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I.
INTRODUCCION.
Así la expresión notario es utilizada por casi todas las legislaciones de los países que
conforman la Unión Internacional al mismo tiempo que es comprensiva del profesional del
derecho que está a cargo de una función pública.
Así el artículo 121 de nuestra Constitución Nacional, aun reformada en 1.994, reza:
"Las provincias conservan todo el poder no delegado por esta Constitución al Gobierno
Federal, y el que expresamente se hayan reservado por pactos especiales al tiempo de su incor-
poración."
Dentro del amplio espectro que abarca el tema, el acceso a la función pública notarial
aparece reglamentado en esas leyes como efecto de ese ejercicio del poder de policía que debe
atender prioritariamente al gobierno de la matrícula y a la disciplina del notariado.
Por último advertimos también que excede los límites de esta investigación el estudio
del ejercicio de la función notarial en si, luego del acceso a ella2.
2
LA INVESTIGACIÓN ACERCA DE LA NATURALEZA DE LA FUNCIÓN NOTARIAL HA CENTRADO LA
PREOCUPACIÓN DE LOS JURISTAS DURANTE MUCHO TIEMPO . CFR. ARMELLA, C RISTINA NOEMÍ
(DIRECTORA ), “TRATADO DE DERECHO NOTARIAL , REGISTRAL E INMOBILIARIO”, T° I, AD HOC,
BUENOS AIRES, 1.998, 33-103. PARA UNA POSICIÓN HISTÓRICA PUEDE CONSULTARSE : OTERO Y
VALENTIN, JULIO, “SISTEMA DE LA FUNCIÓN NOTARIAL ”, ARTES GRAFICAS N. PONCELL ,
BARCELONA , 1.933. PARA CONSULTAR POSICIONES CONSOLIDADAS PUEDE LEERSE : MARTÍNEZ
SEGOVIA, FRANCISCO , “FUNCIÓN NOTARIAL”, DELTA EDITORA, PARANÁ, ENTRE RIOS, 1.997;
RODRÍGUEZ ADRADOS, ANTONIO, “EL NOTARIO : FUNCIÓN PRIVADA Y FUNCIÓN PÚBLICA . SU
INESCINDIBILIDAD ”; Y “FUNCIÓN PÚBLICA Y FUNCIÓN PRIVADA DEL NOTARIO ”, EN “ESCRITOS
JURÍDICOS ”, V° II, CONSEJO GENERAL DEL NOTARIADO ESPAÑOL , MADRID, 1.996, PS.213-321; 323-
25. PARA CONSULTAR LAS ÚLTIMAS POSICIONES ACERCA DE LA FUNCIÓN NOTARIAL EN ALGUNOS
PAÍSES DE IBEROAMÉRICA (SOLO CITAMOS UN AUTOR POR PAÍS ): ARGENTINA: ABELLA,
ADRIANA NÉLIDA , “DERECHO NOTARIAL”, 2° EDIC, ZAVALIA, BUENOS AIRES, 2.010, PS. 25-103;
BOLIVIA: VILLARROEL CLAURE, RAMIRO, “FUNDAMENTOS DE DERECHO NOTARIAL Y
REGISTRAL INMOBILIARIO ”, ALEXANDER , COCHABAMBA , BOLIVIA , 2.005,1-14; GUATEMALA:
MUÑOZ, NERY ROBERTO , “INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DEL DERECHO NOTARIAL ”, GUATEMALA
C.A, GUATEMALA , 2.004, PS. 61-76; MÉXICO: PÉREZ FERNANDEZ DEL CASTILLO,
BERNARDO , “DERECHO NOTARIAL ”, PORRÚA, MÉXICO, 2.007, PS. 165-230; PARAGUAY: DI
MARTINO, ANA MARÍA, “LECCIONES DE DERECHO NOTARIAL ”, MARBEN , PARAGUAY , 2.009, PS.
