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– “Belén de Sárraga (1872-1950): anticlericalismo, librepensamiento y la


Revolución Mexicana (1910-1940)” en Susie Porter y María Teresa Fernández
Aceves (eds.), Género en la encru...

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Maria Teresa Fernández Aceves


Ciesas Occidente
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4. BELÉN DE SÁRRAGA (1872-1950)
A nticlericalismo, librepensamiento y la revolución mexicana
(1910-1940)1

María Teresa Fernández Aceves


CIESAS -Occidente

En su primera visita a México, Belén de Sárraga Hernández (1872-1950)


–española anticlerical, espiritista, feminista, librepensadora, masona y obre-
rista– afirmó que no era una sufragista a la inglesa y tampoco era como
una feminista estadounidense. No se identificaba como una feminista “en el
C

sentido de que pretendía masculinizar a la mujer”.2 Por el contrario, buscaba


op

liberarla en beneficio de la humanidad; su lema era “la emancipación de la


humanidad hacia la libertad del pensamiento inteligente”.3 En una entre-
ia

vista que le hiciera un reportero de The Mexican Herald, De Sárraga sostuvo


pa

que creía en la igualdad entre los sexos en las esferas intelectuales y en ésta
incluía la política. Sobre el sufragio femenino, Sárraga opinaba que ningún
ra

país estaría completamente seguro de su libertad y su tranquilidad, mien-


tras sus mujeres no tuvieran un interés genuino en los asuntos de la nación.
el

Su influencia en las cuestiones de un país debía ser fundamental. La tarea


SN

consistía en concientizarlas. Las mujeres podían ser inteligentes sin ser mas-
culinizadas. Las madres tenían la capacidad de usar su cerebro y su cuerpo,
I

sin convertirse en hombres con faldas. Para Sárraga, “el sufragio femenino
era una cuestión secundaria, cuando el cerebro fuera tomado a partir de su
valor”.4 Creía que a la cuestión del sexo no se le debía dar la importancia que
se le otorgaba en ese momento. Sostenía que “la inteligencia no tiene sexo;
cuando se encuentra uno frente a una gran mente, no se reflexiona si está en

1. Versión recortada y ligeramente modificada del capítulo dos del mismo nombre que aparece en María Teresa
Fernández Aceves, Mujeres en el cambio social en el siglo XX mexicano, México, CIESAS/Siglo XXI, 2014.
2. Hemeroteca Nacional Digital de México/Universidad Nacional Autónoma de México (HNDM/UNAM),
“Sección Ecos de la Semana” en El Abogado Cristiano, ciudad de México, 15 de agosto de 1912, p. 4.
3. HNDM/UNAM, The Mexican Herald, ciudad de México, “Test of Intellect Recognizes no Sex”, 6 de septiembre
de 1912, p. 2.
4. Ibídem.

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María Teresa Fernández Aceves

un cuerpo masculino o femenino, sino en su grandeza”.5 Como librepen-


sadora y masona consideraba que todos los logros conllevaban sus propias
responsabilidades y sus propios privilegios; entre ellos estaba el derecho cívico
de la mujer, no como mujer, sino como ser humano pensante. En esta con-
versación con el periodista de The Herald Mexican, Sárraga también comentó
acerca de la revolución mexicana; responsabilizó a la Iglesia católica de las
condiciones por las que pasaba México; el tipo de educación que impartía,
no permitía la libertad del pensamiento. El clero sólo fomentaba el fanatismo
de las masas y esclavizaba a las mujeres. Manifestó de manera obstinada su
antipatía hacia la Iglesia católica.
Desde una perspectiva de género, las declaraciones de Sárraga a
reporteros de la ciudad de México dan pistas de cómo concebía la diferencia
sexual. Cuestionaba cómo estaban articuladas las diferenciaciones fundamen-
C

tales entre hombres y mujeres; que naturalizaban la poca o nula capacidad


op

de discernir de éstas. Para Sárraga, la diferencia sexual y los argumentos con-


cernientes a las distinciones entre los sexos creaban desigualdad. Las mujeres
ia

estaban en desventaja y excluidas; debían ser emancipadas. Cuando hubiera


pa

igualdad entre los hombres y las mujeres, se suprimiría la diferencia sexual


porque todos formarían parte de la humanidad.6 Sárraga, con su performance,
ra

construyó y desplegó su cultura de género y mostró su postura política anti-


clerical, librepensadora, masona y republicana. Recurrió al razonamiento
el

para persuadir al público de sus conferencias; hacerlo era un desafío a los


SN

estereotipos de los roles de género y desestabilizó la construcción masculina


de la política liberal y republicana. Para muchos, su brillante escritura, su
I

gran elocuencia y su extraordinaria inteligencia no eran propias de su sexo. El


éxtasis que mostraba su audiencia, no era un estado anímico común que se
asociara con las mujeres de principios del siglo XX.7
Su cultura de género no venía sólo en línea directa de un feminismo
liberal. Por el contrario, Sárraga se nutrió de corrientes de pensamiento anar-
quistas, anticlericales, espiritistas, librepensadoras, republicanas y teosofistas

5. Ibídem.
6. Para una discusión desde la perspectiva de género y humanismo veáse Graciela Hierro, “Género y educación”
en Revista de estudios de género. La Ventana 2, 1995, pp. 53-63.
7. Para un análisis comparativo entre las feministas republicanas españolas del siglo XIX, véase el capítulo de
Hubertin Auclert en Joan Scott, Only Paradoxes to Offer, 1996, pp. 108-109, 111.

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Belén de Sárraga (1872-1950)

que dieron paso a un feminismo laico en la España de entre siglos. Sárraga y


las feministas anticlericales españolas de finales del siglo XIX buscaron solu-
ciones por medio de asociaciones, ateneos, manifestaciones, mítines y perió-
dicos para lograr un espacio legítimo y visible para las mujeres. Por eso, las
feministas laicas establecieron asociaciones, bibliotecas y escuelas; participa-
ron en logias, partidos políticos y en la prensa escrita. Sárraga formó parte de
una generación de mujeres españolas que quebrantaron los estereotipos feme-
ninos. Las feministas laicas españolas creyeron firmemente en la educación
racionalista para incluir a las mujeres en la vida pública. Como sugiere Joan
Scott en su análisis de las feministas francesas que debatieron acerca de las
categorías de la igualdad y la diferencia de finales del siglo XVIII hasta 1940,
los discursos de Sárraga se deben entender a la luz de las teorías que invoca-
ban y a los cambios generados en las estructuras políticas de ese momento en
C

España y en América Latina.


op

¿Pero quién era Belén de Sárraga Hernández?, ¿cuál era su cultura


de género y política?, ¿cómo construyó cada una?, ¿por qué y cómo una joven de
ia

clase media realizó prácticas que trastocaron el orden social y las identidades
pa

de género que la percibieron como “‘mujer rebelde’ a caballo entre España


y América en el primer tercio del siglo XX”?, ¿a qué teorías invocó?, ¿cuáles
ra

cambios políticos enfrentó y provocó?, ¿cómo y por qué tenía esta visión de
la revolución mexicana en 1912?8 Para responder a estas preguntas ubico su
el

primera visita a México como parte de su gira inicial propagandística en toda


SN

Hispanoamérica en contra del clericalismo y a favor del libre pensamiento.


Esta cruzada representó una transformación importante en su carrera polí-
I

tica, cambió de las movilizaciones de mujeres y de los trabajadores a favor de


la república española, a un trabajo político trasnacional. En la primera fase
(1893-1909), Sárraga participó en conferencias propagandistas, mítines y en la
prensa combativa del sur de España para luchar en contra de los elementos
poderosos de la explotación: el capitalismo, la Iglesia católica y la monarquía.
En la segunda fase (1909-1931), Sárraga empezó su trabajo político trasnacio-
nal vinculado a la Federación Internacional de Librepensadores de Bruselas

8. Manuel Pérez Ledesma, “Por tierras de España y América. Belén Sárraga, feminista librepensadora” en Marta
Casaús Arzú y Manuel Pérez Ledesma (eds.), Redes intelectuales y formación de naciones en España y América
Latina: 1890-1940, 2005, p. 387; Ma. C. Simón Palmer, “Mujeres rebeldes” en Georges Duby y Michelle Perrot
(eds.), Historia de mujeres de occidente, 1993, pp. 626-641.

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María Teresa Fernández Aceves

para erradicar el principal obstáculo para el progreso del continente ameri-


cano: el clericalismo. En la tercera fase (1931-1939), Sárraga regresó a España
para colaborar en la Segunda República Española y lanzarse como candidata
a un puesto de elección popular en las Cortes; participó activamente en el
Partido Republicano Federal Español y en la Unión de Mujeres Antifascistas
(UMA) creada en 1933. En la cuarta fase (1939-1950), en el exilio, Sárraga con-
tinuó colaborando con la UMA en Francia; y ya en México se asoció también
a la Unión de Mujeres Españolas Antifascistas. En esta última etapa, Sárra-
ga dejó a un lado la propaganda anticlerical que había difundido en las déca-
das de 1910 a 1920. Se mantuvo activa en logias masónicas, organizaciones a
favor de la paz y sociedades republicanas españolas en la ciudad de México.
El clericalismo en América a través de un continente (1914) representó
el inicio del trabajo político trasnacional (1906 -1931) en naciones que expe-
C

rimentaban cambios políticos y sociales significativos en Hispanoamérica:


op

Argentina, Cuba, Chile, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, México, Puerto


Rico, Uruguay, Venezuela; y Portugal. Los procesos sociales contenciosos que
ia

Sárraga encontró en el continente americano fueron los siguientes: la revo-


pa

lución mexicana de 1910; el surgimiento del movimiento obrero organizado,


con distintas influencias beligerantes y en competencia (la anarcosindicalista,
ra

la católica, la comunista, y la socialista); los incipientes movimientos femi-


nistas (anarquista, católico, comunista, liberal y socialista); el movimiento
el

de acción social católica basado en la encíclica Rerum Novarum; las organi-


SN

zaciones anticlericales, espiritistas, de librepensadores y masónicas; y algu-


nas dictaduras como la de Gerardo Machado (1925-1933) en Cuba.9 En cada
I

país se enfrentaban procesos culturales contradictorios durante la puesta en


práctica de políticas anticlericales que intentaban delimitar los asuntos de la
Iglesia y el Estado y derrotar al poder de la Iglesia católica para crear un fuerte
Estado liberal como parte integral de la modernidad.10 En este nuevo esce-
nario político trasnacional, Sárraga recurrió y utilizó diferentes conexiones y
redes que tenía para ampliar su campaña anticlerical en distintos frentes en

9. María Dolores Ramos, “Federalismo, laicismo, obrerismo, feminismo: cuatro claves para interpretar la bio-
grafía de Belén de Sárraga” en María Dolores Ramos y María Teresa Vera (eds.), Discursos, realidades, utopías,
2002, p. 161.
10. Para una discusión interesante sobre la teoría de la secularización véase José Casanova, Public Religions in the
Modern World, 1994.

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Belén de Sárraga (1872-1950)

todo el continente. Sárraga forjó vínculos cercanos con algunos presidentes


de diferentes naciones de América Latina y también cultivó y explotó lazos
con otras organizaciones que conformaban un amplio abanico de acciones y
frentes, se diversificaban entre anticlericales, espiritistas, feministas, librepen-
sadores, masones, metodistas, protestantes y de trabajadores. Aunque todas
eran diferentes, con distintas luchas políticas y sociales, coincidían en su pos-
tura anticlerical. Su trabajo político trasnacional buscó la emancipación de
la humanidad y de las mujeres del control recalcitrante de la Iglesia católica;
luchó por la impartición de la educación laica; incitó a las movilizaciones a
jóvenes, a trabajadores y persiguió la conformación de “nuevas mujeres cívi-
cas” para construir una sociedad equitativa, libre y moderna.
Sárraga acomodó, desarrolló y fusionó sus identidades políticas
(anticlerical, feminista, librepensadora, masona, obrerista y republicana) de
C

acuerdo con los conflictos y procesos sociales contradictorios que experimen-


op

taba cada país que visitó. Dejó en cada país diferentes influencias y legados de
acuerdo con las personas que contactó, con las que se vinculó y las moviliza-
ia

ciones que generó. Su actividad se enmarca, no sólo como parte de los proce-
pa

sos mencionados, sino también como parte de la configuración de individuos,


instituciones y de relaciones de género que produjeron, como diría Norbert
ra

Elias, un “cambiante equilibrio de poder”.11 No debe verse sólo como un pro-


ceso que viene de fuera para generar cambios “desde arriba”. Por el contrario,
el

el quehacer político de Sárraga suscitó “el efecto carambola”; buscó un obje-


SN

tivo, pero provocó múltiples reacciones y resistencias. Por ejemplo, en Cuba y


Chile participó en el establecimiento de organizaciones anticlericales, centros
I

para obreras y trabajadores, mientras que en México hizo más hincapié en


una posición más anticlerical, espiritista y librepensadora que encajaba con las
políticas anticlericales de los caudillos revolucionarios –Francisco I. Madero
(1911-1913); Felipe Carrillo Puerto (1921-1924), gobernador de Yucatán; y los
presidentes Álvaro Obregón (1920-1924) y Plutarco Elías Calles (1924-1928)–.
Debido a sus fuertes nexos con Calles, Sárraga se convirtió en una defensora
y propagandista de la revolución mexicana en el exterior; moderó su postura
a favor de la autonomía de los trabajadores y limitó su perspectiva feminista a

11. Norbert Elias, Conocimiento y poder, Julia Varela (trad.), s.f.; Dennis Smit, “The Civilizing Process and The
History of Sexuality. Comparing Norbert Elias and Michel Foucault” en Theory and Society 28, núm. 1,
febrero, 1999, pp. 79-100.

