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Una vez abierto el envase de leche, debe mantenerse en la nevera, bien tapado
para evitar que absorba olores de otros alimentos
No todas las leches son iguales y, por tanto, las condiciones de conservación tampoco son las
mismas. La leche se diferencia en función del tratamiento térmico que ha recibido.
Pasteurizada, esterilizada y UHT son las principales. El calor es uno de los tratamientos
higienizantes que más se aplican sobre el alimento. El objetivo es alargar su conservación,
reducir su carga microbiana y eliminar posibles microorganismos patógenos y sus esporas. Es
importante fijarse, en el momento de la compra, en el tipo de producto, en su fecha de
caducidad y en el tratamiento térmico que ha recibido. De todo ello dependerá en gran medida
el periodo de conservación, que varía, como detalla este artículo, según el tipo de leche.
Los principales factores que influyen en la conservación de la leche son la luz, el calor y el
oxígeno, todos ellos con capacidad alterante. Por este motivo, una vez abierto el envase, se
ha de mantener la leche en la nevera, bien tapada para evitar que absorba olores de otros
alimentos. La leche más común es la que procede de la vaca, aunque también puede
consumirse leche procedente de otros animales, como la cabra o la oveja.
Mención especial merece la leche vegetal. No es propiamente leche, sino una bebida
elaborada a partir de alimentos vegetales, no animales. De avena, soja, cereales o almendras,
este tipo de alimento se utiliza sobre todo en los casos de intolerancia y alergia a la lactosa o
a la caseína, ya que carecen de estos dos componentes. Este tipo de bebidas, igual que la
leche, necesitan refrigeración una vez abierto el envase y deben consumirse en un plazo de
tres a cuatro días como máximo para que no se alteren sus propiedades.
Por este motivo, y para evitar que estos riesgos lleguen al consumidor, se ha generalizado el uso
de procesos térmicos como la pasteurización y la esterilización. En España no se autoriza el
"suministro directo por parte del productor de pequeñas cantidades de leche cruda al consumidor
final o establecimientos locales de venta al por menor", según el Real Decreto 640/2006.