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INSISTE EN TU MILAGRO

INTRODUCCIÓN

En septiembre de 1955 un grupo de misioneros se puso la meta de hablar de


Jesús a la tribu huaorani, en la selva de Ecuador. Esta tribu era conocida por ser
violenta y el esfuerzo de los misioneros terminó mal cuando cuatro de ellos
fueron asesinados por los huaorani el 8 de enero de 1956.
Su historia inspiró a muchos a llevar a cabo su labor misionera con fe y pasión,
incluyendo a la viuda y a la hermana de dos de los misioneros. Ellas regresaron
a Ecuador a continuar evangelizando y hasta vivieron entre los huaorani. De
esta forma muchos de los integrantes de esta tribu, incluyendo los asesinos de
sus parientes, creyeron en Jesús. Gracias a su insistencia muchos fueron salvos y
la violencia se redujo. Hoy podemos seguir su ejemplo y ser insistentes con
aquello que le pedimos al Padre.

1. Habla con fe. Proverbios 18:20-21


Por medio de las palabras suceden muchas cosas todos los días. A través de
ellas nos comunicamos y eso nos permite organizarnos. Con las palabras
podemos bendecir o maldecir la vida de alguien. Nuestra boca tiene tanto po-
der que, según la Biblia, al final del día vamos a ser saciados por lo que decimos.
Usemos sabiamente nuestras palabras, para construir y demostrar nuestra fe.
Insistentemente declaremos con nuestra boca lo que queremos que suceda. No
se trata de “ser positivo”, sino de creer y hablar con base en nuestras conviccio-
nes.

2. Cuida lo que escuchas. Marcos 10:46-52


Bartimeo pudo retirarse después de escuchar que lo querían callar. En lugar de insistir
y seguir creyendo pudo haber tirado la toalla, pero él sabía que la fe es capaz de
mover montañas. No dejó de gritar, creyendo por su milagro. ¿Hasta dónde estamos
dispuestos a llegar para ver nuestro milagro? ¿Qué estamos dispuestos a hacer para
demostrar nuestra fe?
Seamos igual de insistentes y no dejemos que las palabras negativas de otros
hagan que nuestra fe disminuya. ¡Que nadie nos calle!

3. Vence los obstáculos. Mateo 15:21-28


Cuando queremos un milagro debemos ser persistentes. Si, como a la
samaritana, a la primera o segunda petición parece que Dios no responde o
percibimos rechazo, no debemos desanimarnos; demostremos nuestra “santa
terquedad”. Jesús también necesita que crezcamos en la fe. La samaritana lo
hizo: insistió hasta que logró su milagro. Insistamos y clamemos, perseveremos en
nuestra fe hasta convencer al Señor de que somos merecedores de su
misericordia. Venzamos los obstáculos que hay en nuestras relaciones familiares,
nuestra economía y nuestra salud. De esa forma recibiremos lo que anhelamos.

Conclusión y Aplicación
No nos rindamos si aún no hemos visto el milagro por el que hemos estado
creyendo. Por ningún motivo perdamos la fe. Hebreos 6:12 nos enseña que con
fe y paciencia veremos sus promesas cumplidas.
1
No dejes de orar por sanidad y por cualquier milagro que necesite tu vida o la
de tu familia. Dios es bueno y cumple sus promesas.

Oración
Oremos para que la fe no les falle a quienes más necesitan de un milagro de
Dios y más bien se fortalezca.

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