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María Teresa Fernández Aceves

la emancipación de las mujeres del poder de la Iglesia católica, sin abogar por
el sufragio femenino.
En este capítulo exploro, primero, por qué Belén de Sárraga llegó a
ser una de los líderes más importantes de su generación en España entre las
décadas de 1890 y 1900. Segundo, describo las metas y la estructura de su obra
El clericalismo en América a través de un continente. Tercero, analizo sus visitas
y estancias en México (1912, 1922, 1923 y 1924), que coincidieron con diferen-
tes fases de la revolución mexicana, del proceso revolucionario de formación
de un nuevo Estado (1920-1940). Estableció contactos con diferentes caudillos
revolucionarios –los presidentes Madero, Obregón y Calles; y el gobernador
de Yucatán, Carrillo Puerto–. Cuarto, describo su trabajo en contra del fuerte
movimiento de acción social católica, su acercamiento con el movimiento
obrero organizado y su ausencia y su invisibilidad en los congresos feminis-
C

tas en los decenios de 1910 y 1920. Concluyo que las identidades anticlerical
op

y librepensadora de Sárraga concordaron con las políticas patriarcales del


Estado revolucionario que perseguían destruir el poder de la Iglesia católica y
ia

la emancipación de las mujeres de la influencia del clero. Sárraga y los caudi-


pa

llos revolucionarios coincidían en que éste era el camino para la modernidad


y el progreso de México. En esta tendencia secular, los mexicanos que elabo-
ra

raron políticas públicas consideraron decisivos la modernización de la “raza”,


el patriarcado y la participación de las mujeres para convertir a México en una
el

nación competitiva y moderna en el mundo capitalista.12 Como señala Mary


SN

Kay Vaughan, el nuevo Estado revolucionario se imaginó la modernización


del patriarcado como la transformación de los roles tradicionales de género
I

por medio de reformas agrarias, civiles y laborales para otorgar más derechos
a las mujeres y a los niños dentro del hogar y en el trabajo. Asimismo, esta
modernización buscaba controlar e higienizar la producción y la conducta de
los campesinos y trabajadores para avanzar en el desarrollo nacional, pero sin
destruir el patriarcado.13

12. Mary Kay Vaughan, “Modernizing Patriarchy. State Policies, Rural households, and Women in Mexico,
1930-1940” en Maxine Molyneux y Elizabeth Dore (eds.), Hidden Histories of Gender and State in Latin
America, 2000, pp. 197-200.
13. Mary Kay Vaughan, “Cultural Approaches to Peasant Politics in the Mexican Revolution” en Hispanic
American Historical Review 79, núm. 2, 1999, pp. 300-301; Vaughan, “Modernizin Patriarchy. State Policies,
Rural Households, and Women in Mexico, 1930-1940”, 2000, pp. 194, 197, 200.

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Belén de Sárraga (1872-1950)

Belén de Sárraga Hernández (1872-1950)14

Para entender por qué Belén de Sárraga llegó a ser una de los líderes más
importantes de su generación, es necesario examinar sus antecedentes fami-
liares y sus influencias políticas. Nació en 1872 en Valladolid, España. El padre
de Sárraga, Vicente de Sárraga, fue un masón republicano y coronel liberal
que perteneció a una familia burguesa de Puerto Rico. Fue sentenciado a
muerte porque no aceptó la restauración de la monarquía borbónica; aunque
finalmente no lo ejecutaron y lo enviaron al exilio en la costa de África y des-
pués fue trasladado a Puerto Rico.15 Su madre, Felisa Hernández, provenía
C
op
ia
pa
ra
el
SN
I

4 .1 Belén de Sárraga en Montevideo en 1914 .


Fuente: Belén de Sárraga, El clericalismo en América a través de un continente, Lisboa, Lux, 1a ed., 1914 .

14. Hay discrepancia en la fecha de nacimiento de Belén de Sárraga. Algunos especifican que nació en 1872, 1873
o 1874. Véase Ramos Palomo: “Un compás para trazar una sociedad igualitaria. La labor de la librepensadora
Belén de Sárraga entre 1897 y 1909; 1998, pp. 79-94; “Federalismo, laicismo, obrerismo, feminismo: cuatro
claves para interpretar la biografía de Belén de Sárraga”, 2002; “Belén de Sárraga. Una ‘obrera’ del laicismo, el
feminismo y el panamericanismo en el mundo Ibérico”, 2006a, pp. 599-708; “Radicalismo político, feminismo
y modernización”, 2006b; “Mujer, asociacionismo y sociabilidad en la coyuntura de 1898”, 1999; Luis Vitale y
Julia Antivilo, Belén de sárraga, 2000.
15. Alfonso Herrera, Carlos Guzmán y Manuel Navarro Angulo, Belén de Sárraga, 1928, p. 10.

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María Teresa Fernández Aceves

de una familia modesta vallisoletana. La familia Sárraga Hernández procreó


dos hijos: Belén y Rafael. En 1880, cuando la familia se mudó a Puerto Rico,
Belén de Sárraga estudió en la Normal, donde su abuelo Fernando Ascensión
de Sárraga y Aguayo era el director. Ella recibió una educación liberal ilus-
trada y empezó sus estudios en medicina.16 Ocho años después (1888), la
familia Sárraga Hernández regresó a España. De su familia, Belén aprendió
valores liberales y el sentido de luchar por éstos.
En su juventud, Belén de Sárraga entró en contacto con las ideas
librepensadoras que radicalizaron su cultura política liberal. Alrededor de los
21 años de edad, en 1893 se unió al Centro Instructivo Obrero Republicano
de Madrid, lugar frecuentado por anarquistas. En este centro se familia-
rizó con los derechos de los trabajadores, la educación racionalista y la lucha
en contra del capitalismo. Para Sárraga, el librepensamiento “no es una reli-
C

gión, ya que no es exclusivista. Porque lo que pretende el libre-pensamiento es


op

que las mujeres y hombres investiguen la verdad por medio del pensamiento
propio, libre de prejuicios y por medio del raciocinio personal … El único
ia

enemigo del librepensamiento es, pues, la religión con dogmas, con misterios
pa

que se consideran inescrutables por la razón”.17


A los 22 años de edad, en 1894 Sárraga casó con Emilio Ferrero
ra

Balaguer, empleado de comercio, librepensador y republicano.18 La pareja


tuvo tres hijos: Libertad, Demófilo Danton y Víctor Volney.19 Los nombres
el

de sus hijos son una constatación de la influencia de la revolución francesa


SN

y de la masonería. Al casarse con Emilio, ella expandió su perspectiva política


liberal y republicana hacia ideas sobre espiritismo, democracia y librepen-
I

samiento. Belén y Emilio asistieron con regularidad al centro espiritista La


Buena Nueva; su involucramiento con el espiritismo marcó de manera signi-
ficativa su trabajo político.

16. Ibíd.; Ramos Palomo, “Belén de Sárraga: una ‘obrera’ del laicismo, el feminismo y el panamericanismo en el
mundo Ibérico”, 2006a, p. 693.
17. Luis Vitale y Julia Antivilo, op. cit., 2000, p. 146.
18. Natividad Ortiz Albear, Mujeres masonas en España, 2007, p. 346.
19. De acuerdo con Dolores Ramos, su hija Libertad murió a los nueve años por una insolación en Málaga y su
hijo Víctor Volney se suicidó. Ramos Palomo, op. cit., 2006a, p. 706.

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Belén de Sárraga (1872-1950)

A mediados de la década de 1890, Sárraga se sirvió de sus valores


liberales de democracia y libertad para apoyar la independencia de Cuba
y las Filipinas. En 1895, con un embarazo avanzado, Sárraga publicó un
artículo periodístico que defendía el derecho de Cuba a su independencia. La
monarquía española consideró este acto como sedicioso. En este año inició
la edición del periódico La Conciencia Libre, órgano del librepensamiento
internacional y uno de los más importantes periódicos del feminismo laico
español. Sus lemas fueron: “libertad, justicia y fraternidad” (los símbolos
masónicos de triángulo, escuadra y compás) y “¡Guerra a la hipocresía y a la
ignorancia! ¡Paso a la ciencia y a la verdad!”.20
Colaboró con Amalia Domingo Soler (1835-1909), la espiritista más
importante de su época; y Ángeles López de Ayala (1856 -1926), una de las
escritoras y feministas laicas más sobresalientes del siglo XIX; participó en la
C

reconstrucción del movimiento librepensador y ayudó en el establecimiento


op

de la Asociación Librepensadora de Mujeres en Gracia (Barcelona).21 Las


autoridades detuvieron a Sárraga cuando presentó los estatutos de esta socie-
ia

dad.22 Alrededor de los 24 años de edad, en 1896 se unió a la logia Severidad,


pa

donde aprendió los valores de fraternidad, justicia y razón.23


En 1896, Sárraga protestó por el fusilamiento de José Rizal (1861-1896),
ra

el líder de la independencia de Filipinas.24 En ese año participó en las manifes-


taciones de mujeres en contra de la guerra con Cuba; el gobierno la encarceló.
el

En 1897, Sárraga y Ana Carvia fundaron la Asociación General Femenina


SN

en Valencia. En ese periodo, Sárraga afirmó que la mujer era un elemento


importantísimo para el adelanto de los pueblos, pero estaba en brazos de la
I

ignorancia; urgía rescatársele del fanatismo por medio de la educación.25


Sárraga y las feministas anticlericales heredaron las ideas de Charles
Fourier (1772-1837) acerca del socialismo utópico y la masonería. El modelo
de las feministas anticlericales era la “mujer guía” o “la maestra social” para

20. Ramos Palomo, “Un compás…”, 1998, p. 87; “Radicalismo político…”, 2006b, p. 47.
21. Pérez Ledesma, “Por tierras de España y América…”, 2005.
22. Ramos Palomo, “Federalismo, laicismo…”, 2002, p. 136.
23. Ibíd., p. 389.
24. Herrera, op. cit., 1928, p. 10
25. Ramos Palomo, “Federalismo, laicismo…”, 2002, p. 139.

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María Teresa Fernández Aceves

promover hermandades para educar, moralizar y secularizar.26 A los 25 años


de edad, en 1897 llegó con su familia a Málaga y colaboró en la organización
de la Federación Malagueña de Sociedades Obreras (FMSO), que incluía a
librepensadores, republicanos y socialistas. Las acciones de la FMSO concor-
daban con la postura del semanario La Conciencia Libre: el anticlericalismo,
el obrerismo y el republicanismo. La familia Ferrero Sárraga residió en esta
ciudad entre 1897 y 1907. En esta ciudad, Sárraga pasó de sus ideas librepen-
sadoras a un activismo anticlerical por medio de la movilización de masas,
enfrentamientos callejeros y el impulso a sociedades obreras.27
Su exitoso activismo le brindó a Sárraga legitimidad para formar parte
del consejo nacional del Partido Federal Republicano durante la dirigen-
cia de Pi y Margall.28 Sárraga fue la primera mujer en integrarse a este partido.
Su ingreso y el reconocimiento público trastocaron las nociones de la política
C

dentro y fuera de una asociación política. En 1902, Belén, Emilio y otros libre-
op

pensadores españoles asistieron al Congreso Universal de Librepensadores en


Génova. Su trabajo de propaganda, manifestaciones y conferencias que inci-
ia

taban a la acción a los trabajadores y a la expulsión de los jesuitas, provocaron


pa

sus encarcelamientos en Barcelona, Málaga, Murcia y Valencia.29


Sárraga estableció siete organizaciones de mujeres:30 cuatro en España
ra

y tres en América Latina –Argentina, Uruguay y Ecuador–. Asistió a cuatro


congresos internaciones de librepensamiento –Génova (1902), Roma (1904),
el

Buenos Aires (1906) y Lisboa (1909)–. Editó el semanario La Conciencia


SN
I

26. De acuerdo con Ma. Dolores Ramos, las feministas anticlericales fueron las siguientes: Rosario Acuña, Amalia
Domingo Soler, Ángeles López de Ayala, Amalia Carvia Bernal, Ana Carvia Bernal y Belén de Sárraga. Véase
Ramos Palomo, “Belén de Sárraga: una ‘obrera’ del laicismo, el feminismo y el panamericanismo en el mundo
Ibérico”, 2006a, pp. 701-702; “Radicalismo político, feminismo y modernización”, 2006b, pp. 38, 41.
27. Pérez Ledesma, “Por tierras de España y América: Belén Sárraga, feminista y librepensadora”, 2005, pp.
392-394.
28. Ramos Palomo, “Federalismo, laicismo, obrerismo, feminismo: cuatro claves para interpretar la biografía de
Belén de Sárraga”, 2002, pp. 132-133.
29. Ramos Palomo, “Un compás para trazar una sociedad igualitaria. La labor de la librepensadora Belén de
Sárraga entre 1897 y 1909”, 1998, pp. 82-93.
30. Asociación de Mujeres Librepensadoras en Barcelona (1896); Asociación General Femenina en Valencia (1897);
Asociación de Mujeres Librepensadoras en Mahón (1899); Sociedad Progresiva Femenina de Málaga (1900);
Asociación de Damas Liberales en Uruguay; Asociación de Mujeres Universitarias en Buenos Aires (1906); y
la Federación Anticlerical Femenina en Ecuador (1930). Herrera, Guzmán y Navarro, Belén de Sárraga, 1928,
p. 10; Ramos Palomo, “Belén de Sárraga: una ‘obrera’ del laicismo, el feminismo y el panamericanismo en el
mundo Ibérico”, 2006a, p. 695.

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Belén de Sárraga (1872-1950)

Libre, que circuló en Barcelona, Valencia y Málaga; el periódico El Liberal en


Montevideo, Uruguay, y la revista mensual Rumbos Nuevos en México (1925-
1927). Además de las ciudades españolas ya mencionadas, vivió en Lisboa,
Montevideo (1909-1915), Buenos Aires (1915-1921) y la ciudad de México (1922-
1923, 1926 -1931, 1939-1950). Realizó cuatro giras propagandísticas del Caribe a
la Tierra del Fuego: 1912-1913; 1915; 1918 y 1930. Colaboró de manera cercana
con cuatro presidentes de repúblicas (tres de México y uno de Uruguay). En
1926 se nacionalizó mexicana.31
C
op
ia
pa
ra
el
SN
I

4 .2 Portada del libro El clericalismo en América.


Fuente: Library of Congress (LC), Belén de Sárraga, El clericalismo en América a través de un continente, Lisboa,
Lux, 1a ed., 1914.

31. Archivo Histórico Genaro Estrada de la Secretaría de Relaciones Exteriores, fondo: Memoria Histórica, exp.:
Naturalización, 1926, 43-29-62 III/21.2 (46)/1780; 34-13-32 VII/21.3/931; 34-13-32 VII/521.3/931. Ramos Palomo,
“Belén de Sárraga…”, 2006, p. 695.

