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INTRODUCCIÓN

A LA FILOSOFÍA
Lecciones de Filosofía para principiantes

Ing. Vivente Felix Véliz Briones Mg. Inf.


Tcnlg. Keny Lenín Vinces Mendoza
Este libro virtual es un borrador, todavía no está publicado y
necesita una revisión final para modificaciones necesarias,
encontrarán algunos errores por ese motivo. Pero pese a lo
anterior sirve para nuestro trabajo y por ello lo ubicamos como
libro base.
(Datos generales de publicación)

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INTRODUCCIÓN
A LA FILOSOFÍA

Lecciones de Filosofía para principiantes

Ing. Vivente Felix Véliz Briones Mg. Inf.


Tcnlg. Keny Lenín Vinces Mendoza
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PRESENTACIÓN
“Vivir sin filosofar es, propiamente, tener los ojos cerrados, sin tratar de abrirlos
jamás”. René Descartes

Hablar de Filosofía en el Ecuador y sobre todo en nuestra provincia de


Manabí, generalmente, es sinónimo de “frases hermosas”, “pensamientos
bien estructurados”, “reflexiones refinadas”… La Filosofía es vista
simplemente como una “materia bonita”, pero al mismo tiempo no muy útil
para el profesionalismo.

Cierto que, dichas ideas, son totalmente erradas, pero no sería justo
el condenar a nuestra gente por tan pobres concepciones, ya que somos hijos
de una cultura en dónde realmente, de una u otra manera, se ha “filosofado”,
pero sin saber lo que en verdad es la Filosofía. Mirando hacia la educación
secundaria (cómo se le llamaba hasta hace poco), se impartía la asignatura de
Filosofía, para la especialidad de Estudios Sociales. Ahora en Bachillerato, se
estudia esencialmente lo mismo, pero bajo la designación de «Desarrollo del
Pensamiento Filosófico». Así mismo en nuestras universidades, existe el
estudio de dicha disciplina, pero sus profesores no son profesionales en dicha
rama. Ellos han hecho y siguen haciendo lo que pueden. Es más en nuestra
Universidad contamos con una Facultad de «Filosofía, letras y Ciencia de la
Educación», pero curiosamente, ésta, no posee una carrera que otorgue
licenciaturas en Filosofía.

En definitiva, hablamos y estudiamos filosofía, pero en la mayoría de


los casos, no existe una orientación correcta, en algunos existen buenas
intenciones (profesores que les gusta la materia), pero no poseen el perfil ni
el conocimiento correspondiente; al final se imparte la asignatura sólo por

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cumplir con un pensum de estudio y nada más. Por ello encontramos
personas que han estudiado dicha asignatura, sea en el Colegio como en la
Universidad y terminaron insatisfechas, esperando más; confundidas, con
ideas torcidas o totalmente en blanco, con sentimientos de coraje o tedio
frente a la misma.

Generalmente, las únicas personas que hasta ahora estudian


seriamente esta ciencia, son los seminaristas, sacerdotes o consagrados a la
vida religiosa, en los seminarios o en universidades llevadas por comunidades
religiosas, como la Pontificia Universidad Católica de Quito y la Universidad
Salesiana del Ecuador. En algunas instituciones educativas, se cuenta
actualmente con docentes que anteriormente han abrazado citadas opciones
de vida, y son los que están encaminando a los estudiantes hacia
concepciones correctas.

Por ello, a mi criterio, no es justo condenar el pasado de la Filosofía,


en nuestra tierra, antes bien, partir desde esa realidad y dirigir a los alumnos
hacia el sorprendente, intrigante, interesante, motivante y en ciertas
ocasiones aventurero mundo de la Filosofía. Este libro, de manera general,
tiene ese objetivo, por ello su título «Introducción a la Filosofía». En sus
manos estimados estudiantes, aprovéchenlo al máximo.

Keny Vinces

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INTRODUCCIÓN
0.1 Para empezar

Uno de los profesores que más recuerdo, por sus profundos


conocimientos filosóficos, sobre la Introducción a la Filosofía, afirmaba:
“como se deduce del mismo término introducción es un cierto llevar de la
mano, un hacer entrar al mundo de la filosofía.”

Por ello, empezaremos nuestro estudio conociendo el origen y


naturaleza de la Filosofía, es decir, de donde viene, cómo surgió; aprendiendo
su definición; conociendo su objeto, su finalidad, su carácter científico y su
utilidad. Esta obra académica, nos va a ofrecer algunas anticipaciones de los
contenidos de los que se ocupa, de su método, de su historia, de sus
principales exponentes, aunque de todo esto se ocuparán más
extensamente las diversas materias filosóficas. Pero, antes de ponerse a
filosofar es necesario saber, siquiera vagamente, qué se va a hacer y
cómo lo han hecho otros. Hay que saber algunas cosas básicas sobre la
filosofía antes de ponerse a trabajar con ella.

Realizaremos un estudio distinto al impartido en cátedras anteriores,


en donde se iniciaba directamente con análisis filosóficos a las distintas
problemáticas del ser humano y del mundo. La idea no es descabellada, pero
si dicho análisis se lo realizara después de que los estudiantes hayan obtenido
una cierta base filosófica que le permitirá realizar mejores observaciones,
investigaciones y reflexiones, así obtendrán mayores y mejores resultados.
Por eso en nuestro tratado, a más de introducir al estudiante al maravilloso
mundo de la Filosofía, vamos también a dedicar dos unidades para el análisis
filosófico de los principales problemas de la humanidad, aunque no ha
profundidad, pero dejaremos sembrado en el alumno, un antecedente

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oportuno para que profundice, si así le corresponde o él de desea hacerlo por
su propia cuenta, en estudios posteriores.

Son muchos los que opinan que el estudio de la filosofía no se


debería empezar por la Introducción a la filosofía. Pero a quién se le ocurre,
por ejemplo, empezar el estudio de las Matemáticas preguntándose cuál
es la naturaleza, el objeto y el método de dicha ciencia. El estudio de las
matemáticas se empieza por sencillas cuestiones acerca de los números y
de las operaciones con ellos, por el estudio de las figuras geométricas más
sencillas: y de ahí se va avanzando hasta las cuestiones más complejas.
Sólo cuando se conocen bien las matemáticas surgen las cuestiones acerca
de su naturaleza, su objeto, su método.

La Introducción a la filosofía debe recurrir necesariamente a


nociones y tesis que no serán explicadas y justificadas hasta más adelante.
Parece pues que también la filosofía debería empezarse por el sencillo
filosofar, por las cuestiones más simples e indiscutibles, luego sería el
momento de reflexionar sobre lo que se ha estado haciendo. Además la
Filosofía no es como las demás ciencias, es una ciencia muy especial ya que
nunca puede dar nada por conseguido, siempre tiene que preguntarse
acerca de sí misma. Cualquier afirmación que se haga sobre lo que debe ser
o no ser la introducción, sobre cuándo debe hacerse o sobre qué temas
debe tratar supone que se ha filosofado de la manera concreta, que se han
tomado opciones filosóficas que hay que justificar razonadamente y que se
tiene un concepto determinado sobre lo que es la Filosofía y sobre su
misma posibilidad.

¿Por qué empezamos entonces el estudio de la Filosofía por la introducción


la Filosofía? No es malo empezar por filosofar sobre lo que es a Filosofía.

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Todo lo anterior puede despistar. Quizás alguno podría estar
pensando que en Filosofía vale todo, que da igual una cosa que otra y que
por tanto es una ciencia inútil o a lo más un elegante pasatiempo. No es así.
Aún para decir eso con seriedad y rigor hace falta haber pensado mucho y
haber aprendido mucho. Para negar la posibilidad y la utilidad de la filosofía
hay que hacer filosofía y la afirmación de su inutilidad sería
paradójicamente un fruto obtenido del filosofar.

0.2 Métodos que se pueden seguir en la introducción

Los diversos autores proponen distintos métodos para introducir en


la Filosofía a los que empiezan su estudio. Los principales métodos de la
introducción son:

l) Método genético o histórico: Los que siguen este método


describen la Filosofía como un hecho histórico y van exponiendo
su nacimiento, su desarrollo y su evolución. Así van exponiendo
los diversos sistemas y doctrinas filosóficas, el nacimiento de
las grandes cuestiones y las soluciones que se les han ido dando.
De esa manera se va uno introduciendo en la Filosofía como por
experiencia. En realidad la Introducción a la Filosofía, según este
método se identifica con la Historia de la Filosofía. Nosotros
haremos algo de esto en la segunda unidad de este libro.

2) Método sistemático o propedéutico: Este método intenta exponer


algunas cuestiones acerca de la noción, división, utilidad y
método de la Filosofía de modo que los alumnos se dispongan al
estudio de otras cuestiones más importantes. Si se sigue este
método hay que dejar claro desde el comienzo que las
afirmaciones que se hacen suponen una profunda reflexión
sobre la filosofía misma, una filosofía de la filosofía, unas

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reflexiones que, por ahora se ocultan al alumno, para darle
sólo los resultados. O sea que siguiendo este método se hace la
introducción no a la Filosofía en general, sino a una determinada
manera de comprenderla.

3) Método sintético: Algunos autores proponen como Introducción


a la Filosofía dar un resumen de las principales cuestiones que se
tratan en esta materia y exponer las principales soluciones que se
dan a esas cuestiones. Este método suele ir unido al anterior. En
algunos casos se seleccionan algunas cuestiones de
Antropología, Psicología, Sociología y Lógica, y con ellas se
introducen los principales temas filosóficos a juicio de los
diversos autores.

0.3 Nuestro método

Combinamos algo de los tres métodos, dejando algo de lado el


segundo. Vamos a abordar tres tipos de cuestiones:

1° Vamos a hablar sobre la Filosofía, aunque eso sea ya filosofar. O


sea diremos qué comprendemos por Filosofía, veremos su
carácter de ciencia y su relación con las ciencias experimentales,
sus relaciones con otros ámbitos del saber y del actuar
humanos, como la ideología y la religión.

2° Este segundo grupo de cuestiones se refiere a la historia de la


Filosofía. Veremos también algo sobre los filósofos que han
destacado a lo largo de los siglos.

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3° Concluiremos nuestro estudio abordando una serie de cuestiones
ya propiamente filosóficas que nos abren camino en este
quehacer.

0.4 División de nuestro libro académico

Unidad 1: Principios básicos de la filosofía.


Unidad 2: El problema antropológico y el problema epistemológico.
Unidad 3: El problema ético y el problema axiológico.
Unidad 4: El problema metafísico y el problema político.

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ÍNDICE
UNIDAD 1: PRINCIPIOS BÁSICOS DE LA FILOSOFÍA
 
1. ¿Qué es la Filosofía?
1.1 Origen y naturaleza de la Filosofía
1.2 Origen del acto de filosofar: asombro, duda y situaciones límite
1.3 Definición de la Filosofía
1.4 El objeto de la Filosofía
1.5 Importancia de la Filosofía
1.6 La Filosofía como sabiduría
1.7 La Filosofía como Ciencia
1.8 El método de la Filosofía
1.9 Filosofía y Religión
1.10 Problemas actuales de la filosofía
 
2. ¿La Filosofía tiene historia?
2.1 Época Antigua
2.2 Época Medieval
2.3 Época Moderna
2.4 Época Contemporánea
2.5 Filosofía Latinoamericana
2.6 Filosofía Ecuatoriana
2.7 Mujeres filósofas

  UNIDAD 2: EL PROBLEMA ANTROPOLÓGICO Y EL PROBLEMA


EPISTEMOLÓGICO
 
1. ¿Qué es la antropología?
1.1 Concepciones sobre el hombre, dualismo antropológico

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1.2 Culturalismo
1.3 Existencialismo 

2. ¿Qué es la Epistemología?
2.1 El conocimiento humano
2.2 Racionalismo: La razón como fuente de conocimiento
2.3 Empirismo: La experiencia como fuente de conocimiento.
2.4 Criticismo kantiano: La razón como forma del conocimiento. 

ACTIVIDAD DE LA UNIDAD DOS

PROYECTO DE INVESTIGACIÓN DE MEDIO CICLO

UNIDAD 3: EL PROBLEMA ÉTICO Y EL PROBLEMA AXIOLÓGICO


 
1. ¿Qué es la ética?
1.1 Lo bueno y lo malo
1.2 Dimensión ética del ser humano
1.3 La ética como un sistema social
1.4 La postura Kantiana
 
2. ¿Qué es la axiología?
2.1 Los valores humanos
2.2 El ser humano como un ser valorativo
2.3 Relativismo: Críticas al etnocentrismo y al universalismo
2.4 Subjetivismo: El idealismo subjetivo.
2.5 “El ser es ser percibido” (Berkeley)

ACTIVIDAD DE LA UNIDAD TRES

UNIDAD 4: EL PROBLEMA METAFÍSICO Y EL PROBLEMA POLÍTICO

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1. ¿Qué es la Metafísica?
1.1 ¿Existe Dios?
1.2 Dios y el ser humano
1.3 La afirmación de la existencia de Dios
1.4 Límites del conocimiento humano
1.5 La negación de la existencia de Dios
 
2. ¿Qué es la Política?
2.1 La organización social
2.2 Liberalismo clásico
2.3 Neoliberalismo
2.4 Marxismo
 
ACTIVIDAD DE LA UNIDAD CUATRO

PROYECTO DE INVESTIGACIÓN DE FINAL DE CICLO

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UNIDAD 1
1. ¿Qué es la Filosofía?

Una introducción a la filosofía puede tener utilidad didáctica y


consistencia propia. Trataremos de compaginar los dos aspectos.
Principios básicos de la Filosofía
Quien la utilice como introducción para estudios, encontrará las
cuestiones de principio tratadas de modo básico; y quien busque una
perspectiva filosófica general, dispondrá de suficientes aclaraciones y
referencias bibliográficas.

Manteniendo los límites de una introducción, se enuncian las


cuestiones principales sobre la naturaleza de la filosofía y no pocos de
sus problemas. En cuanto al enfoque, se alude a las diferentes
soluciones que se han dado sobre los temas tratados, sin dejar por ello
de señalar cuáles son sus méritos y sus dificultades.

Se dedica amplia atención a las relaciones entre la filosofía y la


teología. Esto viene exigido por la naturaleza misma de la filosofía,
como sabiduría suprema ven el orden natural, que se relaciona
OBJETIVO
íntimamente con la sabiduría que el hombre alcanza a través de la fe
 
sobrenatural.
  Por otra parte, la filosofía se encuentra de hecho tan
unida a las cuestiones teológicas, que el examen de sus conexiones
resulta
Conocerimprescindible para comprender
sobre los elementos básicos de lalos diversos
Filosofía, planteamientos
mediante el
filosóficos
estudio deldel pasadode
contenido y del presente.
su objeto, su método, su utilidad, su origen,
su carácter científico, su relación con las ciencias experimentales, sus
relaciones con otros ámbitos del saber y del actuar humano, como el
Si la filosofía se define etimológicamente como amor a la
arte, la ideología y la religión, para adentrar a los estudiantes al
sabiduría, quien del
intrigante mundo pretende profundizar en ella ha de advertir desde el
filosofar.
principio que la sola erudición no basta: se requiere un deliberado
esfuerzo en búsqueda de la verdad.

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1.1 Origen y naturaleza de la Filosofía

El nombre <<filosofía>> significa, en griego <<amor a la


sabiduría>>. Una antigua tradición cuenta que los primeros pensadores
griegos le llamaron <<sabios>>, y que Pitágoras, por modestia, solo
quiso llamarse <<amante de la sabiduría>> o <<filósofo>>: de ahí
vendría el uso del término <<filosofía>>. Cicerón atribuye esa tradición
a un discípulo de Platón, llamado Heráclides el Póntico.
Santo Tomás de Aquino la recoge y concluye:

“…desde entonces, el nombre de sabio se cambió por el de


filósofo, y el nombre de sabiduría por el de filosofía. Y en el
nombre es significativo en este contexto. En efecto, ama a la
sabiduría, quien la busca por sí misma y no por otro motivo,
pues quien busca algo por otro motivo, ama a ese motivo más
que a lo que busca…”. Queda así indicado que es propio de la
filosofía por ser un saber que se busca de modo <<último>>,
por sí mismo y no en función de otros saberes1 .

El hombre tiene un afán de saber que le lleva a preguntarse por


las causas de cuanto sucede. Busca respuestas a las interrogantes que
se le plantean, y frecuentemente las respuestas plantean nuevos
interrogantes. Esa búsqueda del saber está motivada por afanes
teóricos (saber por saber, para satisfacer las exigencias intelectuales) y

1
La filosofía es el saber “último” (tanto la cuestiones teóricas como en las prácticas)
del orden natural. En sentido absoluto, por encima de la filosofía está la teología
sobrenatural.

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por razones prácticas (saber para actuar bien moralmente, o con
eficacia técnica).

El afán teórico es búsqueda de la verdad, hacia la cual está


naturalmente orientado el hombre por su inteligencia. La búsqueda de
explicaciones es, por tanto, connatural al hombre y tiene importantes
repercusiones prácticas; por ejemplo: el hombre busca y necesita
encontrar un sentido a sus propia vida, y para ellos necesita encontrar
explicación a muchos interrogantes acerca de cuanto existe a su
alrededor.

Por filosofía se entiende la búsqueda de un saber profundo


acerca de la realidad, o sea, de un saber que va más allá del
conocimiento espontáneo, de las artes, de las ciencias particulares y de
las técnicas.

1.2 Origen del acto de filosofar: asombro, duda y situaciones límite

¿Qué es lo que llevó a los hombres a filosofar? Para comprender el


surgimiento de algún tipo de saber es necesario relacionarlo con el momento
histórico en el cual aparece. Siempre existe una relación entre el tipo de
pensamiento de una sociedad y su organización política, económica, social y
cultural.
El surgimiento (comienzo) de la filosofía se da en Grecia en el siglo VII
a. C. aproximadamente, lo que será el germen de los futuros desarrollos
metodológicos y científicos. Lo primero que tenemos que tener en cuenta es

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que comienzo no es lo mismo que origen: por comienzo se entiende el
momento histórico en que los hombres empezaron a filosofar, es un dato
convencional pues se refiere a un tiempo y a un espacio determinados: el
lugar es Grecia y el tiempo se ubica en el siglo VII a. C, es decir que, la Historia
de la Filosofía como pensar metódico y sistemático tiene sus comienzos hace
más de dos mil quinientos años. También hay que aclarar que en el comienzo
Filosofía y Ciencia son sinónimos y sólo posteriormente comienza su
diferenciación.

Ahora bien, por origen se entiende la fuente de la que surge en todo


tiempo el impulso que mueve a filosofar. Este origen es múltiple, está en
nosotros, y se repite permanentemente. El filósofo alemán K. Jaspers (ya
conocido por todos nosotros) en un libro titulado “LA FILOSOFÍA” distingue
claramente tres orígenes del filosofar: EL ASOMBRO, LA DUDA Y LAS
SITUACIONES LÍMITES. Del Asombro sale la pregunta y el conocimiento; de la
Duda acerca de lo conocido sale el examen crítico y la certeza; de las
Situaciones Límites (Conmoción) del hombre sale la cuestión de su propio ser.
Estos tres orígenes son comunes a todos los hombres en cualquier momento
histórico.

Para intentar comprender el surgimiento del conocimiento filosófico,


comencemos analizando la situación histórica, cultural y económica de los
siglos anteriores. Sabemos que existían civilizaciones mucho más antiguas
que la griega, sobretodo en la cuenca de los ríos Eufrates, Tigris y Nilo.

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Podemos afirmar que existieron adelantos importantes a nivel técnico,
artístico, religioso y espiritual, pero no filosóficos.

Estas antiguas civilizaciones nos dejaron técnicas de agricultura, de


cultivo, de riego, adelantos en medicina, sistemas de escritura, arquitectura.
También se han encontrado textos rituales, textos sagrados, textos
funerarios, decretos y leyes de los soberanos, pero no aparece nada
semejante a lo que los occidentales llamamos filosofía.

La pregunta que nos podemos hacer es ¿por qué todo este


conocimiento anterior a los griegos no es considerado filosófico o científico?
Porque la concepción del mundo en Oriente (el mundo de las civilizaciones
anteriores a los griegos) aparece impregnada de una fuerte concepción
religiosa (el pensamiento mítico). El pensamiento y el desarrollo técnico, en
vez de ser un campo de investigación, de crítica y cuestionamiento, estaban
controlados y puestos al servicio, casi siempre, de las necesidades religiosas.

Este tipo de conocimiento (contrario al filosófico y científico) es


esotérico, (es decir; cerrado en sí mismo, reservado, oculto y secreto), y por
lo tanto es: a-crítico, a-sistemático, a-lógico, no demostrable, no
fundamentado, no susceptible de ser enseñado, es “revelado”. Es todo lo
contrario de una reflexión libre, crítica y metódica.

Pero, estas afirmaciones anteriores, no tienen la finalidad de

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menospreciar las culturas y civilizaciones más antiguas, al contrario, hay que
entenderlas y estudiarlas desde su contexto histórico y cultural.

El MITO es el tipo de pensamiento que explica el orden, los cultos,


sostiene la organización jerárquica y la estructura social. Es la explicación del
origen del universo por fuerzas sobrenaturales.

 El asombro

Platón decía que el asombro es el origen de la filosofía. Nuestros ojos


nos "hacen ser partícipes del espectáculo de las estrellas, del sol y de la
bóveda celeste". Este espectáculo nos ha "dado el impulso de investigas el
universo. De aquí brotó para nosotros la filosofía, el mayor de los bienes
deparados por los dioses a la raza de los mortales". Y Aristóteles.: "Pues la
admiración es lo que impulsa a los hombres a filosofar: empezando por
admirarse de lo que les sorprendía por extraño, avanzaron poco a poco y se
preguntaron por las vicisitudes de la luna y del sol, de los astros y por el
origen del universo."

El admirarse impele a conocer. En la admiración cobro conciencia de


no saber. Busco el saber, pero el sabes mismo, no "para satisfacer ninguna
necesidad común".

El filosofar es como un despertar de la vinculación a las necesidades

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de la vida. Este despertar tiene lugar mirando desinteresadamente a las
cosas, al cielo y al mundo preguntando qué sea todo ello y de dónde todo ello
venga, preguntas cuya respuesta no serviría para nada útil, sino que resulta
satisfactoria por sí sola.

 La duda

Una vez que he satisfecha mi asombro y admiración con el


conocimiento de lo que existe, pronto se anuncia la duda. A buen seguro que
se acumulan los conocimientos, pero ante el examen crítico no hay nada
cierto. Las percepciones sensibles están condicionadas por nuestros órganos
sensoriales y son engañosas o en todo caso no concordantes con lo que
existe fuera de mí independientemente de que sea percibido o en sí.
Nuestras formas mentales son las de nuestro humano intelecto. Se enredan
en contradicciones insolubles. Por todas partes se alzan unas afirmaciones
frente a otras. Filosofando me apodero de la duda, intento hacerla radical,
mas, o bien gozándome en la negación mediante ella, que ya no respeta
nada, pero que por su parte tampoco logra dar un paso más, o bien
preguntándome dónde estará la certeza que escape a toda duda y resista
ante toda crítica honrada.

La famosa frase de Descartes "pienso, luego existo" era para él


indubitablemente cierta cuando dudaba de todo lo demás, pues ni siquiera el
perfecto engaño en materia de conocimiento, aquel que quizá ni percibo,

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puede engañarme acerca de mi existencia mientras me engaño al pensar.

La duda se vuelve como duda metódica la fuente del examen crítico


de todo conocimiento. De aquí que sin una duda radical, ningún verdadero
filosofar. Pero lo decisivo es cómo y dónde se conquista a través de la duda
misma el terreno de la certeza.

Entregado al conocimiento de los objetos del mundo, practicando la


duda como la vía de la certeza, vivo entre y para las cosas, sin pensar en, mí,
en mis fines, mi dicha, mi salvación. Más bien estoy olvidado de mí y
satisfecho de alcanzar semejantes conocimientos.

“Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo ".


Ludwig Wittgenstein- filósofo, ingeniero y lingüista austríaco.

 Las situaciones límites

A las situaciones límites reaccionamos, cuando nos damos cuenta


realmente de ellas, con la desesperación y con la reconstitución: Llegamos a
ser nosotros mismos en una transformación de la conciencia de nuestro ser.

Pongámonos en claro nuestra humana situación de otro modo, como


la desconfianza que merece todo ser mundanal.

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Nuestra ingenuidad toma el mundo por el ser pura y simplemente.
Mientras somos felices, estamos jubilosos de nuestra fuerza, tenemos una
confianza irreflexiva, no sabemos de otras cosas que las de nuestra inmediata
circunstancia. En el dolor, en la flaqueza, en la impotencia nos desesperamos.
Y una vez que hemos salido del trance y seguimos viviendo, nos dejamos
deslizar de nuevo, olvidados de nosotros mismos, por la pendiente de la vida
feliz.

Pero el hombre se vuelve prudente con semejantes experiencias. Las


amenazas le empujan a asegurarse. La dominación de la naturaleza y la
sociedad humana deben garantizar la existencia.
El hombre se apodera de la naturaleza para ponerla a su servicio, la ciencia y
la técnica se encargan de hacerla digna de confianza.
Con todo, en plena dominación de la naturaleza subsiste lo incalculable y con
ello la perpetua amenaza, y a la postre el fracaso en conjunto: no hay manera
de acabar con el peso y la fatiga del trabajo, la vejez, la enfermedad y la
muerte. Cuanto hay digno de confianza en la naturaleza dominada se limita a
ser una parcela dentro del marco del todo indigno de ella.

Y el hombre se congrega en sociedad para poner límites y al cabo


eliminar la lucha sin fin de todos contra todos; en la ayuda mutua quiere
lograr la seguridad. En las situaciones límites, o bien hace su aparición la
nada, o bien se hace sensible lo que realmente existe a pesar y por encima de
todo evanescente ser mundanal. Hasta la desesperación se convierte por

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obra de su efectividad, de su ser posible en el mundo, en índice que señala
más allá de éste.

1.3 Definición de la Filosofía

De modo general, puede caracterizarse la filosofía mediante la


siguiente definición: “La filosofía es el conocimiento de todas las cosas por
sus causas últimas, adquiridos mediante la razón”

1.4 El objeto de la Filosofía

Esta definición expresa cuál es el objeto material de la filosofía, o sea,


qué realidades estudia: la filosofía estudia todas las cosas. Todos los aspectos
de la realidad pueden ser objeto de estudio filosófico, ya que todos ellos
pueden buscarse las explicaciones últimas o más radicales. En cambio, “las
ciencias particulares” se centran en el estudio de algún aspecto concreto de
la realidad, dejando fuera de su consideración los demás.

Por este motivo, existen una “filosofía del arte”, “filosofía de la


ciencia”, etc., ya que cualquier tipo de entes o de actividades puede ser objeto
de estudio filosófico.

El objeto formal de la filosofía, o sea, el aspecto bajo el cual estudia


su objeto material, es el estudio de la realidad “por sus causas últimas”, es

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decir, buscando las explicaciones más profundas acerca de la existencia y la
naturaleza de los entes. Este enfoque es lo característico de la filosofía: por el
que se distingue de otros tipos de saber, que se limitan a la búsqueda de
explicaciones y causas dentro de ámbitos más restringidos.

Se añade en la definición anterior que el conocimiento filosófico es


“adquirido mediante la razón” para señalar que la filosofía pertenece al
ámbito natural; busca las explicaciones últimas que pueden alcanzarse
aplicando el razonamiento a los datos proporcionados por la experiencia
(analizándolos, estudiando sus implicaciones y su razón de ser).

Como las explicaciones últimas de la realidad se centran en Dios y se


refieren muchas veces a aspectos puramente inteligibles, la filosofía tiene
carácter metafísico, o sea, es un saber que conduce explicaciones que
conduce a explicaciones fundamentadas en causas que se encuentran más
allá de la realidad sensible.

La definición propuesta corresponde estrictamente a la metafísica,


que es la parte central de la filosofía. Respecto a otras partes de la filosofía
(tales como la filosofía de la naturaleza, la lógica y la ética), la definición se
aplica en la medida en que se encuentran relacionadas con la metafísica.

Por ejemplo, la ética estudia la moralidad de los actos humanos, y en


su propio orden no está subordinada a ninguna otra ciencia, pero ha de

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recoger de la metafísica nociones básicas sin las cuales no podría plantear
correctamente sus problemas (por ejemplo: la noción de bien y de mal, la
libertad humana, la existencia de Dios). Algo análogo sucede con las demás
ramas de la filosofía.

1.5 Importancia de la Filosofía

La filosofía es un saber connatural al hombre. Cada persona tiene su


concepción de Dios, del hombre y del mundo: tiene su “filosofía”, más o
menos coherente, profunda y verdadera. Las teorías científicas, políticas, etc.,
tienen también bases filosóficas. Las diversas culturas e ideologías suponen y
transmiten ideas filosóficas. En definitiva, en los distintos niveles señalados,
el dilema real no es tener o no una filosofía, sino tener unas ideas filosóficas
suficientemente profundas y ordenadas o, por el contrario, aceptar –con los
riesgos de error que esto implica- unas ideas filosóficas sobre las que no se ha
reflexionado seriamente.

Esto se refleja en la vida diaria cuando se habla de la “filosofía” que


orienta la actividad de una empresa, un sindicato, un partido político, etc. en
último término, cualquier actividad con fines y medios programados supone
una cierta “filosofía”, y quien no reflexiona sobre este tema puede recibir
inconscientemente influencias que no desearía o estar contribuyendo a su
difusión.

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Por tanto, el estudio ordenado de la filosofía es muy conveniente
para alcanzar una visión correcta y bien fundamentada de la realidad, y sirve
como defensa frente a las ideologías de los ambientes culturales que
deforman los conocimientos del saber espontáneo, al mismo tiempo que
permite discernir los aciertos y errores de las ideas predominantes en los
diversos ámbitos científicos, culturales y sociales 2.

El estudio de la filosofía requiere sin duda esfuerzo, y tiene


dificultades. Como en cualquier otro estudio especializado, sólo se adquiere
una adecuada perspectiva cuando se ha llegado a un cierto nivel de
conocimientos, y además es necesario familiarizarse con la terminología
específica que suele utilizarse en filosofía.

La “oscuridad que se achaca a muchos escritos filosóficos se debe, en


ocasiones, a los dos factores mencionados (sin excluir que pueda atribuirse a
un defecto del escritor). Existe a veces la falsa convicción de que los
problemas filosóficos deben ser asequibles a todos sin ningún esfuerzo. Pero
su estudio profundo requiere al menos un esfuerzo análogo al exigido por
otros conocimientos especializados.
Por otra parte, se trata acerca de las explicaciones más profundas de la
realidad, la comprensión de la filosofía no raramente requiere un esfuerzo
2
J. J. SANGUINETI, La filosofía de la ciencia según Santo Tomás. EUNSA, Pamplona 1977, pp.
355-359, señala claramente cómo muchos de la ciencia moderna van acompañados de
enfoques filosóficos deficientes, ya que se transmiten con tanta mayor facilidad cuanto se
presentan como formando parte de la respectiva ciencia y avalados por sus éxitos; el remedio,
en buena parte, está en manos de los especialistas de cada ciencia más que en los filósofos.

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mayor que otras disciplinas. La dificultad aumenta cuando se tratan
cuestiones para las que no basta la experiencia o los conocimientos
ordinarios; por ejemplo: la filosofía de la ciencia o la psicología filosófica
exigen frecuentemente una reflexión que versa sobre conocimientos
proporcionados por otras ciencias, cuyo dominio es entonces indispensable.

1.6 La Filosofía como sabiduría

 La sabiduría en la vida humana

El afán de saber es algo natural en el hombre, y su felicidad está


íntimamente relacionada con la sabiduría: éste le capacita para descubrir el
sentido de su vida y actuar correctamente, mientras que la ignorancia es
fuente de desequilibrios y de errores en la conducta que impiden conseguir la
felicidad.

Puede alcanzarse la verdadera sabiduría sin el estudio de la filosofía;


la metafísica espontánea del conocimiento ordinario basta para el
conocimiento de las verdades principales que permiten orientar
adecuadamente la vida humana. Sin embargo, se requiere un estudio
sistemático de esas verdades para alcanzar la sabiduría en toda su extensión
y profundidad. En esto se podría decir que hay muchas personas que nunca
han estudiado filosofía y que son grandes sabios.

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Suele llamarse “sabio” a quien posee un saber cierto y fundamentado acerca
de las verdades más profundas, y por ello, es capaz de dirigir y persuadir a los
demás.

De modo general, la sabiduría es el conocimiento cierto de las causas


más profundas de todo3.

Comentando las ideas de Aristóteles sobre esta cuestión, Santo


Tomás dice: “entre las artes, llamamos sabidurías a las más ciertas que,
conociendo las causas primeras en un género de artes dirigen a las otras del
mismo género, como la arquitectura dirige a los trabajadores manuales…así
también estimamos que algunos son sabios del todo, o sea, no respecto a
algún tipo de entes sino respecto a todos…así como el sabio en algún arte
tiene en él la máxima certeza, la sabiduría general (simpliciter) es la más
cierta entre todas las ciencias, ya que alcanza los primeros principios de los
entes”4

Por eso la sabiduría tiene como función propia ordenar y juzgar todos
los conocimientos, ya que un juicio perfecto acerca de algo sólo se consigue
mediante la consideración de las causas últimas 5

 Tipos de sabiduría
3
Cfr. TOMAS DE AQUINO, In Metaphys 1.2
4
In Ethic., VI, 5 (1180-1181)
5
Cfr. TOMAS DE AQUINO, Suma Teológica, I-II, q. 57, a. 2,c

272
En el plano natural, la sabiduría más perfecta se alcanza mediante la
metafísica, ya que está considerada las causas más profundas de la realidad
en la medida en que pueden conocerse por la razón natural (por lo que se
refiere a toda la creación de Dios; y en un ámbito más restringido, el alma
humana que es espiritual). La metafísica proporciona las bases para el
correcto planteamiento de las ciencias particulares y para interpretar sus
resultados, y es el fundamento de la ética natural. Aunque la metafísica no
abarca en detalles todas las ciencias, juzga el valor y el sentido último de esos
conocimientos particulares, y así hace posible la ordenación de los
conocimientos y de las acciones hacia su verdadero fin 6.

Los conocimientos particulares suponen siempre unos fundamentos


filosóficos, que la metafísica estudia sistemáticamente. Con ello no se afirma
por ejemplo, que los científicos tengan que esperar el juicio de los filósofos
sobre temas de su competencia, pero se advierte que cuando quieran hacer
explícita la metafísica contenida en sus presupuestos o resultados, deberán
plantear la cuestión con todo rigor metafísico.

De modo general, la sabiduría considera todas las cosas a la luz de sus


causas últimas (y sobre todo, las considera en relación a Dios, que es principio
y fin de todas las criaturas) permite juzgar y ordenar convenientemente todas
6
Cfr. ARISTOTELES, Metafísica. I, 1. Comentado este pasaje por Santo Tomás concluye que la
metafísica es una ciencia que es también sabiduría, ya que es una ciencia teórica que versa
sobre lso primeros principios y causa de realidad; cfr. In Metaphys., I, 2 (51)

272
las cosas y acciones respecto a su último fin (que es Dios). Si se consideran las
causas últimas de modo relativo a los diversos ámbitos de la realidad, pueden
hablarse de sabiduría respecto a cada uno de esos ámbitos particulares. Por
ejemplo: respecto a las ciencias particulares (que estudian ámbitos concretos
de la realidad), a la filosofía moral (que considera las acciones voluntarias), o
a las artes (que versan acerca del orden del que el hombre pone en las cosas
que produce, llamadas artificiales). También suele aplicarse el nombre de
sabiduría a la prudencia, que es la aplicación de la moral a los casos
concretos.

 Sabiduría y ciencia

La sabiduría es también cie4ncia, puesto que la ciencia es el


conocimiento de verdades a las que se llega por demostración a partir de
unos principios: la sabiduría filosófica añade a la ciencia la característica de
versar sobre las causas últimas (met5afísica) o de proceder a partir de ellas.
En este sentido, la sabiduría filosófica se distingue de la propia de las ciencias
particulares por la máxima amplitud de su objeto, por las causas a la luz de
las cuales ve la realidad, y, por tanto, también en razón del método.

La metafísica es a la vez ciencia y sabiduría: no hay oposición entre


ambos aspectos, ya que precisamente es sabiduría por ser ciencia que
considera las causas últimas en el orden natural. Santo Tomás dice “aquella
ciencia que se llama sabiduría es la que versa sobre las causas primeras y los

272
primeros principios”7 afirmando también que “la sabiduría no es una ciencia
cualquiera, sino la ciencia de las realidades más nobles y divinas, siendo por
tanto la cabeza de todas las ciencias. 8 En definitiva “la sabiduría es ciencia en
cuanto que tiene lo que es común a todas las ciencias, que es demostrar las
conclusiones a partir de unos principio. Pero tiene algo propio que está por
encima de las otras ciencias, ya que juzga acerca de todas las cosas, y no solo
en cuanto a las conclusiones, sino también en cuanto a los principios
primeros. Y pos eso es una virtud (intelectual) más perfecta que la ciencia”

 Sabiduría e ignorancia

Así como la sabiduría tiene gran importancia para ordenar la vida


humana a su fin, la ignorancia es causa de diversos obstáculos que impiden
esa correcta ordenación. Por eso la ignorancia ocasiona serios perjuicios a
quien la padece. La sabiduría no basta para hacer al hombre bueno
moralmente, pero facilita notablemente conseguir la rectitud moral y con ella
la felicidad.

7
In Metaphys., I, 2 (35)
8
In Ethic., VI, 6 (1184)

272
Se atribuye a Sócrates de identificación entre virtud y el saber, y a la
ilustración haber recogido esa identificación, concluyendo que la
ciencia bastaría para hacer bueno al hombre 9. Pero el conocimiento y
la virtud moral se influyen mutuamente, ya que la rectitud moral
exige la prudencia, pero ésta exige la virtud 10. El conocimiento no
basta para hacer al hombre bueno y feliz, pero la ignorancia sobre el
bien dificulta la vida moral y la felicidad.
El estudio de las ciencias particulares no suele interferir con las
disposiciones morales que tenga el sujeto, al menos mientras se trata de
cuestiones poco relacionadas con un compromiso personal (tales como las
demostraciones matemáticas o de la física matemática, o muchos aspectos
de la sociología o la historia). Pero cuando se estudian problemas que tienen
repercusiones sobre la actitud ante la vida, la objetividad en la ciencia
dependerá también de las disposiciones subjetivas: puede darse, por tanto,
una ignorancia revestida de ropaje científico, que lleva a defender lo que
coincide con las preferencias personales más allá de lo permitido por las
razones objetivas. Esa ignorancia pseudo-científica es un obstáculo serio para

9
Es posible que Sócrates subrayara sobre todo que la moralidad de un acto humano es
proporcional a su voluntariedad (y por tanto, al conocimiento que tiene el sujeto), lo cual es
cierto: las fuentes al respecto son los diálogos de Platón: el Hipias menor no es tan fácil de
interpretar, y la frase “el sabio es bueno” es una interrogante en medio del diálogo contenido
en la República (I, 350b). En cuanto a la Ilustración, la idea central es concebir el progreso del
hombre en función de una racionalidad cientificista que desplaza a la metafísica y al
cristianismo, idealizando la idea del “progreso”, la de la “ciencia” y la relación entre ambas.
10
Cfr. TOMAS DE AQUINO, In Ethic., VI, II (1285); a propósito de la opinión que Aristóteles
atribuyó a Sócrates, Santo Tomás subraya la dependencia mutua entre la prudencia y la virtud
moral.

272
llegar a una visión objetiva de la realidad y, por tanto, a la verdadera
sabiduría teórica y moral.

Por ejemplo, quien acepta las leyes históricas defendidas por el


marxismo, se ve inclinado a interpretar muchos hechos históricos en función
de la lucha de clases y de los intereses económicos, aunque no haya datos
para hacerlo o los datos sean contrarios a esa interpretación. Algo semejante
sucede al materialista al estudiar la psicología: tenderá a ver la conducta
humana de modo determinista, de un modo arbitrario y anticientífico. Es fácil
advertir que, en estos casos y otros análogos, la verdadera sabiduría facilita
una actitud libre y objetiva, ayudando a descubrir los errores de los
reduccionismos pseudo-científicos.
Cuando se trata directamente de la sabiduría, el hombre se encuentra con
verdades que comprometen profundamente su existencia, por eso, la
ignorancia y el error en estas materias tienen estrecha relación con la rectitud
moral del sujeto. El conocimiento acerca de las verdades más profundas,
exige una voluntad recta que busque sinceramente el bien sin dejarse
arrastrar por las preferencias arbitrarias. Por eso, el ejercicio de la libertad
humana desempeña una función importante en el progreso del conocimiento
sapiencial, que se refiere a las causas últimas que juzga y ordena los demás
conocimientos.

Advierte Santo Tomás que la doctrina, “para que tenga eficacia en


alguien, es necesario que encuentre un alma que, por las buenas costumbres,

272
esté preparada a alegrarse con el bien y a odiar el mal; como es necesario
que la tierra esté bien cultivada para que la semilla dé fruto…el que vive
según las pasiones no oye con buena disposición la palabra de quien le
amonesta”11. Evidentemente, como en estos temas la libertad desempeña un
papel central, las disposiciones del sujeto no son necesariamente las mismas
siempre ni en cualquier sentido y siempre cabe el cambio. Pero es claro que lo
determinante en cuestiones que caen dentro de lo que hemos llamado
“sabiduría”, no son solo los argumentos teóricos, por sólidos que puedan ser.

1.7 La Filosofía como Ciencia

 El carácter científico de la filosofía

La filosofía es ciencia, y lo es de un modo inminente –o sea, más


elevado que otras ciencias-, como se ve examinando los dos sentidos
principales del término “ciencia”.

 En cuanto la ciencia es un “conocimiento cierto por medio de las


causas”, la filosofía lo es, y además, al ocuparse de las causas más
profundas de la realidad, es la ciencia primera y más eminente de
todas, ya que las demás estudian solamente las causas próximas o
más inmediatas.

11
In Ethic., X, 14 (2146)

272
 En cuanto la ciencia es un conocimiento en el que se llega a
conclusiones por demostración a partir de unos principios, la
filosofía procede asó; hay que señalar, sin embargo, que la
filosofía estudia también los principios primeros o más básicos de
todo el conocimiento, cosa que no hacen las otras ciencias; por
ello, la filosofía es ciencia, pero no es simplemente una más entre
las ciencias particulares, sino que es superior a todas ellas.

