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Resúmen: Desde mediados del siglo pasado la ciudad de Bogotá ha venido experimentando un
crecimiento urbano significativo, factores como el desplazamiento forzado, las migraciones y las
pocas garantías de seguridad y economía en las zonas rurales agudizan dicho crecimiento. La
continua degradación ambiental del territorio urbano es una situación que no ha sido
suficientemente estudiada y afrontada por las diversas entidades del Distrito y por el nivel nacional
de responsabilidad del Estado. La ciudad de Bogotá se encuentra ad portas de convertirse en una
megalópolis con unos niveles insostenibles en lo ambiental, social y urbano. Es necesario analizar
estos problemas para empezar a dibujar un escenario que incorpore la dimensión ambiental dentro
de los procesos de crecimiento y expansión urbana y que permita en un marco plural y participativo
conocer la visión de las comunidades que por el marginamiento y la exclusión social han sido
invisibles en la conformación de la ciudad de Bogotá en este último medio siglo.
Una discusión sobre pobreza y medio ambiente es compleja, por no decir polémica, porque no se
trata de plantear que los pobres son los que han generado el deterioro de los centros urbanos,
mejor se trata de analizar de que manera los temas estructurales de violencia, escasez de suelo
urbano, intereses económicos y políticos se articulan con las políticas públicas sobre planeamiento
urbano y de que forma éstos factores inciden en que muchas personas ocupen espacios públicos o
se asienten en zonas de fragilidad ambiental o con características de riesgos.
Concretamente se escogieron unos sectores por localidad que ofrecen una dinámica compleja en
términos de ocupación del espacio, particularmente de aquellos escenarios que ambientalmente se
encuentran en un alto grado de vulnerabilidad. Desde una perspectiva conceptual, esta
investigación se basa en un enfoque de tipo etnográfico, es decir, con un mayor énfasis en lo
cualitativo. De esta forma, se ofrece una especial relevancia a las construcciones simbólicas
cotidianas que los individuos le dan al tema de la pobreza, del crecimiento de sus zonas urbanas,
el medio ambiente y su relación con el contexto general de la ciudad.
Palabras claves: Crecimiento urbano, pobreza, Medio ambiente, Bogotá, Humedales
1
Presentación
Desde mediados del siglo pasado, se inicia en Bogotá y en general en Colombia, un proceso de
crecimiento urbano acelerado en la ciudad de Bogotá. Antes de esa fecha el éxodo rural hacia las
principales ciudades obedecía a un proceso predecible en unos niveles de bajo impacto urbano.
Indudablemente los bajos niveles de productividad agraria, la carencia de servicios en el campo y
la atracción de los centros urbanos como oferentes de empleo, determinan un proceso migratorio
significativo. Ahora bien, la violencia partidista que desde fines de la década de 1940, venía
afectado el escenario rural, estimula ahora con más fuerza nuevas oleadas migratorias hacia la
ciudad. Los sucesos migratorios hacia ciudades como Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla, han
sido diferentes y con múltiples variaciones.
Desde comienzos de la década de 1950 se percibe la aparición de barrios obreros con mayor
ímpetu que en las décadas anteriores. La búsqueda y la presión por el suelo urbano son mayores.
La creciente demanda de vivienda y servicios públicos es mayor ahora. Esta tendencia se
mantendría hasta 1973 y luego la ciudad empieza a dibujar otras dinámicas de ocupación de
vivienda ilegal con unos efectos ambientales negativos sobre el entorno y el espacio urbano de la
ciudad de Bogotá. Los crecientes niveles de pobreza y hacinamiento en la década de 1980 se
hacen insostenibles hacia los en los últimos años. Bogotá cuenta actualmente con 900.000
personas que viven bajo la línea de indigencia y aproximadamente la mitad de la población vive
bajo la línea de pobreza. Estas son cifras sumamente preocupantes, especialmente si tenemos en
cuenta que la ciudad está recibiendo no solo habitantes desplazados por el conflicto armado, sino
por la física pobreza en el campo colombiano.
La continua degradación ambiental del territorio urbano es una situación que no ha sido
suficientemente estudiada y afrontada por las diversas entidades del Distrito y por el nivel nacional
de responsabilidad del Estado. La ciudad de Bogotá se encuentra ad portas de convertirse en una
megalópolis con unos niveles insostenibles en lo ambiental, social y urbano. Es necesario analizar
estos problemas para empezar a dibujar un escenario que incorpore la dimensión ambiental dentro
de los procesos de crecimiento y expansión urbana y que permita en un marco plural y participativo
conocer la visión de las comunidades que por el marginamiento y la exclusión social han sido
invisibles en la conformación de la ciudad de Bogotá en este último medio siglo.
