa y nueve céntimos (161.733,69 €), devengará el interés establecido en el artículo 20 de la Ley de
Contrato de Seguro de la siguiente forma:
(a) En cuanto a la cantidad de sesenta y un mil setecientos treinta y tres euros con noventa y nueve céntimos
(61.733,69 €), desde el 22 de noviembre de 2011 hasta el 16 de septiembre de 2016.
(b) En cuanto a los otros cien mil euros (100.000,00 €), desde el 23 de enero de 2015 hasta el 16 de septiembre
de 2016".
¿El "dies a quo" fijado para reclamar por la cobertura de Responsabilidad Civil debe ser distinto si se reclama por
la cobertura del seguro de accidentes del conductor? No parece razonable. No existe razón alguna para fijar un
día distinto de inicio del plazo para reclamar dado que los hechos que se tienen en cuenta son los mismos y el
momento en que ha quedado totalmente determinado el alcance definitivo de su situación clínica es el mismo.
Entendemos que incluso podría ser contradictorio fijar un "dies a quo" distinto en uno y otro litigo.
La aseguradora sostiene que esas sentencias anteriores no le afectan.
Entendemos que si por el efecto positivo de la cosa juzgada.- En su recurso indica la aseguradora que: "Lo
primero que hemos de decir con respecto a tal sentencia es, que no produce, no ya cosa juzgada, sino tampoco
ningún tipo de pronunciamiento que sea vinculante o relevante para el presente litigio pues lo que se ventilaba
en ese procedimiento eran cuestiones de índole extracontractual, que ninguna relación guardan con el asunto
que ahora nos ocupa". Discrepamos de la aseguradora. Las cuestiones fácticas tales como el alcance del
agravamiento del resultado lesivo y el momento en que ha quedado determinado el alcance definitivo de su
situación clínica a efectos de fijar el "dies a quo" es exactamente el mismo en uno y otro litigio al ser procesos
conexos. Si bien no puede existir cosa juzgada sobre lo que no ha sido juzgado, si algún presupuesto de lo
que ahora se juzga ya fue decidido en una sentencia anterior, el pronunciamiento judicial ya emitido sobre este
extremo vincula positivamente la emisión del segundo.
Como reiteramos, en el proceso anterior ya fue resuelto cuando se iniciaba el "dies a quo" porque son las
mismas circunstancias fácticas en uno y otro litigio
y aunque es cierto que para que la cosa juzgada cumpla su función negativa es preciso que entre el caso
ya resuelto por sentencia y el posterior se de identidad entre las cosas (acción), la causa de pedir y las
personas que litigan, no es menos cierto que hay supuestos en los que no concurren todas las mencionadas
identidades y los procesos solo son parcialmente coincidentes o conexos, de modo que la sentencia anterior
es condicionante o prejudicial de la que ha de recaer en el segundo proceso, a la que sirve de base, en cuyo caso
la cosa juzgada no opera impidiendo el proceso (función negativa) sino vinculando la decisión del segundo en
lo que ha sido resuelto en el primero (función positiva).
Esta cuestión la explica mejor que esta parte la sentencia recurrida cuando indica, en el fundamento de derecho
tercero: "En cuanto a los hechos fácticos relevantes de la causa han quedado reflejados en la sentencia dictada
por este Juzgado en el Juicio Ordinario 39/2015 aportada como documento número 46 de la demanda. Dicho
procedimiento produce un cierto efecto prejudicial (es cierto que las partes no son las mismas) y la parte
demandada no discrepa de los hechos. La discrepancia no es fáctica por lo que los hechos de aquella sentencia
pueden considerarse probados ( artículo 281.3 LEC ). Es más, Mapfre parte de los mismos para alegar
prescripción y aduce que las agravaciones posteriores (trastorno orgánico de la personalidad e hipoacusia
bilateral) son irrelevantes a los efectos de este proceso.
La aseguradora dice que "aplicando el criterio indicado ¿no estaremos dejando al arbitrio de la parte actora el
día inicial del cómputo del plazo de prescripción?"

