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(Ningún texto es definitivo, es sólo un punto de vista de la realidad y requiere del discernimiento del lector.
Se proponen esquemas provechosos para la reflexión, pero inconvenientes si se los toma al pie de la letra)

VOCACIÓN HUMANA FICHA 14

INTRODUCCIÓN A ‘ESPIRITUALIDAD COMPARADA’

III Parte: Una primera aproximación a una clasificación de la espiritualidad

 Un relato: la actitud adecuada ante la espiritualidad

La espiritualidad hindú pone un fuerte énfasis en la altísima experiencia de la


visión de Dios, más allá de cuál sea la forma como éste sea concebido y
adorado. El gurú (maestro) puede tener el poder de conceder esa gracia, pero
sólo en raras ocasiones lo hace. Las razones para denegarla son varias, baste
señalar que no toda persona está preparada para una visión de Dios; no es
conveniente —y hasta puede ser pernicioso— adelantar un proceso que requiere
una lenta y sostenida maduración. Por otra parte, el anhelo de la visión de
Dios no puede estar separado de un genuino compromiso con el desarrollo
espiritual, la mera búsqueda de visiones y poderes desvirtúa el mismo sentido de
la espiritualidad. Por ello, muchos maestros desalientan esas pretensiones,
aunque lo hacen intentando dejar una enseñanza. No siempre estamos
preparados para comprender ciertas cuestiones de modo directo, máxime
cuando la enseñanza que se pretende impartir contradice deseos o hábitos de ser
y de pensar muy arraigados. Por ello, algunos maestros utilizan recursos insólitos
para estimular en el discípulo una toma de consciencia.

 Vayamos a nuestra historia. En una ocasión un hombre rico pero


muy avaro acudió a uno de los más extraños santos de la India de su
época, Sai Baba 1, fallecido en 1918, para solicitarle una visión de
Dios. Según un relato el hombre dijo: "He realizado este largo viaje
para lograrlo. Dicen que el Santo de Shirli (el pueblo donde vivía)
revela a Dios rápidamente". El visitante había llegado en tren y en la

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Nos referimos al maestro Sai Baba (fallecido en 1918) quien, hacia 1872, cuando contaba ya con unos 16 años de
edad, apareció sin saberse a ciencia cierta quién era ni de dónde venía, en una pequeña aldea de la India
denominada Shirli. Se instaló en una mezquita semiderruida y, si bien permitió que se le adorara como la
encarnación de un dios hindú, también atrajo a numerosos devotos musulmanes. Vivió en una extrema pobreza,
aunque recibía grandes sumas de dinero que distribuía antes de caer la noche. Nunca cambió su modo de vida, ni
creó un movimiento o una corriente espiritual, pero su influjo fue perdurable. Se trata de un personaje paradójico:
no enseñaba ninguna filosofía específica ni un modo particular de realizar a Dios y, aunque desdeñaba a aquellos
que perseguían milagros, muchos prodigios se desplegaban en su entorno. Su temperamento era (o parecía) extraño,
pero todo indica que su díscola personalidad y su excentricidad eran medios para estimular el desarrollo espiritual
de quienes se le acercaban. (Cfr. Arthur Osborne, The Incredible Sai Baba, London, 1975). Por cierto que el Sai
Baba antes mencionado, no debe confundirse con Rathmnakaram Venkata Satyanarayanaraju, nacido en 1926,
quien así se hace llamar desde su adolescencia por considerarse la reencarnación del primero.
2

estación había tomado un taxi que debía aguardarlo para llevarlo de


regreso. En realidad aspiraba a no tener que pagarle por la espera,
pues en su bolsillo tenía unas 250 rupias y su intención era no
gastarlas. Sai Baba comprendió la situación y le dijo: "Oh claro, no
se preocupe; le mostraré a Dios rápidamente y claramente. Este es
un tema que no puede ser demorado. Es difícil encontrar personas
como Ud. que buscan la iluminación. Casi todas las personas que
vienen aquí buscan prosperidad o salud o liberarse de algún problema
o quieren alcanzar una posición o placer o algún objeto mundano.
Nadie quiere a Dios. ¡Cuánto anhelo ver a aquellos que anhelan
ver a Dios! Uno debe realizar Brahman (el Absoluto) antes de la
muerte o habrá ciclos recurrentes de nacimientos y muertes. Un gurú
puede otorgar la realización y sólo un gurú puede hacerlo". De
pronto interrumpió su discurso para llamar a un chico y solicitarle
que le envíe a un comerciante del pueblo un mensaje en donde le
solicitaba un préstamo urgente de 5 rupias. Mientras aguardaba la
respuesta, Sai Baba no parecía ocuparse ni del visitante ni de
ninguna otra cuestión. Al rato volvió el chico y le comunicó que no
había podido hallar al comerciante. Baba lo envió a otra persona
con la misma misiva pero, nuevamente, sin éxito. El proceso se
repitió una y otra vez, lo cual generó una gran inquietud en el
visitante, preocupado por la creciente tarifa del taxi. Por cierto,
podría haber cortado la demora si él mismo le hubiera ofrecido las
5 rupias, pero por lo visto no estaba preparado para hacerlo,
quizás ni siquiera para pensar esa obvia alternativa. En cambio,
sólo alcanzó a insistir: “¿Me ayudará a alcanzar a Brahman?” Sai
Baba replicó: "Pero eso es lo que he estado haciendo. ¿No
comprende? Yo quiero cinco. Uno debe someter cinco para
alcanzar a Dios. Uno debe someter los cinco sentidos y los cinco
prānas 2 y para ello se requiere desapego. El camino hacia el
Conocimiento Divino es duro de hollar. No todos pueden hacerlo.
Con la aurora surge la luz. Sólo quien está desapegado tanto de las
cosas mundanas cuanto de las cosas celestiales puede alcanzar el
Conocimiento Divino".