Este documento aborda la problemática en tres sectores urbanos de Bogotá, en las cuales se ha
podido establecer la difícil situación socio ambiental y ante lo cual es necesario generar unas
propuestas para afrontar esta situación desde los distintos actores que tienen injerencia en su
responsabilidad.
A pesar de la crisis que afectó el sector de la construcción a fines de la década de 1980, la vivienda
nueva tuvo una gran demanda. Entre 1980 y 1998 se aprobaron un total de 36.993 licencias para
construcción para construcción de vivienda, para un total de 49.791.580 de metros cuadrados
2
(Niño 1997). Esta última cifra corresponde a 4.979 hectáreas de terreno nuevo ocupado para
vivienda, es decir los urbanizadores debieron haber adquirido predios nuevos para dar paso a los
planes de vivienda. Estos sectores de expansión, en este periodo, se proyectan prácticamente en
todas las direcciones de la ciudad, pero es notable un marcado énfasis en el occidente,
noroccidente, norte y sur occidente. Un problema de la vivienda nueva en este periodo, es la
carencia de tierra urbanizable y el alto costo de la misma, lo cual ha incidido en el crónico déficit de
este sector. Esta situación conlleva la proliferación de asentamientos subnormales. Entre 1985 y
1993 una oleada de población ha llegado a la ciudad y se ha albergado preferentemente en las
localidades de Bosa, Suba, Usme y Ciudad Bolívar. La mayor concentración de asentamientos
ilegales se presenta en las localidades de Suba y Ciudad Bolívar, con 620 asentamientos para un
total de 4.390 hectáreas. Estas dos localidades presentan una situación de riesgo para unas
1
375.000 personas.
La tierra apta para urbanizar en las ciudades más grandes es escasa y tiene altos costos, las
zonas planas son las mas viables para construir vivienda, por ello las ciudades muchas veces
crecen sobre zonas de producción agrícola, y un metro cuadro de tierra destinada a urbanización
es hasta 100 veces más costosa que la tierra destinada a la agricultura, lo cual pone en desventaja
la zonas destinadas a la producción de alimentos. Colombia no ha sido ajena a las tendencias
mundiales en las cuales se diferencian dos tendencias en materia de vivienda, una tendencia
destinada a los sectores más pobres y el resto destinada a los demás estratos de población, la
primera denominada Vivienda de Interés Social (VIS), generada a partir de la Ley 3a de 1991 se
aplica a hogares con ingresos mensuales inferiores a cuatro salarios mínimos. Por lo general en
todo el mundo existe una tendencia a que, en este tipo de vivienda, intervenga el Estado, ya sea a
través de construcción directa o de otros instrumentos como los subsidios; para el resto de la
vivienda en Colombia se fijan normas en materia de financiación, pero la intervención no suele ir
más allá de la regulación. (Contraloría General de la República 2005)
1
Ricardo Niño. Op. Cit.. pág. 201.
