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RESUMEN
La transformación de la imagen de la ciudad de Málaga iniciada a mediados del siglo
XIX, está marcada tanto por las profundas intervenciones de carácter urbanístico y arquitec-
tónico, como por la irrupción del mar. La necesidad de reinventar la ciudad tras la profunda
crisis de final del XIX, llevará a plantear las bases para convertirla en una ciudad turística, así
surgirán los primeros hoteles junto al litoral, las arquitecturas del ocio, y que comienzan a des-
plazarse hacia el territorio de la costa occidental, sentando las bases de la Costa del Sol.
La arquitectura se impregna de las corrientes pictóricas, de los poetas, y viceversa,
también la arquitectura inspira a los artistas, en una simbiosis que construye el lugar, desde lo
físico, arquitectura y desde lo inmaterial, la mirada, dando lugar a nuevos paisajes.
Palabras clave: Paisaje, territorio, ciudad, pintura, poesía, memoria, mirada, arquitectura,
turismo, Costa del Sol.
ABSTRACT
The transformation of the image of the city of Malaga began in the middle of the 19th
century and is characterized as much by important urban and architectural planning as by the
advent of the sea. After the crisis at the end of the 19th century, it was necessary to reinvent
the city and work was begun on transforming Malaga into a touristic city. Around this time, the
first hotels appeared by the sea, leisure architecture and the move to the west coast formed the
foundations of the Costa del Sol.
Pictorial currents and poetry influence the architecture and also the architecture inspires
the artist. This mixture leads not only to physical change with the construction of new places, but
also a psychological change with the vision of new landscapes.
Keywords: Landscape, territory, city, pictorial, poetry, memory, vision, architecture, tourism,
Costa del Sol.
REVISTA DE HISTORIA Y TEORÍA DE LA ARQUITECTURA 10-11, 2008-2009, 171-199, ISSN:1576-5628
Introducción
“‘¡Oh ciudad no en la tierra!’ las ciudades de la tierra
van convirtiéndose en inhabitables. Y esta ciudad mía tan
amorfa, tan atípica, tan poco inclinada a la solemnidad de
las tradiciones, va corriendo peligro. No estar en la tierra
puede que sea su ancla de salvación”1.
Las palabras del poeta nos hablan del carácter de la ciudad, siempre rein-
ventándose, sin apego a lo monumental y a lo histórico, y por tanto de su capaci-
dad para albergar los sueños. Quizás sea esa la principal virtud de Málaga, la de
posibilitar la materialización del Paraíso. Si los arquitectos reinventaron la ciudad
a mediados del s XIX, fueron los intelectuales, pintores y sobre todo los poetas, los
que nos enseñaron a mirar el mar. El Mediterráneo simboliza lo ancestral, es cuna
de civilizaciones, espacio fronterizo y ahora lugar junto al que descansar y contem-
plar, en definitiva para soñar.
A través de las arquitecturas vinculadas al ocio se irá constatando la aparición
de nuevos paisajes, que a su vez, harán que las aspiraciones turísticas de la ciudad de
Málaga comiencen a desplazarse hacia el litoral occidental, dando lugar a los inicios
de la Costa del Sol.
1. CANALES, Alfonso, (1976), Espíritu de Málaga. En Jábega nº 13, pp. 3-5 Málaga. Pág. 5.
2. LÓPEZ ONTIVEROS, Antonio, “Descubrimiento y Exaltación de los paisajes Andaluces por los viajeros románticos”. Paisajes
Andaluces. Hitos y miradas en los siglos XIX y XX. Sevilla, Ed. Consejería de Obras Públicas y Transportes de Junta de Andalucía,
(2007). Pág. 177.
4. CANALES, Alfonso, “Espíritu de Málaga”, Jábega nº 13, Málaga, (1976), pp. 3-5. Pág. 5.
5. CANALES, Alfonso, “La Málaga de 1849 vista por un clérigo inglés”. Gibralfaro nº 21, Málaga, (1969), pp.9-10. Pág. 9.
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diferencias entre las descripciones de los viajeros del XVIII y las que se producen
entrado el XIX, donde ya se reflejaran las nuevas inquietudes culturales y comer-
ciales de la ciudad6.