Se trataba no sólo de una censura a su avaricia material, sino también a su


codicia espiritual.

2
Prāna es el principio vital en la concepción tradicional hindú. Cuando se lo menciona en plural alude a
los cinco alientos vitales correspondientes a los cinco primeros chakras. Cada aliento vital cumple una función
fundamental desde el punto de vista físico y psíquico. El sexto chakra, ubicado en el entrecejo, coordina, reúne
y supera esos alientos vitales. En el chakra siguiente, sahasrāra, se trasciende el prāna. Más allá de las cuestiones
técnicas, puede tomarse aquí la mención del prāna como un símbolo más de la necesidad del desapego.
3

Algunos comentarios para la propia reflexión:

• Cabe reflexionar hasta qué punto cada uno de nosotros, debido a su apego
y a su impaciencia, se comporta o no como el avaro de la historia. Por otra
parte la misma impaciencia es un modo de apego, porque quiero que las
cosas se den ahora y como yo creo que deben darse.

• ¿Cómo deshacerse del apego o, al menos, cómo empezar a ‘trabajarlo’?


Toda la vocación humana es, de algún modo, un intento de superar el
apego. Nos limitamos por ahora a sugerir dos condiciones: humildad y
alerta. En un relato jasídico (una tradición mística judía) leemos que un
discípulo acude al maestro para preguntarle por qué ya Dios no le habla a
los hombres. El maestro le responde: "Porque ya nadie quiere humillarse
tanto".

• ¿Habrá comprendido la enseñanza el avaro? ¿Podrá advertir que, de


algún modo, se le otorgó una cierta visión de Dios? ¿Podemos superar los
prejuicios que a veces nos hacen olvidar que, sobre todo en cuestiones
últimas, básicamente lo ignoramos casi todo, no sabemos lo que
necesitamos y, menos aún, cómo lograrlo?

Las tradiciones espirituales

Retomemos, con otras palabras, lo dicho en otra ocasión:

Las tradiciones espirituales consisten en la transmisión de un conjunto de


saberes consagrados que facilitan la toma de conciencia necesaria para
realizar la vocación humana.

El relato de Sai Baba, consignado más arriba, se relaciona con el influjo


espiritual, en definitiva con una ‘transmisión’ vinculada a una Tradición
Primordial. Esta transmisión es consciente e inconsciente, escrita y oral, opera a
veces sin que el sujeto lo advierta, pero requiere del mismo una cierta
apertura, es decir: ¡silencio!

El problema de la clasificación de los saberes y las tradiciones espirituales

Un escollo: ¿cómo clasificar los saberes y las tradiciones espirituales? y...


¿para qué hacerlo?Una buena clasificación hace explícito el criterio de
clasificación. Nosotros
propondremos más de una clasificación de las tradiciones espirituales, pero el
criterio que privilegiaremos es el de la vocación humana.
4

 Se trata, entonces, de ordenar las tradiciones espirituales según se


conciba el desarrollo de la vocación; en síntesis: según cuáles sean
los medios para desarrollarla y según se entienda la meta.

Pero también será necesario acudir a una clasificación histórica. Estará fuera de
nuestro alcance una clasificación histórica exhaustiva, pues una vida
humana no alcanzaría para lograr esa tarea. Sin embargo, proporcionaremos
‘mapas’, ‘cuadros didácticos’ que ayuden a ubicar, a contextualizar
corrientes, tendencias, ideas, creencias, prácticas, personalidades de la
espiritualidad, autores.
Ahora bien, nosotros señalamos en su oportunidad que podemos hablar de
espiritualidad en sentido amplio o en sentido restringido. Repitamos lo dicho:

• Espiritualidad en sentido amplio: En un sentido amplio todas las


formas de vida y todos los saberes son expresiones de la espiritualidad
porque directa o indirectamente buscan la plenitud del hombre.

• Espiritualidad en sentido estricto: En un sentido restringido se aplica


a aquellas formas de vida y a aquellos saberes que tienen como
propósito explícito la plenitud del hombre, su realización.

 Una clasificación de la espiritualidad en sentido amplio: los saberes

Para clasificar la espiritualidad en sentido amplio, nos basaremos —aunque


con modificaciones 3— en Max Scheler (1874-1928), quien propone una
clasificación de todos los saberes humanos en función de la meta:

1. Saber ( o ‘saberes’) técnico:

Tiene sus raíces en la necesidad, la cual puede ser (y suele ser) material, en
cuyo caso tenemos la técnica en sentido estricto, pero también ‘espiritual’, en
cuyo caso el saber técnico es un ‘entrenamiento’ espiritual, ‘entrenamiento
psíquico’ (ascética).