3
Sumapaz - - - - -
Tabla No. 12. Crecimiento de viviendas por localidad en Bogotá (crecimiento prom. anual)
LOCALIDAD 1973 - 1985 1985 - 1993 1993 - 2003
Usaquén 11, 64% 7, 85% 4, 76%
Chapinero 3, 85% 2, 23% 3, 86%
Santa Fé 0, 49% 0, 06% 6, 20%
San Cristóbal 5, 94% 3, 24% 6, 58%
Usme 25, 53% 10, 51% 1, 00%
Tunjuelito 4, 78% 0, 56% 7, 69%
Bosa 17, 24% 2, 00% 12, 80%
Kennedy 9, 28% 3, 08% 7, 25%
Fontibón 5, 62% 3, 29% 7, 99%
Engativá 5, 96% 2, 80% 7, 56%
Suba 11,42% 5.69% 9,35%
Barrios Unidos 0, 77% 0, 58% 3, 91%
Teusaquillo 2, 04% -0, 14% 5, 39%
Los Mártires 0, 10% -1, 53% 3, 99%
Antonio Nariño 1, 60% -0, 73% 5, 62%
Puente Aranda 3, 04% 0, 46% 5, 64%
La Candelaria -1, 84% 1, 74% 6, 30%
Rafael Uribe 3, 13% -0, 99% 10, 38%
Ciudad Bolívar 14, 70% 7, 70% 9, 39%
Total Ciudad 5, 80% 3, 20% 7, 22%
Fuente: Alcaldía Mayor de Bogotá – CID. 2003
Ante la creciente demanda de vivienda de interés social, la oferta es insuficiente, los programas
ofertados no tienen las características de espacios interiores y públicos adecuados para el
desarrollo de una familia, grandes contingentes de grupos poblacionales habitan en espacios
pequeños, hacinados, sin condiciones sanitarias adecuadas, antiestéticos y sin servicios e
infraestructura. En la mayoría de las ocasiones estos factores son un motor para la aparición de
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vivienda ilegal, es decir asentamientos en zonas que no cumplen con las normas mínimas de
seguridad en sus suelos, lo cual conlleva a un fenómeno bastante común, las viviendas en zonas
de alto riesgo. En los estudios del Departamento Administrativo de Planeación Distrital, DAPD,
sobre los asentamientos clandestinos se estableció que, para el año 2002, se habían desarrollado
ilegalmente 7.109 hectáreas del casco urbano de la capital, dato que representa el 23% del total
del suelo urbano construido para vivienda. (Departamento Técnico Administrativo del Medio
Ambiente –DAMA- 2004)
Para el año 1994 se reportaban 300 barrios ilegales, con una población que alcanzaba el10% del
total de la ciudad, para el año 2002 el número de barrios en la ilegalidad aumentó a 1.528 con una
precariedad en los servicios públicos domiciliarios en matizados por una población proveniente del
desplazamiento forzoso que en este periodo se incrementó dramáticamente. En ese sentido,
persiste una tradicional debilidad del Estado por asumir la conservación de los usos del suelo en el
área del Distrito Capital. La formulación del Plan de Ordenamiento Territorial en junio de 2000, no
ha posibilitado asumir con firmeza la conservación de territorios donde existe un uso de
conservación y/o desarrollo. La ilegalidad, basada en la necesidad de la población más pobre, así
como del otro extremo, quienes poseen el capital financiero para el desarrollo de nuevos
asentamientos, convergen en un problema central: la desaparición de tierras que deberían estar al
servicio de la conservación de los recursos naturales en Bogotá. El cuadro siguiente ofrece un
panorama de la distribución por área de 871 hectáreas, que tienen un origen ilegal y se encuentran
ubicadas por localidades. Esta información fue suministrada por la subdirección de vivienda del
2
DAMA y tiene fecha de corte a junio de 2004 .
El proceso de crecimiento urbano le ha valido a la ciudad una expansión sobre los bordes y sobre
las zonas con valor ecológico, en el siguiente gráfico se observa el proceso de crecimiento a partir
de la cuantificación del área desarrollada en hectáreas. Es evidente que de la década del 30 ocurre
un salto en el número de hectáreas utilizadas, del 58 a al 64 la tendencia es hacia una
disminución, que vuelve a crecer en las décadas posteriores principalmente de 1973 a 1985, para
la última década el análisis de la relación entre crecimiento físico y aumento de la población se
debe realizar con cuidado, una posible hipótesis es que un importante número de población se
2
Op cit pág. 8.
5
puede hacinar en inquilinatos mientras accede a un suelo propio. El número de hectáreas ha
aumentado de manera sostenida desde la década de 1960.