27-31; PERÚ: ARIAS MONTOYA, OSWALDO , “COMENTARIOS A LA ACTUALIDAD NOTARIAL
PERUANA ”, GACETA NOTARIAL , LIMA, PERÚ, 2.011; REPÚBLICA DOMINICANA : CASTILLO
3
II.
La razonabilidad del sistema se encuentra en que, dentro del régimen de número limita-
do, el mismo no sea excesivamente limitado, ya que muy pocas plazas genera un sistema de
privilegio casi oligopólico, ni que exceda en mucho las necesidades del tráfico negocial local lo
que proletariza la función.
En ambas situaciones nadie puede negar que el número de registros notariales responde
al concepto de "numerus clausus". Pero se impone entender, como en todos lo principios que
rigen la vida, que el equilibrio, el punto equidistante entre ambos extremos, es el más
beneficioso.
Esta aseveración no la hacemos desde la óptica del propio notariado, sino desde la del
propio campo de los requirentes que generan la que damos en llamar "relaciones jurídico -
notariales" (5) en cada ocasión en que el notario debe dar fe. Y la razón de nuestros dichos es la
existencia de un número suficiente de escribanos públicos o notarios 6 que puedan solventar los
requerimientos locales.
Así, se accedía a la función, previa práctica en una notaría por largo tiempo que
terminaba con un examen ante las Cámaras Civiles que le otorgaban al postulante su título de
escribano público. Pero la designación dependía (art. 179) del Poder Ejecutivo que los
nombraba a partir de una "recomendación" que podía realizar cualquier autoridad política.
Conclusiones similares fueron adoptadas después por el "IV Congreso Internacional del
Notariado Latino".
En 1.947 la Ley 12.990 (9) de "Organización del Notariado Capitalino" exigió el título
de abogado y determinó la creación de quinientos registros. Más tarde la Ley 21.212 ( 10)
facultó al Poder Ejecutivo nacional para la creación de setecientos registros más.
Aquella limitación no fue caprichosa ya que tal principio aun hoy reconoce su razón de
ser en el contralor que debe ejercer el propio Estado a través de los Colegios Notariales
respectivos para velar por la buena prestación del servicio notarial en pos de lograr cristalizar la
seguridad jurídica que necesita toda comunidad legalmente organizada para vivir en paz y
armonía.
7
.- Conf. FERNANDEZ ESTEBAN, Victor Manuel. Coordinador Nacional. Ponencia argentina, pág.
52. Publicación del Consejo Federal del Notariado Argentino.
8
.- Conf. ALLENDE, Alberto G. "Derecho Notarial, Función Notarial y Numerus Clausus". Rev. del
Not. 840, pág. 21.
9
.- La ley 12.990 fue sancionada el 19 de Junio de 1.947, promulgada el 3 de Julio de aquel año y
publicada en el Boletín Oficial el 25 del mismo mes. Posteriormente fue modificada por las leyes
14.054/51, 16.594/64 y 21.212/75 y por los decretos leyes 12.599/56, 9.706/56, 12.454/57, 22.171/80,
22.722/83 y 22.896/83 y por el art. 12 del decreto 2.284/91, ratificado por el art. 29 de la ley 24.307.
10
.- Fue sancionada el 30 de Septiembre de 1.975, promulgada el 24 de Octubre de aquel año y
publicada en el Boletín oficial el 29 del mismo mes. Su art. 1º dice: "Facúltase al Poder Ejecutivo a
crear en la Capital Federal setecientos (700) nuevos registros notariales los que serán provistos, por esta
única vez, de conformidad con el concurso que establece esta ley."
5
Siempre se reconoció, como argumento de base para la limitación del número de
registros notariales, que al no poder el escribano público o notario, por el régimen de las
incompatibilidades, realizar otro tipo de actividades remuneradas (salvo muy pocas y que la
realidad argentina muestran como casi no remuneradas: docencia - letras - investigación -), el
número cerrado podría garantizarle ingresos que le permitieran, por este solo desarrollo
profesional - funcional, obtener los medios económicos necesarios para desarrollar una vida
digna, tanto de él como de su familia. Creemos que éste no es ni el único argumento ni el prin-
cipal.
