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Que es la salvació n?

De que necesitamos ser salvados?


Esta es la pregunta fundamental a responder respecto al tema, ya que si los humanos
no necesitamos ser rescatados de nada entonces la idea de un salvador es
absolutamente innecesaria. La tendencia natural de todos los seres humanos es
pensar que si un salvador es necesario lo es para los demá s mas no para nosotros
mismos. Por eso vamos a empezar con el diagnostico que hace la Biblia sobre nosotros
y a partir de ahí tratar de entender la necesidad de un salvador.
Al referirse al problema fundamental del hombre la Biblia muestra un problema
interno que está arraigado en lo mas profundo del corazó n del hombre este problema
se llama pecado el cual podemos definir como una rebeldía y hostilidad hacia Dios y su
verdad.
De acuerdo a la Biblia todos los humanos suprimimos la verdad sobre Dios y la
reemplazamos con mentiras y por lo tanto terminamos adorando lo creado en lugar
del creador (Romanos 1:18-23)
Todos tenemos algo que consideramos indispensable y sin lo cual la vida es imposible,
puede ser el dinero, la familia, el trabajo, la vida sexual, una relació n; todas estas cosas
en si misma son buenas pero al volverlas má ximas e indispensables las terminamos
convirtiendo en objetos de adoració n que reemplazan a Dios, es un buen momento
para preguntarnos, que es aquello en lo que pensamos cuando estamos manejando en
la autopista? Que es aquello que nos causa ansiedad cuando estamos a punto de
dormir? A donde vamos cuando necesitamos consuelo? Que es aquello sin lo cual
nuestro futuro no puede sobrevivir? Aquello que cuando lo perdemos sentimos que
no somos nada y que cuando lo tenemos somos el centro del universo? Despreciamos
a los que no lo tienen y reverenciamos a lo que si lo tienen, có mo es tu reacció n
cuando alguien te separa de aquello que es supremo en tu vida?.
Si somos realistas todos tenemos una respuesta a las preguntas anteriores y
tristemente esa respuesta no es Dios, esto confirma el diagnostico que dio la Biblia
sobre nosotros al decirnos que adoramos a la creació n en lugar del creador
Sin embargo nuestro pecado no es algo que se manifieste solamente en el nivel
horizontal al adorar a la creació n, su manifestació n primaria es hacia Dios al suprimir
la verdad sobre él, el pecado es: La gloria de Dios no honrada, la santidad de Dios no
reverenciada, la grandeza de Dios no admirada, el poder de Dios no alabado, la verdad
de Dios no buscada, la sabiduría de Dios no estimada, la belleza de Dios no atesorada,
la bondad de Dios no apreciada, no confiar en la fidelidad de Dios, no obedecer los
mandamientos de Dios, no respetar la justicia de Dios, no temer a la ira de Dios, no
apreciar la gracia de Dios, no atesorar la presencia de Dios, no amar a la persona de
Dios, esto es el pecado.
Si entendemos que nuestro pecado es bá sicamente contra Dios, el creador del
universo, el juez supremo de este mundo, no debe sorprendernos que el creador
decida como juzgar nuestra rebeldía contra él, el juez ha decidido que la paga del
pecado es muerte (Romanos 6:23) pero no solo muerte en el sentido físico, el castigo
asignado es eterno, en la realidad terrible del infierno, un lugar de tormento
consciente (Apocalipsis 20:12-15), antes de considerar injusto a Dios por asignar un
castigo eterno tengamos en cuenta que él no tiene obligació n alguna de someterse a
nuestros está ndares de justicia y que nuestros pecados son intentos de rebeldía en los
que tratamos de ponernos en la posició n de Dios, se podría decir que son intentos de
golpe de estado, entonces el juez del universo no solo tiene el derecho a juzgar có mo
mejor le parezca sino que ademá s tiene la obligació n moral de juzgar ya que al no
hacerlo estaría atentando contra su justicia y su perfecció n moral.
De ahí que lo primero de lo que necesitamos ser salvos es del justo juicio futuro de
Dios contra nosotros por nuestra rebeldía, esto es la consecuencia eterna del pecado.
Entendiendo que diariamente ocultamos la verdad sobre Dios y adoramos a lo creado
en lugar del creador es necesario que seamos salvados de esto, necesitamos un
salvador que devuelva a nuestra vida la capacidad para adorar a Dios y para poder
ver su verdad y amarla en lugar de suprimirla.