Gráfico No. 10. Crecimiento en área y densidad poblacional en Bogotá entre 1938 y 1999
35000 250
30110
27714
25000
Densidad (hab/ha)
158
Hectáreas
22772
150
20000
13985
132 Area
Densidad
15000 7915 100
10000
4511
50
2500
5000
0 0
1938 1951 1964 1973 1985 1993 1999
Lo cierto es que Bogotá es ahora una metrópoli en expansión donde la ciudad es ahora un
complejo territorio compuesto por 19 municipios, algunos de los cuales están siendo literalmente
absorbidos por la gran ciudad. Esto pone de manifiesto que los procesos de crecimiento urbano
están fuertemente matizados por las relaciones de oferta y demanda de vivienda, naturalmente en
el contexto de la especulación con el suelo urbanizable. En ese sentido, es claro que las
propuestas del Plan de Ordenamiento Territorial, no abordan con profundidad los temas relativos a
la expansión de la ciudad y el problema de la vivienda ilegal que afecta un amplio sector de la
población urbana sigue siendo un tema irresuelto. La relación: pobreza-vivienda, pone de
manifiesto aquí, la ausencia de planificación y el privilegio en la construcción y servicios públicos
para aquellos que lo puedan pagar. (Pérez 2003)
3
DAMA op cit pag 129
4
DAMA op cit pag 132
6
Ronda del humedal de Jaboque
En torno a la humedad de Jaboque se generaron dos tipos de barrios o urbanizaciones muy
distintas en cuanto a la infraestructura de vivienda, servicios públicos y vías. Algunos sectores se
consolidaron mediante procesos de urbanización privada como Villas de Granada y la Perla, otros
en cambio, son asentamientos clandestinos, espontáneos e ilegales, como los barrios San José
Obrero o Villa Teresita, levantados por autoconstrucción. Sin embargo, algunos de estos últimos
han entrado en proceso de legalización y ya cuentan con servicios públicos. Para 1977 el humedal
había sufrido grandes modificaciones en su forma, disminuyendo su área en un 20% con respecto
al tamaño que tenía en 1956, por efecto de los rellenos ilegales y los asentamientos subnormales.
Además, es notorio el incremento de la vegetación flotante, así como la pérdida de buena parte del
espejo de agua. (Departamento Administrativo del Medio Ambiente –DAMA- 2003)
En la década de los ochenta la situación empeoró, pues desapareció bajo las invasiones y los
noventa el proceso de invasión se aceleró, deteriorando aún más a ecosistema, pues no sólo se
redujo en forma alarmante el área del humedal, sino que todas las aguas servidas y las basuras de
los barrios e industrias que lo rodearon casi por todos los costados, se vertían y aún se vierten, al
cuerpo de agua, lo que alteró y deterioró la forma drástica la biodiversidad y las funciones
ecológicas del ecosistema. Adicionalmente, se constituyeron pequeños jarillones, obras que al
parecer fueron ejecutadas para canalizar las aguas residuales vertidas por los barrios localizados
sobre el sector nororiental.
En 1991 Las rondas del humedal de Jaboque se encontraban totalmente urbanizadas, por tres se
sus costados, pues el afán de la población por tener un lugar para construir su vivienda aceleró el
proceso de relleno e invasión de grandes zonas del ecosistema. Tan solo en un sector se
continuaron realizando actividades agropecuarias, a pesar de su cercanía con las zonas
urbanizadas. Para 1994 el alto grado de urbanización ocasionó el embotellamiento del cauce
normal del cuerpo de agua, creando corrientes rectas que aumentaron la velocidad de evacuación
del líquido. Las aguas encausadas a través de los brazos superiores, presentaban un alto aporte
de carga orgánica y basuras por el vertimiento directo de aguas residuales e industriales a estos
canales, lo que incrementó la vegetación flotante (Buchón de agua y otras) que se arraigó
formando densos colchones dentro de las áreas libres del humedal. Proceso que dio como
resultado el desequilibrio entre el área cubierta por el espejo de agua y el área cubierta por
vegetación lacustre.
Para 1998 casi la totalidad de las rondas y buena parte del cuerpo del humedal se hallaban
invadidos por los barrios manteniéndose el uso agropecuario tan sólo en la margen izquierda del
río Bogotá. El espejo de agua desapareció en gran parte del ecosistema. La situación actual de
este ecosistema no es nada positiva, todo lo contrario, teniendo en cuenta que ha sido sometida a
rellenos y construcciones ilegales que le han arrebatado gran parte de su área original, o que
recibe continuamente el vertimiento de aguas residuales e industriales sin ningún tipo de
tratamiento, que contaminan y alteran su estabilidad ecológica. (Alcaldía Local de Engativá 2001)
Las presiones por el crecimiento urbano en el área son de gran importancia ya que a través de esta
valoración se puede determinar que los procesos de relleno con escombros en el humedal se
seguirán generando para incrementar el crecimiento de barrios legales, ilegales y de invasiones,
como es evidente en el recorrido realizado por la ronda del humedal con límites del parque la
Florida. Ante esta deficiencia se debe incrementar las labores de control apoyadas en la misma
comunidad de ahí la importancia de apoyo de la población civil y de las autoridades ambientales
responsable de la conservación del humedal para que estas situaciones se han detectadas a
tiempo, y poder generar soluciones a estas falencias en tiempo real y no cuando el ecosistemas
ha sufrido alteraciones.
