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LICEO TALLER SAN MIGUEL

Pereira, mayo de 2008

“Es urgente que la lectura en la escuela sea repensada por lo menos en


una triple dimensión: como objetivo de conocimiento en sí misma, como
un instrumento de conocimiento y como un medio para el placer, el gozo,
y la distracción. Sólo, después, de haber leído significativamente, es
posible escribir significativamente…”

Isabel Solé Gallart

Infortunadamente la concepción tradicional sobre el proceso de lectura y escritura, está


fundamentada dentro de un marco perceptivo-visual y motriz, dando un especial énfasis a
experiencias de aprendizaje encaminadas a leer y a escribir en forma mecánica, repetitiva y sin
significado.

Ahora bien, la neuropsicología cognitiva se ha ocupado de explicar por qué es tan complejo
aprender a leer y escribir, y qué relación existe entre el lenguaje oral y el escrito, que puede
dificultar dichas adquisiciones. Las respuestas a esas cuestiones comienzan a buscarse en los
procesos lingüísticos. Estas dificultades se basan en que hablamos articulando sílabas, pero
escribimos fonemas. El habla es un continuo en el que resulta difícil determinar segmentos, en
cambio la escritura representa las unidades fonológicas de la lengua: ya que las letras (grafemas)
representan fonemas (sonidos). Por lo tanto, las dificultades se presentan en el momento de
reconocer, identificar y precisar estas unidades del lenguaje y poder representarlas realizando la
conversión del fonema en grafema. Esto es lo que se conoce como conciencia fonológica.

La conciencia fonológica es considerada una habilidad metalingüística definida como: “La


reflexión dirigida a comprender que un sonido o fonema está representado por un
grafema o signo gráfico que a su vez, si se lo combina con otro, forman unidades
sonoras y escritas que permiten construir una palabra con determinados significados”.

Esta habilidad posibilita a los niños reconocer, identificar, manipular deliberadamente y producir
palabras con los fonemas o con los grafemas. La conciencia fonológica opera con el reconocimiento
y el análisis de las unidades significativas del lenguaje, lo que facilita la transferencia de la
información gráfica a una información verbal. Este proceso consiste en aprender a diferenciar los
fonemas, en cuanto son expresiones acústicas mínimas e indispensables para que las palabras
adquieran significado. En el aprendizaje de la lectura, el desarrollo de la conciencia fonológica es
como “un puente” entre el profesor o mediador y el sistema cognitivo del niño, necesaria para
poder comprender y realizar la correspondencia grafema-fonema. Ahora bien, cuando se habla de
leer en Preescolar, se habla de escuchar los sonidos de las palabras, ya sean del mediador, del
adulto, del niño y de sus compañeros. En principio la lectura se hace en voz alta por la necesidad
de desarrollar conciencia fonológica, pero después se debe hacer mentalmente, pues ya se tienen
las “plantillas fonológicas” de los grafemas en el área lingüística de la corteza cerebral y con sólo
discriminar los fonemas escritos se logra significar lo leído.

Los niños pequeños tienen un conocimiento escaso de los sonidos del lenguaje. Perciben una
secuencia continua de sonidos, pero no son conscientes de que estos se pueden dividir en palabras,
(conciencia léxica), estas en sílabas (conciencia silábica), y que estas últimas pueden estar
formadas por uno o varios sonidos (conciencia fonémica). Por conciencia fonológica se entiende el
conocimiento de los componentes silábicos y fonémicos del lenguaje oral y la manipulación
deliberada de éstos componentes sonoros para formar nuevas palabras, que no sólo favorece la
comprensión de las relaciones entre fonemas y grafemas, sino que les posibilita descubrir con
mayor facilidad cómo se comportan los sonidos dentro de las palabras. Es importante considerar
el desarrollo de esta habilidad cognitiva como un paso previo imprescindible antes de comenzar la
enseñanza formal del código escrito.

