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AGRESIVIDAD INFANTIL

Entendemos por agresividad el hecho de provocar daño a una persona u objeto, mientras que
por conducta agresiva podemos entender la conducta intencional que puede causar daño físico o
psíquico.

En niños, la agresividad suele presentarse de forma directa, como un acto de violencia contra
una persona, o también de forma indirecta o desplazada agrediendo contra los objetos o personas que
han sido origen del conflicto, e incluso también en forma de agresividad contenida.

1. TEORÍAS SOBRE EL COMPORTAMIENTO AGRESIVO.

1.1. Teorías activas. Ponen el origen de la agresión en los impulsos internos. La agresión es innata.

1.1.1 Teorías psicoanalíticas. La agresión se produce como un resultado del thánatos y es


una forma de dirigir ese instinto hacia fuera.

La catarsis es la expresión de la agresión y la disminución de la tendencia a agredir se


le denomina efecto catártico.

1.1.2. Teorías etológicas. La agresión como instinto básico para la supervivencia.

Las teorías activas mantienen una posición poco optimista sobre la modificación de la conducta
agresiva, ya que aceptan que el origen de la agresión está en la propia naturaleza humana.

1.2. Teorías reactivas. Ponen el origen de la agresión en el medio ambiente y es una reacción
frente a los sucesos ambientales.

1.2.1. Teoría del impulso. La agresión como respuesta natural predominante a la frustración.

La existencia de un medio familiar caracterizado por la punitividad, las amenazas y el rechazo


profundo por parte de los padres es uno de los factores principales en correlacionar con la
agresividad de los niños.

La frustración favorece la agresividad, pero no es condición necesaria para ella.

1.2.2. Teoría del aprendizaje social. Las conductas agresivas se aprenden por imitación de la
conducta de modelos agresivos.

En la explicación del aprendizaje del comportamiento agresivo hay que recurrir a las siguientes
variables:

 Modelado. La exposición a modelos agresivos conduce a comportamientos agresivos


por parte de los niños. La imitación desempeña un papel importante en la génesis y
mantenimiento de conductas agresivas.
 Reforzamiento. Si un niño descubre que su comportamiento agresivo le reporta
beneficios es muy probable que siga utilizando sus métodos agresivos si no los
controlan otras personas.
 Factores situacionales. La conducta agresiva varía con el entorno social, los objetivos y
el papel desarrollado por el agresor en potencia.
 Factores cognoscitivos. Ayudan a la autorregulación del niño (p.ej. anticipación de las
consecuencias alternativas a la agresión ante conductas problemáticas).

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2. FACTORES INFLUYENTES EN LA CONDUCTA AGRESIVA.

2.1. Factor sociocultural. Responsable de los modelos a los que ha sido expuesto el niño y los
procesos de reforzamiento a los que ha sido sometido.

2.2. Factor familiar. La interacción entre padres e hijos moldea la conducta agresiva mediante las
consecuencias reforzantes inherentes a su conducta. El niño generaliza lo que aprende acerca
de la utilidad y beneficios de la agresión a otras situaciones . La familia es también responsable,
en cuanto a la instauración de conductas agresivas, por los tipos de disciplina a que se le
somete. La combinación de disciplinas relajadas y poco exigentes con actitudes hostiles por
parte de los padres favorece el comportamiento agresivo del niño.

Otro factor importante es la incongruencia en el comportamiento de los padres que se da


cuando desaprueban la agresión y la castigan con su propia agresión física o amenazante.

Las relaciones deterioradas entre los padres provocan tensiones que pueden inducir al niño a
comportamientos agresivos.

Las restricciones inmediatas que los padres imponen a los niños provocan una atmósfera
agresiva que induce al niño a comportarse agresivamente.

2.3. Factor ambiental amplio.

2.4. Factores orgánicos. La activación de los mecanismos neurofisiológicos depende de la


estimulación y está sujeto al control cortical.

2.5. Factor de déficit en habilidades sociales necesarias para afrontar situaciones frustrantes.
Las estrategias verbales son necesarias para afrontar las situaciones frustrantes y su ausencia
es favorecedora del comportamiento agresivo.

También las habilidades cognitivas se hallan relacionadas con la conducta agresiva ya que no
se da un análisis de los estímulos a través de mediaciones cognitivas y no se formulan o
interiorizan las reglas que pueden ayudarle a controlar su conducta en distintas situaciones.

3. TRATAMIENTO DE LA CONDUCTA AGRESIVA.

Tratar la conducta agresiva no implica sólo su reducción o eliminación, sino que también es
necesario fortalecer comportamientos alternativos a la agresión.

3.1. Procedimientos para controlar los antecedentes. Se controlan los antecedentes a través de
la manipulación de los estímulos del entorno que elicitan la conducta agresiva.

3.1.1. Reducción de estímulos discriminativos. (aquellos que propician situaciones de


agresión).