13
JURISPRUDENCIA

No compartimos dicho argumento: el asegurado no decide sobre la evolución de la hipoacusia hasta la sordera,
ni sobre la existencia de graves trastornos psiquiátricos derivados de la sordera y su tratamiento, que son las
cuestiones determinantes para fijar el "dies a quo" no la voluntad del lesionado.
En conclusión, por todo lo expuesto se entiende que debiera desestimarse la excepción de prescripción que
es el único motivo de oposición de la aseguradora.
2º) A mayor abundamiento ¿Qué debemos entender por la acepción "invalidez permanente" ?
La mayor parte de la argumentación de la compañía gira sobre la interpretación que hace de este concepto.
¿Qué entiende la aseguradora por "invalidez permanente" ? Dado que en la póliza no se concreta nada, acude
al CC y al diccionario de la lengua para saber lo que es y llega a dos conclusiones: 1.- El concepto de invalidez
permanente debe desvincularse completamente de los conceptos de invalidez de la Seguridad
Social. 2.- Cualquier secuela supone invalidez permanente y ya desde ese momento pudo ejercitar la acción
por lo que estaría prescrita.- En la contestación a la demanda dice "en el presente caso, no existe en el contrato
ningún tipo de delimitación del concepto de invalidez permanente y por ello, para interpretar tal contrato
debemos acudir a lo dispuesto en el artículo 1281 del CC , según el cual "si los términos de un contrato son
claros y no dejan duda sobre la intención de los contratantes, se estará al sentido literal de sus cláusulas". Y lo
cierto es que lo que cubre la póliza es la invalidez permanente y, según el diccionario de la lengua, inválido es
"la persona que adolece de un defecto físico o mental, ya sea congénito o adquirido, el cual le impide o dificulta
alguna de sus actividades" ; añadiéndose en el recurso que: "en la póliza suscrita por lado alguno se equipara
la invalidez permanente con una declaración de incapacidad permanente total o absoluta de índole laboral".
Así las cosas es un hecho reconocido por la propia aseguradora que la póliza no concreta lo que debemos
entender por invalidez permanente. Y esta falta de concreción, se recoge expresamente en la sentencia
recurrida, no puede favorecer a la aseguradora. La doctrina del Tribunal Supremo dice que la oscuridad ha de
perjudicar a la parte que ha redactado el contrato, y lo que pretende la aseguradora es, a falta de claridad o
concreción, hacer una interpretación de invalidez permanente favorable a sus intereses.
La sentencia de instancia integra el concepto de forma lógica y razonable, apoyándose en la normativa vigente,
incluida también la laboral.
3º) ¿El hecho de no haber reclamado la invalidez permanente por las secuelas existentes cuando se emite el
informe forense supone que ya no tiene acción para reclamar?
Reiterar que no estamos en un contexto de falta de acción sino de prescripción de la acción. Y tal y como ha
razonado la sentencia de instancia, el dies a quo que inicia la prescripción es cuando el lesionado conoce,
quedando totalmente determinado, el alcance definitivo de su situación clínica.
En contra de lo argumentado por la aseguradora, para considerar que no tiene acción el Sr. Edemiro ,
reiteramos que los daños personales fueron evolucionando y mientras el perjudicado no tiene perfecto
conocimiento del daño totalmente sufrido, tiene acción para reclamar.
La mayor situación invalidante viene dada por la sordera (parcialmente paliada por el trasplante coclear) y el
"trastorno adaptativo con alteración mixta de las emociones y del comportamiento encuadrable en síndrome
orgánico de la personalidad" derivado de la sordera.- Debemos recordar que el agravamiento ha sido valorado
en la demanda por responsabilidad civil contra Allianz en más de 160.000 euros.
Cuando se emite el informe de sanidad el forense (doc. 21) no fija secuela psiquiátrica alguna. Dicha secuela
se fija en sentencia a raíz del informe pericial del Dr. Hugo el cual indica que a consecuencia del accidente
sufre un "trastorno adaptativo con alteración mixta de las emociones y el comportamiento" del que no necesitó
asistencia psiquiátrica "con disminución ligera de la capacidad de atención y concentración" y respecto del
cual no recibió tratamiento psiquiátrico alguno.
Al agravarse su sordera es cuando necesita tratamiento psiquiátrico continuado (situación en la que sigue en
la actualidad). Figura unido a autos el informe pericial del Dr. Jacinto (documento 37): "las secuelas de su
sordera lo han llevado a un estado mental de difícil solución (no olvidemos que nos hablan de grave alteración
de las funciones mentales para organizarse, planificación, control emocional, falta de atención y desbordado
por las situaciones (aunque sean simples), que lo llevan a confusión mental".
Es en fecha 12 de abril de 2011 cuando el Servicio de Psiquiatría del CHUAC de A Coruña informa (documento
34): "...En la evaluación que se realizó se confirmó la presencia de una grave alteración de las funciones
frontales o ejecutivas (lo que tradicionalmente hemos denominado funciones mentales superiores) que
implican habilidades tales como:

14
JURISPRUDENCIA

1.- Planificación de actividades.