El aprendizaje de la lectura y escritura se debe fundamentar en un desarrollo óptimo del lenguaje


oral, tanto a nivel comprensivo como expresivo y en potenciar el trabajo de habilidades lingüísticas
y metalingüísticas, las cuáles son pilares imprescindibles en el acceso a la lectura y a la escritura.
Aprender a leer y a escribir requiere que el niño comprenda la naturaleza sonora de las palabras, es
decir, que éstas están formadas por sonidos individuales, que debe distinguir como unidades
separadas y que se suceden en un orden temporal.

Pretender comenzar el aprendizaje del lenguaje escrito sin apoyarse en el dominio previo d

el lenguaje oral es una contradicción, ya que al niño le resultará mucho más difícil integrar las
significaciones del lenguaje escrito sin referirlas a las palabras y a los fonemas del lenguaje hablado
que le sirven como soporte, a no ser que se trate de estudiantes sordos.

La habilidad de poder reconocer, manipular y significar los sonidos que componen el lenguaje, se
desarrolla con el ejercicio. Esta capacidad cognitiva, no es adquirida por los niños en forma
espontánea o automática. Es importante que la propuesta didáctica en la que esté enmarcado su
aprendizaje se desarrolle en un ámbito semántico-comunicativo y que siga una determinada
secuencia, a modo de “escalera” por la cual los niños van subiendo a medida que avanzan desde
una comprensión limitada hacia otra mucho más profunda de cómo funcionan los sonidos dentro de
las palabras con tanto significado que el siguiente paso será más fácil: relacionar esa palabra
significativa con muchas otras, hasta llegar a textos extensos y complejos.

ALGUNAS ACTIVIDADES QUE SE PUEDEN REALIZAR PARA ESTIMULAR CONCIENCIA


FONOLÓGICA Y ESCRITURA SIGNIFICATIVA:

1) Semáforo: Presentar a los niños un semáforo en cartulina, en los círculos colocar velcro para
que se puedan adherir o quitar los círculos de colores cuando se desee.
Preguntar a los niños: ¿conocen estos colores?, ¿cómo se llama este objeto?, ¿para qué
sirve?.
Ir presentando de a un color por Ej.: el rojo ¿qué significa esta señal?etc.

2) Señales de tránsito: Se pueden utilizar señales comunes, conocidas por los niños (pare,
prohibido estacionar, etc.). Levantar el cartel con la señal PARE preguntar: ¿reconocen esta
señal?
Cuando la ven ¿qué deben hacer?, ¿tiene una forma en especial? etc.
Variar con las otras señales. Se puede pedir como tarea salir con la familia y observar las
señales básicas de tránsito, y que la presente al grupo en forma de exposición.

3) Adivinamos que juguete es: Invitar a los niños a traer juguetes de sus casas, una vez en el
jardín no deben mostrárselo a nadie. Colocados en ronda y con el juguete escondido en la
bolsita o en la mochila, por turno, tendrán que dar pistas a sus compañeros para que estos
adivinen de que juguete se trata. Pueden decir si tiene pelos, de qué color es, describir el
juguete sin decir el nombre. Los demás niños pueden realizar preguntas.
Una vez que hayan adivinado se mostrará el juguete, se debe animar al dueño del juguete
que lleve la voz cantante del grupo.
4) Jugar a rimar en forma oral, a partir de una expresión de un niño o de la profesora.
5) Jugar con trabalenguas o con retahílas.
6) Recortar o diseñar y pegar en un tablero las palabras nuevas de cada día y al final de la
semana, se pueden idear concursos con ellas, como cuentos, pinturas, historietas, retahílas,
etc.

7) Ordenar una historieta o un rompecabezas.


8) Ordenar imágenes de acuerdo a su categoría semántica (clasificación), excelente para
estimular el desarrollo de operaciones intelectuales.
9) Pegar textos al lado de láminas.

10) Iniciarse en el manejo de estructuras lingüísticas: femenino-masculino; singular-


plural.

11) Armar una lámina con dibujos y escritura relacionándolas.