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María Teresa Fernández Aceves

El clericalismo en américa (1914)

La portada de El clericalismo en América representa la idea central de Sárraga


en este libro: el clericalismo daña y retrasa el avance de la modernidad. El
sacerdote con su sotana negra expresa una actitud de “nerviosismo y temor”;
tal vez por la expansión de nuevas ideas, progresistas y radicales en el conti-
nente americano. Parte de su cuerpo está escondido y sus manos están sobre
el hemisferio sugiriendo que trata de controlarlo. Esta ilustración es total-
mente opuesta a la imagen que la Iglesia católica trataba de presentar de sí
misma con relación al amor, la benevolencia, la caridad y la serenidad. A lo
largo de este libro, Sárraga detalla cómo cooperó con gobiernos liberales,
organizaciones y la Federación Internacional de Librepensadores para hacer
una campaña secularizadora en América Latina. Los objetivos fueron: dismi-
C

nuir la vitalidad de la Iglesia católica; impedir su aceptación popular y luchar


op

en contra de su fuerte poder. Para Sárraga, el clericalismo era la fuerza más


negativa en América Latina. Puntualizó que su amor hacia la humanidad, la
ia

llevaba a la trabajar por la salvación de “esta América” a la que percibía “como


pa

tierra de promisión para los destinos del mundo”.32 Afirmó que América:
ra

No es nada de lo que el europeo imagina y lo es todo. Ni jauja, ni indiada, ni


el

mercado, ni penitenciaria. Es un enorme, prodigioso conglomerado de actividades


que se funde, al calor del trabajo, en el inmenso crisol de una tierra fecunda; es un
SN

centro de actividad humana donde las razas rompen la tradición atávica; es el taller
inmenso hacia el cual, hombres de diversos pueblos, llevan ideas antagónicas que,
I

al chocar, por efecto de inmutables leyes, producen la chispa de la idea nueva, de


la costumbre nueva, de la ley innovadora.33

Con base en una perspectiva dicotómica de atraso-progreso y tradi-


ción-modernidad, Sárraga describió a lo largo de doce capítulos, sus puntos
de vista acerca de América Latina con relación a su cultura, su educación, su
historia, su progreso intelectual, su psicología y su religión.34 Aunque recono-
ció algunas diferencias entre las distintas naciones, consideraba que el

32. Belén Sárraga, El clericalismo en América a través de un continente, 1a ed., 1914, p. 8.


33. Ibíd., p. 15.
34. Ibíd., p. 7.

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Belén de Sárraga (1872-1950)

clericalismo era una fuerza peligrosa que usaba diversos frentes: la educación,
las mujeres y la política. Sostuvo que desde la conquista (española y portu-
guesa), la religión católica y la monarquía se aliaron para impedir el progreso
de ideas liberales y modernas. Estas instituciones se opusieron terminante-
mente a los movimientos de independencia y a las reformas liberales del siglo
XIX . El clericalismo usó a las mujeres como su arma en contra del progreso
y para mantener la tradición.35 Consideraba que había un mercantilismo
religioso escondido en las instituciones de caridad. Los asilos y las escue-
las para los pobres eran en realidad talleres donde la Iglesia católica obtenía
ganancias, porque los jóvenes pobres y ancianos producían mercancías que
eran vendidas. Las ganancias eran sólo para la Iglesia.36 Para erradicar esta
influencia negativa del clericalismo, Sárraga apoyó la elaboración de políticas
educativas laicas, la movilización de masones, de jóvenes, de trabajadores y,
C

por supuesto, la conformación de “la nueva mujer cívica” para construir una
op

sociedad igualitaria, libre y moderna. Reconocía a los trabajadores como


una fuerza que podía cambiar la tradición; ya que no siempre seguían los
ia

dogmas religiosos. Por el contrario, mostraban una actitud beligerante en sus


pa

organizaciones y partidos políticos.37 En el caso de las mujeres, admitía algu-


nos avances gracias a la educación laica, pero aún las mujeres debían deman-
ra

dar más instrucción e independencia.38 Respecto a las raíces de la revolución


mexicana de 1910, opinó que era una vieja lucha entre los partidos católicos
el

y liberales y la resistencia para impedir que se llevaran a cabo las Leyes de


SN

Reforma (1857-1860) que promulgó el presidente liberal Benito Juárez (1858-


1872), quien había defendido el país en contra de la invasión francesa (1862-
I

1867).39 Desde entonces, la Iglesia católica había desafiado cualquier puesta


en práctica de políticas liberales y se alió con el dictador liberal Porfirio Díaz
(1877-1910). Sostenía que la revolución democrática de Francisco I. Madero
(1911-1913) enfrentó un golpe de Estado producto de una coalición entre
viejos porfiristas y la Iglesia católica. Los villistas y zapatistas facilitaron su
caída porque fomentaron el caos, la destrucción y la revolución. Para Sárraga,

35. Ibíd., pp. 72, 75, 227-228, 288-289.


36. Ibíd., pp. 95-96, 99, 100.
37. Ibíd., pp. 302-303.
38. Ibíd., p. 305.
39. Ibíd., p. 192.

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María Teresa Fernández Aceves

especialmente los zapatistas eran como un huracán furioso que sólo respetaba
al clero.40 Estos argumentos los presentó en los siguientes términos:

Madero había hecho promesas en resolver la cuestión de la tierra. Pero ¿cómo


ocuparse de tan arduos problemas, que requieren tranquilidad, en medio de tantas
disensiones políticas y frente a una guerra civil? Esta dificultad se aprovechó para
inculcar entre los indígenas la idea de que el nuevo gobierno procedía con mala fe;
y las indiadas ignorantes, creyéndose una vez más burladas, se lanzaron a la pelea
terriblemente acometedoras, incendiando, matando, destruyendo, pasando como
huracán furioso sobre los pueblos asolados. Así se trazó un círculo vicioso, por el
cual, las revoluciones, impedían la obra reformadora del gobierno, y este impedi-
mento fomentaba la revolución … Se preparaban los acontecimientos que debían
dar a México muchos días de duelo. Se hacía cada vez más evidente el carácter
C

fanáticamente católico de aquellas insurrecciones indígenas … El zapatismo, que


op

en sus tremendas acometidas no respetaba personas ni intereses, deteníase respe-


tuoso ante el clérigo. Es indudable que en las partidas rebeldes, presidía un espíritu
ia

religioso … ¿A quién aprovechaba éste?41


pa

Cuando Sárraga terminó de escribir este libro, no se percató del


ra

legado y tampoco entendió las ideas populares, radicales y rurales de los


villistas y zapatistas: la reforma agraria. No tomó en cuenta la incorporación
el

del lema anarquista en el zapatismo, de tierra y libertad. Desde la perspec-


SN

tiva de Sárraga, su fanatismo no era compatible con una revolución liberal y


moderna. Para ella, esto era lo central de la revolución mexicana.
I

Sárraga, la acción social católica, el espiritismo y la revolución


mexicana

El 15 de agosto de 1912, Belén de Sárraga, ya como divorciada a los 40 años de


edad y reconocida conferencista y escritora librepensadora, visitó México por
primera ocasión. El presidente Madero (espiritista y librepensador), masones

40. Ibíd., p. 200.


41. Ibíd., pp. 198-202.

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Belén de Sárraga (1872-1950)

y otras organizaciones liberales la invitaron para restarle fuerza al PCN, atacar


a la Iglesia católica y la religión.42 Madero concordaba con muchas de las
ideas de Sárraga. Con las conferencias de Sárraga, Madero buscó afianzar su
presencia en el Partido Constitucional Progresista y difundir los principios
espiritistas;43 disfrazó estas ideas con una postura anticlerical, librepensadora
y masona;44 fue un espiritista que realizó sesiones para invocar espíritus; se
empapó de esta propuesta filosófica; escribió al respecto: “desarrolló un pro-
yecto social enfocado a alcanzar el bienestar para la población más necesitada”
e intentó difundir la doctrina moralizadora del espiritismo.45 De acuerdo con
Yolia Tortolero, el espiritismo “fue la razón de fondo que lo impulsó a luchar
por sobre el resto de circunstancias que vivió, para que hubiera un cambio
político, democrático y educativo en México a principios del siglo XX”.46
La revolución democrática de Madero contribuyó a la caída de la dic-
C

tadura de Díaz.47 Madero pensó que con la puesta en marcha del “sufragio
op

efectivo, no-reelección”, habría un cambio democrático en la presidencia;


y ésta sería la transformación más importante y necesaria. No atendió los
ia

problemas de campesinos, mujeres y trabajadores. A pesar de esto, México


pa

experimentó cambios culturales, políticos y sociales con movilizaciones reli-


giosas. Para usar la frase de Jeffrey Bortz, hubo otras revoluciones dentro de la
ra

revolución mexicana.48 Asimismo, las diversas visiones utópicas afectaron de


diferentes maneras al Estado y a los ciudadanos. Como Vaughan lo expresa:
el

“la visión utópica surgió en el calor y en la esperanza de la revolución: la


SN

mirada de Diego Rivera de la revolución marxista de los trabajadores; una


utopía católica de la fe, la jerarquía y el orden, una utopía secular que había
I

enterrado para siempre la religión”.49


Cuando Sárraga arribó a México, había un vacío político creado por
el movimiento armado popular y rural de la revolución mexicana (1910-1917)
y los católicos promovían el establecimiento de organizaciones católicas de

42. Yolia Tortolero Cervantes, El espiritismo seduce a Francisco I. Madero, 2a ed., 2004, p. 214.
43. Ibíd., p. 224.
44. Ibíd., p. 18.
45. Ibíd., pp. 15, 18.
46. Ibíd., p. 20.
47. HNDM/UNAM, “Ecos de la semana” en El Abogado Cristiano, ciudad de México, 15 de agosto de 1912, p. 516.
48. Jeffrey Bortz, Revolution within the Revolution, 2008.
49. Mary Kay Vaughan y Steve Lewis (eds.), The Eagle and the Virgin, 2006, p. 9.

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María Teresa Fernández Aceves

acuerdo con los lineamientos de la encíclica Rerum Novarum (1891).50 En 1911,


los católicos laicos establecieron el PCN para proporcionar los medios para
una plataforma católica en el gobierno parlamentario. En medio de estas
múltiples movilizaciones y revoluciones (el surgimiento del movimiento de
acción social católica; las manifestaciones militares de villistas y zapatistas
y la tendencia de los trabajadores a sindicalizarse), entre agosto y septiembre
de 1912, Sárraga dictó una serie de conferencias en el Teatro Xicoténcatl en
la ciudad de México. En este escenario se dirigió al presidente de México,
al gabinete presidencial y sus familias, a espiritistas, intelectuales, masones,
mujeres, políticos y trabajadores. La gran mayoría asistió a la función en traje
de gala. Sárraga aleccionó a su público con gran elocuencia retórica y atacó
a la Iglesia católica.51 Los temas que abordó fueron: la evolución del pensa-
miento, las congregaciones religiosas, la mujer como un ser humano, la edu-
C

cación, el progreso y la tradición y la moral.52


op
ia

50. Eamon Duffy, Saint &Sinners, 1997, p. 248.


51. HNDM/UNAM, “Notes of the passing day” en Mexican Herald, ciudad de México, 28 de agosto de 1912, p. 8;
pa

“Interesante velada en el teatro xicotencatl” en El Diario, ciudad de México, 28 de agosto de 1912, p. 5; “Una
notable conferencista” en El Abogado Cristiano Ilustrado, ciudad de México, 29 de agosto de 1912, p. 546.
ra

52. De acuerdo con Pérez Ledesma, “en años posteriores, el programa se modificó para dar entrada a cuestio-
nes de actualidad –como ‘el problema de América’, o la guerra europea y la actitud de la Iglesia Católica
el

ante ella– y, sobre todo, a la situación de la clase obrera, algunas de cuyas organizaciones eran ahora las
patrocinadoras de sus intervenciones públicas. Por fin en 1930 parece que el tema central, al menos en
SN

los textos publicados, fue la crítica al papado y a su actuación a lo largo de la historia”. Pérez Ledesma,
“Por tierras de España y América…”, 2005, p. 399. HNDM /UNAM , “Hoy será la conferencia de la Sra.
B. de Sárraga” en El Diario, 15 de agosto de 1912 , p. 6; “La conferencia de la Sra. Belén de Sárraga” en
I

El Imparcial, 16 de agosto de 1912 , p. 1; “La conferencia de hoy” en El Correo Español, 17 de agosto de


1912 , p. 4; La Esperanza, 17 de agosto de 1912 , p. 7; “¿Hasta cuando El País dejará de ser jesuita?” en La
Patria. Diario de México, 31 de agosto de 1912 , p. 1; Paper of Record (PR), “Una distinguida conferen-
cista y oradora española en México” en El Diario, ciudad de México, 12 de agosto de 1912 , p. 1; “Está en
México una conferencista española” en El Diario, ciudad de México, 12 de agosto de 1912 , p. 4; “Hoy
será la conferencia de la Sra. B. de Sárraga” en El Diario, ciudad de México, 15 de agosto de 1912 , p. 6;
“Segunda conferencia de Da. Belem de Sárraga” en El Diario, ciudad de México, 18 de agosto de 1912 ,
p. 2; “Conferencia de la Sra. Doña Belén de Sárraga” en El Diario, ciudad de México, 18 de agosto de
1912 , p. 13; “Cuarta conferencia de la Sra. Belén de Sárraga” en El Diario, ciudad de México, 23 de agosto
de 1912, p. 8; “Quinta conferencia de Dña. Belén de Sárraga” en El Diario, ciudad de México, 12 de agosto de
1912 , p. 1; “La sexta conferencia de la Sra. Belén de Sárraga” en El Diario, ciudad de México, 24 de agosto
de 1912, 3; “Fiesta estudiantil a la Sra. de Sárraga” en El Diario, ciudad de México, 25 de agosto de 1912, p.
4; “La conferencia de la Sra. Belén de Sárraga” en El Diario, ciudad de México, 25 de agosto de 1912 , p. 9;
“Interesante velada en el Teatro Xicoténcatl” en El Diario, ciudad de México, 28 de agosto de 1912 , p. 5;
“Se dice que hablará en la Alameda Da. Belén de Sárraga” en El Diario, ciudad de México, 30 de agosto
de 1912, p. 3; Belén Sárraga, La evolución del pensamiento y los pueblos y las congregaciones religiosas, 1915.