Puede advertirse, entonces, que desde el punto de vista antropológico, estos


saberes en principio se basan en el cuerpo, buscan la satisfacción de sus
necesidades. Las técnicas de ingeniería, médicas, económicas, inicialmente
buscaban (y buscan) asegurar el sustento material de la vida humana. Pero
como el hombre sabe que ese sustento es siempre efímero, que su finitud y

3
Max Scheler propone una clasificación tripartita: saber técnico, culto y de salvación. Nosotros agregamos el
saber de convivencia, pero la modificación fundamental consiste en señalar la dimensión espiritual de todo
saber.
5

contingencia así lo hacen patente, ya inicialmente acompañó la búsqueda de la


satisfacción material con una búsqueda espiritual. Así, por ejemplo, las
construcciones de las casas y de las ciudades arcaicas no sólo se realizaban
con una intención material, para cobijarse y para protegerse, sino que
expresaban de distinto modo la necesidad del hombre de sentirse asimilado en
un universo que le excede ontológicamente.
Refiriéndose al hombre arcaico, Mircea Eliade escribió:

"...el hombre ansía situarse en un 'Centro', allí donde exista la posibilidad


de entrar en comunicación con los dioses. Su habitación es un
microcosmos; su cuerpo, por lo demás, también lo es. La homologación
casa- cuerpo- cosmos se impuso bastante pronto" 4.

Obsérvese que todo el simbolismo religioso de las sociedades arcaicas se


origina en estos saberes técnicos. Por ejemplo, la alquimia espiritual (tanto en
Occidente como en Oriente), que propone la transmutación ontológica
utilizando un simbolismo metálico (la transformación del plomo en oro), se
basa en gran medida en las antiguas técnicas metalúrgicas, las prácticas
químicas y las técnicas de embalsamamiento. Aquello que ocurre en el
laboratorio del alquimista no es más que una proyección (o un paralelo) de un
proceso interior. Algo parecido puede señalarse también de la agricultura,
existen numerosos mitos y ritos que utilizan el simbolismo vegetal: por
ejemplo, las técnicas agrarias arcaicas referidas al cultivo del grano que
‘muere’ en la tierra para volver a nacer como planta y espiga plena de granos, se
retoman en los antiguos misterios, en donde el iniciado ‘moría’ como el grano y
‘renacía’ como una espiga perenne, descubriendo así su condición inmortal.
Las necesidades materiales, reales y atendibles en su propia clave, son el
espejo de necesidades mucho más hondas, de la búsqueda de una estabilidad
definitiva, de una felicidad materialmente inalcanzable. Cuando no se
comprende que una buena parte de las necesidades más hondas se proyectan
sobre las necesidades materiales, el hombre se convierte a una
pseudo-religión materialista y su vida se mide en términos de éxitos
materiales (dinero, fama, poder) que son inexorablemente efímeros. Esto genera
una gran desazón, pues la sed no sólo no se sacia sino que se exacerba,
promueve la violencia y pone los saberes al servicio de la destrucción.
Por cierto, los éxitos materiales, adecuadamente administrados y considerados
dentro de un orden mayor, pueden ser beneficiosos, pero sin duda son nocivos
cuando constituyen la meta última del hombre. Obsérvese que las causas no son
sólo éticas, sino eminentemente espirituales. En definitiva ocurre aquello que ya
señaló Max Scheler: no cabe otra alternativa, Dios o ídolo.

4
Mircea Eliade, Lo sagrado y lo profano, Buenos Aires, 1983, pág. 145.
6

 Si la sociedad mantuviera una relación más adecuada entre lo sagrado


y lo profano, es decir, si lo profano fuera el umbral de lo sagrado,
su opuesto complementario y no su opuesto contradictorio, entonces
toda actividad profana, todo quehacer cotidiano aparentemente
burdo y material sería la expresión externa de lo sagrado.

Los grandes místicos así lo vivieron; recordemos a Santa Teresa para quien
Dios acecha en los cacharros de la cocina, o la secuencia de la ‘domesticación
del buey’ que culmina con el hombre integrándose al mundo cotidiano.

 ¿Qué conclusiones pueden derivarse de todo ello?

a) Como veremos cuando presentemos la clasificación de las diversas vías


espirituales, existen aquellas que utilizan al cuerpo denso o a la ‘dimensión
corpórea’ como punto de partida para la realización espiritual (un ejemplo de
ello es el hatha yoga).

b) Toda vocación es, en su raíz, una expresión de la vocación humana


porque es en última instancia espiritual; en efecto, todo saber es un canal
más o menos explícito, más o menos consciente de la realización humana.

De allí que los saberes mundanos, aparentemente menores, pueden ser medios
para acceder escalonadamente a saberes mayores. Es fundamental que la
educación (formal e informal) permita y estimule el cultivo de aquellos
saberes que hablan al alma de cada individuo. Estos saberes son medios,
‘espejos’ que sirven de apoyatura en el camino hacia su ‘sí mismo’.
Cuando buscamos, nos buscamos.

 ¿Existe un secreto para abordar un saber, para estimular su


adecuado cultivo?

Quizás debamos recordar la etimología del término ‘saber’. Las etimologías de


‘sabiduría / sabio / saber’ están vinculadas a la de ‘sabor’; más aún, dicha
conexión puede advertirse en nuestra lengua (en el mismo verbo ‘saber’ que
significa tanto ‘conocer una cosa’ cuanto ‘tener sapidez de una cosa’; por
ejemplo: ‘esto sabe a chocolate’ 5). ¿Qué nos dice esto? Que es menester
cultivar ese ‘sabor’ y promover en cada uno el sabor del saber.

