Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Glóbulos Rojos
Glóbulos Rojos
hematíes, son las células más numerosas de la sangre. La hemoglobina es uno de sus
principales componentes , y su función es transportar el oxígeno hacia los diferentes tipos de
tejidos del cuerpo.1 Los eritrocitos humanos, así como los del resto de mamíferos, carecen de
núcleo y mitocondrias, por lo que deben obtener su energía metabólica a través de la
fermentación láctica.2 La cantidad considerada normal en la especie humana fluctúa entre 4
500 000 (en la mujer) y 5 400 000 (en el hombre) por milímetro cúbico (o microlitro) de
sangre,3 es decir, aproximadamente 1000 veces más que los leucocitos. El exceso de glóbulos
rojos se denomina policitemia y su deficiencia se llama anemia.45Los eritrocitos se utilizan
comúnmente en transfusiones en la práctica clínica y se han sugerido como transportadores
de fármacos y nanopartículas.6
Descripción
Ahora bien, esta descripción se aplica a los eritrocitos de mamíferos, pues en el resto de
vertebrados, salvo algunas excepciones, los eritrocitos carecen de la forma bicóncava y
acostumbran ser más grandes que los descritos anteriormente. Esto se debe a que los glóbulos
rojos del resto de vertebrados todavía poseen núcleo.
Eritrocitos de mamíferos típico: (a) visto desde la superficie; (b) en el perfil, formando
rouleaux; (c) dictada esférica por el agua; (d) rindió crenate por la sal. (c) y (d) normalmente no
se producen en el cuerpo.
Los eritrocitos de los mamíferos no poseen núcleo cuando llegan a la madurez, es decir,
pierden su núcleo celular y por lo tanto su ADN; los anfibios, reptiles y aves tienen eritrocitos
con núcleo. Los eritrocitos también pierden sus mitocondrias y utilizan la glucosa para producir
energía mediante el proceso de glucólisis seguido por la fermentación láctica.
Los eritrocitos son producidos continuamente en la médula ósea de los huesos largos, aunque
en el embrión, el hígado es el principal productor de eritrocitos. El bazo actúa como reservorio
de eritrocitos, pero su función es algo limitada en los humanos. Sin embargo, en otros
mamíferos, como los perros y los caballos, el bazo libera grandes cantidades de eritrocitos en
momentos de estrés. Algunos atletas han tratado de explotar esta función del bazo tratando
de liberar sus reservas de eritrocitos mediante fármacos, pero esta práctica pone en riesgo al
sistema cardiovascular, dado que este no está preparado para soportar sangre cuya viscosidad
sea superior a la considerada normal.
Eritrocitos humanos
Los eritrocitos tienen una forma oval, bicóncava, aplanada, con una depresión en el centro.
Este diseño es el óptimo para el intercambio de oxígeno con el medio que lo rodea, pues les
otorga flexibilidad para poder atravesar los capilares, donde liberan la carga de oxígeno. El
diámetro de un eritrocito típico es de 6-8 µm. Los glóbulos rojos contienen hemoglobina, que
se encarga del transporte de oxígeno y del dióxido de carbono. Asimismo, es el pigmento que
le da el color rojo a la sangre.
Para la maduración final de los eritrocitos se necesitan en particular dos vitaminas: la vitamina
B12 y el ácido fólico. Ambas son esenciales para la síntesis del ADN porque las dos, de forma
diferente, resultan necesarias para la formación de trifosfato de timidina, uno de los
componentes esenciales del ADN. Por lo tanto, la carencia de vitamina B12 o de ácido fólico
originan una disminución de la producción de ADN y, en consecuencia, determina un fracaso
de la maduración y división nuclear.
Asimismo, las células eritroblásticas de la médula ósea, además de no proliferar con rapidez,
originan sobre todo eritrocitos de mayor tamaño que el normal denominados macrocitos, con
una membrana muy delgada, irregular y oval, en lugar del disco bicóncavo habitual. Estas
células mal formadas, tras entrar en la sangre circulante, transportan oxígeno con normalidad,
pero debido a su fragilidad, su vida se acorta de la mitad a una tercera parte. Por eso, se dice
que el déficit de vitamina B12 o de ácido fólico produce un fracaso de la maduración
eritropoyetica.
Existen otras causas que alteran la maduración de los eritrocitos, como la deficiencia de hierro
y otras anomalías genéticas que conducen a la producción de hemoglobinas anormales. Todos
estos problemas conducirán a alteraciones de los eritrocitos, por alteración de la membrana, el
citoesqueleto u otros.
Las etapas de desarrollo morfológico de la célula eritroide incluyen (en orden de madurez
creciente) las siguientes etapas:
CFU-E (unidad formadora de colonias de eritrocitos), que luego formará los proeritroblastos.
Proeritroblasto: Célula grande de citoplasma abundante, núcleo grande con cromatina gruesa,
nucléolos no muy bien definidos (20-25 micras).
Eritroblasto basófilo: Más pequeño que el anterior (16-18 micras), citoplasma basófilo,
cromatina gruesa y grumosa, aquí se inicia la formación de la hemoglobina.
