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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES DE


IZTACALA
PSICOLOGÍA A DISTANCIA

PSICOANÁLISIS Y CONDUCTISMO

MÓDULO 0104
GRUPO 9174
Tabla de contenido
El ying y el yang de la psicología; Psicoanálisis y Conductismo...............................................3
Psicoanálisis................................................................................................................................4
La genialidad de Freud y el origen del psicoanálisis...............................................................4
Objeto de estudio.....................................................................................................................6
Principales planteamientos del psicoanálisis...........................................................................6
Valoración crítica..................................................................................................................10
Conductismo..............................................................................................................................11
Análisis de caso clínico.............................................................................................................14
Depresión infantil..................................................................................................................14
Terapia psicoanalítica............................................................................................................15
Terapia conductista................................................................................................................16
Limitaciones del psicoanálisis...............................................................................................17
Limitaciones del conductismo...............................................................................................17
Conclusión.................................................................................................................................18
Referencias................................................................................................................................19
El ying y el yang de la psicología; Psicoanálisis y
Conductismo.

En la búsqueda de la comprensión del ser humano han surgido diversas teorías que al madurar
permitieron la formación de escuelas y corrientes psicológicas, este surgimiento se ve
potenciado, gracias a la competencia por la hegemonía psicológica, que imprime una presión
interna en el autor obligándolo a fundamentar su teoría desde un enfoque teórico y práctico, en
el cual cada resultado positivo implica un triunfo para lo planteado, dotando de veracidad su
teoría.

Siguiendo esta premisa, dentro de la psicología existen dos corrientes opuestas que han
marcado un antes y un después en el desarrollo de esta como ciencia, pues sus autores al
difundir su tesis dividieron al mundo en dos polos que tal como plantea el símil, son opuestos
y no solo eso, son antagónicos.

El Psicoanálisis y el conductismo son dos corrientes antagónicas que se enfocan en la


comprensión del comportamiento humano, desde diferente enfoques, mientras que el
Psicoanálisis se enfoca en la consciencia del hombre y las motivaciones que permean en el
para determinar su actuar, el conductismo tiene una postura pragmática que se enfoca
únicamente en las conductas observables y la influencia que el ambiente ejerce sobre ellas,
demeritando las motivaciones pues a decir de J.B. Watson “los procesos internos de naturaleza
mental no tienen ningún poder causal explicativo”, este es el fundamento de la antítesis contra
el psicoanálisis, que por su parte esgrimió su tesis como “La energía y la dinámica del motivo
es el núcleo del actuar humano, ningún acto de la conducta puede producirse sin motivación.

Derivado de este planteamiento surge el ensayo que leerá a continuación en el cual se debaten
ambas posturas desde una visión neutra, con la finalidad de exhibir los pros y contras de cada
teoría de manera imparcial
Psicoanálisis.
La genialidad de Freud y el origen del psicoanálisis
El psicoanálisis surgió en Viena con la construcción teórica liderada por Sigmund Freud, la
cual atravesó diversas modificaciones hasta su madurez que es como la conocemos hoy en día,
es primordial conocer las influencias que llevaron a Freud a plantear las premisas de esta
teoría, pues la integración de sus influencias formativas consolidó su genialidad.

Freud inició trabajando en el laboratorio de fisiología de Brucke, cuya influencia mecanicista,


enfocada en la concepción de los procesos y funciones fisiológicas en términos de
transformaciones energéticas, permitió la construcción de las primeras aproximaciones de su
teoría ya que buscaba la fuerza motriz de la conducta en una energía especial o libido, para
ello se apoyó en estudios histológicos y citológicos, ante la poca claridad que este enfoque
aportaba a su objetivo cambió la dirección de su estudio.

Motivado por la comprensión del libido, emprende una nueva búsqueda, en esta pesquisa
conoció a Josef Breuer, médico, fisiólogo y psicólogo austriaco que planteaba que la
inconsciencia puede impactar en la conducta del ser humano imprimiendo un carácter
patológico, tal aseveración es el primero de tres aforismos que direccionaron el surgimiento de
psicoanálisis, el segundo plantea que el ser humano es ignorante de su inconsciente pues las
causas que motivan su comportamiento son desconocidas para todos incluso para él;
finalmente el tercer aforismo dice que para obtener un efecto curativo es necesario recurrir al
sueño hipnótico, con la finalidad de acceder al inconsciente y trabajar desde el.

Su teoría se vio influenciada y cuasi completada gracias a su colaboración con Charcot en


París; el planteamiento central de Charcot proponía que el desarrollo de la histeria tiene
fuertes influencias orgánicas, admitiendo que las rarezas de la conducta del neurótico son de
origen sexual.