En este contexto, la imagen romántica busca destacar los escasos vestigios
árabes de la ciudad, las ruinas del castillo Gibralfaro y la Alcazaba así como los
monumentos de carácter religioso con especial protagonismo de la Catedral. El
Puerto estará presente en muchas de las representaciones románticas, aunque su
papel es el de apuntar el carácter comercial y diferenciador antes comentado. Así
David Roberts representa la ciudad desde Gibralfaro, situando en primer plano
la idealizada Alcazaba árabe, con la Catedral inacabada detrás y la Aduana en un
segundo plano, definiendo la trama conventual de la ciudad.
Este carácter de ciudad moderna se refleja en la perspectiva realizada por
Alfred Guesdon en 1853 para su colección L’Espagne á vol d’oiseau. Desde un encua-
dre similar al de Roberts, Guesdon resalta en el carácter defensivo del Castillo de
Gibralfaro y potencia el carácter industrial de la ciudad, no sólo con las fábricas de
6. CAMACHO, Rosario, (dir.), Guía Histórico-Artística de Málaga, Málaga, Ed. Arguval, (1992). Pág. 41.
7. GARÓFANO, Rafael, “Paisajes andaluces en las vistas fotográficas”. Los paisajes andaluces. Hitos y miradas en los siglos XIX y
XX. Sevilla, (2007), Ed. Consejería de Obras Públicas y Transportes de Junta de Andalucía. Pág.203 y 208.
8. FERNÁNDEZ LACOMBA, Juan, “El paisaje andaluz de la mirada ilustrada al boom turístico”. Los paisajes andaluces. Hitos y miradas
en los siglos XIX y XX. Sevilla, (2007), Ed. Consejería de Obras Públicas y Transportes de Junta de Andalucía. Pág.133.
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San Andrés al fondo, sino con la inclusión de la ampliación del puerto con el muelle
de Levante y la Farola.
El desarrollo de la fotografía es un hecho a mediados de siglo, y la llegada a
España de numerosos fotógrafos extranjeros ha posibilitado que hoy dispongamos
de una importante colección de imágenes de la España del XIX. Destacar a C.
Clifford, que desde 1850 tenía fijada su residencia en Madrid, y que realizó casi toda
su obra en España, en concreto en Andalucía. Durante 1859, captó las imágenes
que consideraba de interés para comercializarlas sobre todo en el extranjero. A esta
serie pertenecen las realizadas en Málaga, Vista General de la ciudad, Vista General
desde tierra, el muelle y la Catedral desde el Mar. En 1863, al morir Clifford, será el
francés Jean Laurent quien tome el testigo de fotografiar España, convirtiéndose en
el fotógrafo-empresario-editor más importante del siglo XIX en España7, y que no
dejó de capturar unas imágenes del puerto malagueño con la ciudad y la montaña
al fondo. Están presentes los tres elementos configuradores de la ciudad, que no
sólo influyeron en el asentamiento y desarrollo de la ciudad, sino que también son
determinantes por su incidencia en la climatología.
En una de las fotografías de Charles Clifford realiza de la ciudad, la ausen-
cia del mar es quizás lo más significativo, está tomada durante el viaje que la reina
Isabel II realizó a Andalucía, y muestra un tono documental y descriptivo, donde el
mar no tiene interés alguno, aún es considerado un foco insalubre y peligroso, en
la línea de lo que Fernández Lacomba denomina “aversión iconográfica respecto de la
presencia del mar”8.
En cambio, las fotos de Laurent muestran el puerto, donde la presencia de
barcos alude al carácter comercial de la ciudad, pero sobre todo introduce un con-
cepto paisajístico. En primer lugar, el punto de vista es opuesto a los elegidos por
Roberts y Guesdon, y esboza la ausencia de connotaciones románticas. A Laurent
tampoco le interesa la ciudad industrial, y ofrece una imagen de Málaga definida
por los elementos naturales que articulan su paisaje, el mar y los montes.