La diversidad de opiniones en la filosofía, parece un obstáculo para


admitir su carácter científico. De hecho, algunos filósofos han pretendido
construir un sistema que acabara con esa pluralidad y lograra un
asentimiento general en virtud de su método.

Así, Descartes tomó como modelo de la filosofía la claridad y rigor de


las matemáticas, pretendió deducir todos los conocimientos a partir
de evidencias indudables12. Kant tomó como modelo su peculiar
interpretación de la física de Newton cuyo rigor le parecía una
conquista definitiva, y concluyó que la universidad del conocimiento
proviene del empleo necesario de unas mismas categorías de
pensamientos comunes a todos los hombres 13. Otros intentos más
recientes son el de Husserl, cuyo método fenomenológico ha influido

12
Cfr. E. GILSON, La unidad de la experiencia filosófica . Rialp, Madrid 1973, p. 147-176; C.
CARDONA. René Descartes: Discurso del Método Emesa. Madrid 1978
13
Cfr. RF. VERNEAUX, Inmanuel Kant: Crítica de la razón pura. Emesa. Madrid 1978

272
mucho en la filosofía del siglo XX 14, y el de los neo-positivistas del
círculo de Viena, que redujeron toda la filosofía al análisis lógico del
lenguaje15.

Pero estos planteamientos consiguen una claridad ficticia, reduciendo


arbitrariamente las cuestiones filosóficas a algún aspecto parcial. El
verdadero rigor solo puede conseguirse razonando correctamente a partir de
la experiencia y evitando reduccionismos unilaterales. La falta de
asesoramiento general mo debe achacarse a la filosofía misma, sino a los
fallos de quienes no estudian de quienes no han estudiado los problemas con
el rigor necesario y pretende explicarlos reduciéndolos a aspectos parciales, y
también a la dificultad de los problemas filosóficos más profundos.

 Unidad y multiplicidad en la filosofía

Por otra parte, la filosofía es un conjunto de ciencias, más que una


ciencia única. No es de extrañar que, a pesar de esto pueda hablarse de “la”
filosofía ya que sus diversas partes están íntimamente relacionadas y tienen
un mismo enfoque de fondo. El núcleo de la filosofía es la metafísica que
estudia los aspectos básicos de la realidad (su “ser”) y sus causas últimas; el

14
Cfr. J. S. PEREIRA DE FREITAS. E. Husserl: la filosofía como ciencia rigurosa. Emesa; Madrid
1979
15
Cfr. M. ARTIGAS. Karl Popper: Búsqueda sin término. Emesa, Madrid 1979, pp. 97-105
(Popper no es neo-positivista)
Un buen estudio histórico y temático sobre esta cuestión se encuentra en E. GILSON. El ser y
los filósofos. EUNESA. Pamplonma 1979

272
enfoque metafísico, proyectado al estudio de los seres de la naturaleza, da su
lugar a la filosofía de la naturaleza inanimada de la vida corpórea, y del
hombre.

Por tanto, cuando se habla en singular de “la” filosofía, no hay que


olvidar que ese término designa diversas disciplinas, que tienen un enfoque
básico común, el enfoque metafísico, o sea, el estudio de la realidad a la luz
de las últimas causas. Por eso, las diferencias entre la filosofía y las ciencias
particulares se centrarán en las peculiaridades del enfoque de la metafísica:
aunque no toda la filosofía sea propiamente metafísica pero se plantea
siempre desde una perspectiva metafísica.

Cualquier ámbito de la realidad puede ser objeto de estudio


filosófico. Por tanto, cualesquiera que sean los nombres que se dé a estas
disciplinas, son ramas de la filosofía, la “filosofía de la naturaleza”, la “filosofía
del hombre”, la “filosofía del derecho”, etc.,; sin embargo, para que una
disciplina sea considerada como filosófica, no basta que plantee cuestiones
generales sobre algún tema, sino que ha de responder a un planteamiento en
el que se investiga acerca del “ser” de las realidades consideradas y se buscan
sus explicaciones últimas.

 Filosofía y ciencias particulares

272
Las diferencias entre la filosofía y las ciencias particulares consisten,
sobre todo, en que la filosofía estudia la realidad en su aspecto más radical y
buscando causas más inmediatas. El ámbito propio de las ciencias
particulares (bien sean las ciencias naturales, como la física y la biología, o las
ciencias humanas, como la sociología y la historia) está constituido por
aspectos determinados de la realidad (propiedades físicas o
comportamientos humanos, por ejemplo), que se estudian buscando
explicaciones que sobrepasan ese nivel (cómo unas propiedades físicas
influyen en otras, o unos comportamientos humanos en otros). La filosofía
estudia toda la realidad, intentando explicar en último término su ser mismo.

Al buscar las últimas causas de la realidad, la filosofía llega al estudio


de las realidades espirituales y las consideraciones en sí mismas: el
conocimiento de Dios, del alma humana, de la ley moral, etc., es tema propio
exclusivo de la filosofía; además, trata todos los aspectos de la realidad a la
luz de las explicaciones últimas estrictamente metafísicas.

El cientifismo afirma que el método de las ciencias experimentales es


el único válido para conocer la realidad. Se trata de una postura
contradictoria, puesto que ni por la ciencia esa postura es aprobada, pues esa
afirmación no puede aprobarse mediante el método de las ciencias.

Respecto al cientifismo optimista de los siglos XVIII y XIX, que vela en


las ciencias la solución de todos los problemas humanos, el cientifismo

272
reciente suele ser pesimista: reconoce los límites de las ciencias, pero incluso
los exagera y los extrapola a todo el conocimiento humano, afirmando que
nunca se puede llegar a afirmar con certeza ninguna verdad (es el caso de
posturas como las de K. R. Popper y M. Bunge)

Puede hablarse también de un cientifismo respecto a las ciencias


humanas; por ejemplo, el “historicismo” que reduce toda explicación de la
realidad, en último término, a factores históricos que además responderán a
leyes necesarias (negando arbitrariamente la existencia de otros factores y –
al menos en teoría- de la libertad humana)16

 Las bases filosóficas de las ciencias particulares

Las ciencias particulares consideran las realidades desde una


perspectiva y con un método propio, que no son filosóficos. Pero se
fundamenta en la metafísica (en distinta medida, según la rama científica de
que se trate). En efecto, se basan implícitamente en determinadas
concepciones acerca de la realidad que estudian, y la reflexión explícita sobre
esos presupuestos es una tarea filosófica: por ejemplo, la física parte de
ciertas nociones y principios generales acerca de los cuerpos, el espacio y el
tiempo, la causalidad física, etc., que son objeto de la reflexión filosófica.

16
Algunas de las doctrinas cientifismo se analizan en las siguientes obras: J. A. RIETRA. Esbozo
de un cuadro histórico de los progresos del espíritu humano. Emesa, Madrid 1978; J. J.
SANGUINETI. Augusto Comte: Curso de filosofía positiva. Emesa, Madrid, 1977; M. ARTIGAS.
Karl Popper: búsqueda sin término, o. c.

272
Es posible, por tanto, que una ciencia particular se construya sobre
unas bases metafísicas, más o menos equivocadas: tal fue el caso de la física
mecanicista, edificada sobre el supuesto de que todas las propiedades de la
materia se reducen a los aspectos relacionados con la cantidad; y lo mismo
sucede con una sociología que admita la existencia de las leyes necesarias en
los comportamientos sociales o con una psicología conductista. A pesar de
ello, pueden encontrarse afirmaciones, experiencias y descripciones
verdaderas en un contexto globalmente equivocado, pero esa ciencia mal
fundamentada contendrá también afirmaciones falsas y transmitirá una
imagen errónea de los aspectos de la realidad que estudia.

El mecanismo concibe la realidad al modo de una máquina mecánica,


donde todo se explica en el desplazamiento de piezas materiales. Esta
explicación, ya que encuentra serias dificultades científicas y filosóficas
respecto a los cuerpos materiales, pretende a veces abarcar incluso al
hombre en todo su ser. Evidentemente algunos aspectos de la realidad
pueden explicarse parcialmente, mediante modelos mecánicos, lo cual puede
ser utilizado para defenderé un mecanicismo global que es inadmisible.

El marxismo reduce los fenómenos humanos a factores económicos y


a leyes necesarias de la historia, de modo que las verdades parciales que
pueda contener quedan enmarcadas en un contexto claramente erróneo en

272
el que se prescinde de las dimensiones espirituales, que son las que se
caracterizan más esencialmente al hombre 17.

El conductismo supone que todo en el hombre se reduce a factores


materiales, bajo el pretexto de que otros factores (como la
conciencia, el espíritu, la libertad, etc.) no pueden someterse a los
métodos de la ciencia experimental18.

Estas tres posturas son ejemplos de doctrinas reduccionistas, porque


reducen la realidad que estudian a algunos aspectos prescindiendo de otros.
Tienen el atractivo de una falsa claridad, que se consigue simplificando
arbitrariamente los datos reales. Y, en cuanto que suelen presentarse como
conclusiones científicas sin serlo, son doctrinas pseudo-científicas en las que
algunas verdades parciales y científicas se encuentran mezcladas con otras
afirmaciones falsas ( y de tal modo que estos errores suelen presentarse
formando una sola doctrina con las verdades parciales, por lo que discernir
unos y otras no siempre es fácil).

Cuanto más elevado es el objeto que tienen las ciencias particulares,


mayor será su vinculación con la filosofía. La biología, al estudiar los seres
vivos, tiene más implicaciones metafísicas que la metafísica que la química.
17
Se ofrece una visión panorámica de este tema en: F. OCARIZ. El marxismo, Palabra, Madrid,
1975.
18
Una excelente visión de la psicología moderna en: J. L. PINILLOS. Introducción a la psicología
contemporánea, CSIC, Madrid 1962, donde se muestra de enfocar la psicología desde una
consideración del hombre en su totalidad.

272
Las ciencias que se ocupan directamente del hombre (como la psicología, la
sociología y la historia) utilizarán necesariamente conocimientos filosóficos, y
la verdad de sus conclusiones dependerá en buena parte de que esa base
metafísica sea correcta.

Por ejemplo, las teorías evolucionistas de la biología no pueden negar


la creación divina del universo (puesto que solo se extienden al
posible origen de unos seres a partir de otros ya existentes), ni la
espiritualidad del alma humana (que no puede ser objeto de
experimentación científica del mismo modo que las realidades
materiales): si se pretende apoyar al materialismo sobre la biología,
se realiza una extrapolación falsa y científicamente injustificable 19

La identificación, debida al influjo del positivismo, entre ciencias


“particulares” y ciencias “positivas” conduce a notables confusiones. En
realidad, no existe ninguna ciencia “positiva”, si con ese nombre se quiere
designar una ciencia que no tenga ninguna relación con la metafísica, pues se
trataría de un simple instrumento pragmático sin valor para conocerla
realidad, que es objetivo primero de las ciencias. La concepción positivista es
falsa históricamente e irrealizable en la práctica: desde el momento en que
una ciencia estudia aspectos de la realidad (y todas lo hacen),
necesariamente ha de contar con una base metafísica; cuando esto se niega,
sucede que se construyen las ciencias con bases metafísicas implícitas, con el
19
Cfr. P. ej. P. JORDAN. Creación y misterio. EUNSA, Pamplona 1978

272
peligro de dar como científicamente comprobado lo que no son sino
concepciones filosóficas quizá injustificadas.

 Autonomía de las ciencias

Las ciencias particulares no realizan un estudio propiamente


metafísico: utilizan bases metafísicas sin adoptar el enfoque propio de la
filosofía. Esas ciencias tienen su propia autonomía: su relación con la filosofía
no impide que tenga sus propios métodos para obtener y juzgar sus
conclusiones específicas. La filosofía tiene respecto a ellas para obtener y
juzgar sus conclusiones específicas. La filosofía tiene respecto a ellas una
función directiva de orden superior, que no interfiere con su lógica
autonomía.

La filosofía juzga y dirige a las demás ciencias, porque le compete


juzgar los principios primeros de todo conocimiento humano y el valor de los
métodos científicos, de modo que es tarea suya determinar el objeto propio
de cada ciencia y clasificar las ciencias en una jerarquía según la naturaleza de
cada una.

Esto no supone merma alguna de la autonomía de las ciencias: la


filosofía no interfiere con ellas en el mismo terreno, pues su función directiva
se ejercita desde un plano superior. Por ejemplo, la filosofía no proporciona
los medios para juzgar la verdad de una ley física o biológica, pero puede

272
advertir que determinadas afirmaciones hechas en nombre de la física o de la
biología son extrapolaciones injustificadas que caen fuera de lo que sus
métodos permiten afirmar.

Las conclusiones de las ciencias particulares no se “deducen” de la


filosofía (como pretendía en algún modo Descartes), ni tampoco son
totalmente “independientes” de ella (como afirman los positivistas):
se obtienen mediante los métodos propios de cada ciencia, pero el
juicio sobre el valor de esos métodos exige consideraciones
filosóficas20.

Desde la antigüedad hasta el siglo XVIII, se consideraba la filosofía


como el conjunto de todo el saber incluidas las ciencias particulares, de modo
que en muchos casos la relativa autonomía de éstas era respetada. Por el
contrario, el positivismo del siglo XIX reducía la tarea de la filosofía a una
simple reflexión sobre los resultados de las ciencias “positivas”. Una visión
correcta del tema ha de tener en cuenta los diversos enfoques de la filosofía y

20
Cfr. J. MARITAIN. Introducción general a la filosofía. Club de lectores, Buenos Aires 1945, pp.
89-100. Maritain concluye acertadamente que “para avanzar en las ciencias no hay necesidad
de ser filósofo”, y que “los sabios, al cultivar sus ciencias, no tienen por qué pedir consejo a la
filosofía ni aspirar a ser filósofo”, señalando al mismo tiempo que, sin la filosofía, el científico
no podrá “darse cuenta del lugar ni del alcance de su especialidad en el conjunto de los
conocimientos humanos”, ni conocer adecuadamente los fundamentos de sus ciencia.
Maritain advierte también que, cuando la filosofía no ha ejercido correctamente su función
directiva, se ha llegado finalmente a un “gran desbarajuste” y a un “descenso general de la
inteligencia” (Ibid, p. 93)

272
de las ciencias particulares y, al mismo tiempo sus relaciones tal como han
quedado expuestas.

En la antigüedad y en la Edad Media, los estudios científico-


experimentales se agrupaban, junto con los filosóficos, en la filosofía natural.
Incluso la obra principal de Newton, que fue publicada en 1687 y es un
tratado de física en el sentido moderno, lleva el título de “Principio
matemáticos de la filosofía natural”

El desarrollo de las ciencias experimentales desde el siglo XVII, sin


que le acompañara una comprensión exacta de los métodos de esas ciencias,
provocó que la situación se invirtiera: la ciencia experimental parecía a
algunos ser el único conocimiento válido de la naturaleza, y la filosofía
quedaba reducida a reflexiones metodológicas o al estudio de las
conclusiones científicas para lograr una síntesis de ellas. Junto a esas posturas
positivistas (que tuvieron su principal defensor en Augusto Comte) se daban
también exageraciones de signo opuesto, pretendiendo limitar las ciencias a
una función secundaria y poco acorde con sus logros reales (en posturas
idealistas, por ejemplo). Por lo general, las relaciones entre ciencias y
filosofía, hasta el siglo XX adolecen de múltiples equívocos y confusiones por
ambas partes.

Las importantes revoluciones científicas del siglo XX han ayudado a


comprender mejor la naturaleza del método experimental. Sin embargo, la

272
difusión de los prejuicios positivistas y la insuficiencia de algunos
planteamientos filosóficos más difundidos (de tipo racionalista, existencialista
o materialista), han hecho que la situación en conjunto, sigue siendo bastante
confusa: la “filosofía de la ciencia” ha experimentado gran desarrollo
metodológico), pero la escasez de enfoques filosóficos suficientemente
profundos y rigurosos sobre estos temas sigue siendo notable 21.

1.8 El método de la Filosofía

 Continuidad con el conocimiento ordinario

La filosofía se sitúa en continuidad con el conocimiento humano


ordinario, utilizando sus mismos recursos: se parte de la experiencia sensible,
a través de la cual se llega mediante a la inteligencia a conocimientos
universales abstractos, y se avanza en el conocimiento realizando inferencias
cuyo valor viene determinado en último término por la evidencia sensible o la
intelectual. No existe ninguna “facultad” o capacidad de conocimiento que dé
lugar a un conocimiento específicamente filosófico.

Esto no significa que deban aceptarse sin el oportuno examen todas


las opiniones que suelen llamarse de “sentido común”; esas opiniones

21
Esta amplia problemática se trata con claridad y rigor, desde el punto de vista metodológico,
en: E. SIMARD. Naturaleza y alcance del método científico, Gredos, Madrid 1961, y J. J.
SANGUINETI, Lógica, EUNSA, Pamplona 1985, pp. 165-232 (cuarta parte “el conocimiento
científico”)

272
pueden estar mezcladas con errores, y la reflexión filosófica debe extenderse
al examen de su legitimidad y fundamento.
Del mismo modo que no existe ningún instinto infalible de “sentido común”,
tampoco existe una intuición propia de la filosofía: en ambos casos,
utilizamos la inteligencia y razonamiento mediante ella (apoyándonos en el
conocimiento de los sentidos). No existen facultades especiales en la
naturaleza humana para determinados tipos de conocimiento: todo
conocimiento humano se realiza mediante los sentidos y la inteligencia.

Por tanto, no es cierto que la filosofía sea una tarea reservada a


personas que poseerían unas especiales capacidades de conocimiento. La
filosofía utiliza de modo sistemático los recursos de todo conocimiento
humano: la experiencia, la introducción, el razonamiento y el valor de sus
afirmaciones se fundamenta sobre la evidencia, lo mismo que sucede con
todo conocimiento.
Estas consideraciones permiten advertir la relación entre el
“conocimiento ordinario”, las ciencias y la filosofía. En los casos, el valor del
conocimiento se mide por unos mismos patrones: la utilización correcta del
conocimiento sensible y del razonamiento intelectual, según las reglas que
estudia la lógica.

El conocimiento ordinario se basa en la experiencia común, asequible


a todos. Se extiende a todo tipo de problemas, tanto teóricos como prácticos,

272
de la vida humana: por eso abarca también muchas cuestiones que la filosofía
estudia de modo sistemático.

Las ciencias particulares estudian de modo pormenorizado aspectos


concretos de la realidad recurriendo de modo ordenado y sistemático a la
experimentación y a diversos procedimientos lógicos (por ejemplo, al método
hipotético deductivo). De este modo, llegan conclusiones inalcanzables por el
solo conocimiento ordinario. La filosofía estudia la realidad buscando sus
causas últimas. Para ello, toma como base tanto el conocimiento ordinario
como el científico, examinando el grado de certeza que alcanzan en cada caso
concreto. Y, en sus razonamientos, utiliza los recursos de la inteligencia de
acuerdo con las reglas lógicas válidas para todo conocimiento humano.

 Filosofía y evidencia intelectual

El conocimiento intelectual empieza a partir de los datos sensibles, pero la


inteligencia llega hasta la esencia de las cosas cuyos accidentes exteriores son
captados por los sentidos. Los juicios universales se conocen a través de la
inducción, mediante la cual la inteligencia llega hasta lo universal y necesario,
abstrayendo a partir de los casos singulares: a partir de las imágenes
sensibles, se llega a juicios universales. Todas las ciencias tienen en común
abstraer lo universal y necesario de lo particular. Pero a diferencia de lo que

272
sucede en las ciencias que se apoyan de algún modo en la evidencia sensible
(en lo que se comprueba por los sentidos), la filosofía se mueve en el ámbito
de la evidencia intelectual.
Se llama abstracción al proceso mediante el cual la inteligencia conoce las
esencias de las cosas, expresándolas mediante ideas o conceptos (hombre,
planta, color, etc.). Partiendo de lo sensible e individual, se llega a conceptos
intelectuales y universales.
Las ideas son universales, pues se aplican a muchos individuos (por ejemplo
la idea de hombre se predica de cada hombre concreto). Las imágenes son
individuales: son representaciones sensibles y concretas elaboradas por la
imaginación (por ejemplo, la imagen de “este” hombre). A partir de las
imágenes, la inteligencia obtiene las ideas, y cuando considera los seres
concretos, relaciona las ideas universales con las imágenes individuales (si se
trata de seres materiales, pues respecto a los seres espirituales no pueden
obtenerse imágenes sensibles)
Siguiendo a Aristóteles, Santo Tomás afirmó que las ciencias
especulativas se distinguen entre sí por el grado de “inmaterialidad”
de sus respectivos objetos. En primer lugar, la ciencia natural o física
estudia lo que depende en su ser de la materia (los seres materiales o
cuerpos naturales, en cuya definición necesariamente entra la
materia). En segundo lugar, la matemática estudia lo que, aun no
pudiendo existir fuera de la materia, puede ser considerado
prescindiendo de ella (líneas, números, etc.); en tercer lugar, la
metafísica estudia todo aquello que no depende en su ser de la

272
materia, bien porque es espiritual (por ejemplo, Dios), bien porque
puede darse en las realidades materiales como en las espirituales
(substancia y accidentes, acto y potencia, etc.) 22

Esta doctrina de los grados de abstracción requiere matizaciones. Por


una parte, las ciencias naturales, en su sentido moderno, no corresponde a la
“ciencia natural” tomista de modo completo: en muchos casos corresponden
a lo que Santo Tomas llamó “ciencias medias” (que utilizan la matemática
para el estudio de la naturaleza), la “ciencia natural” o “física” de los antiguos
es un estudio de la naturaleza desde el punto de vista filosófico.
Por otra parte, no se trata de unos “grados” de abstracción en
perfecta continuidad. La metafísica al estudiar el “ser” de todos los
entes, adopta una perspectiva peculiar: su abstracción consiste en
considerar todo bajo el punto de vista de sus “ser” pero todo lo que
es real tiene un cierto ser, por lo cual la abstracción metafísica
considera todo lo real (al menos de modo implícito)-. La metafísica
siendo la ciencia más “abstracta” es la única que considera los entes
en toda su realidad, ya que las ciencias particulares prescinden de lo
que no forma parte de su enfoque y método propio. 23.

22
Cfr. TOMAS DE AQUINO. In phys. I, 1 (2-3); In Boet. De Trin., q. V, 1
23
Cfr. J. J. SANGUINETI, Lógica, o. c. pp. 162-167 “Santo Tomás considera que solo el nivel
físico y el matemático serían tipos de abstracción( en el sentido de separación mental),
mientras que los conceptos metafísicos se utilizarían más bien en un contexto de separatio o
juicio real, por cuanto separan de la materia lo que realmente es separable o está separado de
materia. De todas maneras, no hay inconveniente en considerar abstractivo también el tercer
nivel de inmaterialidad, siempre por abstracción no se entienda captar aspectos parciales
(pues así son abstractas mis bien las ciencias particulares), sino superar la materialidad” (Ibid.,

272
 Filosofía y comprobación experimental

Ciertamente la filosofía, al buscar las causas más profundas de lo real,


se remonta con frecuencia a realidades que están más allá de lo que se puede
comprobar mediante los sentidos, por eso, la evidencia que más utiliza es la
evidencia intelectual. Quien pretenda basar el valor de todo conocimiento
sobre la evidencia de los sentidos, encontrará grandes dificultades en la
filosofía, pero también las encontrará en muchos aspectos del conocimiento,
ordinario que se refieran a realidades que no se pueden ver ni imaginar (por
ejemplo, la inteligencia la libertad, el bien, el mal). La filosofía, al basarse
sobre la evidencia intelectual, no hace más que desarrollar de modo
sistemático la capacidad de la inteligencia, aplicándola el estudio de las
causas y aspectos más profundos de la realidad.

Las ciencias particulares utilizan también la evidencia intelectual,


pero recurren habitualmente también a experimentados planeados de tal
modo que los datos obtenidos orienten o decidan las respuestas a los
problemas. Utilizan frecuentemente el método hipotético-deductivo, según el
cual, ante un problema, se formulan hipótesis y luego se deducen de ellas
consecuencias que pueden comprobarse o refutarse mediante
experimentos24.

p. 166)
24
Sin embargo el método científico no se reduce solo al método hipotético –deductivo; éste
supone que podemos alcanzar conocimientos ciertos sobre la realidad, y por tanto, supone el

272
La filosofía recurre a la experiencia y de ningún modo puede
prescindir de ella, pero a partir de los hechos de experiencia razona
remontándose a las causas esenciales que se dan de modo necesario y
deduciendo de esas consecuencias igualmente necesarias. Por ejemplo,
analizando los diversos tipos de “cambios” que se dan en la naturaleza, la
filosofía llega a conocer que todo sujeto de cambio debe estar compuesto de
acto y potencia.
Estas verdades generales están presupuestas en los planteamientos de las
ciencias particulares, que investigan los detalles concretos de los entes y sus
causas próximas25.

No es de extrañar, por tanto que al estudiar la filosofía se presenta la


dificultad de prescindir de la imaginación: en ocasiones se confunde
“entender” algo con poderlo “imaginar” sensiblemente, pero el que la
imaginación no llegue a representarlo no quiere decir que no se haya
entendido.

valor de muchos conocimientos que no son hipotéticos, en caso contrario, no tendría siquiera
sentido el planteamiento del problema y de experimentos y la interpretación de sus
resultados, con los que tampoco podría utilizarse el método hipotético-deductivo.
25
Así, cuando el razonamiento filosófico concluye que en el hombre se da un alma espiritual,
se trata de la conclusión necesaria del análisis de unos hechos (que en este caso son el
conocimiento i8ntelectual y la voluntad libre del hombre); no se trata de algo que se pueda
“comprobar experimentalmente” (por su espiritualidad, el alma humana no puede someterse
a experimentación del mismo modo que las realidades materiales). Algo semejante sucede con
los razonamientos metafísicos que conducen a afirmar la existencia de Dios.

272
Solo se pueden representar con la imaginación las realidades
materiales que se captan, mediante los sentidos. Las realidades espirituales
no son imaginables; sin embargo, tienen un ser mucho más perfecto que las
materiales (es el caso de Dios, los ángeles y el alma humana). Tampoco son
imaginables los aspectos metafísicos de la realidad, por ejemplo, el hombre
es una substancia y su color es un accidente, pero no puede representarse
imaginativamente qué son la substancia y el accidente: se trata sin embargo,
de aspectos de la realidad a los que se llega con certeza mediante el
conocimiento intelectual.

Existe continuidad entre el conocimiento sensible y el intelectual:


mediante la abstracción el entendimiento penetra en lo dado por la
experiencia sensible, y mediante la conversión a las imágenes, refiere las
ideas universales a la realidad corpórea concreta.

Las doctrinas filosóficas que niegan o interpretan mal esa


continuidad, son incapaces de explicar cómo el hombre conoce la realidad tal
como es (aunque de modo limitado) y, se desarrollan lógicamente, conducen
al escepticismo26

26
Es el caso de Kant, quien afirma que los conceptos intelectuales son categorías a priori
(independientes de la experiencia que se aplican al material que viene proporcionado por los
sentidos) cfr. Crítica de la razón pura, Analítica trascendental, libro I, capítulo I, Sección III, 10.
La conclusión es que no podemos conocer la realidad tal como es: solo podríamos aplicar
“nuestra” categorías a una realidad inalcanzable en sí misma. Este planteamiento, que
desarrolla el iniciado por Descartes, condiciona negativamente buena parte de la filosofía
moderna, conduciendo a doctrinas subjetivistas y –al menos implícitamente- escépticas o
pragmáticas. Esta cuestión se encuentra ampliamente expuesta e ilustrada en: C. CARDONA.

272
 El cultivo especializado de la filosofía

El estudio de la filosofía exige adquirir una cierta familiaridad con los


términos científicos, para captar su precisión y densidad, lo cual requiere
constancia y volver muchas veces a la experiencia sensible de donde se ha
partido al formular las cuestiones que se estudian.
Es lógico –sucede en todas las especialidades- que exista una terminología
filosófica, cuyo conocimiento es imprescindible. Además, esto viene exigido
por la necesidad de precisar conceptos y para evitar explicaciones demasiado
prolijas.

Pero, una vez que se conoce esa terminología existe el peligro de


plantearse problemas inexistentes: esto sucede, por ejemplo: cuando
se relaciona unos términos con otros sin atender a los problemas
reales, y por otra parte puede abusarse de la terminología en
perjuicio de la claridad27.

Metafísica de la opción intelectual, Rial, Madrid 1973


27
Los neopositivistas propugnaban el rigor lógico y la claridad en filosofía. No le fue difícil
encontrar algún blanco al que dirigir sus críticas, por ejemplo, R. Carnap cita algunas frases de
M. Heidegger como las siguientes: “¿Existe la Nada solo porque existe el No, es decir, la
negación? ¿O sucede a la inversa? ¿Existe la Negación y el No sólo porque existe la
Nada?...Nosotros postulamos: la Nada es más originaria que el No y la Negación… ¿Cuál es la
situación en torno a la Nada?...La Nada misma “nadea”. Sin embargo, al negar arbitrariamente
toda metafísica, se embarcaron en una empresa imposible, y los sucesivos intentos de salvar

272
Para comprender la filosofía es necesario preguntarse en cada
cuestión cuál es el problema real de que se trata. Para ello es preciso tener
siempre presente los datos de la experiencia evitando caer en disquisiciones
puramente verbales.
Por ejemplo cuando se trata acerca de la espiritualidad del alma
humana debe advertirse que “no se trata de una pura construcción teórica
sino de un esfuerzo de fidelidad a nuestra experiencia humana. El hecho de
entender que todos nosotros experimentados y que se abre a un mundo de
ideas –que no se han de entender en sentido platónico sino como una
aprobación de contenidos inteligibles- es lo que mejor define lo que se
entiende como espiritual. Refiriéndose a menudo por su contenido al mundo
material y estando siempre ligado a la actividad de substrato biológico, el
hecho de entender nos revela características incompatibles con la
materialidad”

1.9 Filosofía y Religión

 La teología como ciencia


 Razón y fe

Se ha de notar, en primer lugar, que la “fe no destruye la razón, sino


que la supera y le confiere plenitud” 28 la fe “es una virtud sobrenatural por la

sus tesis condujeron a explicaciones no menos abstractas que las citadas.


28
TOMAS DE AQUINO. De Veritae, q. XIV, a. 10, ad 9

272
que, con inspiración y ayudad de la gracia de Dios, creemos ser verdadero lo
que por El ha sido revelado, no por la intrínseca verdad de las cosas,
percibida por la luz natural de la razón, sino por la autoridad del mismo Dios
que revela, el cual no puede engañarse ni engañarnos” 29. La fe cristiana
conduce a un asentamiento más firme, a verdades accesibles a la razón
(sobre Dios, el alma humana, la ley natural) y además a la aceptación de
verdades que la razón humana no puede alcanzar por sus fuerzas.

“La fe en la revelación no tiene por resultado destruir la racionalidad


de nuestro conocimiento sino permitirle desarrollarse más completamente;
lo mismo que la gracia no destruye la naturaleza, sino que la sana, la fecunda
y la perfecciona, la fe, por la influencia que ejerce desde arriba sobre la razón
en tanto que tal, permite el desarrollo de una actividad racional más fecunda
y más verdadera”30

La fe supone la razón: si el hombre no tuviera la capacidad de


conocer intelectualmente, tampoco podría ser elevado al conocimiento de las
verdades sobrenaturales; además esas verdades están por encima de la
razón, pero no contra ella, y se apoyan de algún modo en el conocimiento de
la razón ya que el hombre penetra en ella a través de los conceptos
racionales (sin un conocimiento racional de la significación de conceptos
como “persona”, “naturaleza” y “Dios”, no se entendería nada de los

29
Concilio Vaticano I, Constitución sobre la fe católica, cap. 3
30
E. GILSON. El Tomismo, EUNSA, Pamplona 1978 (2°. De) pp. 35-36

272
misterios de la Santísima Trinidad y de la Encarnación, por ejemplo). Por otra
parte, razón es sanada y elevada por la fe, ya que la fe ilumina la oscuridad en
que ha quedado la razón como consecuencia del pecado, e facilita el
conocimiento de las verdades sobrenaturales que superan sus posibilidades.

Ambos órdenes de conocimiento se dan juntos en el creyente,


aunque son distintos y separables (como se comprueba cuando una persona
pierda la fe). Mediante la razón, el hombre puede alcanzar un conjunto de
verdades que se llaman preámbulos de fe, porque sirven de base a las
verdades sobrenaturales relevadas; tales son, por ejemplo; la existencia de
Dios, la espiritualidad e inmortalidad del alma, la libertad humana, y la ley
natural.

Aunque esas verdades pueden ser conocidas por la razón natural,


Dios las ha revelado también, para que puedan ser conocidas “por todos, aun
en la presente condición del género humano, de modo fácil, con firme
certeza, y sin mezcla de error alguno” 31. Por eso, el creyente está en mejores
condiciones que el no creyente para emplear bien la razón en lo que se refiere
a los problemas básicos de la existencia humana, puesto que encierran ciertas
dificultades, aumentadas por las consecuencias del pecado. Las verdades
reveladas, por apoyarse en la autoridad de Dios, gozan de una seguridad
mayor que las alcanzadas por la razón.

31
Concilio vaticano I, Constitución sobre la fe católica, cap. 2 (en este punto recoge las ideas de
Santo Tomás; cfr. S. Th. I. q. 1, a. 1, c.)

272
Por otra parte, el mal uso de la razón puede poner obstáculos a la
aceptación de la fe. Esto sucede, por ejemplo, cuando se pretende
erróneamente extraer de las ciencias argumentos en contra de las verdades
reveladas. En estos casos, el uso adecuado de la razón basta para mostrar la
falta de base de esos obstáculos y, en esta tarea, la razón se ve ayudada y
dirigida por la fe; que señala claramente dónde están los errores. Es
importante advertir que, además de los errores directamente opuestos a las
verdades de la fe, existen otros que se oponen indirectamente, a través de
sus consecuencias: es el caso de planteamientos que coherentemente
desarrollados conducen a conclusiones incompatibles con la fe (afirmando,
por ejemplo, que el hombre no puede alanzar nunca la certeza en su
conocimiento de la realidad, o que no se conoce la realidad tal como es en sí
misma).

Se opone a la fe, por ejemplo, el evolucionismo materialismo. Pero es


fácil mostrar que el materialismo no puede apoyarse en la ciencia (ni en otros
argumentos racionales). De modo indirecto, se oponen a la fe doctrinas de
tipo kantiano, por ejemplo, pues al negar la capacidad de alcanzar la realidad
en sí misma, destruyen la base racional de la fe.

A veces las pretendidas dificultades contra la fe provienen de


planteamientos más genéricos. Por ejemplo, cuando se dice que la ciencia
progresa adueñándose racionalmente de terrenos antes asignados a la fe.

272
Esto, en el caso de la de fe cristiana, es simplemente falso: no se encuentra
un solo caso en el que una verdad contenida en la doctrina católica haya sido
o pueda ser eliminada por el progreso científico 32.

 Qué es la teología

La teología es la ciencia de la fe, o sea, la ciencia que bajo la luz de la


revelación divina, trata de Dios y de las criaturas en cuanto se refieren a Dios.
Evidentemente, al hablar de “teología” sobrenatural, que parte de la fe en la
revelación divina; ya se ha visto, que la teología natural, que estudia lo que
puede conocerse de Dios por la razón, es una parte de la metafísica (y, por
tanto, de la filosofía).

El objeto de la teología abarca, por tanto:

 Dios en sí mismo: su existencia, su esencia, sus atributos (infinitud,


providencia, etc.), la Trinidad de Personas.
 Las obras de Dios: la creación y los seres creados, la elevación del
hombre al plano sobrenatural, la encarnación y la Redención, la
Iglesia, los Sacramentos.

32
La continuidad, a lo largo de épocas históricas y culturas diferentes, de la doctrina católica,
es ya un fuerte motivo de credibilidad.

272
La teología se extiende a toda la realidad, estudiándola a la luz de la
revelación divina, estudiándola a la luz de la revelación divina desde la
perspectiva más profunda que el hombre puede alcanzar (con la luz
sobrenatural de la fe). Es por consiguiente, la ciencia que más
completamente realiza el concepto de sabiduría y, como tal sabiduría
suprema le compete juzgar y dirigir todos los demás conocimientos (sin que
éstos pierdan en absoluto su autonomía propia).

Todos estos temas son estudiados, en la teología, por la razón y a la


luz de la Revelación. La fuente del conocimiento teológico es la Revelación,
que se transmite por la Sagrada Escritura y la Tradición, y es custodiada e
interpreta de modo auténtico por el Magisterio de la Iglesia.

Por tanto, la fe es el inicio, el fundamento y la regla de la teología.


Una afirmación que no estuviera de acuerdo con la fe no sería admisible,
aunque se la revistiera de ropaje aparentemente teológico. Una postura
teológica que se opusiese al Magisterio de la Iglesia sería automáticamente
errónea. El estudio y la investigación en teología exigen unas adecuadas
disposiciones personales, sobre todo por lo que se refiere a la fe y a la
fidelidad a la misión de la Iglesia en unión con su Magisterio auténtico.

“La conexión esencial de la teología con la fe, fundada y centrada en


Cristo, ilumina con toda claridad la vinculación de la teología con la Iglesia y
con su Magisterio. No se puede creer en Cristo sin creer en la Iglesia “Cuerpo

272
de Cristo”, no se puede creer con fe católico en la Iglesia, sin creer en su
irrenunciable Magisterio… Por eso, el Magisterio eclesial no es una instancia
ajena a la teología, sino intrínseca y esencial a ella. Si el teólogo es ante todo
y radicalmente un creyente, y si su fe cristiana es fe en la Iglesia de Cristo y en
el Magisterio, su labor teológica no podrá menos de permanecer fielmente
vinculada a su fe eclesial, cuyo intérprete auténtico y vinculante es el
Magisterio”33.
El recto ejercicio de la razón permite profundizar en el contenido de las
verdades reveladas, pero con las solas fuerzas de la razón no puede llegarse a
conocer los misterios sobrenaturales y a aceptarlos, ni tampoco a
demostrarlos una vez conocidos.

En definitiva, “el proceder teológico no debe ser interpretado según


un movimiento centrífugo en el que, a partir de un núcleo de fe, se va
derivando hacia conclusiones cada vez más alejadas del centro y más alejadas
del centro y más irrelevantes desde la perspectiva del existir cristiano, sino al
contrario, como un movimiento centrípeto, ya que consiste en conducir a su
centro, para iluminarlo a partir de él, toda verdad y todo conocimiento. La
teología…es un momento interior a la fe, en la que se funda y a la que sirve” 34
La teología no es, por consiguiente, un conocimiento desvinculado de la vida
cristiana. Por el contrario, su misión es iluminar los más variados problemas
prácticos, con la luz de la profundización de las verdades de la fe. Junto con
33
Juan Pablo II, Discurso a teólogos en Salamanca (1-XI-1982). Cfr. Concilio Vaticano II,
Constitución Del Verbum, nn. 10 y 12
34
J. LUIS ILLANES. Sobre el saber teológico. Rialp, Madrid 1978, p. 66

272
un contenido objetivo, la fe cristiana supone un acercamiento personal a
Dios; por eso, como ciencia de la fe, la teología tiene como fin ayudar al
hombre a aproximarse más a Dios, facilitándole un mejor conocimiento de
Dios mismo y de las verdades que ha revelado, e iluminando con ese
conocimiento las cuestiones de la existencia humana.

 La función de la razón en la teología

De acuerdo con todo lo anteriormente expuesto, ha de decirse que la


teología se elabora mediante la razón iluminada por la fe. La razón y la fe son
dos fuentes distintas de conocimiento, pero no se oponen, sino que se
complementan.

La función de la razón en la teología no es ser, por consiguiente, demostrar


las verdades sobrenaturales de la fe, sino alcanzar una mayor inteligencia de
ellas; para conseguirlo acudirá a semejanzas con realidades naturales, y
estudiaré la conexión de los diversos misterios entre sí y con el fin último del
hombre. Aunque se alcance una cierta explicación de las verdades de la fe, es
evidente que esas verdades seguirán siendo misteriosas para el hombre.

Los errores en la teología frecuentemente surgen del afán por hacer


más “comprensibles” las verdades sobrenaturales. Por ejemplo, podría
parecer, desde el punto de vista exclusivamente natural, más “razonable”
reducir la Eucaristía a un símbolo a través del cual se da una especial

272
intervención divina, o afirmar que Jesucristo es una persona humana en la
que Dios actuó de un modo único; pero de ese modo no se hace verdadera
teología cristiana, ya que se deforman y mutilan los datos de la fe y, en último
término, se acaba reduciendo la tarea teológica a una actividad inútil, sin
sentido y, sobre todo, falsa.

Mediante el recto ejercicio de la razón iluminada por la fe, la teología


realiza las tareas siguientes:
a. Demostrar los “preámbulos de la fe”, tanto en el aspecto teórico
(existencia de Dios y del alma humana, etc.), como con el histórico
(autenticidad de la Sagrada Escritura, conformidad de la Iglesia con lo
instituido por Jesucristo, etc.). Este tipo de tareas es abordado por la
“Teología fundamental”
La razón proporciona en esta tarea argumentos que unas veces son
demostrativos y otras veces sólo llegan a mostrar la conformidad de
la fe con las exigencias de la naturaleza humana. Se recurre con estos
fines a la filosofía, a la historia y a la psicología, y de modo más
secundario a otras ciencias35.
b. Estudio sistemático de la Sagrada Escritura, utilizando también los
recursos de las ciencias humanas: es la “Exégesis de la Sagrada
Escritura”
En este ámbito se utilizan especialmente los conocimientos históricos
y filosóficos, aunque siempre se ha de interpretar la Sagrada Escritura
35
Cfr. A. LANG, Teología fundamental. I, Rialp, Madrid 1996, pp. 3-41

272
según su naturaleza propia (por tanto, a la luz de la fe), lo cual tiene
importantes consecuencias por ejemplo: la unidad y la veracidad de
los textos –según el género literario de cada uno de ellos- no es una
conclusión sino un presupuesto36.
c. Estudio sistemático de la Tradición: La “Patrología” es el estudio de la
doctrina que nos han legado los Santos Padres de la Iglesia.
El estudio de la Tradición es un complemento indispensable para la
exégesis de la Sagrada Escritura ya que las garantías sobre la Escritura
y su correcta interpretación provienen de la tradición.
d. Estudio de las verdades de la fe. Penetrando en su contenido y
considerando las relaciones que existen entre ellas, e iluminando su
comprensión mediante analogías tomadas del ámbito natural es la
“Teología dogmática”
Para realizar esas tareas, la teología recurre al ejercicio ordinario de
la razón, y también las doctrinas filosóficas, ya que éstas permiten
profundizar de modo más riguroso en las verdaderas estudiadas. Es
claro que doctrinas como el inmanentismo, el existencialismo o el
historicismo, ofrecen serios inconvenientes para su utilización
teológica37 . La teología exige -lógicamente- unas mínimas bases
filosóficas coherentes con el buen sentido y con la objetividad
presupuestos por la fe, y esas bases no se dan en cualquier filosofía.

