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JAKOSKY, Bruce: La búsqueda de vida en otros planetas.

Cambridge University Press,


Madrid, 1999. 348 pp.

Aunque la mayor parte del contenido de este libro no sea filosófica sí lo son, en cambio, sus
implicaciones más importantes y de ahí el interés que suscita en nosotros.
Bruce Jakosky nos ofrece esta obra con el propósito de cubrir un vacío detectado por él en la
práctica docente como profesor de la prestigiosa Universidad de Colorado: "El hecho de
impartir cursos de introducción a la geología a estudiantes de primero de carrera me permitió
ver la importancia de las grandes conexiones que se han dado entre los acontecimientos
geológicos y biológicos terrestres durante los últimos 4.000 millones de años. Con el tiempo, el
tema de la vida en otros planetas fue confluyendo cada vez más con mi curso planetario hasta
que, este año, ha terminado titulándose "Vida extraterrestre". Este libro surgió como resultado
de los estudios previos que necesité para impartir la materia y de la carencia de un manual
adecuado sobre la misma. Lo he escrito teniendo como objetivo producir una introducción a las
cuestiones relacionadas con la vida en otros planetas asequible a un público culto o a
estudiantes de licenciatura no especializados. La obra también debería servir a los doctorandos
como introducción a los temas fundamentales y como vía de acceso a la bibliografía existente,
en tanto que la mayoría de ellos no estará bien formada en todas las disciplinas aquí
expuestas" (p. 8).
La anterior declaración de intenciones de Jakosky pone de manifiesto la relevancia académica
que la cuestión de la vida extraterrestre científicamente abordada está adquiriendo en la
actualidad, por lo que, atendiendo a las implicaciones filosóficas del tema, consideramos que
dicha declaración debería servir también de reactivo para el mundo académico de la filosofía.
El propio autor, formado en el ámbito de las ciencias naturales, comienza su obra destacando
el interés filosófico del tema: "La posibilidad de que haya vida en algún otro lugar del Sistema
Solar o del universo constituye una de las cuestiones más profundas que podemos
plantearnos. Sea cual sea la respuesta a tal pregunta (la presencia o la ausencia de vida en
otra parte), afectará de manera espectacular a nuestra concepción del mundo y del lugar que
ocupamos en él. El hallazgo de un solo ejemplo de vida elemental en otro mundo bastará para
comunicarnos que el surgimiento de la vida no es exclusivo de la Tierra y no podremos por
menos que preguntarnos si existe vida inteligente más avanzada o más sofisticada que la
nuestra. En tal caso nos plantearemos si los caminos que hemos elegido como sociedad son o
no los más adecuados. De hecho, el descubrimiento de que no estamos solos en nuestra
existencia nos depararía toda una experiencia de humildad. Por otra parte, si no
encontráramos ninguna prueba de que haya otras formas de vida, contemplaríamos la Tierra y
todos sus habitantes como un fenómeno excepcional, ubicado en un plano exclusivo en el seno
del vasto universo" (p. 11).
Esta apelación del autor a la filosofía no es una justificación ni un reclamo comercial, sino
necesidad surgida de la interdisciplinariedad constitutiva de la exobiología: "Como tal, la
exobiología descansa sobre la intersección de áreas tan tradicionales como la geología, la
astronomía, la ciencia planetaria, la química y la biología. Se trata, por tanto, de una rama
interdisciplinar que toca todos los aspectos de la ciencia. Y, dadas las implicaciones de los
resultados arrojados por la búsqueda de vida extraterrestre, también guarda relación con
cuestiones que por lo general conciernen a la filosofía, la teología y otros campos del saber que
no suelen formar parte de las ciencias naturales" (p. 14).
La llamada de Jakosky a la colaboración evidencia que las humanidades no sólo no retroceden
ante los actuales desarrollos tecno-científicos, sino que los nuevos horizontes abiertos por
éstos reclaman cada vez con más fuerza su presencia activa. La exploración espacial y
planetaria no es una excepción.
La participación-mediación de la filosofía en el debate científico sobre vida extraterrestre,