2.- Organización.
3.- Control del propio rendimiento (evaluación de la adecuación en la realización de tareas).
4.- Autorregulación o control emocional.
5.- Capacidades empáticas.
El paciente mostraba de base, una importante alteración de la atención (que con la hipoacusia se agravaba).
En el aquel momento esta situación le incapacitaba radicalmente para el desempeño en su trabajo habitual
y le interfería gravemente en sus actividades cotidianas. El implante coclear ha posibilitado una cierta
mejoría en la situación del paciente, pero los déficits señalados, aunque levemente atemperados, siguen
presentes e interfiriendo de manera gravemente incapacitante su capacidad de desempeño profesional y en
sus actividades de la vida diaria".
Y son esas limitaciones derivadas de su sordera y de sus graves problemas psiquiátricos los que llevan a
una inequívoca situación de invalidez permanente. En el informe médico de evaluación de incapacidad el
INSS (documento 35) Inspección médica del INSS se establecen las siguientes limitaciones orgánicas y /
o funcionales: "hipoacusia; implante coclear derecho. Animo subdepresivo; anhedonia, apatía, irritabilidad.
Gonalgia izquierda", y en el apartado "juicio clínico laboral" se dice que está "limitado para tareas de
comunicación verbal fluida, tareas de alta responsabilidad, altos requerimientos mentales, situaciones
estresantes y/o tareas de deambulación prolongada". El Juzgado de Lo Social (documento 41) concede
la invalidez permanente absoluta a don Edemiro por las limitaciones orgánicas y funcionales siguientes:
"hipoacusia; implante coclear derecho; ánimo subdepresivo, anhedonia, apatía, irritabilidad; gonalgia izquierda,
y por tanto limitado para tareas de comunicación verbal fluida, tareas de alta responsabilidad, altos
requerimientos mentales, situaciones estresantes y/o tareas de deambulación prolongada".
De ahí que la sentencia recurrida diga, en relación a los trastornos psiquiátricos que: "... Esta agravación es
además fundamental porque este trastorno, unido a la sordera, le impide desarrollar actividades de su vida, no
solo las laborales, sino las de ocio, relaciones personales... Es decir que hasta que no se determina de forma
nítida este trastorno no se determina el carácter total de la invalidez permanente".
Ese total resultado dañoso ha de ser valorado en su globalidad, sin que suponga que las acciones nunca
prescribieran, como argumenta la aseguradora. Es cierto que las secuelas evolucionan, pero ello no da derecho
a reclamar cuando la evolución es normal. Para que pueda considerarse que existe un agravamiento tiene que
existir una evolución tórpida de una hipoacusia (hasta la sordera) y una nueva secuela (alteración grave de las
funciones frontales o ejecutivas, lo que tradicionalmente hemos denominado funciones mentales superiores),
que ha llevado a una situación de incapacidad permanente absoluta judicialmente declarada.
Lo anterior no es desvirtuado por los razonamientos de la aseguradora. Inicialmente argumenta que la acción
está prescripta porque las secuelas existentes tras la sentencia penal de apelación recogidas en el informe
forense ya cubrían el 100% del capital asegurado. Es lo que sostiene al contestar a la reclamación extrajudicial
-En el documento 55 se dice que "entendemos que las secuelas estabilizadas a la fecha de sentencia de
apelación suman ya el 100% del capital asegurado como cobertura de invalidez permanente del seguro del
conductor, por lo tanto, al haber trascurrido más de 5 años, su reclamación estaría prescrita". Ello parece estar
en relación con lo recogido en las condiciones generales de la póliza en la página 32 "b la existencia de varios
tipos de invalidez derivados de un mismo accidente se determina acumulando su porcentaje, con el máximo
del 100%..." -El argumento que se utiliza es que el Sr., Edemiro no tiene derecho a cobrar porque ya había
agotado el 100%, con lo que a sensu contrario, caso de no haber agotado dicho 100% tendría derecho a cobrar.
Obviamente, la carga de la prueba sería de la aseguradora, no habiendo presentado prueba alguna. Lo lógico
es que se valiesen de una pericial médica, incluso, en el propio documento 55 hablan de "una vez revisada
por nuestros servicios médicos la documentación médica aportada por su letrado", y ni siquiera se aportó ese
dictamen de dichos servicios médicos.
En conclusión, si no se ha demostrado lo argumentado, difícilmente puede considerarse que la acción estuviera
prescrita por esta causa.
Posteriormente la compañía sostiene, cambiando el argumento inicial, que cualquier secuela que limite sería
invalidez permanente y pudo reclamar sin límite la totalidad del capital asegurado, y como no se hizo la acción
estaría prescrita.
A efectos argumentativos sería indiferente que fueran una secuela o más.- Cualquier secuela, siempre que
(según la compañía y el diccionario de la lengua) "le impida o dificulte alguna de sus actividades" dará derecho
a cobrar el 100% del capital asegurado.

