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ADOPCIÓN Y SANTIFICACIÓN

lee Gálatas 4:1-7 y Romanos 8:15-16 y mira el contraste entre un esclavo y un hijo
descrito a continuación:

Esclavo: Definiciones falsas: una religión completamente diferente. Hijo: Definiciones


verdaderas.

Esclavo: La "gracia" es Dios que mantiene tu propia fuerza y poder para vivir una vida
mejor. Hijo: La Gracia es un poder transformador; ser ablandado por la comprensión
espiritual de la verdad del evangelio.

Esclavo: La "fe" es intentar con fuerza hacer el bien y ser mejor, estableciendo un
registro propio (una justicia) de modo que Dios y los demás te acepten.

Hijo: La fe es la disciplina de recordar y vivir cada momento como un hijo aceptado de


Dios.

Esclavo: La "obediencia" se centra casi por completo en los deberes externos. El


examen de las actitudes y motivos es tan traumático que se ignora.

Hijo: La obediencia es la búsqueda de agradar a Dios primero en nuestra actitud de


amor y luego en la obediencia a su voluntad. Se concentra en los principios y las
actitudes.

Diferentes estilo de vida

Esclavo - una vida basada en el miedo. Hijo - la fe actúa a través del amor.

Esclavo: Obediencia compulsiva. Obedece a Dios y a los códigos morales por miedo al
rechazo--un moralismo compulsivo y cerrado. Cerrazón. Objetivos irreales. Con
frecuencia, grandes dosis de autocrítica.

Hijo: Obedece movido por el gozo que tiene en su Padre y por gratitud por la seguridad
de Su amor. "¿Cómo puedo vivir tan ingratamente hacia alguien que nunca me
rechazará?

Esclavo: Controlado por la gente. Las expectativas y opiniones de los demás se


convierten en la auténtica norma moral. Está controloado por lo que la gente piensa.

Hijo: La integridad y el valor es más fácil. "¡La única persona cuya opinión me
preocupa es mi Padre! ¿A quién le importa lo que piensen los demás?

Esclavo: Se esconde. Gran número de estrategias para esconder las caídas internas y
externas, tanto ante sí mismo como ante los demás. Incluye: murmuraciones, culpar a
otros, odio hacia otras razas/clases, obsesiones, exceso de trabajo, etc.

Hijo: Es abierto y transparente. No es esclavo de las apariencias falsas. Es capaz de


apreciar a las personas que son diferentes y a las que sufren.
Esclavo: Aislamiento. Siente de forma creciente que nadie le comprende, que nadie se
preocupa por él, que no puede confiar en nadie.

Hijo: Por la apertura y transparencia, y la ausencia de autocompasión.

Esclavo: Desesperanza en los problemas. Considera las dificultades como "revanchas"


de Dios. El resultado es o la culpa (porque existe conciencia del fracaso moral) o la
amargura (por un sentimiento de cumplimiento moral).

Hijo: Aprende a ver la disciplina como instrucción paterna de amor, que nos prepara
para futuras pruebas. Aprende las lecciones y muestra paciencia.

Esclavo: Arrepentimiento de mala gana. Admitir el fallo es destructivo para la


verdadera base de la vida (un sentido de adecuación moral). Por ello, el arrepentimiento
es mortificante, el último recurso.

Hijo: Admitir el fallo es la base de la imagen cristiana de la adopción como hijo. El


arrepentimiento recuerda de nuevo la magnitud de Su amor. Arrepentimiento rápido,
voluntario.

Resumen

Cada día, cuando nos enfrentamos a los asuntos de la vida, debemos "clamar" a Dios
como Nuestro Padre. Esto quiere decir que debemos buscar de forma consciente vivir
como hijos de Dios, no como esclavos. Debemos pensar en cada momento: "¿Estoy
actuando en esto como un esclavo o como un hijo de Dios?"

A veces, si buscamos con paciencia, el Espíritu viene "a nuestro lado" (Romanos 8:16)
y nos llena de la conciencia de su amor paternal hacia nosotros por lo que actuar como
un hijo de Dios surge de forma natural.

Preguntas de aplicación:

1. ¿Qué características de un esclavo (una persona que sigue actuando como si


estuviera "bajo la ley") son más fuertes en usted?
2. ¿Actúa (a) parcialmente, (b) la mitad o (c) principalmente por una mentalidad
basada en el miedo del esclavo? (Esta cuestión es subjetiva, pero recuerde que
sólo hay tres opciones.)
3. Lea y medite en la siguiente oración: "Señor, muéstrame la diferencia entre la
autojusticia y la fe real. Ayúdame a ver las falsas confianzas que me hacen
sentirme como un mercenario contigo. Haz que la cruz y tu amor paternal sean
una diaria realidad viva en mi vida. Amen."

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