Eritroblasto policromatófilo: Mide 10-12 micras, el citoplasma empieza a adquirir un color rosa
por la presencia de hemoglobina, aquí se presenta la última fase mitótica para la formación de
hematíes, no posee nucléolos y la relación núcleo/citoplasma es de 4:1.
Eritroblasto ortocromático: Mide 8-10 micras, tiene cromatina compacta y el núcleo empieza a
desaparecer.
Composición de la membrana
La membrana del eritrocito tiene varios roles que ayudan en la regulación superficial de la
deformación, flexibilidad, adhesión a otras células y reconocimiento inmunológico. Estas
funciones son altamente dependientes de su composición, lo cual define sus propiedades. La
membrana del eritrocito está compuesta de tres capas: el glicocálix al exterior, que es rico en
carbohidratos; la bicapa lipídica que contiene varias proteínas transmembranales además de
sus constituyentes lipídicos principales; y el citoesqueleto membranal, una red estructural de
proteínas localizado en la superficie interna de la bicapa lipídica. La mitad de la masa de la
membrana del eritrocito en humanos y la mayoría de los mamíferos son proteínas, la otra
mitad son lípidos, principalmente fosfolípidos y colesterol.
Lípidos de membrana
La membrana del eritrocito está compuesta por una bicapa lipídica, similar a la que se
encuentra prácticamente en todas las células humanas. Esta bicapa lipídica está compuesta de
colesterol y fosfolípidos en proporciones iguales en peso. La composición lipídica es
importante debido a que define muchas propiedades físicas como la permeabilidad y la fluidez.
Además, la actividad de varias proteínas de membrana es regulada por la interacción con los
lípidos de la bicapa. A diferencia del colesterol que se encuentra distribuido de manera
uniforme entre las monocapas interna y externa, los 5 fosfolípidos principales están dispuestos
de forma asimétrica:
En la monocapa externa
Fosfatidilcolina
Esfingomielina
En la monocapa interna
Fosfatidiletanolamina
Fosfoinositol
Fosfatidilserina
Una exposición de fosfatidilserina puede potenciar la adhesión de los eritrocitos a las células
endoteliales vasculares, evitando eficazmente el tránsito normal por la microvasculatura. Por
ello es importante mantener a la fosfatidilserina en la monocapa interna de la bicapa para
asegurar un flujo sanguíneo normal en micro-circulación.
Las vías metabólicas más importantes para el eritrocito maduro necesitan glucosa como
sustrato. Estas vías se refieren a:
glucólisis
ciclo de Rapoport–Luebering
el potasio intracelular alto, el sodio intracelular bajo y un calcio intracelular muy bajo (bomba
de cationes);
Proporciona ATP para la regulación de la concentración intracelular de cationes (Na+, K+, Ca2+,
Mg2+) a través de bombas de cationes. El eritrocito obtiene energía en forma de ATP del
desdoblamiento de la glucosa por esta vía. Los eritrocitos normales no tienen depósitos de
glucógeno, dependen por completo de la glucosa ambiental para la glucólisis. La glucosa
penetra a la célula mediante difusión facilitada, un proceso que no consume energía. Es
metabolizada a lactato, donde produce una ganancia neta de dos moles de ATP por un mol de
glucosa.
Ciclo de Rapoport–Luebering
Este ciclo es parte de la vía Embden–Meyerhof, y tiene por finalidad evitar la formación de 3–
fosfoglicerato y ATP. El BPG (2,3-bisfosfoglicerato) está presente en el eritrocito en una
concentración de un mol BPG/mol de hemoglobina, y se une con fuerza a la
desoxihemoglobina, con lo que la hemoglobina se mantiene en estado desoxigenado y se
facilita la liberación de oxígeno. El incremento en la concentración de difosfoglicerato facilita la
liberación de oxígeno a los tejidos mediante la disminución en la afinidad de la hemoglobina
por el oxígeno. De esta manera, el eritrocito cuenta con un mecanismo interno para la
regulación del aporte de oxígeno a los tejidos.
Hemoglobina
Es un pigmento especial que da a los eritrocitos su color rojo característico. Su molécula posee
hierro, y su función es el transporte de oxígeno. Está presente en todos los animales, excepto
en algunos grupos de animales inferiores. Participa en el proceso por el que la sangre lleva los
nutrientes necesarios hasta las células del organismo y conduce sus productos de desecho
hasta los órganos excretores. También transporta el oxígeno desde los pulmones (o desde las
branquias, en los peces), donde la sangre lo capta, hasta los tejidos del cuerpo.
Cuando la hemoglobina se une al oxígeno para ser transportada hacia los órganos del cuerpo,
se llama oxihemoglobina. Cuando la hemoglobina se une al CO2 para ser eliminada por la
espiración, que ocurre en los pulmones, recibe el nombre de Carboaminohemoglobina
(también se denomina desoxihemoglobina a la hemoglobina cuándo no está unida al oxígeno).
Si la hemoglobina se une al monóxido de carbono (CO), se forma entonces un compuesto muy
estable llamado carboxihemoglobina, que tiene un enlace muy fuerte con el grupo hemo de la
hemoglobina e impide la captación del oxígeno, con lo que se genera fácilmente una anoxia
que conduce a la muerte.