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Revista de Psicodidáctica 1136-1034: Issn: Revista-Psicodidactica@ehu - Es
Revista de Psicodidáctica 1136-1034: Issn: Revista-Psicodidactica@ehu - Es
ISSN: 1136-1034
revista-psicodidactica@ehu.es
Universidad del País Vasco/Euskal Herriko
Unibertsitatea
España
EL DESARROLLO PSICOSOCIAL
Psychosocial Development
Resumen
Esta línea de investigación integra dos perspectivas de aproximación a una temática de
gran amplitud y complejidad como es la del desarrollo psicosocial humano, máxime teniendo
en cuenta que se presta además una atención específica a la función que en dicho desarrollo
cumple la mediación educativa. Obviamente el desarrollo personal y social de cada individuo
admite otros muchos abordajes pero los aquí presentados son muy importantes. Se considera,
en primer lugar, la incidencia que tienen las interacciones sociales producidas en el proceso de
construcción del conocimiento sobre el desarrollo psicosocial. Y, en segundo lugar, se incide
en el papel decisivo que los modos de entender la vida juegan en los procesos de
sociopersonalización.
Palabras clave: Desarrollo humano, conocimiento sociopersonal, identidad personal,
contexto.
Abstract
This research project encompasses two different approaches to the broad, complex
issue of human psycho-social development, paying particular attention to the role played by
educational mediation in said development. Obviously the personal and social development of
each individual can be approached from many other angles also; however, those presented here
are very important. Firstly, the project takes into account the social contexts in which
knowledge is necessarily constructed, as well as the influence said construction has on
psychosocial development. And secondly, it examines the decisive role played by ways of
looking at life in socio-personalization processes.
Key words: Human development, social and personal knowledge, personal identity,
context.
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Problemática
El objetivo principal de la sublínea de investigación es reflexionar en torno a
las variables de orden psicosocial que pueden tener un valor explicativo en procesos
de construcción del conocimiento.
Además del desarrollo y actualización de los temas descritos, hay un campo
de trabajo que requiere de investigación e incluso de sistematización y construcción
de pruebas que es la dimensión perceptiva de la comunicación relacional
directamente relacionada con esta temática está la creación de un clima emocional en
el aula.
En cuanto a las actitudes lingüísticas además del desarrollo de la
investigación acerca de la educación de inmigrantes, es preciso establecer su posible
relación con las diferentes propuestas educativas bilingües. Cuando se trata de
situaciones educativas con una presencia significativa de alumnado extranjero
también es necesario profundizar en el conocimiento de las variables significativas
en los contextos familiar, escolar y social, especialmente en lo referente al
autoconcepto en todos y cada uno de sus dominios sobre lo que todavía no hay
investigación previa.
Hay otra línea relativa a las R. S. asociadas a las identidades nacionales y el
conocimiento del territorio (Dougherty, Eisenhart y Webley, 1992; Quadrio y
Magrin, 1992). Hemos realizado alguna aproximación a esta temática al establecer
relaciones entre la R. S. del euskera, las actitudes lingüísticas hacia dicha lengua, la
extracción del alumnado, la ideología y la identidad correspondiente (Molero y
Madariaga, 2002 y 2003), pero es necesario profundizar en ello, especialmente en
relación a la nueva realidad de alumnado extranjero que puebla nuestras aulas.
Objetivos de investigación
Nuestra propuesta basada en las evidencias de los estudios previos y en las
indicaciones apuntadas en el apartado de problemática, sugiere unos objetivos que se
relacionan a continuación. Partimos de la hipótesis básica de que existen una serie de
variables de orden psicosocial de los protagonistas que tienen un valor explicativo en
los procesos de construcción del conocimiento y a los que con frecuencia se presta
poca atención o se considera como meras características de las personas que
intervienen en el proceso. Desde esta perspectiva se plantean los siguientes objetivos
generales:
1. Ampliar el conocimiento de las relaciones de interdependencia estudiadas
hasta el momento entre las diferentes variables psicosociales (motivación,
actitudes, autoconcepto, representaciones sociales, identidad) que pueden
tener un valor explicativo en procesos de construcción del conocimiento.
2. Diseñar formas de intervención educativa basadas en el conocimiento de
dichas relaciones de interdependencia entre las variables psicosociales con
valor explicativo.
3. Analizar los procesos de interacción que explican mejor la construcción del
conocimiento en el aula en relación a las variables psicosociales
estudiadas.
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produce al superar las miras egoístas sustituyéndolas por criterios que tienen en
cuenta primero el bienestar del grupo y, en último término, el criterio moral más
autónomo del bienestar y los derechos del hombre en cuanto ser humano.
Los trabajos de Piaget (1932) y Kohlberg (1976), en particular, han desvelado
cuán complejo y laborioso resulta el proceso de construcción de una orientación
moral autónoma. A la teoría de Kohlberg, la más clásica en el ámbito de la psicología
moral, lo que le interesa mostrar es que el estadio evolutivo (universal) superior
significa la adopción, en casos de conflicto, de criterios morales de justicia frente a
consideraciones no-morales. Por eso mismo, por su centración en el desarrollo de los
juicios morales, se desinteresa del destino que experimentan otros juicios sociales
que no versan sobre la justicia. Sin embargo, tales juicios también son de gran
relevancia para el desarrollo sociopersonal.
