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El Paso Del Geocentrismo Al Heliocentrismo PDF
El Paso Del Geocentrismo Al Heliocentrismo PDF
heliocentrismo *
Resumen
En la presente exposición se quiere trazar
de manera muy gruesa las grandes directri-
ces que llevan de la concepción geocéntrica
del universo a la heliocéntrica sacrificando he-
chos históricos —sin duda importantes— para
una mejor comprensión de la tesis principal
que se defiende. Por ello me detengo básica-
mente en mostrar la transformación y el de-
bilitamiento de los principios básicos sobre
los cuales se montó el geocentrismo, de modo
que al mismo tiempo esto me permite desta-
car el proceso de consolidación de los presu-
puestos sobre los que va a descansar el helio-
centrismo. Por tanto, de este complejo proce-
so, se analiza principalmente los aspectos as-
tronómicos sin profundizar en los físicos, ma-
temáticos y socioculturales correspondientes.
Abstract
In this paper I show an analysis of the
principal guidelines that lead to geocentric
astronomy to heliocentric astronomy. I make
this sacrificing important historical fact for a
best understanding the main thesis that I pre-
sent. In this way I show the development of
the basic principles that support geocentric
astronomy, both its transformation and its
breakdown. This same analysis allows me
show the consolidation of the main assumptio-
ns that supports heliocentric astronomy. The-
refore, of this complex process, I show the
matters belong to astronomy alone, without
study in depth the physical, mathematical,
social and cultural aspects.
* Versiones anteriores de éste escrito las he presentado en Jairo Roldán, Yoav Ben-Dov y Germán Guerrero, LA COMPLEMENTARIEDAD: UNA FILOSOFÍA PARA EL SIGLO XXI, Programa Editorial Universidad del Valle,
2004.
** Ph.D Departamento de Filosofía
Universidad del Valle
Figura 1
a este mismo grupo de estrellas en es todo. El mundo no requiere de
el firmamento1 (ver parte izquierda estos órganos porque más allá de él
de la figura anterior). no hay nada. Esta forma de conce-
bir el mundo a la manera de un or-
La justificación anterior del
ganismo era bastante característica
principio de circularidad y unifor-
de la física y la cosmología griega.
midad que dominó a la astronomía
Con las propias palabras de Platón:
geocéntrica recurre a la observación
directa, pero se encuentran otras “Diole (su constructor), por otra
justificaciones que no pueden con- parte, una figura adaptada y congé-
siderarse de menor importancia y nere con él. Mas a viviente que hu-
que son de interés; una de ellas in- biera de incluir en sí mismo todos
volucra aspectos cosmológicos so- los vivientes, la figura adaptada se-
bre la creación del mundo mezcla- ría la que comprendiera en sí todas
dos con elementos estéticos o ma- cuantas figuras hay. Por lo cual lo
temáticos. Tenemos, por ejemplo, torneó esferoide y circular —distan-
una bella descripción de la defensa te igualmente y por todas partes de
de la circularidad y uniformidad en medio a extremos— que es, de to-
el Timeo de Platón, en donde se das las figuras, la más perfecta y
plantea que el mundo debió ser crea- semejante a sí misma, creyendo ser
do por dios sin ojos, sin miembros, miles de miles de veces menor lo
sin oídos porque se autocontiene y semejante que lo desemejante. Ali-
1. Lo anterior, en palabras más técnicas, constituye la teoría de las dos esferas. La esencia de esta teoría Kuhn la describe así: «a partir del siglo IV antes de nuestra era, para la mayor parte de los filósofos y
astrónomos griegos la Tierra era una esfera inmóvil muy pequeña que estaba suspendida en el centro geométrico de una esfera en rotación, mucho mayor, que llevaba consigo a las estrellas. El Sol se
desplazaba por el espacio comprendido entre la Tierra y la esfera de las estrellas. Más allá de la esfera exterior no había nada, ni espacio ni materia. Esta no fue la única teoría sobre el universo mantenida
durante la antigüedad clásica, pero sí fue la que contó con mayor número de defensores» (La Revolución Copernicana, Barcelona, Ariel, 1978, p. 55).
