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9.1. Resumen.
9.2. Limitaciones de la investigación
9.3. Validación de la hipótesis y discusión
9.5. Formulación de modelos
El efecto termoeléctrico en un
material relaciona el flujo de calor que
lo recorre con la corriente eléctrica que
lo atraviesa. Este efecto es la base de
las aplicaciones de refrigeración y de
generación de electricidad: un
material termoeléctrico permite
transformar directamente el calor en
electricidad, o bien generar frío
cuando se le aplica una corriente
eléctrica.
Aspectos históricos
1.- El primer efecto termoeléctrico fue descubierto por el físico alemán Thomas
Johann Seebeck en 1821. Seebeck se dio cuenta de que una aguja metálica es desviada
cuando se la sitúa entre dos conductores de materiales distintos unidos por uno de sus
extremos y sometidos a una diferencia de temperatura.
Este efecto es de origen eléctrico, ya que al unir dos materiales distintos y
someterlos a una diferencia de temperatura aparece una diferencia de potencial. La
principal aplicación práctica del efecto Seebeck es la medida de temperatura mediante
termopares.
3.- El físico inglés William Thomson (Lord Kelvin) demuestra en 1851 que los
efectos Seebeck y Peltier están relacionados: un material sometido a un gradiente de
temperatura y recorrido por una corriente eléctrica intercambia calor con el medio
exterior. Recíprocamente, un material sometido a un gradiente de temperatura y
recorrido por un flujo de calor genera una corriente eléctrica. La diferencia fundamental
entre los efectos Seebeck y Peltier considerados por separado y el efecto Thomson es la
existencia de este último en un único material, sin necesidad de que exista una unión
entre materiales distintos
4.- En 1885 el físico inglés Rayleigh J.W. planteó la posibilidad del uso de
dispositivos termoeléctricos como generadores de corriente eléctrica. Sin embargo, pese
a que los fenómenos termoeléctricos son bien conocidos desde hace ya más de cien
años, su desarrollo, tanto como generador de corriente o como refrigeración, estuvo
totalmente frenado debido a los escasos rendimientos que se obtenían. Como
consecuencia, la mayor parte de las aplicaciones termoeléctricas, que han ido
desarrollándose desde hace más de 30 años han sido para campo militar, donde es más
importante la robustez y precisión que la eficiencia o el coste. En el mercado civil
actual, la refrigeración termoeléctrica tiene un sitio en aplicaciones de medicina,
aparatos científicos y en dispositivos en los cuales la potencia de refrigeración es muy
pequeña y de puntual aplicación.
¿Qué ha ocurrido con los pronósticos tan optimistas, que tras el gran avance que
supuso la incorporación de los materiales semiconductores a la termoelectricidad, tenían
los investigadores de la década de 1960 sobre la refrigeración termoeléctrica? ¿Por qué
no se ha logrado la eficiencia frigorífica que se esperaba?
Aplicaciones de la termoelectricidad
Principios fundamentales
Coeficiente Seebeck
Coeficiente Peltier
Kelvin demostró que los tres coeficientes Seebeck, Peltier y Thomson no eran
independientes entre sí, estando relacionados por las ecuaciones:
Retomemos el esquema precedente. En cada una de las ramas del par, el flujo de
calor generado por el efecto Peltier se opone a la conductividad térmica. El flujo total en
las ramas P y N será:
con K y R las conductividad térmica y la resistencia eléctrica totales de cada una de las
ramas del par.
La potencia eléctrica W disipada en el par debida al efecto Joule y al efecto Seebeck es:
Para una ΔT dada, el rendimiento depende de la corriente eléctrica que circula. Dos
valores particulares de corriente permiten maximizar bien el rendimiento de la
conversión η o el calor extraído de la fuente fría Q_f.
En este caso también existen dos valores particulares de I que maximizan el rendimiento
de la conversión o bien la potencia eléctrica entregada por el sistema.
Parámetros importantes para obtener un buen rendimiento
Hay que remarcar que para un par termoeléctrico cualquiera, el valor de Z pn no es una
propiedad intrínseca del material, sino que depende de las dimensiones relativas del
módulo, dada la relación existente entre las dimensiones y R y K (resistencia eléctrica y
la conductividad térmica). El rendimiento de conversión del sistema (funcionando como
generador eléctrico o como dispositivo de refrigeración) es máximo cuando Z pn es
máximo, es decir, cuando el producto RK es mínimo, lo que sucede cuando:
En este caso, el factor de mérito Zpn se convierte en una función exclusiva de los
parámetros intrínsecos de los materiales:
Las placas multinivel nos permite conseguir saltos térmicos importantes frente a la
temperatura ambiente, pudiendo llegar incluso a diferencias de 130ºC. Las potencias a
disipar, a medida que aumentamos los gradies térmicos son cada vez menores, pero las
ventajas de poder refrigerar puntualmente son muy importantes.
Optimización geométrica
Hemos visto que las propiedades de conversión del par de materiales termoeléctricos
que constituyen un módulo no son exclusivamente intrínsecas, también dependen de la
geometría del sistema (longitud y sección de las ramas del módulo) que influye a su vez
en la resistencia eléctrica R y la conductividad térmica K de las ramas. En efecto,
resulta necesario que K sea lo bastante reducida para que un gradiente térmico pueda
mantenerse, pero también debe ser del valor suficiente como para que el calor pueda
recorrer el módulo: si K es nulo, ningún calor recorrerá el módulo y entonces no hay
conversión. Del mismo modo, R debe elegirse de manera que se alcance el mejor
compromiso posible entre la potencia eléctrica y la diferencia de potencial eléctrica.