3.1.2. Modelamiento de comportamientos no agresivos. (no sólo mostrando conductas


adecuadas sino también las consecuencias de éstos).

3.1.3. Reducción de la exposición a modelos agresivos. Cuando se regaña al niño hay que
procurar no modelar conductas agresivas.

3.1.4. Reducción de los estímulos aversivos.

3.2. Procedimientos para controlar las consecuencias.

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3.2.1. Extinción. Se basa en la idea de que una conducta se mantiene gracias a las
recompensas que recibe y que puede llegar a desaparecer si deja de ser
recompensada.

Aspectos a tener en cuenta para aplicar la extinción:

 Curso temporal. En los primeros momentos la conducta tiende a incrementarse


(efecto rebote).
 Consistencia en el comportamiento por parte de los adultos. Es necesario un
autocontrol riguroso para no ceder para no ceder a las demandas del agresor.
 Combinar la extinción con el reforzamiento positivo de conductas adaptativas.

A veces la extinción no es el método adecuado para suprimir la conducta agresiva, se


trata de aquellos casos en los que la conducta agresiva acarrean consecuencias
dolorosas para otras personas (en este caso considerar el castigo como alternativa).

3.2.2. Procedimientos de castigo. Castigamos una conducta aplicando consecuencias


aversivas o eliminando eventos positivos una vez que el niño ha agredido.

 Tiempo fuera . Cuando el niño emite una conducta agresiva en presencia de


otros, es muy difícil que la intervención del adulto no actúe como reforzador. En
estos casos el tiempo fuera aparta al niño de la situación reforzante. Para que
el tiempo fuera no sea contraproducente hay que tener en cuenta lo siguiente:
o Sólo ponerlo en práctica cuando un tratamiento de extinción y
refuerzo de conductas incompatibles no resulta viable.
o Recomendado para niños entre los 2 y 12 años.
o Necesidad de controlar el espacio donde se vaya a dar el tiempo fuera
de modo que no se pueda dañar y no existe posibilidad de encontrar
allí reforzadores.
o La eficacia del tiempo fuera depende de la inmediatez, la consistencia
y los esfuerzos que realice la persona responsable de aplicarlo a fin
de aminorar la existencia de reforzadores alternativos.
o Dado que se utiliza el procedimiento de tiempo fuera como castigo,
hay que partir de la base de que resulte aversivo para el niño y que su
liberación tiene un valor positivo.
o Los periodos de tiempo fuera son efectivos a condición de que se
utilice consistentemente una duración dada (< 5 a. --- 5’, 6 – 10 a. ---
10’, 10 – 12 a. --- 15’).
o Frecuentemente se comienza a aplicar el tiempo fuera
contingentemente a la conducta agresiva, se tiende a generalizarlo a
todo tipo de comportamientos inadecuados y esto es un error ya que
se aplica “por sorpresa” y así evitamos que el niño relacione las
conductas agresivas con el tiempo fuera.
Como el tiempo fuera administrado a un niño permite que los compañeros
aprendan las consecuencias del comportamiento agresivo, también se produce
una reducción de este comportamiento en los niños que simplemente han
observado su puesta en práctica.

 Coste de respuesta. Consiste en retirar algún reforzador positivo


contingentemente con la emisión de la conducta agresiva. Resulta
especialmente eficaz cuando se combina con el refuerzo de las conductas
apropiadas de modo que lo que el niño pierde por emitir la conducta
inapropiada es parte de lo conseguido por emitir la conducta apropiada.

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Para aplicar el coste de respuesta hay que tener en cuenta lo siguiente:

o Es preciso asegurarse de que el estímulo que se retira es realmente


importante para el niño.
o El niño debe conocer perfectamente que es lo que debe dejar de
hacer, es decir, hay que darle una instrucción cuando empiece a
emitir la conducta agresiva. Si no la cumple avisaremos de las
contingencias que seguirán a esta conducta y se le vuelve a dar la
instrucción. Si tampoco hace caso se pasa inmediatamente a aplicar
el coste de respuesta.
o El niño debe conocer cuánto cuesta emitir una conducta agresiva.
o Es conveniente que se le informe constantemente de lo ganado y
perdido.
o No hay que aplicar el coste de respuesta a conductas que
previamente no se han advertido.
o Ignorar la reacción (llorar, discutir, pedir perdón, ...) que aparezca
como consecuencia de aplicar el coste de respuesta.
o Cuidar de que el niño no llegue a perder todos los reforzadores de
modo que nunca llegue a no tener nada que perder.

 Reprimendas. Si se utiliza sistemáticamente resulta una técnica eficaz para


reducir la conducta agresiva. La reprimenda puede consistir en un simple ¡NO!,
pero para que resulte eficaz hay que tener en cuenta lo siguiente:

o Debe darse cada vez que se emita una conducta agresiva.


o La persona que administra la reprimenda debe estar físicamente
cerca del niño y especificarle claramente cuál es la conducta por la
que se le reprende.
o Se debe mirar al niño a los ojos, emplear una voz firme mientras se le
reprende y sujetarlo por los hombros.
o Las reprimendas deben ser seguidas de elogios por comportarse
adecuadamente después de la reprimenda.