caracterizado en su fase actual por la ausencia de pruebas irrefutables sobre su existencia pero
también, y a la vez, por la posibilidad-probabilidad de la misma a tenor de los datos conocidos,
de ningún modo puede ser considerada a estas alturas como un ejercicio especulativo inútil o
fantasioso. Mientras la reflexión filosófica respete en su quehacer peculiar los límites
establecidos en cada momento por los datos científicos y el rigor de la lógica no deberá temer
caer en el absurdo ni en el ridículo. Incluso si tuviesen razón quienes consideran el tema de la
vida extraterrestre como una cortina de humo encubridora de otros motivos y razones menos
confesables de la exploración espacial y planetaria, la filosofía debería dejar oír su voz en este
asunto justamente para ejercitar sobre él su capacidad crítica contra las ideologías.
En cualquier caso, el libro de Jakosky ofrece una excelente oportunidad a los humanistas en
general, y a los filósofos en particular, de ponerse al día en el tema y adquirir una base sólida
que les capacite para ejercitar su actividad en esta materia en uno u otro sentido, ya que el
autor ha sabido casar felizmente en su obra el rigor científico de la información aportada por
las diversas ciencias naturales implicadas con la claridad divulgativa. Merece ser destacada,
también, la sobriedad de Jakosky en sus conjeturas y conclusiones a partir de los datos
científicos disponibles. En este sentido, si bien el autor se muestra optimista por lo que
respecta a la existencia de vida extraterrestre y su detección, no lo es tanto, en cambio, en lo
tocante a la posibilidad de que ésta sea de tipo inteligente, aunque tampoco la descarte.
Sea como fuere, Jakosky considera que el descubrimiento de cualquiera de las dos formas de
vida tendría consecuencias filosóficas similares: "Gran parte de los temas expuestos en este
libro se centran en la capacidad que posee la vida más simple para emerger y existir. Nuestro
rastreo del universo cuenta con escasas posibilidades de encontrar seres inteligentes o
avanzados puesto que apenas existen probabilidades de que en otro lugar se haya
desarrollado vida inteligente. Pero esto no resta trascendencia al hecho de localizar vida de
otros tipos: desde un punto de vista filosófico, el hallazgo de cualquier forma de vida posee
una relevancia idéntica a la detección de vida inteligente. Con ello también quedaría
demostrado que la vida se encuentra diseminada por todo el universo, y no concentrada en
uno solo de sus mundos" (p. 15-16).
En efecto, la cuestión filosófica básica implicada por una posible detección de vida
extraterrestre, por simple que ésta fuera, sería la confirmación empírica de las teorías que
consideran la vida como un imperativo cósmico (necesidad) en detrimento de aquellas que la
tienen por un fenómeno casual (azar).
Dos razones más, cuando menos, pueden alegarse en favor de la implicación de la filosofía en
el tema de la vida extraterrestre científicamente considerada. Primera: la vida ha sido, y es, un
tema tradicional en la reflexión filosófica. Por tanto, el interés filosófico por las cuestiones
subyacentes a la actual búsqueda y posible detección científica de vida más allá de la frontera
terrestre deberá ser considerado como la consecuencia lógica del interés tradicional de la
filosofía por el fenómeno vital y sus múltiples y variadas formas de manifestación. En este
sentido, el libro de Jakosky nos permite comprender la conexión existente entre la aparición de
la vida en la Tierra y la posibilidad de su existencia y búsqueda fuera de ella. Segunda: como
bien puntualiza Jakosky, el debate sobre la existencia de vida extraterrestre no es un
desconocido para la tradición filosófica, pues ya entre los filósofos griegos se suscitó un
apasionado debate teórico entre quienes defendían tal posibilidad como una necesidad lógica
resultante de sus concepciones físicas y los que la negaban basándose en su consideración de
nuestro planeta como lugar único e irrepetible en el conjunto armonioso del cosmos.
No se presenta, pues, desnuda la filosofía al debate científico actual sobre posibilidad y