15
JURISPRUDENCIA

Obviamente, este argumento choca contra las Condiciones Generales de la Póliza elaboradas por la propia
compañía.- Que, entre otros extremos, en la pág. 31 de las mismas, establece que el 100% del capital asegurado
se paga en supuestos de "Coma vigil; tetraplejia; paraplejia; demencia postraumática; amputación e impotencia
funcional absoluta de dos extremidades o de las dos manos". De ahí que la aseguradora no haya presentado
las Condiciones Generales e incluso se haya opuesto a su unión a autora formulando recurso de reposición
ante la admisión de esta prueba en la Audiencia Previa.
Reiteramos lo indicado antes: la póliza no concreta lo que debemos entender por "invalidez permanente" y esa
falta de concreción no puede favorecer a la aseguradora que es la que redacta dicha póliza.- Es cierto que
en el presente caso existían unas secuelas recogidas en el informe forense, pero no es menos cierto que la
propio sentencia penal (documento 24) decía que "tampoco consta en los hechos probados que el conjunto de
lesiones permanentes le limiten al Sr. Edemiro sus ocupaciones habituales...ni siquiera estamos en presencia
de una incapacidad permanente parcial en términos legales...".
Hacemos nuestras las palabras de la sentencia recurrida en esta punto "...la sentencia de la Audiencia
Provincial, sección penal, establecía que no existía incapacidad permanente. Si bien es un concepto de
responsabilidad extracontractual es un elemento a valorar en el concepto contractual de invalidez permanente
y a la hora de valorar la prescripción de la acción contractual", añadiendo anteriormente que "...No puede
exigirse u obligarse al actor a ejercitar la acción hasta el alcance definitivo de las secuelas, máxime cuando la
compañía aseguradora no dejó claro en la póliza que era la invalidez permanente...".
4º) De la obligación de pagar los intereses moratorios
Se alega en el recurso la aplicación del art. 20.8 LCS al considerar que en este caso existe "causa justificada"
para el impago.
En el presente caso los argumentos que se oponen por la aseguradora son distintos cuando contestan a la
reclamación extrajudicial que cuando contestan a la demanda lo que evidencia que lo único que se hace es
buscar y rebuscar "causas justificadas" para no pagar el siniestro.- Nos remitimos a lo ya indicado: inicialmente
se argumenta que no pagan porque las secuelas existentes tras la sentencia penal ya cubrían el 100% del
capital asegurado. Ahora dicen que como la póliza no define lo que es invalidez permanente cualquier secuela
que dificulte alguna de las actividades del lesionado ya daba derecho a cobrar el
100% del capital asegurado y por ello la reclamación actual estaría prescrita.
También llama poderosamente la atención que en litigios similares los argumento defensivos de Mapfre
sean tan contradictorios.- Hemos aportado en la Audiencia Previa la demanda, la póliza acompañada con la
demanda y la contestación dada por la compañía de seguros Mapfre en el Juicio Ordinario 423/2017 seguido
ante este mismo Juzgado que en la actualidad se encuentra en trámite y pendiente de vista. En este juicio
los hechos son exactamente iguales a los aquí enjuiciados y está basada la reclamación también en una
póliza de accidentes siendo una de las coberturas, la de "invalidez permanente según baremo". Pues bien,
llama poderosamente la atención que en un supuesto idéntico Mapfre se oponga alegando únicamente que la
agravación (sordera total y trastornos psiquiátricos derivados) no tienen relación con el accidente sin alegar
prescripción porque no se hubiese reclamado antes por la invalidez y en el presente caso no se discuta que
la sordera total y los trastornos psiquiátricos deriven del accidente y que solo se alegue prescripción. Ello
también es indicativo de que no existe tal "causa justificada" sino búsqueda de cualquier tipo de justificación
para no pagar.
Finalmente no es cuestión menor que la compañía no sólo no aporte las condiciones generales con la
contestación sino que se oponga en la Audiencia Previa a su aportación para su unión a autos.- Lo que también
es indicativo de que todo aquello que se oponga a sus diversas argumentaciones no debe figurar en el proceso,
aunque se trate de las condiciones generales del contrato redactadas por la propio aseguradora.
El otro argumento utilizado en el recurso para el impago de los intereses es que existió retardo culpable en el
ejercicio de la acción por el Sr. Edemiro dado que pudo ejercitarla después de la reclamación extrajudicial.-
Este argumento no exonera del pago de intereses cuando no existe "causa justificada" como es el caso.-
A modo de información indicar que en el "ínterin" a que se refiere Mapfre el Sr. Edemiro presentó el litigio
contra Allianz, cuyo plazo de prescripción era de un año
y esperó hasta la resolución de dicho litigio para ejercer la acción contra Mapfre.- Si el litigio contra Allianz
fuese desfavorable, por no considerar que existiesen secuelas agravadas o que estas no derivasen del
accidente, obviamente no se presentaría la reclamación contra Mapfre, pareciendo aconsejable esperar hasta
la resolución de dicho litigio.