Las reprimendas en voz baja son más eficaces que las realizadas en alta voz
ya que con ello se elimina el poder reforzante de llamar la atención de los
demás.

 Sobrecorrección. Su finalidad es corregir las consecuencias de la conducta


agresiva y facilitar que el agresor asuma la responsabilidad de su conducta.
Útil en los casos en los que ni la extinción, ni el tiempo fuera, ni el coste de
respuesta, ni el refuerzo de conductas incompatibles surta efecto.
Normalmente, antes de aplicar la Sobrecorrección se da una reprimenda, una
descripción de la conducta inadaptada o la manifestación de una regla.

Distinguir dos tipos de Sobrecorrección:

o Sobrecorrección restitutiva. Requiere que el niño restituya el daño que


ha originado y sobrecorrija o mejore el estado original de las cosas.
o Práctica positiva. Consiste en la repetición de una conducta deseable.

Se pueden aplicar conjuntamente ambas modalidades.

Para que la Sobrecorrección resulte efectiva hay que tener en cuenta:

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o Debe estar relacionada topográficamente con la conducta.
o Debe suministrarse inmediatamente.
o Mientras que el niño esté realizando la Sobrecorrección hay que
impedirle el acceso a otros reforzadores.
o Duración limitada (3 – 4’) aunque puede ampliarse si no resulta
efectiva.
o Hay que estar preparado para posibles protestas o agresiones.

 Reforzamiento diferencial. Consiste en reforzar otras conductas emitidas por el


niño excepto la agresiva que es la que queremos eliminar.

Distinguir dos tipos:

 Reforzamiento de omisión. Reforzamos al niño cuando lleva un tiempo sin


emitir la conducta agresiva.
 Reforzamiento de conductas alternativas incompatibles. Reforzamos al
niño por emitir una conducta incompatible con la agresión (conducta de
cooperación, asertivas, cualquier tipo de interacción no agresiva, ...).

Para que el reforzamiento sea adecuado hay que tener en cuenta:

 Identificar los eventos que realmente agradan al niño para


utilizarlos como reforzadores.
 El reforzamiento debe ser contingente de modo que quede clara
la relación entre la conducta y el reforzador.
 Hay que reforzar inmediatamente, en especial al inicio de la
intervención.
 Extender la técnica del refuerzo tanto al entorno familiar como al
resto del entorno escolar.
 Inicialmente reforzar el comportamiento del niño con la mayor
frecuencia posible ya que la alta frecuencia de reforzamiento
conlleva rapidez de aprendizaje.
 Controlar la cantidad de reforzamiento, cuidando por un lado que
el niño no se sacie de un reforzador concreto (no dar siempre el
mismo reforzador) y evitar dar grandes cantidades del mismo.
 Utilizar una amplia variedad de reforzadores para evitar la
saciedad y la predecibilidad.
Se puede trabajar un sistema de economía de fichas.
 Entrenamiento en habilidades sociales. Consiste en administrar al niño un
entrenamiento en hh.ss., ya que muchas veces los niños con conductas agresivas
carecen del repertorio de conductas prosociales que son necesarias para
establecer relaciones de cooperación con los compañeros o con otras personas.

Con el entrenamiento en hh.ss. se enseña al niño a interactuar de forma efectiva


con los demás en cierto tipo de situaciones.

Componentes de las hh.ss.

o Interacción social. Se refiere a conductas verbales o no verbales utilizadas


para entrar en juegos o interacciones conversacionales con otros niños.
Normalmente se trata de conductas verbales generalmente acompañadas
de un acercamiento que el niño utiliza para empezar a interactuar. Pueden
consistir en invitar a otro a participar en alguna actividad o en participar

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uno mismo en las actividades de los demás. Frecuentemente están
acompañadas de conductas motoras.
o Preguntar y responder. Son conductas por medio de las cuales se aporta y
obtiene información sobre intereses y actividades al interactuar con los
iguales.
o Saludos a los compañeros. Consiste en señales verbales positivas de
reconocimiento cuando se establece contacto visual con los iguales o
cuando se comienza a participar en sus actividades.
o Jugar o participar en la tarea. Se refiere a atender y participar con los otros
cuando se lleva a cabo una actividad común. Pone de manifiesto una
activa interacción del niño con sus compañeros en el contexto de una
actividad o tarea compartida.
o Proximidad y orientación. Cercanía física del niño a los demás y
orientación visual hacia ellos.
o Cooperar / compartir. Esta componente hace referencia explícita a actuar
por turnos, ofrecer ayuda, compartir un juego con otro niño, acatar las
reglas del juego, ...

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