El esfuerzo educativo, desde la perspectiva de Kohlberg, habrá de consistir en
ayudar a superar las miras egoístas y a sustituirlas por criterios que tengan en cuenta
el bienestar del grupo y, en último término, el criterio moral más autónomo del
bienestar y derechos del hombre en cuanto ser humano. Ahora bien, lograr un
adecuado sentido de la justicia es mucho pero no lo es todo. El ideal moral no se
agota en que la persona sea cumplidora de deberes; incluye, además, la aspiración a
la autonomía individual y a la adaptación social. El desarrollo moral no tiene por qué
excluir la posibilidad de que el ser humano tenga alguna parcela privada de decisión,
algún ámbito en el cual pueda decidir en función de las apetencias o preferencias
personales; se incurre en un claro reduccionismo cuando se excluye de la moralidad
la aspiración ética a la felicidad y a la adaptación social (Goñi, 1996).
La singuralidad individual
Es legítimo aspirar a saber vivir, a disfrutar de la vida, a ser una persona
autónoma e independiente. Más aún, buscar la felicidad propia es una exigencia
moral. Pero alcanzar la autonomía individual y la felicidad no es fácil; empieza por
el conocimiento propio: el conocimiento de sí mismo es el fundamento del desarrollo
social y personal. La máxima latina "nosce te ipsum" mantiene toda su vigencia: sin
conocimiento de las cualidades y defectos propios resulta muy complicado diseñar
proyectos en favor de uno mismo, y de los demás.
El ámbito del conocimiento personal, en sentido amplio, viene a coincidir con
el de la inteligencia emocional; pero, en sentido más reducido y que se ajusta a
nuestros actuales propósitos, se refiere a las nociones de privacidad y de prudencia.
La privacidad (Smetana, 1982; Turiel, 1983) hace referencia a ese ámbito de
conductas sobre las que cada cual puede decidir en función de apetencias o
preferencias individuales. A pesar de tratarse de una noción central en el
pensamiento moderno occidental (Inkeles, 1983; Lipovetski, 1983), se sabe muy
poco sobre cómo se construye (Nucci, 198l; Tisak y Turiel, 1984). La considerable
importancia del componente prudencial de numerosas situaciones de la vida
(educación para la salud, sexualidad, etc.) nos decidió a dedicarle varias
investigaciones.
Es prudente un comportamiento del que se deriva algún beneficio para el
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sujeto agente; es imprudente aquello de lo que por acción u omisión deriva algún
perjuicio para quien realiza o deja de hacer algo. Razonar sobre acciones u omisiones
imprudentes simples o descontextualizadas (fumar, beber, falta de higiene, hacer el
vago, no esforzarse, etc. en abstracto) resulta más sencillo que analizar situaciones
en las que un determinado tipo de perjuicio (p. e. las consecuencias de beber en
exceso) entra en colisión con ganancias de otro tipo, por ejemplo, la aceptación
grupal (Goñi, Bacaicoa y Aguirre, 1995).
La mayoría de preadolescentes entiende, ya desde los trece años, que el
perjuicio/beneficio nunca se da sólo sino que más bien el beneficio implica costos y
los perjuicios quizá no sean sino el precio que se paga por una satisfacción inmediata
de necesidades; al sopesarse los pros y contras de las conductas se relativiza la
importancia de unos perjuicios o beneficios a los que los niños más pequeños tienden
a verlos como absolutos. De otro lado, la concepción del beneficio propio se amplía
cuando se incluyen como ganancia no sólo logros materiales sino también el
autodesarrollo o autorrealización personal (Goñi, 1993).
Las ideas infantiles sobre la normatividad, punitividad y privacidad del
comportamiento imprudente cambian a partir de la adolescencia (Goñi, 1994),
aumentando significativamente el número de quienes, aunque no justifiquen las
imprudencias, entienden mejor sus causas. La mayoría de los preadolescentes, a
diferencia de los niños, reclama el carácter privado del comportamiento imprudente
rechazando que deba estar regulado por normas y también que sea punible, lo que
supone una progresiva vinculación de lo prudente a lo privado. Esto no equivale, en
todo caso, a una defensa del comportamiento imprudente; indica únicamente
dificultad para explicar por qué está mal perjudicarse a sí mismo siendo al mismo
tiempo un asunto de libre decisión personal.
Se distingue entre las imprudencias por acción y por omisión (Goñi, Aguirre
y Bacaicoa, 1997): la imprevisión aparece como una conducta menos reprobable,
más compleja, menos exigible, de menor implicación moral y de mayor conexión
con el autodesarrollo personal que la imprudencia activa. Decidir no ganar o no
beneficiarse se incluye más claramente en el ámbito de lo privado que la decisión de
perder o de perjudicarse.
Los conceptos prudenciales muestran cambios asociados con la edad pero la
comprensión de lo que perjudica/beneficia tiene mucho que ver, así mismo, con el
autoconcepto, con las creencias religiosas y con los influjos culturales (Goñi,
Bacaicoa y Aguirre, 1995).