16
JURISPRUDENCIA

SEGUNDO I.- Como ya tenemos establecido en reiteradas resoluciones (así, nuestras Sentencias de 17 de
noviembre de 2005 , 17 de octubre de 2006 , 11 de enero de 2007 , 14 de mayo de 2009 , 15 de abril de 2010 ,
10 de noviembre de 2011 , 20 de diciembre de 2012 y 23 de abril de 2013 ), el planteamiento por vía de recurso
de cuestiones nuevas y que no han sido oportunamente debatidas en el pleito entraña una clara vulneración
del principio "pendente apellatione nihil innovetur", que veda al Tribunal de apelación resolver alegaciones o
problemas diferentes de los suscitados en la primera instancia, pues, si bien el recurso de apelación permite al
Tribunal de segundo grado conocer del proceso en su integridad y con plenitud de jurisdicción, no constituye
un nuevo juicio ni autoriza a decidir tales cuestiones, quedando su ámbito de conocimiento limitado por los
fundamentos y las pretensiones deducidas ante el tribunal de primera instancia ( art. 456.1 LEC ), por lo cual
el escrito de interposición o la vista del recurso deben considerarse trámites improcedentes para formular
esas pretensiones novedosas y alterar los términos en los que ha sido planteado el litigio, salvo que se trate
de hechos o alegaciones integrados en la "causa petendi" de la pretensión ejercitada o que forman parte del
objeto del debate jurídico definido en dicha instancia ( SS TS 23 junio 1948 , 16 junio 1976 , 6 marzo 1984 , 19
julio 1989 , 21 abril 1992 , 9 junio 1997 , 7 junio 2002 , 3 diciembre 2003 y 30 enero 2007 ). Ello es consecuencia
de la prohibición de la "mutatio libelli" que rige en general el procedimiento a partir del cierre o preclusión del
período alegatorio (así, en los juicios declarativos, los arts. 400 , 412 , 414 , 426 y 443 LEC , en relación con el art.
222.2 de la misma Ley ), tanto en lo que se refiere a los hechos como a la relación jurídica objeto de litigio, de
manera que cualquier cambio o innovación de la cuestión controvertida, tal y como ha quedado definida por las
partes, realizada extemporáneamente, conculca una garantía fundamental del proceso vinculada al derecho
constitucional de defensa ( art. 24 de la Constitución Española ). En este sentido, tiene declarado una reiterada
jurisprudencia que las cuestiones nuevas afectan al derecho de defensa, porque se han debido introducir en
el proceso en su momento, conforme a los principios de eventualidad y preclusión, y van, además, contra los
principios de audiencia bilateral y de congruencia ( SS TS 5 junio 1990 , 23 diciembre 1992 , 26 julio 1993 , 2
diciembre 1994 , 7 junio 1996 , 31 diciembre 1999 , 23 mayo 2000 , 2 julio 2002 y 22 noviembre 2007 ).
Concretamente, en el juicio ordinario, de acuerdo con los citados arts. 414 y 426, en relación con los arts.
400 , 405 y 412 de la LEC , la contestación a la demanda, y en su caso a la reconvención, marca el momento
preclusivo para la alegación de excepciones o causas de oposición por el demandado o reconvenido, sean
procesales o de fondo, sin perjuicio de las alegaciones complementarias en la audiencia previa (art. 426) y de
las relativas a hechos nuevos o de nueva noticia, permitidas en la ley hasta el momento anterior al comienzo
del plazo para dictar sentencia, a través del llamado escrito de ampliación de hechos ( arts. 400.1 y 412.2,
en relación con los arts. 286.1 y 426.4 de la LEC ). En realidad, dada la función delimitadora del objeto del
proceso que cumple la audiencia previa, el cual ha de quedar definitivamente fijado en este acto ( arts. 426
y 428 LEC ), la fase propiamente alegatoria del juicio ordinario, iniciada con la demanda, termina con las
alegaciones complementarias efectuadas en dicha audiencia. Pero, al margen de esta limitada función de
la audiencia previa, no cabe admitir, después de la contestación a la demanda o a la reconvención, nuevos
motivos de oposición o defensa no invocados por el demandado o reconvenido en dichos escritos, ni tampoco
que, precluído el trámite de contestación, el demandado utilice las alegaciones de la audiencia previa, del juicio
o del recurso para contestar a la demanda (en este sentido, nuestras Sentencias de 17 de noviembre de 2005 ,
6 de noviembre de 2007 , 26 de noviembre de 2009 , 11 de febrero de 2010 , 20 de enero de 2011 y 14 de
mayo de 2013 ).
II.- Teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto, las alegaciones realizadas por el letrado de la compañía
de seguros demandada en el acto de la vista del recurso, que se han apartado y nada tiene que ver con las
alegaciones del escrito de contestación a la demanda y del propio escrito de recurso de apelación, coincidentes
entre sí, -prescripción de la acción ejercitada por el demandante, e improcedencia de la aplicación de los
intereses del art. 20 de la Ley del Contrato de Seguro - no pueden ser objeto de estudio en el presente recurso
de apelación.
TERCERO.- El primer motivo del escrito de recurso de apelación, coincidente con el que se sostiene en el escrito
de contestación a la demanda, se refiere a la prescripción de la acción ejercitada -en atención de una póliza de
seguro de automóviles, seguro de conductor. Accidentes personales. Invalidez permanente hasta 16.000.000
pesetas-; fundamentándose la prescripción de la acción en que las secuelas reconocidas en el procedimiento
penal previo -que finalizó por SAP de 13 de junio de 2002 - ya permitían al actor ejercitar la acción, pues ya
se encontraba entonces en situación de invalidez, y pese a ello, no es hasta el año 2012, esto es, cuando es
declarado en situación de incapacidad permanente total, cuando formula la primera reclamación en atención
al contenido de la póliza, y ello pese a encontrarnos ante una acción que prescribe, como así establece el art.
23 de la LCS , a los 5 años.
Este tribunal coincide plenamente con la valoración probatoria realizada por el juzgador de instancia, que
le conduce a la desestimación de la excepción de prescripción, y que hemos reproducido literalmente en el