36
Cfr. M. A. TABET, Una introducción a la Sagrada Escritura. Rialp, Madrid 1981, 111-162
37
Cfr. PIO XII, Encíclica Humani generis (12-VIII-1950) nn. 3 y 9

272
e. Estudio de las aplicaciones de las verdades reveladas a la vida
humana por lo que se refiere al ámbito moral: es la “teología moral”
La moral sobrenatural se fundamenta en la ética natural, por lo que
el mayor o menor acierto en la ética filosófica repercutirá en el
estudio de la teología moral38.
f. Estudio de diversos ámbitos de la vida de la Iglesia: por ejemplo, la
Liturgia, la Historia de la Iglesia.
En la época moderna, es particularmente necesario el rigor histórico,
pues no faltan planteamientos que pretenden cambiar aspectos
importantes de la fe cristiana apelando a las exigencias de la
historia39.
g. Rechazo de los ataques a la fe, mostrando que se basan en
argumentos falsos o no concluyentes: ésta área se incluye como
parte integrante de las anteriormente señaladas.
En este ámbito, la razón humana basta –no necesita fe-. Pues esos
ataques provienen de bases pretendidamente racionales, y deben
examinarse por tanto en el ámbito de la razón natural.

1.10 Problemas actuales de la filosofía

 Problema antropológico

El hombre es un ser material entre otros seres materiales, un viviente

38
Cfr. GARCIA DE HARO e I. DE CELAYA, La moral cristiana, o. c. pp. 114-150
39
Cfr. J. LUIS ILLANES, Cristianismo, historia, mundo. EUNSA, Pamplona 1973

272
entre otros seres vivientes; pero eminentemente es un ser espiritual capaz de
razonar y de crear. Podemos afirmar que la estructura histórica esencial del
hombre es la resultante de tres factores mutuamente implicados: 1) el
carácter encarnado del espíritu humano (el hombre no es pura materia ni
puro espíritu, sino, en la expresión de Heidegger, ser-en-el-mundo); 2) el
hecho de la intersubjetividad o dimensión relacional de la vida humana (la
subjetividad humana no es una interioridad cerrada al estilo de Descartes, o
de Leibniz, sino ser-con-nosotros-conciencia de); 3) la temporalidad (el
hombre es también él mismo ser histórico, tiempo, historia).

Precisamente la filosofía del hombre estudia las operaciones


específicamente humanas, el conocimiento intelectual y la voluntad libre. A
través de ella demuestra que el alma humana es espiritual, ya que es la raíz
de las operaciones que trascienden el ámbito y las posibilidades de la
materia.

En sus lecciones de "Lógica", Kant resumía el campo de la filosofía y


sus problemas básicos a las famosas cuatro preguntas fundamentales: ¿qué
puedo saber? (Metafísica); ¿qué puedo hacer? (Moral); ¿qué puedo esperar?
(Religión); ¿qué es el hombre? (Antropología). Pero el problema del hombre
no es sólo teórico, sino que lo involucra vitalmente porque quien pregunta se
halla metido en el mismo interrogante.

Y el interrogante fundamental de la antropología aborda la estructura

272
básica y esencial del hombre que lo constituye en cuanto tal y lo diferencia de
las demás cosas. La pregunta: ¿qué es el hombre? Implica de por sí una previa
afirmación de una esencia ya determinada, es decir, su comprensión dentro
de un horizonte metafísico, pregunta que es impugnada por los marxistas
sobrevivientes al amparo del existencialismo propuesto por Sartre; quien
afirmó que de algún modo se impone la noción y la necesidad de establecer
estructuras básicas del hombre si queremos establecer un punto de
discontinuidad como se resalta en su actividad racional y cultural respecto a
las demás especies vivientes.

En la historia del pensamiento antropológico, la determinación de las


estructuras fundamentales del hombre conoce múltiples definiciones: el
hombre como ser racional, como ser instintivo, como ser práctico-
transformador, como ser cultural, como ser metafísico, como ser religioso,
como ser estético, como ser trascendente, como ser-en-el-mundo, etc., son
determinaciones que pretenden señalar no sólo aspecto o elementos
distintivos del hombre sino su núcleo fundamental.

En el problema antropológico sobresalen cuatro problemas que están


en estrecha relación con él: el problema de la libertad, de la cultura, de la
praxis y el problema de la historia. Así, el problema del hombre no se reduce
a sus orígenes físicos (la llamada teoría de la evolución), sino a su
diferenciación constitutiva aunque reconociendo, como es obvio, su relación
básica con el mundo animal desde el punto de vista somático. Entones la

272
cultura aparece como una clave básica de la comprensión misma del hombre
y de la historia, según sustenta Ernst Cassirer: "En el mundo humano
encontramos una característica nueva que parece constituir la marca
distintiva de la vida del hombre. Su círculo funcional no sólo se ha ampliado
cuantitativamente sino que ha sufrido también un cambio cualitativo. El
hombre como si dijéramos ha descubierto un nuevo método para adaptarse a
su ambiente. Entre el sistema receptor y el erector, que se encuentran en
todas las demás especies animales, hallamos en él como un eslabón
intermedio algo que podemos señalar como "sistema simbólico". Esta nueva
adquisición transforma la totalidad de la vida humana" (Antropología
filosófica, 1976).

 El problema de Dios

El problema de Dios no es como otros un asunto puramente teórico,


sino que, en su determinación, involucra muchas actitudes previas, opciones
vitales, e incluso una previa actitud ante lo real. Ya Anaxágoras sostuvo que
Dios es el creador del orden del mundo al considerar a la Inteligencia como la
divinidad que ordena el mundo.

El planteamiento del problema de Dios, como de otros problemas,


ofrece múltiples posiciones e interpretaciones. El mismo concepto de Dios en
la historia de la filosofía no es tan unívoco, llegando incluso a presentarse
conceptos de tipo panteísta. De hecho, la noción predominante se refiere al

272
concepto de Dios ofrecido por el cristianismo y su pensamiento en los
grandes teólogos. En este sentido, Dios sería un ser distinto del mundo, causa
de él, personal y existente en sí mismo (aseidad). Por la influencia misma del
cristianismo en la cultura europea este concepto ofrece la gran ambigüedad
de su múltiple uso y abuso, cuando se le invoca en los procesos culturales,
sociales, ideológicos y políticos.

La afirmación Dios, como una realidad fundante de la misma realidad,


ha sido motivo de la reflexión a lo largo de toda la historia de la filosofía,
desde Aristóteles a Platón. Y dicha afirmación ha pretendido basarse en una
serie de "pruebas" o vías sintetizadas y complementadas por santo Tomás de
Aquino en el siglo XIII; se entendió que tales pruebas no son de carácter
empírico, sino meditaciones racionales en las que las exigencias últimas de la
razón postularían su existencia.

El problema de Dios conoce una historia paralela en el ateísmo que,


con distintos ropajes filosóficos, centra toda una serie de polémicas y críticas
que van desde el agnosticismo hasta el ateísmo militante como lo fue el
marxismo. Particularmente en las corrientes materialistas (Demócrito en la
Antigüedad) y desde el siglo XVIII la corriente de impugnación de la
afirmación sobe la existencia de Dios se ha hecho cada vez más fuerte; línea
que se prolonga en los sistemas particulares de Nietzsche, Feuerbach, Marx,
Sartre y de algún modo se postula en el positivismo, el neopositivismo y la
filosofía analítica.

272
En el campo cristiano, el alcance y la valoración de las "pruebas" es
muy dispar. Kant no las aceptó y postuló otro camino (la prueba moral). Hoy,
sus reformulaciones están más dentro de la filosofía neotomista, mientras
que otras tendencias teológicas o se suman al radicalismo de corte
protestante siguiendo la línea de Lutero, Kierkegaard, Unamuno, Karl Barth o
la orientación antropológica de Karl Rhaner dentro del horizonte de la
metafísica trascendental de Marechal y Heidegger. En la misma perspectiva
se ubicaría el planeamiento de Zubiri, pero con otros supuestos metafísicos.

Entre los defensores de la teología de la liberación en América Latina,


de algún modo se impugna el horizonte puramente metafísico de su
afirmación, y dentro de un cierto contexto medio pascaliano, se subraya el
carácter diferenciante del Dios bíblico, como imperativo de justicia y de
hermandad. De todas maneras, un discurso sobre Dios en este lineamiento
no tiene sentido si no se realiza dentro del horizonte de la praxis y la
liberación, del cual Dios sería garante y dinamizador.

 El problema ético

Se dan dos concepciones fundamentales de la ciencia ética, esto es:


1) aquella que la considera como ciencia del fin al que debe dirigirse la
conducta de los hombres y de los medios para lograr tal fin y derivar, tanto el
fin como los medios de la naturaleza del hombre; 2) aquella que la considera

272
como la ciencia del impulso de la conducta humana e intenta derivarla con
vistas a dirigir o disciplinar la conducta misma. Estas dos concepciones son
fundamentalmente distintas y hablan dos lenguajes distintos, aunque se han
entrelazado de manera diferente tanto en la Antigüedad como en el mundo
moderno.

En efecto, la primera habla del lenguaje del ideal al que el hombre se


dirige por su naturaleza y, en consecuencia, de la "naturaleza", "esencia" o
"sustancia" del hombre. En cambio, la segunda habla de los "motivos" o de
las "causas" de la conducta humana o también de las "fuerzas" que la
determinan y pretende atenerse al reconocimiento de los hechos.

En este contexto, la dimensión ética de la existencia del hombre


tanto en su aspecto individual como social ha sido objeto de la reflexión
filosófica en todas las épocas, especialmente en ciertos períodos o
coyunturas de crisis y de grandes cambios estructurales. Pero aquí, como en
todos los problemas filosóficos, el planteamiento del problema y las líneas de
solución configuran abundantes ramificaciones temáticas, según las escuelas
y autores.

El universitario, como cultor de la filosofía, debe acostumbrarse al


despliegue pluralístico en todos los campos del saber, dado que al interior de
las ciencias especiales son múltiples los intentos de explicar los fenómenos
con diferentes marcos teóricos, técnicas y procedimientos.

272
La dimensión ética de la vida humana se funda primero en el hecho
de la moralidad, es decir, en el comportamiento práctico del hombre que se
expresa en juicios, actitudes y normas en su interacción social y cultural. José
Luis Aranguren hace notar que, en su raíz etimológica, este hecho designa
originariamente un modo de ser más que los actos o costumbres que se
remiten al modo específico de lo humano como existir consciente y
responsable (Etica, en Rev. De Occidente, Madrid, 19729). Según este autor,
prevaleció la designación latina (mores) y su connotación originaria (eJos),
con doble matiz, se perdió en la reflexión y la orientación misma de la ética.

De todos modos, la ética quiere referirse a la fundamentación teórica


de la conducta humana en todas sus dimensiones queriendo ser el soporte de
su praxis concreta. Además de la justificación racional de la moralidad, esta
fundamentación quiere expresar un conjunto de normas y principios básicos
orientadores de las situaciones concretas.

¿Qué hacer en una situación determinada? Sólo puede ser


enfrentado dentro de un marco amplio de criterios y pautas que se remiten
en última instancia a la reflexión ética, pero ésta no dice el hacer concreto
sino que da el criterio para enfrentar la situación y decidir. La ética no es un
catálogo de normas concretas sobre el horizonte infinito de las decisiones
humanas, sino el conjunto normativo esencial orientador desde la cual el
hombre asume sus propias y auténticas responsabilidades en cuanto ser

272
social, colectivo que decide no sólo por sí mismo sino por los demás en
cuanto sus actos no son puramente individuales sino sociales. Pero este
marco orientador es plural, pues depende de la ética a la cual se refiera y se
remita, bien a una ética marxista, existencialista, utilitaria, hedonista,
cristiana, etc.

La ética (cuya raíz originaria es la libertad, es decir, la distinción entre


el comportamiento específico del hombre como ser consciente y equidistante
no determinado por el dinamismo instintivo) abre en él ese espacio de una
conducta que se hace y se asume a través de la intencionalidad del sujeto,
que al mismo tiempo que elige, construye poco a poco un modo de ser.

Esta dimensión, fundada en el carácter específico de la conducta


humana que no se ajusta a un inmediatismo frente a la realidad, es una
libertad situada, al mismo tiempo, con limitaciones y ataduras, pero, de todos
modos, la fuente de la moral y la ética.

Con mucha razón Emerich Coreth sustenta: "Vivimos la experiencia


de que nos sale al paso un valor reclamando su afirmación y realización, que
nos expresa un deber absoluto y que tal vez exige la renuncia a otra forma de
comportamiento agradable y habitual. Quizá apartamos la vista e intentamos
arrinconarlo marginándolo de nuestro campo visual. Y, sin embargo,
percibimos una llamada imperante, una demanda obligatoria, que reclama
nuestra libre decisión, pero que impone a nuestra libertad una obligación

272
vinculante. Este fenómeno forma parte de las experiencias fundamentales de
la existencia humana. De ahí que incesantemente haya preocupado a los
filósofos de todos los tiempos. Es un fenómeno de tipo ético. ¿Qué significa y
cómo hay que explicarlo? ¿Qué es un valor ético, un precepto moral, una
actuación ética?" (¿Qué es el hombre?, 1982)

Si bien luego abordaremos el problema de los valores, aquí debemos


reconocer el carácter histórico social de las normas morales y que subsiste un
fondo de exigencia incondicional y un fondo universalizante que le atañe y le
toca a su estructura básica como ser humano. Por ello, Coreth afirma: "Ante
la pluralidad de valores y de campos de valor, no sólo de lo útil, de lo útil y
práctico y de lo vitalmente ventajoso, sino también de los valores
intelectuales, estéticos y culturales, se plantea esta pregunta: ¿existen
también valores que afectan al hombre en cuanto hombre, que le llevan al
desarrollo y realización plena en su ser propiamente humano? ¿Existen
valores por los que el hombre se hace, no sólo buen músico, un buen
estudiante y deportista, un buen jurista, físico, médico, etc., es decir, no sólo
se hace "bueno" en éste o en aquel sector particular de la actividad humana,
sino un hombre bueno, o lo que es lo mismo, un individuo que en lo peculiar
y esencial de su ser humano ha llegado a su pleno desarrollo y realización?
Esa es la esencia de la moral. A un valor de este tipo lo llamamos un valor
moral, lo moralmente bueno. Todo aquello que corresponde al
autodesarrollo esencial y común a todos los hombres es moralmente bueno.
Por el contrario, todo lo que se opone a dicho desarrollo es moralmente

272
malo"(¿Qué es el hombre?)

¿Cuál es el fundamento de la moral? Ha sido objeto de diversos


cominos desde Aristóteles, santo Tomás de Aquino, a pesar del giro
racionalista y autonomista de la ética kantiana y la crítica despiadada (pero
injusta) de Nietzsche a la moral judeocristiana. Paralelamente se han
desarrollado diversas teorías para explicar la conducta moral desde otros
marcos, como los análisis de Marx, Freud, Piaget, Skinner. Con todo, a inicios
del siglo veintiuno subsiste una gran proliferación de escritos sobre la ética
que copan gran parte de la filosofía analítica, incluso del problema de la ética
en el marxismo, la ética de la situación inspirada en los planteamientos de
Sartre y Simone de Beauvoir. Con todo y a pesar de los múltiples obstáculos
que se le ponen, la reflexión de orientación cristiana se va redescubriendo.

 El problema del conocimiento y los valores

Al margen de cuanto hemos indicado al tratar sobre cómo explica Kan


y Tomás de Aquino el conocimiento, debemos indicar que el problema del
conocimiento supone e implica toda una historia relacionada en gran parte
con el desarrollo de las ciencias, de los métodos experimentales, el avance de
la matemática, el desarrollo elevado de las ciencias naturales, la insurgencia
de las ciencias sociales, etc.

En este contexto, y dentro de las circunstancias actuales del

272
majestuoso desarrollo científico y tecnológico, se hace cada vez más claro las
implicaciones de este saber sobre las culturas, y al mismo tiempo los
desarrollos ambiguos en su uso y la utilización de las estrategias políticas de
la dominación. Por ello, el marcado acento crítico sobre el conocimiento y la
utilización de las ciencias cuando éstas pretenden imponerse como instancias
totalmente autónomas o cuando se postulan tesis discutibles como la
exigencia de la neutralidad en sus desarrollos metodológicos o su en
concepción puramente positivista.

Tal situación obliga a Guillermo Hoyos a manifestar que "una primera


tarea de reflexión epistemológica consiste, pues, en establecer el diagnóstico
de la positivización de las ciencias sociales en América latina y en señalar la
función ideológica de éstas como legitimización de la legalidad del sistema
dominante..., a este nivel la reflexión epistemológica pretende como segunda
tarea poder recuperar el espacio específico de las ciencias sociales para
devolverles a éstas su objeto y método. La crítica del positivismo restaura al
mismo tiempo la relatividad del conocimiento y de la apropiación técnica de
la naturaleza respecto a la totalidad social y muestra la trascendencia
material de ésta a todo intento de sistematización empírica positiva" (El
sentido de la reflexión epistemológica sobre las ciencias sociales, en
Cuadernos de Filosofía y Letras, junio de 1979)

Los problemas clásicos del conocimiento se refieren a los aspectos de


esta relación intrínseca de los tres elementos del proceso del conocer:

272
¿Puede el sujeto conocer el objeto? (Problema de la posibilidad del
conocimiento). ¿Es la razón o la experiencia la fuente primera y fundamental
del conocimiento? (Problema del origen del conocimiento). ¿En el
conocimiento, es el objeto el que determina al sujeto o el sujeto el que
determina e impone sus condiciones al objeto como plantea Kant el
problema? (Problema de la esencia del conocimiento). ¿Fuera del
conocimiento discursivo existen otras formas de conocer la realidad como la
intuición opuesta a la forma lógica argumentativa? (Problema de las formas
del conocimiento). Cuando un conocimiento se revela como verdadero, ¿con
qué criterio podemos estar absolutamente ciertos de que es así? (Problema
del criterio de verdad del conocimiento).

En las discusiones actuales se debate si es igual o no el término


gnoseología y epistemología. Esta parece referirse a la filosofía de la ciencia y
en cuanto tal, según Piaget, va conformándose cada día más en forma
autónoma al interior de cada ciencia en particular. La filosofía de la ciencia
tendría un aspecto más bien crítico-histórico respecto a las condiciones,
límites y supuestos de la ciencia.

En sentido lato, la gnoseología comprende el estudio sobre el origen y


la naturaleza del conocimiento humano al mismo tiempo que la validez de su
contenido. En sentido estricto, la gnoseología es la indagación filosófica
acerca de la validez objetiva del conocimiento; y desde este punto de vista se
distingue y se relaciona con la lógica formal cuyo objeto son las relaciones de

272
los contenidos de pensamientos entre sí (estudio de las estructuras internas
del pensamiento: concepto, juicio, raciocinio) al mismo tiempo que las leyes
genéricas del pensamiento. La gnoseología estudia los mismos contenidos
noéticos según su relación al objeto y su función representativa de la
realidad.

Es en este contexto que abordamos el problema de los valores que


forman parte de nuestra vida tanto como las cosas, personas e instituciones
que nos rodean. No podemos dejarlos de lado. Corresponde hacerse cargo de
su presencia, pues la calidad de nuestras vidas depende del valor de los
objetos que usemos, gocemos o seamos capaces de crear. Ellos son los que
propiamente le dan una dimensión ética a nuestra existencia. No sólo son
valores las cosas que constituyen el mundo, sino también mis propias
actividades, incluso mis deseos, esperanzas e intereses.

El término valor fue utilizado primero por la economía política al


estudiar el valor de uso y de cambio de las cosas. Tomás Hobbes (1588-1679)
sostenía que "el valor o estima de un hombre es, como el de todas las demás
cosas, su precio; es decir, tanto como sería dado por el uso de su poder. Por
consiguiente, no es absoluto, sino una consecuencia de la necesidad y del
juicio de otro. Un hábil conductor de soldados es un gran precio en tiempo de
guerra presente o inminente; pero no lo es en tiempo de paz" (Leviatan).

Antes de Rudolph Lotze (1817-1881) sólo ocasionalmente la filosofía

272
habló de valores; él hizo del valor un contenido fundamental del filosofar. Y
atendiendo a la cosa significada con el vocablo "valor", cabe afirmar que
indudablemente el pensamiento filosófico se había ocupado siempre en este
problema bajo el título de bien y de bondad (bonum et bonitas).

La moderna filosofía introducida por Max Scheler (1874-1928) y que


procede de Lotze, distingue nítidamente entre valor y bien: los bienes
pertenecen al orden del ser, mientras que los valores se enfrentan a éste con
"suprema independencia" y forman un reino propio. En este contexto,
debemos afirmar que la verdad es el bien de la inteligencia humana universal;
y es un bien universal para toda inteligencia humana.

Entonces, el valor está en las cosas mismas? ¿Es sólo una cualidad
que el sujeto le otorga al objeto? ¿Es una relación entre la propiedad del
objeto y la valoración del sujeto? ¿ Los valores tienen una existencia en sí,
independiente? ¿ Los valores son una creación total del hombre?

Pero, ¿qué son los valores? J. Hessen dice que "cuando se habla de
"valor" puede entenderse tres cosas: la vivencia del valor, la cualidad del
valor y la idea del valor. Si por valor se entiende exclusivamente la vivencia,
se coloca el valor en la psique, en la conciencia, es decir, se lo sicologiza. Se
incurre en el error opuesto cuando se tiene presente sólo la idea de valor. En
este caso es fácil llegar a convertir el valor en una cosa, a hipostasiarlo, como
lo hizo Platón. Por último, si se concibe el "valor" exclusivamente como

272
cualidad, como modalidad de la cosa se lo naturaliza o cosmologiza. Se hace
del valor algo propio de las cosas. Las tres concepciones son unilaterales.
Perciben algo correcto, pero lo ven demasiado exclusivamente y pasan por
alto otros detalles" (Tratado de Filosofía, 1970)

Sólo puede haber distinción entre bienes y valores en el sentido de


que: con el término bienes se indican las cosas individuales, puesto que en
ellas están realizados los valores; y se denomina valores las esencias o ideas
valórales abstraídas de aquellas. En definitiva, podemos describir el valor
como el ser mismo en la medida que, por virtud de su contenido, significa
una perfección y atrae a la potencia apetitiva.

Los valores son los criterios, los pensamientos, las decisiones que
permiten calificar y acertar qué es lo que se debe potenciar en una cultura
como educativo. Los valores más fundamentales del quehacer cultural más
humanizador son: la libertad, la creatividad y la dialogicidad.

De la esencia del valor depende la peculiaridad de su aprehensión. Si


el valor se separa del ser no es accesible a la razón orientada, hacia él; y
puesto que se abre únicamente al sentir emocional, surge el irracionalismo
valoral. Lo contrario de éste sería un racionalismo valoral que disolvería en el
ser el carácter propio del valor. Entre ambos se encuentra la aprehensión
intelectual del valor, que lo descubre porque el ser es intrínsecamente
valioso, pero que nunca puede constituir la respuesta total a aquel, porque el

272
valor perfecciona al ser y, por consiguiente, sólo encuentra la respuesta
plenamente adecuada en el sentir y el querer; por eso, aún la aprehensión
intelectual del valor estará siempre impregnada de elementos sentimentales
y apetitivos.

Al dominio del valor pertenecen la oposición de valor y no valor, así


como la ordenación jerárquica de los valores. El valor descansa en el orden
del ser y del obrar a él ajustado, mientras que la desviación del orden
deontológico denota no valor y, al fin, conduce a la culpa moral.

Por lo que respecta a la jerarquía, los grados del valor corresponden a


los del ser. Desde un punto de vista más formal se distingue el valor por razón
del goce (o valor deleitable) y el valor por razón de la utilidad (o valor útil). El
valor por razón de sí es pretendido por sí mismo; el valor deleitable irradia el
valor por razón de sí, puesto que atrae hacia éste y fluye de su posesión
beatificante; el valor útil está al servicio del valor por razón de sí como medio
para un fin.

Atendiendo al contenido, el valor por razón de sí muestra los grados


siguientes: valores económicos, vitales, espirituales (lo verdadero, lo bello, el
bien ético) y religiosos (lo santo). La jerarquización de Scheler, quizá como el
axiólogo más significativo del objetivismo contra el subjetivismo, responde a
esta enumeración, que sigue los grados del ser: valores sensibles: gratos e
ingratos; valores vitales, que se subdividen en: lógicos: verdadero-falso,

272
estéticos: bello-feo, éticos: justo-injusto; y valores religiosos que ocupan el
lugar supremo, pues en ellos se trata directamente del Bien infinito (Dios).
 
2. ¿La Filosofía tiene historia?

 Significado filosófico de la historia de la filosofía

La historia de las ciencias particulares suele ocupar un lugar


accidental en el estudio de esas disciplinas. Esto es cierto, sobre todo, en las
ciencias experimentales, donde el interés se concentra en los resultados
adquiridos. En las ciencias humanas, el desarrollo histórico de sus problemas
y soluciones tiene mayor interés, ya que muchos planteamientos se
entienden mejor a la luz de las circunstancias históricas, lo mismo, pero en
grado todavía mayor, sucede en la filosofía.

La historia de la filosofía no puede reducirse a un simple conjunto de


datos y afirmaciones de los filósofos: para captar el pensamiento de un
filósofo es necesario considerar cómo plantea sus problemas y propone sus
soluciones, y esto ya es una tarea filosófica. Cuando se pretende además
conseguir una visión histórica acerca de los diversos planteamientos y
soluciones de los problemas, necesariamente se ha de trabajar a nivel
filosófico. Pero tanto, la historia de la filosofía es una parte de la filosofía.

272
La búsqueda de la verdad es una tarea compleja cuando, como
sucede en la filosofía, se investigan los problemas a fondo. Por eso, es una
característica de los filósofos más profundos haber estudiado y discutido los
puntos de vista aportados por otros anteriores, y ello es una garantía de
mayor aproximación a la verdad.

Por ejemplo, Aristóteles considera los problemas de ese modo, y se


lamenta cuando sobre alguna cuestión hay pocos antecedentes 40.
Santo Tomas de Aquino ofrece un destacado ejemplo de amor a la
verdad. Venga de quien venga41: por eso examina todo tipo de
opiniones y procura aprovecharlas lo más posible 42.

El interés de la historia de la filosofía radica en que facilita el acceso a


la verdad, pues da a conocer lo que otros ya han pensado sobre cuestiones

40
Cfr. ARISTÓTELES. Física, IV, 1, donde pone como dificultad para el estudio del “lugar” la falta
de discusiones al respecto entre los autores anteriores.
41
Dice Santo Tomás que “la verdad, quienquiera que la diga, procede del Espíritu
Santo, que infunde la luz natural y mueve a la inteligencia y a la expresión de la
verdad” (S. Th., I-II, 109, I, AD 1).
42
Cfr. De Coelo, I, 22 (225), donde Santo Tomás se refiere a “quienes reprueban sólo por odio
lo que otros han dicho, lo cual no es propio de los filósofos, que se profesan buscadores de la
verdad. Es necesario a quienes quieren juzgar suficientemente la verdad que no actúen como
enemigos de aquellos cuyas doctrinas han de juzgar, sino como árbitros y rigurosos
examinadores de ambas partes”

272
semejantes a las actuales43. La originalidad que algunos parecen buscar,
incluso a costa de simplificaciones arbitrarias, va en detrimento de la verdad.

Cabe. Sin embargo, exagerar la importancia de los factores históricos.


Esto sucede cuando se niega la posibilidad de alcanzar soluciones con valor
permanente. Y se reduce el estudio de la filosofía al examen de las diversas
posturas que se han dado a lo largo de la historia. Hay que señalar
claramente que el conocimiento metafísico alcanza verdades de valor
perenne (acerca de Dios, del hombre y de la naturaleza), aunque esos
conocimientos se alcancen en un contexto histórico determinado y puedan
enriquecerse posteriormente con el estudio de nuevos aspectos.

En nuestra época, uno de los mayores peligros es el relativismo que


no reconoce el valor definitivo a ningún conocimiento humano. A
veces, se llega a esa postura argumentando que incluso las doctrinas
que se han considerado más ciertas en la historia, finalmente se han
revelado erróneas o parciales. Se comete así el grave error de negar
toda certeza bajo el pretexto de que en todos los filósofos o doctrinas
ha habido errores, y se adopta una postura pretendidamente

43
“El estudio de la filosofía no se hace para saber qué han opinado los hombres, sino cómo es
la verdad de las cosas”, Ibid., (228). Este texto de Santo Tomás, junto con los dos recogidos en
las notas anteriores, sitúan claramente cuál es el interés de la historia de la filosofía y con qué
actitud se ha de abordar el estudio.

272
“objetiva” que en vano busca un fundamento para seguir hablando
de la “objetividad” y la “verdad”44.

 El estudio de la historia de la filosofía

Para profundizar en la filosofía es importante el estudio de los


grandes filósofos, que han planteado los problemas con especial profundidad.
No se trata de buscar simplemente la erudición, o un conocimiento que no
traspase el plano histórico, sino de que sea una ayuda para alcanzar el
conocimiento de la verdad45.

Ese estudio debe ir acompañado de una valoración crítica: en caso


contrario, no se distinguirán los logros verdaderos de los errores, y
difícilmente se evitará la conclusión escéptica al comprobar la variedad de
soluciones que han recibido los mismos problemas. Se trata, pues, de un
estudio que permita captar y valorar los planteamientos y soluciones que, a
lo largo de la historia, han recibido los problemas filosóficos. Evidentemente,
el pensamiento de cada filósofo depende en parte de las condiciones de su
44
Cfr. , por ejemplo, S. TOULMIN. La comprensión humana I, Alianza, Madrid 1977. Pp. 17-45 y
479-503. Toulmin explica el valor de los conceptos humanos refiriéndolos a las “empresas
colectivas” concretas realizadas en la historia. De modo que no habría lugar para una serdad
definita por eso, su pretensión de defender una “racionalidad objetiva” es inviable. Es
significativo que- como sucede también a otros autores- la “verdad objetiva” que no se puede
alcanzar se identifica con la doctrina básica de Descartes y Locke: las críticas dirigidas a esos
autores tienen fundamento, pero, evidentemente, no tocan o- sólo tangencialmente- a una
filosofía no racionalista ni empirista Descartes y Locke, lejos de agotar la verdad en filosofía,
construyeron sistemas sumamente endeble.
45
Cfr. Nota 4 de este capítulo.

272
época: los problemas se plantean en un contexto determinado sometido a
cambios.
Pero los filósofos no son un simple “producto” de su época. En parte
la trascienden e influyen realmente en el desarrollo posterior del
pensamiento (y, por tanto, de toda la historia): por eso, el conocimiento de
los filósofos más influyentes tiene siempre un interés actual. No existen leyes
necesarias de la historia, y su desarrollo depende notablemente de las ideas
de los pensadores más destacados.

El estudio de la historia permite observar que las distintas posturas


filosóficas giran alrededor de unos mismos problemas fundamentales, y que
las soluciones dadas a esas cuestiones se reducen, a su vez, a varias líneas
básicas de pensamiento, que van encontrando diversas expresiones a lo largo
de la historia, y que se relacionan estrechamente con las actitudes posibles
frente a los problemas cruciales de la existencia humana. Además es posible
señalar con frecuencia cómo unos planteamientos filosóficos surgen como
reacción frente a los excesos de posturas contrarias. Todo esto permite
disminuir la perplejidad causada por la variedad de doctrinas en la historia de
la filosofía, y evitar conclusiones relativas y escépticas.

Por ejemplo, en la gnoseología se dan posturas extremas de tipo


“empirista” o “racionalista” que explican el valor del conocimiento, en último
término, en función de los sentidos o de la razón respectivamente; posturas

272
“realistas” que compaginan ambos factores; y “escépticas” que ponen en
dudad o niegan el valor del conocimiento.

Algo analógico sucede en la metafísica con las doctrinas


“materialistas”, “idealistas” y “dualistas”, en la ética con el “pragmatismo”, el
“subjetivismo” y el “objetivismo” (que admite la existencia de valores éticos
objetivos); y en la teología natural con el “ateísmo”, el “panteísmo” el
“teísmo” y el “agnosticismo”.
Además, tales posturas suelen estar relacionadas entre sí: por ejemplo,
frecuentemente se da una misma doctrina el empirismo, el materialismo, el
pragmatismo y el ateísmo. Y no es raro que una línea doctrinal se presente
como reacción o superación de otra.

 El progreso en la filosofía

Las consideraciones anteriores permiten responder a la pregunta


sobre si se da o no verdadero progreso en la filosofía.

A diferencia de lo que sucede en las ciencias o técnicas que facilitan el


dominio de la naturaleza, el progreso en filosofía no consiste en la aplicación
de nuevas doctrinas, sino en una mayor aproximación a la verdad, que puede
darse en cualquier época.
La filosofía siempre encontrará nuevos problemas y datos que antes
no se presentaban, y habrá de estudiarlos y tenerlos en cuenta. Pero por lo

272
que respecta a los temas básicos, puede suceder que el enfoque más
correcto hasta el momento se haya dado hace tiempo (incluso hace muchos
siglos), aunque a veces necesite actualizarse en aspectos secundarios.

Por ejemplo, siempre tiene gran interés el estudio de los antiguos


pensadores griegos, ya que plantearon muchos de los problemas importantes
de la filosofía y les dieron las principales soluciones posibles.

El progreso en filosofía no es lineal ni acumulativo: hay avances,


retrocesos, y cumbres que- hasta el momento- no han sido superadas.

El progreso científico –técnico no va acompañado necesariamente


por el progreso filosófico. Incluso en ocasiones puede suceder que los éxitos
científicos- técnicos sirvan como excusa para olvidar o rechazar
planteamientos filosóficos más profundos, bajo el pretexto de que los
avances citados habrían cambiado esencialmente los temas fundamentales y
sus soluciones.

El estudio de la historia de la filosofía suele hacerse según una


división en cuatro grandes períodos. A continuación realizaremos una breve
descripción de estas etapas.

272
2.1 Época Antigua

La filosofía antigua, que comprende la época que va desde los


primeros filósofos de Grecia hasta la Edad Media. En la Grecia Antigua se
plantearon ya los principales problemas de la filosofía y se propusieron
soluciones que con diversas variantes, reaparecen en las épocas posteriores.
Platón y Aristóteles representan el punto culminante de este período.

Aristóteles realizó una gran síntesis de los problemas estudiados por


sus predecesores (presocráticos, sofistas, Sócrates, Platón),
sistematizando soluciones que, en buena parte, tienen valor perenne.
Sin duda, parte de su obra se encuentra. Puede decirse que a
superada por los posteriores avances científicos, pero incluso en ese
ámbito, y sobre todo en el estrictamente filosófico, su obra “contiene
el germen enteramente formado y dotado de posibilidades ilimitadas,
de la sabiduría humana entera. Puede decirse que hasta Aristóteles la
filosofía se encontraba en estado de formación embrionaria. En
adelante, y una vez formada, va a poder desarrollarse
indefinidamente”46.

2.2 Época Medieval

46
J. MARITAIN, Introducción general a la filosofía, o, c. p. 64. No parece justo achacar
al influjo de Aristóteles en que la ciencia experimental no se desarrolla
sistemáticamente hasta siglos más tardes: su pensamiento se orienta en clara
fidelidad a la lógica y a la experiencia.

272
La filosofía medieval, que abarca los siglos de la Edad Media.
Destacan los filósofos árabes, y, sobre todo, la Escolástica cristiana, en la cual
la filosofía de relaciona íntimamente con la teología. Su punto culminante es
la doctrina de Santo Tomás de Aquino, que recoge en una síntesis original las
adquisiciones principales de la filosofía clásica y las integra armónicamente
en la teología cristiana.

A veces se presenta la Edad Media como un periodo “oscuro”, en el


cual el pensamiento estuvo envuelto en elucubraciones estériles. La
historiografía moderna da una imagen muy diversa. “Nada más falso
que considerar la filosofía medieval como un episodio que encuentra
en sí mismo su propia conclusión, y que se puede silenciar al volver a
trazar la historia de las ideas. De la Edad Media salen las doctrinas
filosóficas y científicas con que se la quiere aplastar…Fue además, la
primera en practicar una filosofía libre de toda autoridad, incluso
humana. Hay que relegar, pues, al dominio de las leyendas esa
historia de un renacimiento del pensamiento que sucedería a siglos
de sueño, de oscuridad y de error. La filosofía moderna no ha tenido
que luchar por conquistar los derechos de la razón contra la Edad
Media; por el contrario, la Edad Media los conquistó para ella” 47.

Desde luego, el pensamiento medieval tiene en la fe cristiana una de


sus principales inspiraciones, por ello no fue un obstáculo, sino un
47
E. GILSON. La filosofía en la edad media. Gredos, Madrid 1972, p. 702.

272
estímulo para la razón “todo sucede cristiana hubiese sido una fuente
religiosas de desarrollo filosófico, siendo la Edad Media latina, en el
pasado, el testigo por excelencia de ese desarrollo. Esta tesis podrá
ser tachada de apologética, pero, si es verdadera; si es falsa, no lo es
porque se la puede utilizar con ese fin. La cuestión es, pues, saber si es
verdadera, cada cual quedando libre de utilizarla como le parezca” 48.

2.3 Época Moderna

La filosofía moderna tiene su comienzo con Descartes, quien efectúa


un giro en la filosofía que influye decisivamente en todo el pensamiento
posterior. Sin duda. Descartes es el padre de la filosofía moderna. De su
intento de fundamentar todo el saber en la “evidencia subjetiva” y de
desarrollo en forma de “sistema”, arranca el racionalismo y el empirismo de
los siglos XVII y XVIII, y las cuestiones que ambos dejan sin solucionar
conducen al planteamiento de Kant quien, a su vez, condiciona fuertemente
el posterior desarrollo de la filosofía.

De Kant arranca el idealismo, cuyo máximo exponente fue Hegel, de


quien a su vez- y con los añadidos propios de tipo materialista-
arranca Marx.

48
E. GILSON. El espíritu de la filosofía medieval. Rial, Madrid 1981, p 371. Cfr. J. CHEVALIER,
Historia del pensamiento. II, Aguilar, Madrid 1967.

272
Es significativo que Jean Paul Sartre, haya afirmado que hay tres
momentos en la filosofía que se encuentran encadenados de modo
natural y que delimitan el “necesario horizonte de la cultura”: 1)
Descartes-Locke; 2) Kant-Hegel; Marx 49. Se trata, sin duda, de
posiciones que condicionan el pensamiento posterior, y, en muchos
aspectos, de modo negativo.
Aun reconociendo los aspectos parciales que en esas doctrinas
puedan tener un interés positivo, no parece exagerado afirmar que
globalmente consideradas, contienen graves errores y son fuente de
otros aún mayores50. El positivismo de A. Comte representa una línea
de pensamiento que aun influida por los planteamientos post-
cartesianos, se centros preferentemente en la reforma de la sociedad
basándose en consideraciones pretendidamente “científicas” 51. Esa
“política científica” de tipo utópico se da también en Marx, aunque
con desarrollos distintos. En la época más reciente, muchos
planteamientos serán variantes del positivismo y del marxismo, y
llegarán a dominar no sólo buena parte del mundo de las ideas, sino
también amplios ámbitos de la política, con muchas repercusiones
negativas.

2.4 Época Contemporánea


49
Cfr. Question de méthode, Gallimard, Paris 1960, p. 17.
50
Por ejemplo de Kant llega a afirmar J. Chevalier que “fue llevado a mutilar la inteligencia
humana y a negar todo poder de aprehender lo real” (Historia del pensamiento III, Aguilar,
Madrid 1963, p. 594).
51
Cfr. J. M. PETIT. Filosofía, Politioca y religión en Augusto Comte. Acervo, Barcelona 1978.

272
La filosofía contemporánea (siglo XX) presenta, al mismo tiempo que
numerosos autores influyentes- como cualquier otra época-, algunas líneas
especialmente difundidas:

 El pensamiento marxista, fraccionado en posiciones “ortodoxas” y


“heterodoxas” en relación con la realidad política;
 La filosofía analítica, muy difundida en las áreas anglo-sajonas,
centrada en el análisis del lenguaje;
 La filosofía de la ciencia, frecuentemente relacionada con la filosofía
analítica y no raramente condicionada por planteamientos
cientificistas y positivistas:
 La fenomenología de E. Husserl y sus discípulos;
 El existencialismo, con muy diversas variantes (Heidegger, Sartre,
Jaspers);
 La metafísica del ser, especialmente de inspiración tomista, cultivada
desde diferentes perspectivas por autores muy variados.

Nuestra época podría caracterizarse por un cierto funcionalismo: hay


poca confianza en las construcciones teóricas, un lógico interés, por
solucionar los problemas de la vida diaria, y gran admiración por los
adelantos científicos-técnicos. Estas características se encuentran reflejadas
en el pensamiento filosófico, lo cual explica en parte la difusión de doctrinas
marxistas (en las que se busca, más que la teoría, la eficacia práctica y una

272
concepción pseudo- religiosa que dé sentido a la vida), y de la filosofía
analítica (más académica, y frecuentemente unida a una concepción
escéptica y pragmatista de la existencia humana.

Por otra parte, se hace imperiosa la búsqueda de soluciones más


profundas, por lo que se da también una fuerte corriente de respeto y estudio
de los clásicos (Aristóteles especialmente), y una renovación del pensamiento
metafísico, cultivo por lo que se ha llamado la “filosofía perenne” (cuya
expresión más profunda se encuentra en Santo Tomás de Aquino), que
defiende el valor permanente y definitivo de las tesis básicas de la
metafísica52.

2.5 Filosofía Latinoamericana

La filosofía latinoamericana se caracterizó siempre por su


subordinación a intereses religiosos y políticos y por su profundo significado
social, sin embargo, lejos está el día en que todos tengan igualdad de
oportunidades y desarrollo personal.

Es difícil para los pensadores latinoamericanos independizarse tanto


de la influencia colonial como del pasado indígena y emerger con un
pensamiento propio fruto de una identidad firme y auténtica.
52
Sobre las diversas posturas mencionadas puede verse, p. ej.: I. M. BOCHENSEKI. La filosofía
actual. FCE, México 1969; R. VERNEAUX. Historia de la filosofía contemporánea, Herder,
Barcelona 1971.