5
La base etimológica se presenta claramente en lengua latina sapor, oris en su primera acepción "sabor" o
"gusto" proviene del verbo sapio, sapere. Sapientia ("sabiduría") proviene de sapiens (sabio, inteligente, etc.)
y este término del mismo verbo sapio, sapere. Sapio, sapere significa "tener gusto" y también "conocer,
comprender, saber". Es interesante señalar que "insípido", "que carece de sabor", en latín se aplica a aquellos
que carecen de sabiduría, a los irrazonables: insipiens = in+ sapiens.
7

c) En relación con el tema del saber/ sabor podríamos incluir dentro de los
saberes técnicos o dentro de los siguientes saberes a los ‘saberes del juego’. El
juego es un símbolo de la naturaleza misma de la vida que une, de modo
diverso y según las circunstancias, la lucha y el gozo de la espontaneidad. De
allí que, tal como se señala en la psicología evolutiva, en el juego el niño
descubra y prepare su futura relación con el mundo. ¿Pero esa preparación
acaba en la vida adulta? ¿No será el hombre, un "homo ludens" (hombre
lúdico o "lúdrico"), un hombre que está jugando para prepararse a una Vida
aún más alta?
(Véase al respecto el primer Arcano mayor del Tarot, el juglar o mago, y los
lúcidos comentarios de Valentín Tomberg) 6.

2) Saber de convivencia

Se trata de aquellos que tienen su raíz en las relaciones intersubjetivas: la


ética, la política y, en general, todos los saberes sociales.

Surgen de la misma condición del hombre como persona humana, pues el


hombre es un ser social, lo cual se expresa en los diversos grupos de pertenencia,
comenzando con la familia y culminando con la humanidad como un todo. Pero,
máximamente y desde un punto de vista espiritual, el amor al prójimo eleva estos
saberes a una vía de realización espiritual. De alguna manera, la vía de la
acción −es decir, la vía de la acción ética desinteresada−, consiste en la
realización desapegada de los deberes morales y religiosos.
Por cierto, estos saberes pueden ser utilizados indebidamente, como un medio
para la dominación. En última instancia, el instrumento de los saberes de
convivencia es el diálogo y, como bien dice R. Panikkar, la guerra es la ruptura
del diálogo. En el diálogo se reconoce la alteridad y se la respeta; el diálogo
evita que la autoridad, deformada por la voluntad de poder, degenere en
autoritarismo. Autoridad, recordémoslo, proviene de auctoritas y ese término
de augeo=hacer crecer; la verdadera autoridad es la que propicia el
crecimiento.
• Para la propia reflexión:
¿Hasta qué punto nos educamos y educamos en estos saberes de convivencia?

3) Saber culto

Tiene sus raíces en la admiración 7 y en la curiosidad. La curiosidad se

6
Anónimo (aunque hoy sabemos que fue escrito por Valentín Tomberg), Méditations sur les 22 arcanes
majeurs du Tarot, París, 1984. Incluye un prólogo del teólogo Hans Urs von Balthasar. Hay traducción
castellana.
7
Para los griegos la admiración era el temple de ánimo que suscitaba la pregunta filosófica. Platón escribió:
“...la admiración es propia del filósofo y la filosofía comienza con la admiración" (Teeteto, 155 D).
8

entiende aquí como ‘curiosidad noble’, curiosidad de ‘esencias’, no de


‘insignificancias’.

El saber culto puede tener su origen real en la necesidad y ser un instrumento


para el dominio de la Naturaleza o de los hombres, pero en su esencia es
desinteresado. La ciencia antigua era, sobre todo, un saber desinteresado; a
diferencia de la ciencia moderna en gran medida condicionada por su
búsqueda de poder. Los saberes más destacados del saber culto son el arte, la
ciencia, la filosofía. Se trata, como puede verse, de expresiones más
explícitas de la espiritualidad. Sin embargo, puede ejercerse el saber culto sin
que ello acompañe una verdadera realización. Más de un artista, científico o
filósofo destacado contradicen con su propia vida su obra cultural. Más aún,
en sociedades cultas se han traicionado los principios espirituales y éticos
fundamentales, lo cual llevó (como ya recordamos en otra oportunidad) al
crítico George Steiner a sostener que la "cultura no nos salva". Es evidente
que sólo nos puede salvar la cultura que involucre a todo el hombre; de allí que
sólo pueda ejercerse plenamente una vocación profesional, artística, científica,
filosófica, si involucra al sujeto, si lo compromete en sus raíces.

Los alquimistas decían: "El Arte (es decir, la Obra alquímica de


transmutación) requiere a todo el hombre".

De allí que, para la filosofía antigua, y máximamente para Platón, la filosofía


supusiera una forma de vida, la vida teórica o contemplativa, que exige una
transformación del sujeto que busca la verdad.

De alguna manera, el saber culto adecuadamente ejercido, prepara para la vía


del conocimiento. Ya sabemos que en esta vía se aspira a la realización del
conocimiento último, de la comprensión de la verdad última. Lejos de ello está
la ciencia y la filosofía tal como se cultivan en nuestros tiempos y, sin
embargo, podría señalarse más de un caso en los cuales ciertos científicos y
filósofos actuales se abrieron, a través de sus saberes particulares, a una
búsqueda mística. En otras ocasiones, como ocurrió con Descartes, fueron
ciertas experiencias místicas o visionarias las que proporcionaron la base de sus
creaciones.
Más fácil es advertir esto en artistas, sean plásticos, músicos, poetas. En ellos
existe más libertad para expresar su conexión con niveles más elevados de la
realidad; más aún, se espera de ellos −aunque sea inconscientemente− que sean
capaces de recrear en la materia aquellas dimensiones de las que nuestro ser
necesita alimentarse, aunque no lo sepamos. Por cierto, pocos son los artistas que