La teoría del psicoanálisis fue madurando, siendo el estudio del inconsciente, el factor sexual
y la hipnosis, los factores que sustentaron su comienzo, sin embargo, aún hacía falta un
elemento, este elemento unificador es el elemento que dota de personalidad a esta teoría y es
lo que le permitió evolucionar a su forma final; la comprensión de la incapacidad de la
fisiología ante la resolución de problemas psicológicos, aportó la pieza faltante a la teoría
emergente del Psicoanálisis, siendo la energía psíquica el factor unificador, cuya finalidad es
la comprensión de las motivaciones (impulsos, tendencias y afectos) que llevan al ser humano
a eximir su inconsciente, pues las fuerzas psíquicas son irracionales, rigen la conducta y el
intelecto las enmascara.

Derivado de esta concepción utilizó un método que le permitiera llegar al lugar de interés para
su estudio, el inconsciente, siendo así utilizó el método de las asociaciones libre, método que
según Freud no era azaroso ni caótico, por el contrario, afirmaba que las asociaciones están
determinadas por un efecto ante ciertas causas, confiado en estas, las utilizo como un camino
de migas que le permitieran rastrear los pensamientos ocultos incluso para el paciente.

La construcción bien cimentada de su teoría y la adición del método de asociaciones libres, le


dieron las herramientas necesarias para postular el sistema de categorías de pensamiento
psicológico en el cual plasma la división estratificada de la Psiquis en tres niveles,
Inconsciente, Preconsciente y Consciente; cada uno con cualidades y funciones específicas,
capaces de dotar de peculiaridades al actuar y personalidad del ser humano.

La personalidad consciente y el iceberg de la mente


Al establecer una estratificación de la Psiquis salta un hipótesis de lo más relevante, la parte
consciente de la personalidad es apenas la punta del iceberg en comparación con la parte
Inconsciente.

La parte inconsciente posee toda la carga instintiva que confiere la fuerza motivadora de la
conducta humana, motriz y psíquica, la cual está saturada de energía sexual y funciona como
contenedor mental del pasado inaccesible a la consciencia.

En el preconsciente es un estado de transición que acumula contenidos psíquicos que no son


conscientes pero que se pueden acceder con facilidad, están constituidos como recuerdos
latentes que surgen de manera espontánea a través de asociaciones con estímulos
determinados.

El consciente es un estado activo en conflicto constante con el inconsciente, pues se da cuenta


de lo que ocurre en su entorno, lo procesa y responde de manera explosiva, como resultado del
choque de los estímulos externos y las experiencias internas revividas, siendo la represión y la
censura, los detonantes de la expresión patológica del inconsciente.

Ante tal planteamiento se concluye que la experimentación consciente es solamente una


pequeña porción de su vida mental y puede ser una distorsión de los verdaderos motivos que
se alojan en su inconsciente, el cual a pesar de no experimentarse de manera directa imprime
una gran influencia en el funcionamiento de la actividad preconsciente y consciente.

En 1920 se da la gran reestructuración del planteamiento teórico del psicoanálisis en esta


etapa Freud incluye en los planteamientos de su teoría tres instintos básico, que son el instinto
de autoconservación, el instinto sexual y el instinto de destrucción, atribuyendo a estos las
fuerzas motrices directivas de la conducta, planteando así la estructura estratificada de la
psiquis humana, dividiéndola en tres partes: el ello, el yo y el superyo.
Objeto de estudio.

El objeto de estudio del psicoanálisis está formado por los fenómenos inconscientes, que son
definidos por el autor como fuerzas psíquicas irracionales enmascaradas por el intelecto, de tal
suerte que la conducta observada no es más que el reflejo de la lucha constante de los
fenómenos inconscientes y la censura impuesta por el actuar social y el deber ser.

Amparado en esta construcción teórica, Freud plantea al psicoanálisis como “doctrina de los
procesos psíquicos más profundos, no accesibles directamente a la consciencia...capaces de
influir directamente en la conducta del ser humano” (1910).

Principales planteamientos del psicoanálisis.