Es de hacer notar que en estos últimos cincuenta años nuestro país ha pasado por
regímenes de gobierno democráticos y "de facto". No obstante la organización notarial desde
que se plasmó institucionalmente no ha sufrido ninguna influencia por los cambios políticos.
Por el contrario, esta década de fines de siglo, se ha presentado en nuestro país como
una etapa postmodernista altamente influenciada por reglas económicas, con una especial
preponderancia de figuras jurídicas propias del derecho anglosajón. Ello ha traído en pocos
años el enorme cambio del sistema de limitación de registros como no había sucedido durante
casi cincuenta años.
"Déjese sin efecto en todo el territorio de la nación todas limitaciones al ejercicio de las
profesiones universitarias o no universitarias, incluyendo las limitaciones cuantitativas de
cualquier índole que se manifiesten a través de prohibiciones y otras formas de restricción de la
entrada a las actividades de profesionales legalmente habilitados para el ejercicio de su
profesión. Déjese sin efecto las restricciones cuantitativas establecidas por la ley 12.990."
El art. 199 invitó a las provincias a adherirse a los mismos preceptos desrregulatorios.
Frente a este decreto, el entonces Presidente del Consejo Federal del Notariado
Argentino, Not. Héctor Carattoli, en carta al Presidente de la Nación, Dr. Carlos Saul Menem,
expresó:
"... debe meditarse profundamente sobre el riesgo que implica igualar el tratamiento a
dar a esa función fedante con el resto de las profesiones liberales, que son así llamadas
tradicionalmente por carecer de ese componente que distingue a la función notarial como
derivativa del poder estatal."
Es de destacar que lo notarial se vincula al ejercicio de una función pública que como
tal no puede tener el mismo tratamiento que el ejercicio liberal de cualquier profesión, sea
universitaria o no. La desrregulación no debería haber alcanzado a ninguna función pública,
sino tan solo a las profesiones liberales.
Se entendió que la desrregulación del notariado capitalino (decisión que se solicitó sea
seguida por adhesión que debían realizar las distintas provincias argentinas de acuerdo a lo
normado en el art. 199, del decreto y que de hecho se concretó), representaría la solución
mágica para lograr el achicamiento del "costo económico argentino". Esa intensión política
olvidó que es el propio Estado en todos sus niveles (nacional, provincial y municipal), el que
ejerce una fuerte presión tributaria que representa en gran medida el elevado "costo argentino".
Todo ello tiende a la eliminación de los principios esenciales del propio notariado y
acarrea el desmejoramiento del sistema. (13)
Con miras a paliar el efecto disvalioso del régimen impuesto en la Capital Federal, a los
aspirantes a lograr la obtención de un registro notarial creado especialmente para cada uno, se
les impuso la acreditación de idoneidad. Ello se logra no solo con el título académico sino
también con una evaluación llamada prueba de idoneidad. Por medio de la ella se califica al
postulante para ocupar el cargo con un puntaje mínimo de siete o más puntos para acceder a la
titularidad y de cinco o seis puntos para poder ser designado adscripto.
Se impone concluir que la fe pública que ejerce el notario, que insufla a cada acto que
autoriza una calidad especial garantizada por el propio Estado, no puede estar confiada a la
libre oferta y demanda.
a) considerar la actividad notarial como el ejercicio de una profesión liberal, que debía
alcanzarse abiertamente por el principio constitucional del derecho a trabajar y
b) la derogación de todo tipo de privilegio ya que solo unos pocos podían acceder el
ejercicio funcional.
La más palmaria confusión, que hoy todavía existe en algunas voces que se expresan al
respecto, es pensar que el título universitario habilita por sí solo para poder ejercer la función
pública fedante.
Las pocas experiencias recogidas en las Provincias mencionadas hizo que prontamente
se volviese al sistema del número cerrado.