17
JURISPRUDENCIA

fundamento de derecho primero I de la presente resolución, no siendo obstáculo a dicha valoración probatoria
las alegaciones del escrito de recurso de apelación, teniendo en cuenta las siguientes consideraciones:
En primer lugar, no estamos de acuerdo con la alegación del escrito de recurso de apelación de que lo
verdaderamente relevante es que visto el contenido de la sentencia de la Audiencia Provincial de A Coruña
del año 2002 -en atención al contenido del informe forense del año 2002- el actor ya podía haber ejercitado
acciones contra Mapfre, sin tener necesidad de esperar a que la seguridad social lo declarase en situación de
incapacidad permanente total, ya que el actor está completamente sordo de ambos oídos en el año 2004, por
lo que podría haber reclamado en atención al contenido de la póliza, tanto la sordera total como las otras 13
secuelas que ya se le habrían reconocido, por cuanto, está plenamente acreditado, que, con posterioridad al
año 2002 se produjo una agravación muy importante de la situación de hipoacusia y del trastorno orgánico
de la personalidad, sin que pueda obligarse al actor, bajo sanción de prescripción de la acción, a ejercitar la
acción hasta el alcance definitivo de las secuelas.
En segundo lugar, la sentencia de la Sección 5ª de la Audiencia Provincial de A Coruña de fecha 13 de junio
de 2002 , recaída en el rollo de apelación del juicio de faltas nº 27/99 del Juzgado de Primera Instancia e
Instrucción nº 1 de Carballo, en el que fue condenada la compañía de seguros Allianz, aseguradora del vehículo
contrario al que conducía el ahora demandante D. Edemiro , asegurado en Mapfre, estableció en el fundamento
de derecho segundo que "tampoco consta en los hechos probados que el conjunto de lesiones permanentes
le limiten al Sr. Edemiro sus ocupaciones habituales ya que se omite el párrafo del informe forense en el que
se alude a que el paciente tiene dificultades para caminar, agacharse, subir o bajar escaleras, coger grandes
pesos, o para oír, pero no hemos de olvidar en cualquier caso que es empresario y accionista y por lo tanto su
ocupación habitual no exige esfuerzo físico, de modo que ni siquiera estamos en presencia de una incapacidad
permanente parcial en términos legales.... En consecuencia no se puede conceder al Sr. Edemiro cantidad
correctora alguna por su incapacidad permanente parcial no probada...."
Y si bien es cierto que no podemos decir que existe cosa juzgada, derivada de aquella sentencia, en relación
con aquel procedimiento -lo que en todo caso ni siquiera se alega-, no es menos cierto que, por una parte
tendríamos que atender al efecto positivo o prejudicial en la casa juzgada material, que supone la vinculación
del tribunal a la resuelto con carácter firme en un procedimiento anterior, cuando aparezca como antecedente
lógico o premisa de lo que sea objeto del actual proceso ( artículo 222.4 LEC ), al ser las declaraciones
o fundamentos, contenidos en la primera resolución, prejudiciales y conexos respecto de las cuestiones
sometidas a posterior decisión, impidiendo que se resuelva de manera distinta o contradictora, como sucede
en el presente caso con la motivación y el pronunciamiento de la anterior sentencia que declara que en aquella
fecha el ahora demandante no padecía ningún tipo de incapacidad permanente ni siquiera parcial. Y, por otra
parte, en todo caso, la referida prueba documental -sentencia de la Sección 5ª de la AP de a Coruña -sirve
para justificar que el demandante no haya presentado en aquella época la demanda contra su aseguradora
Mapfre, por cuanto ¿cómo le iba a admitir dicha aseguradora la existencia de una invalidez permanente, objeto
de cobertura en el seguro del conductor, cuando la sentencia de la AP considera que, como consecuencia de
sus secuelas, no tiene ningún tipo de incapacidad permanente, ni siquiera parcial?
En tercer lugar, los mismos razonamientos que hemos realizado con anterioridad en relación con la sentencia
de la Sección 5ª de la Audiencia Provincial de A Coruña, tenemos que hacer en relación con la sentencia nº
82/2016, de fecha 2 de agosto de 2016 , recaída en el procedimiento ordinario nº 39/2015, del Juzgado de
Primera Instancia e instrucción nº 2 de Carballo, seguido a instancia de D. Edemiro contra la compañía de
seguros Allianz, en la que, en el fundamento de derecho tercero, en el que se analiza la prescripción de la
acción, y se dice que "hasta la intervención quirúrgica a la que se somete al actor de un implante coclear no se
puede saber de manera cierta el estado mental del paciente por lo que hasta el informe de 12-4-2011 no puede
considerarse el inicio de la prescripción por estos hechos. Por la sentencia del juzgado de lo social número
cinco de A Coruña de1-3-2013 . Dicha sentencia valora la incapacidad permanente absoluta. En consecuencia
y en virtud de la STS de 9 de enero de 2013 , plazo anual de prescripción de dicha acción aquiliana no ha de
comenzar a computarse hasta que no recae resolución firme concretando tal situación...."
Por lo tanto, el contenido de dicha sentencia, y aun cuando no presuponga la existencia de cosa juzgada,
tenemos que valorarla como una prueba más de que el ejercicio de la acción interpuesta en el presente
procedimiento no podría realizarse en el año 2002, tal y como pretende la aseguradora apelante.
En cuarto lugar, como muy bien dice la sentencia apelada, "no puede exigirse al actor que por tener una
secuela, sin que otras estén consolidadas, debe ejercitar la acción. Mientras una de las secuelas que pueden
ser determinantes o consideradas como invalidez permanente sigue evolucionando la acción pervive y no
comienza el cómputo de prescripción. Esto es lo que ocurrió en este caso en el que las agravaciones de
hipoacusia y de trastorno orgánico de la personalidad son determinantes y relevantes en este proceso porque
ambas determinan per se la invalidez permanente y la cobertura."