Fue a mediados del XIX, en 1844, cuando la Academia de San Fernando creó
una nueva cátedra para dar cabida a la disciplina artística del Paisaje. El primero
en ocuparla fue Genaro Pérez Villaamil, que será sustituido por Carlos de Häes en
1857. Con él se inicia la evolución de la pintura romántica hacia el realismo, una la
las claves del cambio de tendencia se manifiesta en la voluntad de realizar estudios
directamente del natural9, en contraposición a costumbre de los pintores románti-
cos a realizar las composiciones basándose principalmente en la idealización.
El cuadro Un País. Recuerdos de Andalucía, costa del Mediterráneo, junto a
Torremolinos, 1860, nos presenta una mirada sobre un territorio aún no antropizado,
donde la presencia humana se reduce a un hombre de espaldas al mar y de paso.
Muy al fondo, y difuminada bajo las montañas, apenas se distingue la ciudad.
El título elegido por el pintor, apunta hacia una identificación con el medite-
rráneo y es todo un anticipo a la importancia que el mar tendrá en la construcción
de la identidad malagueña a lo largo del siguiente siglo.
La tendencia de la pintura realista busca plasmar las sensaciones producidas
de la observación directa de la naturaleza y que irá evolucionando desde una con-
cepción geológica hasta incorporar aspectos como la luminosidad.
A Carlos de Häes le sucederá en la cátedra de la Academia Antonio Muñoz
Degrain, que además de imprimir una importante evolución a la pintura paisajista,
va a introducir lenguajes de la modernidad europea, y que tendrá una destacada
vinculación con Málaga10. El realismo, que poco a poco se va asentando en la pin-
tura malagueña, debe mucho a la labor como profesores de Bernardo Ferrándiz y
Antonio Muñoz Degrain. Poco a poco, la naturaleza se irá despojando de connota-
ciones provocadoras y aumentándose las posibilidades de una iconicidad real11.
Dentro de la pintura paisajista se va a desarrollar una corriente específica
en la que el mar será la temática principal, y que en sus variadas representaciones,
va a representar la búsqueda de lo novedoso, de lo desconocido y una puerta de
escape de un estilo de vida marcado por la influencia de la revolución industrial.
Esta nueva corriente, los marinistas, tendrá una gran importancia en las ciudades de
11. SANJUÁN LÓPEZ, José Manuel, “La pervivencia del paisajismo luminista en Málaga. El grupo “Nueve Pintores””. Jábega nº 86,
Málaga, (2000), pp. 65-81. Pág. 64.
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12. HERNANDO, Javier, Arquitectura en España, 1770-1900. Madrid, Ed. Cátedra, 1989. Pág. 180.
13. RAMOS FRENDO, Eva María, “Aproximación a las villas de recreo de la familia Heredia en Málaga.”Baética: Estudios de Arte,
Geografía e Historia, nº 28, Málaga, 2006, pp. 91-108.
14. GRACIA de, SORIA, Francisco, Entre el paisaje y la arquitectura, San Sebastián, Ed. Nerea, 2009. Pág. 141.
16. OLÍAS RUÍZ, Emilio, BARRANDO BAUTISTA, Andrés. “Antecedentes anglosajones del ferrocarril Málaga-Córdoba (1860-1865).
Apuntes sobre la vida de Jorge (George) Loring James”. Actas del IV Congreso de Historia Ferroviaria. 150 años de Ferrocarril
en Andalucía: un balance. Málaga. 2006. http://www.docutren.com/malaga.htm. (25/02/2011). Pág. 5.
17. CANDAU RAMILA, María Eugenia, DÍAZ PARDO, José Ignacio, RODRÍGUEZ MARÍN. Francisco, Guía de arquitectura. Málaga, Sevilla-
Málaga, Ed. Consejería de Obras Públicas y Transportes. Dirección General de Arquitectura y Vivienda de la Junta de Andalucía
y Colegio de Arquitectos de Málaga, 2005. Pág. 261.