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Belén de Sárraga (1872-1950)

Las reacciones en torno a las conferencias de Sárraga mostraron que


la opinión pública no estaba unificada. Al contrario, múltiples públicos la
conformaban: anticlericales, españoles residentes en México (anarquistas,
librepensadores y monarquistas), espiritistas, librepensadores, liberales, polí-
ticos, religiosos (católicos, metodistas, presbiterianos), obreros y mujeres.53
Los espiritistas y liberales –en los periódicos espiritista (Helios) y del Partido
Constitucional Progresista (Nueva Era)– aplaudieron y apoyaron las afir-
maciones de Sárraga. Declaró: “Creo en una religión del pensamiento …
no de fe. Para una religión del pensamiento no debe haber credo, culto, ni
ceremonia … No estoy en contra de la cristiandad como un sistema ético;
pero como una empresa como lo ha hecho la Iglesia Católica romana sí”.54
Al final de la conferencia recibió insultos de parte de los católicos, pero no le
afectaron; las reacciones fueron desde ofensas en sus conferencias, moviliza-
C

ciones y publicaciones de artículos de protesta en rotativos. La prensa cató-


op

lica (La Nación –órgano del PCN –) y conservadora (El País) se escandalizó
por sus “extravagantes doctrinas”.55 El Correo Español, diario consagrado a
ia

la defensa de España y de la colonia española en México, se sorprendió de


pa

la dura crítica que lanzó El País en contra de Sárraga. Este rotativo también
señaló que la comunidad española asturiana estaba dividida: unos la apoya-
ra

ban y otros estaban en contra.56 En oposición a El Correo Español, La Patria


publicó una carta de apoyo de los españoles residentes en Orizaba, Veracruz.
el

Ellos y ellas se enorgullecieron por las “ilustradas conferencias” de Sárraga


SN

que mostraron el brío y la pujanza del librepensamiento español desarro-


llado y difundido por Amalia Domingo Soler, Pi y Margall, Ramón Chíes,
I

53. Para una discusión feminista, histórica y sociológica véase Craig Calhoun, “Introduction. Habermas and
the Public Sphere” en Craig Calhoun (ed.), Habermas and the Public Sphere, 1996, pp. 1-50; Nancy Fraser,
“Repensar el ámbito público: una contribución a la crítica de la democracia realmente existente” en Debate
Feminista, año 4, vol. 7, pp. 23-58; Mary Ryan, “Gender and Public Access: Women’s Politics in 19th Century
America” en Graig Calhoun (ed)., Habermas and the Public Sphere, 1996, pp. 260-285.
54. HNDM/UNAM, “Test of Intellect Recognizes no sex Madam de Sarraga says” en The Mexican Herald, ciudad
de México, 6 de septiembre de 1912, p. 2.
55. Tortolero Cervantes, El espiritismo seduce a Francisco I. Madero, 2004, p. 216.
56. PR, “La conferencia de ayer” en El Correo Español, ciudad de México, 16 de agosto de 1912, p. 1; “La confer-
encia de ayer” en El Correo Español, ciudad de México, 28 de agosto de 1912, p. 4; “La Sra. Belém de Sárraga,
‘El País’ y el Centro Asturiano” en El Correo Español, ciudad de México, 31 de agosto de 1912, p. 4; “Centro
Asturianos” en El Correo Español, ciudad de México, 4 de septiembre de 1912, p. 1; “El asunto del Centro
Asturiano y la Sra. Belén de Sárraga” en El Correo Español, ciudad de México, 16 de agosto de 1912, p. 1.

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María Teresa Fernández Aceves

Fernando Lozano, Ramón Verea, Joaquín Costa, el doctor Esquerdo, Blasco


Ibáñez, José Ñaques, Pérez Galdós y otros intelectuales.57 El órgano oficial
del Sínodo General de la Iglesia Presbiteriana en México, El Faro, argumentó
que no había nada nuevo en sus discursos, “ella usa las mismas frases, algunas
veces temerarias de científicos en sus ataques en contra de la cristiandad”.58
Un grupo de 110 damas católicas le pidió al presidente Madero que usara su
influencia para “evitar los ultrajes a la religión o, lo que es igual, a los ultrajes
a la libertad de pensamiento”.59 Madero les prometió que su libertad de pen-
samiento sería garantizada.
La fuerte respuesta católica en contra de las conferencias de Sárraga
provocó que los liberales la defendieran por medio de mítines públicos.60 La
administración maderista declaró que el gobierno respetaría cada manifesta-
ción pública de pensamiento y no aplicaría el Artículo 33 a Sárraga.61 Con
C

relación a este Artículo, la Constitución de 1857 estipulaba que el gobierno


op

tenía el derecho de expulsar a extranjeros perniciosos.62 A pesar de que hubo


distintas protestas en contra de Sárraga en la ciudad de México, ella terminó
ia

sus conferencias con un discurso en el monumento a Juárez.63 La Nación y El


pa

País publicaron, por varios días, largas listas de firmas de hombres y mujeres
católicos para protestar “contra la propaganda inmoral, antisocial y antipa-
ra

triótica de Doña Belén”.64


Sus conferencias, discursos y presencia provocaron un fuerte debate
el

acerca de la feminidad, la masculinidad y el papel de las mujeres en la socie-


SN

dad. En su primera conferencia del 15 de agosto, Sárraga afirmó que “la mujer
no fue formada de la costilla del hombre, sino que cuando Dios se preparaba
I

57. PR, “Homenaje a la Sra. Sárraga” en La Patria, ciudad de México, 8 de septiembre de 1912, p. 12.
58. HNDM/UNAM, “Sección editorial” en El Faro, ciudad de México, 30 de agosto de 1912, p. 8.
59. HNDM/UNAM, “Libertad y eso”, El Mañana, ciudad de México, 3 de septiembre de 1912, p. 4; Tortolero
Cervantes, El espiritismo seduce…, 2004, p. 217.
60. HNDM/UNAM, “La semana en revista” en El Faro, ciudad de México, 6 de septiembre de 1912, p. 4.
61. HNDM/UNAM, “Aquí se respetan las manifestaciones de pensamiento” en El Mañana, ciudad de México, 9 de
septiembre de 1912, p. 3.
62. Pablo Yankelevich, “El Artículo 22 constitucional y las reivindicaciones sociales en el México posrevoluciona-
rio” en Delia Salazar Anaya (ed)., Xenofobia y xenofilia en la historia de México, 2006, p. 358.
63. HNDM /UNAM, “Ecos de la semana” en El Abogado Cristiano, ciudad de México, 12 de septiembre de 1912 ,
p. 4.
64. HNDM/UNAM, “Más adhesiones a la protesta contra Doña Belén de Sárraga” en El País, 2 de septiembre de
1912, p. 4; Pérez Ledesma, “Por tierras de España y América. Belén Sárraga, feminista y librepensadora”, 2005,
p. 405.

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Belén de Sárraga (1872-1950)

a formarla, una mona le quitó la costilla de sus manos y como huyese la mona
y Dios tras ella sin rescatar la costilla, lo único que llegó a coger fue la cola
de la mona y de este rabo hizo a la mujer”.65 Estas declaraciones no sólo cues-
tionaban y ridiculizaban la explicación católica de la creación de hombre y la
mujer, sino que también trastocaban el orden de género tradicional. En sep-
tiembre de 1912, un reportero de La Patria reflexionó acerca de las representa-
ciones negativas en torno a la figura de Sárraga como un “cerebro macho” o
como “espíritu macho” y ponderó acerca del panorama de la mujer. La nota
describió las innovaciones en la situación de la mujer; señaló que ésta había
pasado de una reclusión en el hogar, en el harem, en el gineceo, a la acción en
la vida pública contemporánea,

primero por la puerta franca de los “Sports”, después por el hueco estrecho de las
C

artes liberales y ahora por el resquicio que deja la comunidad de ideas, la libertad
op

de pensamiento, la propagación de doctrinas y el intercambio de teorías. La mujer


que aspira ser idéntica al hombre en cuanto al trabajo intelectual, hoy se enfrenta,
ia

afanosa y valiente ante los problemas más arduos de sociología y penetra con la
pa

persuasión de su verbo, la persistencia de su fe, la bondad de su evangelio y la dul-


zura de su credo en el fondo de las conciencias, para despertarlas al grito poderoso
ra

de libertad de conciencia.66
el

Sárraga era una nueva mujer que causaba admiración, debate y polé-
SN

mica en la opinión pública. Ella representaba una renovación social. En abril


de 1917, Sárraga y la feminista constitucionalista Hermila Galindo fueron
I

comparadas en un rotativo. Se señaló que primero Sárraga y luego Hermi-


la corroboraban los cambios experimentados por las mujeres en nuevos espa-
cios: la educación y la política.67 Un artículo de El Mañana consideró que las
mujeres mexicanas no necesitaban que alguien las instruyera para cumplir
con las tareas abnegadas y heroicas que requería el país.68 Pero estaba en la

65. FRHN/UNAM, “La primera conferencia de doña Belén de Sárraga” en Nueva Era, 16 de agosto de 1912, p. 8,
citado en Tortolero Cervanes, El espiritismo seduce…, 2004, p. 217.
66. HNDM/UNAM, “Actualidades. Doña Belem de Sárraga” en La Patria, ciudad de México, 14 de septiembre de
1912, p. 2.
67. HNDM/UNAM, “Desde Jauja” en Revista Mexicana, 1915-1920, Texas, 8 de abril de 1917, p. 34.
68. HNDM/UNAM, “La Señora Jacobina” en La Mañana, ciudad de México, 3 de septiembre de 1912, p. 1.

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María Teresa Fernández Aceves

mesa el debate de si las mujeres debían participar en la política y en la vida


pública.69
Además de sus conferencias en la capital, Sárraga fue a Guadalajara,
Mérida, Monterrey, San Luis Potosí y Veracruz.70 En los primeros días de
octubre estuvo en San Luis Potosí; su entrada fue triunfal “como si se tratara
de un caudillo notable de la revolución maderista”.71 El semanario presbite-
riano, El Faro, reportó que tres días antes de la llegada de Sárraga a San Luis
Potosí, los sacerdotes católicos intentaron crear un ambiente desfavorable.
Pero los curas olvidaron que “el manjar prohibído, es el que más se apetece”.72
La campaña católica provocó lo contrario; una inmensa aglomeración de
todas las clases sociales la recibió en la estación del tren. Sárraga dictó tres
conferencias. Al final de la primera, “el pueblo no permitió que el coche que
la conducía a su alojamiento, llevara caballos. Estos fueron desprendidos del
C

coche y entonces multitud de hombres de todas las clases sociales arrastró


op

el coche por las principales calles de la ciudad”.73 Una muchedumbre los


siguió y exclamaba: “¡Viva la señora Sárraga! ¡Viva la redentora del pensa-
ia

miento libre! ¡Viva la mujer del siglo XX ! ¡Mueran los ensotanados!”. En su


pa

segunda conferencia, Sárraga sostuvo que el confesionario había sembrado


desunión en las familias y había sido un sitio de tentación entre el sacerdote y
ra

la mujer. En la tercera audiencia, Sárraga afirmó que la causa de “La semana


trágica en Barcelona” fue que los obreros se hastiaron de la explotación que
el

sufrían de parte de frailes. Les pidió a las mujeres que no entregaran a sus
SN

hijos a los “ávidos jesuitas” y exigió que las escuelas inculcaran un patrio-
tismo verdadero. Aunque El Faro y El Abogado Cristiano no comulgaban con
I

las ideas del librepensamiento porque no creía en la religión, sí le reconocían

69. FE /BPEJ, “¿Puede la mujer mezclarse en la política?” en El Regional, Guadalajara, 27 de septiembre de 1912 ,
p. 2.
70. HNDM/UNAM, “Notes of the Passing Day” en The Mexican Herald, ciudad de México, 23 de octubre de 1912,
p. 8; El Faro, ciudad de México, 25 de octubre de 1912, p. 678; “Notes of the Passing Day” en The Mexican
Herald, ciudad de México, 2 de noviembre de 1912, p. 8; “Notes of the Passing Day” en The Mexican Herald,
ciudad de México, 6 de noviembre de 1912, p. 8; “Notes of the Passing Day” en The Mexican Herald, ciudad de
México, 15 de noviembre de 1912, p. 8; “Notes of the Passing Day” en The Mexican Herald, ciudad de México,
19 de noviembre de 1912, p. 8; El Faro, ciudad de México, 22 de noviembre de 1912, p. 11.
71. HNDM/UNAM, “De actualidad. La señora Belén de Sárraga en San Luis Potosí” en El Faro, ciudad de México,
25 de octubre de 1912, p. 12.
72. Ibídem.
73. Ibídem.

128

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Belén de Sárraga (1872-1950)

su labor anticlerical, su elocuencia y su extraordinaria inteligencia y su valen-


tía por ser mujer.
En cada ciudad hubo fuertes asonadas católicas en contra de ella. De
estos disturbios sobresalió el de Guadalajara. Después de una conferencia
hubo disparos y una bomba.74 Guadalajara experimentaba los costos de poner
en marcha “el laboratorio democrático” en las elecciones para las diputaciones
federales, estatales y la gubernatura.75 El panorama era de enfrentamientos.
Los católicos y el PCN estaban en contra de los liberales, librepensadores,
maderistas, masones y exreyistas. En los tres comicios de 1912, los católi-
cos participaron activamente para favorecer al PCN y el “grupo progresista”
casi no votó. El resultado fue una derrota “vergonzosa”.76 Para octubre de
1912, el PCN controlaba los poderes ejecutivo y legislativo en Jalisco. Este
poder decretó reformas legislativas con base en la acción social católica.77
C

Elisa Cárdenas Ayala sostiene que había un ambiente de fragilidad, de miedo


op

e imperaba la ausencia de diálogo entre las fuerzas políticas, a pesar de que


la política había pasado de dirimir sus diferencias a puerta cerrada, a hacerlo
ia

en público.78
pa

En Guadalajara, cuatro periódicos reseñaron las conferencias de


Sárraga. El Regional (diario impregnado de ideas del catolicismo social) con-
ra

tinuó con la postura de repudio expresada en la prensa católica y conserva-


dora de la ciudad de México. Antes de las elecciones para gobernador y de
el

la llegada de Sárraga a Guadalajara, El Regional respondió a la campaña en


SN

contra del PCN y de la Iglesia católica promovida por el presidente Madero,


los anticlericales, librepensadores y masones, por medio de editoriales en
I

74. FE/BPEJ, “La bomba de El Regional” en El Correo de Jalisco, Guadalajara, 15 de octubre de 1912, p. 1. Moisés
González Navarro, Cristeros y agraristas, 2000, vol. 1, p. 26.
75. Las elecciones para diputados estatales fueron en enero de 1912; los comicios para diputados federales se lleva-
ron a cabo en junio de 1912 y las votaciones para gobernador se realizaron en octubre. Aldana Rendón (ed.),
Jalisco desde la revolución, vol. 1, Del reyismo al nuevo orden constitucional, 1910-1917, 1987, pp. 151-182; Elisa
Cárdenas Ayala, El derrumbe, vol. 6, 2010, pp. 390-399.
76. Aldana Rendón, Del reyismo…, 1987, vol. 1, p. 177.
77. Se decretó sobre el bien de familia, las cajas de crédito rural, impuestos a favor del Estado y el municipio, el
ejercicio de la libertad de enseñanza, la independencia de los municipios y la representación proporcional.
Francisco Barbosa Guzmán, Jalisco desde la revolución, vol. 6, La Iglesia y el gobierno civil, 1988, p. 106.
78. Cárdenas Ayala, El derrumbe, 2010, pp. 367-378.