Podemos entonces nosotros mismos salvarnos del juicio de Dios y del poder del
pecado sobre nuestras vidas?

La norma entre los seres humanos es tratar de resolver el problema por si mismos,
cuando consideramos el problema de nuestro pecado normalmente empezamos a
pensar en todas las cosas buenas que hemos hecho pensando que necesariamente
deben poder compensar lo malo que hemos hecho.
Esta es en si la explicació n de los sistemas religiosos que buscan una forma de hacer al
hombre aceptable a Dios a través de las buenas obras, de la penitencia o inclusive de
los sacramentos, juntar una cantidad suficiente de buenas obras para poder
considerarse en condiciones de ser aceptado por Dios.
Al entender que esa es nuestra manera de pensar Dios en la Biblia nos habla
claramente y nos advierte que esto no es posible, (Romanos 3:20, Isaías 64:6) nadie
puede ser lo suficientemente bueno como para poder decirle a Dios “ahora me tienes
que aceptar por todas las cosas buenas que he hecho”, entonces no, no podemos
salvarnos a nosotros mismos a través de nuestras buenas obras.
Tampoco podemos salvarnos del poder del pecado en nuestra vida Pablo nos presenta
este panorama en su carta a la iglesia de Roma (Romanos 7:15-25) se muestra como
alguien que sabe lo que es bueno, pero que a pesar de que sabe lo que es bueno y
quiere hacerlo termina haciendo lo malo, pero no solo eso, sabe que es lo malo y no
quiere hacerlo pero lo termina haciendo.
No es esa la experiencia del ser humano?, cuantos de nosotros sabemos que hay cosas
que deberíamos hacer y no hacemos, no sabemos acaso que deberíamos amar mas al
pró jimo pero aú n así no lo hacemos, no sabemos que está mal hablarle feo a la esposa
y aú n así lo hacemos?, el pecado que habita en nosotros hace imposible que vivamos
unas vidas de perfecció n moral y este es un poder que en nuestras propias fuerzas no
podemos vencer.

Es a la luz de este problema que se nos presenta la salvació n, la cual ocurre en un


momento histó rico, a través de toda la historia de la Biblia Dios ha estado
prometiendo que en un momento especifico de la historia su salvació n iba a ser
conocida por todas las personas pero que su salvació n no iba a ser realizada en actos
solamente, su promesa de salvació n es una persona: es Jesú s (Lucas 2: 26-32) es
necesario que entendamos que esta historia de Cristo no es un mito, es un hecho
histó rico que ocurrió en un tiempo especifico con testigos oculares humanos.
Es necesario para nosotros creer que la salvació n se nos presenta en la vida de Cristo
totalmente Dios totalmente hombre quien vivió una vida de perfecta obediencia al
Padre y luego murió en una cruz la muerte que merecíamos, resucitó al tercer día y va
a volver tal como lo prometió .
Sin embargo uno puede entender esto como un acontecimiento histó rico y aú n así no
aceptarlo como la esperanza de salvació n y la buena noticia que eso es, el aspecto
intelectual de la fe es necesario pero no es suficiente.
Es necesario que al considerar la obra de Cristo abandonemos todo intento de
salvarnos a nosotros mismos, que entendamos que no podemos darnos vida a
nosotros mismos y que nunca pero nunca podríamos sobrevivir el juicio de Dios
contando en nuestra propia justicia, el mensaje de la salvació n revelado en la vida y
obra de Jesucristo nos obliga a la confianza total, la ú nica forma de recibir los
acontecimientos histó ricos del evangelio es con arrepentimiento (es decir
considerando nuestros pecados, reconociéndolos como ofensas ante un Dios santo,
reconociendo el justo castigo que merecemos por ellos, que no podemos salvarnos a
nosotros mismos) y fe (es decir confiar en que la ú nica esperanza para sobrevivir el
juico de Dios es abrazarnos a la obra de Cristo a nuestro favor y confiar en que só lo él
nos puede librar de adorar a lo creado y permitirnos adorar al creador)

¿Có mo ocurre esta salvació n? Tiene un orden?


