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CULTURA Y DEMOCRACIA

AUTOR: GUY HERMET

PROGRAMA EDUCACION PARA LA DEMOCRACIA

Introducción objetivos y análisis

¿Qué es La Democracia?

Para dar respuesta al anterior interrogante debemos partir por las definiciones preliminares sobre
que entendemos por “democracia” podríamos decir que nace de la libertad que es la virtud y
derecho ejercido por quienes conforman el pueblo y por ella el individuo se reconoce como igual a
los demás conciudadanos con independencia de la clase a la que se pertenece, está La libertad
individual, es la que se realiza sometida a los intereses colectivos y que significa el sometimiento a
la ley, es decir la voluntad individual dispuesta al conocimiento, aprobación y cumplimiento de la
ley por el individuo. Con esto estaríamos frente a una definición tradicional, definición que
contrasta con la realidad histórica reciente pues movimientos fraudulentos de gobiernos que
pretenden ser democráticos han desvalorizado este concepto.
Los totalitarismos de todo tipo pretendieron ser democráticos. En Rusia, la revolución
bolchevique reivindicó una democracia supuestamente auténtica “real” por oposición al
subterfugio dominador que se proponía poner de manifiesto en el funcionamiento “formal” de
las instituciones representativas tachadas de “burguesas”.

La democracia es necesariamente una construcción simbólica en que la soberanía que reside


exclusivamente en el pueblo, del cual emana el poder público y que el pueblo ejerce en forma
directa o por medio de sus representantes, en que el poder funciona supuestamente en su
nombre y en su provecho, pero en que, también, se le escapa la practica efectiva y concreta
de la autoridad que recae en manos de los gobernantes que ha elegido.

Esta forma directa ejercida a través de elecciones parece ser idónea cuando se trata de
participación ciudadana pues permite intervenir en la gestión de los asuntos locales por medio
de sus representantes.

A este respecto se enfrentan dos escuelas de pensamiento y dos sensibilidades militantes.


Las primeras conciben la democracia como un mero mecanismo de gobierno desprovisto de
miras sociales o históricas, mientras que las segundas la interpretan por el contrario menos
como un dispositivo institucional que como un proyecto de sociedad destinado a promover la
realización tanto personal como colectiva de todos los ciudadanos, ahora bien en esta escuela
términos como los siguientes deben de resaltarse.

La democracia procesal esta se caracteriza, en efecto, por un conjunto de instituciones y,


más aun, como una especie de regla del juego político. Su objetivo tiende a preservar a los
individuos y a la sociedad contra todos los riesgos de dictadura o despotismo, ya se trate de
los que entrañan los regímenes totalitarios o autoritarios o del peligro potencial de una tiranía
de la mayoría en un sistema representativo.
Sirve para garantizar los derechos individuales dimana ante todo el respeto de reglas y
procedimientos de índole jurídica que prohíben toda acción abusiva por parte del estado aun
democrático.

La democracia representa generalmente un “reino de leyes”. Por consiguiente, en esta


aceptación y según los términos utilizados por Claus Offe, citado por el autor quien señala
que “la virtud de la democracia no radica en el uso del poder con miras a un beneficio y un
progreso y un progreso colectivos sino, por el contrario, en domesticación de un poder cuyo
potencial peligroso y destructor resulta más terrible que sus promesas creadoras”.

La democracia sustancial o de progreso es exactamente la opuesta. Ha marcado todo el


pensamiento político inspirado en la Revolución Francesa y luego en la revolución rusa; su
postulado es que las formas institucionales, los derechos individuales o colectivos, los modos
de representación, la naturaleza y la extensión de la participación, las estructuras
económicas también, no son en el mejor de los casos sino instrumentos opuestos al servicio
de una causa que los supera y que es y que es la única en merecer el calificativo democrático:
el progreso en la igualdad de los hombres y las mujeres hasta tal punto de perfección que
todos se encuentren en condiciones de sacar el mejor provecho de sus dones personales.

En esta trayectoria que va Robes Pierre a Lenin, es evidente que la primicia de la libertad
individual inscrita en la revisión ¨procesal¨ de la democracia se rehúsa por completo. Además,
hoy día aparece sin duda posible que esta interpretación más generosa del buen gobierno
ofrezca el inconveniente importante de servir de argumento aun proyecto totalitario que ha
producido en particular los sistemas comunistas.

La democracia lo que importa es su fin utópico y no los medios de alcanzarlo. En otras


palabras esta es la motivación de los demócratas de progreso, para ellos la democracia se
juzga según la calidad de su propósito que consiste o que la construye.

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