129

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María Teresa Fernández Aceves

contra del espiritismo, el liberalismo, la masonería, el socialismo y Sárraga.79


Todos considerados heréticos y enemigos de la familia y la religión. Al igual
que los portavoces de la ciudad de México, El Regional subrayó que Sárraga
deformaba qué era la Iglesia católica; sostuvo que no conocía a los teólogos y
no demostraba sus argumentos; sólo los respaldaba “su palabra de honor”.80
De acuerdo con El Regional, su audiencia acudió por curiosidad; las mujeres
que concurrieron no eran de la alta sociedad. Esta publicación afirmó que los
católicos de Guadalajara no eran ignorantes y fanáticos como lo suponían
los rotativos liberales; al contrario, eran tolerantes.81 Resaltó la detonación de
dinamita en el caño de desagüe de la imprenta de El Regional para señalar
que Sárraga había asegurado que no perturbaría la paz de las familias, pero
sus acciones pusieron en peligro los derechos civiles, la dignidad y la vida de
los católicos.82
C

El Correo de Jalisco y La Gaceta de Guadalajara, periódicos libera-


op

les cercanos al gobernador Emeterio Robles Gil, relataron la planeación y la


bienvenida de Sárraga. En la estación del tren, el subsecretario de Gobierno,
ia

regidores, profesionistas, estudiantes, obreros y una comisión de señoritas de


pa

la sociedad Alianza la recibieron con flores, confeti y música de la banda


de gendarmería.83 Al igual que en la ciudad de México y San Luis Potosí,
ra

La Gaceta de Guadalajara detalló las acciones del clericalismo tapatío para


boicotear la primera conferencia de Sárraga el 14 de octubre de 1912. De
el

acuerdo con este diario,


SN
I

79. FE/BPEJ, “Espiritismo” en El Regional, Guadalajara, 11 de junio de 1912, p. 2; “La doctrina espiritista es heré-
tica” en El Regional, Guadalajara, 13 de junio de 1912, p. 2; “El liberalismo en bancarrota” en El Regional,
Guadalajara, 14 de junio de 1912, p. 2; “El espiritismo y la salvación final del género humano” en El Regional,
Guadalajara, 14 de junio de 1912, p. 2; “El espiritismo en sus prácticas” en El Regional, Guadalajara, 15 de junio
de 1912, p. 2; “Consecuencias de las prácticas espiritistas” en El Regional, Guadalajara, 18 de junio de 1912, p.
2; “La francmasonería niega la espiritualidad e inmortaliad del alma humana” en El Regional, Guadalajara,
10 de julio de 1912, p. 2; “Libertad, igualdad, fraternidad. El gran embuste de la masonería” en El Regional,
Guadalajara, 12 de julio de 1912, p. 2; “Igualdad y fraternidad masónicas” en El Regional, Guadalajara, 16 de
julio de 1912, p. 2; “La masonería es enemiga de la familia” en El Regional, Guadalajara, 25 de julio de 1912, p.
2; “La masonería es enemiga de la propiedad” en El Regional, Guadalajara, 8 de agosto de 1912, p. 2; “En qué
ha de terminar la señora Sárraga” en El Regional, Guadalajara, 2 de octubre de 1912, p. 2.
80. FE/BPEJ, “La biblia y la antigüedad” en El Regional, Guadalajara, 20 de octubre de 1912, p. 2.
81. FE/BPEJ, “La conferencia de hoy” en El Regional, Guadalajara, 20 de octubre de 1912, p. 1.
82. FE/BPEJ, “La bomba de El Regional” en El Correo de Jalisco, Guadalajara, 15 de octubre de 1912, p. 1.
83. FE/BPEJ, “La llegada de la Sra. Sárraga fue un triunfo” en El Correo de Jalisco, Guadalajara, 11 de octubre de
1912, p. 1.

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Belén de Sárraga (1872-1950)

hubo rogativas en los templos, comisiones de maestras católicas recorriendo casas,


para recoger la última promesa de que nadie iría a la conferencia, sermones en
todas las iglesias, diciendo que más valiera hubiera venido a Guadalajara el mismo
Satanás en persona, que una mujer perversa como Sárraga, y en otros se dijo, que
robaba a los niños y que llevaba a la corrupción a los hogares, mereciendo que la
quemaran en la hoguera en plaza pública.84

La Gaceta de Guadalajara reconocía su éxito colosal en la ciudad de


México porque había llenado teatros con católicos, la elite política, espiritis-
tas, familias, obreros, materialistas, positivistas y teósofos. Este diario cono-
cía los ataques de los rotativos La Nación y El País, que la habían llamado
“corruptora”, “endiablada”, “hembra de malas costumbres que viene a per-
vertir a nuestras esposas e hijas”, “masona” y “virgen roja”. Para La Gaceta de
C

Guadalajara, Sárraga era una mujer llena de nobles sentimientos para con los
op

pueblos de América Latina, con una inteligencia extraordinaria que generaba


ideas brillantes. Aunque la agudeza de sus argumentos la podía masculinizar,
ia

La Gaceta de Guadalajara la describió con nociones femeninas como una


pa

mujer de ciencia, abnegada y valiente misionera que predica la fraternidad, el


librepensamiento y el progreso.
ra

Al igual que en la ciudad de México y San Luis Potosí, en su pri-


mera conferencia de Guadalajara abordó el tema de las trayectorias humanas.
el

Esbozó “magistralmente” las diferentes fases de las religiones de la huma-


SN

nidad, desde los tiempos primitivos hasta la época moderna. Habló de la


vida de Jesús, de la verdadera doctrina cristina, de la patria y el hogar. Pintó
I

al catolicismo con los colores más negros y ensalzó y glorificó la libertad


de conciencia. Los diarios oficiosos y la prensa contestataria consideraron que
la conferencia de Sárraga fue brillante; la multitud la acompañó al hotel.85 La
segunda presentación siguió casi el mismo protocolo, pero un artesano leyó
un poema dedicado a Sárraga. En el preámbulo Sárraga perdonó a las damas

84. FE/BPEJ, “Fue brillante la conferencia, dada antenoche, por la Sra. Belén de Sárraga. La multitud la acompañó
a su alojamiento en medio de aclamaciones” en La Gaceta de Guadalajara, Guadalajara, 15 de octubre de 1912,
p. 1.
85. FE/BPEJ, “La primera conferencia de la señora Sárraga” en La Libertad, Guadalajara, 14 de octubre de 1912,
p. 3; “Sección editorial. Un pagano entre cristianos. Trayectorias humanas” en La Gaceta de Guadalajara,
Guadalajara, 15 de octubre de 1912, p. 2.

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María Teresa Fernández Aceves

católicas por sus protestas porque “no saben lo que hacen”.86 Refutó la falsa
teoría que sostenía que la mujer no tiene capacidad intelectual para concepcio-
nes científicas y artísticas; brindó ejemplos de casos históricos como Cornelia,
la famosa matrona romana, madre de los Gracos y de Mademoiselle Roland,
alma de la revolución francesa, para argumentar a favor de la capacidad de
las mujeres. Sárraga arguyó que el cerebro de la mujer estaba enfermo, atro-
fiado por la educación católica. Sostuvo que la Iglesia católica tenía atrapada
a la mujer. Como lo había hecho en Málaga en 1906 y en San Luis Potosí en
octubre de 1912, Sárraga atacó el celibato de los sacerdotes y la práctica de la
confesión; reprochó a las mujeres que usaran la confesión para ser infieles a
sus maridos y fueran seducidas por los sacerdotes.87 Esta denuncia del honor
dañado de los hombres, en España, los anticlericales republicanos como Pi
y Margall y Nakens (editor del semanario anticlerical satírico El Motín), la
C

vieron como una muestra de la virilidad de Sárraga. Ésta se vinculaba a otro


op

problema: a la pérdida de honor de la España decimonónica. De acuerdo con


los anticlericales republicanos, los sacerdotes católicos controlaban y seducían
ia

a las mujeres; a través de ellas, el clero dominaba sus hogares. Para Nakens,
pa

el señalamiento público de Sárraga de que los hombres no cumplían con


su deber de defender la república, debía provocarles un sentimiento de ver-
ra

güenza porque una mujer hacía su trabajo viril.88 Aunque Sárraga sostuvo
este argumento en Málaga, San Luis Potosí y Guadalajara, no tuvo la misma
el

resonancia en México con relación al detrimento de la masculinidad. Al con-


SN

trario, los caudillos revolucionarios lideraban una lucha armada secular en


contra de la Iglesia católica que exaltaba su visión liberal masculina y viril. No
I

obstante, los artículos periodísticos en contra de las mujeres católicas publica-


dos en el rotativo jalisciense constitucionalista, Boletín Militar, sí concuerdan
con las ansiedades sexuales analizadas por el historiador Enrique Sanabria.89
Sin embargo, las respuestas inmediatas a las conferencias de Sárraga en

86. FE/BPEJ,“La conferencia de anoche” en La Libertad, Guadalajara, 16 de octubre de 1912, p. 2; “La mujer.
Segunda conferencia de la Sra. Belén de Sárraga” en El Correo de Jalisco, Guadalajara, 16 de octubre de 1912,
p. 1.
87. Belén de Sárraga, La Conciencia Libre 1, 1906 citado en Enrique Sanabria A., Republicanism and Anticlerical
Nationalism in Spain, 2009, pp. 146, 212.
88. Ibíd., p. 146.
89. Ana Isabel Enríquez Vargas, “La cultura política de las organizaciones obreras y las percepciones de género en
la Guadalajara revolucionaria a través del Boletín Militar, 1914-1916”, 2011.

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Belén de Sárraga (1872-1950)

todos los frentes (católico, episcopal, liberal, librepensamiento, masón y pro-


testante) mostraron las divisiones existentes (religiosas y políticas). Para La
Libertad, Sárraga sembró más discrepancias, cuando el país requería concor-
dia y unión por la revolución por la que se atravesaba.90 En San Luis Potosí,
David Berlanga, como su anfitrión, también la invitó a la Escuela Normal de
Profesores y a las oficinas de la Dirección General de Educación Primaria. De
acuerdo con un periódico local, “la distinguida dama fue objeto de cariñosa
recepción, manifestándose muy satisfecha de los métodos de enseñanza en el
primer edificio y del sistema de organización de la educación del estado”.91 De
acuerdo con Ramírez Hurtado, Berlanga quedó “perdidamente enamorado
de ella”. Esto lo aprovechó el poeta Ramón López Velarde para burlarse de
Berlanga, de Sárraga y denigrar su campaña anticlerical.92
La prensa mexicana en la ciudad de México, Guadalajara y en San
C

Luis Potosí representó a Sárraga como “un espíritu macho” y como una
op

“mujer apóstol”.93 Sus acciones públicas anticlericales y performances, la mos-


traban muy cercana a las prácticas de los hombres, pero era una mujer. Se
ia

vestía como una mujer burguesa, no como una “chica moderna” o pelona.
pa

Para su público y la prensa mexicana, ella utilizaba un lenguaje masculino


con asombrosas lucidez y retórica. Estaba familiarizada con el lenguaje polí-
ra

tico usado principalmente en las organizaciones masculinas para fraterni-


dad, independencia, justicia, libertad, razón y masonería. Sárraga incitó al
el

debate público, trastocó el uso del lenguaje de género y las construcciones


SN

de lo femenino y lo masculino. Esto ya había pasado en España. En su país


natal también emplearon representaciones de género para referirse a su tra-
I

bajo político. Pi y Margall dedicó su último libro a Sárraga, a quien consideró


como una “mujer viril”.94 Pi y Margall caracterizó a Sárraga como viril por
su trabajo político. Éste era visto como parte de la esfera exclusiva de hombres;

90. FE/BPEJ, “La última conferencia de la Sra. Sárraga” en La Libertad, Guadalajara, 21 de octubre de 1912, p. 2.
91. Luciano Ramírez Hurtado, “Una feminista española en tierra azteca, Belén de Sárraga y la Convención
Revolucionaria en Aguascalientes” en Yolanda Padilla Rangel, Historia de mujeres en Aguascalientes, 2007,
p. 276.
92. Ibídem.
93. HNDM/UNAM, “Actuaciones de Doña Belem de Sárraga” en La Patria, ciudad de México, 14 de septiembre de
1912, p. 2; “De actualidad. La Sra. Belén de Sárraga en San Luis Potosí. Éxito sorprendente” en El Faro, ciudad
de México, 25 de octubre de 1912, p. 678.
94. Herrera, Guzmán y Navarro, Belén de Sárraga, 1928, p. 48.

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María Teresa Fernández Aceves

su liderazgo transcendía lo “apropiado para su sexo” y a los hombres de su


generación.95 La prensa española católica, en vez de ratificar la masculiniza-
ción de Sárraga, la relacionó con la anarquista francesa Luisa Michel (1830 -
1905), la líder de la Comuna de París (1871); ambas representaban “la no
mujer” y lo irracional.96 Al igual que Michel, Sárraga desestabilizó el orden
de género, político y social. En México, el gobierno revolucionario aceptó sus
ideas anticlericales, pero no pretendía transformar a las mujeres en ciudada-
nas autónomas y combatientes, como era Sárraga.
Con respecto a las conferencias de Sárraga en la ciudad de México,
Guadalajara, Monterrey y San Luis Potosí en 1912, ¿cuál fue la respuesta de
las mujeres no católicas a sus discursos?, ¿hubo reuniones con Sárraga y estas
mujeres? De la dispersa y poca información disponible, El Diario anunció
que en la ciudad de México se planeó que Sárraga participara en la celebra-
C

ción de las bodas de plata en el Teatro Arbeu de la primera médica Matilde


op

Petra Montoya y Lafragua. La fiesta la organizaban las doctoras Columba


Rivera, Antonia Ursúa, Guadalupe Sánchez, Soledad de Régules; la farma-
ia

céutica Luque; la profesora Margarita Kleinhans Wright; la abogada María


pa

Sandoval de Zarco y la dentista Avilés.97 Al día siguiente se informó cómo se


desarrolló este evento. El Diario no reportó la participación de Sárraga en este
ra

homenaje. Sin embargo, este indicio muestra que probablemente estas inte-
lectuales y profesionistas asistieron a las conferencias de Sárraga. Además, la
el

doctora Montoya y Sárraga concurrieron a una “tenida blanca (sesión fúnebre


SN

masónica)” en el Panteón de San Fernando, donde estaba sepultado Juárez.


Madero y Sárraga dirigieron el evento enfrente del sepulcro de Juárez.98 En
I

Guadalajara, el Grupo Alianza de mujeres liberales, junto con anticlericales,


librepensadores y masones recibieron a Sárraga en la estación del tren. Se
desconoce cuáles eran los objetivos de esta asociación, tal vez formó parte
la maestra Atala Apodaca. Durante su estancia en la Perla Tapatía, Soledad

95. Ramos Palomo, “Federalismo, laicismo, obrerismo, feminismo: cuatro claves para interpretar la biografía de
Belén de Sárraga”, 2002, p. 126.
96. Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España (HDBNE), Lectura Dominical. Órgano del Apostolado
de la Prensa, Madrid, 12 de noviembre de 1899, año V, núm. 306, p. 7; Lectura Dominical. Órgano del Apostolado
de la Prensa, Madrid, 2 de marzo de 1902, año IX, núm. 426, p. 8.
97. PR, “Bodas de plata de una profesionista mexicana” en El Diario, ciudad de México, 21 de agosto de 1912,
p. 7; “La glorificación de la primera doctora mexicana” en El Diario, ciudad de México, 23 de agosto de
1928, p. 8.
98. Félix Navarrete, La masonería en la historia y en las leyes de México, 1962, pp. 129-131.