272
La filosofía latinoamericana necesita descubrir su verdadero Ser, sin
dejar de lado su historia ni sus antepasados, porque sería como renegar de
los propios padres, teniendo en cuenta especialmente su realidad cotidiana,
su ambiente natural, la aceptación del potencial humano y sus condiciones y
la elaboración de un proyecto participativo auténtico.

Ninguna filosofía surgió de la nada, todas emergieron como una


continuidad o por oposición a notables pensamientos anteriores; sin
embargo, lograron notoriedad por el aporte que significaron o por la crítica
oportuna que daba lugar a nuevos modos de pensar.

Los griegos elaboraron su filosofía a partir de situaciones políticas


oscuras e influenciados por la mitología de antiguas culturas. Su trabajo era
un intento de comprender la realidad en que vivían y la búsqueda de formas
ideales de organización social, metas que la humanidad todavía no ha
alcanzado.

El pensamiento griego influyó ampliamente en Occidente, que hasta


nuestros días se rige por el modelo de cultura greco-romana.

La población nativa latinoamericana fue diezmada y despojada de su


cultura, aunque todavía permanecen vivos antiguos vestigios de sus antiguas
tradiciones mezcladas con las creencias religiosas de sus invasores y arcaicos
rituales africanos de la población esclava.

272
Pero la población colonizadora e inmigrante también forma parte de
latinoamérica, con su bagage de tradiciones, religiones y culturas diferentes.

Los latinoamericanos para tener una identidad propia tienen que


hacerse las mismas preguntas que se tiene que hacer un adolescente cuando
deja atrás la infancia: ¿quién soy, dónde estoy y hacia dónde voy?; porque el
comportamiento del hombre latinoamericano expresa la ambivalencia de su
propio pasado y la ambigüedad de su cultura.

Con respecto al resto del mundo se siente marginado, como todo el


que no tiene muy claros sus orígenes pero que desea desesperadamente
pertenecer a un grupo.

Esa necesidad de Ser lo que Es, lo lleva a adoptar modos de ser de


otras culturas, con un origen, un pasado y una historia diferente.

El hombre latinoamericano, como un adolescente, quiere parecerse


para poder diferenciarse.

El mundo latinoamericano se caracteriza por las riquezas de sus


tierras y por la pobreza del hombre. La abundancia que falsamente nos
enorgullece, no exige ningún esfuerzo, se puede obtener el sustento casi sin
estirar la mano y también muchos se pueden morir de hambre.

272
Sin saberlo vivimos en un paraíso que puede transformarse en un
infierno y que permanece en buena parte sin explorar; a la espera que el
hombre nuevo se ponga en marcha y se atreva a ser adulto y dueño de su
destino; porque los problemas son más sociales y morales que económicos.

Dejemos atrás la adolescencia y seamos adultos comprometiéndonos


con un proyecto que permita a todos acceder a la educación, para terminar
de una vez por todas con los excluidos de siempre, que son los que todavía
tienen que luchar para hacerse un lugar.

Latinoamérica necesita unirse en una sola forma de pensar que


permita al hombre desarrollarse en plenitud y vivir en paz.

2.6 Filosofía Ecuatoriana

¿Cuándo ha estado en auge la Filosofía en nuestro país?


¿Verdaderamente hay una filosofía latinoamericana, ecuatoriana? Sabemos
de cierta forma que Latinoamérica se ha pensado desde el dominocentrismo
europeo, habiendo así, una europeización de América a manos de los criollos
y la aristocracia latinoamericana.

¿Cuándo puede pensarse en una Filosofía Latinoamericana?


Indudablemente con un Domingo Faustino Sarmiento y su obra magistral

272
“Facundo, Civilización y Barbarie” o por otro lado Juan Bautista Alberdi y su
“Fragmento Preliminar al Estudio del Derecho”, que no tuvo mucha acogida,
como la mayoría de obras de importantes pensadores mientras con vida

están. Ambos autores argentinos. Y no es para menos, Argentina fue la


puerta de entrada de toda la filosofía europea, mientras que aquí –Ecuador-
las luchas incesantes eran por poder y dinero, hasta la fecha actual.

La Filosofía en nuestra región, siempre ha querido plantearse a partir


del indigenismo –y lo andino en general-, y ahora ha tomado más fuerza lo

indígena pero a manera de folclor y patrimonio.  Nos pensamos como


víctimas de la europeización, para edificar todo un sistema social y político,
cuando ya es hora de dejar esa posición ridícula de víctimas y asumir la
responsabilidad que aquella dominación que tiene su clímax en

el neocolonialismo, llega a manos también de las mismas oligarquías locales.

La posición ideológica vigente posee una Filosofía propia, que es la


que se quiere inculcar y en resumidas cuentas, sirve para alimentar un

proyecto político local. De esta manera es como se cambian las mallas


curriculares del sistema educativo secundario, la Filosofía desaparece del

pensum; la Filosofía y cualquier materia que se le parezca.  Los textos tienen


que seguir una estandarización que va regida por un Ministerio,

impartiéndose ahí una ideología propia. Es una quema de libros simbólica,

272
cuando por ejemplo se puede mencionar que para Castoriadis, la Filosofía

como tal es política. No hablo de Filosofía Política, sino que por antonomasia

lo es. Esta idea convierte directamente el pensamiento en acción y

ejecución. Pero hay un pensamiento previo, una idea, un libre pensar que


solamente está en la Filosofía, y eso para un régimen puede ser peligroso por

el mismo hecho que pueda convertirse en acción.  Así, no superamos a un


Foucault marxista que dice que la lucha de clases, solo es una lucha por el

poder. Se trata de una quema de libros, en medida que la Filosofía misma se


trata del disenso, en términos rancerianos.

Por otro lado, aunque cuento viejo, la Filosofía en las universidades


no existe, a duras penas se encuentra una materia en carreras enteras. En las
facultades de Filosofía, se hacen profesores, psicólogos o pedagogos, pero no
existe una carrera llamada “Filosofía” como tal. Se les ha dado mayor
importancia a las carreras técnicas, apostando en la rentabilidad social y
económica.

Se cree infantilmente en el progreso y que este se puede lograr


solamente con el tecnicismo y la maquinización del hombre, en una suerte de
instrumentalización de este: ¿De qué sirve un filósofo? Contesto con otra
pregunta ¿De qué sirve un ejército de técnicos trabajando en un régimen
prepotente? Implicaría esto la maquinización del hombre, sin su espacio para

272
pensar… para la Filosofía y su praxis, más que solo la ya inyectada
ideológicamente. Inyectada, de la misma forma como se le aplica el suero a
un enfermo que no tiene la más mínima voluntad de replicar y solo desea
salvar su vida, en manos de una enfermera.

Pensar implicaría, someterse a sí mismo a crítica en detrimento al


libre pensamiento crítico de la realidad en donde se desenvuelve. Porque el
pensar es crítico, independientemente si esté de acuerdo o no con su
entorno inmediato. Pero hay que decir, que donde se desenvuelva el sujeto,
siempre va a querer ser sometido por ciertos dispositivos de poder
(comunicacionales, políticos, salúbricos, entre otros), por lo tanto, someterlo
a que esté de acuerdo. ¿Qué puede decir un ecuatoriano sobre la muerte?
¿Sobre la felicidad? ¿Sobre el amor? ¿Sobre el poder? Entre otras preguntas,
probablemente responderán tonterías, quizás desde la religión, o peor, desde
el discurso político.

Los proyectos políticos siempre tendrán sus razones filosóficas para


ejecutarse. No importa la tendencia, pero serán coercitivas. Así como el
“progreso” puede estar justificado con las más grandes atrocidades, las
mismas que se critican desde el régimen actual, pero que se patrocinan. La
Filosofía significa -la libertad de pensar-, pero eso en la estructura donde
vivimos se evita y hasta se repudia, siendo este un ejemplo de atrocidad del
siglo XXI; en el siglo pasado en Latinoamérica desaparecían a la gente y ahora,
bueno esto. Freud diría: “estamos avanzando como sociedad”.

272
Lo social es necesariamente un antagonismo, un conflicto. La política dirá
Rancière, es el desacuerdo. Solo así se puede construir historia, no a través
de una imposición ideológica basada en un discurso unidireccional y
apabullante, que podría ser sometido a discusión y acción si hubiera espacio
para la Filosofía, para el disenso.

Llegamos necesariamente a cuestionarnos sobre la ontología del


ecuatoriano. El ser, la existencia de este, su muerte, su felicidad, entre otros…
se manifiesta en el libre pensar y en su libre hacer. Se pensaba antes que en
la Universidad se debían crear a los libres pensadores, pero eso quedó nada
más en bocetos de unicornios. La tachadura de este ser –libre pensador y
hacedor de su existencia- lo traduzco como un exterminio subjetivo del
sujeto. Lo que aquí se requiere es nada más que, ciudadanos que estén de
acuerdo con el proyecto político y que contribuyan a un supuesto bien
social. Puedo ver que el fin de la Filosofía, es el fin del sujeto.

2.7 Mujeres filósofas

Marie Le Jars de Gournay (1565-1645), mujer culta y ampliamente


respetada en su tiempo (aunque más tarde fuera olvidada), gran seguidora de
los escritos de Montaigne, aseguraba en su obra Sobre la igualdad de

272
hombres y mujeres que “estrictamente hablando, el ser humano no es ni
masculino ni femenino: los sexos distintos no están ahí para establecer y
señalar una diferencia, sino que sirven solamente para la reproducción. La
única característica esencial radica en el alma dotada de inteligencia”. Marie
decidió permanecer soltera y, producto de su gran cultura y tesón para el
estudio, fue artífice de uno de los salones franceses más eminentes en el que
se reunían intelectuales de diverso calado donde se hablaba sobre literatura,
política o filosofía. El mismísimo cardenal Richelieu fue un confeso admirador
de Marie. 

Apoyándose en algunas tesis del mencionado Montaigne (que llegó a


tratar a nuestra protagonista como a una “hija adoptiva espiritual”), De
Gournay centró su pensamiento en la reflexión sobre la muerte y en la
necesidad de imprimir un sentido a nuestra vida. Pero, sobre todo, puso
sobre el tapete la cuestión del género al afirmar que si bien hombre y mujer
se diferencian físicamente, en su interior, sin embargo, albergan una
característica idéntica: poseen un alma. Y es que no dudó en denunciar que si
las mujeres no alcanzaban puestos más destacados en el panorama cultural
de la Francia que le tocó en suerte vivir, era debido a la carencia de
posibilidades para formarse. 
Por esta razón, nunca dejó de animar a sus amigas y conocidas, a través de
sus libros y en las reuniones que ella misma organizaba, a emplear su
intelecto y a adquirir el aprendizaje necesario para situarse al mismo nivel
intelectual que los hombres para, con el tiempo, demostrar la igualdad de los

272
sexos a este respecto. En un breve texto titulado Quejas de las mujeres, harta
de las falsas acusaciones que sobre ella se cernían (brujería, prostitución,
demencia, “vieja solterona”, etc.) llegó a escribir que “más de uno dice
treinta tonterías y todavía triunfa, por su barba o por el orgullo de sus
supuestas capacidades”.

Como explica el profesor mexicano Marco Arturo Toscano Medina,


cuando la historia de la filosofía se ha hecho cargo de la mujer (aunque haya
sido colateral y parcialmente), “da la impresión que se ocupa de una realidad
que no es completamente humana”. Si tenemos en cuenta que la filosofía
responde a la universal y perentoria necesidad humana de dar solución a los
grandes interrogantes de la existencia, es difícil entender cómo hay quien ha
intentado hacer de esta disciplina un campo destinado exclusivamente a los
hombres. El problema es que, cada vez que las mujeres han intentado
hacerse un hueco en la filosofía, prosigue Toscano Medina, han sido
“condenadas a ser y existir en un mundo construido por el varón”, por lo que
escapar de los fuertes prejuicios arraigados en la sociedad en cuestión ha
supuesto un esfuerzo en ocasiones insuperable.

Immanuel Kant, por ejemplo, inmerso de lleno en el complejo


contexto de la Ilustración, declaró en una clase del curso 1790–1791 que “las
mujeres son siempre niños grandes, es decir, no se fijan nunca un objetivo,
sino que se dejan caer ahora aquí, ahora allá, pero no contemplan objetivos
importantes; esto último es tarea del hombre”. En aquella misma época, sin

272
embargo, en la que el acceso de las mujeres a la cultura seguía sujeto casi por
completo a la condición de que sus familias ostentaran un alto nivel
económico, o que se decantaran por la vía religiosa de un monasterio,
existían auténticas filósofas que se vieron condenadas a vivir bajo la sombra
de las grandes figuras masculinas como el propio Kant, Fichte, Schelling o
Hegel, entre otros ejemplos. 

 Libertad, igualdad y fraternidad... para ellos

Es el caso de Olympe de Gouges (1748–1793), autora de la primera


declaración de los derechos de la mujer en 1791. En ella acusaba a la
Asamblea Nacional de París de haber publicado una Constitución dirigida en
exclusiva a los “hombres y ciudadanos”, en la que quedaban excluidas las
mujeres. 

Después de un matrimonio forzado con un viejo empresario, y tras


quedar viuda, adujo sin temor que el casamiento supone “la tumba de la
confianza y el amor”. En sus escritos, que tuvieron gran repercusión, trataba
diversos temas (la religión, el matrimonio, el celibato, la sociedad, etc.). A
pesar de que la revolución fuera acogida como un soplo de aire fresco por
gran parte del pueblo francés frente a los abusos del Antiguo Régimen, bajo
el estandarte del famoso lema revolucionario Libertad, igualdad, fraternidad,
Olympe de Gouges pensaba que la situación de las mujeres, a pesar de todo,
no había cambiado ni un ápice. Con una voluntad férrea, reclamó un trato de

272
igualdad en cualquier aspecto para hombres y mujeres. Lo importante,
pensaba, no es demostrar que la naturaleza de ambos sexos no difieren en lo
esencial, sino obligar al Estado a que la ley les sea aplicada de igual forma: los
derechos no son un privilegio que puedan dispensarse aleatoriamente. En su
Declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadana, Olympe llamaba la
atención a sus compañeras de esta forma: “Mujer, ¡despierta! La campana
que toca la razón resuena por todo el universo; ¡conoce tus derechos! El
reino poderoso de la naturaleza ya no está rodeado de prejuicios, fanatismo,
escepticismo y mentiras. Solo la ley tiene derecho a poner límites a esta
libertad cuando degenera caprichosamente, pero debe ser igual para todo el
mundo”. El punto clave de la libertad, aseguraba la enérgica Olympe, reside
en que la sociedad admita que cualquier ciudadano, sea cual sea su condición
o su sexo, pueda progresar sin impedimentos artificiales mediante la libre
ejercitación de sus capacidades. Olympe de Gouges murió ejecutada en
defensa de esa misma libertad, tras oponerse frontalmente a la represión
jacobina que por aquel entonces comandaban Marat y Roberspierre. La
acusación del tribunal revolucionario: reaccionaria.

 Contra el silencio

Si viajamos por un momento hasta la actualidad descubrimos, tras la


aparición de los grandes grupos feministas del siglo XX, que lo que llamamos
“masculinidad” y “feminidad” no son notas esenciales de la naturaleza
humana, como pensaban Kant, Rousseau o Schopenhauer, sino constructos

272
sociales o culturales que pueden ser modificados con el esfuerzo de una
sociedad. Aquella expulsión premeditada de las mujeres del mundo de la
cultura, afirma la profesora Rubí de María Gómez, “se expresa como omisión
histórica que ha borrado los rastros dejados por mujeres. Afirmarse como
mujer no significa dejar de ser parte de la humanidad”. Desde muy pronto, en
mitos difíciles de fechar, el Sol fue identificado con el varón, junto a las
características de la fuerza, la actividad y la responsabilidad, mientras que a la
mujer se le adscribían notas más oscuras (Luna), como la falta de creatividad
o la irracionalidad. Hasta bien entrado el siglo XX, escribe María Rosa Palazón,
“el principal negocio femenino fue, pues, seducir para engendrar”. 

Para evitar estridencias que pudieran afectar al tranquilo devenir


masculino de la historia de la filosofía, la estrategia a seguir fue clara:
silenciar el ejercicio intelectual de las mujeres. “Ha llegado el momento –
continúa Palazón– de no seguir esgrimiendo la igualdad abstracta, inmersa en
los marcos teóricos y la praxis en uso. Poco habremos avanzado si nuestro
único objetivo es que las mujeres ocupen los oficios y los puestos de mando
antes reservados para los hombres, respetando el mismo estatus opresor,
injusto, enajenante y enajenado”. 

Ya en el siglo XIX existieron algunas mujeres que, tras la aventura


ilustrada en la que la filosofía prosiguió su recorrido eminentemente
masculino, fueron conscientes de su condición y decidieron tomar parte
activa en ella a través de la política y la filosofía. Hedwig Dohm (1831–1919),

272
que vivió cerca y conoció de primera mano la élite intelectual de Berlín, fue
una de ellas. Es necesario que se escriba menos teoría sobre las mujeres; ya
era hora de que los postulados que quedaban expuestos en los libros se
pusieran en práctica: lo relevante es examinar la vida cotidiana de cualquier
mujer para darse cuenta de que su situación no es comparable a la de los
hombres. 

 La conquista del voto

El período de la Ilustración no debía pasar en balde. Sus principios


debían aplicarse sin excepción a todos los seres humanos: el derecho a la
educación solo puede ser universal, la desigualdad es producto de la
diferencia existente en el proceso de socialización entre mujeres y hombres.
Solo de este modo, a través del desarrollo intelectual, pueden aquellas
interesarse por la política e intervenir, así, en los temas que incumben a los
miembros de cualquier sociedad. Para ello, sin embargo, era necesario el
sufragio universal. A este respecto, Dohm escribía en uno de sus tratados,
titulado La naturaleza y el derecho de las mujeres: “Exigimos el derecho al
voto como nuestro derecho. Pero ¿por qué tengo que demostrar primero que
tengo este derecho? Soy un ser humano, pienso, siento, soy ciudadana del
Estado. ¿Por qué se equipara a la mujer con los idiotas y los criminales? No,
con los criminales no. Al criminal se le priva de sus derechos políticos solo
temporalmente; de modo que tan solo la mujer y el idiota pertenecen a la
misma categoría política”. 

272
No fue hasta finales del siglo XVII cuando se publicó por vez primera
un libro bajo el título de Historia de las mujeres filósofas (en la actualidad se
puede encontrar en la editorial Herder), escrito por Gilles Ménage y
dedicado, según el autor, a “la más sabia de las mujeres actuales y del
pasado”: Anne Lefebvre Dacier, una intelectual francesa, editora y traductora
de clásicos griegos y latinos. Cuando Umberto Eco echó un vistazo a la obra,
explicó que, tras haber hojeado al menos tres enciclopedias actuales sobre
filosofía, no encontró ninguno de los nombres que cita Ménage en su
llamativo libro. El autor italiano aseguró tras este análisis que “no es que no
hayan existido mujeres que filosofaran; es que los filósofos han preferido
olvidarlas, tal vez después de haberse apropiado de sus ideas”.

 Usurpando, que es mujer

Lo cierto es que Eco no andaba desencaminado. Una de las primeras


mujeres conocidas bajo el título de scientific ladies (apelativo surgido en
Inglaterra en el siglo XVII) fue Anne Finch Conway (1631–1679), quien, a
pesar de sus achaques crónicos de migraña y de las dificultades económicas
familiares, se dedicó fervientemente al estudio. Solo se conserva uno de sus
escritos: Principios de la más antigua y más moderna filosofía, donde
presenta la naturaleza (en oposición al sistema de Descartes) como un
gigantesco organismo vivo, y no como una inerte máquina. Todos los cuerpos
están repletos de vida, de manera que la oposición cartesiana de cuerpo y

272
alma es, a ojos de Anne, innecesaria y superflua. El cuerpo es una suerte de
espíritu concentrado, mientras que el espíritu, a su vez, es un cuerpo etéreo.
Llamativamente, Conway llamó a cada una de estas sustancias vivas que
pueblan el universo y que actúan en la naturaleza de un modo que resulta
muy familiar: “mónadas”, cada una de las cuales son indivisibles, y que,
además, encierran en su totalidad la complejidad del mundo. Sin embargo, el
concepto de mónada ha pasado a la historia de la filosofía como un concepto
propio del sistema de Leibniz, quien no tuvo reparos en explicar en distintos
lugares de su obra que las ideas de Conway le habían influenciado
hondamente. 

 La extraña pareja... igualitaria

Otro ejemplo del influjo que las mujeres han tenido en la historia de
la filosofía es el de Harriet Hardy Taylor Mill (1807–1858), esposa de uno de
los pensadores más estudiados en las facultades de Humanidades y Ciencias
Económicas, John Stuart Mill. Este, concienciado de la injusta situación que
vivían las mujeres casadas, renunció a todos los derechos que el contrato
matrimonial le otorgaba sobre Harriet. Ambos se influyeron mutuamente y
de su trabajo conjunto emanaron algunas de las tesis más importantes del
pragmatismo de John: todos los seres humanos albergan el mismo derecho a
su realización personal para, así, obtener la felicidad; la lucha por la igualdad
y la emancipación de las mujeres; el derecho de autodeterminación, etc. En
uno de los escritos de Harriet leemos: “Por qué cada mujer tiene que ser

272
mero accesorio de un hombre, sin que se le permita tener intereses propios:
la única razón que se puede dar es que así lo quieren los hombres. Los que
tienen el poder consiguen que los súbditos consideren durante mucho
tiempo como sus virtudes apropiadas aquellas cualidades y aquella conducta
que agradan a los gobernantes”.

 El camino por andar

Aunque hemos repasado solo algunos de los ejemplos menos


conocidos, es indudable que el campo de la filosofía realizada por mujeres
está repleto de ejemplos aún por descubrir esperando a que alguien les dé
voz. A modo de homenaje y como invitación para la investigación de los
lectores de Filosofía Hoy, también debemos mencionar por su importancia a
Hipatia, Diotima, Fintis, Marguerite Porète, Christine de Pizan, Teresa de
Ávila, Margaret Cavendish, Emily Dickinson, Rosa Mayreder, Rosa
Luxemburgo, Alexandra Kollontai, Lou Andreas-Salomé, Simone Weil, Indira
Gandhi, Simone de Beauvoir, Sarah Kofman, Natalia Ginzburg, Victoria Camps
o Martha Nussbaum, sin olvidar a aquellas que, con la ayuda de la literatura,
hicieron del mundo un lugar más habitable, como las hermanas Brönte, Safo,
Jane Austen, Gabriela Mistral, Flora Tristán, George Sand, Ana María Matute
o Virgina Woolf. Y es que “un día existirá la muchacha y la mujer cuyo
nombre no signifique meramente una oposición a lo masculino, sino algo por
sí, algo que no se piense como un "completamiento" y un límite, sino solo
vida y existencia: la persona femenina”.

272
ESQUEMA
UNIDAD 1

272
ACTIVIDAD DE LA PRIMERA UNIDAD

272
  
UNIDAD 2

El problema antropológico y el
problema epistemológico.

OBJETIVO
 
 

272
1. ¿Qué es la Antropología?

La Antropología es una ciencia muy amplia que se encarga de estudiar


al hombre. Pero vamos a centrar nuestro estudio en una de sus
partes, la Antropología Filosófica.

La Antropología Filosófica es el conocimiento del hombre a la luz de la


filosofía. Ésta intenta comprender al hombre superando los límites de las
ciencias, dando respuestas de su origen, esencia y considerándolo en alma-
cuerpo. Una pregunta fundamental que se hace la antropología es: ¿Quién es
el hombre? Y a su vez también se cuestiona por la naturaleza de su ser, lo que
lo diferencia del resto de los seres, entre otras cosas.

En este libro no pretendo dar una definición concreta del hombre,


sino revisar las definiciones más clásicas de filósofos destacados en esta área
de estudio filosófico.

1.1 Concepciones sobre el hombre, dualismo antropológico

 Filosofía antigua
 Sócrates (filosofo ateniense del S. V a. C.)

Es el iniciador de este periodo. Sus enseñanzas hicieron hincapié en


aspectos como: la virtud, el amor, la justicia y el conocimiento de uno mismo.

272
Su misión era tratar de persuadir a los hombres para que cuidaran su alma,
que era lo más noble, y también de incentivarlos a que obtengan virtudes y a
que sean personas sabias.

Él dice que el hombre está compuesto entre el cuerpo (soma) y alma


(psiché), dentro de nosotros se encuentra el alma pero esta no puede ser
captada por los sentidos.

El alma es lo que distingue al hombre del resto de los seres, y


también dice que existe una naturaleza humana, con valores éticos
universales que funcionan como guías para orientar la conducta del hombre.
Plantea que el saber actuar de forma correcta constituye nuestra naturaleza,
y cree que el vicio es el es producto de la ignorancia, que ninguna persona
desea el mal por ello sostiene que la virtud es conocimiento, y que las
personas que conocen el bien, actuaran de forma justa. Lo virtuoso es lo que
perfecciona el alma.

Sócrates distingue al hombre, ya que él es el único ser capaz de dar


una respuesta racional a cualquier pregunta racional sobre sí mismo.

" A lo largo de mi camino no hago otra cosa que persuadiros, de que


no es el cuerpo de lo que debéis preocuparos ni de las riquezas ni de ninguna
otra cosa, antes y más que del alma, para que ésta se convierta en óptima y
virtuosísima"

272
 Platón (filosofo ateniense del S. V a. C.)

Continúa con el pensamiento de Sócrates, con la diferencia de que


Platón va a presentar un dualismo en el que se encuentran dos principios
opuestos el alma y el cuerpo, que considera al cuerpo como una cárcel que
encierra al alma y representante de nuestra materialidad que nos situa como
algo mas en el mundo sensible, mientras que el alma pertenece al mundo
inteligible y es el autentico y verdadero hombre

Al ser el cuerpo una cárcel, Platón decía que este llevaba a nuestra
alma a la extrañeza de lo material, impidiéndole la contemplación de las
ideas, por ello el filósofo no le teme a la muerte, porque con esta el alma se
libera del cuerpo, ya que el hombre ideal para Platón es una pura inteligencia
desligada de toda carnalidad.

Para Platón el alma es inmortal y lo demuestra con los siguientes


argumentos:

El alma recuerda las Ideas tenidas anteriormente, luego es capaz de


pasar de un estado a otro. Lo natural es que vuelva al estado que tuvo
anteriormente y pase de la existencia terrena a la pura contemplación del
Mundo de las Ideas. La existencia del alma va más allá de la existencia
terrena.

272
El alma es simple, y sólo se corrompe aquello que se compone de
partes. Como lo simple no se puede corromper, tampoco puede morir, es
inmortal.

Alma quiere decir vida, principio de movimiento; pero este


movimiento proviene de su propia naturaleza; luego siempre tendrá vida, es
inmortal.

División tripartita del alma.

Platón establece una división tripartita del alma en la cual a cada tipo
de alma le pertenecen características esenciales propias:

El alma superior, es la más significativa del hombre siendo la


característica propia y exclusiva del él, es la racional que inspira a saber la
verdad, el conocimiento, se sitúa en la cabeza y es inmortal, en ella se
encuentran virtudes tales como la sabiduría, y la prudencia. Luego
encontramos dos almas mas, lairascible y la concupiscible o apetitiva, ambas
son mortales y se encuentran respectivamente en el tórax y el abdomen, las
virtudes que podemos hallar en ellas son la fortaleza, el valor y la templanza.

Esta división le permite, por una parte, dar cuenta de ciertas


tendencias e instintos humanos y, por otra parte, jerarquizar a la sociedad en

272
distintas clases sociales según la naturaleza propia de cada quién, que viene
determinada por el mayor peso o predominio de un tipo de alma u otro.
" El alma puede buscar y encontrar las ideas porque las ha contemplado en el
mundo de la verdad eterna antes de entrar al cuerpo. En el alma permanece
la huella, indeleble, de aquella contemplación originaria".

 Aristóteles (filosofo nacido en Estagira S. IV a. C.)

Si bien es discípulo de Platón, este filósofo no está de acuerdo con


algunos conceptos de él, da un giro en los pensamientos sobre el hombre,
manteniendo una filosofía perfectamente realista.

Intenta reconstruir la unidad que Platón rompió al separar nuestro


ser en dos substancias completamente distintas e irreconciliables.

Aristóteles concibe al ser humano de acuerdo con su teoría de la


sustancia, es decir, que no es posible la existencia de formas separadas: la
sustancia es un compuesto de materia y forma, y estas no se pueden disolver.

Este filósofo considera al alma como la forma del cuerpo (materia),


indisolublemente ligada a él. También la acepta como un principio vital, ya
que todos los seres vivos, tanto animales como vegetales, están dotados de
alma.

272
Coincidirá con Platón, en la concepción de que el hombre es un
compuesto de alma y cuerpo; pero se separará de Platón al concebir esa
unión no como accidental, sino como sustancial. Es decir que no existe el
alma por un lado y el cuerpo por otro lado, sino que ambos existen
exclusivamente en la sustancia "hombre", la distinción entre alma y cuerpo es
real, pero sólo puede ser pensada. Tampoco estará de acuerdo con Platón
cuando este dice que el alma es inmortal, ya que para Aristóteles no es
posible que subsistan las formas separadamente de la materia. Cuando el
hombre muere se produce un cambio sustancial y eso supone la pérdida de
una forma y la adquisición de otra por parte de la sustancia "hombre": la
forma que se pierde es la de "ser vivo" (lo que equivale a decir "ser
animado"), y la forma que se adquiere es la de "cadáver" (lo que equivale a
decir "ser inanimado").

Las funciones del alma

Aristóteles tampoco estará de acuerdo con la concepción tripartita


del alma planteada por Platón, ya que este filósofo dice que el alma no tiene
partes, ella es única y tampoco se encuentra en un lugar determinado ya que
no es un cuerpo ni forma parte de el, sino que es una función del mismo.

Lo que si establecerá es una jerarquía en los seres vivos producida


por la heterogeneidad de las funciones vitales que realizan, ya que no todos
los seres vivos tienen las mismas capacidades ni realizan las mismas

272
funciones. Por lo tanto Aristóteles realizo diferentes niveles de operatividad y
funcionalidad donde se establece una diferencia en las funciones del alma
con respecto a los seres que la poseen.

En el primer nivel jerárquico encontramos la función vegetativa, esta


ejerce las funciones de asimilación y de reproducción, este tipo de alma la
podemos encontrar en las plantas por lo tanto es la encargada de las
funciones propias del mantenimiento de la vida, en lo que podríamos
considerar su escala más baja, ya que son ajenas a ella todas las funciones
sensitivas así como el control del movimiento local. Dado que estas funciones
vitales son comunes a todos los seres vivos todos han de poseer un tipo de
alma capaz de realizarlas.

En el segundo nivel jerárquico encontramos la función sensitiva


superior a la vegetativa, ya que además de estar capacitada con la función de
nutrición, también controla la percepción sensible, el deseo y el movimiento
local. Dice que este tipo de alma es propia de los animales ya que les permite
disponer de las sensaciones necesarias para garantizar su supervivencia

En el tercer y último nivel, se encuentra la funciónpensante, es la


superior a las anteriores ya que además de tener la capacidad vegetativa,
sensitiva también es capaz de ejercer funciones intelectivas. Por esto decimos
que es el tipo de alma propia del hombre. Las funciones intelectivas son el
conocimiento de la verdad en sí misma (la capacidad del conocimiento

272
científico), y el conocimiento de la verdad con fines prácticos (la capacidad
deliberativa). Para Aristóteles el alma no es solo el principio vital, sino que, al
igual que Platón, dice que es también el principio del conocimiento. . De
hecho, Aristóteles definirá el hombre como animal racional, atendiendo
precisamente al tipo de alma que le es propia; aunque en la Política lo defina,
atendiendo también a las características de su naturaleza, como animal social
o "político".

Los seres vivos están organizados en una jerarquía que se


corresponde con sus funciones anímicas:

1. El reino vegetal posee sólo la función nutritiva


2. El reino animal (excepto el hombre) posee las funciones nutritivas
y sensitivas.
3. El hombre posee las tres funciones: nutritiva, sensitiva y pensante.
Es ésta última la que le caracteriza esencialmente como hombre.

 Filosofía medieval

 Santo Tomás de Aquino (Filósofo Italiano 1225-1247)

Este filósofo asume la teoría de Aristóteles en la que decía que el


hombre está formado por materia y forma y su relación es substancial, es
decir: ambas son necesarias para constituir la sustancia humana, también

272
afirmaría que estos componentes no son absolutamente separables ya que el
alma necesita del cuerpo para realizar todas las funciones de la actividad
vegetativa, sensitiva y pensante y decía que esta única alma seria la que
regula todas las funciones del hombre y determina su corporeidad. Por otra
parte él está seguro que Platón ofrece una solución que está de acuerdo
sustancialmente con la fe, pero lo encuentra defectuosa desde el punto de
vista filosófico.

Afirma la unidad hilemórfica del ser humano, que constituye una


unidad en la que existe una única forma sustancial, el alma racional, que
informa inmediata y directamente a la materia prima constituyendo el
compuesto "hombre".

Continua concibiendo al alma como principio vital y de conocimiento,


pero rechaza la interpretación de Platón, donde le atribuye al alma, y no al
ser humano, esas funciones vitales y cognoscitivas, mientras que la
interpretación hilemórfica (materia - forma) de Santo Tomás le llevará a
atribuir esas funciones al "hombre": es el ser humano, el individuo, el que
vive y conoce, el que razona y entiende, el que imagina y siente. Todo ello es
imposible sin tener un cuerpo, por lo que éste ha de pertenecer al "hombre"
con el mismo derecho que le pertenece el alma.

Dada la necesidad de explicar la inmortalidad del alma, Santo Tomás


afirmará que en ella existen ciertas facultades que le pertenecen como tal, y

272
que no dependen para nada de su relación con el cuerpo. Otras pertenecen al
compuesto "hombre" y no pueden ser ejercidas sin el cuerpo. La facultad de
su potencia del alma puede ser clasificadas en tres grupos jerárquicamente
relacionados: las facultades o potencias vegetativas, las sensitivas y las
racionales. Aquí encontramos una clasificación similar a la de Aristóteles,
pero esta no se trata sobre tres tipos de alma, sino de tres facultades o
potencias de la misma alma racional.

Entre algunos motivos más sobre la inmortalidad del alma, según


Santo Tomás, podemos destacar lo siguiente:

Al hombre, el alma, lo hace un ser con conciencia y esto es lo que lo


diferencia de los animales.

Siendo capaz de poseer esta conciencia, también es capaz de tomar


decisiones libres y voluntarias sobre su vida.

 Filosofía moderna
 Descartes (filosofo francés SXVII)

Este filósofo crea una corriente denominada Racionalismo, que decía


que el hombre no se podía mover solamente por impulsos, por lo que tenía
que ser un ser con pensamientos, de aquí viene Racionalismo = razón. Esta
corriente afirma que el conocimiento solo llega a través de la razón.

272
Descartes intento aplicar a la filosofía los conocimientos racionales de
la ciencia y en concreto, de las matemáticas.

El único conocimiento seguro a partir del cual comenzó sus


investigaciones lo expresó en la famosa sentencia: Cogito, ergo sum, "Pienso,
luego existo". Partiendo del principio de que la clara consciencia del
pensamiento prueba su propia existencia, mantuvo la existencia de Dios.

Sostiene el dualismo alma cuerpo planteado por Aristóteles, también


comparte la definición de sustancia de otros racionalistas: la sustancia es
aquello que existe por sí mismo y no necesita de otra realidad para existir, y
la divide en dos partes, por un lado esta la sustancia pensante (Res Cogitam)
o la inteligencia, y por el otro lado encontramos la sustancia extensa (Res
Extensa).

Antes, la filosofía, había estado dominada por el método escolástico


que consistía en comparar y contrastar las opiniones de las autoridades
reconocidas. Descartes rechazo este sistema y estableció: "En nuestra
búsqueda del camino directo a la verdad, no deberíamos ocuparnos de
objetos de los que no podamos lograr una certidumbre similar a las de las
demostraciones de la aritmética y la geometría". Por esta razón determino no
creer en ninguna razón hasta haber establecido las razones para creerla, a
esto se lo denomino duda metódica.

272
 Kant (filósofo alemán S XVIII)

Kant intentó elaborar una antropología de índole práctica, haciendo


ver que el hombre es un existente diverso de los demás en su valor, su
dignidad y su condición de persona, y que a estas características debe
corresponder un comportamiento adecuado.

También nació la " revolución copernicana" que consistía en la


suplantación del ser (objeto) por el pensar (sujeto). El pensar es la clave para
dar razón del hombre mismo.

Este filósofo observara que pese al enfrentamiento entre el


racionalismo (planteado por Descartes) y el empirismo, que postula que el
único conocimiento legítimo es el que proviene de la experiencia, surgirá una
coincidencia en la cual va a incidir fundamentalmente su crítica: racionalismo
y empirismo son dos formas de Realismo

El Realismo es una teoría que sostiene que para el acto de conocer lo


determinante es el objeto.

Para que sea posible el conocimiento es necesaria una estructura de


nuestra razón, la cual es independiente de la experiencia. Un material
modelable, al cual la estructura de la razón elaborará. La intuición sin

272
conceptos no da el conocimiento ya que todo pensamiento sin contenido es
vació y estas se considera que son ciegas.

En la " Introducción a la Lógica" Kant dice que el campo de la filosofía


se encierra en las siguientes cuestiones:

1. ¿Qué cosa podemos saber?


2. ¿Qué cosa debemos hacer?
3. ¿Qué cosa podemos esperar?
4. ¿Qué cosa es el hombre?

La primera pregunta se refiere a la metafísica, la segunda a la ética, la


tercera a la religión, la cuarta a la antropología. Las primeras se pueden
reducir a la última cuestión, en cuanto todo se fundamenta sobre el hombre.

 Filosofía contemporánea
 Nietszche (filosofo alemán, 1844-1900)

A diferencia de muchos filósofos antes vistos, Nietzsche no concibe a


la antropología como dualista, es decir, para este filósofo el hombre no está
compuesto de cuerpo y alma. Propone básicamente a un hombre que debe
ser creativo, debe crear sus propios valores, hacerle frente a la cultura y a la
sociedad. Ya que para este filósofo el hombre es pensado como un ser
mediocre, miserable, incapaz de grandes valores. Un ser defectuoso y

272
enfermo, que se niega a evolucionar, a abandonar los errores de la cultura
occidental, sin ser consciente de que se vence a sí mismo mediante la
superación.

Surge " La idea del superhombre" en la que el hombre no es solo un


puente para llegar a él, sino que este tendrá nuevas virtudes, valores. El
hombre superior no cree en la igualdad y dice si a las jerarquías, él cree que la
igualdad solo lleva a una moral de esclavos.
En el primer discurso de Zaratrusta (una de sus obras) expone 3
metamorfosis del espíritu: Cómo el espíritu se convierte en camello, cómo el
camello se convierte en león, y como el león se convierte en niño. El camello
representa a las personas que se contengan a obedecer ciegamente, el león
representa al gran quien tiene necesidad de convertirse en niño, es decir, de
poder llegar a superar su autosuficiencia para poder vivir libre de prejuicios y
crear una nueva tabla de valores.

Características del superhombre.

A partir del tercer estado (niño), es cuando empieza a aparecer el


superhombre que da lugar a la nueva humanidad libre y creadora.
Encontramos diferentes características:

o Ansia de vivir: el superhombre se preocupa más allá de todo, de la


vida. En cuanto a las virtudes, ama a la fuerza física, la rebeldía de

272
las personas fuertes y poderosas, y en particular, valora a la vida
corporal, es decir, la salud, el placer, las pasiones, la victoria, el
éxito.
o Superación: superación de la moral tradicional occidental cristiana,
el hombre no está sometido a ningún precepto moral ya que se
sitúa por encima del bien y del mal. El superhombre es la máxima
posibilidad del ser humano.
o Valores: no solo los valores han sido cambiados sino que también
la forma de valorar. El superhombre se ríe de los valores
tradicionales y rompe con la jerarquía de valores.
o Tierra: vive la fidelidad a la tierra, lejos de la consecuencia
metafísica de los filósofos, lejos de la idea de Dios. Es fiel a lo
terreno, a lo que pisa, olvidando las composiciones espirituales.
o Poder: Se deja llevar por el deseo de dominar y de no ser
dominado, es decir, esclavo. el superhombre vive la voluntad de
poder, que es la consecuencia de las ansias de vivir.
o Retorno: el superhombre vive el eterno retorno. Querer el futuro
es volver a querer el pasado, todo ya ha existido.

La nueva visión del hombre.

El hombre es un ser miserable: porque desprecia la tierra, el cuerpo,


el instinto; es un ser a medio hacer entre la bestia y el superhombre. Es un
paso intermedio entre la animalidad y la superhumanidad.

272
El hombre es un animal defectuoso: es el único animal del universo
que aún no ha llegado a consolidarse. Corre un riesgo: o vencer al hombre
mediante la superación o volver a la animalidad primitiva.

El hombre es algo intermedio: es algo sin terminar de hacerse, es un


puente tendido hacia el superhombre. El hombre tiene que superarse,
transformarse en el superhombre. No es estático, inmóvil, está dotado de
una enorme capacidad creadora.

La vida tiene una fuerza enorme, expansiva. La especie humana está


dotada de esa fuerza expansiva que tiene la vida, está en un proceso
evolutivo constante, sin terminar, que le hace ir hacia especies superiores.

Sentido de superación: para que el hombre llegue a ser el


superhombre, tiene que superar la moral tradicional, llegar a la nueva moral,
a la que está de acuerdo con su naturaleza, no a la que va contra ella. Este
afán de superación le debe llevar a expulsar a Dios de su interior, tiene que
superar la idea de Dios: Dios ha muerto y sólo

En conclusión: el superhombre es la afirmación enérgica de la vida y


el creador y dueño de sí mismo y de su vida, es un espíritu libre.

Para Nietzsche, el Superhombre es el filósofo venidero tras la muerte

272
de Dios.

 Sartre (filósofo francés, 1905-1980)

La actividad filosófica de Sartre se vuelca hacia el existencialismo que,


a partir de la publicación de "El ser y la nada", lo van a convertir en el
principal, o al menos en el más popular y conocido, representante del
existencialismo.

Para los existencialistas lo que propiamente existe es el hombre, no


las cosas, que toman su ser en él o a través de él. El hombre no tiene una
esencia que le determine a ser o a comportarse de una manera concreta, sino
que él mismo se hace, es su propio existir. Existir es sinónimo de hombre,
esto significa que éste es libertad y conciencia. Libertad, porque el hombre es
un modo de ser que nunca es dado de antemano, ni tampoco es puesto por
algo o alguien. Y conciencia es porque la existencia es lo que nunca es objeto,
sino aquello a partir de lo cual me refiero a lo otro que no soy yo y con lo que
me relaciono, además de conmigo mismo (autoconciencia).
Para Sartre la existencia precede a la esencia, y la hace posible, ya que si no
existo no puedo conquistar mi esencia ni dármela a través de actos
dependientes de mi.