Nuestra teoría parece confirmar matemática del movimiento de los la primera mitad del siglo II de nues-
la experiencia común y ser confir- astros de manera hipotética. Esta in- tra era por Ptolomeo, el astrónomo
mada por ella. Pues todos los hom- quietud parece que ya había sido for- más distinguido de la segunda es-
bres tienen alguna concepción de la mulada anteriormente por Platón cuela alejandrina. Ptolomeo en el
naturaleza de los dioses, y todos los quien supuestamente fue el primero Almagesto recurre a construcciones
que creen en la existencia de los dio- en plantear la cuestión, tal como lo geométricas que superponen círcu-
ses, bárbaros o griegos, coinciden en menciona Simplicio en su Comen- los sobre círculos, en la medida en
que el lugar más elevado correspon- tario a los cuatro libros «Sobre el cie- que sean necesarios. Construccio-
de a la deidad, presumiblemente por- lo» de Aristóteles: nes tales como epiciclos, excéntri-
que suponen que las cosas inmorta- cas y ecuantes funcionan como va-
Platón parte de la suposición de
les se pertenecen unas a otras.”4 riantes del principio de circularidad
que los cuerpos celestes están dota-
y uniformidad. En este sentido, el
El mundo o región terrestre, que dos de un movimiento circular, uni-
interés de los alejandrinos no era
Aristóteles llama región sublunar, se forme y siempre regular, y plantea
explicar cómo están constituidos los
extiende hasta los límites de la ór- entonces a los matemáticos el si-
cielos, y por ello no recurren por
bita lunar y de allí en adelante has- guiente problema: ¿qué movimien-
ejemplo a las esferas celestes, sino
ta las estrellas fijas se halla el mun- tos circulares, uniformes y perfec-
proponer los movimientos circula-
do celeste o región supralunar. La tamente regulares habría que adop-
res que es necesario considerar ma-
teoría aristotélica de los elementos tar como hipótesis para poder sal-
temáticamente para describir los
se construye a partir de este princi- var los fenómenos planetarios? [II,
movimientos de los planetas, sin
pio, siendo el fuego, el aire, el agua 12; p. 488]”5
que esto quiera decir que tales mo-
y la tierra elementos de la región su-
La respuesta al interrogante pla- vimientos son a los que realmente
blunar y el éter o quintaesencia
tónico es dada en forma acabada en están sometidos (Figura 2).
—un elemento sutil, incorruptible
y, en definitiva, divino— compone
los cuerpos celestes como las estre-
llas y planetas. Los cuerpos celes-
tes, de acuerdo con Aristóteles, es-
tán enclavados en esferas cristali- 1
nas que son su soporte físico para
permanecer en sus órbitas y no caer
a la Tierra. Por su parte, las esferas
Epiciclo
cristalinas gozan de una transparen- 2
cia absoluta ya que están compues-
tas de éter. Así pues, bajo este es- 3
quema de pensamiento es interesan-
te ver que los cometas no provie- Deferente 6
7
nen del mundo incorruptible sino
que se originan en el límite de la 5 4
región supralunar y sublunar, ya que
el carácter de cambio que tiene la
presencia de un cometa es incom- Tierra
patible con el hecho de que los cie-
los sean inmaculados.
Los progresos en la astronomía
alejandrina se gestaron por una for- Movimiento
ma de pensar que hizo caso omiso retrógrado de
de las especulaciones cosmológicas los planetas
griegas y asumió como preocupación
de primer orden dar una descripción Figura 2
4. Toulmin, S. y Goodfiell, J. La Trama de los Cielos, trad. Néstor Míguez, Buenos Aires, Eudeba, 1963, p. 121.
5. Citado en Elena, A. Las quimeras de los cielos, Madrid, Siglo XXI, 1985, p. 14.
6. Elena, A., Ibíd., p. 5. Uno de los propósitos de este libro de A. Elena es precisamente rechazar la tesis de Duhem respecto a la interpretación del «problema de Platón», de modo que su libro está lleno de
argumentos que abonan su tesis (ver especialmente pp. 21-39; 145-148). Que la teoría astronómica de Ptolomeo se construye sobre premisas físicas está muy bien destacado por Galileo en su Consideraciones
sobre la opinión copernicana (1615) (en Copérnico, N., Digges, T. y Galilei, G., Opúsculos sobre el movimiento de la Tierra, Trad., intr. y notas de Alberto Elena, Madrid, Alianza, pp. 80-81).
HELIOCENTRISMO ANTIGUO
PITÁGORAS ARISTARCO
1. El número 10 es perfecto 1. Mediante mediciones as-
2. Fuego central tronómicas encontró las
3. Anti-tierra distancais relativas:
Tierra-Luna; Tierra-Sol;
Luna-Sol y sus tamaños
HERÁCLIDES relativos.
Copérnico lo cita como prede- 2. Lo más pequeño debe
cesor de sus ideas girar en torno a lo más
grande.
Observación directa: se «ve» que el sol y ¿Qué sería de la posición privilegiada del
las estrellas son los que se mueven. hombre si la Tierra no fuera el centro del
mundo?
E1
A PARALAJE
ORBITA E2
El brillo y tamaño de E1 y E2 vistas des-
TIERRA de A deberían ser mayores que vistas
desde B. Pero esto no se observa.