La libre competencia no puede ser una aspiración en el Notariado, sino dentro de los
límites que impone la adecuación de su número a la cantidad de asuntos normales,
resguardándose además la integración del cuerpo con un ingreso selectivo." (16)
Durante el año 1.998 podíamos sostener que en nuestro país coexistían dos regímenes
distintos con relación al número de registros notariales, a saber:
La primera Ley Notarial de la Provincia de Buenos Aires fue la 5.015 del año 1.943,
que a la vez fue la primera ley orgánica específicamente notarial de la República Argentina.
Ese cuerpo normativo fue sustituido posteriormente por la Ley 6.191, que introdujo el sistema
de concursos para la provisión de los registros notariales de número limitado, sistema que se
mantiene hasta el presente vigente en la Ley 9.020 (17) que actualmente rige.
b) Provincias con número abierto o ilimitado, prácticamente todo el resto del país.
En este último caso las distintas provincias han adoptado criterios dispares, a saber:
b) 2.- Para acceder, el aspirante debe reunir una cantidad de requisitos y solventar y
aprobar una prueba de idoneidad especialmente creada para ello (Ciudad Autonoma de Buenos
Aires, Chubut, La Pampa, Corrientes, etc.).
Ello así, ya que el "arte de lo notarial" exige la conducción personal y personalizada del
autorizante del acto o negocio jurídico que instrumenta por medio de una manifestación
documental notarial (escritura pública) que goza de credibilidad coactiva "erga omnes" - fe
pública notarial -, que se convierte de cumplimiento improbable frente a un mayor número de
requerimientos de los que "humanamente" puede solventar ese único escribano público.
Esa realidad evidencia que se imponía en nuestro país el análisis de una problemática
distinta a la que se conoció con el correr del tiempo en otros países (Chile, Venezuela y
Mejico). La concentración de los requerimientos en unos pocos escribanos públicos, aun dentro
de un sistema de ilimitación del número de registros notariales, es tan perjudicial como un
número cerrado de plazas notariales demasiado limitado.
En la actualidad, no quedan provincias que sujeten sus normativas al ejercicio libre del
notariado, siendo Mendoza la ultima en adscribir al sistema de limitación de creación de
registros. No obstante, la realidad del trafico inmobiliario ha impuesto que determinadas
provincias asuman ciertas categorías de escribanos, como los “certificadores”, cuya
competencia se limita estrictamente a la certificación de documentos, no pudiendo autorizar
escrituras públicas que instrumenten negocios jurídicos u otras que declaren derechos
reconocidos.
III.
Esa designación, en las provincias que continuan reguladas como en las desrreguladas
(por más automática que parezca en estas últimas), responde a un proceso administrativo que
concluye con la investidura, cuando el Estado, en uso del poder público delega en ciertos
particulares el ejercicio de esta función notarial.
"La falta en la persona del oficial público, de las cualidades o condiciones necesarias
para el nombramiento a las funciones de que se encuentre revestido, no quita a sus actos el
carácter de instrumento público." (19)
18
.- Publicado en Revista Notarial de Córdoba número 63, pág. 127.
19
.- CONCORDANCIAS. Código Civil, arts. 981 y 983.-
FUENTES. Freitas, art. 695, inc. 1.-
11
Cuando una persona es nombrada sin reunir los requisitos legales necesarios para el
ejercicio del cargo, la designación es nula. Ello puede suceder si se elige un notario que no
tenga diploma de abogado y/o escribano (según el lugar de la República de que se trate), o si un
funcionario público comienza a ejercer su cargo sin haber prestado el juramento de ley, o
cuando no ha alcanzado la edad mínima solicitada o no posee la ciudadanía argentina, cuando
ella es requerida. (22)
20
.- Conf. LLAMBIAS , Jorge Joaquín. "Tratado de Derecho Civil. Parte General." Tomo II, pág.
411, punto 1.640 a). Tercera Edición Actualizada. Ed. Perrot. Bs. As. 1.967.