7
afectaron las áreas protegidas cerca de la ronda del humedal, aunque de manera oficial no se
encuentran dentro de la ronda. Esto se traduce en una gran fragilidad y una vulnerabilidad fuerte
en términos del sentido de pertenencia local. (Contraloría de Bogotá 2006)
a. Humedal la Vaca
El Humedal Chucua la Vaca está localizado (ver mapa) en el sur de Bogotá en la localidad
Octava de Kennedy. Lo conforman dos fracciones totalmente aisladas por más de trece barrios
5
de origen ilegal. Es delimitado en 1999 por el acuerdo 035 con un total de 7 hectáreas . La
fracción más pequeña del humedal limita al norte con el barrio Villa de la Torre, al oriente con
el barrio Villa Emilia, al sur con el barrio Villa Nelly, y al occidente con el barrio la María. La
otra Fracción limita al norte y al occidente con los barrios el Amparo y Amparo Cañizares, al
sur con el parque Cayetano Cañizares y al oriente con la Central de abastos. El poblamiento y
ocupación del Humedal la Vaca comienza en los años 1970, con la construcción de
Corabastos, lo que genera gran demanda en mano de obra no calificada, como lo confirma
este testimonio:
‘’La generación de empleo sube un poco a partir de 1971 donde hay traslado de la
plaza España a Corabastos, sobre todos para estos barrios cercanos, pues esta plaza
6
promovió estas urbanizaciones ilegales’’ .
Como las viviendas eran de origen ilegal y subnormales no contaban con ningún servicio publico y
su planeación era desordenada, la luz era de contrabando traída por medio de un cable
galvanizado que conectaban de la red principal del municipio de Fontibon, el agua la traían de la
plaza de las flores al principio tenían que madrugar para hacer fila, con grandes cantinas y recorrer
más de 5 kilómetros a pie por las vías destapadas o a lomo de burro. El alcantarillado eran unas
zanjas improvisadas donde se vertían las aguas negras originando en la población enfermedades
de tipo gastrointestinales. Se cocinaba con leña, lo que acelero el proceso de deforestación y
erosión del humedal la vaca. Prácticamente este periodo se puede catalogar de apropiación del
medio con un economía de subsistencia, las mujeres cuidaban la casa y los hombres salían a
trabajar en Corabastos y en la construcción. Su modo de vida era igual a la del campo, con
pequeños sembrados de hortalizas y con animales de corral, con un nivel educativo casi nulo. La
población por su gran vulnerabilidad social y educativa, no tuvo presente que estos barrios que
estaban ocupando, eran zonas de inundación del rió Bogotá, y que sus casas se encontraban por
debajo y en declive con respecto a la cota del rió. La depredación en la deforestación también
sirvió para que en 1979 las aguas arrasaran con la población y su inminente desplazamiento hacia
otras zonas menos favorables.
b. Humedal de Techo
Este humedal se encuentra limitado al nororiente por lotes privados donde se ubican fábricas de
repuestos automotores y plásticos entre otras. Por el sur occidente colinda con el conjunto
residencial Castilla Real. Por el occidente con el barrio Nuevo Techo y por el oriente con bodegas
de propiedad de la empresa Constructodo. Entre los barrios Villadolid y Monterrey, La avenida
ciudad de Cali y la Urbanización Castilla Real. En los años 50, esta zona era conocida como
hacienda Techo, abarcaba aproximadamente más de 30 ha localizadas entre los municipios de
Fontibon y Bosa, era poco poblado por sus condiciones agrestes y húmedas que no favorecían la
consolidación de barrios y asentamientos. Existían gran cantidad de zonas de cultivos y ganadería.
5
DAMA . 2003. Op.cit
6
Entrevista primeros fundadores Patio Bonito Don José Guillermo Niño.
8
Y por supuesto era los límites inundables del Río Fucha con el sistema hidrológico de la Laguna
del Tintal.
Para 1990 el humedal tendría menos de 3 ha, aunque suena paradójico y absurdo que mientras se
firmaba en las oficinas el acuerdo 06 del mismo año por parte de las autoridades, en el humedal
existían la venta de lotes y terrenos, lo que es peor aun es que estos urbanizadores tendrían todo
el poder legal en sus manos, como nos relata el líder comunal Pastor López habitante del barrio
Lagos de Castilla ubicado en el centro del humedal, el compro su lote en el año de 1994, cuando
por propagandas en el periódico de circulación nacional se vendían unos predios de 6 x 12 metros
a un precio atractivo, como lo menciona un habitante:
‘’...Que veíamos nosotros que tenían todas las garantías de legalidad, puesto contaban con una
escritura, un certificado de libertad, una nomenclatura oficial de catastro, pago de impuestos,
7
valorización .’’