Similarmente, Aristóteles escribió: “La admiración impulsó a los primeros pensadores a especulaciones
filosóficas" (Metafísica 983 a 12 ss.) Sin esa disposición no puede surgir un saber culto. Reflexiónese sobre
los bellos versos de Emily Dickinson: Wonder is not precisely knowing / and not precisely knowing not.
9

llevan a cabo sus obras artísticas con una conciencia espiritual. Podrían
presentarse numerosos ejemplos de uno u otro caso. De cualquier modo, el
arte, según su modalidad particular, puede elevarse a vía espiritual ya sea
como vía del conocimiento, como vía devocional o como vía de acción. En
tanto ejercicio desinteresado, en tanto proceso gozoso que sólo expresa y
recrea mundos más sutiles, más puros, más diáfanos o incluso más tenebrosos, se
trata de una vía de la acción. En tanto que devoción a formas sensibles puras,
en definitiva, a símbolos, se aproxima a la vía devocional. En tanto acceso a
un conocimiento no discursivo, no racional, es una vía de conocimiento
(véase, por ejemplo, el famoso Sueño de Coleridge).

4) Saber de salvación

En estos saberes, el fin es la divinidad o si se quiere, el acceso a un estado


incondicionado. Para no limitarnos a ciertas vías de realización, debería
quizás llamarse ‘saber de salvación o liberación’. En realidad suele incluirse
aquí la religión o, más aún, la mística pero, como pudo verse, el saber de
salvación está implícito (y a veces explícito) en los saberes anteriores. En
realidad este saber o estos saberes constituyen la espiritualidad en sentido estricto,
tema sobre el cual nos concentraremos a lo largo del año.

 Un ejercicio para hacer:


Para Platón, el adecuado estudio de los saberes lleva progresivamente hacia la
sabiduría que consiste en una visión transformadora de la Verdad (¡las Ideas
Eternas!). De alguna manera, eso pretende mostrar plásticamente la imagen de la
caverna (República VII), texto que adjuntamos en la ficha 8. Sugeriremos un
ejercicio en relación con este pasaje.

La espiritualidad en sentido estricto o propiamente dicha: las vías o


senderos de realización

Un modo de clasificar las vías espirituales de autorrealización desde el


punto de vista de la vocación humana es a partir de la concepción
tripartita o ‘tridimensional’ del hombre: cuerpo, alma (o psique) y
espíritu.

Se trata, como ya vimos, de tres ‘dimensiones’ humanas, de manera tal que


cada una supone a la otra. Podría agregarse una ‘cuarta dimensión’ humana, el
cuerpo sutil. Pero téngase en cuenta que, así como cada dimensión supone la
otra, cada vía, de algún modo también supone a la otra. En nuestro lento
proceso de investigación trataremos de mostrar su interrelación.
Veámoslo en un cuadro muy esquemático:
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1) Vía (o vías) corpórea

No es posible concebir un camino de autorrealización basado


exclusivamente en el ‘cuerpo denso’, pero sí es posible concebirlo como
punto de partida, como ‘apoyatura’ para acceder a una auténtica
espiritualidad.
Involucrar de lleno al cuerpo, a la materia y a sus procesos vitales evita -o
previene- contra uno de los desvíos de la espiritualidad: la represión.
Por supuesto, se trata de un punto de partida: por ejemplo, en el caso particular del
hatha yoga (así como en otras prácticas extremo- orientales) las prácticas básicas
e iniciales son las posturas y los ejercicios de respiración. En general, en todas
las prácticas tradicionales que parten del cuerpo, se trata de llevar a cabo
determinadas formas fijas o dinámicas (movimientos) con el mismo, con el
propósito inmediato de lograr equilibrio, salud, fuerza, flexibilidad y una
libertad de los hábitos a los cuales se encuentra constreñida la naturaleza
física ordinaria. Pero el propósito es de mayor alcance, porque el equilibrio
que se busca no se limita a reconstituir un equilibrio perdido como si se tratara
sólo de una terapia. En efecto, poco o nada tendría de vía de autorrealización si
se limitara a lo antes señalado. En realidad, esas prácticas corpóreas, esas
formas fijas o dinámicas, esas posturas y movimientos, aspiran a sostener la
irrupción de un proceso más elevado, de orden espiritual.

2) Vías basadas en la dimensión psíquica (o ‘mental’)

Se trata de vías que trabajan fundamentalmente o que ponen énfasis en la


indagación de los procesos psíquicos conscientes e inconscientes. Más aún,
no se trata sólo de indagar en ellos sino de procurar ordenarlos y transmutarlos
de tal modo que ello implique una mutación ontológica. Por medio de la
observación de la mente, la meditación, la imaginación, la indagación de los
sueños, el acceso a determinados estados de consciencia, se produce una
transformación de tal magnitud que ello permite una realización de la
divinidad o el acceso a un estado incondicionado. Por cierto que hay múltiples
variaciones; pero para esta presentación inicial puede mencionarse el Raja
yoga (Yoga de la Mente, también llamado Yoga de la Meditación –véase, a
modo de ejemplo, la caracterización que del Raja yoga hace Aurobindo en el
texto adjunto, pero téngase en cuenta que algunos de sus caracteres son
exclusivos del yoga−).

