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¿Qué es la Filosofía de la Educación?


Sabás Gallardo García
Universidad Abierta de San Luis Potosí, S. L. P.
31 de mayo de 2013
Resumen
Con el propósito de especificar un criterio sobre la Filosofía de la Educación (FE) se revisan y se
discuten algunos textos sobre este tópico. Tunal (2010) trata acerca de los cambios continuos en
la teoría, así como de un método para reconfigurar el concepto de FE y expone que esta
disciplina atienda a diversos cuestionamientos sumamente relevantes. Paz (2011) presenta los
múltiples enfoques en que debe centrarse la FE y la riqueza de sus aportaciones teóricas y
prácticas. Hierro y Salmerón (2013) proponen dos puntos de arranque de la función normativa de
la FE y el autor de este ensayo se atreve a opinar agregar otro sitio de inicio. Ramos (2005) y
también Kohan (1998) sostienen que la FE debe enfocarse a mejorar el sistema educativo
implantado. El escritor de este análisis plantea aplicar el Ciclo Shewhart para mejorar la calidad
de la educación.
Palabras claves: Filosofía de la Educación, teoría, práctica educativa, Ciclo Shewhart.
Introducción
Con la finalidad de establecer un criterio con respecto al concepto de Filosofía de la Educación
se analizan varios documentos concernientes al tema, se desataca lo más relevante del contenido
de cada uno y se realizan los comentarios respectivos; para, al final de este ensayo, expresar una
conclusión sobre lo que es la Filosofía de la Educación.
Desarrollo
En primer término se analiza el artículo donde Tunal (2010) asevera que:
Es importante reconocer que la teoría es un conjunto de modelos de la realidad, los cuales
pudieran tener o no una clara referencia empírica. Pero aun con eso, la teoría es un
ejercicio de ordenación de la realidad, de tal forma que se trata de enunciados
secuenciales resueltos que constantemente deben ser replanteados para que tengan validez
empírica.
Se considera que la teoría es una interpretación del universo, esta descripción de la realidad se
hace a través de los fundamentos y métodos para la obtención del conocimiento científico, la
cual generalmente es una explicación inacabada, debido a las limitaciones de los instrumentos
del método científico y a las limitaciones del ser humano, por lo tanto está sujeta a revisiones y
modificaciones, que habitualmente se originan cuando se detecta una incongruencia de la teoría
con la realidad.
Tunal (2010) comenta también que:
Entre líneas podemos darnos cuenta que en el libro ¿Qué es la filosofía de la educación?,
el uso de la metodología de la metateorización obligó a Hortensia Cuéllar Pérez a hacer
una exhaustiva revisión bibliográfica de material especializado sobre el tema de la
filosofía y de la educación en los ámbitos nacional y mundial. Es en esta lógica que se
analizó la teoría base del fenómeno educativo, buscando los elementos que pudieran ser
tomados en cuenta para una posible reconfiguración. Asimismo, se buscaron las
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debilidades y vacíos de las teorías que se tomaron como base del análisis presentado y
también se complementaron dichas teorías con ayuda de marcos teóricos distintos.
Como se ha comentado que las teorías generalmente son perfectibles, por lo tanto es importante
revisarlas mediante una abstracción de la teoría de manera imparcial y libre de apasionamientos,
para establecer sus fortalezas y debilidades; las fortalezas explican de manera congruente y
razonada la realidad, lo cual no sucede con sus debilidades, por lo que es necesario encontrar
conceptos sustitutos de estas debilidades que expliquen la realidad de manera coherente y
argumentada.
La filosofía de la educación:
...atiende a cuestionamientos sobre: “¿Quiénes somos? ¿Cuáles son las finalidades más
típicamente humanas y cuál es su relación con la educación? ¿Estamos determinados o
somos libres? ¿Cuál es el sentido de la educación? ¿Por qué la educación tiene que
abarcar los diversos aspectos de la personalidad y cuál es su fundamento? ¿Por qué la
consecución de la excelencia educativa debería centrarse en la formación de la persona en
la doble dimensión individual y comunitaria? ¿Por qué la necesidad de la formación de
hábitos intelectuales y morales tan poco apreciados hoy en día? ¿Cuál podría ser la
vinculación existente entre hábitos como los anteriores y las competencias educativas tan
en boga en nuestros días? ¿Por qué la búsqueda de la felicidad constituye un elemento
central en el quehacer educativo? y ¿Por qué la formación continua prepara para el
trabajo y para la vida?” (Cuéllar, 2008, como se citó en Tunal, 2010).