En ese periodo 1994-1995 los habitantes de la zona del humedal (urbanización Lagos de Castilla y
Barrio Lagos de Castilla), se vieron en la tarea de agruparse, los dueños que habían comprado y
tenían todos los papeles legales como, escritura publica, certificado de libertad, predial,
valorización y otros papeles que lo acreditan como dueños “legítimos” del terreno, como lo muestra
este testimonio:
Desde ese tiempo a los habitantes no se les ha brindado soluciones definitivas, impidiendo el
desarrollo normal del barrio. Y teniendo que recurrir a construir por la noche y los días festivos. Nos
comenta el líder comunal ‘’ cuando empezamos a construir tocaba a escondidas, traer el material
los festivos y construir de noche’’, los policías pasaban a cada instante patrullando el sector
9
impidiendo la construcción y ampliación de las viviendas .
c. Humedal El Burro
Este humedal esta localizado en el sector sur occidental de la localidad 8 de Kennedy pertenece a
10
la cuenca del Río Fucha; formó parte de la ya desaparecida Laguna del Tinta , la zona de
protección legal del humedal era de 36 hectáreas, actualmente cuenta con 26 hectáreas, siete (7)
de ellas corresponden al humedal propiamente dicho, esta dividido en dos fragmentos desiguales
por la avenida ciudad de Cali; la mas grande corresponde al sector oriental, en el sector occidental
actualmente se encuentran rellenos para urbanizaciones. Los sectores Norte y Sur están poblados
por urbanizaciones en conjuntos cerrados, bodegas y viviendas de uno hasta tres pisos. Limita por
el extremo sur occidental por predios sin urbanizar, por la ribera oriental con los barrios:
Urbanización Alboral, Monterrey, El Castillo, lote Nº 6 de la Hacienda de Techo, Villa María y
predios de la futura Avenida Agoberto Mejía, Villa Castilla y el Lote el Triangulo. Por la margen
occidental linda con los predios del Barrio Tintalia, los lotes de la urbanizadora Protecho, el Barrio
Pío XII y la Carrera 86 A..
A principios de los ochenta, en la parte baja se construyo la principal obra que degradaría las
zonas húmedas de la localidad, estos terrenos se convirtieron en un botadero a cielo abierto
llamado Gibraltar, que abarcaba casi la totalidad de lo que hoy es el humedal y cuyos vestigios se
7
Entrevista Líder Comunal Pastor López
8
Entrevista Líder Comunal Pastor López
9
Ídem
10
DAMA.2003. Op. Cit.
9
evidencian en las emisiones atmosféricas de gas metano que salen actualmente. Administrado por
la EDIS, se dice en el papel que no era ningún botadero a cielo abierto, que era un centro
tecnificado de compactación de basuras con los sistemas más modernos de la época para
brindarle tratamiento a más de 500 ton mensuales de materiales y desechos de la capital; pero la
realidad era otra en campo. El impacto fue catastrófico porque cambio los nichos ecológicos, y
traslado la problemática hacia una zona deprimida y en miseria, como lo relata un habitante
fundador:
“..¡el basurero¡ de la ciudad nos lo pasaron para acá que se llamo relleno sanitario de Gibraltar
pero no fue un relleno sanitario eso fue un botadero, que era una moscarrea, eso no se podía
dormir aquí por los malos olores... no terrible, esto fue una experiencia muy amarga”11.
Son muchos los factores y los niveles de pobreza que maneja la población aledaña al humedal
pero básicamente analizaremos los que han tenido mayor influencia en las condiciones de la
calidad de vida del tipo de habitantes del sector. Por una parte encontramos un pequeño grupo de
dos o tres familias ubicadas en la parte trasera del humedal que utilizan la zona del humedal para
el pastoreo y crianza de animales especialmente bovinos, estas familias basan su economía en la
producción de leche que distribuyen para los vendedores de leche en cantina. Estas familias a
pesar de que saben que es ilegal el uso de los pastos y los suelos del humedal no tienen más
alternativa económica, puede decirse que son la población más afectada por la calidad de sus
viviendas y su estilo de vida. La indigencia temporal es constante en este humedal, pues llegan a
dormir en las noches y levantan sus “cambuches” en la mañana dejando vestigio del asentamiento,
realizando fogatas y quemas a la vegetación.