21
. Conf. NERI, Argentino I. "Tratado Teórico y Práctico de Derecho Notarial." Vol. 2, pág. 96. Ed.
Depalma. Bs. As. 1.969.-
22
.- MACHADO, José Olegario. "Exposición y Comentario del Código Civil Argentino." Tomo III,
pág. 224. Ed. Felix Lajouane. Bs. As. 1.899.-
23
.- SALVAT, Raymundo M. "Tratado de Derecho Civil Argentino." Parte General. Novena Edición
Actualizada. Tomo II, pág. 291, punto 1.924. Ed. TEA. Bs. As. 1.951. LLERENA, Baldomero.
"Derecho Civil. Concordancias y Comentarios del Código Civil Argentino." Tercera Edición. Tomo 4,
pág. 15. Ed. "La Facultad." Bs. As. 1.931.-
12
Como se puede advertir es un caso de verdadera excepción que una designación sea
calificada como inválida, pues como se verá en los puntos siguientes, para efectivizarla se
requiere el cumplimiento de una serie de extremos realmente rigurosos.
El sistema de ternas por medio del cual se elevaban los resultados de los concursos,
compuestas aquellas por los aspirantes que habían alcanzado los mayores puntajes, fue un
resabio de la etapa de transición. Así no se le quitaba totalmente a los funcionarios de los
poderes ejecutivos locales la facultad discrecional de la que gozaban.
Con el correr del tiempo, si bien la elección de uno de los ternados era discrecional del
funcionario actuante, comenzó a existir el compromiso moral de nombrar al postulante de
mayor puntaje.
Es por ello que el concurso que califica antecedentes académicos, títulos universitarios
de grado y postgrado, publicaciones, premios, pasantías o prácticas y trabajos realizados, es el
más conveniente para seleccionar a los mejores y a aquellos que puedan demostrar poseer las
calidades personales necesarias para el desempeño de la función notarial.
Sin lugar a hesitación la corriente desrregulatoria de esta década parece ser la acometida
más fuerte que recibió el notariado del poder administrador. Pero poco a poco se van paliando
sus efectos con la implementación de las pruebas de idoneidad, que luego se explicarán.
Las autoridades gubernamentales son las únicas que deben concientizarse con respecto
a la alta entidad que tiene la propia esencia de la función pública notarial, para poder revertir el
proceso desrregulatorio como resultado de un simple "sistema pendular".
Sépase que es tan importante esta función que todos los requisitos de idoneidad que se
le exijan al aspirante son pocos para garantizar que solo lo mejores puedan ejercer.
IV.
Para ejercer la función pública notarial fue requisito necesario ser argentino nativo o
naturalizado. En este último caso con justificación del transcurso del plazo exigido desde la
naturalización.
27
.- Publicado en Revista Internacional del Notariado (R.I.N.) número 89, pág. 327. Publicada por la
Oficina Notarial Permanente de Intercambio Internacional. Año XLIII. Bs. As. 1.994.
14
Tal requisito, lejos de ser caprichoso, evidencia la necesidad de tener una calidad
personal que corresponde al ejercicio de una función pública delegada por el Estado nacional o
provincial a ciertos particulares que la ejercerán de acuerdo a las leyes que reglamentan su
ejercicio.
Los cultores de la propia corriente economicista que empezó a golpear fuerte al propio
ordenamiento jurídico nacional en la última década de este siglo en la República Argentina, son
los que demuestran con estas decisiones su desconocimiento de la naturaleza jurídica de la
función notarial, confundiéndola con el ejercicio de cualquier otra profesión liberal.
El Colegio de Escribanos de esa provincia aplicando el art. 77, inc. 2 de la Ley 3.058
deniega la solicitud de adscripción que la titular de un registro notarial requiriera para su hija,
quien carecía de la nacionalidad argentina, hasta que pudiera acreditar tal calidad personal.
Si no pasa por allí toda o gran parte de la seguridad jurídica nacional, cabría
preguntarse entonces ¿qué es la seguridad jurídica?, ¿es la defensa de un ataque extranjero? ¿de
qué tipo de ataque? ¿no es tan peligroso el armado como el ideológico?