Finca de San José, se proyectó un jardín de estilo inglés, dentro de una corriente
orgánico-pintoresca15, caracterizada por un naturalismo domesticado y que de
alguna manera alude a la Arcadia perdida idealizada por la intelectualidad de la
época. Su entronque con el clasicismo se manifiesta en la distinción de dos zonas,
una de recreo y otra destinada a la huerta.
Cabe destacar el papel desempe-
ñado por Amalia Heredia Livermore y
su interés por las ciencias, que se plasma,
entre otros hechos, en su empeño de
disponer de ejemplares únicos traídos
de los cinco continentes por los barcos
de la naviera Heredia. La fuerte per-
sonalidad de Amalia y su inteligencia,
unida a la educación recibida, hicieron Hacienda San José, Málaga
Extraído del Legado Temboury.
que tuviera una fuerte inclinación por Diputación Provincial de Málaga.
Archivo Online:
las bellas artes y que convirtiera La www.malaga.es/areas/cultura/cultura/biblioteca/legado
La finca San José fue adquirida por Tomás Heredia Livermore, y que en
la misma línea apuntada en La Concepción, la convertirá en una finca de recreo
con un esplendido jardín, siguiendo las pautas clásicas de las villas periurbanas.
El edificio principal se articula en una composición clásica con el orden jónico
en la columnata de planta baja y con pilastras de orden compuesto en la planta
superior. La vivienda alojó la importante colección de arte de Tomás, que poseía
un gran número de pinturas de las escuelas española, italiana, flamenca, francesa y
alemana19. Otro punto de entronque con el clasicismo es uso de la disposición de
la tipología en U con loggia central y torres laterales, como la Villa Farnesina de
Baldassare Peruzzi en Roma o la Villa Trissino de Andrea Palladio en Cricoli.
Otro de los hijos de Manuel Agustín Heredia, Enrique, adquirió la Hacienda
de San Rafael, ya entonces conocida como La Cónsula, ya que a principios del siglo
XIX perteneció al Cónsul de Prusia, y localizada en Churriana, cerca de la emble-
mática Finca El Retiro, donde estableció su lugar de descanso.
De esta forma, la familia Heredia, quizás la más importante en la ciudad
desde el punto de vista económico, también lo es desde el punto de vista de las inter-
venciones paisajísticas que se realizan en esta etapa, y que tendrá gran influencia en
el concepto que se va a desarrollar en la ciudad, vinculando las residencias de des-
canso con el jardín, y que a una escala menor y con carácter de intervención urbana
será desarrollado por José María de Sancha en la última década del siglo XIX.
21. RUBIO DÍAZ, Alfredo, Málaga, de ciudad a metrópoli, Málaga, Ed. Asociación de Promotores y Constructores de la Provincia
de Málaga, 2003. Pág. 229.
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22. MACHUCA SANTA-CRUZ, Luís, Málaga, ciudad abierta. Origen, cambio y permanencia de una estructura urbana. Málaga, Ed.
Colegio Oficial de Arquitectos de Málaga. (1ªed. 1987), 2ª ed. 1997. Pág. 269.
cercanas, ubicarán sus residencias para pasar la estación estival. Esta nueva tipología
de residencial se denominará “hotel” y tendrá su apogeo en las primeras décadas
del siglo XX.
La relación de Sancha con las nuevas corrientes artísticas es manifiesta, ya
que publicó numerosos artículos sobre pintura24, en ellos muestra una gran admi-
ración por Mariano Fortuny, lo que explica el aire neo mudéjar de la vivienda que
el propio Sancha se construye en esta urbanización. Demuestra tener una profunda
fascinación por los paisajes malagueños, por la luz y la capacidad de Málaga para
transformarse en un vergel.
La intención de Sancha en Hacienda Platero era la de posibilitar la mejor
fachada al mar, contra de las afirmaciones que han querido difundir que estos edi-
ficios se proyectaron dando la espalda al mar25. Resulta determinante la afirmación
24. Reproducidos en los Apéndices por OLMEDO CHECA, Manuel, José Mª de Sancha. Precursor del urbanismo moderno
malagueño. Málaga, Ed. Benedito, 1998.