Esta cuenca se extiende desde la carrera 91 en la UPZ Rincón, hasta su conexión con el Río
Bogotá al sur occidente de la UPZ Tibabuyes; limita por el norte con los barrios el Rubí, Joroba,
San Cayetano, Villa Rincón, Carolina, Atenas, Cañiza, Nueva Tibabuyes y Miramar. Por el oriente,
con la transversal 91, y los barrios Almirante Colón, Bachué y Ciudad Hunza. Por el occidente con
el Río Bogotá y los barrios Lisboa y Santa Cecilia. Por el sur limita con la Ciudadela Colsubsidio y
los barrios El Cortijo, Bachué y Luís Carlos Galán. Con una extensión total de 217,98 Has siendo
el humedal Juan Amarillo el más grande de la ciudad, en el sector medio y bajo en la actualidad se
conservan sectores de vegetación acuática y se observa parte del paisaje de planicie de
inundación con un área inundable principal proveniente del Juan Amarillo y el Canal Salitre.
Para tener uno su tierra. A unos nos vendieron unos a doscientos cincuenta (250) yo compre en $
250, otros que compraron en ciento cincuenta (150) así diferentes precios. Y hubo la primera junta
que fue Luis Romero y comenzamos a luchar por ese lado y ya eran 2750 lotes del barrio, de esos
2750 estaban unos en la zona de la ronda del río, que decían que eran 30 metros y ya después
11
Entrevista José Guillermo Niño
10
dijeron que eran de 50 metros y así empezaron los problemas y como que fueron los 50 metros lo
que ya quedo aprobado de toda la ronda del rio y de laguna. 12
“... al rió bombeábamos las aguas negras… todo era pa´l río, así hasta que ya entró el acueducto y
nos hizo el alcantarillado, que eso no fue hace mucho… acá se fue echando mucho desperdicio
mucha basura, por todo eso se presentan problemas de respiración que sufren mucho los niños,
13
por los olores y por los mosquitos y por los zancudos…”
Los impactos que han venido deteriorando notablemente el humedal, son en orden de importancia
la regulación del caudal del Río Bogotá, la contaminación por aguas residuales, la reducción de su
superficie por efecto de rellenos e invasión de riberas y el aporte permanente de sedimentos
provenientes de toda la cuenca de captación, lo cual ha ocasionado la colmatación generalizada
del cuerpo del humedal convierten gran parte del mismo, en una zona de potreros.
La contaminación hídrica es otro de los factores que influye directamente en la calidad de vida de
los pobladores. Una de las fuentes de agua más afectadas por la contaminación dentro de la
localidad es el río Salitre, que toma el nombre de Juan Amarillo a partir de su confluencia con el río
Negro que, en su recorrido, a partir de la Avenida 68 con calle 80, recibe las aguas del canal
Córdoba que, a su vez, recibe el caudal del canal de la calle 127 y del Canal de Los Molinos. El río
Juan Amarillo es entonces el depósito final de las aguas negras de los colectores enterrados y de
las que vienen de los barrios de origen ilegal ubicados a lo largo de su ronda. Las implicaciones
que esta situación tiene para los habitantes de estas zonas son serias, pues los altos niveles de
contaminación del agua ocasionan infecciones respiratorias y enfermedades diarreicas dentro de
la población (Alcaldía Local de Suba 2005) La quebrada Torca, que corre paralela a la Autopista
Norte, drena el extremo norte en el río Bogotá cerca de Chía. Esta corriente, así como su sistema
tributario de zanjas y vallados, recibe los vertimientos de aguas negras de los barrios aledaños,
14
presentando un elevado nivel de contaminación .
Dicho deterioro ambiental se viene presentando desde que se dio origen a asentamientos humanos
en zonas aledañas al humedal y río Juan Amarillo, cambiando gradualmente las condiciones
naturales del humedal, tanto así, que hoy en día a pesar de la limitada intervención de la E.A.A.B y
otras entidades competentes en la conservación y preservación de los humedales de Bogotá, la
comunidad manifiesta el mal estado del humedal representado por el 42% de la población
encuestada seguido de un estado regular del 38%.
