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CARMEN (CINCO HORAS CON MARIO)

CARMEN: ​Eres el espíritu de la contradicción, cariño.


Igual que con el viaje de novios, hijo, que me hiciste pasar la rueda de
Santa Catalina, hijo, un desprecio así...Que empiezo por reconocer que
estaba ajustada, que sabía que tenía que pasar algo, por lo de los hijos,
claro, y estaba resignada, te lo juro, pero tú te acostaste, te diste media
vuelta y “buenas noches”, como si te hubieras metido en la cama con un
carabinero. Y luego “que si te pareció más delicado…” ¡Qué
bochorno!...Que Valen, que es un cielo, dice que ella sangró...Y yo que la
voy a decir, Mario, a ver; que yo también, un poco...Que los hombres no
entendéis estas cosas, cariño. Claro que eso no hubiera ocurrido si en vez
de casarme contigo lo hubiera hecho con Eliseo San Juan, el de la
tintorería, pongo por caso, o con el mismo Paco, si me apuras, que le ves
ahora y forradito de millones…
Porque no te he dicho una cosa, Mario…;que el otro día, hará cosa de dos
semanas, el dos para ser exactos, Paco me llevó al centro en su Tiburón
rojo, no veas cosa igual. Que yo estaba parada en la cola del autobús y, de
repente, ¡plaf!, un frenazo: “Vas al centro”... “Pues sí”... “Sube, te llevo” Te
digo mi verdad, cariño, Paco como si fuera otro hombre, un dominio, una
seguridad, parece mentira un cambiazo así…
Pero no es sólo la noche de bodas, Mario, que un poquitín más de pasión
no te hubiera venido mal. Que siempre te mostraste muy apático conmigo.
Mucho “amor mío”, mucho “mi vida” y luego, nada entre dos platos. Que
Valen dice que siempre es distinto, que siempre hay algo nuevo, y yo la
digo que sí para que se calle; a ver, no la voy a decir que mi marido es un
rutinario, que es la pura verdad, Mario, que enseguida se te pasa y a una
la dejas con la miel en los labios, ni disfrutar, que no es que diga que eso
para mí sea fundamental, ni mucho menos, pero vamos, que en el fondo,
quien más quien menos, a nadie le amarga un dulce.
Y no es que yo pida imposibles, entiéndeme, que a veces pienso si en ese
aspecto seré una ansiosa; pero gustando como gusto, me da rabia tu
indiferencia, para que te enteres, que no sé qué tendrán mis pechos pero
hay que oír a Eliseo San Juan, el de la tintorería “¡Qué buena estás, qué
buena estás, cada día estás más buena!” que se le llena la boca...porque
lo que yo quiero hacerte ver, Mario, es que, entre hombre y mujer, hay un
instinto, y las mujeres con principios, las honradas, las que somos como se
CARMEN (CINCO HORAS CON MARIO)

debe ser, gozamos excitando a los hombres, pero sin llegar a mayores,
mientras que las fulanas se van a la cama con el primero que pillan. Ésa
es la diferencia, pero si vemos que vosotros no reaccionáis, pues a ver,
acomplejaditas, que pensamos tonterías, inclusive que no
servimos...Porque las mujeres, aunque no lo creáis, somos muy
complicadas, Mario.

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