26. Carta reproducida por OLMEDO CHECA, Manuel. op. cit. Pág. 183-183.
27. TITO ROJO, José, “El Paraíso es un Jardín”, en CALATRAVA ESCOBAR, Juan, TITO ROJO, José, (eds.) Jardín y paisaje. Miradas Cruzadas.
Madrid, Ed. Abada, 2011. Pág.85.
29. ZOIDO NARANJO, Florencio, “Paisaje e infraestructuras. Interacción, sinergias y actuación”, en VV.AA., 1er Congreso de
Paisaje e Infraestructuras. Libro de actas. Sevilla, Ed. Consejería de Obras Públicas y Transportes. Centro de Estudios Paisaje y
Territorio, Junta de Andalucía, 2007. Pág. 45.
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de Sancha en una de sus cartas escritas desde Vigo, donde pasó los dos últimos años
de su vida, manifestando su deseo de volver a “esas playas”26 para referirse a Málaga.
Precisar que Sancha se arruinó con esta promoción, tras lo cual solicitó reincorpo-
rarse a la función pública, siendo destinado a Vigo.
Otro aspecto a destacar en la propuesta de Sancha es la superficie destinada a
jardines, se proyectaron parcelas que destinaban tres cuartas partes de su superficie
a jardines, lo que indica el compromiso de Sancha con dotar a las viviendas de un
alto nivel medioambiental implantando un nuevo concepto de zona residencial de
carácter urbano. Será el modelo que adopte en su proyecto para la finca El Limonar
y que se postula como modelo precursor de las urbanizaciones que se desarrollarán
durante el siglo XX en la costa.
La lectura de José Tito Rojo27, según la cual, dejando atrás la consideración
del jardín como algo religioso, el jardín es una creación contra el desasosiego y la
realidad, una burbuja que lo aísla de la vida exterior, y por tanto un lugar para el
descanso, para el retiro, tiene aquí una interesante muestra. Un ejemplo de lugar de
tiempo detenido, y concebido para las clases pudientes, igual que ocurrirá en los ini-
cios de Torremolinos, y sobre todo de Marbella, un paraíso no al alcance de todos.
Las parcelas tenían aproximadamente unos 1200 m2 y alrededor de 330 m2
ocupados por la edificación28, parámetros muy similares a las condiciones de par-
cela y de ocupación sobre las que se desarrollaran las urbanizaciones de viviendas
unifamiliares que se localizan en torno a la carretera nacional N-340, conformando
el germen de la metrópoli malagueña y un modelo de ciudad en las primeras etapas
del turismo.
30. Memoria del Proyecto Reformado de 1870, citado por OLMEDO CHECA, Manuel, op. cit., Pág.30.
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de esta carretera haya siendo siempre el cruce sobre el río Guadalhorce, el puente
de la Azucarera.
Precisamente para poder construir el puente sobre el río, fue necesario eli-
minar un meandro sobre el que se realizó un vivero, y en las memorias del proyecto
Sancha matiza claramente la importancia de la relación de la capital con la costa
occidental, así como destaca la fertilidad de la tierra, pero sobre todo destaca su
capacidad de visión del desarrollo futuro como territorio idóneo para los lugares
del ocio y crecimiento.
31. Le Corbusier, citado por TERÁN de, Fernando, “Turismo, arquitectura y urbanismo: contextos histórico-culturales de
su relación”, en VV.AA., IV Congreso DOCOMOMO Ibérico. Arquitectura Moderna y Turismo: 1925-1965. Actas. Valencia, Ed.
Fundación DOCOMOMO Ibérico. 2003. Pág. 131.
32. RUEDA, Salvador, “Mi patria”, en VV.AA., La poesía del mar. Revista Litoral nº 231-232. Suplemento nº 12, Mar de Málaga, Ed.
Revista Litoral, 2002.