Una vez elegidos los materiales que forman el módulo (gracias al factor de mérito ZT),
es necesario optimizar la geometría del sistema para poder conseguir el rendimiento de
la conversión, la potencia eléctrica o la mayor extracción de calor posible en función de
la aplicación del módulo.
Módulos segmentados
Materiales termoeléctricos
La expresión del factor de mérito ZT=(S 2T)/(ρλ) resume por sí sola la dificultad de
optimizar las propiedades de un material termoeléctrico. De forma intuitiva parece
difícil que un material posea simultáneamente una buena conductividad eléctrica y una
mala conductividad térmica, que es una característica de los materiales aislantes. En el
caso ideal, un buen material termoeléctrico debería poseer la conductividad eléctrica de
un metal y al mismo tiempo la conductividad térmica de un vidrio!
Vías de investigación
Mod. aire-aire
Células
Mod. agua-agua
1.6. Predicción:
Ensayo 1:
Grande Chica
Potencia 33 w 17 W
Máxima diferencia de temperatura: 70 º 67º
Voltaje: 15 V 8V
Intensidad: 4A 3,5 A
Máxima temperatura 150 º C 70ºC
Resistencia: 3,5 ohmios 1.8 ohmios
Tensión térmica 27 mV/K 15 mV/K
Ensayo 2:
Ensayo 3:
Ensayo 4:
Una vez estimado dicho rendimiento fabricaremos un colector con una antena
parabólica a la situaremos en su foco la placa Peltier para su comprobación. En esta fase
determinaremos cual es el comportamiento real de esta central y como podríamos
mejorarla si refrigeramos el foco frío con nieve artificial.
Ensayo 5:
En esta ensayo, que será ideal, estimaremos qué ocurriría si utilizamos un pozo
de nieve como foco frío de una central mayor.
Para realizar esta investigación hemos usado los siguientes materiales y
herramientas:
1 Experiencias realizadas.
2 Datos obtenidos y gráficos.
0
Variación de temperatura dependiendo 15
30
del tiempo 45
60
75
50 90
105
40 120
135
150
30 165
T ºC 180
20 195
210
225
10 240
255
0 270
285
Tiempo en múltipos de 15 segundos 300
315
330
Se han hecho varios experimentos
para determinar qué temperaturas
podemos alcanzar con un colector. De
todos ellos se han tomado las medias. En
el primer experimento vimos que no
pasábamos de 45 º de temperatura
partiendo de una temperatura ambiente de
20 º C, lo cual nos desanimó.
Observamos que cuanto más
estuvo el faro del coche al sol, a más
temperatura se encontraba y por lo tanto más voltaje podría generar. También
observamos que al final acaba estabilizándose la temperatura a unos 40 º, por lo que
existe un máximo del que no podemos pasar. Es decir, podíamos utilizar un salto
térmico de unos 25 º C.
Posteriormente en otros experimentos observamos que podíamos hacer arder
papel fácilmente en segundos. Esto nos determinó que nos sobraba temperatura para
alcanzar los requerimientos determinados por las placas, es decir, podemos alcanzar
unos 100º de diferencia de temperatura fácilmente con un simple faro de coche, por
lo cual nos tranquilizó y desechamos esté experimento. Es decir, ante la pregunta
¿podemos obtener más de 100 º de temperatura con un colector solar? La respuesta
es sí y en pocos segundos.
45,8
Variación del voltaje respecto a la temperatura 45,7
45,6
45,5
0,3 45,3
45,2
45,1
0,25 45
44,9
44,8
0,2 44,7
44,6
44,5
0,15 44,4
44,3
44,2
0,1 44,1
44
Temperatura 43,9
43,7
43,6
Interpretamos que con este experimento que cuanto mayor sea la temperatura,
mayor será el voltaje y viceversa. Este experimento nos responde a la pregunta:
¿Podemos obtener electricidad en una célula Peltier sometida a distintas temperaturas?
La respuesta es si y además de forma proporcional a esta.
En un segundo experimento, en vez de aportar calor con agua caliente, ya que era
muy dificultoso tomar las temperaturas con el termómetro, decidimos aplicar una llama
de mechero. Con sólo 5º ya se producía tensión y se alcanzaba 1 voltio fácilmente, se
llegó a alcanzar 2 voltios al aplicar nieve artificial en el foco frío.
Se observa que la pendiente máxima es aproximadamente en el punto 130 º y su
valor sale un poco menor que sus características. 1,5-1,0/50= 10 mV/ºC. Se producen
intensidades de entre 10 mA a 500 mA ante las carga dadas por el fabricante.
TENSION
2,5
2
VOLTIOS
1,5
TENSION
1
0,5
0
0
10
20
30
50
80
0
10
12
14
16
DIFERENCIA DE TEMPERATURA
Por último se acopló a la célula un juguete tipo (un perro de juguete) que se
suele alimentar a 3 voltios. El resultado fue sorprendente pues funcionó sin ningún
problema. Funcionó a 1.98 voltios y 0,55 amperios, alcanzando un 2 % de rendimiento.
Este es menor que el dado por el fabricante (5 %), pero con las condiciones en las que
trabajamos nos parece interesante. No obstante, este experimento respondía a la
pregunta: ¿podemos generar electricidad para alimentar cargas importantes? La
respuesta es si.