18
JURISPRUDENCIA

En quinto lugar, la invalidez permanente, objeto de cobertura, no aparece definida en la póliza de seguros,
y no existe prueba alguna, sino más bien todo lo contrario, de que dicha invalidez pudiera predicarse como
existente con anterioridad a que se produjo el efecto definitivo de las secuelas, que estima la sentencia apelada
el 12-4-2011 ; no siendo admisible, que a pesar de no definirse en la póliza, la aseguradora demandada pretende
que el demandante ya se encontraba en situación de invalidez en el año 2002, y que por tanto podría haberse
ejercitado la acción, con fundamento en que cada una de las 14 secuelas que se le reconocieran al actor es
aquella fecha, incluso aisladamente consideradas, constituyen una invalidez permanente; por cuanto dicha
afirmación se trata de una simple opinión parcial e interesada sin sustento probatorio.
Por los motivos expuestos procede la desestimación del motivo de apelación, fundamentado en la prescripción
de la acción.
CUARTO.-I.- Por último, en relación con los intereses del art. 20 de la Ley del contrato de seguro , en sentencia
nº 466/2014, de 23 de diciembre de 2014 , siendo ponente D. JULIO TASENDE CALVO, hemos dicho:
"Sabido es, y así lo hemos dicho en reiteradas resoluciones, que el deber de diligencia que incumbe al
asegurador, al objeto de determinar la cuantía del pago o de la consignación a realizar en evitación de recargo
por demora, no se incumple si el retraso en el pago de la indemnización se debe a una causa que no es
imputable al asegurador o que está justificada ( art. 20-8º LCS ). Así, la mora no podrá imputarse al asegurador
cuando obedezca a caso fortuito, fuerza mayor, o a culpa del propio asegurado o de un tercero. Habrá causa
justificada cuando no puedan determinarse las causas del siniestro, o su alcance y efectos, sin una previa
decisión judicial, siempre que exista una seria dificultad o una duda objetiva y fundada para saber si el siniestro
se encuentra incluido en el ámbito de cobertura del seguro contratado. No basta la mera disconformidad del
asegurador con la causa alegada o la cantidad reclamada, debiendo valorarse, tanto la complejidad real de
la controversia, como la actitud adoptada por el asegurador en orden a una rápida liquidación del siniestro,
por lo que si la conducta dilatoria de éste, o su oposición a satisfacer la indemnización que se considera
debida, se revelan sustancialmente infundadas deberán aplicarse los intereses. Además, de haber alguna duda
sobre la procedencia de la reclamación, o cuando la misma se considere irrazonable o abusiva, la entidad
aseguradora siempre podrá optar por la consignación, en lugar de la satisfacción directa, para evitar el recargo
legal, pero sin que, en ningún caso, deban recaer sobre el perjudicado o el acreedor las consecuencias de esa
posible discrepancia, empleada como medio para justificar el incumplimiento o el retraso en el pago de la
indemnización debida, sin un fundamento razonable o suficiente.
En general, la jurisprudencia ha estimado injustificada la demora en el pago de la indemnización cuando resulta
ficticia la polémica creada sobre la cuantía de la indemnización o la oposición adolece de evidente fragilidad
( SS TS 7 de mayo de 2001 , 25 de abril de 2002 , 8 noviembre 2004 , 1 julio 2008 y 26 octubre 2010 , entre
otras), sin que baste como justificación la mera oposición al pago o las maniobras dilatorias por parte de la
entidad aseguradora, aunque se formule en un proceso judicial ( SS TS 25 abril 2002 , 8 noviembre 2004 ,
15 de diciembre de 2005 , 2 marzo 2006 , 21 diciembre 2007 y 7 junio 2010 ), o la mera discusión en torno
a la cobertura ( SS TS 7 enero y 8 abril 2010 ), pues la razón del mandato legal radica en impedir que se
utilice el proceso como excusa para dificultar o retrasar el pago a los perjudicados ( SS 16 marzo 2004 , 15