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Belén de Sárraga (1872-1950)

Calleja de Echeverría publicó un poema dedicado a Sárraga que describe su


erudición, su fortaleza y su ímpetu.99 Se ignora si estos contactos continuaron
en años posteriores y si Sárraga estableció lazos de amistad con alguna de las
mujeres mencionadas.
Con relación a los trabajadores, ¿qué contactos Sárraga tuvo con ellos?
Los trabajadores estaban cambiando del mutualismo a la sindicalización.
Durante el porfiriato, las rápidas industrialización y urbanización transfor-
maron y expandieron la clase obrera mexicana. Los anarquistas promovían
la sindicalización de los trabajadores a través de la Casa del Obrero Mundial
(COM), establecida en julio 1912. La COM “se convirtió en una organización
líder en los primeros años de la Revolución, con metas ampliamente anarco-
sindicalistas. Algunos de los anarquistas había tenido experiencia en México,
particularmente a través de la Confederación Tipográfica de México, for-
C

mando la Confederación Nacional de Artes Gráficas”.100 Sárraga sólo dictó


op

una conferencia en la COM.101 Por el momento no he detectado más infor-


mación sobre las reuniones entre Sárraga y los líderes y la base obrera de la
ia

COM.102 Anna Ribera Carbó encontró que el archivo de la COM se perdió


pa

después de que ésta fue clausurada en 1916.103 Este extravío no permite pro-
fundizar en las relaciones entre Sárraga y la COM. Probablemente no trabaja-
ra

ron juntos de manera cercana porque no fue una prioridad para el presidente
Madero resolver la cuestión social de los trabajadores. Sárraga no se concen-
el

tró en hacer un llamado a la acción y la rebelión de los trabajadores; por el


SN

contrario, continuó con una política anticlerical que había desarrollado en la


FMSO (Federación Malagueña de Sociedades Obreras) en España (1898-1906),
I

Chile (1913, 1915) y Cuba (1913, 1924).104

99. FE/BPEJ, “¡Adelante!” en El Correo de Jalisco, Guadalajara, 17 de octubre de 1912, p. 1.


100. Bortz, Revolution within the Revolution, 2008, p. 157.
101. Agradezco a Ma. Dolores Ramos por compartir conmigo este dato en una comunicación electrónica. Sin
embargo, Reid Gustafson y Anna Ribera Carbó en sus análisis sobre la COM no encontraron estos encuentros
entre Sárraga y los anarquistas. Reid Gustafson, “‘We Proletariat are People too’. Gender Representation
in the Mexico City Anarchist and Labor Press, 1917-1922”, 2007; Ana Ribera Carbó, “La Casa del Obrero
Mundial. Anarco-sindicalismo y revolución en México”, 2006.
102. Los líderes de la COM eran Rafael Quintero, Rosendo Salazar, Celestino Gasca, Luis Ariaza, y Jacinto Huitrón.
Véase Gustafson, op.cit., 2007; Ribera Carbó, op. cit., 2006.
103. Ribera Carbó, op. cit., 2006, p. 25.
104. Elizabeth Hutchison, Labors Appropriate to Their sex, 2001; Ramos Palomo, “Belén de Sárraga: una ‘obrera’ del
laicismo, el feminismo y el panamericanismo en el mundo Ibérico”, 2006a; Vitale y Antivilo, Belén de Sárraga,
2000.

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María Teresa Fernández Aceves

La información dispersa que existe de las reuniones de Sárraga y los


trabajadores en 1912 y la reconstrucción biográfica de la FAM (Federación
Anticlerical Mexicana) en 1928, señalan que un grupo de ferrocarrileros la
honrró al establecer una escuela para adultos con su nombre. El libro de la
FAM no especificó cuándo y en dónde.105 Tal vez la escuela pertenecía a la Liga
de Ferrocarrileros de Yucatán. Después de la gira propagandística de Sárraga,
los metodistas hicieron un balance de la propaganda de Sárraga y los resulta-
dos que se obtuvieron. El Abogado Cristiano, el órgano de la Iglesia Metodista
Episcopal, reconoció que Sárraga tenía “talento, erudición, facilidad de pala-
bra, cultura, penetración y juicio”.106 Este periódico consideró que Sárraga
atrajo a un gran público por ser una mujer liberada de las tiranías del clero.
Esto era una novedad que acarreó a muchos curiosos. Además, el Partido
Constitucional Progresista y el Partido Liberal crearon un ambiente favo-
C

rable y la ensalzaron. Se rumoró que la administración de Madero la había


op

subvencionado con 200.00 pesos mensuales para que hiciera su gira de difu-
sión. Sárraga fue un arma política para los anticlericales y maderistas; pero,
ia

¿qué resultados hubo? El Abogado Cristiano no percibió que los cimientos


pa

de clericalismo se hubieran resquebrajado; los liberales no eran más fuertes;


no había mujeres emancipadas del fanatismo religioso. No había un cambio
ra

sustancial. Uno de los resultados fue la creación de clubes de pensamiento


libre en diferentes partes de la república. La revista que se prometió editar, El
el

pensamiento libre, no había sido publicada. Los beneficios económicos sólo


SN

fueron para ella. México no era más liberal, ni menos católico y tampoco era
más librepensador. Concluía que le reconocía ciertos méritos, pero los logros
I

eran nulos. Aunque la propaganda de Sárraga se enfocaba en contra de la


Iglesia católica, no le servía a los presbiterianos porque “su propaganda es
demoledora de los principios cristianos y por eso precisamente no la aplaudi-
mos con tanto calor”.107
¿Qué obtuvo Madero después de la visita de Sárraga? Su administra-
ción acentuó su postura anticlerical y continuó fustigando al PCN. De acuerdo

105. Herrera, Guzmán y Navarro, Belén de Sárraga, 1928, p. 58.


106. PR, “Después de la propaganda de la señora Sárraga” en El Abogado Cristiano, ciudad de México, 28 de
noviembre de 1912, p. 755.
107. PR, “El Evangelista Mexicano y la Sra. Sárraga” en El Abogado Cristiano, ciudad de México, 6 de febrero de
1913, p. 82.

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Belén de Sárraga (1872-1950)

con Tortolero, aunque Sárraga no provocó cambios inmediatos, sí hizo


evidentes las fuertes divisiones en la sociedad mexicana y la ausencia de vías
de diálogo y de negociación entre los diferentes grupos. Además, Madero
había dejado intactos el poder judicial y el ejército. La respuesta inmediata de
los enemigos de Madero fue la planeación de una conspiración; se reunieron
“en el Templo de la Profesa el arzobispo Mora y del Río, el prior del convento
Manuel Díaz Santibáñez, el embajador Henry Lane Wilson, Alberto García
Granados, León de la Barra, Victoriano Huerta y otros más para acabar con
el gobierno de Madero”.108 Este complot terminó en el golpe de Estado que
dirigió el general Huerta el 20 de febrero de 1913.

De las campañas anticlericales a la propaganda


C

internacional de los sonorenses y de sárraga


op

a favor de la revolución mexicana


ia

Cuando Sárraga regresó a México en 1922, a los 50 años de edad, el conflicto


pa

entre la Iglesia y el Estado había aumentado porque los “jacobinos habían


incorporado estrictas políticas anticlericales en la Constitución de 1917”.109
ra

A principios de la década de 1920, en el ámbito nacional, la Iglesia católica


era la organización más fuerte de la sociedad civil, con la capacitad de resistir
el

las políticas del débil y nuevo Estado revolucionario en las áreas de reformas
SN

educativas, reparto de tierras y trabajo.110 Los católicos desafiaron las políticas


I

108. Pérez Ledesma, “Por tierras de España y América: Belén Sárraga, feminista y librepensadora”, 2005, p. 405;
Tortolero Cervantes, El espiritismo seduce a Francisco I. Madero, 2004, p. 225.
109. El Artículo 3º promovió una educación laica obligatoria a nivel primaria y prohibió las escuelas religiosas; el
Artículo 5º no reconoció los votos religiosos; el Artículo 13 negó el estatus legal de las organizaciones religio-
sas; el Artículo 27 impulsó la reforma agraria y la nacionalización de los recursos nacionales, estipuló que las
asociaciones religiosas no tenían el derecho de poseer propiedades, y finalmente, las propiedades pasaban a
formar parte de la propiedad nacional; el Artículo 130 puntualizó que el Estado controlaría la práctica religi-
osa. Véase Adrian Bantjes, “Saints, Sinners, and State Formation. Local Religion and Cultural Revolution in
Mexico” en Mary Kay Vaughan y Steve Lewis, The Eagle and the Virgin, 2006, p. 137; Comisión Nacional para
la Celebración del Sesquicentenario de la Proclamación de la Independencia Nacional y del Cincuentenario
de la Revolución Mexicana, Diario de los Debates del Congreso Constituyente, 1916-1917, 1960, pp. 1 181-1 229.
110. En 1920, el Episcopado mexicano estableció el Secretariado Social Mexicano (SSM), no sólo para conciliar
las diferentes ideas y coordinar todas las organizaciones católicas laicas en el ámbito nacional, sino también
para contrarrestar la consolidación de organizaciones obreras no católicas pertenecientes a la CROM. El SSM
transformó las actividades de los católicos laicos de una política electoral (1912-1914) a una acción social

137

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María Teresa Fernández Aceves

anticlericales del Estado posrevolucionario; buscaron restaurar la supremacía


de la Iglesia católica en todos los ámbitos de la sociedad. Esto provocó un
fuerte enfrentamiento en la sociedad civil entre no católicos –anarco-sindi-
calistas, comunistas, socialistas y liberales– y católicos en diversas partes de
México, provocando una ardiente conflicto en muchas ciudades del país.
De 1922 a 1926, las conferencias de Sárraga fueron más visibles; ella fue
más vocal y activa. Dictó disertaciones para masones, maestras, militares y
trabajadores en Aguascalientes, Colima, Chihuahua, Durango, Guadalajara,
Morelia, Pachuca, Puebla, Oaxaca, Toluca, Torreón, Tulancingo, Xalapa y
Zacatecas.111 Sárraga atraía un público muy amplio a sus pláticas. En Puebla
reunió a “20,000 obreros”.112 En Tampico, su charla se cambió del Teatro Ideal
a un lugar más amplio por el gran número de personas que deseaba asistir.113
Allí se unió a una organización de trabajadores como miembro honorario.
C

En Chihuahua, Sárraga estuvo con los tarahumaras.114 En Puebla se reunió


op

con los veteranos más viejos de la Constitución de 1857.115 En Monterrey, un


periódico local señaló que Sárraga era una mujer ilustrada; tenía un dominio
ia
pa
ra

católica que promovía las asociaciones de hombres y mujeres católicas. La meta era fortalecer los organismos
católicos con cierta orquestación nacional, con base en los principios de la acción social católica en la que
el

diferentes clases sociales, generaciones y sexos desempeñarían distintos papeles dentro de una sociedad cor-
porativa. El SSM coordinó las siguientes instituciones: la Unión de Damas Católicas Mexicanas compuesta de
SN

mujeres de la elite; la Asociación Católica de la Juventud Mexicana (ACJM) para jóvenes católicos; la Juventud
Femenina Católica Mexicana (JFCM) para mujeres jóvenes; la Orden Caballeros de Colón para hombres, y la
Confederación Nacional Católica del Trabajo (CNCT). Estas organizaciones trabajaron en diferentes y diver-
I

sificados frentes culturales, económicos, políticos y sociales: cajas de ahorro, catecismos, círculos de estudios,
escuelas católicas (elementales, parroquiales y vocacionales), mutualidades, reuniones nacionales, sindicatos,
publicación de diversos materiales y teatro moral. Con este ímpetu, iniciaron una campaña en contra del
avance internacional de bolcheviques, socialismo y de la candidatura presidencial de Álvaro Obregón, que
tenía un discurso radical a favor de las masas. Randall S. Hanson, “‘The Day of Ideals’. Catholic Social
Action in the Age of the Mexican Revolution, 1867-1929”, 1994, pp. 17-18; Laura O’Dogerthy Madrazo,
“Restaurarlo todo en Cristo. Unión de Damas Católicas Mejicanas, 1920-1926” en Revista de Historia Moderna
y Contemporánea de México 14, 1991, p. 133.
111. HNDM/UNAM, “Dio su primera conferencia la Sra. de Sárraga” en El Informador, Guadalajara, 26 de agosto de
1922, p. 6; “Se solicitó el Teatro Degollado para traer a Belén de Sárraga” en El Informador, Guadalajara, 12 de
diciembre de 1922, p. 6; Gallegos, Apuntes para la historia de la persecución religiosa en Durango de 1926 a 1929,
1965.
112. Herrera, Guzmán y Navarro, Belén de Sárraga, 1928, p. 40.
113. Ibíd., p. 42.
114. Ibíd., p. 17.
115. Ibíd., p. 19.

138

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Belén de Sárraga (1872-1950)

absoluto de la retórica y electrificaba a su audiencia con un performance


magistral, con una rica literatura y dicción perfecta.116
En junio de 1922, en pleno monumento a Juárez en la ciudad de
México negó la existencia de Dios.117 En agosto y diciembre de 1922, sus
conferencias en el Teatro Obrero y el Degollado en Guadalajara tuvieron
un éxito colosal.118 Su segunda visita a la “Perla Tapatía” contrastaba de
manera significativa con la primera que había realizado en octubre de 1912.
En aquella ocasión hubo disparos y una bomba, en un ambiente dominado
por la acción social católica y fuertes choques ideológicos y políticos. Para
1922, el entorno social y político había cambiado. Basilio Badillo (1921-1922)
–gobernador de Jalisco– y José Guadalupe Zuno Hernández (1922-1923)
–presidente municipal de Guadalajara– eran líderes obregonistas radicales
que buscaron la politización de los trabajadores por medio de ideas marxis-
C

tas y leninistas.119 En especial, Zuno Hernández impulsaba un movimiento


op

popular anticlerical compuesto por campesinos, maestros, mujeres y traba-


jadores por medio de la Confederación de Partidos Liberales de Jalisco. Las
ia

charlas de Sárraga reforzaron la combatividad de “los rojos”: electricistas,


pa

ferrocarrileros, mineros, panaderos y trabajadores textiles. El Cruzado, sema-


nario católico de bajo costo, editado por Agustín Yáñez y Francisco Gollaz,
ra

continuó con las ridiculizaciones de la labor propagandística de Sárraga que


ya había expresado la prensa católica en la ciudad de México y de Guadalajara
el

en 1912. La catalogó como “una mujer de tres al cuarto, como los belenes
SN

corrientes, que viene a curar las bilis”120 de los bolcheviques, espiritistas,


liberales y masones que soñaban con la destrucción de la Iglesia católica. El
I

116. Ibíd., p. 30.


117. Aurelio de los Reyes, Cine y sociedad en México 1896-1930, 1993, pp. 107, 110.
118. HNDM/UNAM, “Dio su primera conferencia la Sra. de Sárraga” en El Informador, Guadalajara, 26 de agosto
de 1922, p. 6; 28 de agosto de 1922, p. 6; “Se solicitó el Teatro Degollado para traer a Belén de Sárraga”, 12 de
diciembre de 1922, p. 5; “Hoy arribó a ésta la conferencista Belén de Sárraga” en El Informador, Guadalajara,
7 de marzo de 1923, p. 4.
119. Alma Dorantes, María Gracia Castillo y Julia Tuñón Pablos, Irene Robledo García, 1995, pp. 56-57; María
Teresa Fernández Aceves, “José Guadalupe Zuno Hernández and the Revolutionary Process in Jalisco,
1920s” en William Bezzley y Jürgen Buchenau (eds.), Governors of the Mexican Revolution, pp. 95-108; Ernest
Gruening, Mexico and its Heritage, 1928, pp. 440-441; Jaime E. Tamayo Rodríguez, La conformación del Estado
moderno y los conflictos políticos, 1917-1929, vol. 2, Mario Aldana Rendón (ed.), Jalisco desde la revolución, 1988,
pp. 103-166.
120. FE/BPEJ, “Belenes y espárragos” en El Cruzado, Guadalajara, 13 de agosto de 1922, p. 3.

