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INSTITUTO DE EDUCACION SUPERIOR TECNOLOGICO CARRERA PROFESIONAL

PUBLICO “ALTO HUALLAGA”- TOCACHE TÉCNICA EN FARMACIA

INSTITUTO DE EDUCACIÓN SUPERIOR TECNOLÓGICA PÚBLICO “ALTO HUALLAGA” – TOCACHE

CLASE Nº 04
DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DEL PCR.
DIAGNOSTICO
Pregunta Clínica: ¿Cuál son los síntomas y signos del Pago Cardio-respiratorio?

NIVEL DE GRADO DE
EVIDENCIA RECOMENDACIÓN RECOMENDACIÓN

El paro cardíaco súbito puede confundirse con otras presentaciones


Calidad clínicas tales como convulsiones, debido a respiraciones jadeantes. Por lo Débil a favor
moderada tanto, el primer eslabón de supervivencia es el reconocimiento inmediato
del paro cardíaco y activación del sistema de respuestas de emergencias.
Signos clásicos del cuadro clínico del paro cardio-respiratorio:
- Dolor torácico tipo opresivo
- Molestias en la parte superior del cuerpo (en un brazo o en ambos,
en la espalda, en el cuello, la mandíbula o la parte superior del
Calidad abdomen) Débil a favor
moderada - Dificultad para respirar
- Náuseas, vómitos, sensación de aturdimiento leve o mareo súbito.
- Diaforesis
- Fatiga
- Ansiedad
- Perdida del conocimiento
- Cianosis
- Apnea
- Midriasis

- Evaluación clínica
- Monitorización cardíaca y ECG
- En algunos casos, búsqueda de la causa (por ejem., ecocardiograma, radiografía de tórax o
ecografía de tórax)
El diagnóstico del paro cardíaco se basa en los signos clínicos de apnea, falta de detección del
pulso y falta de conciencia. La tensión arterial no puede medirse. Las pupilas están dilatadas y no
reactivas a la luz luego de varios minutos.
Debe colocarse un monitor cardíaco; éste puede indicar fibrilación ventricular, taquicardia
ventricular o asistolia. En algunos casos, existe un ritmo de perfusión (por ejem., bradicardia
extrema); este ritmo puede representar una actividad eléctrica verdadera sin pulso (AESP o
disociación electromecánica) o una hipotensión extrema con falta de detección del pulso.

Desafortunadamente, muchas causas no pueden identificarse durante la reanimación


cardiopulmonar. El examen clínico, la ecografía de tórax y la radiografía de tórax pueden detectar
un neumotórax a tensión. La ecografía cardíaca puede detectar las contracciones cardíacas y
reconocer un taponamiento cardíaco, una hipovolemia extrema (corazón vacío), una sobrecarga
ventricular derecha que sugiere una embolia pulmonar y anormalidades focales del movimiento de
la pared que indican un infarto de miocardio. El análisis de sangre rápido en la cabecera del
paciente puede detectar niveles anormales de potasio o glucosa. La información dada por la familia
o el personal de rescate puede sugerir sobredosis.

PRONOSTICO
La supervivencia hasta el alta hospitalaria, en especial una con función neurológica intacta, es más
importante que el simple retorno a la circulación espontánea.

Las tasas de supervivencia varían significativamente; los factores favorables incluyen


- Reanimación cardiopulmonar temprana y efectiva
- Ayuda inmediata en el momento del paro cardíaco
- Paciente internado (en particular, en unidad con monitorización)
- Ritmo inicial de la fibrilación ventricular o taquicardia ventricular
- Desfibrilación temprana
- Cuidado post-reanimación, incluyendo soporte circulatorio, y el acceso a cateterismo
cardíaco
- En adultos, manejo de la temperatura objetivo (temperatura corporal de 32 a 36° C) y
evitación de la hipertermia.
Cuando hay muchos factores favorables (por ejem., fibrilación ventricular presenciada y confirmada
en una unidad de cuidados intensivos o en una sala de urgencias), cerca del 40% de los pacientes
sobreviven hasta el alta hospitalaria. La supervivencia global de un paro cardíaco intrahospitalario
es de alrededor de 25%.
Si los factores son uniformemente desfavorables (por ejem., paciente en asistolia luego de un paro
cardíaco extrahospitalario no presenciado), la supervivencia es poco probable. En general, la
supervivencia informada después del paro cardiorrespiratorio fuera del hospital es de
aproximadamente 10%.

Solo alrededor del 10% de todos los sobrevivientes de un paro cardíaco tiene una función
adecuada del sistema nervioso central al alta hospitalaria.

TRATAMIENTO CON FÁRMACOS

1. Adrenalina indicaciones: asistolia y AESP (administrar lo antes posible), FV o TV sin pulso,


tras las tres primeras descargas eléctricas ineficaces (o si no hay acceso rápido al
desfibrilador). D: 1 mg en 10 ml de NaCl al 0,9 % iv. (o en forma no diluida) cada 3 min (en
niños 10 µg/kg de mc.). Después de cada inyección de adrenalina (y de otros fármacos
usados durante la RCP), administrar también 20 ml de NaCl al 0,9 % para lavar la cánula
endovenosa y levantar el miembro en el que se ha introducido la cánula.