3) Vías basadas en la dimensión espiritual


Aunque ya las hemos presentado brevemente con anterioridad, cabe referirnos
nuevamente a ellas:
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3.1. Sendero del conocimiento o jñanayoga: la realización se alcanza por


medio del conocimiento último o la comprensión de la verdad última. No se
trata de un conocimiento propio de la razón discursiva: dicho de otra manera, no
se alcanza ‘pensando’, ‘razonando’. Se trata de un conocimiento inmediato
y total de la realidad última. En Occidente se denomina ‘gnosis’. Veamos qué
dice Aurobindo:

"Se orienta hacia un estado del conocimiento por el que podemos entrar en
contacto, ingresar o conocer, por identidad, este Eterno, Infinito y Absoluto,
una conciencia distinta de nuestra conciencia ordinaria de ideas, formas y
cosas, un conocimiento que no es lo que llamamos conocimiento sino algo
autoexistente, eterno e infinito, Y aunque pueda o necesariamente deba
partir de nuestros ordinarios instrumentos cognoscitivos, puesto que el
hombre es una criatura mental, también necesariamente debe trascenderlos
y utilizar medios y facultades suprasensorias y supramentales, pues está en
busca de algo que es suprasensorio y supramental y más allá de la captación
de la mente y los sentidos, aunque a través de la mente y el sentido pueda
llegar su primera vislumbre o imagen reflejada" 8.

3.2. Sendero de la devoción o bhaktiyoga: la realización se alcanza


mediante la adoración y la sumisión total a una divinidad; suele
llamársela también (generándose por ello ciertas confusiones) la ‘vía del
amor’.
Equivale a aquello que solemos entender en Occidente por ‘vía religiosa’,
aunque como ya vimos, todas las vías lo son en algún sentido. Se aproxima a su
meta a través de la adoración, el culto y la devoción a una o más formas de la
Divinidad o de sus mediadores (ej.: ángeles, Virgen, etc.). Uno de sus recursos
más eficaces es la plegaria, esa comunicación que el hombre establece con
Dios, porque siente o sabe que Dios se ha comunicado con él
previamente. Suele llamársela ‘vía del amor’ porque el encuentro entre el
hombre y Dios se expresa en términos de una unión amorosa, pero − como ya
intentaremos señalar− creemos que el amor está presente de algún modo en
todas las vías. Es cierto, sin embargo, que el amor se hace explícito aquí no
sólo para expresar cómo el alma descansa en Dios, sino también cómo goza en su
encuentro con Dios.
(Nos limitamos por ahora a adjuntar unos inspirados poemas del místico
Rumi)9.

8
Sri Aurobindo, Síntesis del Yoga, vol. II, pág.9.
9
Rumi, Jalal Ad-Din (604-672 d.h. / 1207-1273 d.C.) fue un místico islámico y poeta. Ningún poeta sufí ejerció
una influencia mayor en el Oriente islámico y en el Occidente cristiano que Jalal Ad-Din, llamado Mawlana o
Mawlawi, "nuestro maestro." Sus obras persas se consideran las más elocuentes expresiones del pensamiento
místico del Islam, y su largo poema didáctico-místico Mathnavi, fue denominado "el Corán en lengua persa"
por el poeta Jami de Herat del siglo XV.
12

3.3. Sendero de la acción o karmayoga: la realización se alcanza cuando se


actúa con total desapego, sin apegarse a los resultados de nuestras
acciones (aún los deberes morales y religiosos se realizan con desapego).
La acción desapegada se denomina entonces ‘la acción en la inacción’ o la
‘inacción en la acción’: el sujeto se compromete con la recta acción, pero
reconoce que los frutos de esa acción no le pertenecen. Su fervor está puesto en
la ejecución correcta, en la mejor disposición interna y externa, pero entrega
la obra a Dios o al Absoluto, último y único artífice de lo que debe ser realizado.
Sabe que la Voluntad Absoluta y su poder Hacedor es quien ejecuta lo que debe
ser ejecutado, por ello entrega su voluntad a la Voluntad Suprema y, aunque
pone todo su empeño, por encima de todo su intención de hacer el bien se suma
a la misteriosa Intención Divina −por así decirlo−, en un acto de entrega que es
liberador, porque permite que el alma descanse en un Presente Pleno.

Sobre las vías llamadas ‘espirituales’:

En estas tres vías (conocimiento, devoción, acción) predomina, desde el punto


de vista antropológico, el punto de partida espiritual. Sin embargo ese punto de
partida es más evidente, o más enfático en la vía del conocimiento, ya que la
intención está puesta en el conocimiento del Absoluto, un conocimiento no
corpóreo, ni siquiera psíquico, sino espiritual. De cualquier modo, como
veremos oportunamente existen formas de esta vía muy descarnadas que
parecen negar el cuerpo, la psique, el mundo y otras que lo integran.
La vía de la acción es también predominantemente espiritual, porque su meta
es la realización del bien mediante la acción desinteresada. Sin embargo, en
principio se apoya en la acción exterior (mundana) e interior (psíquica) y, como
tal, se apoya más claramente en las dimensiones corpórea y psíquica. No
obstante, téngase en cuenta que esta acción desinteresada puede ejercerse a
través de la actitud interna adecuada, por ejemplo, en el lecho de muerte; pues es
la actitud de entrega aquello que la define más claramente.
La vía de la devoción requiere de la materialidad densa de los ritos externos o de
la materialidad más sutil de la adoración interior, pero no es la acción ritual
como tal aquello que la define, sino la devoción espiritual a Dios.