A estas preguntas relevantes, se propone agregar ¿Cómo la educación va responder a las
necesidades de formación sumamente dinámicas y cambiantes de las personas ante un mundo
globalizado y altamente tecnificado e innovador?
Por otra parte, Paz (2011) concluye que:
La Filosofía de la Educación es una ciencia joven. Ella debe centrarse en el fenómeno
educativo, develar una doctrina para organizar y prescribir el curso de la política y
práctica educacionales, fundamentar los fines, propósitos y valores que dan significado al
mecanismo pedagógico, analizar la proyección del desarrollo humano para concebir la
imagen y modelo de hombre que demanda la sociedad en el momento histórico, estudiar
las leyes, las situaciones y los fenómenos del mundo, del hombre, de la sociedad y de la
cultura en relación con el proceso de la formación humana a partir de las posiciones
filosóficas. Es un saber general de los procesos y acciones educativas, a partir de
presupuestos antropológicos, epistemológicos y axiológicos, tiene una esencia humanista.
La existencia de una Filosofía de la Educación en el contexto de la escuela, sustentada en
presupuestos epistemológicos y axiológicos, aporta riqueza teórica y práctica desde la
naturaleza propia del su objeto de estudio; de la concepción filosófica de los cuadros de
dirección y del claustro pedagógico, quienes son los protagonistas de implementar las
indicaciones derivadas del nivel superior, depende el éxito de las políticas educativas,
pues es la escuela la que tiene el reto de formar a un hombre para que pueda enfrentar los
cambios de manera creadora, activa, desarrolladora y protagonista de las
transformaciones sociales en pro del progreso de la humanidad.
Siendo la educación un sistema entrañablemente complejo, formado por subsistemas igualmente
complicados y elementos múltiples y variados, necesariamente la filosofía del sistema educativo
tiene múltiples enfoques que van desde la esencia del acto de enseñanza – aprendizaje,
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incluyendo las relaciones entre todos los autores del sistema como son el docente y los
estudiantes, entre los estudiantes mismos, entre los docentes, las autoridades del sistema
educativo en todos sus niveles, los padres de familia, la sociedad donde está inmerso el sistema,
conteniendo también las políticas y el marco normativo, los fines de la educación, los currículos,
los contenidos de aprendizaje, los valores, los métodos y técnicas de enseñanza – aprendizaje, los
procesos e instrumentos de evaluación, por mencionar algunos.
Por lo tanto es muy importante que la filosofía de la educación inicie de la observación de la
realidad del sistema, sus elementos y sus interrelaciones entre ellos, se ordene la información
obtenida, se analice, se concluya y se apliquen las conclusiones a la práctica educativa,
observando nuevamente el comportamiento del sistema educativo real, para reiniciar el ciclo
propuesto nuevamente y continuar así de esta manera sucesivamente. Por lo tanto una de las
funciones principales de la filosofía de la educación es la de proponer soluciones a los problemas
de la práctica educativa, así cómo plantear innovaciones al sistema educativo que proporcionen
una educación de calidad.
Adicionalmente, Hierro y Salmerón (2013) aseguran que:
…fundándose tanto en lo histórico posible, como en un ideal ético, determina el qué
enseñar, el cómo hacerlo y el por qué hacerlo, que constituyen las cuestiones básicas de
una FE (Filosofía de la Educación).
Sin embargo, la metodología filosófica también admite otro punto de arranque de la
función normativa de una FE: proponiendo un ideal de sociedad y de individuo
dependiente de las condiciones reales e históricas existentes…
…podemos concluir que dada la problemática, se pueden dar dos niveles dentro de la FE.
Uno de tipo analítico que se limita a explicitar el lenguaje educativo y que es común a
todas las FE. (*)
El otro, el nivel normativo, va más allá del puro análisis semántico y se arriesga a
plantear proposiciones normativas, de acuerdo con un modelo de sociedad y un ideal de
individuo definido por la perspectiva filosófica (ética o política) que se maneje. (Sea a
partir de una realidad histórica o propuesta utópicamente.)
