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El instante

Pascal Guignard plantea en este artículo desde la categoría temporal “instante” la metáfora
del tiempo como traje que puede sacarse y desenvestirse. Toma como punto de partida la
figura del niño y trabaja desde él el tiempo de la espera recreando la fugacidad de la
mordida en el acto de comer hasta que la presa llega a la boca.

A diferencia del tiempo de la espera propone como contrapunto la demora en otra área de
su vida: la música. Un tiempo fugaz contrapuesto a un tiempo construido que pendula entre
la frustración y la impaciencia. A partir de la cita del filósofo Marie-Jean Guyau es la
espera del lactante la que neutraliza el tiempo, pues solo lacta hasta que le salen los dientes.

Del gesto al acto hay un tiempo de espera que se diluye en el placer de la saciedad. Este es
un tiempo subjetivo pero proyectable, puesto que en la narración nos lleva a detenernos un
momento en algo pequeño (niño), fugaz (lactante e instante) y no perdurable (etapa del niño
que lacta, instante y reflexión acerca del tiempo transcurrido).

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