2. Amiodarona indicaciones: FV o TV resistentes a las tres primeras descargas eléctricas. D:


300 mg en 20 ml de glucosa al 5 % iv. (en niños 5 mg/kg). En caso de persistencia de la FV
o TV se pueden administrar 150 mg más y, posteriormente, valorar la infusión continua de 900
mg/d iv.

3. Bicarbonato sódico indicaciones: hiperpotasemia, sobredosis de antidepresivos tricíclicos.


La acidosis grave no respiratoria (confirmada o su firme sospecha) ya no es una indicación
para su uso rutinario. Nota: asegurar la ventilación pulmonar efectiva para eliminar el CO 2 que
se forma tras administrar bicarbonato sódico.

4. Sulfato de magnesio indicaciones: FV o TV resistentes a las tres primeras descargas


eléctricas en caso de sospecha de hipomagnesemia, TV polimórfica. Si es necesario, repetir
a los 10-15 min.
5. Cloruro de calcio indicaciones: hiperpotasemia, hipocalcemia, sobredosis de
calcioantagonistas, hipermagnesemia.
6. Alteplasa indicaciones: tratamiento ineficaz del PCS con firme sospecha o diagnóstico de
tromboembolismo pulmonar.

7. Otros fármacos:
- Glucosa IV: en hipoglucemia
- Glucagón IV: en hipoglucemia (1 mg) y tras sobredosis de β-bloqueantes o calcio
antagonista (5-10 mg)
- Antihistamínicos y glucocorticoides IV: en anafilaxia
- Sueros IV: en hipovolemia y anafilaxia
- Hemoderivados: concentrado de hematíes, plasma y plaquetas, en hemorragias (al
mismo tiempo emprender acciones para detener el sangrado de forma inmediata)
- Naloxona: en caso de intoxicación por opioides
- Emulsión lipídica al 20 % (inyección de 1-1,5 ml/kg, luego infusión IV. De 0,25-0,5
ml/kg/min; si no se reestablece la circulación en 5 min, se puede repetir la dosis de 1,5
ml/kg un máximo de 2 veces): en caso de intoxicación por anestésicos locales (por
Ejem. Lidocaína, bupivacaína), β-bloqueantes lipofílicos y bloqueadores de los canales
de calcio
- Antídotos específicos en caso de intoxicación por cianuro
- Atropina 3 mg IV. (inyección única o 1 mg cada 3 min hasta la dosis total de 3 mg), ya
no se utiliza de manera rutinaria en asistolia, está contraindicada en FV y TV sin pulso.

RESUCITACIÓN CARDIOPULMONAR (RCP)


Maniobras (compresiones torácicas y ventilación) destinadas a mantener la circulación de la sangre
y asegurar su oxigenación en una persona con parada circulatoria. El procedimiento descrito
a continuación se refiere a una situación en la que la asistencia es prestada por el personal médico.
1. Valorar la seguridad del enfermo y Eliminar los posibles peligros (en su caso, dar aviso
a los servicios correspondientes, por ejem. policía, bomberos, servicio de emergencias
eléctricas).

2. Valorar el nivel de conciencia Si el enfermo no responde a estímulos verbales (llamadas) ni


a sacudida, asumir que está inconsciente.

3. Llamar para pedir ayuda (no alejarse del enfermo), empleando protocolos establecidos en la
institución. Si es posible, pedir a los demás testigos que soliciten ayuda.

4. Abrir la vía respiratoria Colocar al paciente inconsciente en decúbito supino (en


embarazadas apoyar la zona glútea derecha y lumbar, inclinar a la enferma hacia la izquierda
y mover con la mano el útero hacia la izquierda para reducir la compresión de la aorta y la
vena cava inferior por el útero), poner la mano en la frente del paciente y suavemente inclinar
su cabeza hacia atrás. Esta maniobra está contraindicada en caso de sospecha de lesión de
la columna cervical: traumatismo de la cabeza, accidente de tráfico, caída de altura, salto al
agua poco profunda, traumatismo deportivo). Revisar la boca y eliminar cuerpos extraños
visibles. Levantar la mandíbula (colocar los pulpejos de dos dedos en el cuerpo de la
mandíbula traccionándola hasta que contacten las dos arcadas dentarias) o traccionar la
mandíbula (estando de pie o de rodillas detrás de la cabeza del enfermo, sujetar por los
ángulos de la mandíbula con ambas manos y mover la mandíbula hacia delante, abriendo la
boca del rescatado). Las dos últimas maniobras son aceptables en caso de lesión de la
columna cervical después de estabilizar la cabeza en la posición intermedia sin flexionar la
columna. La tracción mandibular está indicada en víctimas con sospecha de traumatismo
cervical. No obstante, si de esta manera no es posible conseguir la permeabilidad de la vía
respiratoria, se puede inclinar la cabeza hacia atrás. Actuación en caso de atragantamiento.
5. Valorar la respiración por inspección visual (observar los movimientos del tórax),
escuchando (acercar el oído a la boca del enfermo y escuchar el murmullo que acompaña la
inspiración y la espiración) y sintiendo (acercar su mejilla a la boca del enfermo e intentar
sentir el movimiento del aire) y simultáneamente examinar el pulso en la arteria carótida (o en
la femoral) durante un máximo de 10 s. La ausencia de movimientos del tórax, de ruidos de
respiración y de movimiento de aire perceptible confirman la apnea, que puede ser provocada
por el paro cardíaco o por una oclusión completa de la vía respiratoria, la depresión del centro
respiratorio o por enfermedades del aparato respiratorio con circulación espontánea aún
conservada. Considerar la respiración agónica como síntoma del paro cardíaco. Los ruidos
que acompañan la respiración pueden indicar una obstrucción parcial de las vías respiratorias.
Si el paciente respira espontáneamente, colocarlo en la posición lateral de seguridad más
adelante.