búsqueda de vida extraterrestre. Vestida de tradición e interés puede, y debe, máxime cuando
es requerida por los propios protagonistas, contribuir a él aunque, eso sí, con nuevas maneras
toda vez que debe dialogar fluida y permanentemente con las ciencias naturales implicadas.
Jakosky también plantea el tema de su obra en tono de aventura y reto históricos para la
humanidad: "Pertenecemos a la primera generación capacitada para iniciar el estudio
minucioso de las cuestiones científicas relacionadas con el origen de la vida en la Tierra y las
posibilidades de que haya aflorado en algún otro lugar del universo. (...) Ahora se entienden
numerosas cuestiones que atañen a la climatología y a las condiciones de habitabilidad que
reinan en el resto de los planetas vecinos y estamos preparados para empezar a buscar
evidencias de otras formas de vida" (p.11).
La búsqueda de vida en otros planetas consta de dieciocho capítulos dedicados a exponer los
fundamentos científicos que permiten considerar seriamente la posibilidad de existencia de
vida fuera de nuestro planeta y, en consecuencia, animar a su búsqueda. Los seis primeros
capítulos repasan los conocimientos actuales sobre el origen del universo y su evolución, la de
la Tierra y las condiciones para el surgimiento de la vida en ella. En el séptimo se analizan los
requisitos para la existencia de vida extraterrestre en función de dichos conocimientos.
Los capítulos ocho a diez exploran las posibilidades de existencia de vida marciana y su
búsqueda así como el debate abierto por la posible presencia de restos de vida en meteoritos
procedentes de Marte. En el capítulo once Jakosky pasa revista a las condiciones del planeta
Venus y sus posibilidades para albergar algún tipo de vida en el pasado o en la actualidad. La
exobiología de Titán, satélite de Saturno, se estudia en el capítulo doce y en el decimotercero
se hace lo mismo con la del sistema joviano (Júpiter y sus lunas).
Los capítulos catorce a dieciséis forman un bloque de sentido. El capítulo catorce aborda la
formación de planetas alrededor de estrellas distintas del Sol. El decimoquinto expone el
estado de la cuestión en la búsqueda y detección de planetas orbitando alrededor de otras
estrellas y el decimosexto analiza la habitabilidad de tales planetas partiendo de las
condiciones de los ya conocidos de nuestro Sistema Solar.
El decimoséptimo capítulo está dedicado a la cuestión de la posible existencia de vida
inteligente extraterrestre y su búsqueda. El autor diseña el capítulo a la manera clásica en este
tipo de obras. Partiendo del problema del origen de la inteligencia, Jakosky se aproxima al
controvertido tema de la posibilidad-probabilidad de existencia de vida inteligente más allá de
la Tierra sirviéndose críticamente de tres argumentos clásicos: la ecuación de Drake,
laparadoja de Fermi y el tema OVNI. El capítulo acaba con una exposición de los esfuerzos
desarrollados por el hasta ahora infructuoso programa de detección de vida extraterrestre
inteligente tecnológicamente avanzada (SETI), que en su momento llegó a contar con el apoyo
y participación de la NASA.
En el capítulo final el autor repasa los argumentos favorables a la existencia de vida
extraterrestre, ofrece información actualizada sobre las investigaciones en marcha y proyectos
futuros dedicados a la búsqueda de vida en el cosmos y analiza la transcendencia de las
implicaciones filosóficas, sociales y religiosas de su posible detección o ausencia.
El libro incluye una extensa bibliografía y lecturas adicionales desglosadas por capítulos. Cabe
mencionar igualmente la calidad y abundancia de fotografías de los cuerpos celestes tratados
en el libro, así como de ilustraciones y gráficos que acompañan a los textos. Lamentar
únicamente que no sean a color.
En definitiva, un libro excelente con un propósito encomiable sobre un tema, la posibilidad de
existencia de vida extraterrestre y su búsqueda científica, tan apasionante y controvertido
como inquietante que permite, a la vez, comprender la necesidad de que la filosofía académica
no siga permaneciendo al margen del mismo por más tiempo.

Roberto Aretxaga Burgos

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