Derivado del creciente éxito del psicoanálisis,su fundamentación teórica y las limitantes de su
interpretación metodológica, la corriente psicoanalítica pudo diversificarse y dar pie al
surgimiento de corrientes alternativas, que exhiben puntos de vista complementarios u
opuestos a los planteados por Freud, permitiendo la depuración y madurez de esta, asegurando
así su vigencia, el fruto nunca cae lejos del árbol, siendo los principales representantes de esta
corriente Sigmund Freud, Carl Jung y Alfred Adler

Freud.
Sigmund Freud consideraba como la fuerza motriz de la conducta una energía especial o
libido, el surgimiento del psicoanálisis se formó con base en la concepción de este sobre la
estructura y dinámica de la actividad psíquica que comprende la conducta de la persona
dirigida y determinada por fuerzas psíquicas irracionales enmascaradas por el intelecto;
destacando la importancia de los contenidos inconscientes en los individuos, dirigiendo su
búsqueda hacia las causas que revelan la vida del paciente.

Para la elaboración de su sistema de categorías de pensamiento psicológico científico, sobre


todo, las categorías de motivación y personalidad, partió del supuesto que en el método de
asociaciones libres las respuestas no son aleatorias o azarosas.

Utilizando el método de las asociaciones libres para interpretar el pensamiento de sus


pacientes, pedía a estos que en respuesta a cualquier palabra escuchada, expresaran libremente
las palabras que se les ocurrieran, supone que estas asociaciones no son casuales ni caóticas
sino que surgen por efecto de determinadas causas alojadas en el inconsciente.

Para Freud la asociación adquiere una nueva dimensión como síntomas de orientaciones de
motivación de la personalidad. Él decía que lo que una persona experimenta conscientemente
es solo una pequeña porción de su vida mental y puede ser una distorsión de los verdaderos
motivos que existen inconscientemente, decía que la esfera más grande y significativa de la
mente es el inconsciente y aunque no se experimenta directamente, influye de manera directa
en el contenido y funcionamiento del consciente expresándose mediante síntomas.

Fundamentado en este aforismo estratifico la vida psíquica en tres niveles: El inconsciente


confiere fuerza motivadora a la conducta humana, saturado de energía sexual, inaccesible a la
conciencia; el preconsciente encargado de alojar pensamientos psíquicos de los que no se
tiene conciencia directamente pero que se puede hacer consciente con facilidad; finalmente, el
consciente consiste en darse cuenta de lo que ocurre como resultado de la estimulación
externa o de experiencias internas revividas.

En 1920, Freud agrega al instinto de autoconservación y al instinto sexual, reconocidos como


fuerzas motrices, el instinto de destrucción (motivo de la conducta agresiva). En esta etapa,
plantea una nueva estructura de la personalidad y se refiere al ello (el inconsciente), el yo (la
conciencia) y el superyó (ideal moral del yo) como componentes de la personalidad.

El ello es el componente más primitivo, portador de los instintos, depositario de la energía


psíquica, para cada necesidad biológica existe un impulso correspondiente en el ello, en algún
punto la intensidad del impulso del ello es suficiente como para experimentarse en el yo como
deseo consciente, es irracional e inconsciente, está subordinado al principio del placer y los
procesos primarios del pensamiento; El alivio de la tensión fue considerado por Freud como la
principal fuente de placer.

El yo está obligado a servir a las exigencias del ello, al mismo tiempo que al principio de la
realidad y no del placer, es el administrador y mediador de la personalidad. Las facultades
psicológicas como percepción, memoria, pensamiento, solución de problemas y la toma de
decisiones, entre otras, vinculadas con la satisfacción de necesidades son funciones del yo,
este se encuentra en contacto con el mundo exterior y se rige por el principio de la realidad,
alojando a los procesos secundarios del pensamiento, los cuales son definidos como
pensamientos que siguen las leyes de la lógica, no son fantasiosos, capaces de generar
conflictos entre el principio del placer del ello y el principio de la realidad del yo.

El superyó es el ideal moral del yo, ejerce dominio sobre éste. Al ser moralista o
perfeccionista compite con el yo que es realista y con el ello en su búsqueda inmediata de
placer, es el yo superior, por lo que el yo tiene que obedecer las normas y requisitos del
superyó para el que no es suficiente ser moral, además debe ser perfecto. Parte del superyó es
inconsciente, pero puede producir efectos conscientes en el yo como remordimiento, culpa,
entre otros, cuando no responde a sus expectativas morales.

De estos aforismos surgen los mecanismos de defensa como medios para afrontar las
situaciones difíciles del yo, su propósito fundamental es reducir la ansiedad, por lo que
elabora estrategias protectoras para el yo, son aprendidos, su función es analgésica, reduce el
dolor, pero no resuelven el problema que puede aparecer disfrazado en forma de síntomas.

La categoría fundamental del psicoanálisis es el motivo. Freud destaca en un primer plano la


motivación y en ella, el aspecto energético de la conducta. La energía y la dinámica del
motivo es el núcleo del psicoanálisis. Ningún acto de la conducta se realiza sin motivación,
aunque contraponía la motivación a la conciencia.