Histó ricamente hemos reconocido que la Biblia enseñ a un orden en la salvació n
individual, tal vez el aspecto fundamental se puede resumir en una frase “La
regeneració n precede a la fe”
Permítanme explicarme, por medio de la predicació n del evangelio Dios hace un
llamado a todos los hombres el cual podemos considerar un llamado general, para
algunas personas ese llamado al arrepentimiento y la fe del mensaje del evangelio es
imposible de resistir, para que este llamado pueda ser efectivo tiene que ocurrir en el
corazó n de las personas un milagro soberano que se llama regeneració n o nuevo
nacimiento, en su conversació n con Nicodemo en Juan 3 Jesú s dice “el que no nace de
nuevo no puede ver el reino de Dios” y posteriormente le reafirma la idea al decirle “el
que no nace de agua y del Espíritu no puede ver el reino de Dios”.
Jesú s está referenciando al profeta Ezequiel (36:25-27) quien al referirse a la obra de
Dios nos dice que Dios algú n día habría de lavar con agua a su gente para purificarlos
pero ademá s cambiaría su corazó n duro de piedra por uno de carne y luego pondría
su Espíritu en ellos con una intenció n-que lo obedecieran-. La disposició n natural del
corazó n humano no es creer el evangelio, todo lo contrario es considerarlo una
tontería, es por eso que para que las personas puedan creer en el evangelio primero
tiene que ocurrir un cambio en sus corazones, este cambio de un corazó n duro hacia
Dios por uno sensible hacia su palabra es lo que llamamos regeneració n o nacer de
nuevo.
Estas acciones no tienen una separació n de tiempo, es decir uno no puede haber sido
regenerado y que la consecuencia natural inmediata no sea el arrepentimiento de los
pecados y la fe en Cristo.
La consecuencia inmediata de el arrepentimiento y la fe es ser justificado delante de
Dios, el termino justificació n tiene unas implicaciones legales, es decir la persona es
considerada justa delante de Dios como si nunca hubiera cometido un pecado al ser
visto a través de la obra de Cristo, esta justicia de Cristo es imputada sobre la persona
de manera inmediata, es considerado justo ante los ojos de Dios aquel que se ha
arrepentido de sus pecados y puesto su confianza en Jesú s
Usualmente al ver estos beneficios olvidamos el llamado de Jesú s a ser sus discípulos,
es decir creemos que podemos tener estos beneficios salvíficos como un ahorro futuro
que nos garantizan poder entrar al cielo un algú n día inclusive si en el “aquí y ahora”
vivimos como el diablo, sin embargo esta idea no es cristianismo bíblico.
Aquellos que han sido regenerados, se han arrepentido, han creído y han sido
justificados son llamados a ser santificados, es decir a ser transformados
progresivamente a la imagen de Cristo, cuando nos llama a seguirlo nos llama a tomar
una cruz, negarnos todos los días y crucificar todos nuestros afectos por amor a É l
(Lucas 14:27) y esto es apenas ló gico, si Cristo nos salva del pecado y el pecado es
amar mas a otras cosas que a Dios es natural que el llamado a seguirlo sea un llamado
a amarlo a él por encima de todas las cosas inclusive nuestra misma vida.
La promesa de la Biblia es que aquellos a quienes Dios ha predestinado, llamado y
justificado los ha glorificado (Romanos 8:28-30) es decir el paso final que es la
glorificació n junto con Cristo en el futuro es una garantía dada por Dios, es una obra
completa, se que esto puede parecer contradictorio con el pá rrafo anterior pero no lo
es. Para la persona verdaderamente nacida de nuevo el proceso de santificació n es
natural, puede ser doloroso y difícil (sin duda lo es) pero el deseo primario de su
corazó n es el de conformarse a Cristo inclusive en medio de sus debilidades, sus fallas
y la lucha con el pecado que aú n vive en él.

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