Por ejemplo, antes de que alguien nazca, ya sabemos " a priori" lo


será. Va a ser una manifestación concreta de una esencia, en este caso del ser

272
humano. Desde este punto de vista, la esencia es anterior a la existencia,
porque ya antes de existir se sabe lo que algo va a ser. La existencia,
entonces, no consiste en más que en hacerse presente una esencia
determinada. La existencia de un perro, por ejemplo, no consiste más que en
manifestar una esencia o naturaleza concreta: la de un perro.

Pero no se puede saber de antemano lo que somos o no, ya que no


hay una naturaleza humana igual para todos. El ser es individual, y cada uno
lo va formando a medida que va existiendo. Así podemos decir que uno
mismo determina el ser de cada uno. Por lo tanto el hombre esta "
condenado a ser libre" porque si quiere existir tiene que obligatoriamente
inventarse a si mismo, a que no tiene ser.

La elección se hace sin poder estar seguros de que sea la correcta.

Sartre también distingue dos tipos de realidades o entes, los que son
" el ser en si" y los que son " el ser para si", con los que intentara establecer
una diferencia entre el hombre y el mundo. Mientras " el ser en sí" es lo que
es, careciendo de toda relación, como masa indiferenciada, refiere al mundo;
el " ser para sí" describe la conciencia humana de modo tal que está en el
mundo, en " el ser en sí", aunque es totalmente diferente de éste.

Más adelante ampliaremos y profundizaremos este tema


sobre el existencialimo, ya que su importancia es fundamental para el estudio

272
del hombre.

1.2 Culturalismo

Con este término se designan las tendencias de la antropología que


intentan descubrir, en la diversidad de las culturas, de los comportamientos,
de las actitudes, de las mentalidades y de las costumbres, una explicación del
hombre basada en la diferencia y lo relativo, cuestionando el universalismo
propio de los grandes sistemas de pensamiento derivados de la tradición del
saber occidental.

En los años 50, 60 y 70 del siglo pasado aconteció el auge de esta


corriente de pensamiento en los países desarrollados, sobre todo en los
EEUU, Europa y algunos sudamericanos. Cuajó a expensas de la gran
influencia que por entonces tenía la hoy ex Unión Soviética sobre la izquierda
universitaria y culta y abarcó amplios campos del saber: La filosofía, la
antropología, la sociología, la historia, la psicología y por lo tanto el
psicoanálisis, la política. Leían mucho a Marcuse (La Sociedad Carnívora), a
Sartre, a Foucault y a Althusser. Dentro del campo del psicoanálisis también
se notó su influencia. Desde el marxismo y desde fuera del marxismo.
Podemos definir al Culturalismo como la tendencia que pone el énfasis en los
factores sociales y culturales en el desarrollo de la personalidad y en la
generación del conflicto. Esta escuela hace una valoración superlativa de esta
"presión cultural". Entre sus epígonos dentro del campo psicoanalítico

272
destacaron personalidades como Harriet Sullivan, Karen Horney y Erich
Fromm. Ellos rechazaron la teoría freudiana de las pulsiones y pusieron en
primer plano dos conceptos: la angustia y la agresividad. La primera como
consecuencia del conflicto del Yo con las exigencias culturales, la segunda
como efecto dela frustración. Esta frustración produce un profundo
resquemor y una agresividad que debe ser reprimida y por lo mismo está en
el origen de la angustia. Esta forma de entender la génesis del conflicto está
totalmente alejada de los postulados freudianos y la canianos y son los que
han desvirtuado el concepto de frustración en el psicoanálisis, volviendo muy
difícil su recuperación. Además de la constatación de cómo se han apoderado
del concepto las escuelas conductistas. A nivel del pensamiento filosófico,
Sartre se ocupó y mucho del concepto de angustia y dentro del
existencialismo y la fenomenología pensadores como Biswanger y Victor
Frankl fueron sus continuadores. El último de ellos, muy ligado al
pensamiento católico y a algunas ideas del junguismo. Sullivan describe por
aquél entonces una angustia que él llamó básica, que es adquirida en las
primeras etapas de la vida, en la infancia, y transmitida por los padres. Esta
ponía en evidente riesgo la necesidad que tiene el niño de seguridad. Esta
necesidad de seguridad no tiene un origen sexual para él, sino que está
fundamentada en la socialización. Se aleja por lo tanto del concepto
freudiano de placer libidinal. De allí surgirá como consecuencia que al tratar
de evitar la angustia, reprimirá todos los impulsos que puedan entrar en
conflicto con las normas culturales. Karen Horney también considera a la
angustia como un efecto directo de la frustración. Para ella la angustia

272
procura en su intento de ser disuelta, un aumento de las necesidades
afectivas y una búsqueda del amor exclusivo, sobretodo de la madre. Al no
lograrlo totalmente, se produce agresividad, que lo lleva a experimentar
fuertes sentimientos de culpa y temor a perder el amor primordial. "La
personalidad neurótica de nuestro tiempo". Erich Fromm, que como
recordarán escribió títulos tan importantes como "El arte de amar" o "El
miedo a la libertad", ubica a la angustia como resultado del conflicto infantil
entre la necesidad de independencia y la de reconocimiento.

Para él, la justicia, la libertad y la verdad, son tendencias innatas,


fuertemente asentadas en la personalidad humana y no meras sublimaciones
como fueron comprendidas por Freud y posteriormente por Lacán. Para
Fromm, el hombre y la sociedad se recrean dialécticamente y es ésta
interacción la que hace del hombre un ser fundamentalmente "social". El
complejo de Edipo, por lo tanto, es el producto de una sociedad que él
denomina "patriarcal", y el resultado de la lucha del niño por su
individuación. La escuela culturalista llega a conclusiones radicalmente
opuestas a las que llegó Freud. Las actitudes de la sociedad hacia la
sexualidad son para ellos realmente peligrosas, siendo en última instancia la
sociedad la causa de la agresividad y la angustia. Por supuesto, estas
posiciones fueron fuertemente criticadas por los psicoanalistas clásicos y
rebatidas por numerosos trabajos que investigaron el origen de la sexualidad
infantil y el complejo edipo-castración. Al poner el énfasis en la frustración
"realmente" vivida por el individuo, los culturalistas descuidan el papel de la

272
fantasía en los conflictos individuales y terminan negando el concepto de
inconsciente tal como lo alumbró Freud y como lo perfeccionó Lacán. Ellos
analizan el conflicto como una "realidad" y perciben a la historia como un
"trauma". Su equívoco más importante es el desconocimiento del carácter
imaginario de la angustia y del conflicto edípico, y de los conceptos que por
aquel entonces estaba elaborando Lacán con la ayuda de la lingüística, y su
descubrimiento de lo Real. El Culturalismo desapareció como tal, pero
muchas de sus ideas siguen vivas en los movimientos sociales y políticos.
Sobre todo en los llamados "movimientos de liberación de la mujer". El
psicoanálisis, con el crecimiento de la influencia de las ideas de Lacán, dió un
paso más allá. Sin perder de vista los conflictos sociales, no abandona en
absoluto el pensamiento de Freud desarrollando nuevas líneas de
investigación y abriendo perspectivas que garantizan la formulación de un
psicoanálisis mucho más completo, moderno y eficaz para entender al
hombre de nuestro tiempo.

1.3 Existencialismo
 
El existencialismo es un movimiento filosófico que surge en el siglo
XX, en Alemania que luego se difunde por toda Europa, especialmente en
Francia, este movimiento se da a raíz de los filósofos antecesores como
Shopenhauer, Kierkegaard, Nietzsche y Unamuno(siglo XIX), posteriormente
se consolida el existencialismo por los trabajos de Martín Heidegger y en
menor escala de Karl Jespers.

272
La filosofía de Heidegger sustituye la nada por Dios como la fuente de los
valores humanos; Jaspers encontró a Dios (al que llamó trascendencia) en la
intensa experiencia emocional de los seres humanos. Empero, el
existencialismo el papel crucial de la existencia, de la libertad y la elección
individual, en donde el ser humano es aquel que piensa, actúa, crea
experiencias subjetivas con la vida humana dando valor al "existir".

El existencialismo implica que el individuo es libre y, por lo tanto es


totalmente responsable de sus actos. En ello, la libertad deriva varias
implicaciones, como la responsabilidad, en donde el hombre es plenamente
responsable del modo de ser que va adquiriendo a lo largo de su existencia.
De alguna manera la libertad resulta incómoda, debido a que hay que saber
qué hacer con ella, por lo tanto será la causa de una gran angustia.

El existencialismo no cree en normas generales vállidas para todos,


no tiene un sentido de referencia o sea que el hombre bajo sus
responsabilidades debe crear sus propias normas. Cuando realiza una
elección, tiene inseguridad si es buena o mala, por tanto esta va acompañada
de la angustia.

 ¿Qué es existencia?
 Para la DRAE.

EXISTENCIA. (Del lat. tardío exsistentia). f. Acto de existir. || 2. Vida

272
del hombre. || 3. Fil. Por oposición a esencia, realidad concreta de un ente
cualquiera. En el léxico del existencialismo, por antonom., existencia humana.
|| 4. Mercancías destinadas a la venta, guardadas en un almacén o tienda.

 En campo filosófico

En general, el concepto de "existencia" se contrapone a esencia y no


es, en principio, un término que pueda ser definido ya que la definición se
refiere a la esencia. Pero para los existencialistas, este término tiene un
significado restringido, es el modo de ser propio del hombre.

Así sólo el hombre "existe" propiamente, puesto que "hombre" y


"existencia" son tenidas por sinónimos. Y en este sentido, la existencia
implica libertad y conciencia.

Existencia es lo que nunca es objeto; es el origen a partir del cual yo


pienso y actúo, sobre el cual hablo en pensamientos que no son
conocimiento de algo: 'existencia' es lo que se refiere y relaciona consigo
mismo y, en ello, con su propia trascendencia.

 Temas que trasciende en el existencialismo


 Individualismo Moral
La mayoría de los filósofos desde Platón ha mantenido que el bien ético más
elevado es el mismo para todos: en la medida en que uno se acerca a la

272
perfección moral, se parece a los demás individuos perfectos en el plano
moral. El filósofo danés del siglo XIX Søren Kierkegaard, el primer escritor que
se calificó de existencialista, reaccionó contra esta tradición al insistir en que
el bien más elevado para el individuo es encontrar su propia y única vocación.
Como escribió en su diario: "Tengo que encontrar una verdad que sea
verdadera para mí... la idea por la que pueda vivir o morir". Otros escritores
existencialistas se han hecho eco de la creencia de Kierkegaard de que el
individuo ha de elegir el camino propio sin la ayuda de modelos universales y
objetivos. En contra de la idea tradicional de que la elección moral implica un
juicio objetivo sobre el bien y el mal, los existencialistas han afirmado que no
se puede encontrar ninguna base objetiva, racional, para defender las
decisiones morales. También durante el siglo XIX, el filósofo alemán Friedrich
Nietzsche sostuvo que el individuo tiene que decidir qué situaciones deben
ser consideradas como morales.
 Subjetividad

Todos los existencialistas han seguido a Kierkegaard al resaltar la


importancia de la acción individual apasionada al decidir sobre la moral y la
verdad. Han insistido, por tanto, en que la experiencia personal y la actuación
según las propias convicciones constituyen los factores esenciales para llegar
a la verdad. Así, la comprensión de una situación por parte de alguien que
está comprometido en esa situación es más elevada que la del observador
indiferente, objetivo. Este énfasis puesto en la perspectiva del agente
individual ha hecho que los existencialistas sean suspicaces respecto al

272
razonamiento sistemático. Kierkegaard, Nietzsche y otros fueron, de un modo
intencionado, no sistemáticos en la exposición de sus filosofías y prefirieron
expresarse mediante aforismos, diálogos, parábolas y otras formas literarias.
A pesar de su posición antirracionalista de partida, no se puede decir que los
existencialistas fueran irracionales en el sentido de negar toda validez al
pensamiento racional. Han mantenido que la claridad racional es deseable allí
donde sea posible, pero que las materias más importantes de la vida no son
accesibles a la razón o a la ciencia. Además, han sostenido que incluso la
ciencia no es tan racional como se supone. Nietzsche, por ejemplo, afirmó
que la visión científica de un Universo ordenado es para la mayoría una
ficción práctica, una entelequia.

 Elección y compromisos

Tal vez el tema más destacado en la filosofía existencialista es el de la


elección. La primera característica del ser humano, según la mayoría de los
existencialistas, es la libertad para elegir. Mantienen que los seres humanos
no tienen una naturaleza inmutable, o esencia, como tienen otros animales o
plantas; cada ser humano hace elecciones que conforman su propia
naturaleza. Según la formulación del filósofo francés Jean-Paul Sartre, la
existencia precede a la esencia. La elección es, por lo tanto, fundamental en
la existencia humana y es ineludible; incluso la negativa a elegir implica ya
una elección. La libertad de elección conlleva compromiso y responsabilidad.
Los existencialistas han expuesto que, como los individuos son libres de

272
escoger su propio camino, tienen que aceptar el riesgo y la responsabilidad
de seguir su compromiso dondequiera que éste les lleve.

 Temor y angustia

Kierkegaard mantenía que es crucial para el espíritu reconocer que


uno tiene miedo no sólo de objetos específicos sino también un sentimiento
de aprehensión general, que llamó "temor". Lo interpretó como la forma que
tenía Dios de pedir a cada individuo un compromiso para adoptar un tipo de
vida personal válido. El concepto de angustia posee un papel decisivo y
similar en las obras del filósofo alemán Martin Heidegger; la angustia lleva a
la confrontación del individuo con la nada y con la imposibilidad de encontrar
una justificación última para la elección que la persona tiene que hacer. En la
filosofía de Sartre, la palabra "náusea" se utiliza para el reconocimiento que
realiza el individuo de la contingencia del Universo, y el término "angustia"
para el reconocimiento de la libertad total de elección a la que hace frente el
hombre en cada momento.

Jean-Paul Sartre es una de las indiscutibles figuras de la historia de la


cultura del siglo XX. Principal representante del existencialismo filosófico, su
actividad como dramaturgo y novelista le hizo merecedor del Premio Nobel
de Literatura en 1964, galardón que rechazó para no ver comprometida su
integridad como escritor.

272
 Jean Paul Sartre
Filósofo y escritor Francés (1905 - 1980)

Uno de los más brillantes pensadores de este siglo, personalidad


primerísima del movimiento existencialista. Expresó gran parte de su doctrina
en obras dramáticas y novelas que han alcanzado resonancia universal. Como
filósofo reflexionó sobre la soledad, la angustia, el fracaso, la muerte...
Sostuvo que la existencia precede a la esencia, que el infierno son los otros y
que el hombre es una pasión inútil. Su obra filosófica más importante es El
ser y la nada.
"Fue ante todo un hombre público; se mantuvo siempre en la brecha
tomando posición ante los avatares políticos contemporáneos y teorizó el
compromiso del intelectual con el mundo y la realidad. Pero si su
aproximación al partido comunista concluyó abruptamente tras la represión
de Budapest, como escritor con los años fue afinando un estilo exquisito que
lo hizo merecedor del premio Nobel de Literatura en 1964, galardón que
rechazó por razones éticas. Fue profesor en El Havre y en París hasta 1945,
fecha en la que renunció para consagrarse plenamente a liderar el
movimiento existencialista", dice su biógrafo.
Nació en París. Su padre murió cuando él tenía pocos meses de nacido, por lo
que vivió su infancia bajo la cuidadosa y suave tutela de sus abuelos. Estudió
en el Liceo Enrique IV y en la Escuela Normal Superior y se graduó con
distinción en 1928. Ejerció la docencia en Laon, Le Havre y Neuilly, viajó por
Alemania, Grecia y Egipto, y estudió las filosofías existencialistas y

272
fenomenológicas de Kierkegaard, Heidegger y Husserl.

Adoptó su principio básico de que la existencia precede a la esencia


en su primera novela, La náusea, de 1938 y en diversas narraciones cortas, en
las que trató de representar la trágica angustia de un alma consciente de
hallarse condenado a ser libre. Según sus palabras, esta pavorosa libertad
significa que el hombre ante todo existe, se encuentra a sí mismo, se agita en
el mundo y se define después, y por lo tanto, está condenado en cada
instante de su vida a la absoluta responsabilidad de renovarse.

Incorporado al ejército en 1939, cayó prisionero de los alemanes en


1940. Repatriado, intervino activamente en la Resistencia. La primera de sus
muchas obras teatrales, Las moscas, es de 1942. Después de la guerra
produjo obras dramáticas sobre temas existenciales, Las manos sucias, El
diablo y el buen Dios y A puerta cerrada. Entre sus novelas sobresalen La
edad de la razón, La tregua y la colección de cuentos El muro. Publicó
también El existencialismo es un humanismo, La prostituta respetuosa,
Baudelaire, ¿Qué es la literatura?, Situaciones y Crítica de la razón dialéctica.
Falleció en París. Había dicho: "Durante mucho tiempo tomé la pluma como
una espada; ahora conozco nuestra impotencia... La cultura no salva nada ni a
nadie, no justifica. Pero es un producto del hombre, que se proyecta en ella,
se reconoce... Ese viejo edificio en ruinas, mi impostura, es también mi
carácter; podemos deshacernos de una neurosis, pero no curarnos de
nosotros mismos.

272
Existencialismo para Sartre
Aun cuando más adelante Sartre se apartó del existencialismo, se hizo
famoso como existencialista y siempre se lo recuerde como tal.

A fines de la segunda guerra mundial, la destrucción y la muerte


sembrada por el conflicto desencadenaron la mirada optimista acerca del
progreso suscitado en el discurso positivista. Es allí donde desarrolla la figura
de Sartre que sin haber inventado el término de existencialismo le otorga una
fuerte presencia a una filosofía que si bien para algunos es más una actitud
que una escuela de pensamiento, llama la atención por atender temas como
la subjetividad, la finitud, la autenticidad, la libertad y la soledad.

Pero se denomina existencialismo a una serie de doctrinas filosóficas


que, aunque suelen diferir en mucho puntos, coinciden considerar que es la
existencia del ser humano, el ser libre, la que define su esencia, en lugar de
su esencia humana la que determina su existencia.

Para Sartre, el existencialismo es la filosofía que hace suya la


comunicación de que la "existencia precede a la esencia" pero realmente
¿qué quiere decir?

Para poder entenderla consideremos lo opuesto "la esencia precede


a la existencia" donde esencia significa:

272
 Lo que es una cosa
 La definición de cosa
 La idea de cosa
 La naturaleza de la cosa
 La función de la cosa
 El programa de la cosa

En el caso de los artefactos creados por el hombre, la esencia precede


a la existencia. Imagínense la invención de la tijera: Un hombre que
necesitaba algo para cortar papel. La creación de la tijera. El corte de papel.
Aquí la idea de la cosa precede a la creación efectiva del objeto. Pero si el
invento del hombre no cumple su objetivo (no corta papel) sería un invento
malo.

Según Sartre la tradición filosófica occidental, desde Sócrates en


adelante supuso que en los seres humanos "la esencia precede a la
existencia". Ya sea porque creía en alguna esencia platónica preexistente que
deja su estampa en el individuo como el repostero con su molde o porque
creía que el ser humano existe en la mente de Dios antes de la creación (más
o menos como existían las tijeras en la mente del inventor).

De acuerdo con esta concepción, los humanos, igual que las tijeras
son evaluadas por el grado en que responden a la esencia. Un hombre que no
satisface a la esencia al igual que la tijera es malo, o tal vez humano en

272
absoluto.

Para Sartre, en cambio, todo esto terminó en el siglo XIX cuando


Nietzsche trajo la noticia de que Dios ha muerto.

Entonces en sentido figurado, podríamos decir que si no hay Dios, no


hay tampoco ninguna idea en la mente de Dios a la que deba responder al
hombre o como afirma Sartre cada ser humano está solo, abandonado y libre.
Cada cual crea y recrea su esencia en todo momento, y gracias a sus
elecciones y acciones. Es por eso que Sartre dice "que cree que es
existencialista aquel que cree que la existencia precede a la esencia".

Podría parecer que según esta definición, un existencialista tiene que


ser forzosamente otro.

Es mas muchos existencialistas eran regresos de hecho el fundador


reconocido del existencialismo Kierkegaard, era un cristiano emprendido. No
negaba la existencia de Dios ni que los humanos éramos creación de Dios,
pero sostenía que la creencia de Dios no era más que eso: una creencia, un
artículo de fe al que uno se aferraba apasionadamente y no un dato científico
o una deducción lógica. Para él entre el hombre y Dios había un abismo
infinito.

Dios nos dejó en "aislamiento absoluto": cuando lo invocamos, nos

272
responde de un silencio.

Para Kierkegaard, ese silencio es justamente la presencia de Dios.

Al poner énfasis en nuestro abandono y en la libertad que Dios nos ha


dado(y por ende en la responsabilidad que tenemos en nosotros mismos)
Kierkegaard nos está diciendo que al buscar a Dios, buscamos nuestra
libertad por consiguiente también para Kierkegaard la existencia precede a la
esencia, por lo tanto puede llamarse existencialista.

El existencialista tiene características como: introduce la vivencia


personal en la reflexión filosófica. Frente a la tradición de que el filósofo debe
establecer cierta distancia entre el mismo como sujeto pensante y el objeto
que considera. El existencialista se sumerge apasionadamente en lo que
contempla, hasta el punto de que su filosofía puede llegar a ser una filosofía
autobiográfica.

Los temas sobre los que reflexiona el existencialismo se mueven


alrededor del hombre y de la realidad humana.

El hombre para los existencialistas no es un mero objeto. El hombre


es un sujeto en el mundo y abierto al mundo. Para Sartre el hombre se crea a
sí mismo.

272
La libertad es otro de los temas básicos para los existencialistas no se
trata en ello, sin embargo, de la libertad académica, de la libertad como
presupuesto de nivel moral, sino de la libertad que hace posible la elección y,
por lo tanto, la realización del individuo.

La muerte también es objeto de atención para los existencialistas. El


ser para la muerte es el verdadero destino y objetivo de la existencia
humana.

La conciencia es siempre conciencia de algo. El dato primario del yo


es la intencionalidad de la conciencia. Ésta es del mundo pero no se halla en
el mundo como las cosas. La distancia entre el ser y la conciencia es llamada
por Sartre "nada"

 Fenomenología

Si la filosofía primitiva de Sartre se llamó ''existencialista'' por su


contenido, su método se llamó ''fenomenológico''.

La fenomenología fue creada por el filósofo alemán Edmund Husserl,


un contemporáneo de Sartre mayor que él, cuyas ideas Sartre estudió en
Alemania.

272
2. ¿Qué es la Epistemología?

Como epistemología se denomina la disciplina cuyo objeto de estudio


es la naturaleza, el origen y la validez del conocimiento. La palabra se
compone con las voces griegas ἐπιστήμη (epistéme), que significa
‘conocimiento’, y λόγος (lógos), que traduce ‘estudio’ o ‘ciencia’.

La epistemología, como tal, es una rama de la filosofía que estudia los


fundamentos y métodos del conocimiento científico. Para ello, procura dar
respuestas a interrogantes tales como: ¿qué es el conocimiento?, ¿cómo se
produce el proceso de razonamiento en la mente humana?, ¿cómo
determinamos que aquello que hemos entendido es, en efecto, verdad?

Así, la epistemología también se encarga de estudiar el grado de


certeza del conocimiento científico en sus diferentes áreas, con el objetivo
principal de estimar su importancia para el espíritu humano. Como tal, la
epistemología también se puede considerar parte de la filosofía de la ciencia.

La epistemología surgió con Platón, quien oponía el concepto de


creencia u opinión al de conocimiento. De este modo, mientras la opinión es
un punto de vista subjetivo, sin rigor ni fundamento, el conocimiento es la
creencia verdadera y justificada que se ha obtenido luego de un riguroso
proceso de comprobación y validación. Así, según la teoría de Platón, el
conocimiento es el conjunto de todas las informaciones que describen y

272
explican el mundo natural y social que nos rodea.

La epistemología, además, provoca dos posiciones, una empirista que


dice que el conocimiento debe basarse en la experiencia, es decir, en lo que
se ha aprendido durante la vida, y una posición racionalista, que sostiene que
la fuente del conocimiento es la razón, no la experiencia.

Por otro lado, la epistemología, desde el punto de vista de la filosofía,


también puede referirse a la teoría del conocimiento o gnoseología. En este
sentido, vendría a referirse al estudio del conocimiento y del pensamiento en
general. No obstante, hay autores que prefieren distinguir la epistemología,
que se enfoca fundamentalmente en el conocimiento científico, de la
gnoseología.

2.1 El conocimiento humano

Se sabe que el estudio riguroso del conocimiento, desde la


perspectiva filosófica, comenzó con el positivismo lógico, cuyos
representantes se agruparon en el Círculo de Viena (1929), sustentando que
el conocimiento que amerita ser estudiado desde el punto de vista
epistemológico era aquel relativo específicamente al conocimiento científico,
y no cualquier otro tipo de conocimiento. En ese sentido, los positivistas
lógicos distinguieron dos niveles de análisis sobre el conocimiento, que
fueron: el contexto de descubrimiento y el contexto de justificación. El

272
primero se refiere al estudio del acto de concebir o inventar una idea, o
teoría nueva; o sea, trata de los procesos reales del pensar relacionados con
la psicología del conocimiento. Mientras que el contexto de justificación trata
de la validación lógica de una hipótesis o teoría científica ya estatuida, con el
fin de aceptarla o rechazarla.

En la antigüedad Sócrates intenta hacer de toda acción humana una


acción consciente, un saber. Trata de elevar la vida, con todos sus contenidos,
a la conciencia filosófica.

Su discípulo Platón en la reflexión filosófica se extiende al contenido


total de la conciencia humana, no solo se dirige solo a los objetos prácticos, a
los valores y a las virtudes, sino también al conocimiento científico. La
filosofía se presenta como una autorreflexion del espíritu sobre sus supremos
valores teóricos y prácticos, sobre los valores de lo verdadero, de lo bueno y
lo bello.

Según la teoría platónica de las ideas, la realidad se divide en dos


grandes sectores: por un lado, el mundo superior, eterno, supraceleste,
constituido por las Ideas, que por naturaleza son entidades reales, perfectas,
puras, inmateriales, eternas e inmutables, inmóviles, invisibles a los ojos de la
gente y solamente perceptibles por la inteligencia. "No son simples conceptos
abstractos, sino verdaderas entidades reales. Son las razones objetivas y los
modelos de todas las cosas, el fundamento de toda verdad y de la certeza

272
absoluta" (Fraile, 1976, 1982; p. 304). Por otro lado, el mundo físico, visible,
constituido por seres sensibles compuestos por los cuatro elementos
materiales, móviles, sujetos al cambio, a la generación y a la corrupción.

Otro aspecto relacionado con el concepto de ciencia, según el


pensamiento platónico, es la distinción del Ser y No-Ser. Para Platón Ser y
Conocer son cosas correlativas, de modo que los grados del Conocer
corresponden a una adecuación exacta a los grados del ser. De esa manera, a
mayor Ser corresponde mayor ciencia. Entonces, sólo es cognoscible el Ser;
mientras que el No-Ser es absolutamente incognoscible. Pero entre el Ser y el
No-Ser existe una categoría intermedia, que corresponde al llegar a Ser, es
decir, el Ser en movimiento, que tiene algo de Ser, pero sin llegar a la
plenitud perfecta del Ser. Sobre la base de esos tres niveles o grados se
estableció la siguiente triple ecuación: a) Al Ser corresponde la Ciencia, b) al
No-Ser corresponde la Ignorancia, y c) al llegar a Ser, o la mezcla de Ser y No-
Ser, corresponde la Opinión.

Conforme a esos niveles, Platón formula el principio de que el


conocimiento científico constituye la ascensión hacia el Ser, y establece tres
tipos de conocimiento: 1) el conocimiento sensitivo, relativo a los seres
materiales y sensibles, en el que los sentidos son primordiales, 2) el
conocimiento racional discursivo, que versa sobre el concepto de número y
de cantidad, en el que la imaginación juega un rol importante, y 3) el
conocimiento racional intuitivo, que trata de los seres carentes de toda

272
materia y de toda cantidad, en el que el entendimiento es importante.

Según la concepción platónica, la ciencia perfecta y verdadera sólo se


da en el último grado, o sea, en el conocimiento racional intuitivo, que forma
parte del mundo de las Ideas, motivo por el cual no tiene ni materia ni
cantidad, ni pueden ser percibidos por los sentidos, ni por la imaginación, ni
por la razón discursiva, sino solamente por el entendimiento, el intelecto. En
consecuencia, Platón sostuvo que el conocimiento tiene un carácter
primordialmente ideal, que no se deriva de la percepción, precisando que
nada es digno de ser llamado conocimiento que se derive de los sentidos. El
único conocimiento verdadero se refiere a los conceptos. Así "dos y dos son
cuatro" es un conocimiento genuino, contrario a la afirmación "la nieve es
blanca" que está llena de ambigüedad e inseguridad, que no puede
considerarse como verdadera.

 El conocimiento científico, según Aristóteles

La filosofía de Aristóteles representa un gran esfuerzo para dar


solución al problema del Ser y de la Ciencia, tal como venía planteado desde
Heráclito y Parménides. Este problema se complicó con la duplicación del
mundo real, por obra de Platón, en un mundo ideal supraceleste y un mundo
físico. Aristóteles suprimió el mundo trascendente de las Ideas de Platón y
admitió la existencia de sustancias particulares e individuales.

272
Aristóteles distingue dos tipos de conocimiento: el sensitivo y el
intelectivo. El conocimiento sensitivo es la fuente de todos nuestros
conocimientos y se caracteriza por su particularidad. Es verdadero, pero no
científico, porque está sujeto al movimiento y a la mutación de las cosas, y
porque no distingue lo sustancial de los accidental. Tampoco constituye
ciencia el conocimiento que solamente llega hasta la opinión, porque carece
de necesidad, aun cuando pueda ser base de juicios verdaderos. De modo
que el conocimiento científico requiere fijeza, estabilidad y necesidad de los
objetos en los cuales se basa su certeza. Sólo puede llegar a constituir ciencia
el conocimiento intelectivo. El conocimiento intelectivo es un medio para
constituir ciencia. Mediante este tipo de conocimiento se puede producir
conceptos universales con los caracteres de fijeza, estabilidad y necesidad.

Aristóteles caracteriza el conocimiento científico de acuerdo con las


siguientes propiedades:
1. Es un conocimiento de las esencias de las cosas, esto es, trata del
carácter permanente e invariable como propiedades del ser,
2. Es un conocimiento de las cosas por sus causas, o sea, no basta
saber que una cosa es, sino que hay que saber también qué es y
porqué es,
3. Es un conocimiento necesario, es decir, el juicio necesario, que es
propio de la ciencia, consiste en saber que una cosa es así y no
puede ser de otra manera,
4. Es un conocimiento universal, que quiere decir que lo "universal"

272
no debe entenderse en el sentido abstracto, ni como contrapuesto
a lo particular y concreto, sino como equivalente a fijo, inmutable
y necesario. De modo que la ciencia es un conocimiento
"universal", o sea, fijo, estable, necesario y cierto de las cosas, que
llega hasta sus esencias, las expresa en definiciones y las explica
por sus causas.

El problema que se propuso estudiar Aristóteles es aquella que


plantea la contradicción entre lo individual y contingente, y lo universal como
saber verdadero. Como se sabe la sustancia material es contingente, móvil y
fluyente, lo cual es objeto de la creencia u opinión. En ese sentido, el
problema que intentó resolver Aristóteles fue el siguiente: ¿Cómo es posible
un conocimiento científico, caracterizado por ser necesario, universal y cierto,
que trata sobre objetos esencialmente contingentes, inestables y mudables?

De esa manera, Aristóteles no buscó la razón de la necesidad y de la


universalidad de las cosas en un mundo de Ideas separados, como Platón,
sino dentro de las cosas mismas. Y siendo esas cosa materiales contingentes y
mudables, tampoco aspira a una necesidad ontológica absoluta, por razón de
los objetos en sí mismos, sino a la necesidad lógica, relativa, pero suficiente,
basada en nuestro modo de conocerlos, y que es la única posible tratándose
de cosas que no son necesarias antológicamente. Por ese motivo, Aristóteles
reconoció que no puede exigirse el mismo grado de necesidad, de certeza y
exactitud en todas las materias científicas. Por ejemplo, la Física y la Ética no

272
pueden aspirar a la misma certeza que las Matemáticas.

En consecuencia, Aristóteles conservó el concepto platónico de la


ciencia como conocimiento fijo, estable y necesario; pero buscó la necesidad
de los conceptos universales no en un orden ontológico ficticio, como Platón,
sino en el orden lógico, aunque siempre en estrecha conexión con el
ontológico. En ese sentido, para Aristóteles, el problema fundamental de la
ciencia consistió en dotar los caracteres de fijeza, estabilidad y necesidad a
los objetos particulares materiales y móviles del mundo físico, mediante el
ordenamiento lógico.

En ese sentido, según Aristóteles, la experiencia constituyó el punto


de partida del conocimiento. No admitió la naturaleza innata de las Ideas, ni
la reminiscencia, Afirmando que un ciego de nacimiento carece de
conocimiento sobre los colores. De modo que todo conocimiento tiene su
punto de partida en la experiencia sensible.

En suma, el pensamiento aristotélico supone que el concepto


universal no es una construcción apriorística de la razón pura, sino un
producto elaborado por el entendimiento, con la mínima colaboración de la
experiencia sensible. Su valor es lógico, pero está basado en la realidad física,
de donde se ha originado por medio del procedimiento de la abstracción
inductiva o iluminativa del entendimiento.

272
La filosofía de Aristóteles presenta un aspecto distinto, se dirige
preferentemente al conocimiento científico y a su objeto: El ser, en el centro
de su filosofía notamos una ciencia universal del ser.

De esto podemos señalar que si bien la filosofía socrático-platónica se


caracteriza como una concepción del espíritu, Aristóteles se presenta ante
todo como una concepción del universo.

Descartes, Spinoza y Leibniz, apuntan a la misma dirección, hacia el


conocimiento del mundo objetivo, la filosofía se presenta de un modo
expreso como una concepción del universo.

2.2 Racionalismo: La razón como fuente de conocimiento

El Racionalismo (del latín, ratio, razón) es una corriente filosófica que


apareció en Francia en el siglo XVII, formulada por René Descartes, que se
opone al empirismo y que es el sistema de pensamiento que acentúa el papel
de la razón en la adquisición del conocimiento, en contraste con el
empirismo, que resalta el papel de la experiencia sobre todo el sentido de la
percepción.

Según él, un conocimiento sólo merece, en realidad, este nombre


cuando es lógicamente necesario y universalmente válido. Cuando nuestra
razón juzga que una cosa tiene que ser así y que no puede ser de otro modo;

272
que tiene que ser así, por tanto, siempre y en todas partes, entonces y sólo
entonces nos encontramos ante un verdadero conocimiento, en opinión del
racionalismo Un conocimiento semejante se nos presenta, por ejemplo,
cuando formularnos el juicio "el todo es mayor que la parte" o "todos los
cuerpos son extensos". En ambos casos vemos con evidencia que tiene que
ser así y que la razón se contradiría a sí misma si quisiera sostener lo
contrario. Y porque tiene que ser así, es también siempre y en todas partes
así. Estos juicios poseen, pues, una necesidad lógica y una validez universal
rigurosa.

La forma más antigua del racionalismo se encuentra en Platón. Éste


se halla convencido de que todo verdadero saber se distingue por las notas
de la necesidad lógica y la validez universal. Ahora bien, el mundo de la
experiencia se encuentra en un continuo cambio y mudanza.
Consiguientemente, no puede procurarnos un verdadero saber. Con los
eleáticos, Platón está profundamente penetrado de la idea de que los
sentidos no pueden conducirnos nunca a un verdadero saber.

Este mundo no es meramente un orden lógico, sino a la vez un orden


metafísico, un reino de esencias ideales metafísicas. Este reino se halla, en
primer término, en relación con la realidad empírica. Las Ideas son los
modelos de las cosas empíricas, las cuales deben su manera de ser, su
peculiar esencia, a su "participación" en las Ideas. Pero el mundo de las Ideas
se halla, en segundo lugar, en relación con la conciencia cognoscente. No sólo

272
las cosas, también los conceptos por medio de los cuales conocemos las cosas
son copias de las Ideas, proceden del mundo de las Ideas. Pero, ¿cómo es
esto posible? Platón responde con su teoría de la anamnesis. Esta teoría dice
que todo conocimiento es una reminiscencia. El alma ha contemplado

Mucha mayor importancia alcanzó otra forma del racionalismo en la


Edad Moderna. La encontramos en el fundador de la filosofía moderna,
Descartes, y en su continuador, Leibniz. Es la teoría de las ideas innatas (ideae
innatae), cuyas primeras huellas descubrimos ya en la última época del
Pórtico (Cicerón) y que había de representar un papel tan importante en la
Edad Moderna. Según ella, nos son innatos cierto número de conceptos,
justamente los más importantes, los conceptos fundamentales del
conocimiento. Estos conceptos no proceden de la experiencia, sino que
representan un patrimonio originario de la razón. Según Descartes tratase de
conceptos más o menos acabados. Leibniz es de opinión que sólo existen en
nosotros en germen, potencialmente. Según él, hay ideas innatas en cuanto
que es innata a nuestro espíritu la facultad de formar ciertos conceptos
independientemente de la experiencia. Leibniz completa el axioma
escolástico nihil est in intellectu quod prius non fuerit in sensu con la
importante adición nisi intellectus ipse. Se puede designar esta forma de
racionalismo con el nombre de racionalismo inmanente en oposición al
teológico y al trascendente.

El racionalismo ha aparecido de distintas formas desde las primeras

272
etapas de la filosofía occidental, pero se identifica ante todo con la tradición
que proviene del filósofo y científico francés del siglo XVII René Descartes,
quien creía que la geometría la representaba el ideal de todas las ciencias y
también de la filosofía. Mantenía que sólo por medio de la razón se podían
descubrir ciertas verdades universales, evidentes en sí, de las que es posible
deducir el resto de contenidos de la filosofía y de las ciencias. Manifestaba
que estas verdades evidentes en sí eran innatas, no derivadas de la
experiencia. Este tipo de racionalismo fue desarrollado por otros filósofos
europeos, como el holandés Baruch Spinoza y el pensador y matemático
alemán Gottfried Wilhelm Leibniz. Se opusieron a ella los empiristas
británicos, como John Locke y David Hume, que creían que todas las ideas
procedían de los sentidos.

 Cuatro formas de racionalismo

1. Racionalismo epistemológico o gnoseológico, doctrina para el


cual el único órgano adecuado o completo del conocimiento es
la razón de modo que ella es la fuente de todo conocimiento
verdadero, se opone al empirismo que considera como única
fuente a la experiencia.
2. Racionalismo Metafísico que afirma que la realidad es, en último
término, de carácter racional. En su acepción más general, este
término refiere a todos aquellos sistemas filosóficos que
consideran que la realidad está gobernada por un principio

272
inteligible, accesible al pensamiento y susceptible de evidencia
racional, o bien identificable con el pensamiento mismo. Según
esto podríamos hablar de "racionalismo platónico", puesto que
la realidad para él se halla ordenada de acuerdo con un modelo
ideal, accesible a la razón mediante la dialéctica y proporcionado
por el mundo inteligible o mundo de las ideas; o de
"racionalismo hegeliano", donde la realidad coincide en último
extremo con la autorrealización de la razón o espíritu; frente a
este racionalismo metafísico se coloca el irracionalismo o el
voluntarismo metafísico.

3. Racionalismo Psicológico, que es la teoría según la cual la razón


equiparada con el pensar o la facultad pensante, es superior a la
emoción y a la voluntad; este racionalismo se suele oponer al
voluntarismo psicológico y al emotivismo y se identifica a veces
con el intelectualismo.

4. Racionalismo religioso, cuando por exigencias racionales se ha


rechazado la posibilidad de cualquier revelación de la divinidad o
se ha dado una interpretación puramente racional a fenómenos
considerados milagrosos o a personas consideradas
sobrenaturales.

El mérito del racionalismo consiste en haber visto y subrayado con

272
energía la significación del factor racional en el conocimiento humano. Pero
es exclusivista al hacer del pensamiento la fuente única o propia del
conocimiento. Como hemos visto, ello armoniza con su ideal del
conocimiento, según el cual todo verdadero conocimiento posee necesidad
lógica y validez universal. Pero justamente este ideal es exclusivista. Cree
poder penetrar en, la esfera metafísica por el camino del pensamiento
puramente conceptual. Deriva de principios formales proposiciones
materiales; deduce, de meros conceptos, conocimientos. (Piénsese en el
intento de derivar del concepto de Dios su existencia; o de definir, partiendo
del concepto de sustancia, la esencia del alma) justamente este espíritu
dogmático del racionalismo ha provocado una y otra vez su antípoda, con el
empirismo.

2.3 Empirismo: La experiencia como fuente de conocimiento.

El término «empirismo» proviene del griego ?µpe???a, cuya


traducción al latín es experientia, de donde deriva la palabra experiencia.

El empirismo es una teoría filosófica que enfatiza el papel de la


experiencia, ligada a la percepción sensorial, en la formación del
conocimiento. Para el empirismo más extremo, la experiencia es la base de
todo conocimiento, no sólo en cuanto a su origen sino también en cuanto a
su contenido. Se parte del mundo sensible para formar los conceptos y éstos
encuentran en lo sensible su justificación y su limitación.

272
Mientras el racionalismo se deja llevar por una idea determinada, por
un ideal de conocimiento, el empirismo parte de los hechos concretos. Para
justificar su posición acude a la evolución del pensamiento y del
conocimiento humano. Esta evolución prueba, en opinión del empirismo, la
alta importancia de la experiencia en la producción del conocimiento. El niño
empieza por tener percepciones concretas.

Sobre la base de estas percepciones llega paulatinamente a formar


representaciones generales y conceptos, Éstos nacen, por ende,
orgánicamente de la experiencia. No se encuentra nada semejante a esos
conceptos que existen acabados en el espíritu o se forman con total
independencia de la experiencia. La experiencia se presenta, pues, como la
única fuente del conocimiento.

Suele distinguirse una doble experiencia: la interna y la externa. La


interna consiste en la percepción de sí mismo, la externa en la percepción por
los sentidos. Hay una forma del empirismo que sólo admite esta última. Esta
forma del empirismo se llama, sensualismo (de sensus = sentido).