En cuanto al desarrollo de la personalidad, según el concepto Freudiano de la sexualidad


infantil, el niño pasa hasta los cinco o seis años de edad por varias fases de desarrollo: la oral,
la anal y la fálica.

El procedimiento psicoanalítico se orienta a buscar en la primera infancia las transgresiones


sexuales que se convierten en fuente de neurosis.

El Complejo de Edipo se refiere a la atracción sexual que el niño desarrolla por su madre
durante la etapa fálica. Al mismo tiempo, el niño ve a su padre como un rival. Existen
actitudes ambivalentes hacia el padre. Si el desarrollo es normal, entonces el niño renuncia a
los deseos respecto a su madre y se esfuerza en asumir el papel masculino, imitando a su
padre y el afecto del niño hacia su madre pierde el aspecto sexual.

El Complejo de Electra se refiere a que la niña ve a su padre como objeto sexual y a su madre
como rival, ama a su madre, y se produce un conflicto que a diferencia del Complejo de Edipo
en el niño, este complejo en la niña nunca se resuelve completamente. Situación que tiene
efectos en la vida emocional de la mujer. El rasgo patológico que surge en esta etapa es la
envidia del pene, minimizando el papel femenino y sobre valorando el masculino. Por lo que
esta teoría constituye el aspecto más criticados de la concepción Freudiana.

Freud argumenta que la frustración o tolerancia excesiva provoca fijaciones que producen
atrofia en el desarrollo de la personalidad, se vuelven tendencias infantiles de la personalidad
adulta, afirma que en los primeros años de vida se determina la estructura de la personalidad,
las experiencias de frustración y placer forman los rasgos que son resistentes al cambio.

Jung.
Jung elaboró un sistema propio que denominó psicología analítica, para él la personalidad
incluye la conciencia y la inconsciencia y el centro de la conciencia es el ego que realiza las
funciones de adaptación a la vida diaria y sirve primordialmente a la persona.

Las sombras son los aspectos indeseables que se ocultan en nuestro inconsciente y son
incompatibles con la persona, es decir con nuestros papeles o máscaras sociales. El
inconsciente es el contenido psíquico que no está disponible para el ego, pero lo puede influir.
La personalidad es portadora de un inconsciente personal y un inconsciente colectivo.

La forma que adoptamos para los demás es la personalidad social o máscara y está
determinada en gran medida por las expectativas culturales.

El inconsciente personal incluye todas las impresiones almacenadas, experiencias individuales


posteriores al nacimiento. Los elementos estructurales del inconsciente personal son llamados
complejos y constituye una fuerza impulsora ya sea positiva o negativa.
El inconsciente colectivo son las predisposiciones heredadas, es el nivel más profundo del
inconsciente común de la especie humana. Estas formas de pensamientos son llamadas por
Jung arquetipos, como predisposiciones a tener ciertas experiencias. Por ejemplo: el arquetipo
de madre requiere una experiencia verdadera para tomar forma definitiva, y es en la
experiencia donde adquiere sus características distintivas como puede ser: madre cariñosa,
servicial, autoritaria, etc. Los arquetipos como predisposiciones requieren de la experiencia
real para desarrollarse, modificarse o adecuarse.

Jung sostenía que todos tenemos cualidades del otro sexo. Todo hombre tiene dentro de su
naturaleza un ánima, lo utiliza para referirse a la imagen y características femeninas. A su vez
toda mujer tiene dentro de su naturaleza un animus para referirse a la imagen y rasgos
masculinos en la mujer. Concluía que los rasgos femeninos en la mujer y masculinos en el
hombre son heredados, sin embargo las imágenes son personificadas en los arquetipos que el
niño hereda.

Las primeras experiencias son importantes puesto que si son anormales pueden ocasionar la
persistencia de una imagen arquetípica del otro sexo que puede dañar las relaciones
heterosexuales.

En cuanto a los tipos de personalidad, Jung propuso dos tipos de actitudes principales
introversión y extroversión. Los extrovertidos centran su atención en objetos fuera de ellos
mismos, tienden a estar en contacto con el mundo, son abiertos y deseosos de participar en lo
que les rodea. Los introvertidos atienden más a su vida interior, a su yo, su orientación es
hacia dentro y suelen ser tímidos, callados y difíciles de entender.