SOL
B
Figura 3
4
4 2
4
3 3
Sol 3
1
2
2
1 1
Estrella MOVIMIENTOS
Polar DE LA TIERRA
1. Rotación
2. Traslación
3. Precesión o cónico
Sol
No rompe con el principio de circularidad
y uniformidad
Figura 4
los primeros astrónomos que se de- sibilidad de que las órbitas sean
leitó presenciando un cambio elípticas, aprovechando así el pro-
abrupto en los cielos: en sus memo- greso que en este momento se es-
rias está consignada la aparición de taba dando en el tratamiento mate-
una nueva estrella. Este fenómeno mático de la elipse y progreso en
ya había sido observado por los chi- el que él mismo había contribuido.
nos desde tiempos muy remotos, Al considerar la órbita elíptica de
pero esto no hace parte de la me- Marte, cosa que hizo también para
moria occidental. Tanto la proce- los demás planetas, encontró que
dencia de los cometas como la apa- las discrepancias con las tablas de
rición de una nueva estrella dejan Brahe se reducían notoriamente, y
sin piso aquél presupuesto griego de por esta razón elevó a ley el
un cielo incorruptible y siempre enunciado que dice que las trayec-
perfecto, en oposición a una región torias de los planetas son elipses
terrestre mutable. con el Sol en uno de sus focos; El heliocentrismo
enunciado que se conoce como pri-
Las investigaciones astronómi- mera ley de Kepler.
cas de Brahe fueron muy bien co- copernicano no rompe aún
nocidas por Johanes Kepler (1571- Esta primera ley viola la prime-
1630) quien fue uno de sus cola- ra parte del principio de circulari- con el principio de
boradores. Con Kepler asistimos a dad-uniformidad, viola la circulari-
dos avances de interés dentro del dad; en tanto que la segunda ley de circularidad y uniformidad,
heliocentrismo: rompe definitiva- Kepler viola la segunda parte del
mente con el principio de circula- principio, la uniformidad: los pla- pero el sólo hecho de
ridad y uniformidad, y es el prime- netas en su camino elíptico no se
ro en enunciar leyes matemáticas mueven uniformemente sino que lo
hacen más rápido en las cercanías
desplazar la Tierra del centro
que gobiernan el movimiento de
los planetas. El ideal platónico de del Sol logrando la máxima veloci- del mundo invita a pensar que
Kepler lo empuja a buscar regula- dad en el perihelio y se mueven más
lentamente en las posiciones más
ridades matemáticas en los cielos
alejadas obteniendo su mínima ve-
ésta no es de naturaleza
que son muestra de la grandiosidad
locidad en el afelio. En cuanto a la
de Dios. La creación del mundo
tercera ley de Kepler, que también
diferente a la de los demás
obedece a un proyecto claramente
se enmarca dentro de las inquietu-
establecido, con reglas enteramen-
des de este pensador, va mucho más planetas y cuerpos celestes,
te precisas, expresadas en el len-
allá de la simple ruptura con la tra-
guaje matemático.
dición griega; en ella logra expre- tema sobre el que Copérnico
En un primer momento Kepler sar no una regularidad general tan
busca estas regularidades asocian- simple como la primera, ni una re- no se manifestó
do cada una de las órbitas de los gularidad a la manera como se hace
planetas con un sólido regular, pero en la segunda ley con las velocida- explícitamente.
finalmente encuentra que este ca- des de cada planeta, sino que per-
mino es infructuoso. En un segun- mite relacionar de manera general
do momento busca las regularida- todos los planetas entre sí. La ley
des a partir de las órbitas circula- armónica —la tercera ley— relacio-
res de los planetas, pero se encuen- na los períodos de revolución de los
tra conque las posiciones de Mer- diferentes planetas con su distancia
curio derivadas de los cálculos promedio al Sol, mostrando que esta
matemáticos no coinciden en for- relación es la misma, constante, para
ma significativa con los valores todos. Esta tercera ley, de acuerdo
consignados en las tablas de Bra- con Kepler, manifiesta la unidad o
he. Dada su gran confianza en es- armonía presente en el mundo; lo
tas tablas, Kepler deja de lado las cual constituyó una de sus princi-
órbitas circulares y explora la po- pales preocupaciones iniciales.
El Hombre y la Máquina No. 22 • Enero - Junio de 2004 109
Germán Guerrero Pino El paso del geocentrismo al heliocentrismo
Las contribuciones más impor- tió a Galileo observar también fa- ble que los planetas y la Tierra ten-
tantes de Copérnico y Kepler per- ses en Venus; fases semejantes a las gan constitución semejante y que
tenecen al campo de la astronomía, que se producen en la Luna y que las estrellas sean otros soles muy
este no es el caso de Galileo quien no pueden ser explicadas sino su- distantes. Así, en todo caso, la na-
hizo grandes aportes tanto en la fí- poniendo que el planeta gira en tor- turaleza de los planetas y estrellas
sica terrestre como en la celeste. no al Sol y no a la Tierra. En Júpiter no puede considerarse divina.