El autor de este ensayo se confiesa un perfecto ignorante en lo referente a la filosofía y filosofar,
sin embargo se expresan unas opiniones, a riesgo de ser penalizadas. Con respecto a las
cuestiones el qué enseñar, el cómo hacerlo y el porqué hacerlo, se considera necesario agregar
quién lo hace, dónde hacerlo y cuándo hacerlo; tocante a quién lo hace, es importante definir en
ocasiones este aspecto de la educación, por ejemplo en el caso de la educación media superior y
superior, que perfil debe de tener el docente ¿un profesional de la especialidad (ingeniero,
médico, etc.) o un profesor de carrera?; con relación a dónde hacerlo, la enseñanza tradicional se
realizaba intramuros escolares, ahora el constructivismo promueve el aprendizaje en contacto
con el medio físico y social, y una manera de hacerlo, es salir de la institución educativa; por otra
parte, con respecto a la educación por medio de las nuevas tecnologías de información y
comunicación, la respuesta a este cuestionamiento es un espacio virtual, y por último, en orden a
cuándo hacerlo, las teorías de Piaget son una guía para el aprendizaje del niño de acuerdo a la
edad.
No se pretende resolver estas preguntas en este ensayo, únicamente se ejemplifican estos casos
para indicar la necesidad de agregar estos cuestionamientos; claro está, que en esta sugerencia se
considera que el cómo hacerlo, se refiere a métodos, procedimientos y procesos.
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En relación a los puntos de arranque propuestos por Hierro y Salmerón (2013), los cuales son:
“tanto en lo histórico posible, como en un ideal ético” y “proponiendo un ideal de sociedad y de
individuo”, se sugiere incluir además otro sitio de inicio, el cual es la satisfacción de las
necesidades educativas cambiantes del estudiante, en razón de que actualmente la información,
los descubrimientos, las innovaciones y creaciones en todas las áreas de la ciencia crecen a un
ritmo acelerado, como también algunos conocimientos se vuelven obsoletos e innecesarios,
generando una situación con un menú dinámico de opciones de aprendizaje para el estudiante
casi infinito, y simultáneamente, el ambiente laboral globalizado se torna sumamente
competitivo, ofrece infinidad de oportunidades de desarrollo profesional continuamente
modificables y crea múltiples necesidades de aprendizaje transformables para el estudiante.
Aunque se considera que en los fines de la educación sus propósitos son más amplios, es
innegable que una de sus intenciones es preparar al educando para su ingreso al aparato
productivo, de aquí la propuesta de considerar como vértice de generación de un análisis
filosófico las necesidades educativas cambiantes del estudiante.
Además, Ramos (2005) afirma que:
…el educador bien preparado filosóficamente tendrá a su disposición una óptica reflexiva
y crítica que podrá emplear para elevar la calidad de su desempeño y de los resultados
instructivos y formativos en sus estudiantes.
Con ello la filosofía para la educación dejará de ser un simple pasatiempo, una ocupación
erudita sin relevancia práctica, una declaración de principio acerca de las finalidades de la
educación, una enumeración memorística de políticas o deseos en este campo, para
convertirse en medio para comprender mejor, fundamentar más profundamente y elevar
la eficiencia y eficacia de la labor educacional.
Y también Kohan (1998) verifica que:
Hemos descripto el filosofar en la educación como una práctica de reconocer, poner en
cuestión, comprender y evaluar valores, saberes y prácticas reinantes, según un pensar
autoreflexivo y consciente de su carácter y dimensión históricas. Esta práctica, que resiste
la imposición de una normalidad totalizante y excluyente, alcanza su desarrollo más
afirmativo en el momento de pensar las condiciones de posibilidad y emergencia de otros
valores, ideas y prácticas que las imperantes. De esta manera, al filosofar contribuimos a
la irrupción de nuevas y diferentes relaciones de sentido y significado que las imperantes.
Esta situación recuerda la revisión de los pescados que se encuentran en un canasto, algunos
todavía están frescos y son útiles para la alimentación, otros inician su descomposición y otros
están completamente echados a perder, obviamente los últimos dos tipos hay que desecharlos; lo
importante es tener un ojo experto para determinar el estado de los pescados y seleccionar los
peces frescos que repondrán a los pejes eliminados.
Esta parábola sirve para ilustrar lo que se tiene que hacer con los valores, saberes y prácticas
dominantes (los pescados) que se encuentran en el sistema educativo (el canasto); hay que tener
el perfil de experto para realizar una revisión de las teorías, los conocimientos y las praxis
imperantes, para determinar cuáles contribuyen hacer más eficiente y eficaz el sistema educativo
para que produzca una educación de calidad, así también definir cuáles de estos elementos
deterioran y entorpecen su funcionamiento para obtener los resultados esperados, con la finalidad
de desecharlos, pues al igual que los pescados descompuestos envenenan de muerte o de
gravedad al sistema mencionado. Y además hay que aventurarse para adentrarse al mar de
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posibilidades infinitas para encontrar nuevas ideas, valores y prácticas que eleven la calidad de la
educación.
Para convertirse en un experto en la revisión de los pescados se sugiere aplicar el Ciclo
Shewhart.