El empirismo, bajo ese nombre, surge en la Edad Moderna como


fruto maduro de una tendencia filosófica que se desarrolla sobre todo en el
Reino Unido desde la Baja Edad Media. Suele considerarse en contraposición
al llamado racionalismo, más característico de la filosofía continental. Hoy día

272
la oposición empirismo-racionalismo, como la distinción analítico-sintético,
no suele entenderse de un modo tajante, como lo fue en tiempos anteriores,
y más bien una u otra postura obedece a cuestiones metodológicas y
heurísticas o de actitudes vitales más que a principios filosóficos
fundamentales. Respecto del problema de los universales, los empiristas
suelen simpatizar y continuar con la crítica nominalista iniciada en la Baja
Edad Media.

En la Antigüedad clásica, lo empírico se refería al conocimiento que


los médicos, arquitectos, artistas y artesanos en general obtenían a través su
experiencia dirigida hacia lo útil y técnico, en contraposición al conocimiento
teórico concebido como contemplación de la verdad al margen de cualquier
utilidad. (ini, Carlo (2004), «Empirismo», en Gianni Vattimo et al.,
Enciclopedia Garzanti della Filosofía).

Historia: Ya en la Antigüedad tropezamos con ideas empiristas. Las


encontramos primero en los sofistas y más tarde especialmente entre los
estoicos y los epicúreos. En los estoicos hallarnos por primera vez la
comparación del alma con una tabla de escribir, imagen que se repite con
continuamente desde entonces.

En la Antigüedad clásica el conocimiento teórico y práctico, como


saber universal y necesario, ideal del «saber» es independiente de la
experiencia, y constituye la Sabiduría. La máxima expresión como

272
conocimiento de la verdad, como ciencia, es la Metafísica el modelo ideal de
vida el más cercano posible a la felicidad, como ética, constituyen el ideal del
sabio.

Esta separación del conocimiento y la acción práctica respecto a la


producción de bienes materiales responde a una tradición aristocrática y
guerrera de la nobleza o clase dominante. Las artes y los oficios eran propios
de esclavos o comerciantes, pero la «sabiduría» (filosofía) era lo propio de la
nobleza y de los hombres libres.

En la Atenas clásica ya apareció una doble actitud de pensamiento


que se va a mantener a lo largo de toda la Historia de la filosofía en occidente
y que hoy caracterizamos básicamente como racionalismo y empirismo. En
realidad responden a dos actitudes y modos de concebir la función del
pensamiento y el sentido de la vida.
Los primeros en mantener una actitud claramente empirista fueron los
sofistas quienes negaron las especulaciones racionalistas sobre el mundo
natural común a sus predecesores, presocráticos y, sobre todo, Platón; por el
contrario se preocuparon "en tan relativas entidades como el hombre y la
sociedad" (Encyclopedia Britannica, Empiricism"(Empirismo), vol. 4, p. 480).

Aristóteles proclamó la importancia de la inducción basada en la


experiencia.Tal vez sea Aristóteles quien mejor expresó el valor del
conocimiento de la experiencia, por más que lo considerara sometido al

272
supremo valor de lo teórico. En su Metafísica (982b 11-32), Aristóteles
concibe al conocimiento como un proceso: Se parte de lo común con los
animales dotados de sensación y memoria y, por tanto, con experiencia; es la
acumulación de experiencia lo que a los hombres hace «expertos».

Más perfecto es el conocimiento de dicha experiencia unida a la


reflexión, lo que convierte a los hombres en "artesanos"; lo que hoy
denominaríamos técnicos (médicos, arquitectos, estrategas, etc.).

La perfección de la función racional humana se manifiesta en la


suprema facultad de elevarse a los fundamentos de dichos conocimientos a
través de las causas hasta los primeros principios; es en esto en lo que el
hombre se asemeja a los dioses, el saber de una Ciencia primera, entendida
hasta el siglo XVIII como Metafísica. Esto solo es posible en la medida en que
una sociedad tiene asegurados los bienes materiales, y por tanto puede
dedicar a los «hombres libres» a la «inutilidad» del pensamiento en búsqueda
de la verdad de la ciencia

En el Helenismo greco-romano,La influencia de los artesanos en la


elaboración de teorías, o mejor dicho normas generales, más o menos
científicas para la práctica de la construcción, la agricultura, la navegación, la
medicina, etc., siempre estuvo presente, sobre todo en el helenismo,
Alejandría y durante el Imperio romano donde las «artes» tuvieron una
importancia enorme en las construcciones civiles, no solo en las ciudades,

272
sino en la construcción de carreteras, puentes y obras hidráulicas.

Hipócrates de Cos, (siglo V a. C.) pasa por ser el padre de la medicina,


por el cambio de orientación que hasta entonces tenía la tradición sobre todo
egipcia, ligada a la magia y a lo sagrado. Es el primero que elabora una teoría
general sobre lo que es la salud y la enfermedad en relación con un concepto
determinado de hombre.

Son nombres relevantes de la cultura clásica, además de los citados:


Arquímedes, siglo III a. C., un auténtico teórico y práctico de la lógica
empírica,15 Vitrubio, siglo I a. C., el primero en hacer un tratado de
arquitectura y urbanismo y en medicina Galeno, siglo II d. C.

En la Edad Media, En Occidente la caída del Imperio romano deja


todo el saber refugiado en los monasterios y queda restringido prácticamente
al control y poder de la Iglesia. El pensamiento cristiano adoptó durante la
antigüedad y toda la Alta Edad Media el platonismo y neoplatonismo por ser
el pensamiento que mejor se adaptaba a su creencia en un Dios único y
creador del mundo conforme a unas Ideas (Divina Providencia), y concedía un
sentido trascendente a la vida del ser humano, con otra vida que ha de ser
juzgada por Dios.

A partir del siglo XI, por medio de los árabes se recupera el


aristotelismo en occidente. Son pensadores importantes en este proceso

272
Alkindi, Avicena, Averroes, Alhazen, Avempace y de especial trascendencia
cultural la Escuela de Traductores de Toledo.

Pero el desarrollo sistemático del empirismo es obra de la Edad


Moderna, y en especial de la filosofía inglesa de los siglos XVII y XVIII. Su
verdadero fundador es John Locke (1632-1704). Locke combate con toda
decisión la teoría de las ideas innatas. El alma es un "papel blanco", que la
experiencia cubre poco a poco con los trazos de su escritura Hay una,
experiencia externa (sensation) y una experiencia interna (reflexión). Los
contenidos, de la experiencia son ideas o representaciones, ya simples, ya
complejas. Estas últimas se componen de ideas simples. Las cualidades
sensibles primarias y secundarias pertenecen a estas ideas simples. Una idea
compleja es, por ejemplo, la idea de cosa o de sustancia que es la suma de las
propiedades sensibles de una cosa. El pensamiento no agrega un nuevo
elemento, sino que se limita a unir unos con otros los distintos datos de la
experiencia. Por lo tanto, en nuestros conceptos no hay contenido nada que
no proceda de la experiencia interna o externa. En la cuestión del origen
psicológico del conocimiento, Locke adopta, por ende, una posición
rigurosamente empirista. Otra cosa es la cuestión del valor lógico. Aunque
todos los contenidos del conocimiento proceden de la experiencia. -enseña
Locke-, su valor lógico no se limita en modo alguno a la experiencia. Hay, por
el contrario, verdades, que son por completo independientes de la
experiencia y, por tanto, universalmente válidas. A ellas pertenecen ante
todo las verdades de la matemática. El fundamento de su validez no reside en

272
la experiencia, sino en el pensamiento. Locke infringe, pues, el principio
empirista, admitiendo verdades a priori.

El empirismo de Locke fue desarrollado por David Hume (1711-1776).


Hume divide las "ideas" (perceptionsns) de Locke en impresiones e ideas. Por
impresiones entiende las vivas sensaciones que tenemos cuando vemos,
oímos, tocamos, etc. Hay, pues, impresiones de la sensación y de la reflexión.
Por ideas entiende las representaciones de la memoria y de la fantasía,
menos vivas que las impresiones y que surgen en nosotros sobre la base de
éstas.

Así como los racionalistas propenden a un dogmatismo metafísico,


los empiristas propenden a un escepticismo metafísico. Esto tiene una
conexión inmediata con la esencia del empirismo. Si todos los contenidos del
conocimiento proceden de la experiencia, el conocimiento humano parece
encerrado de antemano dentro de los límites del mundo empírico. La
superación de la experiencia, el conocimiento de lo suprasensible, es una
cosa imposible. La significación del empirismo para la historia del problema
del conocimiento consiste en haber señalado con energía importancia de la
experiencia frente al desdén del racionalismo por este factor del
conocimiento.

2.4 Criticismo kantiano: La razón como forma del conocimiento.

272
 Respuesta al racionalismo y al empirismo

Kant trata de superar el racionalismo y el empirismo en lo que se ha


denominado como "idealismo trascendental". En este cuadro se pueden ver
la diferencias fundamentales entre las tres teorías gnoseológicas (teorías del
conocimiento):

Hobbes,
Locke, Estudio de
Empirismo Anglosajones Sensibilidad Sensación
Berkeley, lo empírico
Hume
Descartes,
Deducción Ideas
Racionalismo Continentales Spinoza, Razón
racional innatas
Leibniz
Visiones sin Ideas sin
Idealismo Inmanuel Ideas y
Alemania conceptos contenido
trascendental Kant sensación
son ciegas están vacías

272
 Cristicismo: La razón teórica y la razón práctica

Hacia el final de su Crítica de la razón pura53 dice Kant que "solo


queda el camino crítico", lo cual significa que:

1. La metafísica anterior a Kant no reflexionó sobre sus condiciones


de posibilidad, sobre sus propios límites, por ello esa metafísica
antigua es inviable.
2. A partir de la crítica kantiana la metafísica debe ser una ciencia de
los límites de la razón pura, es decir, de la razón que conoce sin
acudir a la experiencia.
3. La metafísica tiene un papel fundamental, en cuanto que doctrina
de legislación a priori de nuestra razón, en el orden de la
naturaleza y, sobre todo, en el de las costumbres.

Kant dice que la razón se ejerce según dos funciones: de


conocimiento (razón teórica) o de orientación de la acción (razón práctica,
metafísica de las costumbres).

Además el espíritu, en especial la razón, presenta estructuras o


formas idénticas para todos los individuos (universales) e independientes de
la experiencia (a priori).
53
Cfr. A852-A856

272
Las formas a priori de la razón y de la experiencia son los
trascendentales (de ahí el nombre de "idealismo trascendental"), las formas
trascendentales. La tarea de la filosofía consiste precisamente en describir
estas formas trascendentales y hacer su inventario. De este modo la tarea
crítica (del griego "juzgar" y "clasificar") consiste en distinguir:

1. Lo que es la forma, estructura, general, a priori, necesario.

2. Lo que es materia, contenido, particular, a posteriori, contingente.

Es esto lo que hace que a la filosofía kantiana se la conozca como


"crítica" (se habla de "criticismo kantiano") o "trascendental".

De esto se deduce que los contenidos son a posteriori, es decir,


adquiridos y no dados con anterioridad a toda experiencia. Además sin los
contenidos de la experiencia, la razón es vacía; y sin la razón, la experiencia
es ciega.

Por tanto el ser humano tiene dos facultades:

 De registrar impresiones (intuiciones). Son los SENTIDOS.

272
 De poner los conceptos. Es el ENTENDIMIENTO.

Algunos conceptos básicos del criticismo kantiano son los siguientes:

 Sensibilidad: Facultad de tener experiencias o percepciones cuyos


contenidos son siempre particulares.
 Voluntad: Facultad de escoger libremente.
 Razón: Facultad de producir y aplicar categorías, leyes y principios
generales. Es la capacidad de juzgar que se expresa mediante
proposiciones en las que se atribuye un predicado general a un
sujeto particular.
 Juzgar: Subsumir lo particular (una percepción o un acto
particular, por ejemplo) bajo una categoría o un principio general.
 Juicio: Atribución de un predicado general a un sujeto particular
(vg. "este edificio es grande" "este acto es valiente".
 Juicio analítico: Explican pero no añaden un conocimiento nuevo:
"los cuadrados tienen cuatro ángulos".
 Juicio sintético: Añaden información: "Todos los alumnos de esta
clase son españoles".

El concepto fundamental que habrá que tener siempre en cuenta al


hablar de Kant es el de "razón pura", es decir, esa razón que espera

272
desarrollar conocimientos sin tener en cuenta la experiencia, de ahí su
pregunta: ¿puede la razón pura conocer algo sin contar con la experiencia?

Según Kant solo podemos conocer las cosas según la manera en que
se nos aparecen, cuando les aplicamos las categorías (a priori) de nuestra
mente. Estos conceptos a priori solo son válidos cuando se aplican al orden
de los fenómenos, pero no cuando cuando se aplican a las cosas en sí
(noúmeno). Nada se puede decir ni conocer de las cosas en sí (del noúmeno).

 Las condiciones de posibilidad de la ciencia y la metafísica.

272
La cuestión fundamental estriba en determinar si es posible la
metafísica como saber racional último. La respuesta de Kant es que no, la
metafísica no puede ser una ciencia.

¿En qué condiciones es posible un saber racional? ¿Cuáles son sus


límites?

 Sujeto en sí: encarnado en cada individuo, estructura (da forma) y


de esa manera constituye lo que conoce.
 Mundo en sí: Es el origen del contenido empírico estructurado por
el sujeto.

Lo que conocemos no es el mundo o la cosa en sí, sino la experiencia


racionalmente estructurada del mundo en sí, es decir, tal y como se nos
aparece.

No se trata de subjetivismo ni de relativismo: el sujeto cognoscente


es trascendental, es decir, universal.

272
 Las formas a priori de la experiencia

Las formas a priori de la experiencia (sensaciones, percepciones) son


el espacio y el tiempo.

Lo espacio-temporal es la cuadrícula a través de la cual nosotros las


percibimos y las constituimos como fenómenos, es decir, como objetos de
nuestra experiencia.

Tiempo y espacio no existen fuera de nuestra facultad de conocer.


Son formas de la subjetividad trascendental.

Si se toma el espacio como objeto de análisis da origen a la


geometría. La tematización analítica y operatoria de la temporalidad produce
la aritmética.

272
 Las formas a priori del entendimiento

Esta ingeniosa imagen derivada de esta otrapuede darte una idea de


lo que son las 12 categorías que "llevamos dentro" gracias a las cuales
comprendemos el mundo según Kant

272
El entendimiento (inteligencia o razón lógica) es el segundo nivel de
estructuración del conocimiento. Sus formas permiten constituir verdaderas
categorías generales por medio de los juicios.

Los principios son leyes muy generales que estructuran conocimiento


y permiten aprehender los fenómenos de tal suerte que se pueda elaborar
una ciencia verdadera de la naturaleza. Hay dos principios importantes:

1. El principio de la cuantificación (todo fenómeno es extenso, es


decir, cuantificable)

2. El principio de causalidad

Kant enumera doce categorías o conceptos fundamentales que


permiten también caracterizar los doce tipos posibles de juicios, que son las
distintas maneras de conectar los conceptos en las proposiciones. (vg. "Todos
los hombres son mortales" es un juicio universal asociado a la categoría de la
unidad:

Juicios
Juicios singulares -> Juicios universales
Cantidad particulares ->
Unidad -> Totalidad
Pluralidad

272
Juicios afirmativos -> Juicios negativos Juicios indefinidos
Cualidad
Realidad -> Negación -> Limitación
Juicios categóricos -> Juicios hipotéticos Juicios disyuntivos
Relación
Sustancia -> Causa -> Comunidad
Juicios problemáticos Juicios asertóricos Juicios apodícticos
Modalidad -> Posibilidad- -> Existencia- -> Necesidad-
Imposibilidad Inexistencia Contingencia

 La revolución kantiana

La revolución de Copérnico coincide con un cambio de centro. Lo


mismo ocurre en el caso de la teoría kantiana del conocimiento.

1. El conocimiento "gira" más, aunque no por entero, en torno al


sujeto que en torno al objeto.
2. Conocer es constituir activamente el conocimiento estructurado y
manipulando los datos de la experiencia.

Fenómeno: El objeto de las ciencias de la naturaleza.

Noúmeno: La cosa en sí, el sujeto no puede experimentar de forma


inmediata.

272
 La tentación metafísica

La metafísica no puede ser considerada una ciencia porque las


categorías solo pueden aplicarse a los fenómenos dados por los sentidos.

Los noúmenos no pueden convertirse en objeto de conocimiento.

La ciencia formal es la de los noúmenos o "cosas en sí", no podrá ser


formal porque los noúmenos no son forma de la razón, sino que existen de
forma absoluta.

 La ciencia real es la ciencia en sentido ordinario.

Como los noúmenos existen realmente, habría que llegar a disponer


de una ciencia real de ellos. Pero para esto deberíamos gozar de una
experiencia inmediata, directa, de esos absolutos, de una intuición que no
estuviera estructurada por el tiempo y el espacio, ni por las categorías del
entendimiento que transforman lo noumenal en fenoménico cognoscible. No
tenemos semejante experiencia de lo absoluto (es nuestra finitud, son los
límites de nuestra razón humana); por tanto no podemos tener conocimiento

272
de lo absoluto. Un conocimiento de este tipo sería metafísico. Kant declara
que debido a nuestra finitud este conocimiento es imposible.

El "Mundo en sí", el "sujeto en sí" y "Dios" son las tres Ideas de la


Razón que colocan todo el saber en la perspectiva de lo absoluto, de la
unidad y de la finalidad última; esta perspectiva es infinita, nos sobrepasa.

Las antinomias se producen cuando la razón sucumbe al deseo de


conocer el mundo en sí y en su totalidad y elaborar una cosmología integral.
Son conclusiones o tesis contradictorias igualmente plausibles:

1. Que el mundo sea finito y que sea infinito

2. Que su estructura última sea atómica (elementos simples) y que


sea continua (divisibilidad infinita)

3. Que haya causalidad libre o causalidad determinada

4. Que exista un ser necesario y que todos los seres sean


contingentes

272
272
ACTIVIDAD DE LA SEGUNDA UNIDAD

272
PROYECTO DE INVESTIGACIÓN
MEDIO CICLO

272
  
UNIDAD 3

El problema ético
y el problema axiológico

OBJETIVO
 
 

272
1. ¿Qué es la Ética?

La ética, es una ciencia práctica, que estudia cómo se ordenan los actos
humanos en relación con el fin del hombre: no se detiene en la
contemplación la verdad, sino que aplica ese saber a las acciones humanas,
proporcionando el conocimiento necesario para que hombre obre bien
moralmente.

La ética no es una ciencia práctica en sentido en que lo puede ser una


“técnica”, pues trata sobre los actos humanos en cuanto voluntarios además,
porque es una parte de la filosofía que estudia el por qué último de los fines y
medios en vida humana.

“La ordenación de las acciones voluntarias, pertenece a la


consideración de la filosofía moral. Y la ordenación que la razón hace
considerando las cosas exteriores constituidas por la razón humana
pertenece a las artes mecánicas. Así, es propio de la filosofía moral considerar
las operaciones humanas en cuanto que están ordenadas entre si y respecto
al fin.”

La ética es la más importante de las ciencias prácticas, porque trata


acerca del fin último del hombre, en el que se encuentra la felicidad, y de los
medios para conseguirlo.

272
Puede decirse que en definitiva es la parte más importante de toda la
filosofía, ya que ayuda al hombre de modo concreto a conseguir su fin.

Cuando se dice que la filosofía no tiene una “utilidad” práctica no


debe olvidarse que globalmente consideradas las cosas, es el conocimiento
racional más “útil” para el hombre, ya que le encamina hacia su fin último (en
cuya consecuencia consiste la felicidad).

 El objeto de la ética

La ética estudia los actos humanos bajo el punto de vista de su


moralidad, en cuanto son buenos o malos moralmente, lo cual se determina
atendiendo al fin último del hombre: es bueno lo que conduce al hombre a su
fin real, y es malo todo aquello que le aparte de ese fin. A la ética
corresponde estudiar el fin último del hombre, que es Dios, y considerar de
modo concreto la moralidad de los actos humanos: así, estudia la ley moral
natural, su aplicación a través de la conciencia, los factores que influyen en la
moralidad de los actos humanos, los hábitos morales (virtudes y vicios),
estudia también de qué modo se aplican los principios morales generales a
los problemas específicos. Así como a los temas derivados de la naturaleza
social del hombre.

El objeto material de la ética son los actos humanos, o sea, los actos
voluntarios, que son los que proceden de la voluntad libre: por depender del

272
hombre y no darse de modo necesario, existe una responsabilidad moral
acerca de ellos.

El objeto formal de la ética es la ordenación de los actos humanos al


fin último del hombre. Por tanto, la ética se fundamenta sobre la metafísica,
que estudia a Dios como Causa primera y fin último de toda la creación (y del
hombre en particular).

La filosofía moral o ética trata “de las operaciones humanas, que


proceden de la voluntad del hombre según la ordenación de la razón. Pues si
hay en el hombre operaciones no sujetas a la voluntad y a la razón, no se
llaman propiamente humanas, sino naturales, como sucede con las
operaciones del alma vegetativa, que de ningún modo caen bajo la
consideración de la filosofía moral. Así como el objeto de la filosofía natural
es el movimiento, o el ente móvil, así el objeto de la filosofía moral es la
operación humana ordena al fin, o también el hombre en cuanto que actúa
voluntariamente en vistas al fin” .

 Partes de la Ética

Aunque la ética es una sola ciencia, a efectos prácticos suelen


dividirse en dos partes:

1. La ética general, que estudia los principios fundamentales

272
acerca de la moralidad de los actos humanos: el fin último del
hombre, la ley moral, la conciencia, el pecado, las virtudes.
Así, respecto al fin último, demuestra que se encuentra en Dios,
tanto en el aspecto objetivo (aquello cuya posesión se ha de
buscar) como subjetivo (la felicidad). Se determina que la
moralidad de los actos humanos está en función de su
adecuación al fin último, y que se juzga por su objeto, su fin y sus
circunstancias. Se considera la ley moral como regla objetiva de
la moralidad, estudiando los tipos de leyes morales y sus
características (por ejemplo, la objetividad y universalidad de la
ley moral natural). Se analiza la naturaleza de la conciencia, su
obligatoriedad y los principios que deben regir la correcta
actuación moral. Se estudia la naturaleza de los hábitos morales
(virtudes y vicios) y su relación con la moralidad.
2. La ética social, que aplica esos principios a la vida del hombre en
cuanto miembro de la sociedad.
Entre los diversos temas que esta trata, pueden señalarse, por
ejemplo: en qué consiste el bien común de la sociedad; qué
relación existe entre los individuos y la sociedad: la función de la
autoridad social: la obligatoriedad y moralidad de las leyes; el
principio de subsidiariedad, por el que la autoridad debe
respetar y fomentar todo lo que sean capaces de hacer los
individuos y los grupos intermedios, interviniendo en los temas
que lo exigen: la naturaleza, función y derechos primarios de la

272
familia como célula básica de la sociedad; los fines del
matrimonio y los obstáculos que se oponen a ellos.

1.1 Lo bueno y lo malo

Bueno y malo son términos relacionados a lo que nombramos como


el “nivel horizontal” de la vida, es decir, la consecuencia de nuestra situación
de vida. El individuo evalúa todo subjetivamente como bueno o malo. En
contrapartida, hay la necesidad de distinguir las palabras “bondad” y
“maldad”. Estas sirven para describir la dirección espiritual del hombre – “el
nivel vertical” de su vida. Si usted imaginar el hombre como un punto a través
de lo cual el horizontal expresa la vida terrena y el vertical la vida espiritual,
usted formará una cruz. La cruz es el símbolo de la Verdad; el nivel de su vida
(horizontal) será proporcional a su calidad espiritual (vertical). Luego, si usted
de hecho quiere cambiar su vida y sus circunstancias exteriores, cambia a
usted mismo.

Las personas observan el mundo a su alrededor principalmente de


una forma subjetiva, porque normalmente apenas suelen ver las cosas bajo
su propia perspectiva. “Eso es lo que yo quiero, pero no que eso sea bueno o
malo...”- conforme a ellas les convenga o no. De hecho, las cosas no son
buenas o malas. Nosotros solamente las hacemos parecer de esta manera.
Definimos la lluvia como buena cuando riega nuestro jardín y como mala
cuando queremos disfrutar al aire libre; un fuego en la chimenea es

272
considerado bueno en una noche fría, pero el calor del verano es malo.

Los opuestos como “bueno” y “malo” de alguna manera pertenecen


uno al otro, como las dos fases de una moneda. Una vez usted la ve de un
lado, y después del otro; y nunca logra ver los dos lados al mismo tiempo. Ver
los dos opuestos y conectarlos espiritualmente es algo que solamente una
persona plenamente consciente puede hacer – un individuo quién ha
experimentado los dos opuestos, los conoció y aprendió a amarlos, o más
claramente: los aceptó sin lamentar. Nosotros aprendemos que algo es
bueno solamente cuando se le compara con su opuesto malo. Sin el
contraste, nada podría existir. Al final, ¿cómo usted sabría lo que es bello si
no supiese lo que es feo? ¿Cómo usted percibiría lo que es felicidad si no
supiese como es la sensación de estar infeliz? Pero cuando usted pare de
juzgar las cosas en su alrededor evaluando si a usted les gustan o no, su visión
subjetiva cambia para un mirar más objetivo y usted logra verlas como son.
Entonces usted realmente comprenderá la vida y podrá vivirla
completamente.

Lo que es bueno para uno puede ser malo para otro. Usted puede
dividir el pan con un cuchillo, pero usted también puede matar con un
cuchillo. La “división del pan” de una familia pobre (tirarle el poco que
tienen), de cualquier manera, no es bueno; matar, por ejemplo, un cerdo
puede ser bueno para su dueño pero sería malo si el cerdo tuviese alguna
enfermedad. El bueno puede transformarse fácilmente en malo y el malo en

272
bueno, y aquello que anteriormente era conveniente en el momento
siguiente puede convertirse en un fardo.

La mayoría de las cosas, tras de las cuales las personas orientan su


vida, cambia solamente su situación en el sentido horizontal y son
irrelevantes para la calidad de vida – como una determinada marca (de auto,
cerveza, ropas), dónde ir a las compras... En contraste con esto, hay los
opuestos que se encuentran en la línea vertical y, eligiendo entre ellos,
realmente cambiamos nuestras vidas. Por ejemplo: orgullo – humildad;
ganancia – generosidad; lujuria – castidad; envidia – desapego; gula –
moderación; rabia – tolerancia; pereza – vigor.

Basado en nuestras opciones, nos inclinamos hacia la dirección del


bueno o del malo. En el camino del bueno, las cosas buenas nos pueden
ayudar, así como las malas. Cuando, por ejemplo, alguien en la casa nos
despierta por la mañana y levantamos de la cama, lo vemos como malo si no
hemos dormido lo suficiente. Sin embargo, cuando aprendemos a no estar
enojados con esto (lo que no es fácil si es una situación repetitiva), somos
tolerantes. Si aprendemos a despertar por la mañana, y no en la hora del
almuerzo (algo que percibiremos inicialmente como mala y desagradable),
superaremos nuestra propia flojera y ganaremos tiempo que anteriormente
perdíamos durmiendo.

Cada paso en la línea vertical nos cambia y luego nuestras vidas serán

272
distintas. Por ejemplo, gracias al hecho de levantar más temprano de la cama,
podremos tener muchas experiencias durante el día y después, en la noche,
no necesitaremos ir para algún bar para “charlar”. Pájaros cantan
graciosamente por la mañana y el clima es normalmente más agradable antes
del medio-día; al contrario, alcohol y cigarrillos “satisfacen” más en la noche
que durante el día. Nosotros apenas tenemos que caminar hacia arriba en la
vertical y el camino es cada vez más fácil; porque cuando vamos a su largo,
también cambiamos nuestra vida completamente. A final, es un reflejo de
nuestro estado interior. Cuando somos tolerantes, otras personas son
tolerantes con nosotros. Cuando no somos flojos para hacer algo para los
demás, otros también vienen y nos ayudan, si precisamos. Si somos
generosos, otros nos darán lo que precisamos, y en este momento seremos
muy agradecidos. Por lo tanto, les deseamos mucha fuerza y paciencia en el
camino por la línea vertical de su cruz personal.

1.2 Dimensión ética del ser humano

Todos hablan de ética: los políticos, los científicos, los medios de


comunicación, los abogados, los jóvenes, los no tan jóvenes, es decir, todos
los sectores de la sociedad.

Nos preguntamos ¿qué es la Ética, la Moral o la Axiología?, ¿en qué


se diferencian?, no tenemos todas las respuestas, pero utilizando el
razonamiento, trataremos de responder a cada término, veamos

272
El sentido más antiguo de la ética (del griego ethika, de ethos,
‘comportamiento’, ‘costumbre’), residía en el concepto de la morada o lugar
donde se habita. El éthos es el suelo firme, el fundamento de la praxis, la raíz
de la que brotan todos los actos humanos.

El hombre a través de su vida va realizando actos. La repetición de los


actos genera "actos y hábitos" y determinan además las "actitudes". El
hombre de este modo, viviendo se va haciendo a sí mismo. El carácter como
personalidad es obra del hombre, es su tarea moral, es el cómo "resultará" su
carácter moral para toda su vida...

Podemos así, aproximarnos a la conceptualización de la palabra


"moral" (del latín mores, ‘costumbre’) como la adquisición del modo de ser
logrado por la apropiación o por niveles de apropiación, donde se encuentran
los sentimientos, las costumbres y el carácter.

Por esto, la ética es la moral. Veamos otras definiciones:

Ética, es la rama de las ciencias filosóficas que investiga las leyes de la


conducta humana, para formular las reglas que convienen al máximo
grado de la evolución psicológica y social del hombre. Moral tiene
una significación más amplia que el vocablo de la ética. Moral está
por encima de lo físico. Lo moral en tal caso, es todo lo que se somete

272
a todo valor. Inmoral se opone a todo valor.

Analicemos lo siguiente:

 Valor y Antivalores...
Amor - Odio
Procreación - Aborto
Sabiduría - Ignorancia
Equidad - Desigualdad
Justicia - Injusticia
Paz - Guerra
Amistad - Envidia
Libertad - Esclavitud
Bienestar - Miseria

Debemos considerar los planteamientos de la teología moral sobre la


persona, es así como toda persona y su dignidad tienen un valor supremo en
la moral.

 La Dignidad de la Persona

El ser persona es una realidad que supone para la ética el


valor primero y fundamental.

272
La dignidad humana es el referente principal para los
sistemas éticos religiosos y para aquellos que pretenden
construir una moral meramente civil basada en la
autonomía de la razón humana. Todos coinciden en que la
persona es el valor supremo que hay que defender y
proteger.

 Naturaleza de la dignidad humana

La persona es algo original (único e irrepetible) y


cualitativamente superior en el orden de los seres
creados. La moral sólo puede plantearse a partir de la
estructura personal del ser humano. La persona se
manifiesta como una realidad que conjuga la dimensión
privada y la dimensión pública. Ambos factores forman
parte de su valor ético. Si se reduce la persona a la
dimensión privada se cae en el individualismo. Si es reduce
a lo público, se cae en un colectivismo igualmente
reprobable.

 Expresiones de la Dignidad Humana

En la ética kantiana, la moral reside en la actitud


coherente con la realidad de la persona. Esa actitud se

272
expresa con las categorías fin / medio: la persona es y
debe ser tratada como fin y nunca sólo como medio.

La persona es una realidad absoluta y no relativa: su


dimensión moral brota de su mismo ser y no por
referencia a otros seres. Esto no implica que se niegue su
capacidad de apertura a los otros y a Dios, peo incluso
actúa como un absoluto que reclama un respeto y una
dignidad incondicional.

 Estructura personal del ser humano

Únicamente la persona puede ser origen y centro de los


valores morales y quien puede justificarlos. Esta
afirmación pertenece a la cosmovisión bíblica y la
tradición teológica. Santo Tomas coloca a la persona como
el centro del universo y como el lugar en que se realizan
los valores morales. De esta manera el ser personal es la
categoría ética por excelencia para formular la moral, para
preservarla y fomentarla.

 La humanización como meta de la dignidad humana

Afirmar la dignidad originaria de la persona significa,

272
fundamentalmente, dos cosas:

Afirmar el valor del individuo, del yo: cada persona es


única, insustituible, necesaria, tiene valor por sí misma, es
libre, vive para Dios que la conoce por su propio nombre.

Afirmación del valor de la alteridad, del otro: la persona,


no está cerrada sobre sí misma, sólo merece respeto en
cuanto es intersubjetividad. La alteridad corrige y
complementa la posible desviación individualista y
abstracta del personalismo.

En resumen, la dignidad humana como categoría moral


orienta a la reflexión y a la vivencia ética hacia la meta de
la humanización. Aceptar el valor absoluto de la persona
constituye el campo propicio para un diálogo respetuoso y
fructífero entre moral cristiana y la ética cívica.

1.3 La ética como un sistema social

Relación social puede referirse a una multitud de interacciones


sociales, reguladas por normas sociales, entre dos o más personas, teniendo
cada una posición social y realizando un papel social. Resultado de la relación
hay una modificación de la conducta. En jerarquía sociológica, las relaciones

272
sociales están más avanzadas que el comportamiento, acto social,
comportamiento social, contacto social e interacción social. Las relaciones
sociales forman la base de conceptos como organización social, estructura
social, movimiento social y sistema social.

El contenido dado por el proceso de socialización, modifica la


conducta por la intervención de los otros individuos en una secuencia de
relaciones igual a aprendizaje, además fundamenta la percepción, la
motivación, el aprendizaje y la adaptación por el intercambio de reglas, y
creencias (Canals), que comenta a James Kennedy y Russell C. Eberhart, que
han dedicado su reflexión sobre todo ello. Dicen que para modelar la
interrelación humana es necesario modelar a los individuos en un contexto
social, interrelacionando entre sí. Comenta Antonio Lucas Martín en su
manual de Sociología, los requisitos de la acción social: objetivos, adaptación
de medios a objetivos y el poder integrador de los individuos en el grupo
mediante normas y mantenimiento de un modelo en el proceso de
socialización. La sociabilidad entra en interacción con la ética en el momento
en que empezamos a tener amistades, esto quiere decir que la ética y la
sociabilidad, tienen una relación muy estrecha, por que gracias a esta, el ser
humano tiene una gran relación consigo mismo y con los demás, entonces en
conclusión, la sociabilidad y la ética se relacionan por que tienen moral y
conocimiento por conocer a alguien (ver Principio de solidaridad).

Las relaciones sociales son un complemento tan importante como la

272
relación que tenemos con nosotros mismos, así pues; el relacionarse con
otros seres se transforma en un aspecto necesario y primordial de la vida
cotidiana.

1.4 La postura Kantiana


 
Antes de empezar a explicar las características de la ética de Kant hay
que partir de una distinción previa que él propone: la de éticas materiales y
éticas formales.

Son materiales aquellas éticas que afirman que la bondad o maldad


de la conducta humana depende de algo que se considera bien supremo para
el hombre: los actos serán, por tanto, buenos cuando nos acerquen a la
consecución de tal bien supremo, y malos cuando nos alejen de él. Las éticas
materiales suponen que hay bienes, cosas buenas para el hombre, y
determinan cuál es el bien supremo o fin último del hombre (el placer para
Epicuro, la felicidad virtuosa para Aristóteles, etc.) Según cuál sea el bien
supremo, la ética establece normas o preceptos con el fin de alcanzarlo.

Toda ética material tiene contenido, en este doble sentido: 1) hay un


bien supremo 2) se proponen los medios para alcanzarlo.

Kant rechaza las éticas materiales, pues presentan deficiencias. En

272
primer lugar, son empíricas, es decir, a posteriori. Su contenido está extraído
de la experiencia. Esto impide que sus principios sean universales, pues sólo
lo a priori puede serlo. En segundo lugar, sus preceptos son hipotéticos o
condicionales. No valen absolutamente, sino sólo de modo condicional para
conseguir un cierto fin. Esto impide también que sean universalmente
válidas. Por último, son heterónomas. Es decir la voluntad es determinada a
obrar de un modo u otro por el deseo o inclinación a algo (placer, por
ejemplo).

Visto lo anterior, Kant afirma que una ética que pretende ser
universal y racional no puede ser material, ha de ser, por lo tanto, formal. La
ética ha de estar vacía de contenido, es decir: 1) no debe establecer ningún
bien o fin que haya de ser perseguido, y 2) no nos dice lo que hemos de
hacer, sino cómo hemos de actuar.

La ética formal se limita a señalar cómo debemos obrar siempre, se


trate de la acción concreta de que se trate. Un hombre actúa moralmente,
según Kant, cuando actúa por deber. El deber es, según Kant, “la necesidad
de una acción por respeto a la ley” es decir, el sometimiento a una ley, no por
la utilidad o la satisfacción que su cumplimiento pueda proporcionarnos, sino
por respeto a la misma.

Kant distingue tres tipos de acciones:


 Acciones contrarias al deber.

272
 Acciones conforme al deber.
 Acciones por deber. Sólo estas últimas poseen valor moral.

Supongamos un comerciante que no cobra precios abusivos a sus


clientes. Su acción es conforme al deber. Ahora bien, tal vez lo haga para
asegurarse así la clientela, en tal caso la acción es conforme al deber, pero no
por deber. La acción es un medio para conseguir un fin. Si, por el contrario,
actúa por deber, es decir por considerar que ese es su deber, la acción no es
un medio para conseguir un fin o propósito, sino que es un fin en sí misma,
algo que debe hacerse por sí.

El valor moral de una acción radica en el móvil que determina su


realización. Cuando este móvil es el deber tiene valor moral.

La exigencia de obrar moralmente se expresa en un imperativo que


no es ni puede ser hipotético, sino categórico. Kant ofrece varias
formulaciones del imperativo categórico. La más famosa de estas
formulaciones es la siguiente: obra sólo según aquella máxima que puedas
querer que se convierta, al mismo tiempo, en ley universal. La “máxima” se
refiere a los principios subjetivos de la voluntad, a sus propios móviles que,
de no existir el imperativo categórico impuesto por la razón, se impondrían a
la voluntad. Este imperativo no es material, pues no dice qué debemos hacer.
Es formal, en cuanto dice cómo hay que actuar. Proporciona una regla para
medir las acciones, gracias al imperativo podemos evaluar cualquier acción y

272
calificarla como conveniente o inconveniente de acuerdo con el principio del
deber.

Existe una segunda formulación famosa del imperativo categórico,


que es así: obra de tal modo que trates la humanidad, tanto en tu persona
como en la de cualquier otro, siempre como un fin, y nunca meramente como
un medio. Kant entiende que los seres humanos se caracterizan por su
autonomía, es decir, la capacidad de darse normas a ellos mismos o de seguir
de forma crítica las que les dan otros. Esta capacidad es única en la
naturaleza y convierte a los seres humanos en seres excepcionales,
incomparables con cualquier otro, por lo que no tienen precio, sino que se le
aplica un concepto distinto que es el valor. Este valor es expresable en el
concepto ético básico para la antropología de Kant, la dignidad. La dignidad
supone el deber de actuar con el otro como si fuera un fin en sí mismo, es
decir, la imposibilidad de utilizarlo como una cosa, como un medio para
nuestra conveniencia.

A pesar de que Kant evita en buena medida hablar de lo bueno y lo


malo, él entiende que existe algo absolutamente bueno: lo bueno
incondicionado. Esto es la buena voluntad, el deseo de hacer siempre las
cosas adecuadamente. Kant entiende que la ética (la razón práctica) tiene
algunos postulados que no son demostrables, como los tenía también la
razón pura. Estos postulados son la libertad, la inmortalidad del alma y la
existencia de Dios. Esto es así porque la ética tan sólo tiene sentido si existe la

272
libertad; la felicidad, que sería la perfecta adecuación entre nuestros deseos
individuales y el deber moral tan sólo se podría dar si fuésemos infinitos,
porque supondría una voluntad santa en este mundo y esto es imposible. Por
último, la propia idea de felicidad supone la existencia de una causa suprema
de la naturaleza dotada de entendimiento y voluntad, es decir, Dios.

Como vemos, para Kant, la moralidad coloca al hombre en el umbral


de la religión. Sin embargo, aunque lleva hacia ella, no es su objetivo porque
el hombre no debe tender a la felicidad, sino a la racionalidad. La religión
sirve como esperanza para la moralidad.

2. ¿Qué es la Axiología?

Axiología (del griego axios, ‘lo que es valioso o estimable’, y logos,


‘ciencia’), teoría del valor o de lo que se considera valioso. Axiología: Parte de
la filosofía que se estudia la naturaleza de los valores (lo bello, lo bueno, etc)
y su influencia.

En definitiva, la Axiología es la disciplina filosófica que estudia el valor, los


fundamentos del valor, la naturaleza del valor, los juicios del valor y la forma
como los captamos.

Entendida como la teoría del valor o de lo que se considera valioso, la


Axiología no sólo trata de los valores positivos, sino también de los valores

272
negativos, analizando los principios que permiten considerar que algo es o no
valioso, y considerando los fundamentos de tal juicio.

2.1 Los valores humanos

Valores humanos son aquellos conceptos universales conductores de


la acción que se encuentran en todas las culturas, todas las sociedades y en
todos los lugares donde los seres humanos interactúan con los demás. Los
cinco valores humanos, que se pueden encontrar en todas las culturas, todas
las sociedades y en todas las religiones, son la Verdad, Rectitud, Amor, la Paz
y la No Violencia. Estos valores son eternos, son esencias eternas, que elevan
la vida humana a su máxima expresión, a su más alta capacidad.

Los valores humanos tienen una energía intrínseca y dinámica. Los


valores humanos no siguen las leyes de la ciencia física. No pueden ser
agotados. Los valores humanos se multiplican a medida que se apliquen, que
se utilizan, se expresan y se ejecutan. Cuando esto sucede, el beneficio es
mutuo tanto para el emisor como para el receptor.

Así podemos entender que los valores humanos tienen una energía
inherente de que se fortalece y se multiplica a medida que se utilizan.
Podemos utilizar la metáfora de la apertura de una cuenta bancaria, un
crédito de energía que se construye, se crea una gran cantidad de energía en
el interior, sobre la cual podemos hacer retiros en cualquier momento. El

272
fruto de estos retiros es que atraen a más energía, ya que se gastan!

Podríamos llamar a esto los valores de nuestro banco, que también


atrae a los depósitos en nuestro banco de carácter. Los valores están
presentes y rápidamente identificados cuando actuamos con la unidad entre
lo que pensamos, decimos y hacemos. Esa unidad, de pensamiento, palabra y
obra se llama integridad.