Jung también introdujo el término individuación para referirse a la integración de la


personalidad. La persona individuada tiene un desarrollo completo y funciona plenamente.
Conforme la persona se vuelve más individuada (comienza a entender la naturaleza de su
persona o máscara social, la naturaleza de su sombra, su ánima-animus y sus requerimientos
arquetípicos), la esfera de la conciencia aumenta para incluir áreas de la psiquis que antes
fueron inconscientes.

Cuando ocurre esto el ego armoniza sus influencias opuestas y ocupa el centro de la
personalidad, Jung llama a este ego recentrado el yo con lo que la persona alcanza la
individualidad como máxima expresión de desarrollo de la personalidad.

Adler
Alfred Adler destaca el factor social y no solo el biológico en la motivación, cada persona
debe moldear su propia vida dentro del contexto de un ambiente que exige mucho y debe
enfrentarse a él, consideraba que las personas poseían un impulso agresivo innato para lograr
la superioridad sobre otros y las personas equilibradas buscan la perfección de sí mismas.
Asimismo, afirma que despertar el interés y los sentimientos sociales hay que cultivarlos en
los niños y para que se desarrollen se requiere de un ambiente familiar amoroso de tolerancia
y afecto.

Por otro lado, afirmaba que los sentimientos de inferioridad pueden servir como motivación
para el desarrollo, cuando es muy agudo, definiéndolo como complejo de inferioridad.
Mientras que a la compensación la considera el elemento necesario para suplir una debilidad y
favorecer el funcionamiento saludable.

Según Adler, cada persona tiene una meta guiadora que repercute en el comportamiento. El
conocimiento de esta meta permite comprender la conducta actual del individuo. En este
sentido, argumenta que muchas metas guiadoras son falsas ya que creemos y actuamos como
si determinas cosas fueran ciertas aun cuando no las podamos probar.

Adler argumentaba que el estilo de vida son las características que forman la propia identidad,
lo que nos identifica como persona, es único y complejo, sostenía como Freud que durante los
primeros cinco años de vida se forman las estructuras básicas de la personalidad, considera al
yo creativo como la fuerza consciente que organiza, controla y moldea la personalidad y la
influencia de la herencia y experiencias ambientales lo que moldea el estilo de vida. El
desarrollo del yo creativo puede modificar el estilo y proporcionar integridad y unidad a la
personalidad.

Valoración crítica.
El psicoanálisis se enfoca al estudio del mundo afectivo y que había sido soslayado. Elabora
una teoría de la motivación inconsciente ya que su orientación básica es la naturaleza humana,
subraya los motivos y conflictos inconscientes, utiliza procedimientos como las de asociación
para descubrir los contenidos inconscientes.

Freud y Jung se interesan con marcado énfasis en la naturaleza y los principios funcionales del
inconsciente, consideran que la causa de la conducta son internas e inconscientes, planean y
analizan clínicamente problemas de la motivación y estructura de la personalidad.

Freud elabora una relación entre los tres componentes que definen al psicoanálisis:
psicoanálisis como interpretación, psicoanálisis como método terapéutico y el carácter
científico del psicoanálisis. En esta relación cada componente tendrá efecto en los otros. En
los escritos tempranos de Freud (1910), había quedado establecida la tesis del psicoanálisis, no
sólo como un modo de tratamiento de síntomas, sino también como una forma de investigar
acerca de la vida anímica. Freud propone entonces que a las formas que se disponían en ese
momento para estudiar la vida anímica.
Conductismo.

El conductismo norteamericano puede dividirse en tres fases distintas:

a. Conductismo clásico (Watson);


b. Neoconductismo o conductismo metodológico (Tolman y Hull), y
c. Conductismo radical (Skinner).

El conductismo surge como reacción a aquellas corrientes que proponen como objeto de
estudio de la Psicología, la conciencia y, como método para investigarla, la introspección.

Watson.

Es John Watson quien comienza con esta corriente, parte de la convicción de la inexistencia
de la conciencia y siguiendo su vena funcionalista, cree que lo correcto es estudiar la conducta
directamente, por sí misma, para descubrir el uso funcional que le aporta al organismo en que
se manifiesta.

En este sentido, el objeto de estudio del conductismo es el comportamiento o conducta


humana observable, esto es, desde una perspectiva naturalista. Para lo cual se sigue el método
científico de la observación directa con la finalidad de poder encontrar leyes generales sobre
los fenómenos humanos y así poderlos controlar y predecir.

Boring (2010) nos señala que otro de los elementos que alientan a Wundt a negar la
conciencia, son los nulos acuerdos que se habían producido, hasta ese momento, en materia de
sentimientos, entre los estudiosos de ésta, bajo el auspicio de la introspección.