4) Vías basadas predominantemente en el cuerpo (o los cuerpos) sutil

Como veremos, es difícil explicar todas las disposiciones humanas si no se


supone otra dimensión que, de algún modo, liga y organiza la relación entre
cuerpo, alma y espíritu. Deberemos dedicarnos de lleno a esta cuestión, pero
baste señalar por ahora que si se admite la existencia del cuerpo sutil, esto
supone la existencia de una organización material, energética, no tangible.
Existen diversos términos para un concepto semejante: cuerpo sutil, cuerpo
etéreo, cuerpo astral, cuerpo de resurrección, cuerpo de gloria, cuerpo
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imaginal. No solamente hallamos este concepto en la India: también lo


encontramos en China, en las tradiciones esotéricas judías, cristianas e
islámicas, en el mazdeísmo (o zoroastrismo) y en otras tradiciones
occidentales 10. Esta vía es, de algún modo, una vía psíquica, pues consiste en
el manejo a través de la mente de energías sutiles. Se busca transformar,
espiritualizar la energía y así transformar integralmente todas las dimensiones
humanas.

 ¿Hay algo en común a todas las vías?

Hasta donde sabemos todas ellas suponen la entrega, el desapego, la


renuncia a un orden Absoluto. Se trata de una suerte de ‘negación’ o
‘abnegación’ presente en todas las tradiciones espirituales.

Una ‘negación’ que, paradójicamente, nos hace crecer. Pero, en sentido


‘afirmativo’ y como intentaremos poner en evidencia, toda vía espiritual
supone el amor. Véanse los inspirados versos de Ibn Arabi11:

"Mi corazón se ha tornado capaz de revestir todas las formas,


Es un pastizal para las gacelas y un convento para los monjes cristianos,
Y un templo par a los ídolos y la Kaaba del peregrino.
Y las tablas de la Torah y el libro del Corán.
Yo soy la Religión del Amor en todas partes a donde me conduzcan sus
camellos,
Mi religión y mi fe es la verdadera religión".

10
Nos referimos al neoplatonismo (su fundador fue Plotino, en el siglo III) y a otras corrientes: hermetismo,
alquimia, etc. Podrían agregarse otras tradiciones, pero nos hemos limitado a las más conocidas. En realidad
cada término "cuerpo astral" o "sutil", etc., responde a variaciones entre las significaciones.
11
Ibn Arabi (1164 - 1240), también conocido como Abenarabi, nació en Murcia, se trasladó muy joven a Sevilla
y luego viajó por el Norte de África y el Próximo Oriente. Fue uno de los más grandes místicos islámicos. Dejó
más de 400 obras filosóficas, teológicas, poéticas, todas ellas embebidas de un exquisito misticismo.

Ley de Propiedad Intelectual 11.723


14

APÉNDICE DE TEXTOS CITADOS

 SRI AUROBINDO, Síntesis del yoga, Vol. II, Bs. As., 1972.

La concentración rajayóguica se divide en comunión del alma y en unidad con la Divinidad.


cuatro etapas: comienza con el retiro de la mente y De hecho, descubrimos que el sistema del Raja-
los sentidos de las cosas externas, procede al Yoga incluye otros objetos —tal como la práctica y
dominio del único objeto de concentración con uso de los poderes ocultos—, algunos de los cuales
exclusión de todas las otras ideas y actividades parecen desconectados e incluso inconsistentes con
mentales, luego, a la prolongada absorción de la respecto a su propósito principal. Estos poderes o
mente en su objeto, y finalmente, a la completa siddhis son frecuentemente condenados como
introversión de la conciencia mediante la cual se peligros y distracciones que apartan al yoguin de su
pierde a toda actividad mental extrovertida, en la único objetivo legítimo de unión divina. Por lo tanto,
unidad del Samadhi. El objeto real de esta parecería naturalmente que debieran evitarse; y una
disciplina mental es apartar a la mente del mundo vez que la meta se alcanzó, parecería que son
externo y del mundo mental en unión con el Ser entonces frívolos y superfluos. Pero el Raja-Yoga es
divino. Por lo tanto, en las primeras tres etapas ha una conciencia psíquica e incluye el logro de todos
de hacerse uso de algunos medios o sostenes los estados superiores de la conciencia y de sus
mentales por los que la mente acostumbrada a poderes, por los cuales el ser mental se eleva hacia lo
correr de un objeto a otro, se fijará en uno solo, y superconsciente al igual que hacia su posibilidad
ese debe ser algo que represente la idea de la última y suprema de unión con el Supremo. Es más,
Divinidad. Por lo general es un nombre o forma o el yoguin, mientras está en el cuerpo, no está siempre
mantra por el cual el pensamiento puede fijarse en mentalmente inactivo y sumido en el Samadhi, y
el único conocimiento o adoración del Señor. para el completamiento de la ciencia es necesaria una
Mediante esta concentración sobre la idea, la relación de los poderes y estados que le son posibles
mente entra desde la idea en su realidad, en la que en los planos superiores de su ser.
se sume silenciosa, absorta y unificada. Este es el Estos poderes y experiencias pertenecen,
método tradicional. Sin embargo, hay otros que primero, a los planos vitales y mentales por
son igualmente de carácter Rajayóguico, puesto encima de este plano físico en que vivimos, y son
que usan al ser mental y psíquico como clave. naturales para el alma en el cuerpo sutil a
Algunos de ellos están dirigidos más bien a la medida que la dependencia del cuerpo físico
quiescencia de la mente que a su absorción decrece, estas actividades anormales se posibilitan
inmediata, como la disciplina mediante la cual la e incluso se manifiestan sin que se las busque.
mente es observada y se le permite agotar su Pueden ser adquiridas y fijadas mediante procesos
hábito de pensamiento errante en un desatinado que proporciona la ciencia, y su uso queda
ajetreo del que siente que se retira toda sanción, entonces sujeto a la voluntad; o puede
propósito e interés, y aquel, más arduo y permitírseles que se desarrollen, utilizándolas sólo
rápidamente efectivo, por el cual todo el cuando lleguen, o cuando la Divinidad nos
pensamiento extrovertido es excluido y la mente impulsa a emplearlas; o aunque se desarrollen v
es forzada a hundirse en sí misma, donde, en su actúen naturalmente, pueden ser rechazadas,
quietud absoluta, pueda sólo reflejar al Ser puro o según la devoción unimentalizada, por una meta
desaparecer en su existencia superconsciente. El suprema del Yoga. En segundo lugar, hay poderes
método difiere, el objeto y el resultado son los más plenos y mayores pertenecientes a los planos
mismos. supramentales que son los poderes mismos de la
Podría suponerse que aquí termina toda la Divinidad en su ser espiritual y supramentalmente
acción y objetivo del Raja-Yoga. Pues su acción es el ideativo. Estos no pueden ser adquiridos segura o
aquietamiento de las olas de la conciencia, de sus integralmente por el esfuerzo personal, sino que
múltiples actividades, cittavrtti, primero, a través de sólo llegan de lo alto, o pueden llegar a ser
un reemplazo habitual de las turbias actividades naturales para el hombre siempre y cuando
rajásicas por las quietas y luminosas actividades ascienda más allá de la mente y viva en el ser,
sáttvicas, y luego, mediante el aquietamiento de todas poder, conciencia e ideación espirituales.
las actividades; y su objeto es entrar en silenciosa
15