Walton, M. (1988) asevera que
…el Dr. Deming explica el Ciclo Shewhart…
Paso 1: El primer paso es estudiar un proceso, decidir qué cambio podría mejorarlo… …
¿Qué datos son necesarios? ¿Ya dispone de los datos o es necesario efectuar un cambio y
observar? ¿Es necesario hacer pruebas? No proceda sin tener un plan.
Paso 2: Efectúe las pruebas, o haga el cambio, preferentemente en pequeña escala.
Paso 3: Observe los efectos.
Paso 4: ¿Qué aprendimos? Repita la prueba, si es necesario tal vez en un ambiente
diferente. Esté atento a posibles efectos secundarios.
Y después del paso 4, volver a iniciar el Ciclo Shewhart nuevamente: planifique (paso 1), haga
(paso 2), verifique (paso 3) y actúe (paso 4) y continuar así eternamente.
De esta manera en educación se teoriza, se aplica la teoría a la práctica educativa, se observan los
resultados y se reflexiona ¿Qué aprendimos? ¿Mejoró la calidad de la educación o no mejoró?
¿Cómo se puede seguir mejorando la calidad de la educación?, y repetir nuevamente el ciclo.
Más no todos los resultados creados en el acto de filosofar deben encontrar una aplicación
inmediata, pues la historia enseña que teorías elaboradas siglos atrás no tuvieron aplicación
inmediata, siendo hasta esta época que se le han encontrado utilidad para el ser humano, como
ejemplo el Principio de Pareto, quien observó en el siglo XIX que el 20% de la población italiana
ostentaba el 80% de la riqueza y a la inversa, más este principio ha tenido su apogeo en la
aplicación de diversas disciplinas en nuestra época; otra ejemplo, Charles Babbage sentó las
bases de la computación actual en el siglo XIX, pero fue hasta mediados de los años 70 que
tuvieron una aplicación práctica. Por lo tanto es importante teorizar en educación buscando
lograr una finalidad y haciendo uso de la razón y del método científico, porque puede suceder
que descubramos un principio que si no se aplica de manera inmediata, si se utilice en tiempos
futuros.
Conclusiones
Después de revisar los escritos anteriores se concluye que Filosofía de la Educación es observar
los elementos (saberes, valores y prácticas dominantes) del sistema educativo y sus
interrelaciones, descubrir los problemas que originan y que ocasionan ineficiencia e ineficacia en
la calidad de la educación, proponer nuevas teorías, valores y praxis, aplicarlas y observar los
resultados, y determinar que funcionó y que no funcionó, es decir que contribuyó a la mejora de
la calidad de la educación, y que no contribuyó, para nuevamente plantear nuevas proposiciones
y continuar con este ciclo de mejora de la calidad de la educación. Puede ser que las teorías
propuestas tengan aplicación sólo en el futuro.
Referencias
Hierro, G., Salmerón, A. F. (2013). Reflexiones acerca de una Filosofía de la Educación. Scribd,
pp. 3 y 4. Recuperado de http://bit.ly/13NiT9x
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Kohan, W. (1998). Filosofía de la Educación a la Busca de Nuevos Sentidos. Revista Educacao


e Filosofia, Vol. 12, No. 24, pp. 113 y 114, jul/dez, 1998. Recuperado de
http://bit.ly/14C5yn1
Paz, A. (2011). La Filosofía de la Educación en la Escuela. eumed.net. Cuadernos de Educación
y Desarrollo. Vol. 3, Nº 25 (marzo 2011), Conclusión, pp. 8. Recuperado de
http://bit.ly/11CfYhh
Ramos, G. (2005). Los Fundamentos Filosóficos de la Educación como Reconsideración Crítica
de la Filosofía de la Educación. Revista Iberoamericana de Educación, de la
Organización de Estados Iberoamericanos, pp. 6. doi: ISSN: 1681-5653. Recuperado de
http://bit.ly/11n1kLP
Tunal, G. (2010). Repensando la filosofía de la educación [Reseña del libro: ¿Qué es la filosofía
de la educación?]. Revista Electrónica de Investigación Educativa, REDIE v.12 n.1, pp.
2, 3 y 4. doi.: ISSN 1607-4041. Recuperado de: http://bit.ly/18J67j2
Walton, M. (1988). Capítulo 18. Punto Catorce: Tomar medidas para lograr la transformación.
En A. Bernal, M. del M. Ravassa, Cómo Administrar con el Método Deming. (pp. 94,
95). doi: ISBN: 958-04-0726-6

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