Para Watson la conducta era resultado de las operaciones mecánicas del sistema nervioso,
sugirió que los sentimientos podían ser actividad glandular o endurecimiento y ablandamiento
de los genitales (Boring, 2010), esto es, el comportamiento se constituye por relaciones
estímulo-respuesta.

Es por ello que, Watson niega que la capacidad, el talento, el temperamento, la constitución
mental y las características de los seres humanos puedan ser heredadas, todas son resultado de
reflejos condicionados.
Tolman y Hull.

Mientras que Watson y Skinner, como veremos más adelante, rechazan las explicaciones
mentalistas, Tolman y Hull les concedían legitimidad.

Por su parte, Tolman se dedica a la búsqueda de datos objetivos de conducta y lo hace


estudiando a animales, ratas y laberintos, principalmente.

A diferencia del molecularismo de Watson (define la conducta con base en los movimientos
elementales: contracciones musculares y glandulares resultado de los estímulos recibidos),
Tolman, influenciado por la Escuela Gestalt, propone un estudio molar (global) de la
conducta. La cual no puede explicarse como la mera suma de reflejos o de los componentes
fisiológicos.

Al respecto, considera que el comportamiento siempre conlleva un objeto meta, esto es, es
propositivo (lograr alcanzar la meta) y cognitivo (capaz de adaptarse a las condiciones
ambientales). En sus investigaciones, dichos elementos se sitúan como determinantes
intermedios de la conducta, entre los estímulos y el comportamiento final.

En este sentido, Tolman reconoce la existencia de la percepción y la cognición como aspectos


objetivos y observables de la propia conducta. Así mismo, afirma que los pensamientos se
pueden entender como presentaciones internas al organismo de estímulos que ya no están
presentes. Todas estas conductas desempeñan un papel causal en la determinación del
comportamiento.

Ahora bien, Hull al igual que Watson fundamenta su postura en el carácter mecanicista del
organismo y de los procesos de razonamiento abstracto. Sus investigaciones están marcadas
por el uso del método hipotético-deductivo, Hull estaba convencido que era el camino a seguir
en el quehacer científico.

Su intención era crear un sistema científico lógico, basado en las matemáticas, que aplicó,
principalmente, a los problemas de los reflejos condicionados y del aprendizaje, y cuya
finalidad era poder deducir todos los fenómenos relacionados con el comportamiento
adaptativo (Saiz et al, 2009).

Como afirmamos antes, Hull, la igual que Tolman, reconocen cierta legitimidad a las
explicaciones mentalistas, ya que considera que tanto los estímulos externos como los internos
(cinestésicos, condiciones fisiológicas persistentes) deben ser tomados en cuenta para poder
explicar su Teoría del conocimiento.
Skinner.
A diferencia de Watson, que considera que conceptos como la capacidad, el talento, el
temperamento, la constitución mental y las características son resultado de reflejos
condicionados, Skinner postula el condicionamiento operante, el cual a diferencia del clásico,
donde el estímulo es anterior a la conducta, en el operante el reforzamiento viene después de
la conducta.

En este sentido, Skinner creía que la mejor manera de comprender la conducta era comprobar
las causas de una acción y sus consecuencias, a esta teoría la llamó “condicionamiento
operante”, el cual trata de acciones intencionales que tienen un efecto en el ambiente que nos
rodea, para lo que identificó los procesos que hacían que ciertas conductas que ocurrían fueran
más o menos probables.

Lo anterior, ya que Skinner se proponía encontrar mejores resultados que los obtenidos a
través del condicionamiento clásico, ya que éste le parecía muy simple en cuanto a la
explicación del comportamiento humano.

Así mismo, Skinner propone la noción de modelado de conductas a través de la aproximación


sucesiva, la que implica que el condicionamiento operante puede utilizarse para producir
conductas complejas, siempre que las recompensas y los castigos se efectúen de tal forma que
anime al organismo a acercarse más a la conducta deseada.

En este sentido, Skinner nos dice que la mayor parte de la conducta humana puede ser
explicada como un producto de este tipo de aproximación.

Para su trabajo, Skinner, se basó en los ya hechos por Thorndike y su caja puzle. Aunque
Thorndike ya había planteado la ley del efecto Skinner agrego un nuevo término a esta ley: el
refuerzo el cual nos dice que la conducta que no es reforzada tiende a extinguirse.

Podemos hablar de refuerzo y castigo de conductas por ejemplo cuando un niño no realiza sus
actividades en la escuela y el maestro no le permitía salir a receso lo que provocaba en teoría
que el niño no volviera a dejar de hacer sus actividades por temor perder el receso.
De igual forma, si a un niño se le indica que alguna tarea a quedado bien y se le reconoce
frente a sus compañeros esto refuerza y es más probable que repita la conducta de hacer bien
sus tareas.