diciembre 2005 , 11diciembre 2006 , 21diciembre 2007 y 11 abril 2011 ). En concreto, se ha venido negando
el carácter de causa justificativa del impago a la sola discusión acerca de la cuantía de la indemnización
pretendida, así como la creencia del asegurador de que corresponde una indemnización inferior a la pedida,
cuando ésta se revela justa o razonable ( SS TS 6 abril 1990 , 3 octubre 1991 , 31 enero 1992 , 3 diciembre 1994 ,
20 mayo 2004 ), sin que la mera iliquidez sea por sí misma excusa razonable para que el asegurador pueda
demorar el pago ( SS 10 diciembre 2004 , 29 noviembre 2005 , 9 febrero 2007 , 29 septiembre 2010 y 1 febrero
2011 ). Por el contrario, se ha considerado justificada la mora en los casos en que es discutible la existencia o
realidad del siniestro, como sucede cuando no se han averiguado sus causas siendo necesario acudir al órgano
jurisdiccional competente para determinarlas, o hay una discrepancia razonable y objetiva sobre su cobertura
( SS TS 4 septiembre 1995 , 12 marzo 2001 , 10 diciembre 2004 , 29 noviembre 2005 , 10 mayo 2006 y 18
octubre 2007 ), cuando la complejidad de las relaciones habidas entre las partes excluye la fácil determinación
de la cantidad realmente adeudada ( SS 5 marzo 1992 , 10 diciembre 2004 , 29 noviembre 2005 y 8 marzo
2006 ), o bien la reclamación es de cuantía exagerada ( SS TS 17 diciembre 2003 y 21 diciembre 2007 )."
II.- De acuerdo con esta doctrina, estimamos que es de aplicación al caso el citado artículo 20 de la Ley de
Contrato de Seguro , ante el absoluto impago o falta de consignación de la prestación debida y el trascurso del
plazo legal que determina el inicio de la mora con arreglo al art. 20.3ª de la LCS , en relación con lo dispuesto
en el art. 9 del TRLRCSCVM.
No se ha acreditado la concurrencia de una causa justificada impeditiva del pago, con arreglo al artículo 20.8ª
de la LCS , revelándose, por el contrario, insuficiente la causa alegada por la recurrente para quedar exonerada
del expresado interés de demora. En primer lugar, como ya razonamos y ha razonado el juzgador de instancia, la

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JURISPRUDENCIA

demandada no puede justificar su negativa al pago en la prescripción de la acción ejercitada, por cuanto resulta
meridianamente claro que se ejercitó la acción cuando podía ejercitarse al estar consolidadas las lesiones.
En Segundo lugar, el actor formuló la reclamación a Mapfre el 19-12-12, y a partir de dicha fecha la compañía
aseguradora podía haber dado cumplimiento a sus obligaciones de pago, por lo que el hecho de que haya
trascurrido más o menos tiempo en presentarse la demanda, cuando durante todo ese periodo podía haber
consignado o pagado, no es causa de exoneración del pago de los intereses del art. 20 LEC ).
QUINTO.- Procede imponer las costas de alzada a la parte apelante ( art. 398 LEC )
VISTOS los artículos citados y demás de general y pertinente aplicación,

FALLO
Desestimando el recurso de apelación interpuesto por la representación procesal de MAPFRE ESPAÑA S.A.,
contra la sentencia dictada por el Juzgado de Primera Instancia nº 2 de Carballo, en los autos núm. 433/2017,
debemos confirmar y confirmamos en todos sus extremos la referida resolución; con imposición de las costas
de esta alzada a la parte apelante.
Esta sentencia no es firme y contra la misma cabe recurso de casación por interés casacional, y en su caso
conjuntamente recurso extraordinario por infracción procesal.
Así, por esta nuestra sentencia de apelación, de la que se llevará al Rollo un testimonio uniéndose el original
al Libro de sentencias, lo pronunciamos, mandamos y firmamos, en el lugar y fecha arriba indicados.

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