RUMI, En brazos del Amado, Madrid, Edaf, 1982.

Oh Bienamado, sé así para mí

Como lenguas de fuego en danza de amor, LE BATELEUR


Oh Bienamado, sé para mí.
Como calor ardiente,
Oh Bienamado, sé así para mí.

Con anhelo se consume mi vela,


Con lágrimas de cera llora.
Como mecha de una vela fundida,
Oh Bienamado, sé así para mí.

Ahora que emprendimos el camino del amor


Ya no podemos dormir en la noche.
Como el que toca el tambor en taberna de embriaguez,
Oh Bienamado, sé así para mí.

Despiertos están los amantes en la noche oscura;


No los molestéis sugiriéndoles que duerman,
Tan sólo quieren estar en Amor juntos,
Oh Bienamado, sé así para mí.

La unión es un río que brama hacia el mar,


Y hoy la luna besa las estrellas,
Cuando Majnum se convierte en Layla,
Oh Bienamado, sé así para mí.

Dios se ha transfigurado en todas las cosas


Y ha honrado a su poeta con bondad.
Todo cuanto toco y veo se transforma en fuego de amor,
Oh Bienamado, sé así para mí.

---------------------------

El día que tu amor me alcance


Enloqueceré tanto que los lunáticos huirán de mí.
Jamás podrán captar las palabras del mejor poeta
El hechizo de tus pestañas sobre mi corazón.

---------------------------
16

Él también hizo la llave


Pon tus miras en un lugar más elevado
Cuando entré en la ciudad,
Del que tus ojos pueden ver
Tú te marchaste.
Pues fue un propósito más grande
Cuando dejé la ciudad,
El que en esencia te trajo aquí.
Ni siquiera alzaste la vista para el adiós.
Y ahora, quédate en silencio.
Aceptaré Tu bondad
Deja que hable Aquel que crea las palabras.
Y aceptaré Tu insulto,
Él creó la puerta,
Aceptaré cuanto quieras dar.
Él creó la cerradura,
Y también creó la llave.
Tu resplandor brilla
En cada vestigio de la creación,
Nuestros mezquinos deseos lo ocultan.
---------------------------
Cual bella consorte de un príncipe,
En un solitario lugar moras. Todas mis preguntas versan sobre Ti,
Si de Tu retiro salieras, Cada paso que doy es hacia Ti.
Caerían los velos de todos los rostros.
Anoche dormí bien,
Tú confundes al corazón que duda, Más desperté embriagado,
Embriagas las mentes leales, He debido soñar Contigo.
A las almas robaste sus sentidos:
A Tu amor has atraído los corazones. -----------------------------------

Como presa de diciembre caen las rosas,


Como presa de Tu amor caen todas las mentes.

No siendo la rosa eterna,


¿Por qué ser presos de su aroma?
Déjame conocer tus secretos,
Sólo aquellos que son eternos.

¿Cuántos hombres encontraron un trágico final


Corriendo en pos de la belleza?
¿Por qué no te buscan a Ti,
Corazón y espíritu de toda belleza?

Creaste al hombre de un puñado de polvo,


Le otorgaste el poder de conocer la verdad suprema
Y con un solo soplo de Tu espíritu
Lo liberaste de las trampas de este mundo.

Oh amor, oh corazón,
Descubre el camino al cielo.
Encuentra el camino a los prados de Dios.
Suficiente tiempo has pasado ya
En este apacentadero para el ganado.

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