Lo más relevante de este conjunto de informaciones sobre el razonamiento
prudencial reside, a nuestro juicio, en que permite intuir su importancia para la
educación sociopersonal. Desvela, así mismo, que existen carencias de conocimiento
que son más evidentes aún con respecto a la construcción de la idea de
discrecionalidad de decisión según gustos y preferencias individuales (privacidad).
La privacidad y la prudencia no pueden entenderse, en todo caso, como
referentes exclusivos del desarrollo sociopersonal sino en directa combinación con la
moralidad y con la convivencia.
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La convivencia civilizada
Las personas somos individuos sociales: sólo se vive en sociedad; sólo se vive
cuando se convive. Vivir es relacionarse. Ahora bien, la convivencia social es
imposible al margen de códigos que la regulen. Ninguna sociedad puede prescindir
de los códigos que regulan el comportamiento de sus miembros. Ahora bien, al
hombre moderno le resulta posible evitar, o al menos limitar, aquella sociabilidad que
no desea y, además, las fórmulas de cortesía han experimentado una profunda
revisión histórica y hoy se reclaman modalidades de convivencia compatibles con el
individualismo (Dhoquois, 1983; Revel, 1985).
Para entender la interactividad social es sumamente importante entender el
sentido de las normas de urbanidad y, en particular, en qué medida comprometen los
llamados compromisos sociales. La comprensión del funcionamiento socio-
organizativo, y del papel que en la sociedad juegan las convenciones sociales, resulta
ser una pieza básica de las teorías que los seres humanos construimos sobre el orden
sociomoral. Y esta madurez de juicio societal (Turiel, 1983) resulta un contrapunto
necesario al desarrollo del juicio moral.
Caracteriza a las reglas de organización social y de convivencia la
obligatoriedad contingente a lo socialmente consensuado; se sitúan, por tanto, a
medio camino entre lo intrínsecamente obligatorio (los deberes morales) y lo
discrecional (privacidad): los compromisos de convivencia social ni dependen sólo
de las preferencias de cada cual ni revisten el mismo rango de obligatoriedad que los
deberes morales; no siendo por sí mismos obligatorios, lo son en la medida en que
vienen avalados por el consenso grupal y, además, porque de no respetarlos la
persona arriesga su desarrollo como ser social. Y, para ser feliz, se necesita
privacidad pero no se puede prescindir de la convivencia.
La comprensión de las convenciones responde, según Turiel, a un patrón
evolutivo con fases de afirmación y negación que culminaría, no antes de los 20 años,
cuando puede llegar a apreciarse que cumplen una función facilitadora de las
interacciones sociales. Según nuestros datos (Goñi, 2000a), en cambio, la
comprensión de las convenciones sociales sigue las mismas pautas evolutivas que la
comprensión más general del orden social: las distintas maneras de entender los
códigos de civilidad reflejan concepciones más o menos elaboradas de la
organización social.
En definitiva, para el desarrollo sociopersonal resulta decisivo entender el
sentido de los códigos de convivencia y, en particular, en qué medida comprometen
dado que, por definición, se trata de códigos revisables y alternables. Una pobre
intelección de los mismos en poco ayudará a la adaptación social, la cual se verá
facilitada por una adecuada comprensión del funcionamiento socio-organizativo y
del papel que en la sociedad juegan las convenciones sociales.
El personalismo sociomoral
Las personas podemos desarrollar un profundo sentido de justicia, una
clarividente percepción del papel de las reglas de convivencia social y un saludable
espacio de privacidad individual. Y lo evolutivamente posible se convierte de
inmediato en canónico y deseable. Es humanamente esperable que cada persona
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Método
La tradición de investigación más asentada con respecto a esta temática utiliza
la entrevista semiestructura, de inspiración piagetiana, como procedimiento para
indagar no tanto la opinión como la estructura del conocimiento sociopersonal. En la
entrevista se plantean, a poder ser, dilemas con soluciones alternativas y, utilizando
técnicas como la de la contrasugerencia, se suscita la explicitación de las ideas. Las
entrevistas se graban y se transcriben literalmente. Posteriormente ha de llevarse a
cabo un proceso de categorización de las respuestas para el que se exige acuerdo
interjueces. Y, por último, estas respuestas se someten a análisis estadísticos que, por
lo general, no entrañan gran complejidad siendo muy habitual el recurso a las
pruebas de chi cuadrado y similares.
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José María Madariaga Orbea es Profesor Titular de la Universidad del País Vasco.
Realizó la tesis doctoral (1992) sobre actitudes lingüísticas en situaciones educativas
bilingües y ha profundizado en la temática de la construcción social del conocimiento
hasta la actualidad, dirigiendo cuatro proyectos de investigación, participado en otros
varios, y tres tesis doctorales. Trabaja con el grupo consolidado de investigación de
la Generalitat de Catalunya (Nº de referencia 2005SGR 00634) llamado Cultura &
Educación y en la red de investigación dirigida por el Catedrático Ángel Huguet de
la Universitat de Lleida llamada Red Llera.
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