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Entender que el mundo es indigno del amor de Dios es la clave en Juan 3:16. Entonces
apreciaremos el regalo inesperado que Dios da. Este punto lo hizo muy bien hace
muchos años el estimado teólogo Benjamin Breckinridge Warfield. En su sermón
titulado: “El amor inmensurable de Dios”, Warfield examina el significado del término
“mundo” (en griego: kosmos) en Juan 3:16, para sumergirnos en las profundidades del
amor de Dios.
En primera instancia, muchas personas creen que “mundo” significa todas las
personas sin excepción. En otras palabras, cuando en Juan 3:16 dice que Dios ama al
mundo, quiere decir que ama a toda persona, cabeza por cabeza, igualmente. La lógica
va así: Dios ama a cada persona; Cristo murió por cada persona; por lo tanto, la
salvación es posible para cada persona. Sin embargo, esta posición parece sugerir que el
amor de Dios es impotente y la muerte de Cristo inefectiva. En otras palabras, la
conclusión natural de esta posición sería que toda persona es salva y no potencialmente
salva. Si Dios ama a toda persona, y Cristo murió por toda persona, y el amor de Dios
no es impotente, y la muerte de Cristo no es inefectiva, entonces la única conclusión es
que la salvación ha sido asegurada para cada persona. Pero este punto de vista
contradice la enseñanza bíblica del juicio de Dios evidenciado por el contexto inmediato
en Juan 3:17-21.
Segundo, otros argumentan que “mundo” significa todas las personas sin distinción.
Esta opción enfatiza que Dios ama a más de un tipo de persona o grupo étnico. La
muerte de Cristo en la cruz no fue solo para los judíos, sino también para los gentiles. El
amor de Dios no está confinado a barreras nacionales, sino que se extiende a todo tipo
de naciones, tribus, culturas, lenguajes, y gentes. A esto, todo el pueblo de Dios, ya sea
arminiano o calvinista, dice con gusto “amén”. Si bien esta posición tiene el beneficio
de ser indudablemente correcta y encaja con el contexto amplio del Evangelio de Juan
con respecto a la identidad global de los “hijos de Dios” (por ejemplo: Jn. 1:9–13; 4:42),
no captura por completo el fuerte contraste entre “de tal manera amó Dios” y “el
mundo” que Juan 3:16 deliberadamente intenta hacer.
Aparte del amor de Dios, el mundo está bajo la condenación de Dios. Pero en
Cristo, los creyentes experimentan el amor de Dios, un amor sorprendente,
redentor, e inagotable.
Esto nos lleva a una opción final. Se puede hacer un caso sólido para decir que
“mundo” se refiere a la cualidad del amor de Dios. Warfield convincentemente dice:
Imagen: Lightstock.