cioafectivas y que, por ende, la em­
patía no es una de sus cualidades
Criar con sentido, no consentidos
CÓMO EVITAR EL "SÍNDROME DEL EMPERADOR" EN CASA
T
das las personas necesitan
conocer hasta dónde pueden
llegar sus límites y desarrollar
la capacidad de frustración. Los
niños en particular, precisan de una
educación firme, segura y rica en
valores desde los primeros años de
vida a fin de que puedan modelar
una conducta menos demandante
y más abierta con las personas de su
contexto.
Frente a esta problemática po­
demos actuar de diferentes mane­
ras. Una de ellas, muy típica de los
padres sobreprotectores, es procu­
rar evitarles a los niños todo tipo de
responsabilidades, sufrimientos, en­
fados, infelicidad, etc., es decir, todo
aquello que les produzca alguna
sensación de insatisfacción o no les
produzca placer. Aunque muchos
podrían decir que esto es natural
que sea así y que cualquier padre
intentaría evitarles a los hijos tales
experiencias incómodas, en reali­
dad existe otro modo de ver estas
situaciones y nuestros hijos mere­
cen saberlo y entenderlo. ¿Saber y
entender qué? Que la vida está lejos
de ser perfecta y que existen mu­
chos factores que no se pueden
controlar o que no se ajustan a las
expectativas que tenemos acerca
de las cosas que suceden alrededor
de nosotros. Esto a veces puede ser
doloroso e incómodo, pero vale la
pena vivirlo y una vez que los niños
hayan pasado la prueba que causa
el displacer podremos hablar de
nuevo sobre lo ocurrido y, final­
mente, usar esta "pizarra de la vida"
para aprender cómo funciona
nuestra existencia.
Al tomar el camino equivocado
en la crianza de nuestros niños, dis­
torsionando la educación con sen­
tido y cayendo inconscientemente
en la falta de límites, la permisivi­
dad, las rabietas como respuesta a
una negativa de los padres o tuto­
res, las conductas impulsivas ante
cualquier pequeño conflicto, etc.,
debemos preguntarnos si no esta­
mos propiciando como adultos el
desarrollo del llamado por algunos
psicólogos como el síndrome del
emperador, vale decir, un niño que
no acepta un "no" como respuesta,
que antepone sus caprichos, que
siente y está convencido de que
quien toma las decisiones es él (y
solo él), con escasas habilidades so-
más sobresalientes. Básicamente,
educando de esta forma dejamos
de instruir con sentido y empeza­
mos a criar niños consentidos que
reaccionan negativamente cada vez
que no consiguen lo que quieren . . .
Los niños consentidos y capri­
chosos probablemente sufran algu­
nas de estas consecuencias:
1. Será muy difícil que respeten
reglas establecidas. Obviamente, si
en casa no tuvo límites o estos no
fuero n claros, siempre obtuvo lo
que quiso y con un poco de berrin­
che logró solucionar sus problemas,
entonces las normas no serán nin­
gún parámetro para él o ella.
2. Tendrán grandes inconvenien­
tes para sentirse plenos. Al estar
en una especie de co nstante insatis­
facción, lo natural es que sus reque­
rimientos vayan acrecentándose. Es
como un barril sin fondo, pues en
realidad su tanque emocional nun­
ca llega a llenarse.
3. La c apacidad de frustración se
verá reducida. La tolerancia a la
frustración permite superar las li­
mitaciones y los bajones en la vida,
por ende, se puede subentender
que su ausencia llevará a grandes
dificultades para comprender y
aceptar que no siempre llegaremos
a obtener todo lo que deseamos.
4. Desarrollará una actitud de
victimización y negatividad. En la
vida "llorar sobre la leche derrama­
da" no siempre trae resultados po­
sitivos. En el caso de los hechos
ocurridos con nosotros o con nues­
tras familias ni siquiera es una op­
ción la posibilidad de cambiar nada,
por tanto, solo queda decidir qué
hacer con ellos: aceptar y avanzar o
estancarse en el malestar.
Si bien la ciencia (psicología, so-
 Dejar la crianza de
los niños a merced de
lo que acontezca
puede costarnos muy
caro. Eduquemos a
nuestros hijos con toda
intencionalidad y
sabiduría.
ciología, psicopedagogía, etc.) nos
da pautas muy certeras para la
crianza de los niños, en la Palabra
de Dios enco ntramos valiosas lec­
ciones que siempre estuvieron allí y
que nos indican qué y cómo hacer
en circu nstancias claves de la for­
mación de nuestros hijos. A conti­
nuación algunos tips:
1. lmítenme a mí, como yo imito
a C risto (1 Cor. 11:1). Es sabido que
los niños son por esencia imitado­
res de lo que sus padres hacen.
Mientras más cerca de Cristo este­
mos los padres y mientras más nos
parezcamos a él, no deberíamos
preocuparnos por cuál modelo to­
marán nuestros hijos. Es claro, los
niños imitarán a sus padres y los pa­
dres serán, en este caso, un buen
modelo a seguir.
2. Ninguna ciudad o familia divi­
dida contra sí misma se manten­
drá en pie (Mt. 12:25). ¿Suele pasar
que mamá dice una cosa y papá
otra? El niño muy pronto se dará
cuenta de esto y empezará a tomar
partido hacia una de las partes, ge­
neralmente aquella que más con­
venga a sus intereses o caprichos. La
Biblia dice claramente que esta fa­
milia no prevalecerá, no quedará en
pie. Más vale que papá y mamá dia-
loguen y se pongan de acuerdo territorio de Dios.
cuanto antes sobre cómo llevarán
adelante la crianza de sus hijos; de Dejar la crianza de los niños a
lo contrario, el fracaso muy pronto merced de lo que acontezca puede
estará tocando a su puerta. costamos muy caro. Eduquemos a
nuestros hijos con toda intenciona­
3. Padres, no sean tan exigentes lidad y sabiduría. Permitir que ellos
con sus hijos, para que ellos no se obtengan todo lo que quieren sin
desanimen (Col. 3:21). Debemos esfuerzo y a ímpetu de berrinches
tener presente que el o bjetivo de la solo formará niños co nsentidos, sin
disciplina es la formación del carác­ embargo, los padres sabios y unidos
ter. Cuando los padres o tutores podrán formar niños con sentido.
nos pasamos de la raya en cuanto a
las exigencias o la severidad con los ¡Que Dios nos ayude a formar a
hijos, no hacemos otra cosa que ge­ nuestros hijos para vivir en una so­
nerar desánimo, irritación y la falsa ciedad que no les perdonará nada,
o errada impresión de que "nunca que los desafiará hasta el punto de
le puedo dar el gusto a papá/ma­ derribarlos ... a no ser que les haya­
má". Dios quiere ayudarnos a evitar mos equipado suficientemente!
daños y raíces de amargura en el
corazón de nuestros hijos.
4. Instruye al niño en el buen ca­
mino (Prov. 22:6). Cuando la Biblia
habla del buen camino se refiere a
los principios bíblicos, a los valores
eternos que cambiaron, cambian y
seguirán cambiando vidas. La se­
gunda parte de este mismo pasaje
dice: "Y aun cuando fuere viejo no
se apartará de él" (RVR1960). ¡Es
una promesa increíble! Los princi­
pios de Dios tienen vida propia. A
nosotros no toca instruir al niño en
el buen camino, el resto es trabajo y