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1) qué elementos hay en la regla para una dirección espiritual hoy.

En toda la regla de San Benito, son de gran importancia cuatro elementos que pueden ser
bien tomados y adaptados para una dirección espiritual hoy. Primeramente, hablaremos de
cuatro elementos para finalmente, hablar acerca de la relación Monje – Superior.
 Oración con lagrimas: que puede ser entendido como una verdadera comunicación
con Dios, manifestada a través de la emoción del acontecimiento generando maravilla en
quien está orando.
 Lectio divina: Que lleva al orante, a la profunda reflexión de la palabra de Dios
aprovechando el ejercicio para aprender de ella y seguido a esto, la puesta en práctica del
mensaje recibido.
 Compunción de corazón: el hombre está siempre llamado a renovar los sentimientos
de su corazón, purificarlos y encaminarlos hacia Dios. Puede el hombre
 Abstinencia, es decir privación del alimento: Se hace un llamado al dominar el
deseo del cuerpo en este caso con referencia a los alimentos. Durante el día el hombre se
ve tentando a comer más de lo normal y si esto no se corrige, si se le da rienda suelta a
dicho deseo, el hombre corre el riesgo de volverse involuntario y de dejarse dominar por
lo que su deseo le indique. Quien ayuda o se abstiene con cosas tan sencillas como los
alimentos, adquiere por medio de un proceso la hermosa fortaleza del dominio de sí.

En cuanto a la relación de Abad-Hermano


 “El abad debe acordarse siempre de lo que es, debe recordar el nombre que lleva, y
saber que a quien más se le confía, más se le exige. Y sepa qué difícil y ardua es la
tarea que toma: regir almas y servir los temperamentos de muchos, pues con unos
debe emplear halagos, reprensiones con otros, y con otros consejos. Deberá
conformarse y adaptarse a todos según su condición e inteligencia, de modo que no
sólo no padezca detrimento la grey que le ha sido confiada, sino que él pueda
alegrarse con el crecimiento del buen rebaño.” (Regla de San Benito, 2, 30 – 32). Si
bien, hay una exhortación que pasa de generación en generación, año tras año y siglo
tras siglo. Hay un superior (Sacerdote, Religiosa, Fiel consagrado) encargado de la
espiritualidad de los demás y este, desde su profunda sabiduría debe saber aconsejar
a los hermanos (fieles) según la necesidad que cada uno requiera tal como lo hizo
Cristo con sus discípulos y como lo dejo esclarecido San Benito en la regla. Hoy en
día, los encargados de la espiritualidad o los llamados “directores espirituales” no son
necesariamente Clérigos, si no que un fiel bien formado y con intachable conducta
puede servir como director espiritual gracias a su gran capacidad para hacer la
voluntad de Dios y dejarse guiar por el camino que él mismo ha preparado.

 “Debe, pues, el abad extremar la solicitud y procurar con toda sagacidad e industria no
perder ninguna de las ovejas confiadas a él. Sepa, en efecto, que ha recibido el
cuidado de almas enfermas, no el dominio tiránico sobre las sanas, y tema lo que Dios
dice en la amenaza del Profeta: "Tomaban lo que veían gordo y desechaban lo flaco".
Imite el ejemplo de piedad del buen Pastor, que dejó noventa y nueve ovejas en los
montes, y se fue a buscar una que se había perdido. Y tanto se compadeció de su
flaqueza, que se dignó cargarla sobre sus sagrados hombros y volverla así al rebaño.”
(Regla de San Benito ,27, 5 – 9). Este segmento invita a velar por la espiritualidad del
otro, ayudarle a enderezar su camino con el propio ejemplo como lo hizo Cristo Buen
Pastor. Es una gran invitación también al hecho de ir en busca del otro, preocuparse
por el otro. Quien siente dolor por sus hermanos, imita a Cristo que se entregó por
amor.

 “El que ha sido ordenado abad, considere siempre la carga que tomó sobre sí, y a
quién ha de rendir cuenta de su administración. Y sepa que debe más servir que
mandar.
Debe ser docto en la ley divina, para que sepa y tenga de dónde sacar cosas nuevas y
viejas; sea casto, sobrio, misericordioso, y siempre prefiera la misericordia a la justicia,
para que él alcance lo mismo. Odie los vicios, pero ame a los hermanos. Aun al
corregir, obre con prudencia y no se exceda, no sea que por raspar demasiado la
herrumbre se quiebre el recipiente; tenga siempre presente su debilidad, y recuerde
que no hay que quebrar la caña hendida. No decimos con esto que deje crecer los
vicios, sino que debe cortarlos con prudencia y caridad, según vea que conviene a
cada uno, como ya dijimos. Y trate de ser más amado que temido.” (Regla de San
Benito,64, 7 – 15).

Con esta premisa se está haciendo un llamado al servir más que dar órdenes, y esto
ayuda a forjar la buena espiritualidad ya que se tiene como modelo a Jesús. El cómo
rey, vino a enseñar el mandamiento del amor y del servicio. Corregir con prudencia es
clave para adquirir un buen desarrollo espiritual ya que deja el alma llena de
tranquilidad por la corrección hecha y por la forma en cómo se ejerció. El crecimiento
espiritual de una persona, tiene como base la aceptación de Cristo y el ayudar en el
crecimiento espiritual del hermano. La corrección fraterna y el compartir en comunidad
(cada quien en su estado de vida) hace de la vida una de las aventuras más hermosas
porque se crece junto con el don de la hermandad.
Todos son felizmente invitados a hacer parte del rebaño de Jesús, quien nos indica con
su propia vida cual es el camino a seguir para ser grandes personas durante la estadía
terrenal.
Una espiritualidad forjada en la oración, en el sacrificio y en la constante conversión, es
una espiritualidad que se convierte en ejemplo a seguir para toda la humanidad
viviente del siglo XXI.

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