34. ARENAS GÓMEZ, Andrés, MAJADA NEILA, Jesús, op. cit. Pág. 23.
El lugar no pasó desapercibido para los poetas del 27. En 1928, acompañado
de Manuel Altolaguirre y Emilio Prados, Luis Cernuda recorrerá los hermosos
jardines junto al mar. Unos años más tarde, en pleno apogeo del surrealismo en
Málaga, con José María de Hinojosa y Emilio Prados como principales baluartes,
la presencia de Dalí y Gala, confirma definitivamente el poder hipnotizante del
Mediterráneo y la costa malagueña.
El lugar quedó inmortalizado como “Sansueña” por Luis Cernuda, que así lo
describió en su relato “El Indolente” (1929):
morían junto al mar, sobre las rocas que el agua había ido
socavando; rocas donde día y noche resonaban las olas con
voz insomne,”36
36. VV.AA., Luis Cernuda, 1902-2002. Málaga, ciudad del deseo. Málaga Ed. Centro Cultural de la Generación del 27, Diputación
Provincial de Málaga. (CEDMA),2002. Pág.44.
37. ARENAS GÓMEZ, Andrés, MAJADA NEILA, Jesús, op. cit. Pág.44.
38. CARMONA MATO, Eugenio, José Moreno Villa y los orígenes de las Vanguardias en España (1909-1936). Málaga, Ed.
Universidad de Málaga y Colegio de Arquitectos de Málaga, 1985. Pág. 36.
39. RODRÍGUEZ MARÍN, Francisco José, “Fernando Guerrero Strachan (1879-1930). Arquitecto malagueño del primer tercio del
siglo XX”, Boletín de Arte nº 15, Universidad de Málaga, 1994, pp. 209-226. Pág. 210.
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visual del hotel-balcón del mar como lugar vinculado al relax, y que queda patente en
la solución arquitectónica40 del Caleta Palace, lleva a establecer una relación directa
con los versos de Jorge Guillén.
40. BRAVO RUIZ, Natalia. (1997), “El hotel “Caleta Palace”: arquitectura de vacaciones y lujo para una `Málaga Moderna’ ”, Boletín
de Arte nº 18, Universidad de Málaga, pp. 307-328. Pág. 317.
41. GUILLÉN, Jorge, “Paseo Marítimo, Málaga”, en VV.AA., La poesía del mar. Revista Litoral nº 231-232. Suplemento nº 12, Mar de
Málaga, Ed. Revista Litoral, 2002.
42. HEREDIA FLORES, Víctor. M., “La arquitectura del turismo. Los orígenes de la oferta hotelera en Málaga (siglos XIX-XX)”, Jábega
nº 86, Diputación de Málaga, 2000, pp. 3-20, Málaga. Pág. 16.
44. QUESADA GARCÍA, Santiago. “El paisaje invisible de la arquitectura: una mirada sobre algunos paisajes andaluces”, en Boletín
PH nº 64, Junta de Andalucía, 2007, pp. 88-99. Pág.82.
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45. LARA GARCÍA, María Pepa, La cultura del agua: los baños públicos en Málaga, Málaga, Ed. Sarriá, 1997. Pág. 117.
46. Arenas Gómez, Andrés, Majada Neila, Jesús, Viajeros y turistas en la Costa del Sol. De Rilke a Brenan. Málaga, Ed. Miramar,
2003.
47. Diario Sur. Edición Especial. Málaga Historia de un siglo. 1900-2000, http://servicios.diariosur.es/an2000/cronindex2.htm.
48. Según firma que figura en el plano, forma parte del Archivo Particular de González Edo depositado en el Archivo Histórico
Provincial de Málaga, 13945.
49. PIÉ i NINOT, Ricard, CILLERO CAPEL, Jesús, “Forma y tipología de los campos de golf”, en Turismo Líquido, Málaga, Ed. Universidad
de Málaga y Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Málaga, 2010. http://www.altour.uma.es/turismoliquido.html
Pág. 3 y 5.
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instalación permanente según proyecto del ingeniero Carlos Loring. El objetivo del
nuevo proyecto incluía kioscos, un restaurante toldos y más casetas de familia, así
como un pabellón de atracciones.