Los valores humanos no siguen la ley del cuadrado inverso. Ellos no


sufren una disminución con el tiempo y el espacio. Una buena acción
realizada hoy sigue siendo una buena acción siempre.

Existe una coincidencia entre el comportamiento y los valores, el


comportamiento se basa siempre en las elecciones y los valores en las
opciones, es decir, guías para la acción y el comportamiento. Los valores son
dinámicos y fluidos, no son unidades discretas, son de múltiples capas, multi-
contextual, muti-faceticas. Los valores no tienen límites rígidos y aplican en
todos los compartimentos de la conducta: la elección y la motivación. Los
valores también están vinculados a la emoción, a la energía, el impulso de la
mente al expresar el sentimiento y la acción.

Podemos concluir que los valores humanos son esencias eternas,


donde siempre están en la búsqueda de mejorar a un individuo como
persona, e incluso a una sociedad.

272
Debemos tener en cuenta que los valores morales y los valores
humanos son totalmente diferentes.

2.2 El ser humano como un ser valorativo

Hablar de los valores es introducirse en un mundo complejo. Nos


tenemos que preguntar ¿Qué cosas tienen valor?

 Los valores no existen por si mismos

Los valores no existen por sí mismos, necesitan un depositario en que


descansar. Es decir, los valores no tienen una existencia independiente de las
cosas en que se presentan. Los valores, como tales, no existen sino en un
objeto determinado. Se nos presenta como cualidades de esos objetos: la
belleza de un cuadro, elegancia de un vestido, utilidad de una herramienta,
etc.

 Polaridad de los valores

Una característica fundamental de los valores es la polaridad: es


decir, se presentan en un valor negativo. Así a la belleza se le opone la

272
fealdad; lo malo a lo bueno; lo injusto a lo justo, etc.

La dinámica de la vida es una lucha de contrarios. Todo accionar


humano necesita siempre dos polos para llegar a un fin concreto. Necesita de
lo bueno para encaminarse por lo recto y lo malo para tenerle cuidado y no
salirse del camino recto. La vida sin un contrario no sería vida humana, es
más, no podría existir.

 Los problemas axiológicos de la vida diaria

Los problemas acerca de los valores no se plantean únicamente en


los libros, revistas y congresos filosóficos, sino que están presentes en las
manifestaciones más diversas de la vida diaria. Estos problemas se debaten a
diario en la calle, en el parlamento, en el café, en las casas más humildes, en
los boliches, etc.

Cuando dos personas no están de acuerdo al valorar una comida


como agradable o sabrosa y fracasan en el intento de convencerse
mutuamente, la discusión termina, por lo general, con la afirmación de uno o
de ambos interlocutores, de que a él le gusta o no le gusta, y nadie podrá
convencerlo de lo contrario.

¿Los valores son objetivos o subjetivos? ¿Las cosas tienen valor


porque las deseamos, o las deseamos porque tienen valor?

272
El valor será objetivo si existe independientemente de un objeto o de
una conciencia valorativa. Y será subjetiva si su existencia se debe a
reacciones ya sean fisiológicas o psicológicas del sujeto que valora.

 ¿Cómo captamos los valores?

Los valores se presentan ante nosotros a través de objetos reales:


piedra, lienzo, papel, gesto, movimiento, etc. y los captamos por los sentidos.
Esta captación es parcial. Nunca captamos en su totalidad una realidad.

 Crisis de los valores

En un mundo donde la tecnología avanza desesperadamente y las


sociedades urbanas crecen vertiginosamente, el hombre se va cosificando
(volverse una cosa) a la misma velocidad que el avance de la ciencia. Esta
cosificación está empujando al hombre de hoy hacia un precipicio de una
caída sin fin: la pérdida de su identidad.

Se dice y se repite en nuestra sociedad, en nuestra escuela, en


nuestra familia, que nuestra juventud... es víctima de una “crisis de valores”
Es por tanto fundamental para nosotros, el conocer las causas y los efectos
de esa crisis.

272
Cuando hablamos de “valor” o de “valores”, fácilmente lo podemos
relacionar con negocios y con el precio económico de un producto.

Sin embargo no es ese el sentido que se le da cuando se habla de


“crisis de valores”. Cuando hablamos de la necesidad que tenemos de la
formación en los valores, se hace referencia a algo de carácter, no
económico, sino moral.

La vida es una carrera donde todos quieren ganar. El mundo es un


mundo de pirañas donde todos quieren comerse al más débil e indefenso.
Los valores humanos ya no caben en la escala de valores de los más
sinvergüenzas donde el poder está centralizado en el Estado que está lleno
de corruptos de profesión.

La carencia de valores en el mundo es una realidad que vemos a


diario en los noticieros, revistas, periódicos y demás medios de comunicación
nacional e internacional. Es quizás, este el problema más grave que
atraviesan las familias y las sociedades del mundo en general. Este problema
se puede observar en todas las clases sociales, desde el más rico hasta el más
pobre y entre estos están la perdida de respeto a la autoridad, la
impuntualidad, la descortesía, la agresividad, la discriminación, etc.

Una de las principales causas que se dan por la carencia de valores en


las personas es porque muchas crecieron en un entorno familiar en el que no

272
les enseñaron un modelo de persona que presente valores éticos y morales.

Las crisis económicas, sociales, morales, ecológicas religiosas,


políticas, familiares o de cualquier tipo, las podríamos sintetizar en una sola
frase: crisis de valores, momentos decisivos para mejorar o empeorar, salir
adelante o hundirnos aún más. Existir o dejar de existir, a nivel personal o de
comunidad, nuestra decisión final, por lo tanto, es también nuestra
responsabilidad elegir como deseamos vivir aquí, ahora y mañana.

 Desvalores, comportamientos.

Escasez de autoestima: Es una grave carga psicológica. Con ella a


cuestas, la persona aparenta ser lo que no es; se vuelve tímida, huidiza, servil
con los poderosos, autoritaria con los humildes y preocupada en exceso por
el que dirán.

La primera responsabilidad de todo educador, ya sea como padre de


familia, es formar en los niños el valor de la autoestima, la confianza que
debe tener todo ser humano en sí mismo.

Corrupción. Pérdida de honestidad: La persona que se degrada,


primero escucha los consejos de los perversos; después, con nerviosismo,
camina por la senda del mal; por último se llena se soberbia y comienza a
burlarse de la gente recta.

272
 Valores socio comunitarios y medioambientales

Las culturas ancestrales de Bolivia siempre desarrollan el sentido de


la solidaridad. El “ayni”, la “mink’a”, y otros muchos sistemas de organización
comunitaria, tenían por motivación principal el crear la solidaridad entre
todos los miembros de una etnia. Los valores comunitarios eran como el alma
misma de las culturas autóctonas.

Sin embargo vemos como ahora, sobre todo en las ciudades, se ha


ido perdiendo esos profundos valore humanos basados en el esfuerzo propio
y en la ayuda mutua. Lo que predomina son las ideas individualistas. Se busca
sobre todo el éxito personal, aún en desmedro de los derechos humanos de
los demás.

Somos hijos de la madre tierra, somos hijos del cosmos, por lo tanto
no existe la dicotomía del ser humano-naturaleza, somos naturaleza, somos
pachamama, somos pachacamac, somos vida.

En estas condiciones emergentes, reconstruir nuestra identidad es


volver a los principios básicos convencionales, no humanos, sino de la vida,
de la naturaleza. Volver a la sabiduría de nuestros ancestros, al camino
sagrado.

272
“Todo vive” decimos en aymara: las montañas, el rio, los insectos, los
árboles, las piedras, todo vive; por lo tanto, es parte de un equilibrio perfecto
de la vida. Y nosotros para el vivir bien tenemos que vivir en equilibrio con
todas las formas de existencia y no solamente con todo lo que vemos.

2.3 Relativismo: Críticas al etnocentrismo y al universalismo

"El antropólogo no tiene por qué afirmar que todas las culturas son
buenas, pero está en la obligación de someter a todas, incluídas las propias, a
la misma crítica negativa" PEDRO TOMÉ, antropólogo.

"Que haya regímenes autoritarios o democráticos en el mundo no es


problema para el antropólogo, sino para el ciudadano." CLAUDE LÉVI-
STRAUSS, antropólogo.

"Volvía a casa en un tranvía una tarde de agosto desde el campo en el


que enseñaba durante algunas vacaciones de verano cuando
estudiaba. Hombres blancos y negros que habían estado trabajando
al sol subieron al tranvía. Estaban sucios y sudorosos. Una mujer
blanca que estaba a mi lado se quejó del olor de los negros;
efectivamente, olían. Me pregunté qué pasaba con los trabajadores
blancos, y me acerqué a ellos; también olían. El traje azul de algodón
que yo llevaba estaba húmedo de sudor a causa del duro día que
había tenido. Entonces me di cuenta de que... ¡yo también olía!. Fue

272
un descubrimiento" HORTENSE POWDERMAKER (1966)

El etnocentrismo es una actitud que consiste en considerar al grupo o


cultura propia como superior, y es despreciativo respecto a otros grupos y
culturas. Todo grupo desprecia a los demás, aunque la forma de hacerlo
puede variar culturalmente.

La forma más simple de etnocentrismo es que una persona asuma


ingenuamente que las premisas culturales son las mismas en todas partes.
Todos nosotros somos probablemente culpables de esta clase de
etnocentrismo, y nuestro enfoque parte de la tradición histórico-político
occidental.

Esta posición universalista mantiene que existe un criterio moral


aplicable a todos los grupos humanos, y se opone a la postura relativista que
argumenta que los derechos son relativos al contexto cultural específico en el
cual se desarrollan.

Y aquí viene el gran debate de la antropología y no sólo de esta


disciplina... Los relativismos.

El relativismo cultural aparece como una respuesta al etnocentrismo,


en base al argumento de que los valores de una sociedad dependen del
sistema cultural en el cual se originan y por lo tanto no puede haber un

272
criterio universal.

¡Atentos! El relativismo cultural no toma por objeto los juicios


morales, uno es relativista cultural como consecuencia de su conocimiento
antropológico. El antropólogo Ángel Díaz de Rada lo explica así
"Simplemente, dado el conocimiento antropológico acumulado tras década
de investigación empírica, los antropólogos sostenemos que, de hecho, hay
muchos órdenes morales diferentes, muchas formas diferentes de interpretar
lo que ha de ser entendido como buena vida, lo que ha de ser entendido
como deseable. Y nos gusten o no nos gusten esas formas de vida, el único
modo de empezar a entenderlas es percibirlas como diferentes." La
metodología que utiliza, por tanto, es el relativismo metodológico, que
implica una renuncia profesional a los juicios morales (como un/a médico que
llorará si un ser querido ha fallecido por cáncer, pero deberá aparcar sus
lágrimas en la medida de lo posible si quiere investigar un tumor maligno y
tener un mayor entendimiento objetivo y neutral del tumor)

Un ejemplo práctico de este método es el de Adriana Kaplan,


antropóloga, que propuso un rito de iniciación “alternativo” en Gambia: un
rito de paso que incluyera la significación psicológica de “convertirse en
mujer”, que fuera aceptable para su cultura, y que no incluyera la mutilación
genital como elemento.

"Nosotros pretendemos un cambio desde el respeto, entendiendo su

272
cultura. Por eso la vicepresidenta de Gambia estaba tan encantada con el
proyecto. “Usted ha visto con ojos africanos”, me decía. Nuestra propuesta
alternativa permite seguir manteniendo el significado del ritual. El gobierno
de Gambia ha dado la bienvenida a este proyecto, porque estamos
invirtiendo en el país, dejamos el conocimiento en su gente y sin que les
cueste nada."

"Se nos ha acusado desde sectores feministas radicales de defender


prácticas que atentan contra los derechos. No es cierto. La obligación que
tenemos no es relativizar, es comprender y no juzgar. Y desde la
comprensión, proponer. Eso es lo que hacemos."

Luis Pancorbo, periodista y antropólogo, ha recorrido el mundo con


una actitud que lo sitúa a medio camino entre la aventura y la antropología, y
asegura que “Si tuviera que implicarme en las creencias de todos los pueblos
que he conocido, en estos momentos sería ya incapaz de descubrir el bien y
el mal. Por lo tanto en eso sí que tengo un cierto acercamiento antropológico,
trato de ser un observador participante. No creo que existan verdades
supermayúsculas.”

Eso sí, añade: “Cuando he filmado cómo los yanomami beben un puré
de plátanos sobre el que arrojan las cenizas de sus muertos, soy consciente
de que una parte de los espectadores puede conceptuarlos como salvajes.
Probablemente no hay otra cosa que pueda repeler más a nuestra cultura

272
que la muerte, y eso es algo que condiciona la perspectiva del telespectador.
Pero no creo que por ese prejuicio deba renunciar a ofrecer estos planos, por
cruda, diversa o ambigua que pueda parecer esa realidad a la hora de ser
descodificada. Obviamente, ese tipo de situación puede originar un debate
controvertido y complejo, dado que la propuesta relativista puede no ser
válida en todas las circunstancias. De hecho, ninguna cultura es inocente y
siempre hay reglas de dominio. Por eso, al abordar cuestiones como la
ablación del clítoris o la lapidación de las adúlteras, hay que tomar partido y
denunciar su práctica, se esté o no en televisión.”

Del relativismo de la que habla Luis Pancorbo es la propuesta del


relativismo moral.

Paul Bohannan, antropólogo, cuenta: "En 1950 me encontraba


haciendo trabajo de campo entre los tiv de Nigeria Central. Una tarde, un tiv
regresó de bañarse en el rio local. Metió la cabeza en mi cabaña para decirme
que ya había vuelto. Le pregunté qué había pasado. Me contestó: "No
mucho. Se ha ahogado un hombre". Inmediatamente salté ¿Qué?
¿¿Ahogado??. "¿Conoces el lugar del río donde el fondo cae de golpe? Bueno,
era extranjero. Perdio pié, y no sabía nadar." "¿Nadie le salvó? ¿No
intentaste tú salvarlo?" (Yo sabía que era un gran nadador). La respuesta fue
demoledora: "No era mío". Entendí perfectamente lo que quería decir.
Los tipos se toman molestias para prestar algún servicio a sus parientes, pero
no cualquiera. Me encontré odiándole a él y a sus valores porque me habían

272
enseñado a pensar que una vida humana es una vida humana, sin importar
de quien sea. Pensé -y sigo pensando- que no le hubiese costado demasiado
rescatar a aquel extraño. Una semana más tarde, cuando estaba hablando
con el mismo ayudante sobre las familias tiv, mencioné que no veía a mi
madre desde hacía casi cinco años. Me miró horrorizado: ¿Quieres decir que
no vas a tu casa a ayudar a tu madre?" Intenté decirle que nos escribíamos,
que nos manteníamos en contacto, que ella no necesitaba mi ayuda. Mis
explicaciones no sirvieron de nada, estaba tan ultrajado por mis valores como
yo por los suyos. Después de considerarlo una y otra vez durante años,
todavía creo que los míos son mejores. Sin duda él sigue creyendo que los
mejores son los suyos."

El relativismo moral dice "tú eres capaz de hacer juicios morales,


entonces no es lícito que no los hagas porque no todo vale." Y desde este
enfoque, Bohannan "se ha mojado", y desde su óptica moral, opina que es
intolerable dejarle ahogar a una persona, sea quien sea, y desde su óptica
moral, cree que es mucho menos malo no tener tanto contacto con una
madre. El tipo opina que es mucho peor esto último.

El relativismo moral afecta a la esfera de las creencias morales de las


personas, de todas ellas, ya sean antropólogos, políticos, albañiles o
catedráticos. Todos tenemos derecho a opinar sobre lo que es para nosotros
la buena vida.

272
Aquí aparece una forma más compleja de etnocentrismo, cuando la
gente sabe perfectamente que existen diferencias culturales, pero que en
lugar de tratar de comprenderlas y ver la humanidad común a través de las
diferencias, consideran a la otra cultura como incorrecta, inmoral, inferior, o
en el peor de los casos perversa. O al contrario: como una cultura casta y
pura, sin maldad ninguna, o el mito del "buen salvaje".

De hecho, aquí viene la forma más compleja, y el primer paso más


allá del etnocentrismo: supone darse cuenta de que otros pueblos... ¡también
son etnocéntricos.!

Pero puede ocurrir también lo contrario que, en nombre de la cultura


o en la idea suprema de preservar y salvar esa especificidad cultural en este
mundo globalizado, preferimos mantenernos al margen de muchas
cuestiones y no opinar, porque "es otra cultura diferente y no
comprendemos". Este quizás es el relativismo más criticado, quizás por ser el
más cómodo y extremo, y es el "como no lo entiendo, por si acaso, no lo
critico: todo vale"

En uno y otro caso, sometemos a juicio moral las vidas de los otros
sin ser copartícipes de esas vidas y arrebatándoles su protagonismo como
agentes morales, "todo para la gente, pero sin contar con ella"

Y, por lo tanto, en uno y otro caso, vemos la cultura como si no la

272
crearan las personas, como si fuera algo estático a lo que hay que adorar. La
historia, la tradición, la cultura, es algo creado y recreado por las personas, es
decir, es algo que sirve a las personas, y no al revés.

Es lo que Edward Said planteaba en su libro Orientalismo, un libro


que critica el pensamiento colonial occidental que representa lo oriental
como algo exótico, decadente y corrupto, y que "se nos da ya definido,
acotado y dispuesto de una forma cerrada y acabada." Y una cultura así, no
existe, por suerte.

Entonces ¿cómo hay que tomarlas, cómo estudiarlas de manera


objetiva?

"Hemos de ser sensatos" dice Luis Pancorbo "muchos antropólogos


tienen discusiones periódicas para refundar su ciencia, que es muy versátil. El
subjetivismo resulta imposible de extirpar, puesto que el etnólogo y el
realizador de documentales televisivos siempre tendrán que utilizar su
estructura mental y lingüística para traducir y dotar de un sentido a esa otra
realidad.”

Y es que no debemos olvidar que ese mito del poder de la ciencia, el


que aboga por una ciencia totalmente objetiva y neutral, es también un mito
propio de la idea occidental que propuso como incontestable el número:
todo lo que se puede pensar, contar o medir. Sin embargo, hay muchos

272
elementos cualitativos que son esenciales para vivir. Quizás, quien sabe, el/la
médico que estudia el tumor lo hace por y pensando en su ser querido
fallecido de cáncer y, es más, no quiere que nadie lo sufra más.

Por eso, Marc Augé tiene un truco que va por este camino, y es bien
simple, de hecho, es una herramienta que los seres humanos la hemos ido
desarrollando durante toda nuestra existencia, y que a veces parece en
peligro de extinción: la empatía.

"Podríamos tener todo un debate sobre las nociones de tolerancia,


de relativismo, que son nociones ambiguas, pero ¿qué es la tolerancia? Que
yo piense que tú tienes derecho a equivocarte y que esto es recíproco. En
realidad, no pienso como tú, pero creo que tengo razón, claro que también
puedo equivocarme. Sin embargo, no puedo decir que se puede pensar
cualquier cosa y no tengo respeto hacia ciertos aspectos de algunas
“culturas”, ya que, por ejemplo, para mí una mujer es exactamente igual que
un hombre, a nivel teórico no tengo ningún respeto intelectual por las
posiciones que dicen que hombres y mujeres tienen su puesto. Está claro que
no voy a hacer la guerra, pero podemos pensar que tenemos que hacer un
esfuerzo. Mañana la moda intelectual puede cambiar y lo importante me
parece el individuo. La cultura se puede reivindicar por parte de los
individuos, diría mejor “las culturas”, en esa mezcla que hay siempre, pero no
hay que partir de la cultura, sino que hay que tomar al individuo como punto
de referencia».

272
2.4 Subjetivismo: El idealismo subjetivo.

El subjetivismo es la rama filosófica que toma como factor primario


para la verdad -o moralidad- a la individualidad mental y material del sujeto,
siempre cambiante y no trascendente hacia alguna verdad absoluta o
universal.

Es una doctrina filosófica que entiende de manera subjetiva lo que a


primera vista parece una clase de juicios objetivamente verdaderos u falsos –
es decir, verdaderos o falsos independendientemente de lo que creamos,
esperemos o queramos–. Se puede ser subjetivista si ante unos juicios, pese a
las apariencias, externos a nosotros como individuos, actuamos como si
fueran juicios acerca de nuestras actitudes, creencias, emociones, etc.
También se puede negar que esos juicios sean verdaderos o falsos, alegando
que son órdenes o expresiones de actitudes camufladas.

En ética, por ejemplo, una concepción subjetivista del segundo tipo


-conocida como emotivismo- afirma que los juicios morales son meras
expresiones de nuestras actitudes positivas y negativas.

Otro ejemplo: el prescriptivismo, que también es una concepción


subjetivista del segundo tipo: la tesis de que los juicios morales son en
realidad órdenes –decir «X es bueno» es decir, detalles al margen, «Haz X»–.

272
Las concepciones que hacen en último término de la moral una cuestión de
convenciones -de aquello en lo que estamos de acuerdo o en lo que la
mayoría de la gente está de acuerdo- también pueden construirse como
teorías subjetivas del primer tipo.

Es importante aclarar que el subjetivismo, sin embargo, no está unido


a la ética. Ya que para una concepción subjetiva de la racionalidad, los
criterios de creencia racional son los criterios que el individuo -o quizá la
mayoría de los miembros de la comunidad a la que pertenece ese individuo-
aprobarían en tanto que están interesados en creer aquellas proposiciones
que son verdaderas y en no creer las que son falsas. En contra, la doctrina
ética se interesa en procurar el máximo beneficio a aquellas acciones
individuales o sociales que beneficien -a su vez- al común o al indivíduo,
recordarémos que su fin es procurar los derechos, deberes y poderes del
individuo en sociedad.

2.5 “El ser es ser percibido” (Berkeley)

El concepto de extensión destruye el propio concepto de substancia


material.

Si los entes sensibles o ideas no pueden existir en algo no percipiente,


no podrán de hecho existir en un substrato pasivo, en la materia. Pero,
además, la propia noción de materia se vuelve contradictoria cuando se la

272
concibe como substrato o soporte de cualidades. Si se la entiende como
subyaciente a sus accidentes o cualidades, tendría que subyacer igualmente a
la extensión, con lo cual, el mismo substrato tendría que ser extenso, lo cual
es una contradicción.

La noción de substrato es ininteligible porque al término "soporte de


cualidades" no se le puede asignar ningún significado y la materia se vuelve
incognoscible.

El problema fundamental para Berkeley ha sido el transformar lo


interior hasta hacerlo consistir en lo externo. Aquí es donde se hace patente
su idealismo. El ser de las cosas es ahora el ser dado a la conciencia.

La realidad del mundo se define como el percibir y el ser percibido.


Todo se determina por el espíritu. Berkeley ha descosificado el mundo:

"El mundo de las cosas y de los organismos, de los cuerpos celestes


y de los elementos, no es nada más que nuestra representación,
una apariencia en las almas individuales. No están las almas en el
mundo, sino que el mundo está sólo en las almas."

Que lo material no sea más que puramente fenoménico no significa


que se niegue la realidad del mundo. La existencia de las cosas se hace
patente cuando percibo, aunque mi voluntad no intervenga, por el orden que

272
siguen las ideas en mi mente y su regularidad casi perfecta.

La permanencia de las cosas es asegurada por ese orden, por la


cohesión y coherencia con que se suceden mis ideas.

Llamar ideas a los entes no les sustrae realidad. La distinción entre


realidades y quimeras sigue estando vigente, aunque "suene raro" decir que
vemos, tocamos y comemos ideas. El problema es sólo nominal y la
denominación de ideas para referirnos a las cosas es, desde el punto de vista
fenomenalista del autor, el más correcto.

Que el mundo corporal no existe sino en forma de ideas es algo


evidente para el autor. Que estas ideas tengan que estar en una mente que
las perciba, es algo necesario, pero ¿Cómo llego a tener conocimiento de ese
espíritu?

Por la misma definición de idea ha de haber algo cuya característica


esencial sea la actividad y, por ello, algo distinto a un ser pasivo e inerte y
que, además, sea el lugar desde donde esas ideas son percibidas.

Yo no puedo tener una idea del espíritu ya que éste sería una idea y,
por ello, algo pasivo e inerte. Sólo puedo llegar a tener una noción del
espíritu elaborada a partir de una reflexión interior sobre nuestra propia
existencia.

272
Como el autor pone de manifiesto: "conozco evidentemente, por
reflexión, la existencia de mi propio yo, esto es, de mi propia alma pensante o
principio pensante" y, sin embargo, "aunque no tengo, estrictamente
hablando, idea del mismo. No lo percibo como una idea, o por medio de una
idea, sino que lo conozco por reflexión".

La mente es un conglomerado de percepciones. Lo que hace que se la


pueda conocer es, precisamente, su capacidad de percibir; si anulamos las
percepciones, anulamos la mente.

Ésta no puede ser entendida en el sentido cartesiano del término. Si


el cerebro fuese una cosa sensible, sería entonces una idea que contiene
ideas, lo cual es absurdo.

Filonús: Prescindiendo de los espíritus, todo lo que conocemos o


concebimos son nuestras propias ideas. Cuando dices, pués, que todas las
ideas son ocasionadas por impresiones en el cerebro, ¿Concibe este cerebro
o no? En caso afirmativo, hablas entonces de ideas impresas en una idea, y
causantes de esa misma idea, lo cual es absurdo.

El espíritu, esa cosa indivisible e inextensa que piensa, actúa y


percibe, se nos hace visible porque tenemos conciencia de estar
continuamente percibiendo ideas. La única entidad substancial que Berkeley

272
reconoce es la substancia pensante, ya sea finita o infinita.

El mundo se compone de espíritus finitos que perciben e ideas


percibidas por esos espíritus. Así llegamos a formular la tesis completa, que
dice así: "Esse est percipere et percipi", ser es percibir y ser percibido.

272
ACTIVIDAD DE LA TERCERA UNIDAD

272
  
UNIDAD 4

El problema metafísico y el
problema político.

1.

¿Qué es la Metafísica?
OBJETIVO
 
  La metafísica es la filosofía entendida en su sentido más estricto, ya
que estudia la realidad buscando sus causas últimas de modo absoluto, se
pregunta por lo más íntimo de toda la realidad, o sea por su ser, estudiando
cuáles son las causas que explican en último término el ser y los diversos
modos de ser los entes.

272
El nombre de “metafísica” (que significa en griego “más allá de la
física”) se aplica a lo que Aristóteles llamó “filosofía primero”. Andrónico de
Rodas, al catalogar las obras de Aristóteles (hacia el año 70 a.d.C), denominó
a esos libros “metafísica” porque se encuentran después de los de la “física”.
Pero ese nombre responde adecuadamente a la naturaleza de esta disciplina
al buscar la explicación última del ser de los entes, ha de remontarse más allá
de lo material y sensible hasta las realidades espirituales.

La metafísica estudia toda la realidad, pues todo lo real tiene que ser:
no se limita a algún tipo de entes, como las demás partes de la filosofía y las
ciencias particulares. Por tanto, el estudio el objeto material de la metafísica
es toda la realidad. Solo quedaría fuera de su estudio algo que no tuviera ser,
pero es obvio que eso no sería nada.
Como estudia la realidad desde el punto de vista de su ser, el objeto formal
de la metafísica es el ser de la realidad, o sea, el ser de los entes. Se
denomina “ente” a todo “lo que es”: algo que tiene que ser, y tiene un modo
de ser determinado. Dios no es propiamente un “ente”, pues es su propio Ser
y no está limitado a ningún modo de ser particular o finito; la metafísica
estudia a Dios con Causa Primara del ser de los entes.

Al describir la metafísica aparecerán, por consiguiente dos aspectos


diferentes: por una parte, el enfoque metafísico, que es común con las
demás disciplinas filosóficas y, por otra, los temas propios de la metafísica,
que son estudiados exclusivamente en ella.

272
El enfoque metafísico consiste en el estudio de la realidad a la luz de sus
causas últimas. Este enfoque puede aplicarse a toda la realidad: todos los
seres, también los materiales, pueden ser objeto de estudio metafísico. Las
ciencias que participan de él son disciplinas filosóficas, ya las que adoptan un
enfoque más parcial y limitado a las causas inmediatas son las ciencias
particulares.

Toda ciencia verdaderamente filosófica se pregunta por el ser de su


objeto, y tiene por tanto una relación directa con la metafísica, que estudia el
ser en toda su amplitud. Por ejemplo, la filosofía de la naturaleza se pregunta
por el ser de los cuerpos, y encuentra en ellos una composición de acto y
potencia que la metafísica estudia de modo general (ya que no solo se da esa
composición en los entes corpóreos, sino también en los espirituales).

Los temas propios de la metafísica abarcan las realidades que no


dependen en su ser de la materia, bien sea porque se trata de realidades
espirituales (Dios, el alma humana) o porque se trata de aspectos de la
realidad que pueden darse en los seres materiales y en los espirituales
(substancia y accidentes, acto y potencia, causalidad, etc.) Cuando se habla
de la metafísica como una de las disciplinas filosóficas distinta de otras, se
indica el estudio de estos temas.
El estudio del alma humana como ente espiritual es tema de la metafísica,
pero se incluye en la filosofía natural en cuanto que el alma es forma del
cuerpo. Los aspectos de la realidad que se dan tanto en los entes materiales

272
como en los espirituales, son considerados desde el punto de vista particular
por la filosofía natural, la filosofía natural estudia su realización en los entes
materiales.

 La Metafísica y la unidad de la Filosofía

El núcleo de la filosofía es la metafísica: es lo que le da unidad. Las


demás ramas de la filosofía estudian sus temas bajo el punto de vista o
enfoque de la metafísica, a la que Aristóteles llamaba justamente “Filosofía
primera”. Por esta razón, la división de la filosofía no da lugar a disciplinas
filosóficas meramente yuxtapuestas y relacionadas de modo externo.

Esto no significa que las restantes disciplinas filosóficas sean una


mera aplicación de la metafísica al estudio de determinado tipo de entes. La
metafísica, al estudiar el ser de los entes de modo general, encuentra “leyes
del ser” universalmente válidas para toda la realidad (los llamados “primeros
principios”), obtiene conclusiones que valen para todos los entes (aunque se
realicen en ellos según grados y modalidades diversos), estudia directamente
los entes espirituales (que, por su inteligencia y voluntad, tienen una
referencia al ser en toda su amplitud), e llega a considerar a Dios como Causa
Primera del ser de todos los entes. Las demás disciplinas filosóficas coinciden
con la metafísica en la búsqueda de las causas ultimas de la realidad, pero se
limitan al estudio de algún tipo de entes que tienen un modo de ser
especifico (los cuerpos, los vivientes, etc.); por este motivo, no llegan a las

272
conclusiones universales de la metafísica ni abordan los temas estrictamente
metafísicos aunque proporcionan la base de muchas consideraciones
metafísicas y hallan leyes generales aplicadas al orden de entes que
consideran .

1.1 ¿Existe Dios?

René Descartes es uno de los pensadores clave a la hora de analizar el


problema de la existencia de Dios. En él se basó Baruch Spinoza para, en su
Ética explicada según el orden geométrico, tratar de dar una explicación
científica e irrefutable, o en otras palabras, definitiva, a algunos de los
mayores intangibles de la historia de la humanidad: Dios, el alma, el bien, el
mal. Antes hubo otros. El pensamiento cristiano, que dominó el panorama de
la filosofía occidental durante toda la Edad Media, utilizó su particular
interpretación de ciertas ideas de Platón y Aristóteles para probar la
existencia de Dios y explicar el funcionamiento del mundo que Él había
creado, siendo Santo Tomás de Aquino el máximo exponente de esta
tradición. En cuanto a la prueba de la existencia de Dios, la obra de Spinoza
no es sino una exposición más compleja, más precisa, de los argumentos de
sus antecesores.

Empecemos hablando sobre el concepto de Dios. Dios es


generalmente considerado como ser supremo, causa última de todo lo
existente. Se le han dado, a lo largo de las religiones y filosofías

272
características como perfección, infinitud, omnipotencia, omnipresencia
-dado que forma parte de la esencia de todos los seres-, etc. Sin embargo, si
prestamos atención a dichas cualidades, observamos que ninguna es
demostrable según los parámetros científicos que utiliza la humanidad para
validar el conocimiento. Es más, estamos hablando de conceptos que son de
por sí innacesibles a los seres humanos: perfección y omnipotencia son
conceptos que, como seres limitados que somos podemos intentar definir,
pero no alcanzar a comprender en su totalidad.

Uno de los argumentos más recurrentes de la tradición cristiana a


favor de la existencia de Dios ha sido la de que "tenemos que venir de algo".
Esta prueba es similar a la teoría aristotélica del Primer Motor Inmóvil. En
resumen, reza que todo ser debe tener una causa, que a su vez tendrá otra, y
así sucesivamente, pero como sería ilógico que la cadena fuese infinita tiene
que haber un ser último... al que sin embargo dicha escuela de pensamiento
no ha dudado en calificar como infinito. Esto es, se utiliza la misma cualidad
que se trataba de explicar para dar la explicación. En mi opinión, esta
explicación circular y no comprobable no es más que un intento de poner
límites a nuestro desconocimiento. Un límite formal, pues al fin y al cabo
acaba siendo un límite ilimitado, pero al menos es una infinitud que podemos
atisbar, algo con lo que sentirnos más cómodos que con un simple
interrogante.

Otra de las más célebres pruebas que han esgrimido aquellos que

272
defendieron la posibilidad de afirmar la existencia de Dios mediante la razón
es la que se basa en la perfección de Dios. Formulada originalmente por San
Anselmo, su planteamiento se reduce a lo siguiente: Dios debe existir porque
es lo más perfecto que podemos concebir, y forzosamente lo más perfecto
debe existir, porque la no existencia sería un claro signo de imperfección. El
fallo radica, como demostraron posteriormente Kant y Hume entre otros, en
que el hecho de que podamos pensar algo no implica la existencia de este
algo. Dicho de otro modo, para poder aplicarle la cualidad de perfección a un
ser, dicho ser tiene que existir, pero si aceptamos su existencia de antemano
estamos incluyendo la conclusión que deseamos obtener, o sea, la existencia
de Dios, entre las premisas.

Existen algunas pruebas más, que han sido igualmente refutadas. De


todo esto no se colige, en cualquier caso, que Dios no exista, sino que no
podemos probar su existencia, así como tampoco, y esto es importante, su no
existencia. Esto es así porque, como ya he comentado antes, a Dios se le
otorgan cualidades con las que el hombre solo puede soñar. No es difícil ver
que un ser todopoderoso no encontraría dificultad alguna no solo en resultar
indetectable para nosotros, sino en participar en el curso de nuestras vidas,
en jugar con nuestras mentes sin que nos diéramos cuenta, provocando que
hiciéramos cosas que luego atribuiríamos a nuestro libre albedrío (cualidad
que, irónicamente, Descartes atribuyó al genio maligno que utilizó para
explicar la duda metódica). El ateísmo, si lo separamos completamente del
agnosticismo, yerra entonces tanto como el cristianismo, al afirmar cosas que

272
no puede probar.

La religión es, en última instancia, cuestión de fe. La fe es creencia, y


el creyente cree en la existencia de aquello en lo que cree. Sin embargo, el
creyente no deja de ser un hombre que vive en una sociedad, que comparte
su vida con otros hombres, que a su vez tienen creencias diferentes. Tratar de
demostrar la existencia de cosas que, debido a su propia naturaleza, no son
verificables, ha sido en el pasado demasiadas veces una estrategia destinada
a imponer el modo de ver el mundo de un cierto grupo de personas, así como
a justificar la necesidad de ciertas conductas que, de otro modo, habrían sido
consideradas no solo contrarias a la ley, sino abominables y más propias de
monstruos que de hombres. Dejaré que ustedes mismos hallen en la historia
estas horribles situaciones. Yo solo espero que, gracias a ellas, la humanidad
se haya hecho más sabia y, de este modo, lleguemos a entender la necesidad
de compaginar las creencias propias con la tolerancia de las ajenas.

1.2 Dios y el ser humano

La teología ortodoxa tiene páginas bellísimas en relación al tema de la


función divinizadora del universo propia de la encarnación . San Gregorio
Palamas precisa: "Dios, que lo transciende todo, incomprensible, indecible,
consiente en hacerse participable a nuestra inteligencia". Aún más: "El
hombre es semejante a Dios, porque Dios es semejante al hombre", afirma
Clemente de Alejandría. Dios esculpía el ser humano mientras miraba en su

272
Sabiduría la humanidad celeste de Cristo . Ésta está predestinada a reunir
todas las cosas, tanto las que están en los cielos como las que están en la
tierra -"misterio escondido en Dios antes de todos los Siglos".: la creación del
hombre a imagen de Dios tenía como fin la Encarnación, se la entienda como
se la entienda, puesto que implica el último grado de comunión entre Dios y
el hombre.

Hay que prestar atención a esta visión de los Padres: la deificación del
hombre es una función de la humanización de Dios: "el hombre es el rostro
humano de Dios", dice san Gregorio de Nisa , y por eso "el hombre destinado
al goce de los bienes divinos ha tenido que recibir en su naturaleza misma un
parentesco con aquello en que debía participar" . Del mismo modo, san
Macario dice: "entre Dios y el hombre existe el mayor parentesco" . El
Espíritu humano no se realiza si no es en el medio divino: "contemplar a Dios
es la vida del alma".

Las frases de los Padres son audaces : "Dios se hace hombre para que
el hombre se haga Dios por la gracia y participe en la vida divina. - "El hombre
es un ser que ha recibido la orden de hacerse Dios". - "El hombre debe unir la
naturaleza creada y la energía divina increada". - "Yo soy hombre por
naturaleza y Dios por la gracia". - "El que participa en la energía divina se
hace él mismo, en cierta medida, luz". -"Microcosmos", el hombre es también
un "mikrotheos" - En su estructura es donde el hombre lleva el enigma
teológico, que es un ser misterioso, "homo cordis absconditus" , definición

272
netamente apofática y que explica el interés de los Padres por el contenido
de la imago Dei. Para san Gregorio de Nisa, la riqueza de la imagen refleja las
perfecciones divinas, convergencia de todos los bienes, y subraya el poder
propiamente divino de determinarse libremente por sí mismo.

Cuando el hombre dice: "Yo existo", traduce en lo humano algo del


carácter absoluto de Dios que dice: "Yo soy el que soy". Para los Padres estas
fórmulas eran palabras esenciales, palabras de vida recibidas y vividas.
Algunos teólogos "desmitifican" el realismo último de los Padres y por eso
debilitan el mensaje explosivo de los Evangelios, el amor loco (manikon éros)
de Dios por el hombre, según Nicolás Cabasilas.

El hombre tiene que vivir la tensión entre la humildad subjetiva y el


hecho objetivo de ser co-liturgo, co-creador, copoeta con Dios. Hay que
reaprender las antinomias antaño tan familiares para los Padres de la Iglesia.
El hombre dice: Yo soy imperfecto, y Dios le responde: Sed perfectos como
vuestro Padre que está en los cielos es perfecto. El hombre dice: Soy polvo y
nada, y Cristo le dice: Vosotros sois dioses, y sois mis amigos. Sois de la raza
de Dios, afirma san Pablo, y san Juan: habéis recibido la unción del Santo y lo
sabéis todo. "Yo llevo los estigmas de mis iniquidades, pero soy a imagen de
tu gloria invencible", dice en una síntesis vigorosa el tropario del oficio
fúnebre.

El hombre es creado y, sin embargo, no es creado sino nacido del

272
agua y del Espíritu Santo; es terrestre y celeste, criatura y dios en proceso de
realización. Un dios creado es una de las nociones más paradójicas, al igual
que la persona creada y la libertad creada. La audacia de los Padres
profundiza estas máximas y estos apotegmas a fin de no entristecer y de no
apagar al Espíritu Santo.

En efecto, la théosis oriental no es una solución lógica, no es un


concepto, sino una solución de vida y de gracia, solución antinómica como
todo carisma, y que se remonta a la antinomia de Dios mismo. Los Padres lo
han visto al decir que el Nombre de Dios es relativo al mundo. Cómo Dios
mismo puede ser a la vez absoluto y relativo, Dios de la historia y Dios en la
historia, tal es el misterio de su Amor que transciende su propio carácter
absoluto para revelarse Paternidad. Así también las palabras de san Efrén el
Sirio: "Toda la Iglesia es la Iglesia de los penitentes y de los que perecen",
pueden armonizarse con las palabras de san Simeón el Nuevo Teólogo: "En
verdad, es un gran misterio -¿Dios entre los hombres, Dios en medio de los
dioses por deificación?" Sin embargo, es el mismo misterio.

Si el hombre piensa a Dios, es porque se encuentra ya en el interior


del pensamiento divino, es porque ya Dios se piensa en él. Sólo se puede ir a
Dios partiendo de Él. El contenido del pensamiento sobre Dios es un
contenido epifánico, se acompaña de la presencia evocada.

La crucifixión "El Padre es el Amor que crucifica, el Hijo es el Amor

272
crucificado, el Espíritu Santo es el poder invencible de la Cruz", ha dicho
magníficamente el Metropolita de Moscú, Filaretes. En cierto sentido, es la
Crucifixión común en la que cada Persona de la Trinidad tiene su propia
manera de participar en el Misterio. La Cruz vivificante es la única respuesta
al proceso del ateísmo en el reino del mal. Se puede aplicar a Dios la noción
más paradójica, la de la debilidad, que significa la salvación mediante el libre
amor: Dios se presenta y declara su amor, y pide que le paguen con la misma
moneda; ... rechazado, espera a la puerta... Por todo el bien que nos ha
hecho no pide a cambio más que nuestro amor; como pago de nuestro amor,
nos perdona todas nuestras deudas.

Frente al sufrimiento, frente a toda forma del mal, la única respuesta


adecuada es decir que Dios es débil y que no puede sino sufrir con nosotros.
Débil, en efecto, no en su omnipotencia, sino en su Amor crucificado...

En la Cruz Cristo ha asumido la mortalidad misma. El poder de la


muerte está en su autonomía, pero Cristo da su muerte al Padre, y por eso en
Cristo es la muerte la que muere: por la muerte ha vencido a la muerte.
Desde entonces ningún hombre muere ya solo ,- Cristo muere con él para
resucitarlo con Él.

El Salvador en cruz no es simplemente un Cristo muerto, es el Kyrios,


Dueño de su propia muerte y Señor de su vida. No ha sufrido de hecho
ninguna alteración por su Pasión. Sigue siendo el Verbo, la Vida eterna que se

272
abandona a la muerte y la sobrepasa. Cuando fuiste crucificado, oh Cristo, la
creación entera ante este espectáculo se estremeció de horror y los
cimientos de la tierra temblaron ante tu poder.

