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El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas
a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos
apertura de la cárcel... Isaías 61:1
EN LAS CÁRCELES.
En los centros penitenciarios debe tener sumo cuidado de observar las reglas que gobiernan tanto a los internos
como a los visitantes. Acate las disposiciones de cada penal, no se preste a las trampas de los internos de sacarle
dinero ni de ser mensajero de nadie. Siga las reglas.
En Latinoamérica las estadísticas revelan un alto porcentaje de personas que han sido encerradas en prisiones por
varios años y que, incluso, continúan ingresando.
Muchas personas a temprana edad han sido prisioneras del abandono, pues el dolor y los vicios les condujeron
a hacer y ser víctimas de hechos delictivos.
Surge la pregunta, ¿qué estamos haciendo como Iglesia para reducir el porcentaje de delincuencia, de reclusos y
de prisioneros del pecado? La tarea de la Visitación Carcelaria es el medio que ha abierto puertas de libertad a
personas que han estado sin libertad por mucho tiempo ante la ley y la sociedad.
2- Conociendo que la raíz del problema es espiritual, ¿qué tipo de trabajo se pueden realizar en las cárceles?
Como Visitadores Carcelarios, la primer ayuda hacia donde tenemos que apuntar es ahí, hacia lo espiritual. A
veces podemos ir directamente a eso, porque la persona viene y pide: “Estoy en crisis, qué me pasa”. O, a veces,
primero tenemos que darle de comer, solucionar un problema de remedios, judicial, familiar o de seguridad, para
que se abran puertas.
A veces tenemos que pasar semanas, meses, años, sin tocar el tema espiritual, ganándonos la confianza. No
podemos perder la visión de que nuestra participación en el trabajo intracarcelario es ayudar a que la persona
conozca a Dios, que se reconcilien con Él. Eso está envuelto en un montón de cosas que también hay que tener en
cuenta, no solamente la parte espiritual.
3- ¿Cuáles son las mayores necesidades de los reclusos, que los Visitadores Carcelarios deben tener en cuenta
al acercarse a ellos?
a) La primera necesidad es la espiritual.
b) Necesidades básicas no satisfechas, es decir, ¿en qué contexto la persona está detenida?, es en uno de mucha
necesidad: de alimento, de salud, de higiene.
c) La parte cultural: las personas vienen con un nivel muy bajo de preparación cultural. Eso hay que tener en
cuenta.
d) La parte familiar: hay cosas que hay que arreglar, fortalecer, acompañar a la familia.
e) La parte de su bienestar personal: cómo la persona desarrolla su vida ahí adentro, con higiene, con orden, con
disciplina.
El Estado tiene que hacer que la Ley se cumpla. Si la Ley se cumple, lo único que el detenido pierde es su libertad.
Porque todo lo demás tiene que darle el Estado, desde el cepillo de dientes hasta las tres comidas por día que
usted tiene en su casa, la ropa de cama, hasta el pijama.
Porque si no, de victimario pasa a ser una víctima del sistema, después eso se traslada a la familia, porque la
familia pasa a ser víctima.
5- ¿Cuáles son los mayores desafíos de este trabajo dentro de la cárcel? ¿Y fuera de ella?
a) Nosotros tenemos como meta que todas las personas puedan reconciliarse con Dios, ese es el mayor desafío.
b) Y mantenerlos en formación dentro de la cárcel, este es un proceso que tiene entre 5 a 7 años. Cuando salen
de la cárcel, que puedan seguir su proceso, lleva de 5 a 10 años, es una vida entera. Cuando uno se relaciona con
una persona, tiene que pensar que va a tener que acompañarle por lo menos 20 años, mínimo. No vamos a estar
todos los días juntos, pero es un proceso donde uno ve su madurez, su crecimiento.
No podemos ilusionarnos con los arreglos rápidos. Las personas vienen destruidas a la cárcel con 20, 30 años de
haber vivido mal y ¿pretendemos que en seis meses cambien? Puede que haya un milagro, pero el cambio
involucra el discipulado.
6- Es un desafío, muchas veces la propia congregación tiene miedo del exconvicto. La Biblia habla en Efesios 2 de
que todos estamos muertos en nuestros delitos y pecados, esto quiere decir que ante los ojos de Dios, todos
somos delincuentes. Todos somos delincuentes. El hecho de que estemos en una época de gracia y que no
hayamos ido a la cárcel porque no fuimos descubiertos, es una cosa.
Pero todos hemos cometido hechos delictivos en la vida, todos, no se salva nadie.
Yo sé que quizás es para tener temor, recelo, miedo, cautela, pero si la iglesia no es una comunidad terapéutica
en donde las personas se pueden sanar, recuperar, tener esperanza, ¿quién lo va a hacer?
Hay que ser conscientes de que es un proceso en el que pueden haber recaídas, que son personas conflictivas y
no hay que desilusionarse. ¿Qué hace uno si se cae en la calle? Se levanta. ¿Y si se vuelve a caer? Se vuelve a
levantar. Y si usted por sí mismo no se puede levantar, alguien le ayuda.
Además de los internos, el Visitador Carcelario debe ser el guía espiritual del personal de seguridad y del personal
administrativo. Es de suma importancia ganarnos el respeto de los oficiales de custodia, ganarnos su amistad y
ayudarlos a entender cuán importante es nuestro trabajo en el equipo de rehabilitaciòn de la institución. Es por
eso que nuestros esfuerzos deben dirigirse al plano administrativo y a la dirección del penal. Hay que saber
mantener la compostura y el amor, cuando muchas veces nos entorpecen el trabajo. Debemos reconocer que
nuestra lucha es en el plano espiritual.
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, potestades, gobernadores y huestes
espirituales de maldad en las regiones celestes.( Efesios 6:10)