12)Escuchar un cuento con láminas grandes luego contarlo al revés.

13) Con su apoyo pida a los niños que escriban las letras de sus nombres en cartón
paja o cartulina, y que diga cada grafema al escribirlo, decoren los letreros de manera
que los puedan ubicar en la puerta de sus cuartos o algún otro lugar especial.

14) Enséñele canciones que hable sobre las letras y proponga juegos de palabras que
usan el abecedario

15) Busque videos educativos y programas de televisión como Plaza Sésamo que ofrecen
actividades para que los niños se aprendan los sonidos de los grafemas

16) Pida una tarea donde la familia colabore en la elaboración de una lotería cuyas fichas
sean grafemas y las tablas sean dibujos que representen palabras que inicien con dichas
letras, el niño debe producir los sonidos de las letras mientras juega con ellas y que escriba
(si es posible) las palabras que está intentando deletrear. Esas fichas se pueden guardar en
una bolsa de papel, cada uno de los niños por turnos, debe sacar una y debe expresar una
palabra que contenga esa letra, los compañeros pueden hacer lo mismo y de ésta forma el
léxico será caa vez más complejo y significativo.

17) Recomendar a la familia que junto al niño señalen las letras individuales en letreros,
carteleras, volantes, recipientes, libros y revistas. Cuando cumpla 4 - 5 años, pida que
busquen y nombre algunos grafemas.

18) Anime a los niños a deletrear y escribir su nombre. Para muchos niños sus nombres
son las primeras palabras que aprenden a escribir. Al principio quizás sólo use una o dos
letras de su nombre pero cargadas de mucho significado.

19) En una página de una revista vieja. marque un círculo alrededor de una letra y
pídales que busquen dónde más pueden encontrar el mismo grafema.

20) Trate de inventarse una canción con los nombres de todos los niños, escríbala en el
tablero y adáptele la música de una canción que esté de moda entre ellos.

21) Describir objetos en presencia y en ausencia de los mismos.


22) Verbalizar imágenes visuales, conocidas y desconocidas.
23) Representar con movimientos del cuerpo y gestos faciales algunos ritmos del
lenguaje oral, canciones, onomatopeyas, sonidos de animales y de la naturaleza en general
y de instrumentos musicales.

24) Identificar variaciones en la forma de hablar y en el comportamiento de las personas


en función de los roles asumidos en las diferentes profesiones.

25) Agrupar elementos por conveniencia, utilidad y semejanza, para luego hablar de las
clases que contienen las nociones categorizadas.

26) Identificar las cualidades que no posee un objeto o grupo de objetos.

27) Identificar el objeto – noción que no pertenece a una colección conjunto – categoría.

28) Utilizar los cuantificadores muchos, pocos, más o menos, uno, ninguno, algunos,
todos, casi todos, al construir frases que expresen esencialidades de una clase de objetos o
nociones.

29) Comparar elementos por longitud, superficie, volumen, etc. y escribir semejanzas y
diferencias.

30) Descubrir relaciones espaciales de los objetos entre sí y organizarlas para


expresarlas gráficamente.

31) Organizar secuencias temporales en imágenes.

32) Descubrir relaciones causa-efecto en situaciones cotidianas y expresarlas en forma


gráfica y escrita.

Las anteriores son sólo algunas de las miles de actividades que se pueden realizar para promover
la adecuada lectura y la avidez para escribir, recordemos que de nuestra mediación presente
depende el desempeño competente de nuestr@s niñ@s …

“El maestro es esencial, hay que


ayudarlo: aconsejarle la selección
adecuada de lecturas. El asunto es
delicado pues la elección de un mal libro
puede adormecer definitivamente el alma
de un niño. El buen maestro debe ser a
su vez, un lector inteligente.”

Alejandro Rossi

MARTHA CECILIA RAMÍREZ ROLDÁN.

FONOAUDIOLOGA

ÁREA DE LENGUA CASTELLANA

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