El refuerzo positivo fortalece las conductas creando una consecuencia que el individuo
considera recompensante, el refuerzo negativo elimina un estímulo adverso que es
recompensante para una persona, un refuerzo negativo fortalece la conducta porque elimina
una experiencia desagradable.
El castigo es definido como contrario al refuerzo y está diseñado para eliminar y/o disminuir
una respuesta, este disminuye la conducta que le sigue, el castigo puede funcionar mediante
un estímulo desagradable o eliminando un estímulo potencialmente recompensable.

Análisis de caso clínico


Depresión infantil.
De acuerdo con el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (MDS o
DSM por sus siglas en inglés), los trastornos depresivos se caracterizan por síntomas de
tristeza e irritabilidad que interfieren con el funcionamiento y causan angustia debido a su
gravedad y persistencia.

En el caso particular de la depresión en la infancia y la adolescencia García y Rodríguez


(1998), exponen cuatro puntos de vista con relación a su existencia:

1. Sostiene la inexistencia de la depresión en infantes como una identidad clínica


diferente a la depresión en adultos, esto es, consideran que ambos fenómenos
comparten las mismas características y, por lo tanto, un criterio diagnóstico igual;
2. Reconoce la existencia de la depresión infantil, no obstante, reconocerle ciertas
peculiaridades específicas, sostiene que comparte categoría diagnóstica y criterios
clínicos con la depresión de adultos;
3. Afirma la existencia de la depresión infantil como entidad diferenciada
nosológicamente (síndrome clínico independiente) de la depresión de adultos, y
4. Considera que la depresión infantil está "enmascarada" o confundida en el total de las
conductas psicopatológicas observables y manifiestas de dicha etapa. Así, por ejemplo,
ciertos problemas asociados al síndrome de la depresión
infantil (hiperactividad, quejas somáticas, dificultades escolares, o rechazo escolar),
son considerados como elementos enmascarados de la depresión (Blumberg, 1978).

Algunos síntomas que han sido asociados a los trastornos depresivos para su investigación y
diagnóstico en personas de todas las edades son (García y Rodríguez, 1998):

● Estado de ánimo disfórico, caracterizado como sentimientos de tristeza, irritabilidad,


angustia, o ansiedad Variación en el apetito y peso corporal
● Trastornos del sueño,
● Pérdida de energía, interés o placer en las actividades cotidianas
● Sentimientos de culpabilidad y reproche
● Disminución en la concentración
● Pensamientos recurrentes sobre muerte
● Persistencia de los síntomas mencionados por un mínimo de dos semanas
Explicación de caso.

Caso de Bruno
 Bruno
 8 años
 Estudiante
 Hijo menor de tres hermanos

Sus padres notan en él un aislamiento social, el aumento en la ingesta de alimentos, cambios


en los patrones de sueño y muestras de agresividad hacia sus hermanos. Siente inconformidad
con su aspecto físico (obesidad), lo cual le genera inseguridad

Se considera que sus padres no son rígidos con él, sin embargo, sus padres no cuentan con
tiempo necesario para convivir con él (el padre trabaja lejos de casa y la madre se encuentra
incapacitada por motivos de salud). Solicitan un tratamiento.

No obstante, el niño no se muestra colaborativo a recibir tratamiento.

Terapia psicoanalítica.
De acuerdo con León (2007), quien estudia cómo conceptualizan diferentes psicoanalistas
(Freud, Karl Abraham, Melanie Klein, Donald Winnicott, Lacan, Bowly y Alice Miller) la
depresión infantil, podemos sostener que desde el psicoanálisis ésta es consecuencia de una
pérdida afectiva temprana, la que se vive como un desapego traumático y, señala, que no
pocas veces ésta es una identificación con el objeto perdido, donde el niño “sabe a quién
perdió, pero no lo que perdió en él” (Freud, citado por León, 2007).

En este sentido, León (2007) sugiere que el tratamiento tendrá que consistir en terapia donde
se trabaje el duelo, reconocer la realidad de la pérdida o el desapego, en un espacio de acogida
que no vaya a implicar retraumatizar la emoción.

En este orden de ideas, el psicólogo solicitaría de 1-3 sesiones diagnósticas.

En caso de diagnosticar una depresión leve, recomendaría a los padres que el niño siguiera
terapias psicoanalíticas, comenzando con dos veces a la semana.

