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sobre tu salud
Presta atención al color de tus pies y detectarás algunas señales
¿Te has fijado alguna vez en el color de tus pies? Podrías pensar que son del mismo
tono del resto de tu piel, pero te podrías sorprender. Presta atención a la tonalidad
predominante de tus pies y descubre un poco más abajo qué podría llegar a
significar.
La variación del color de los pies o de sus dedos que van desde el banco, al azul y
acabando en el rojo puede significar que padecemos la enfermedad de
Raynaud. Esta patología afecta a los vasos sanguíneos y hace que éstos se
contraigan cuando sentimos frío o estrés. Para un diagnóstico más eficaz es
necesario acudir al médico de cabecera y descartar cualquier problema más grave.
Uñas descoloridas
Las uñas descoloridas pueden ser desagradables y una causa de
vergüenza. También pueden ser un indicador de problemas de
salud tales como una infección o una enfermedad crónica. Es muy
importante prestar atención al color de esta parte de la extremidad.
Los colores amarillo, negro o blanco, pueden ser un síntoma de
hongos en las uñas, pero en algunos casos un traumatismo, la
psoriasis u otras causas pueden ser los culpables.
3Pies verdes
Si tus pies presentan un color verde y no ha sido causado por ningún factor
externo, se puede deber a problemas en el bazo o en el sistema linfático. Un
cambio así de inesperado requiere de inmediato un diagnóstico de tu médico.
4Pies morados
Cuando los pies están muy fríos y son de color púrpura es debido a una mala
circulación en la sangre. La patología se denomina cianosis y, además de tener los
síntomas de pies fríos y morados, presenta otros tales como acumulación de
líquidos y confusión mental. Si esto ocurre no tardes en acudir a tu médico para
una evaluación.
Causas
El pie de atleta es contagioso y se puede transmitir por contacto directo, por
los zapatos y calcetines, así como en piscinas o duchas. Al ser común la
infección entre los deportistas que utilizan estas instalaciones, el término pie
de atleta se ha popularizado.
El riesgo puede aumentar al llevar zapatos cerrados, si se mantienen los pies
húmedos por un largo período de tiempo y cuando hay una lesión en
las uñas o en la piel.
Los hongos que provocan el pie de atleta son de la familia de los
dermatofitos y se caracterizan porque se nutren de la queratina de la piel.
Prevención
Para prevenir las infecciones causadas por hongos como el pie de atleta, los
especialistas aconsejan:
Lavar los pies a diario con agua y jabón.
Mantener los pies secos, especialmente entre los dedos.
Usar calcetines limpios de algodón. Además, cambiarlos las veces que
sea necesario para conservar los pies secos.
En las piscinas o duchas públicas es fundamental usar chanclas.
Los zapatos deben estar bien ventilados y fabricados de un
material natural como el cuero, que permita la transpiración.
Al ser una enfermedad que se transmite por contacto directo con los hongos,
hay que evitar que se propaguen, ya que en algunos casos puede llegar a
afectar a las manos si después de rascarse o tocarse los pies no se efectúa
una higiene adecuada.
Tratamientos
Existen cremas o polvos antifúngicos para el tratamiento del pie de atleta,
que se pueden adquirir en la farmacia. Sin embargo, si la infección no mejora
en 2- 4 semanas, los especialistas recomiendan acudir al centro de salud
para que el médico valore la patología e instaure el tratamiento más
adecuado.
El tratamiento inicial consta de antimicóticos (clotrimazol, miconazol o
tolnaftato) por vía tópica. Es recomendable seguir el tratamiento hasta dos
semanas después de que hayan desaparecido los síntomas para evitar
que haya una recidiva. También debe aplicarse en ambos pies aunque sólo
uno de ellos presente infección.
En los últimos años, las cremas con bifonazol (una aplicación diaria) durante
3 semanas han elevado las tasas de curación definitiva hasta el 90%.
En aquellos casos en los que hay una infección bacteriana asociada, puede
ser necesario el uso de antibióticos por vía oral.