Si con toda seguridad se confirma la presencia de pulso en un enfermo que no respira


espontáneamente, practicar ventilación artificial con una frecuencia de 10 respiraciones
por 1 min sin compresiones torácicas y comprobar cada 2 min la presencia de pulso y de
signos de circulación. La ausencia de signos de circulación (movimientos espontáneos, tos
o respiración) y de pulso en la arteria carótida significa parada cardíaca y la necesidad de
empezar inmediatamente la RCP. Durante los procedimientos de reanimación avanzada,
controlar cada 2 min los signos de circulación y el pulso. Durante la resucitación realizada por
socorristas casuales en el medio extrahospitalario, el pulso se controla solo en caso de que la
víctima presente signos de recuperación, por ejem. comienza a respirar correctamente o se
mueve. En caso de inseguridad sobre la presencia del pulso, empezar la RCP.

6. Solicitar ayuda Si se está solo, inmediatamente después de confirmar la apnea, la


respiración inadecuada o la ausencia de pulso, avisar a un equipo de rescate calificado
(preferiblemente por teléfono móvil), incluso si para ello es necesario alejarse del enfermo (por
ejem. para llamar por teléfono). Si se está fuera del ámbito hospitalario, contactar con los
servicios de emergencia: En el hospital debe haber un número de teléfono establecido,
conocido por todos los trabajadores, destinado a las llamadas de emergencia. Excepción: en
los niños y bebés antes de llamar para solicitar ayuda, practicar la RCP durante 1 min (hacer
5 respiraciones de rescate, 15 compresiones del esternón, continuar con 2 respiraciones y 15
compresiones del esternón).

7. Presionar el tórax Colocar al enfermo en decúbito supino sobre una superficie dura,
comprimir la parte media del esternón (poner una muñeca sobre la otra, entrelazar los dedos
sin apoyarse en las costillas del enfermo, mantener las extremidades superiores sin doblar los
codos, los hombros deben situarse directamente sobre el tórax del paciente) a una
profundidad de 5-6 cm (en los adultos; en los niños comprimir el esternón con una mano y en
los bebés, con dos dedos, a una profundidad de 1/3 del diámetro sagital del tórax), con una
frecuencia de 100-120/min (2 × s). Descomprimir completamente sin quitar las manos del
esternón. Mantener la misma duración de compresión y de descompresión.

8. Comenzar la ventilación artificial respiraciones de rescate aplicadas por el personal de


rescate mediante el método boca a boca (ocluyendo la nariz del paciente) y en los bebés,
boca a boca/nariz. La inspiración debe durar > 1 s (2 respiraciones de rescate [inspiraciones
y espiraciones] <5 s). Valorar la elevación del tórax (inspiración) y esperar a que baje
completamente (espiración), a continuación, intentar de nuevo la ventilación. Si la respiración
de rescate es ineficaz (el tórax no se eleva), inspeccionar la boca, extraer eventuales cuerpos
extraños que pudieran dificultar la ventilación y mejorar la posición de la cabeza y la
mandíbula. A continuación, intentar ventilar de nuevo 2 veces como máximo.

9. Aplicar un desfibrilador externo automático (DEA). Si se dispone de un DEA, utilizarlo


inmediatamente: encender el DEA, colocar los electrodos (uno por debajo de la clavícula
derecha a lo largo del esternón, el otro por debajo y a la izquierda del pezón izquierdo en la
línea axilar media, alejarse del enfermo el tiempo de análisis del ritmo cardíaco y de choque
eléctrico, cargar el desfibrilador y aplicar la descarga eléctrica cuando el DEA lo indique. Tras
una sola desfibrilación reanudar inmediatamente la RCP y seguir sin pausas durante 2 min
hasta que el DEA emprenda otra valoración del ritmo cardíaco. En el hospital utilizar el DEA
solo en aquellos casos con alto riesgo de retrasar la desfibrilación, sobre todo si se espera un
tiempo prolongado para la llegada del equipo de reanimación (el tiempo máximo recomendado
hasta la desfibrilación es de 3 min).

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