En el caso de que fuera una depresión más fuerte, pediría a los papás que, a aparte del
psicoanálisis, se apoyaran en un psiquiatra para valorar la conveniencia de medicar al niño.
Terapia conductista.

Desde un enfoque conductual la depresión se debe a estímulos ambientales, la falta de un


refuerzo dentro de la terapia se buscará cambiar la conducta que tenga como consecuencia el
cuadro depresivo.

Se abordan los casos con una entrevista inicial en conjunción de los antecedentes y el
ambiente donde viva el paciente esto es para “encontrar los estímulos que refuerzan esa
conducta” (Cabrales, 2006).

Posteriormente, se realizará una evaluación, se podría sugerir:

- un cambio de ambiente que no genere los estímulos causantes de la depresión,


- se recomendaría acudir a un nutriologo para checar el régimen alimenticio, no solo del
niño, sino de toda la familia,
- el entrenamiento de habilidades sociales como la aserción,
- la habilidad para conversar con sus coetáneos,
- se plantea la realización de una rutina que incluya todas sus actividades diarias
incorporando las habilidades recién adquiridas,
- a la vez de incorporar actividades que el niño encuentre placenteras, incluídas
deportivas,
- la presentación de un modelo que dé un ejemplo al niño de las nuevas habilidades y
proporcione un refuerzo a las conductas adquiridas,
- así como también, la identificación de las personas o grupos que apoyarán al niño en
este cambio conductual.
Estas son algunas técnicas abordadas en la depresión de infantes por la corriente conductual.
Limitaciones del psicoanálisis.
Las limitaciones del psicoanálisis surgen con la estructuración de la causa, ya que limitan la
aparición de la depresión a un estado de impotencia generado por la introyección de la culpa
al no poder defender o retener el objeto de afecto, le da un gran peso a los apegos emocionales
delimitando límites tajantes y claros, cayendo en el reduccionismo simplista, al momento de
atribuir una connotación negativa y dotar al síntoma con características de signo, propiciando
un error en el diagnóstico, evitando la madurez y fortaleza del yo.

De manera coactiva la subjetividad con la que se interpreta demerita el diagnóstico objetivo al


no ser concluyente pues se basa en especulaciones cargadas de límites dirigidos hacia la
respuesta buscada por el psicoanalista.

Limitaciones del conductismo.


La teoría conductual tiene, como otras corrientes, sus limitaciones al trabajar con los
pacientes. En este caso, el conductismo deja varios elementos sin tomar en cuenta, uno de
ellos es que no reconoce que la genética pueda influir en los comportamientos adquiridos, esto
debido a que los experimentos e investigaciones que realizan no permiten relacionar la
conducta con cuestiones genéticas.

Así mismo, como ya hemos visto, la teoría conductista busca explicar el comportamiento
desde un punto externo (sólo la conducta observable) y descartan los fenómenos internos (los
procesos mentales, las emociones, la memoria y otros procesos).

En este sentido, quedan fuera de la explicación del comportamiento humano dicha clase de
procesos cognitivos y, es por ello que, esta teoría queda limitada a procesos de aprendizaje
dadas desde “afuera”.

Desde nuestra perspectiva, esto le impide al paciente entrar al fondo del asunto, si bien es
cierto, puede lograr modificar conductas o hábitos dañinos, creemos que dicho cambio no
puede tener la misma fuerza e impacto, sobretodo, en el tiempo que uno que venga de la
introspección, de entender el origen y causas de la motivación de la conducta “dañina”.
Conclusión.
Se puede concluir que tanto el psicoanálisis como el conductismo constan de diferentes
concepciones y abordajes sobre el caso de la depresión infantil.

Por su parte, el Psicoanálisis conceptualiza la depresión, en general, como una pérdida o


desapego traumático que ha sufrido la persona, mientras que el conductismo se fija que la
conducta externa, los diferentes síntomas que puede presentar el paciente o por lo que se
manifiesta la depresión.

En este sentido, el Psicoanálisis la trata como un duelo mediante el proceso terapéutico


(terapia psicoanalítica) y, por su parte, el conductismo se enfocará en el cambio de las
conductas o hábitos que considere dañinos para la persona (sólo conductas, no pensamientos,
ni creencias).

Entendemos, que un punto medio pudiera ser el conductismo-cognitivo, que a diferencia del
conductismo no sólo se quedaría en la conducta externa, sino buscaría encontrar los procesos
cognitivos que causan la depresión y con base en ello, diseñar un “plan” para cambiar hábitos,
comportamientos y procesos cognitivos dañinos e incorporar nuevos que favorezcan la
conducta y estado del paciente.
Referencias.

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