En 1920 se añadió un desembarcadero y una pantalla de cine que podía ser
visionada desde el mar. Durante los años posteriores se siguieron ejecutando obras
de mejora y ampliación. En 1921 se construyeron cuatro pistas de tenis y en 1922
se inauguraba el campo de fútbol. Desde 1922 permanecería abierto durante todo
el año.
Constituía una completa oferta de ocio al aire libre, estableciendo una
relación complementaria con la nueva oferta de ocio que suponía el cine y que se
localizaba principalmente en el centro de la ciudad.
En el folleto editado en 1929 y titulado Málaga, los malagueños y sus costum-
bres visto por un alemán, su autor, Hugo Leube realiza una descripción llena admira-
ción y afirma sobre los Baños del Carmen: “une el cosmopolitismo de buen tono y en el
que las clásicas verbenas tienen inusitado realce46”.
actual, que tiene 27 hoyos en la misma superficie, logrado a base a acortar la longi-
tud de los hoyos y variar su posición, siendo mayoritariamente paralelos a la costa.
En un primer momento, el campo del golf representa una intervención
paisajística que permite obtener unas calles con el césped apropiado que posibilite
la práctica del juego. Podríamos determinar que el campo de golf es un paisaje
importado, vinculado sobre todo a la identidad británica, y que tendrá un papel
determinante en la transformación del paisaje de la costa occidental malagueña a lo
largo de la segunda mitad del siglo XX y que será utilizado como paisaje alternativo
a la primera línea de playa. Así, una vez agotado el espacio litoral por la edificación
desmedida, la especulación inmobiliaria buscará en el golf el atractivo para las ven-
tas a través de una tematización del paisaje.
Dentro de los proyectos que el Patronato Nacional de Turismo realiza en
Málaga durante la etapa de la República, destaca el del Club de Golf, y que supone
la culminación del proyecto iniciado a mediados de los años veinte a instancias del
Ayuntamiento. Supone el inicio de una actividad que tendrá una gran repercusión
en la industria turística, sobre todo en el último cuarto del siglo XX.
En el acto de colocación de la primera piedra del edificio de la Casa Club,
celebrado el 1 de julio de 1934, están presentes, además del alcalde, el secretario de
del Patronato Nacional de Turismo, Alfredo Bauer, y el Gobernador Civil, Alberto
Insúa, que destacan la importancia que para el desarrollo del turismo tendrá el
Campo de Golf, y que supone la culminación de un sueño para la ciudad, llegando
incluso, en su discurso, a asimilarlo a una pequeña Arcadia50.
El edificio, de unos setecientos metros cuadrados, además de las dependen-
cias propias para el desarrollo deportivo, alberga un gran restaurante y una sala para
el té, lo que indica el destino prioritario hacia los ciudadanos y turistas ingleses,
como también demuestra la edición bilingüe del folleto propagandístico.
En el diseño del edificio, el arquitecto González Edo da una especial
importancia a los patios y terrazas, creando un interesante juego de volúmenes y
disponiendo el restaurante, bar y salón de té, en la fachada sur, que además tiene las
mejores vistas al campo de juego, un paisaje totalmente transformado por la acción
50. Extraído del recorte de prensa, La Unión de Málaga del 2 de julio de 1934, perteneciente al Archivo Privado de José González
Edo. Archivo Histórico Provincial de Málaga, legajo 13945.
51. MILANI, Raffelle, El arte del paisaje. Madrid Ed. Biblioteca Nueva, 2007. Pág. 90.
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intencionada del hombre y que será objeto contemplación, a la vez que escenario
de la nueva práctica deportiva.
El edificio, con un lenguaje propio de la arquitectura mediterránea, está
dentro de la línea iniciada con el Parador de Montemar, arquitectura sencilla y que
intenta establecer una relación con el paisaje rural en el que se ubica. Quizás tam-
bién, sea una forma de matizar su emplazamiento, mediterráneo y andaluz, frente
al paisaje importado que representa un campo de golf.