Al contemplar el icono pensamos en la hermosa reflexión de Nicolás


Cabasilas: En función de Cristo ha sido creado el corazón humano, cofre
inmenso y suficientemente amplio para contener a Dios mismo... El ojo ha
sido creado para la luz, el oído para los sonidos, todas las cosas para su fin, y
el deseo del alma para lanzarse hacia Cristo.

1.3 La afirmación de la existencia de Dios

Santo Tomás de Aquino (1224 - 1274) contemporáneo de San


Buenaventura, representa el apogeo de la filosofía escolástica. Sus
aportaciones al campo de la filosofía y de la teología son una brillante síntesis
del pensamiento anterior, tanto de los cristianos como de los judíos y de los
musulmanes, especialmente en relación con el tema de la existencia de Dios,
su pensamiento es una lectura obligada de los filósofos posteriores del final
de la Edad Media, de la Edad Moderna e incluso de la actualidad.

Santo Tomás aborda el tema de la existencia de Dios en varias


perspectivas, desde la polémica escolástica de las relaciones entre fe y razón;
Filosofía y Teología, desde la Antropología, desde la Ontología, y,
naturalmente desde la Teología Natural. Su obra cumbre la Suma Teológica

272
se ha considerado como la mejor catedral gótica del pensamiento cristiano.

En esta obra, estudia el tema de Dios desde dos puntos de vista: la


teología existencial y la teología esencial. Es decir, en primer lugar se ocupa
del tema de la existencia de Dios y en segundo lugar de sus propiedades o
características.

Según Santo Tomás la existencia de Dios es un conocimiento natural


en el ser humano, al que puede llegar con el uso adecuado y lógico de su
razón, incluso sin haber conocido la Revelación cristiana, ni haber realizado
un acto de fe. La razón, dirigida lógica y científicamente puede alcanzar la
certeza de la existencia de Dios, e incluso de la inmortalidad y espiritualidad
del alma. A estas dos afirmaciones las llama, los preámbulos de la fe. La razón
precede a la fe y la filosofía a la Teología.

Sin embargo Santo Tomás rechaza el argumento ontológico de San


Anselmo, según el cual, y como también afirma San Buenaventura, podemos
conocer a Dios directamente a priori en el interior de nuestra conciencia.

La argumentación tomista se funda en la noción de evidencia y en la


distinción metafísica entre la esencia y la existencia que había realizado con
anterioridad en su opúsculo De ente et essentia (Sobre el ser y la esencia).
Esta distinción, nueva en la historia de la filosofía, afirma que la esencia es el
conjunto de notas o propiedades constituyentes del ser en cuestión, es decir

272
la respuesta a la pregunta, ¿qué es?, mientras que la existencia supone la
realización efectiva de la esencia en un individuo, y comienza en el momento
de su aparición o nacimiento. En Dios no se da tal distinción, porque su
esencia consiste en la plena existencia, en existir por sí mismo. Su existencia
es eterna y es la causa de todas las demás existencias. Sin embargo a los
seres humanos nos cuesta mucho formarnos el concepto de Dios, y esta es la
razón por la que existen ateos, e incluso algunas personas lo conciben con
forma de animal, de hombre o de fuerza de la naturaleza.

Por estos motivos Santo Tomás entiende que la proposición Dios


existe, es evidente en sí misma, pero no para nosotros que somos seres
limitados.

 Esencia: Conjunto de cualidades constituyentes que definen a un


objeto o a un ser de la naturaleza, y le hacen pertenecer a una
clase o conjunto. Por ejemplo la definición que dió Boecio de
persona: sustancia individual de naturaleza racional. La
racionalidad es una cualidad esencial que distingue a los seres
humanos de otras sustancias.

 Existencia: Es la realización efectiva de la esencia, que se produce


con el nacimiento o aparición de un individuo, que actualiza o
realiza las cualidades esenciales, en la definición anterior, sería el
nacimiento de un niño, que es una persona.

272
 Evidencia: Es la transparencia, claridad o distinción de una idea o
de un juicio, que fuerza a la mente a aceptarla como verdadera de
forma inmediata, es decir sin demostración.

 Preámbulo de la Fé: Son algunas proposiciones como la existencia


de Dios, o la inmortalidad del alma, que pueden ser conocidas a
través de la razón, y suponen una introducción a las verdades o
dogmas de fe, dentro del cristianismo.

Una tesis, juicio o proposición es evidente en sí misma cuando el


predicado está incluido en el concepto de sujeto, forma parte de las
propiedades de su esencia, por ejemplo cuando digo que el cuadrilátero es
un polígono de cuatro lados, o bien, que el ser humano es un animal, ambas
cualidades forman parte constitutiva tanto del cuadrilátero, tener cuatro
lados, como del ser humano, ser animal. Por tanto la proposición Dios existe,
es evidente en sí misma ya que en Dios no hay distinción entre la esencia y la
existencia, sino que él mismo es la existencia plena y total Ipsum esse
subsistens, pero no para nosotros, los seres humanos.

Si todos conocemos la naturaleza del sujeto y la del predicado, la


proposición es evidente en sí misma y para nosotros, pero no todas las
proposiciones evidentes en sí mismas, lo son también para nosotros, éste es
el caso de la existencia de Dios, que siendo en sí misma evidente, porque en

272
ella el predicado se identifica con el sujeto, no lo es para nosotros sino que
necesita ser demostrada a posteriori, es decir por cosas más asequibles para
nosotros, incluso aunque estas cosas sean menos evidentes. Por esta razón,
Santo Tomás se inclina por una demostración aposteriori (quia), que va de los
efectos a las causas, concluyendo en la aceptación de una Primera Causa
fundamento de todas las demás a la que llama Dios.

Santo Tomás habla más que de demostración en sentido estricto o


matemático, de cinco Vías o caminos que conducen a la afirmación de la
existencia de Dios.

Estas Vías, tienen todas ellas la estructura común de la causalidad,


todo efecto tiene su causa, y es imposible afirmar una cadena infinita de
causas, por tanto se llega a la conclusión de la existencia de una primera
causa incausada o Causa Sui, a la que llama Dios.

1. La primera vía es la del movimiento, inspirada en la física y


metafísica de Aristóteles. A través de los sentidos percibimos el
movimiento. Todo lo que se mueve es movido por otro, y así
hasta alcanzar el Primer Motor inmóvil, en el que todos
reconocen a Dios.

2. La segunda es la que se deduce de la causalidad eficiente,


inspirada en Avicena. En el mundo sensible, hay un orden de

272
causas eficientes, orden que no puede llevarse hasta el infinito;
por tanto es necesario admitir una causa eficiente primera, a la
que todos llaman Dios.

3. La tercera vía nos lleva de los seres contingentes al Ser


Necesario; está inspirada en Averroes y Maimónides; se deduce
a partir de lo posible y de lo necesario. Las cosas pueden existir o
no existir, ya que pueden ser producidas o destruidas, llevan
consigo la posibilidad de no existir, esto quiere decir que hubo
un tiempo en el que nada existió. Luego estos seres contingentes
exigen la existencia de un Ser necesario, cuya necesidad esté en
sí mismo y sea la causa de la necesidad de los demás. A este Ser
necesario todos le llaman Dios.

4. La cuarta vía se deduce de la jerarquía de valores que


encontramos en las cosas, está inspirada en Platón, San Agustín
y San Anselmo. La bondad, veracidad, nobleza y otros valores se
dan en unas más que en otras. Este más y menos, se dice
respecto de un máximo, que es su causa. Es decir llamamos Dios
a la causa, al máximo de esos valores que se dan en las cosas en
mayor o menor grado. De los grados de perfección en los seres,
a la Perfección suma.

5. La quinta vía se deduce a partir del ordenamiento de las cosas,

272
que, no teniendo conocimiento, como los cuerpos naturales,
actúan por un fin. Este orden y finalidad implica un Ordenador
supremo. Esa inteligencia por la que todas las cosas van dirigidas
a un fin, la llamamos Dios. De los seres ordenados del Universo
al Ordenador Supremo. Está inspirada en Séneca y San Agustin.

Estas vías, como todo el pensamiento de Santo Tomás son una


síntesis de otros filósofos anteriores, pero la originalidad está precisamente
en su estructuración para demostrar la existencia de Dios y su principal
atributo que es la Aseidad, Dios es la existencia plena, en él se identifica la
esencia y la existencia, es la Causa Sui, fundamento de los demás seres,
incluido el ser humano.

El tema de Dios, es igualmente importante en la ética y política


tomista. El fin de las acciones morales es la búsqueda de la felicidad,
eudaimonía, esta felicidad no puede consistir en la posesión de nada creado,
sólo en Dios, en la visión beatífica, puede hallarse la felicidad; un acto es
bueno si conduce a ese fin último, y malo si se aparta de él. Para poder
diferenciarlo con claridad, hemos de basarnos en su conformidad o no con la
ley natural moral, que no es sino la participación en el ser creado de la ley
eterna de Dios. Santo Tomás fue el iniciador del derecho natural. La ley
natural es el precedente de lo que hoy en día denominamos derechos
humanos.

272
En la política, afirma que la autoridad de los gobernantes procede de
Dios, pero el gobernante, debe contar con unos asesores, representantes del
pueblo. La mejor forma de gobierno es una mezcla de monarquía,
aristocracia y democracia. En todo caso reconoce al pueblo el derecho a
rebelarse contra los gobernantes, cuando se han corrompido y no han
buscado el fin último del estado, que es el bien común, a través de la ley
positiva que es una ordenación de la razón, dirigida al bien común, dictada
por la autoridad competente y suficientemente promulgada.

1.4 Límites del conocimiento humano

La pregunta fundamental de este tema es: ¿hasta qué punto


podemos estar seguros de los conocimientos que poseemos? ¿Existe un
límite para el conocimiento humano?

Podemos resumir en cinco las teorías que han tratado de dar


respuestas a esta pregunta:

 El dogmatismo, es la respuesta filosófica que afirma que la razón


humana puede lograr un conocimiento seguro y universal,
pudiendo alcanzar la certeza absoluta. Además defiende que la
razón no tiene límites y que su avance en el conocimiento es
prácticamente infinito. Descartes defendió esta teoría.
 El escepticismo, duda que sea posible un conocimiento seguro y

272
universal, este es un deseo inalcanzable y solo nos queda dudar de
todo. Pirrón, es considerado como el primer escéptico. El
problema de esta teoría consiste en que el escepticismo radical
cae en contradicción ya que al afirmar que no podemos conocer
la verdad, ya está afirmando una verdad. El único camino que le
queda al escéptico es el silencio.
 El criticismo, sostiene que el intelecto humano puede alcanzar
un conocimiento limitado, y que éste no es nunca definitivo e
incuestionable , sino que debe ser siempre criticado y revisado
para corregir errores.
 El relativismo, niega la existencia de una verdad absoluta, rechaza
la existencia de un conocimiento objetivo y universal. Todo
conocimiento es subjetivo, es decir, relativo a cada individuo o
contexto social, ya que solo pueden existir opiniones particulares
validas para cada individuo o grupo social, cultural e histórico.
Los sofistas son considerados como los padres del relativismo.
 El perspectivismo, a pesar de ser parecido al relativismo, hay
entre ellos una diferencia fundamental, ya que el perspectivismo
no niega la posibilidad teórica de una verdad absoluta. Esta teoría
sostiene que cada sujeto o grupo social conoce la realidad desde
un punto de vista o perspectiva particular. Hay una realidad, pero
esta puede ser vista desde diferentes perspectivas parciales.
Todas las perspectivas son verdaderas y si fuera posible reunirlas
a todas tendríamos la verdad absoluta. Ortega y Gasset defendió

272
esta teoría como forma de superar el dogmatismo y el
escepticismo. Afirma que el camino hacia la verdad requiere de la
complementariedad entre las distintas perspectivas parciales.

1.5 La negación de la existencia de Dios

Los estudiantes de Religiones comparadas y los misioneros con


frecuencia dan testimonio de la realidad de que la idea de Dios es
prácticamente universal en la raza humana. Se encuentra hasta en las
naciones y tribus menos civilizadas del mundo.

Sin embargo, esto no quiere decir que no haya individuos que


nieguen completamente la existencia de Dios según se nos ha revelado en la
Escritura: un Ser Personal existente por sí, consciente de infinitas
perfecciones, que hace todas las cosas de acuerdo con un plan
predeterminado.

Esta última negación es la que precisamente teníamos en mente aquí.


Puede asumir, y ha asumido varias formas en el curso de la historia.

 La Absoluta Negación de la Existencia de Dios

272
Como dijimos arriba, hay una fuerte evidencia en favor de la universal
presencia de la idea de Dios en la mente humana, que alcanza hasta las tribus
civilizadas que no han sentido el impacto de la revelación especial.

En atención a esto, algunos han ido tan lejos como para negar que
haya quienes nieguen la existencia de Dios, es decir, niegan que haya
verdaderos ateos. Pero esta negación está contradicha por los hechos. Se
acostumbra distinguir dos clases de ateos, es decir, los prácticos y los
teóricos.

Los primeros son, sencillamente, gentes sin Dios, que en la vida


práctica no reconocen a Dios, y que viven como si no hubiera Dios. Los otros,
son, por regla general, de una clase más intelectual, y basan su negación en el
desarrollo de un razonamiento. Tratan de probar por medio de lo que a ellos
les parecen argumentos razonables y conclusivos, que no hay Dios.

En atención al semen religionis (germen de religión) sembrado en


cada hombre al momento de ser creado a la imagen de Dios, se puede
suponer sin yerro que nadie nace ateo. El ateísmo resulta, en último análisis,
del estado de perversión moral del hombre, y de su deseo de esconderse de
Dios.

Este ateísmo deliberadamente se ciega ante los más fundamentales


instintos del hombre, las más profundas necesidades del alma, las más

272
elevadas aspiraciones del espíritu humano, los deseos del corazón que palpa
en busca de algún Ser superior, y lo suprime todo.

Esta supresión práctica o intelectual de la operación del semen


religionis a menudo implica una serie de prolongadas y difíciles resistencias.

No puede haber duda respecto a la existencia de los ateos prácticos


puesto que tanto la Escritura como la experiencia los denuncian. El Salmo
10:4b, declara acerca del malvado:

"No hay Dios en ninguno de sus pensamientos" Y Pablo les recuerda a


los Efesios que ellos estuvieron anteriormente "sin Dios en el mundo", Ef. 2,
12. La experiencia también da cuenta con abundancia, de su presencia en el
mundo.

No son en cada caso, notoriamente malvados a los ojos de los


hombres, y pueden pertenecer a la llamada "gente decente del mundo",
aunque sean soberanamente indiferentes a las cosas espirituales.

Tales gentes, con frecuencia se dan cuenta de que carecen de


relación armónica con Dios, tiemblan ante el pensamiento de encontrarse
con Él, y tratan a todo trance de olvidarlo. Parece que sienten un júbilo
secreto en ostentar su ateísmo cuando van con viento en popa, pero se sabe
que han caído de rodillas, en oración, cuando repentinamente se ha visto en

272
peligro su vida.

Actualmente millares de estos ateos prácticos pertenecen a la


American Association for the Advancement of Atheism (Asociación
Americana para el Progreso del Ateísmo).

Los ateos teóricos son de otra clase. Generalmente son de un tipo


intelectual más elevado, e intentan por medio de argumentación racional
justificar la afirmación de que no hay Dios.

El Profesor Flint distingue las tres siguientes clases de ateos teóricos:

1. Los ateos dogmáticos; que de plano niegan que haya un Ser


Divino.
2. Los ateos escépticos, que dudan de la capacidad de la mente
humana para determinar si hay o no hay Dios.
3. Los ateos capciosos que sostienen que no hay pruebas válidas de
la existencia de Dios.

Las tres clases con frecuencia van de la mano, pero hasta el más
modesto de estos ateos declara doctoralmente que toda creencia en Dios es
una ilusión. Se notará que en la anterior clasificación el agnosticismo respeta
la creencia en Dios y admite cierta posibilidad de su realidad, nos deja sin un
objeto de culto y adoración precisamente tal como lo hace el ateo dogmático.

272
Sea pues así, que el verdadero ateo es el ateo dogmático, el que afirma
categóricamente que no hay Dios.

Esta afirmación significará una de dos cosas: Que no reconoce Dios de


ninguna clase, ni se levanta ídolo alguno para sí mismo, o que no reconoce al
Dios de la Biblia. Existen en realidad, si es que los hay, muy pocos ateos que
no Se formen, en la práctica, alguna clase de Dios para ellos mismos. Hay un
número muy grande que teóricamente rechaza toda clase de Dios, y todavía
otro número mucho mayor que no quiere nada con el Dios de la Biblia.

El ateísmo teórico generalmente se funda en alguna teoría científica o


filosófica. El monismo materialista, en sus diversas formas, y el ateísmo
acostumbran ir de la mano. El idealismo subjetivo absoluto puede
permitirnos la idea de Dios; pero niega que esa idea corresponda con alguna
realidad. El "Dios" de los modernos humanistas simplemente significa, "el
Espíritu de la humanidad", "el sentido dela perfección", "la meta de la raza", y
otras abstracciones semejantes.

Otras teorías no sólo dejan lugar para Dios, sino que también
pretenden defender su existencia; pero rechazan efectivamente al Dios del
teísmo, un ser supremamente personal, Creador, Preservador y Gobernador
del Universo, distinto de su creación, y sin embargo, en todas partes presente
en ella.

272
El Panteísmo confunde lo natural y lo sobrenatural, lo finito y lo
infinito en una sola sustancia. Con frecuencia se refiere a Dios como el
fundamento escondido del mundo de los fenómenos; pero no lo concibe
como Dios personal, y por tanto, dotado de inteligencia y voluntad.

Audazmente declara que todo es Dios y de este modo se embarca en


lo que Brightman llama "la expansión de Dios" por medio de la cual llegamos
a "un Dios demasiado grande", ya que en El queda incluido todo el mal que
hay en el mundo.

Rechaza al Dios de la Biblia y por esto mismo se convierte en


declarado ateísmo. Spinoza puede llamarse "el hombre intoxicado con Dios";
pero su Dios realmente no es el Dios a quien los cristianos alaban y adoran.
En verdad, no cabe duda de que en el mundo hay ateos teóricos.

Cuando David Hume expresaba su duda acerca de que existiera un


ateo teórico, el Baron d'Holbach le replicó: "Muy estimado señor mío: En este
momento se sienta usted a la mesa con diecisiete de esas personas". Los
agnósticos respecto a la existencia de Dios pueden diferir de los ateos
dogmáticos; pero tanto unos como los otros nos dejan sin Dios. 

2. ¿Qué es la Política?

La política es la ciencia de la gobernación de un Estado o nación, y

272
también un arte de negociación para conciliar intereses. El término proviene
del latín politicus y este término del griego politiká, una derivación de polis
que designa aquello que es público, o politikós, que significa "civil, relativo al
ordenamiento de la ciudad o los asuntos del ciudadano". El significado de
política es muy amplio y está relacionado, en general, a lo que se refiere al
espacio público.

En la ciencia política, se trata de la forma de actuación de un


gobierno frente a determinados temas sociales y económicos de interés
público: la política de educación, la política de seguridad, la política salarial, la
política de vivienda, la política de medio ambiente, etc.

El sistema político es una forma de gobierno que engloba las


instituciones políticas para gobernar una nación. La monarquía y la República
son los sistemas políticos tradicionales. Dentro de cada uno de estos sistemas
puede haber variaciones significativas a nivel de organización. Existen varios
tipos de ideologías políticas, como el totalitarismo, el conservadurismo, el
socialismo, el liberalismo, el nacionalismo, el anarquismo, etc.

En un sentido más amplio, el término política puede ser usado como


un conjunto de reglas o normas de una determinada institución. Por ejemplo,
una empresa puede tener una política de contratación de personas con
discapacidad o de no contratar a mujeres con hijos menores de edad. La
política laboral de una empresa se define también por su visión, misión,

272
valores y compromisos con los clientes.

2.1 La organización social

Se entiende por organización social a toda aquella agrupación de


personas que se establece a partir de elementos compartidos, ideas en
común, formas similares de ver al mundo. Además, es importante para que
tal grupo de personas sea considerado una organización social que exista un
objetivo a realizar, sea este solidario o particular. Esto es así ya que una
organización social debe existir siempre por una razón y no por espontáneas
variables causales (en cuyo caso no estaríamos hablando de organizaciones
sociales sino más bien de expresiones comunes de ciertos grupos sociales).

Las organizaciones sociales existen desde el momento en el que el ser


humano empezó a vivir en sociedad. A pesar de que éste es un término muy
de moda y actual, las organizaciones sociales pueden tomar muchas formas
diversas y así ha sido a lo largo del tiempo. Una de las características
principales con las que debe contar una organización social es la de contar
con un grupo de personas que compartan elementos en común, similares
intereses, similares valores o formas de actuar ante determinadas
situaciones. Al mismo tiempo, las organizaciones sociales se establecen
siempre con un fin, por ejemplo cambiar la realidad que rodea a sus
miembros, aportar discusiones sobre determinados temas o simplemente
compartir un momento específico.

272
Del mismo modo que la sociedades y las instituciones humanas son
complejas, las organizaciones sociales también pueden volverse altamente
complejas y hasta conflictivas. Para evitar esto, deben contar con un sistema
más o menos rígido de jerarquías que organizan las diferentes tareas,
establecen diversas funciones y marcan los objetivos así como también los
resultados a conseguir.

Las organizaciones sociales en la actualidad son algunas de las formas


más importantes en lo que respecta a tratar de construir un mundo mejor.
Muchas veces, las organizaciones sociales de tipo no gubernamental
(también llamadas ONG) se establecen en los espacios donde el Estado no
llega y deja huecos de atención y cuidado para aquellos que más lo necesitan.

2.2 Liberalismo clásico

Para comprender el sentido de esa asombrosa aventura que fue la


consolidación del liberalismo como doctrina política, debemos situarnos en la
Europa continental del siglo XVI. En esos años ocurrieron hechos que
cambiaron la cara y el destino del mundo: los grandes descubrimientos se
sucedían, el comercio comenzaba a adquirir dimensiones planetarias, la
producción abandonaba definitivamente su carácter pueril de simple
economía de subsistencia para trocarse en ilimitada, por obra de las
invenciones técnicas, y el viejo anhelo de libertad individual obtenía ritmo

272
irreprimible. En suma, las fuerzas productivas sea hallaban en pleno
desenvolvimiento.

Esta revolución, desde luego, no se dio de manera súbita. Desde


varias centurias atrás se percibían los cambios que habrían de conducir a ese
resultado. ¿Cómo seguir tolerando una organización económica que limitaba
el número de explotaciones? ¿Cómo soportar más un sistema en el que el
siervo estaba siempre adscrito a la gleba y el aprendiz a su oficio, todo
meticulosamente reglamentado y a base de monopolios? En vez de los
señores feudales, que carecían de la noción del cambio, por lo cual la Edad
Media. Fue antes que otra cosa el reinado de la fijeza y del tradicionalismo,
había que abrirle la ruta a tantas energías sociales en ebullición.

Desde el siglo XI se observaba el desarrollo de las ciudades en


diferentes partes de Europa, las que tropezaban con el estorbo de los
gremios profesionales. Esas ciudades, en las que dominaban los comerciantes
y artesanos, eran centros de individualismo, rodeados por la inmensa red
señorial con su severa organización jerárquica. El comercio internacional, al
tomar vuelo, corría a cargo de hombres de gran iniciativa, que naturalmente
procedían a romper los cuadros estrechos en que se venían moviendo las
actividades productivas y de intercambio. Era lógico entonces que la primera
demanda de los comerciantes fuera la de la libertad. Otro núcleo económico
iba a actuar dentro de esa misma dirección: fue el constituido por quienes
habían obtenido del rey el privilegio de explotar las minas. Con base en los

272
ricos yacimientos de plata de Hungría, el Tirol y Bohemia, se formaron
considerables fortunas personales. Hombres de presa como los Fuggers, de
Alemania, y Jacques Coeur en 'Francia, obtuvieron señaladas preeminencias,
entre otras, la de ser banqueros de los reyes. Jacques Coeur llegó a establecer
300 factorías en Inglaterra y en Bélgica. Debe destacarse en ese período la
estrecha alianza de la burguesía mercantil, financiera y manufacturera con el
monarca, fenómeno que tanto contribuyó al establecimiento del Estado
moderno.

Para ese desarrollo, de tipo industrial especialmente, era necesaria la


conjunción de dos factores: la acumulación de capital, el cual ya existía, según
acabamos de decir, y una creciente masa de trabajadores proletarizados. En
la ilustrativa descripción que de esa época hace Jacques Pirenne, se ve cómo
pequeños menestrales que tejían paños con lanas facilitadas por
comerciantes, acabaron por estar al servicio de éstos, como obreros.
Igualmente señala aquel historiador que algunos miembros de la nueva clase
de negociantes, al encontrarse estrechos en el marco municipal fueron a
instalar sus talleres en el campo, sin duda en busca de mano de obra más
barata. Todo esto fue desintegrando el feudalismo, y así encontramos que en
1415 Florencia eliminó definitivamente la servidumbre del hombre de la
gleba, y casi un siglo después ocurrió lo mismo en los Países Bajos.

No debe creerse sin embargo que toda Europa experimentó al mismo


tiempo esta mutación de signo capitalista. Eso ocurrió en la parte Occidental,

272
no así en la Oriental, que debió seguir por un extenso período dentro de los
cuadros tradicionales, ajena por tanto a la sacudida del Renacimiento y al
despertar del individualismo y de las ansias libertarias.

Acabamos de mencionar el Renacimiento. Sin el potente desarrollo


económico y social a que hemos aludido, él no habría sido posible, como
también es cierto que su influencia se hizo sentir inmediatamente en la
velocidad que adquirió ese desarrollo. Sin duda fue en el terreno jurídico
donde primero se percibió el ímpetu renacentista. Y era natural. La joven
burguesía, ebria del deseo de afirmar su personalidad, no podía regirse por
las normas de tipo feudal, las que lo menos que hacían era impedir que se
manifestara la libre personalidad. Esto implicaba la resurrección del Derecho
Romano, y por eso él se propagó por la Europa continental. Si el comercio
entre naciones estaba adquiriendo el volumen y la regularidad de que hemos
hablado, era necesario que el hombre de negocios tuviera delimitados y
asegurados sus derechos. Y dentro de esa indispensable ordenación jurídica,
el hoy llamado Derecho Internacional debía obtener particular relieve, ya que
por obra del' comercio, de radio muy extenso, se ponían en relación
individuos de un país con los de otros. E1 Estado Nacional, comenzaba a ser
un hecho, y de ahí se desprendía la existencia, por lo menos en boceto, de
una comunidad internacional.

La fundación de varias universidades en el siglo XV, aunque sometidas


al principio a la Iglesia, atendió a la necesidad de impulsar no sólo la ciencia

272
del Derecho, sino otras, vitales para el desarrollo iniciado. Cuando un artista
como Leonardo da Vinci, al par que contribuía al resurgimiento de la estética
y de todas las formas de belleza hablaba de la importancia que tendría para la
agricultura 1a técnica de la irrigación, se situaba en el espacio del hombre del
cuatrocientos, ávido de creación individual, y de ahí que propiciara la vuelta
al mundo clásico y que exaltara la necesidad de amaestrar la naturaleza para
que le sirviera a la raza humana.

Al fundir en plomo los caracteres impresos en madera, Gutemberg


iba a hacer posible hacia 1440 la difusión rápida de las obras científicas y
literarias, al tiempo que se generalizaba en Europa la fabricación de papel,
asombroso invento de la China y del Asia Central. El Renacimiento, en suma,
no fue sólo un episodio brillantísimo en lo que se relaciona con el arte, sino
una secuencia de innovaciones en los diversos órdenes del conocimiento,
cuyo resultado fue la afirmación del ser humano como sujeto del cambio
social y de la historia. Mientras más cundía el gusto de la emancipación
individual, el hombre de esa época sentía que se ensanchaba su fe en el
destino que le esperaba. No fue cosa del azar que el genio representativo de
ese tiempo, Leonardo, hubiera descubierto la irrigación de la sangre y
presentido la teoría de la gravitación universal. Debió haber sido muy intensa
la euforia de esos días cuando un personaje exclamó en pleno arrobamiento:
¡Oh, qué gran milagro es el hombre!

De ahí que para volver al período que hemos tomado como punto de

272
partida, la iniciación del siglo XVI, digamos que tiene razón Pirenne cuando
afirma que no fue el descubrimiento de América el que creó las condiciones
de una economía nueva, sino que, a la inversa, fue el desarrollo del
capitalismo el que empujó a Occidente a la búsqueda de otras rutas para el
tráfico, las cuales, una vez consolidadas, precipitaron y ampliaron el ritmo de
la economía capitalista, en proporciones tales que habría de transformar por
completo el equilibrio del planeta.

Debemos tener presente que no sólo había aparecido el capitalismo.


Otro fenómeno no menos importante surgió como punto cenital de la
evolución descrita: fue el colonialismo. De ese modo la conquista y la
colonización de América y del Asia quedaban inscritas en el orden de las
cosas, con todo lo que aquéllas significaban para que el sistema capitalista
pudiera implantarse como fenómeno mundial. Era lo que más tarde habría de
llamar Kipling "la carga del hombre blanco".

De los soberanos de la primera mitad del siglo XVI fue sin duda Carlos
V el que mejor entendió lo que estaba sucediendo. Coronado rey de España
en 1516 y Emperador en 1519, gracias al apoyo de los banqueros Fuggers,
sintió que su deber era extender su dominación sobre otros pueblos y de ahí
su divisa orgullosa: ¡plus ultra! En ese mismo año de 1519 Hernán Cortés
empezaba la Conquista de México y dos decenios después formaban parte
del Imperio Español toda la costa del Pacifico y la América Central y del Norte.
Lo que muestra mejor la clarividencia de Carlos V fue el convencimiento a

272
que llegó de que no podían subsistir y ser gobernadas por la misma política
dos regiones tan dispares como la Europa Occidental, volcada ya hacia el
capitalismo, y la Central que todavía se inscribía en el orden feudal. Por eso
en 1522 procedió a dividir el Imperio, con base no en criterios geográficos
sino económicos. El se quedó con la parte marítima, es decir la Occidental, y
le dejó a su hermano Fernando I la Continental, o sea la atrasada. El mar era
en aquella emergencia, España, Italia y los Países Bajos, como quien dice la
fracción del Imperio con apetencias no sólo capitalistas sino colonizadoras,
para lo cual era imprescindible el control de la navegación ultramarina. El
ecumenismo de su religión, la católica, había de ayudar a Carlos V a hacer del
Imperio algo sinónimo de dominación universal.

Al comenzar a integrarse al mercado mundial, el hombre de la nueva


época tenía que actuar en términos planetarios. El criterio del éxito, en este
caso la acumulación de la ganancia, era el que en definitiva decía si se había
escogido el buen camino. Cualquier error era castigado con la ruina. A la luz
del sistema que se estaba inaugurando, el que obtiene riqueza cumple una
tarea que la sociedad debe aplaudir, ya que el bien social es el resultado de
las acciones ejecutadas por ese individuo que se comporta como bravo en
una organización del tipo de la capitalista, selvática por naturaleza. Como
señala Laski, antes del advenimiento del sistema capitalista los hombres
vivían dentro de una ordenación en que las instituciones efectivas -Estado,
Iglesia o gremios- juzgaban el acto económico con criterios ajenos al mismo
acto. Ahora el juicio económico se manifestaba según que el interesado

272
hubiera triunfado o no en la actividad emprendida. O sea que según el autor
citado, el movimiento del feudalismo al capitalismo es el tránsito de un modo
de vida en el que el bienestar individual es el efecto de la acción socialmente
controlada, a un conjunto de conceptos en los que el bienestar social aparece
como el resultado de la acción individualmente controlada.

2.3 Neoliberalismo

El neoliberalismo y la globalización son fenómenos que aparecen en


el mundo para convertirse en protagonistas de los últimos años del siglo XX.

La globalización busca desarrollar un nuevo proceso al interior de la


economía mundial a través de la universalización de los medios de
comunicación y de algunos valores culturales.

Por su parte, el neoliberalismo es un programa de reformas


económicas que pretende hacer que algunos países no se rezaguen en su
proceso de acoplamiento al mundo globalizado.

Sin embargo, los problemas aparecen al descubrirse que no todos los


países tienen capacidad para competir de igual manera en el mundo
globalizado, así como que las jerarquías están ampliamente marcadas.

El neoliberalismo nace en los años ochenta en Estados Unidos, en

272
donde algunos pensadores económicos de Estados Unidos, Alemania e
Inglaterra, apoyados por profesionales de la economía, son contratados por
organismos financieros internacionales como el FMI (Fondo monetario
internacional) para lograr un nuevo modelo económico, modelo que
terminaría por extenderse a gran parte del mundo.

El neoliberalismo hace una crítica constante al llamado Estado de


bienestar, que fue un tipo de Estado que funcionó en Europa y en los países
escandinavos con éxito durante algunas décadas, pero que en los años
setenta, debido a la crisis mundial que se vivía, quedó en entredicho.

Es así como el neoliberalismo pretende excluir al Estado de la


participación y del control sobre el mercado, ya que de lo contrario no
podrían llevarse a cabo los siguientes puntos:

 Rechazo a la intervención del Estado en la economía, bien sea en


un Estado de bienestar o en un régimen fundamentado en la
noción de socialismo real.

 Defender el mercado como única forma para lograr la regulación


económica en todos los países.

 Defender y promover constantemente, para lograr el desarrollo


máximo de la economía global, la libre competencia económica.

272
Sin embargo, para lograr esto es obvio que se deben llevar a cabo
algunas reformas para que tales pretensiones sean posibles:

 Reducción estatal. Se busca que el Estado sea más eficiente y sea


más fácil de controlar.

 Apertura comercial. Se busca, por medio de la eliminación de


aranceles, que las importaciones y las exportaciones funcionen
más fluida y efectivamente. - Ajuste estructural. Por medio de los
procesos de ajuste se busca que la economía de los países sea más
eficiente.

Según lo anterior, se podría pensar que lo que realmente busca el


neoliberalismo es encontrar el camino para que las naciones con menos
posibilidades de exportación y con una capacidad mínima de participación en
el mercado no sufran tanto en el proceso de acoplamiento al mundo
globalizado; sin embargo, hoy en día, la polémica suscitada por la
implantación de este modelo sigue viva, ya que para nadie es un secreto que
la mayoría del capital que circula en el mundo queda en manos de las
potencias mundiales como Estados Unidos o de algunos países europeos.

2.4 Marxismo

272
Entenderemos por “marxismo a la teoría científica que expresa los
intereses históricos revolucionarios del proletariado como clase social. Su
producción va a estar condicionada por la existencia de esta clase cuyos
intereses históricos van a pasar por la supresión de toda forma de
explotación.

Será el punto de vista proletario, aún no fundado científicamente, de


Carlos Marx y Federico Engels el que les permitirá producir esta teoría
apoyándose, pero a la vez rompiendo con ellos, en los logros de la economía
política clásica, la filosofía alemana y el socialismo francés.

Si el liberalismo había removido las bases del mundo medieval que


agonizó durante la «Edad Moderna», el nacimiento del marxismo va a sacudir
hasta sus más profundas raíces el pensamiento del siglo XIX. Como dicen
Marx y Engels en sus primeras palabras del Manifiesto Comunista: «Un
fantasma recorre Europa, el fantasma del comunismo». Nada mejor que esa
frase para comprender lo que significó el marxismo en su época.

El liberalismo había cuestionado la legitimidad del poder basado en la


voluntad de Dios, había proclamado la libertad de conciencia y había
reconocido la libertad económica como «natural». Todo eso había

272
escandalizado a los conservadores que seguían soñando con un mundo
teocéntrico, estático y cerrado. Pero el mensaje marxista, para la Europa de
su tiempo, es mucho más conmocionante aún, porque venía a decir que Dios
era un invento de las clases dominantes para adormecer a los pobres, que era
inevitable la inminente supresión de toda forma de propiedad privada y
anunciaba el arribo de un paraíso terrenal, sin dios, sin familia ni propiedad,
donde todo, incluso las mujeres y los hijos sería propiedad de todos, hasta
llegar a suprimir al mismo Estado. Para colmo, estas ideas no eran fruto de
una mente afiebrada sino el enjundioso trabajo de un economista serio,
estudioso y extremadamente detallista en sus razonamientos.

En general, la mayoría de las personas creen que el marxismo


consiste en suprimir la propiedad privada y entregar el manejo de la
economía al Estado. Esta es una simplificación extrema del pensamiento de
Marx, que es sumamente elaborado y complejo. Lo primero que sorprende al
que acomete la ardua tarea de leer las obras de Marx, en especial los tres
voluminosos tomos de «El Capital » es que Marx casi no habla ni de
socialismo, ni de comunismo, sino que se refiere exclusivamente a la crítica
del sistema capitalista.

Gracias a la tecnología hoy podernos hacer con facilidad un recuento


de palabras en esta abrumadora obra, y podemos comprobar que en «El

272
Capital» que a lo largo de sus miles de páginas se menciona 6468 veces la
palabra «Producción», 7979 veces «trabajo», 2238 «plusvalía», 6792 veces
«valor», mientras que sólo se menciona 3 veces la palabra «socialismo» y 4
veces «comunismo».

Como si esto fuera poco, cuando buscamos la palabra «socialismo»


vemos que las tres veces que la menciona lo hace ‘para criticar al socialismo
de Proudhon; y cuando rastreamos el vocablo «comunismo» encontramos
que tres veces se usa para hablar del «comunismo de las tribus primitivas» y
la otra mención es en carácter peyorativo: En el Capítulo 37 del tomo 30 dice
«Sé que si establezco esta comparación me acusarán de comunismo. Y para
nuestra sorpresa, no hay otra mención al comunismo, ni al socialismo en su
obra magna. Este recuento estadístico se hace con una finalidad específica,
que intentemos mirar la doctrina de Marx desprendiéndonos de los prejuicios
y simplificaciones que suelen hacerse.

El marxismo como teoría científica no es producto del trabajo en el


laboratorio, y así como su surgimiento va a estar condicionado por las luchas
de clases, su rol de ideología del proletariado revolucionario define su sentido
último: su reinscripción en la lucha revolucionaria como ‘guía de la acción”.
Su realización histórica se encuentra en la práctica social del proletariado,
transformándose así en fuerza material de cambio por lo que es imposible

272
referirse al marxismo como teoría científica sin hacerlo al mismo tiempo con
su expresión en la práctica política revolucionaría.

Estos dos niveles, diferentes pero internamente ligados, teoría y


práctica revolucionaria serán los dos ejes centrales de nuestra esquemática
exposición.

El marxismo como teoría. Las diversas concepciones con que se


interpretaban hasta Marx y Engels los fenómenos históricos suponían, de una
u otra forma, el idealismo filosófico. Todo proceso concreto era entendido
como un momento de la realización de un principio ideal, ya sea
directamente religioso (voluntad divina) o metafísico filosófico (la realización
de la Idea Absoluta, del destino de Libertad, de Nacionalidad, etc.). Así, se
fundamentaban las diversas “filosofías de la historia” que, para los
fundadores del marxismo, no serían en definitiva más que ideologías de las
diversas clases dominantes. El orden existente, basado en la explotación de
clase, encontraba en los principios ideales que supuestamente movían los
hechos de la historia humana una garantía absoluta que los legitimaba y
justificaba.

272
La revolución teórica que opera Marx desde la perspectiva del
proletariado supone un cambio radical de los términos en que se planteaba el
problema e inaugura un nuevo espacio teórico, no regulado por la
elaboración de principios ideales imaginarios, sino por el conocimiento de las
leyes objetivas del campo social especifico en estudio: el Materialismo
Histórico. Ciencia que sacará el problema del terreno de las “filosofías de la
historia” y que obrará condicionando la elaboración de las bases de una
nueva filosofía: el Materialismo Dialéctico.

La historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia


de las luchas de clases.

Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos,


maestros y oficiales, en una palabra: opresores y oprimidos se enfrentaron
siempre, mantuvieron una lucha constante, velada unas veces y otras franca
y abierta; lucha que terminó siempre con la transformación revolucionaria de
toda la sociedad o el hundimiento de las clases en pugna.

En las anteriores épocas históricas encontramos casi portadas partes


una completa diferenciación de la sociedad en diversos estamentos, una
múltiple escala gradual de condiciones sociales. En la antigua Roma hallamos

272
patricios, caballeros, plebeyos y esclavos; en la Edad Media, señores feudales,
vasallos, maestros, oficiales y siervos, y además, en casi todas estas clases
encontramos, a su vez, gradaciones especiales.

La moderna sociedad burguesa, que ha salido de entre las ruinas de la


sociedad feudal, no ha abolido las contradicciones de clase. Únicamente ha
sustituido las viejas clases, las viejas condiciones de opresión, las viejas
formas de lucha por otras nuevas.

Nuestra época, la época de la burguesía, se distingue, sin embargo,


por haber simplificado las contradicciones de clase. Toda la sociedad va
dividiéndose, cada vez más en dos grandes bandos hostiles, en dos grandes
clases que se enfrentan directamente: la burguesía y el proletariado.

“En la producción social de su vida, los hombres contraen


determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad,
relaciones de producción, que corresponden a una determinada fase de
desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas
relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la
base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la
que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de

272
producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política
y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su
ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia […].
Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las
fuerzas productivas que caben dentro de ella […]. A grandes rasgos, podemos
designar como otras tantas épocas de progreso, en la formación económica
de la sociedad, el modo de producción asiático, el antiguo, el feudal y el
moderno burgués.”

272
ACTIVIDAD DE LA CUARTA UNIDAD

272
PROYECTO DE INVESTIGACIÓN
FIN DE CICLO

272
BIBLIOGRAFÍA

Todavía estamos en revisión de nuestro libro, esta bibliografía es muy


básica, luego de terminado nuestro libro ubicaremos la bibliografía
completa.

REALE Giovanni-ANTISERI Darío, Historia de la Filosofía. Tomos I-VII, San


Pablo, Bogotá 2008

LOBOSCO Marcelo, Phrónesis. Temas de Filosofía, Vicens Vives, Barcelona,


2004

VILLALBA Avilés Carlos, Desarrollo del Pensamiento Filosófico, Sur editores,


Quito, 2012

ANDRADE Pedro, Desarrollo del Pensamiento Filosófico, Holguín Ediciones,


Guayaquil, 2011

VALVERDE Carlos, Antropología Filosófica. Volumen XVI, Amateca, Valencia,


1994

MINISTERIO de Educación, Lineamientos Curriculares y Precisiones de


Desarrollo del Pensamiento Filosófico, Archivo PDF

MINISTERIO de Educación, Lineamientos Curriculares y Precisiones de


Corrientes Filosóficas, Archivo PDF

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