Aquí nos interesa principalmente se halló con un microsistema solar, No se completaría el panorama
los que Galileo produjo en este se- pequeñas lunas girando en torno al que hemos querido dibujar si no se
gundo dominio. Ya habíamos dicho, planeta que hacía las veces de Sol. dice algo de Sir Isaac Newton
y es bien conocido, que Galileo se Al observar Saturno, el poder de (1643-1727). Grosso modo, si es
inscribe dentro de la tradición pla- resolución del telescopio le impidió posible asociar el inicio de la revo-
tónica, aunque este aspecto no sea ver claramente sus anillos observan- lución heliocéntrica en la moderni-
especial y directamente notorio en do dos protuberancias opuestas al dad con Copérnico, la etapa de con-
sus aportes astronómicos. planeta interpretándolas como lunas solidación de dicha revolución se
de Saturno. Y, por último, al orien- logra con los Principios matemáti-
Galileo (1564-1642) aunque no
tar Galileo el instrumento hacia las cos de la filosofía natura (1687) de
fue propiamente quien descubrió el
estrellas se halló con un universo Newton. Tanto Kepler como Gali-
telescopio sí fue el primero en diri-
infinito: puntos que a simple vista leo produjeron un cambio concep-
gir el telescopio hacia el cielo para
aparecían como una estrella al ser tual al poner a pensar en un solo
hacer un estudio detallado de éste,
observados a través del telescopio universo en donde no hay privile-
por lo que dedicó tiempo al puli-
se presentaban como un número in- gios de ningún tipo: ya no hay un
mento de lentes y a mejorar la po-
menso de ellas, pudiéndose distin- mundo dividido en dos regiones, la
tencia del telescopio. Escudriñó to-
guir claramente que unas estrellas sublunar y la supralunar. Además,
dos los rincones del firmamento: la
estaban más alejadas de las otras; Kepler por su parte obtiene leyes
Luna, Venus, Júpiter, Saturno, el Sol
además detectó que regiones en las matemáticas que dan cuenta del
y las estrellas.
que no se observa nada a simple vis- movimiento de los planetas y Gali-
Al dirigir Galileo su telescopio ta se poblaban al ser observadas por leo hace lo correspondiente en el
a la Luna observó regiones obscu- el telescopio. mundo terrestre; pero aún hace fal-
ras y claras las cuales interpretó, a
En síntesis, las interpretaciones ta encontrar leyes matemáticas que
las primeras, como cráteres o valles
que hizo Galileo de sus observa- expliquen al mismo tiempo los fe-
y a las segundas como montañas. nómenos terrestres y los celestes.
ciones reafirman y dan mayor peso
Esto puesto que las montañas al ser Esta tarea es precisamente la que
a las ideas heliocéntricas defendi-
más altas que los valles son suscep- acomete Newton en los Principia.
das por sus antecesores. La Tierra
tibles de ser iluminadas por el Sol
es un planeta más, gira en torno al La ley de gravitación de
lo cual impide que la luz llegue a
Sol, y en el sistema solar hay pe- Newton, en conjunción con las le-
los valles. Galileo concluye enton-
queños sistemas análogos a él que yes de la mecánica, expuestas en los
ces que la Luna es tan accidentada,
tienen como centro a los planetas Principia, se aplican tanto a fenó-
con valles y montañas, como la Tie- y como lunas a cuerpos más peque-
rra; luego es de esperar que su cons- menos terrestres, como la caída de
ños girando alrededor de estos. El una hoja, como a fenómenos celes-
titución sea semejante y no esté mundo se hace infinito y es posi-
compuesta por una materia divina tes. En las leyes de Newton están
ble que existan otros sistemas se- contenidas y superadas las leyes de
y etérea como se suponía. Acciden- mejantes al nuestro, que tengan
tes, no de esta naturaleza sino man- Kepler y la ley de la caída de los
como centro las estrellas que ob- cuerpos de Galileo. De modo que
chas encontró Galileo al observar el servamos. No hay tal privilegio de con la obra de Newton se cierra un
Sol a través del telescopio, lo que una Tierra en el centro, ni tal pri- capítulo importante de la creación
indica que este no es del todo per- vilegio de cielos perfectos. No se científica que ha de ser muy tenido
fecto como también se suponía. conoce con absoluta certeza la en cuenta para la elaboración de
Este aumento de poder de la vis- constitución de los planetas, el Sol otros cuantos.
ta a través del telescopio le permi- y las estrellas, pero es muy proba-