“No este barrio no es pobre, aquí yo no he visto pordioseros o limosneros, no los he visto, aquí hay
recicladotes y hartos, pero esos ganan buena plata, ganan más plata los recicladotes que los que
se ganan un mínimo porque ellos se ganan 20, 30 hasta 40 mil pesos en un día, en cambio un
mínimo esta en 13.000 a 14.000 pesos y ellos no son pobres, usted lo ve comiendo todos los días
carne, el que gana un mínimo a duras penas come carne todos los días.
12
Entrevista con el señor José Zipacón
13
Entrevista al Sr. Luís Carlos Mario Reina.
14
Recorriendo Suba. 2004. Op. Cit.
11
Y aquí todo se ha poblado mucho, casas bonitas y grandes; 3, 4 pisos enchapadas por dentro y
todo, fueran pobres tuvieran ranchos o ni siquiera se hubiera visto el progreso del barrio desde ese
entonces hasta ahora, porque ya ahorita hay pavimento al menos en la principal, la luz es buena, el
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acueducto es bueno, comercio, lo que uno quiere conseguir acá lo consigue.”
Conclusiones
La debilidad del Estado para asumir la normatividad ambiental urbana y recientemente la estructura
normativa y técnica del Plan de Ordenamiento Territorial de Bogotá, ha llevado a configurar un
escenario verdaderamente caótico, donde los urbanizadores de origen pirata y aquellos legalmente
constituidos, luchan por adquirir los predios necesarios para desarrollar sus planes para satisfacer
la creciente demanda de vivienda, que para Bogotá se acerca a las seiscientos mil viviendas.
En el otro lado están los habitantes urbanos que configuran una estructura heterogénea en los
procesos expansivos de urbanización. Unas de las cosas que deben quedar claro es que no es
posible ver a la población pobre como la causante principal de los efectos ambientales negativos
generados en los ecosistemas naturales de la ciudad. Decir esto es realmente simplista, pues
pudimos ver que grupos sociales de un alto poder adquisitivo están construyendo vivienda en
sectores como los cerros orientales de Bogotá o el humedal de El Burro en la localidad de
Kennedy.
Tanto los pobres como los que no lo son están afectando de manera directa y cada vez más
agresiva los ecosistemas naturales que hacen parte de la Estructura Ecológica Principal de Bogotá.
Esto es algo que debe verse como sumamente grave, pues no se trata aquí de defender un
territorio que cumple una función ambiental que deriva en una mejor calidad de vida, como por
ejemplo la función amortiguadora que cumplen los humedales en relación al régimen hídrico local.
Ni que decir de la necesidad de proteger los cerros orientales como un territorio de protección de
las cuencas de los ríos que descienden de esta formación montañosa, atraviesan la ciudad y
desembocan en el río Bogotá. Se trata de asumir una posición que presione al Estado, en este
caso a los organismos del Distrito Capital que sinceramente no han podido asumir de manera seria
el problema de la conservación de los recursos naturales en Bogotá.
Es verdaderamente importante reconocer los esfuerzos desde las distintas instituciones tanto a
nivel del Distrito Capital como a nivel nacional, por asumir los tres grandes temas que aborda este
documento: pobreza, planificación urbana y medio ambiente. Tampoco sería justo el no
reconocimiento al esfuerzo de anteriores administraciones de Bogotá en los esfuerzos por
disminuir la brecha social y afrontar los temas ambientales. Sin embargo, justamente esta situación
deja claro que ha existido un interés de parte de anteriores administraciones por el abordaje de
temas que de una forma directa e indirecta, afectan la calidad de vida de la población. La
administración de Enrique Peñaloza será recordada siempre por la transformación urbana y
paisajística que experimentó la ciudad a fines del pasado siglo, de igual forma, respetuosamente es
válido afirmar que en términos de desarrollo urbano, sociedad y medio ambiente, la administración
de Antanas Mockus literalmente resultó invisible e impermeable a estos temas.
Lo cierto es que Bogotá es la sexta ciudad más grande Latinoamérica y la problemática asociada a
la planificación, la sociedad y los temas de expansión urbana, deben abordarse de una forma
integral, de lo contrario el futuro de Bogotá en términos de planificación quedará con vacíos que
siguen sin resolver. El caso de los humedales en las localidades que se han expuesto en esta
investigación, están demostrando claramente el bajo interés y el valor tan bajo que se le otorgan a
estos ecosistemas.
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Entrevista con el señor Alexander Reina
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Bibliografía
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