139

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María Teresa Fernández Aceves

Cruzado les recordó a sus lectores que Sárraga era una mujer vulgar. Además
de estas frases, usaron otras como “bruja de aquelarre de la masonería”, “espa-
ñoleta de desecho de la Madre Patria”, “andrajo vil” y “ejemplar grotesco
de la ciencia enciclopédica”.121 El Cruzado destacó su desdén a la mujer que
rompía con lo “biológicamente” esencial y natural femenino.122 Advirtió a
sus lectores estar alertas porque venía su enemiga. Repulsaban a Sárraga por
ser una mujer emancipada y nueva. Pero no era la única representación feme-
nina que condenaba, también rechazaba a “la mujer moderna” que seguía las
tendencias de la moda.123 Consideraba que estas mujeres olvidaban sus debe-
res de formarse como buenas futuras madres. El Cruzado promovía que las
mujeres fueran católicas, virtuosas madres y activas defensoras de la religión
y la familia.124 Para este periódico, sus enemigos “malvados” eran el bolche-
viquismo, el feminismo, el liberalismo, la masonería, “la mujer moderna”, el
C

socialismo, la prensa impía y Sárraga.125


op

En noviembre de 1922, aunque las conferencias de Sárraga contaron


con el apoyo de las autoridades estatales en Durango, provocaron una reac-
ia

ción de la población duranguense, liderada por las damas católicas y la ACJM


pa

(Asociación Católica de la Juventud Mexicana).126 Las críticas y protestas en


ra

121. FE/BPEJ, “La Zarraga viene …” en El Cruzado, Guadalajara, 35 de diciembre de 1922, p. 2.


el

122. Agradezco la sugerencia de Silvia Arrom en el desarrollo de esta idea.


123. FE/BPEJ, “A las escotadas” en El Cruzado, Guadalajara, 30 de julio de 1922, pp. 1, 4; “Caricia a las semides-
SN

nudas” en El Cruzado, Guadalajara, 13 de agosto de 1922, pp. 1, 4; “La mujer moderna” en El Cruzado,
Guadalajara, 10 de septiembre de 1922, p. 3; “Las dos modas” en El Cruzado, Guadalajara, 26 de noviembre de
1922, pp. 1-2; “Cosas de la moda” en El Cruzado, Guadalajara, 8 de abril de 1922, pp. 1-2; “Oigan de la moda”
I

en El Cruzado, Guadalajara, 25 de marzo de 1923, p. 2.


124. FE/BPEJ, “Lo que la mujer puede hacer” en El Cruzado, Guadalajara, 6 de agosto de 1922, p. 4; “Lo que la mujer
puede hacer II. Sección femenina” en El Cruzado, Guadalajara, 6 de agosto de 1922, p. 4; “La mujer virtuosa”
en El Cruzado, Guadalajara, 10 de septiembre de 1922, p. 3; “Misión de madre” en El Cruzado, Guadalajara,
15 de octubre de 1922, p. 1; “La mujer católica jalisciense” en El Cruzado, Guadalajara, 23 de septiembre de
1923, p. 3.
125. FE/BPEJ, “Genealogía maldita. Lo que son los bolcheviques” en El Cruzado, Guadalajara, 27 de agosto de 1922,
p. 3; “Genealogía maldita I. La masonería y el liberalismo” en El Cruzado, Guadalajara, 9 de julio de 1922,
p. 4; “Genealogía maldita II. La masonería y el liberalismo” en El Cruzado, Guadalajara, 16 de julio de 1922,
p. 3; “Genealogía maldita III. Hazañas del socialismo” en El Cruzado, Guadalajara, 30 de julio de 1922, p. 3;
“Genealogía maldita IV. El bolcheviquismo en México” en El Cruzado, Guadalajara, 20 de julio de 1922, p. 3;
“Catolicismo, socialismo, liberalismo” en El Cruzado, Guadalajara, 30 de julio de 1922, pp. 1, 4; “Los impíos”
en El Cruzado, Guadalajara, 12 de noviembre de 1922, pp. 1, 2, 4; “Feminismo” en El Cruzado, Guadalajara,
17 de junio de 1923, pp. 1, 3, 7; “La desvergüenza del feminismo” en El Cruzado, Guadalajara, 24 de junio de
1923, p. 4; “Los enemigos” en El Cruzado, Guadalajara, 17 de junio de 1923, pp. 1, 3.
126. José Ignacio Gallegos, Apuntes para la historia de la persecusión religiosa en Durango de 1926 a 1929, 1965.

140

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Belén de Sárraga (1872-1950)

contra de las disertaciones de Sárraga también se publicaron en El Cruzado


en Guadalajara. En enero de 1923 se señaló de manera perspicaz que:

Muy cómodo es predicar errores, sin peligro ninguno, rodeado de todas las como-
didades actuales y aplaudido por los masones y comparsa, como lo hace la pobre
anciana doña Belén de Sárraga, traída expresamente para combatir a la Iglesia
Católica por los farsantes de la libertad … y ahora traen a una hembra por añadi-
dura vieja, para que los defienda, los ilumine y los aliente en la campaña empren-
dida. ¿Qué ya se acabarían los hombres entre los masones y liberales?”.127

Este artículo cuestionaba agudamente la masculinidad de los hom-


bres anticlericales por impulsar una visión secular por medio de un cuerpo y
una voz femeninos.
C

El 11 de enero de 1923, “entre 50 y 80,000 fieles peregrinaron al Cerro


op

del Cubilete en Guanajuato por considerarlo el corazón geográfico del


país”.128 En esta ceremonia simbólica, la Iglesia católica y todas las organi-
ia

zaciones católicas buscaban establecer el reino de Cristo Rey. En respuesta


pa

a esta masiva peregrinación y a las reacciones enfurecidas de anticlericales,


el Estado empezó a poner en práctica una política anticlerical; expulsó al
ra

representante del Vaticano, monseñor Ernesto Fillipi. Inmediatamente, las


organizaciones católicas protestaron por dicha expulsión por medio de un
el

manifiesto nacional. El Estado y la Iglesia no moderaron su discurso. Por el


SN

contrario, cada uno mantuvo una actitud beligerante.129


En este año, Sárraga colaboró en la creación de la FAM para disminuir
I

la influencia del clero católico “enemigo del hogar, la Patria, la ciencia y el


progreso”.130 La tensión entre la jerarquía católica, las organizaciones católi-
cas, las asociaciones anticlericales y el gobierno de Obregón iba en ascenso.
La FAM y Sárraga demandaron al presidente Obregón que aplicara el Artículo

127. El Cruzado, Guadalajara, 21 de enero de 1923 citado en Preciado Zamora, Por las faldas del Volcán de Colima,
2007, p. 108.
128. Robert Curley, “Avanza el desierto: espacio público y suicidio político en el imaginario cristero” en Julia
Preciado Zamora y Servando Ortoll (eds.), Los guachos y los mochos, 2009, pp. 8, 54.
129. Jean Meyer, La Cristiada, 1974, p. 124.
130. Nora Pérez Rayón, “El anticlericalismo en México. La visión desde la sociología histórica” en Sociológica 19,
núm. 55, 2004, p. 125.

141

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María Teresa Fernández Aceves

33,131 porque esta ceremonia invitaba a la rebelión en contra de las cláusulas


anticlericales de la Constitución de 1917 y promovía el poder de la Iglesia
católica.
En ese mismo año, Alfonso Junco, en la publicación La Sra. Sárraga
desfanatizando, sostenía que ella pertenecía a la gente enferma de una fana-
tismo antirreligioso.132 Para Junco, Sárraga no hacía distinciones entre el
papa y los sacerdotes. Este jesuita preguntaba por qué venía la exótica señora
a querer ultrajar lo que en México se tenía como lo más puro y más alto: la
mujer.133 Junco no estaba de acuerdo con la idea de Sárraga, de que la religión
causaba ignorancia. Para él, la Iglesia había efectuado una labor educativa, en
vez de impedir el conocimiento.
Entre enero y mayo 1923, Sárraga continuó su propaganda en
Aguascalientes, Guadalajara, Puebla y Zacatecas.134 En mayo, la Confede-
C

ración Ferrocarrilera en Aguascalientes, la Comisión Organizadora


op

Patrocinada por la logia masónica y algunas corporaciones obreras reunie-


ron 300 pesos para hacer propaganda en Aguascalientes. En junio corrió la
ia

noticia de que Belén había sido aprehendida en San Francisco, California.


pa

El Consulado mexicano de esta ciudad aclaró que los “clericales circularon


esta dolosa noticia confundiéndola, según dicen con una mujer que acompa-
ra

ñaba a Flores Magón”.135 Sus giras recibieron el espaldarazo de Calles como


secretario de Gobernación. En diciembre, Calles, como candidato presiden-
el

cial electo, le comunicó a Sárraga que recibiría mensualmente la cantidad de


SN

500 pesos. Calles le ordenó al señor Marcos E. Raya, del Comité Pro-Calles,
que le entregara esa cantidad a Sárraga. Calles puntualizaba que si no tenía
I

fondos el comité, que fuera de su cuenta personal. A principios de 1924,


Sárraga lo felicitó por su triunfo electoral y agradecía la aportación moneta-
ria.136 Surgen preguntas: ¿para qué utilizaba Sárraga esos 500 pesos?, ¿parte de

131. El Artículo 33 estipulaba que los extranjeros no podían participar en la política mexicana. Comisión
Nacional para la Celebración del Sesquicentenario de la Proclamación de la Independencia Nacional y del
Cincuentenario de la Revolución Mexicana, Diario de los Debates del Congreso Constituyente, 1916-1917, 1960,
p. 1192.
132. Alfonso Junco, La Sra. Belén de Sárraga desfanatizando, 1923.
133. Ibíd., p. 5.
134. HNDM/UNAM, “Hoy arribó a ésta la Conferencista Belén de Sárraga” en El Informador, Guadalajara, 7 de
marzo de 1923, p. 4; Periódico Oficial del Estado de Zacatecas, 26 de mayo de 1923, p. 587.
135. FAPECFT, exp. 35, inv. 5 765.
136. FAPECFT-FEC, exp. 45, inv. 5 332.

142

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Belén de Sárraga (1872-1950)

ese dinero lo destinaba para las ligas anticlericales que creaba en cada visita
a diferentes ciudades del país? Esta partida le ayudaba a cubrir los gastos por
transporte, hotel y comidas. Era una cantidad significativa si se compara con
los 60 pesos mensuales que recibía de salario una maestra en ese periodo.137
Estos fondos eran fundamentales para que viajara a Laredo, Estados Unidos
y después a La Habana, Cuba. Calles solicitó al cónsul mexicano en Laredo
que le brindara apoyo. Entre marzo y mayo de 1924, Sárraga se convirtió en
la defensora de las administraciones de Obregón y Calles. En Nuevo Orleáns
y en La Habana exaltaba las políticas revolucionarias de estos caudillos. En
estas ciudades, Sárraga encontró delahuertistas que cuestionaban su defen-
sa.138 En Laredo, el cónsul americano la hizo esperar más de 12 horas porque
un reportero de The New Orleans Times la anunció como una bolchevique
peligrosa para el futuro americano. Sárraga le informaba a Soledad González,
C

secretaria particular del presidente Calles, que esto era un absurdo porque no
op

hablaba inglés.139
En la segunda visita que realizó Sárraga a Cuba en 1924, organizó
ia

la Liga Anticlerical. La acompañaban el comunista cubano Julio Antonio


pa

Mella, presidente de la Federación Estudiantil Universitaria, hombre muy


próximo a las ideas feministas, y la propagandista Emilia Rodríguez (1882-
ra

1962), líder obrera que llegó a la isla en 1906, fue maestra racionalista y pro-
pagandista del anarquismo.140 En mayo dictó una conferencia en homenaje
el

a Felipe Carrillo Puerto en el Teatro Maxim de La Habana. Recibió una


SN

gran ovación, provocó que vitorearan a la revolución mexicana y reunió a


más de 5 000 personas entre estudiantes, intelectuales y obreros.141 Sárraga
I

mencionó que hacía mucho calor y que su conferencia sería breve; la gente
le gritó que no. Sárraga habló de Carrillo Puerto como un líder de origen
humilde que participó en la revolución mexicana. Preguntó: ¿cómo pudo

137. María Teresa Fernández Aceves, “Las mujeres graduadas en la Universidad de Guadalajara, 1925-1933” en
Carmen Castañeda (ed.), Historia social de la Universidad de Guadalajara, 1995.
138. FAPECFT-FEC, exp. 6, inv. 3 580; exp. 99, inv. 5 681; exp. 8, inv. 1 474.
139. FPECFT-Fondo Soledad González, exp. 789, inv. 706.
140. Ramos Palomo, “Federalismo, laicismo, obrerismo, feminismo: cuatro claves para interpretar la biografía de
Belén de Sárraga”, 2002, p. 161.
141. FPECFT-Fondo Soledad González, exp. 789, inv. 706. González Navarro, Cristeros y agraristas, 2000, p. 43; Belén
Sárraga, Conferencia sustentada por la eminente orador: el domingo 4 de mayo de 1924 en el Teatro Maxim con
motivo del homenaje a Felipe Carrillo Puerto, organizado por la Agrupación Socialista de La Habana, 1924.

