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La ciudadanía es aquel conjunto de prácticas que definen a una persona como

miembro de pleno derecho dentro de una sociedad. La ciudadanía formal


implica la posesión de un pasaporte conferido por el estado, mientras que la
substantiva define el conjunto de derechos y obligaciones que tienen los
miembros de una comunidad política. La ciudadanía implica obligaciones a
cargo de las instituciones públicas para responder a los compromisos de
participación de los derechos conferidos. (GARCÍA CABEZA, 1998)

La ciudadanía no es sólo un atributo que confiere un estatus determinado, sino que


también es un concepto indispensable, en la tarea de comprender y asumir uno de los
retos actuales más importantes no sólo para muchas instituciones y organizaciones
fundamentales en las sociedades, sino también para todas las personas comprometidas
con la mejora de la humanidad.

Ciudadanía es un status asignado a todos aquellos que son miembros plenos de


una comunidad. Todos los que posean dicho status son iguales con respecto a
derechos y deberes... Clase social, por otro lado, es un sistema de desigualdad.
Y también, como ciudadanía, puede basarse en un conjunto de ideales,
creencias y valores” ( MARSHALL, 1992).

Este argumento, es interesante para reflexionar en base a las posibilidades de consolidación


democrática en sociedades que apenas empiezan experiencias de gobierno civil o en otras que si
han sentido los quebrantos de la crisis económica y de las no menos severas medidas adoptadas
para estabilizar economías y reanudar el crecimiento

La Ciudadanía es la pertenencia a una comunidad política, y se constituye en diversos


términos en las diferentes sociedades. Está ligada a la libertad (concebida como parte
del derecho natural, es decir, universal) o a la justicia (considerada como orden o
igualdad), o a una y otra, y en este sentido se identifica con el ejercicio de tres clases
de derechos humanos: los civiles, los políticos y los sociales. La adquisición de esos
derechos según algunos, es progresiva; según otros, no tiene carácter lineal ni
evolutivo.

la idea de la ciudadanía abarca hoy derechos y deberes: considerados los unos y los
otros coesenciales para ser miembros de una comunidad. Con mayor precisión podría
decirse que la nueva c. reúne los derechos de la libertad y de la igualdad con los
deberes de la solidaridad. En este sentido, el concepto de c. se une al de democracia, y
se caracteriza por la necesidad de conciliar las exigencias de la participación con las
de la gobernabilidad, por un lado, y por el otro, las de la justicia con las del mercado.
(GALEAZZI, 2008)

La ciudadanía, entonces, se concibe en nuestros tiempos principalmente como un estatus


(posición o condición) en el que se solicita, define y posibilita el acceso a los recursos básicos
para el ejercicio de derechos y deberes. Si se accede a esos recursos la ciudadanía se
materializa. En el caso contrario, se produce lo que algunos teóricos han llamado el déficit de
ciudadanía.

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