143

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María Teresa Fernández Aceves

hacerse tan magna obra en tiempo tan relativamente corto y venciendo tantas
y tan seculares resistencias? Sárraga consideraba que era necesario conocer el
desarrollo de esa gran revolución. Afirmaba que quien la conociera, la amaría.
Sostenía que “la brillante Revolución Mexicana ha sido como un faro cuyas
irradiaciones llegan hasta otros pueblos, iluminándolos con luz y esperanza
… La causa de México es también la de todos cuantos buscamos la felicidad
de los pueblos, por eso le debemos nuestro apoyo moral y nuestro aplauso
porque su triunfo será el de todos los hombres de una Buena voluntad”.142
Señaló que en la rebelión delahuertista colaboraron militares aliados con la
Iglesia para derrocar al gobierno revolucionario. Los que se unieron a esta
revuelta no eran verdaderos revolucionarios como Calles, Carrillo Puerto,
Madero y Obregón. Después de sus conferencias en la radio y en teatros,
Sárraga le informó a Soledad González que los delahuertistas en La Habana
C

eran una fuerza minoritaria, sin importancia. Preguntaba si de Cuba podía


op

pasar a Guatemala.
En junio también hubo otro homenaje a Carrillo Puerto en
ia

Mérida. En esta ceremonia estuvieron Julio Antonio Mella, Eusebio Adolfo


pa

Hernández, Fernando Sirgo, Leornardo Hernández y Sárraga.143 En junio,


Sárraga regresó a Veracruz. En julio llegó a la ciudad de México; congratuló
ra

al periódico El Demócrata por su esfuerzo instructivo con la clase obrera


mexicana.144 En la bienvenida estuvieron la FAM, la logia Espíritu Juana de
el

Arco, la Gran Logia Anáhuac y las logias del Valle de México. Arribó con
SN

su secretario particular, Luis Pardo Bernabé.145 En noviembre, le respondía a


Calles que entendía su cansancio y sus compromisos múltiples; le mencionó
I

que en Cuba el pueblo mostró su cariño al revolucionario y que pronto lo


visitaría para “expresarle sus sentimientos de respeto y cariño”.146 Calles le
respondió que con gusto la recibiría.

142. Belén Sárraga, op. cit., 1924, pp. 14-15.


143. HNDM/UNAM, Boletín de la Universidad del Sureste, Yucatán, 1 de junio de 1924, p. 61. Alicia Obaya, Gloria
Barredo y Yolanda Ricardo, Valoraciones sobre temas y problemas de la literatura cubana, 1981, p. 105.
144. HNDM/UNAM, “Llegó anoche a la capital la conferencista Doña Belén de Sárraga” en El Demócrata, ciudad de
México, 2 de julio de 1924, p. 9.
145. Luis Porta Bernabé era un escritor anticlerical, siete años más joven que Belén de Sárraga y la acompañaba
en sus viajes como su secretario particular. Ramos Palomo, “Belén de Sárraga: una ‘obrera’ del laicismo, el
feminismo y el panamericanismo en el mundo Ibérico”, 2006a, p. 706.
146. FAPECFT-FEC , exp. 45, inv. 5 332.

144

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Belén de Sárraga (1872-1950)

En 1924 participó en rituales cívicos que honraban a Hidalgo, Juárez


y Madero. Marchó en la ceremonia cívica cuando se exhumaron los restos
de los héroes de la Independencia de la Catedral, para depositarlos en el
Monumento de la Independencia.147 En este periodo hubo violentas confron-
taciones entre católicos y rojos.148 El movimiento obrero, junto con distintas
organizaciones obreras y con diversas influencias (anarquista, anarco-sindi-
calista, comunista –conocidos como los “rojos”–,149 católicos –identificados
como “blancos”–150 y los del Estado nacional –llamados “amarillos”–)151
generó un debate nacional de distintos intereses que complicaba el conflicto
entre ellos y su relación con el débil e incipiente Estado revolucionario. El
presidente Obregón era un moderado con un discurso radical. No buscó
poner en marcha los postulados anticlericales de la Constitución ni aprobaba
la violencia acarreada por una acción directa de los rojos. A pesar de esto,
C

permitió que gobernadores radicales, como Felipe Carrillo Puerto (1922-1924)


op

en Yucatán, José Guadalupe Zuno (1923-1926) en Jalisco y Francisco Mújica


ia

147. Gustavo Casasola, Historia gráfica de la revolución mexicana, 1960, pp. 1730-1731; Herrera, Guzmán y Navarro,
pa

Belén de Sárraga, 1928, p. 6.


148. Vicente Camberos Vizcaíno, Francisco el grande, 1966; Jean Meyer, La Cristiada, 1974; Antonio Rius Facius,
ra

De Don Porfirio a Plutarco, 1958.


149. Los anarcosindicalistas formaron la Casa del Obrero Mundial en 1912. En 1921 los anarquistas, anarcosin-
el

dicalistas y comunistas se aliaron para crear la Confederación General de Trabajadores (CGT). La CGT no
buscó crear un partido político y colaborar con el Estado. En su época dorada, en 1923, tuvo 60 000 afiliados,
SN

mientras que la CROM tenía 800 000. Sus miembros fueron trabajadores textiles, ferrocarrileros, panaderos,
tabaqueros, telefonistas y carteros. Para un excelente trabajo que examina las divisiones entre los “rojos” de
la CGT y sus vínculos con la Industrial Workers of the World véase (IWW) Barry Carr, Mexican communism,
I

1968-1983, 1985; Jaime E. Tamayo Rodríguez, En el interinato de Adolfo de la Huerta y el gobierno de Álvaro
Obregón, 1920-1940, vol. 7, La clase obrera en la historia de México, 1987a, pp. 127-128.
150. Los católicos fueron conocidos como los “blancos” estuvieron integrados a la Confederación Católica del
Trabajo (1919-1922) y después a la Confederación Nacional Católica del Trabajo (1922-1927).
151. El 1 de mayo de 1918, los trabajadores que estuvieron afiliados a la COM y a otras organizaciones establecieron
la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM). Usaron la “acción múltiple” que significó una acción
directa y la participación en la arena política a través del Partido Laborista Mexicano. Se convirtió en una
organización nacional reformista y estableció “una reputación de muy oportunista, corrupta y dispuesta a
subordinar los intereses de sus miembros a las necesidades del Estado central. Después tomó una postura
anticomunista y colaboró con la American Federation of Labor (AFL). Su líder fue Luis M. Morones conocido
como “el puerco de la revolución”. Los trabajadores afiliados a la CROM fueron conocidos como los “amaril-
los” porque la CROM formó parte de la organización laboral internacional, la Unión Obrera Internacional de
Ámsterdam, también conocida como “amarilla”. Véase Barry Carr, Marxism and Communism in Twentieth-
Century Mexico, 1992, pp. 17, 29-30; Kevin Middlebrook, The Paradox of Revolution, 1995, pp. 18-20; Rosendo
Salazar y José Escobedo, Las pugnas de la gleba, 1972, p. 314; Tamayo Rodríguez, En el interinato de Adolfo de
la Huerta…, vol. 7, 1987a, pp. 16.

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María Teresa Fernández Aceves

(1920 -1922) en Michoacán, llevaran a cabo políticas anticlericales feroces en


contra de la Iglesia católica.152 Diferentes partes de México “se convirtieron
en laboratorios de antirreligiosidad, donde los caciques experimentaban con
campañas de ‘desfanatización’ que conllevaban una legislación anticlerical,
educación racionalista, persecución religiosa y iconoclasmo sistemático”.153
Carrillo Puerto perteneció al Partido Popular Socialista. Como otros anti-
clericales, estaba de acuerdo con Sárraga en la necesidad de emancipar a las
mujeres del poder de la Iglesia católica. Carrillo Puerto y Sárraga concorda-
ron en este asunto y fueron amigos cercanos.
Para destruir el movimiento de acción social católica, el 21 de febrero
de 1925, Calles, por medio de Luis N. Morones, líder de la Confederación
Regional Obrera Mexicana (CROM) y secretario de Industria, crearon la
Iglesia Católica Apostólica Cismática que desconocía al Vaticano; pretendía
C

conseguir sus propios sacerdotes que no debían ejercer el celibato. Por medio
op

de esta Iglesia, el Estado intentó promover un discurso liberal. De acuerdo


con Jean Meyer, la CROM usó su experiencia en el establecimiento de sindica-
ia

tos; su líder pensó que así se podía crear una nueva Iglesia.154
pa
ra

Consideraciones finales
el

Sárraga concibió a las mujeres como parte de la humanidad; la prioridad era


SN

su educación y su emancipación, antes que luchar por el sufragio femenino.155


Ella expresó una perspectiva liberal nutrida de ideas espiritistas, librepensa-
I

doras y republicanas que favorecía la igualdad entre los sexos para suprimir la

152. Jean Meyer, La Cristiada, vol. 2, 1974, pp. 110-111, 114-121.


153. Bantjes, “Saints, Sinners, and State Formation. Local Religion and Cultural Revolution in Mexico”, 2006,
p. 138.
154. Más de 100 personas dirigidas por el presbítero José Joaquín Pérez y Budar, tomaron posesión de la iglesia
La Soledad para terminar con las relaciones diplomáticas con el Vaticano y demandar mayor igualdad en la
distribución del poder y la riqueza entre los sacerdotes mexicanos. Barbosa Guzmán, “La Iglesia y el gobierno
civil”, pp. 297-299; Jean Meyer, La Cristiada, 1974, pp. 148-156; Alicia Olivera Sedano, Aspectos del conflicto reli-
gioso de 1926-1929, 1966, pp. 99-106; Peter L. Reich, Hidden revolution, 1995, p. 12; Agustín Vaca, “Devociones
y trabajos de Margarita Gómez González” en Anayanci Fregoso, Siete historias de vida, 2006a, p. 107; Jürgen
Buchenau, Elías Calles and the Mexican Revolution, 2007.
155. HNDM/UNAM, “Test of Intellect Recognizes no sex Madam de Sarraga says” en The Mexican Herald, ciudad
de México, 6 de septiembre de 1912, p. 2.

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Belén de Sárraga (1872-1950)

diferencia sexual.156 Los argumentos de Sárraga estaban basados en los cam-


bios propuestos en las teorías políticas del siglo XIX, pero las transformaciones
políticas trasnacionales acarreaban un cambio en las construcciones cultura-
les de lo femenino y lo masculino.157 Las identidades de Sárraga como anti-
clerical y librepensadora concordaron con la política patriarcal revolucionaria
del Estado que buscó destruir el poder de la Iglesia católica y la emancipación
de las mujeres y trabajadores, de su autoridad. Sárraga trabajó de manera cer-
cana con los presidentes anticlericales Obregón y Calles, con organizaciones
obreras como la CROM. También coincidió con caudillos revolucionarios que
consideraron que la Iglesia católica era el archienemigo de la modernidad.
Desde su primera visita a México en 1912, se acercó a los trabajadores para que
se rebelaran en contra de la Iglesia católica. Nunca intentó promover que los
trabajadores actuaran de manera autónoma e independiente de las políticas
C

del Estado. Por el contrario, se imaginaba una alianza con el nuevo Estado
op

para disminuir la vitalidad y la atracción popular del catolicismo.


Aún quedan interrogantes sin resolver que deben ser investigadas.
ia

¿Sárraga estuvo en contacto con feministas mexicanas como Hermila Galindo


pa

y Elvia Carrillo Puerto? La rica historiografía sobre los congresos feministas


en México (1916, 1923, 1925, 1931, 1933 y 1934), no la menciona como parti-
ra

cipante en estas reuniones.158 ¿Quiénes leyeron su libro El clericalismo y sus


el
SN

156. Joan Scott ha argumentado que la igualdad y la diferencia son parte de la misma paradoja feminista y es parte
del mismo problema teórico. Véase Joan Scott, Only Paradoxes to Offer, 1996.
157. Para un análisis de los cambios en la construcciones de género véase Gabriela Cano, Mary Kay Vaughan y
I

Jocelyn Olcott (eds)., Género, poder y política en el México posrevolucionario, 2009b; Ana Lau Jaiven y Carmen
Ramos Escandón, Mujeres y revolución, 1900-1917, 1993; Carmen Ramos Escandón, “Desafiando el orden legal
y las limitaciones en las conductas de géner en México. La crítica de Sofía Villa de buentello a la legislación
familiar” en La Aljaba 7, 2002, pp. 1-15. Para una comparación con el caso de México con Francia, véase Mary
Louise Roberts, Civilization Without Sexes, 1994.
158. Gabriela Cano, “Las feministas en campaña” en Debate Feminista 2, núm. 4, 1991b, pp. 269-292 y “Revolución,
feminismo y ciudadanía en México (1915-1940)” en Georges Duby y Michelle Perrot, Historia de las mujeres,
1993, pp. 301-311; Lau Jaiven, “Expresiones políticas femeninas en el México del siglo XX. El Ateneo Mexicano
de Mujeres y la Alianza de Mujeres de México, 1934-1953” en María Teresa Fernández Aceves, Carmen
Ramos Escandón y Susie S. Porter, Orden social e identidad de género, 2006, pp. 93-124; Lau Jaiven y Ramos
Escandón, Mujeres y revolución, 1900-1917, 1993; Anna Macías, Contra viento y marea, 2002; Jocelyn Olcott,
Revolutionary Women in Postrevolutionary Mexico, 2005; Piedad Peniche Rivero, “El movimiento feminista de
Elvia Carrillo Puerto y las igualadas: un liderazgo cultural en Yucatán” en Piedad Peniche Rivero y Kathleen
R. Martín (eds.), Dos mujeres fuera de serie, 2007, pp. 15-69; Carmen Ramos Escandón, “Metiéndose en la
bola: mujeres y política en la Revolución Mexicana, o el esfuerzo por tener voz ciudadana” en Sólo Historia,
núm. 8, 2000, pp. 4-8, y “Desafiando el orden legal y las limitaciones en las conductos de género en México.

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María Teresa Fernández Aceves

artículos en la revista mensual Rumbos Nuevos?, qué efecto causaron sus con-
ferencias, propaganda y artículos en los masones, hombres y mujeres traba-
jadoras y feministas?, ¿qué tan diferente fue su trabajo trasnacional en otros
países de Hispanoamérica? Estas cuestiones deben considerarse para analizar
y honrar la memoria y el trabajo de esta mujer excepcional que contribuyó a
la causa de la justicia social en México.
C
op
ia
pa
ra
el
SN
I

La crítica de Sofía Villa de Buentello a la legislación familiar” en La Aljaba, 7, 2002, pp. 1-15; Carmen Ramos
Escandón, “The Narrative Voice in María Ríos Cárdenas’s La mujer mexicana es ciudadana” en Anne Cruz,
Rosalie Hernández-Pecararo y Joyce Tolliver, Disciplines on the Line, 2003b; Ramos Escandón, “Mujer y poder
en el cardenismo. El debate por el sufragio” en Boletín Virtual V, núm. 54, 2004a; Stephanie J. Smith, Gender
and the Mexican Revolution, 2009; Esperanza Tuñón Pablos, Mujeres que se organizan, 1992; Enriqueta Tuñón
Pablos, ¡Por fin… ya podemos elegir y ser electas!, 2002.

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