A ello debe adicionarse que el artículo 990 del mismo Código de fondo, prohibía a las
mujeres ser testigos instrumentales y el artículo 3.705 del mismo ordenamiento legal, no les
permitía ser testigos en los testamentos.
Tanto la actitud asumida por las Universidades como las decisiones jurisprudenciales de
entonces obstaban a que el ejercicio de esta función pudiera ser desarrollado por mujeres.
La ley 11.357 del año 1.926 de los Derechos Civiles de la Mujer abrió la brecha
interpretativa en una orientación opuesta.
Hoy, cuando nuestro derecho positivo considera a la mujer con los mismos deberes y
derechos, capacidad e incapacidad que el hombre y que aun constitucionalmente se determina
la no discriminación (33) a partir del sexo, raza, religión, etc., la mujer y el hombre tienen
garantizadas las mismas posibilidades para el ejercicio del notariado.
Tal circunstancia se puede justificar por medio del asiento del domicilio que obra en el
documento de identidad o por el informe prestado por el Juzgado Electoral.
Aqui solo consideramos al domicilio real o legal como requisito para el acceso a la
función, sin analizar que, una vez que el aspirante accede al ejercicio del notariado por el
discernimiento que se efectuó a su favor, debe obligatoriamente constituir domicilio dentro de
su competencia territorial, lo que es un tema que va más alla de los límites impuestos a este
capítulo.
Para llegar al estado actual, los estudios necesarios para acceder a la función notarial
tuvo varias etapas de evolución en nuestro país, (35) que podemos distinguir en cinco.
La Ley de organización de los Tribunales de la Capital Federal 1.983, del año 1.886,
implementó un mecanismo, seguido luego por varias provincias de nuestros país, el cual con-
sistía en que el aspirante debía alcanzar su título secundario, desarrollar la práctica notarial con
un escribano de registro durante tres años, y luego rendir un examen ante la Cámara Civil, la
cual tenía competencia material para expedir el diploma.
35
.- En lo pertinente seguimos a GATTARI, Carlos Nicolás. "Manual de Derecho Notarial", pág. 330.
Ed. Depalma. Bs. As. 1.992.
18
Esto avaló prontamente el entendimiento popular de que el escribano no era más que el
copista de ciertos formularios que ya les eran dados.
Esta época también recibió la calificación popular que desmereció el título universitario
de escribano por ser ésta una carrera terciaria corta y sin mayor capacitación científica.
Así se suprimió la carrera corta por la Ley 14.054 que reconoció los títulos de
escribanos para el ejercicio de la función solo hasta el 31 de Diciembre de 1.951.
La carrera de escribano, que fue una carrera menor dentro del ambito universitario,
desapareció, quedando los abogados habilitados para el ejercicio de lo notarial.
La pronta experiencia evidenció la necesidad de que los abogados tuvieran que cursar
estudios especializados y jerarquizados de temas relacionados a lo notarial, ya no como re-
quisito de admisión para poder ejercer el notariado, sino como requisito "sine qua non" para
poder rendir satisfactoriamente las pruebas de oposición de los concursos en todas aquellas
demarcaciones territoriales que implementaron ese procedimiento de acceso a la función.
Esta tarea viene siendo desarrollada exitosamente desde el año 1965 por la Universidad
Notarial Argentina (Fundación del Colegio de Escribanos de la Provincia de Buenos Aires) no
solo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en la Provincia de Buenos Aires, sino en todo
el país. Su cometido lo alcanza por medio del dictado de Carreras de Postgrado, seminarios,
cursos, mesas redondas, conferencias, etc.
Se hace notar que con anterioridad de la aprobación de la tesis doctoral el alumno que
ha cursado y aprobado la totalidad de las materias alcanza los siguientes títulos de acuerdo a
cada una de las carreras cursadas: Especialista en Notariado, Especialista en Derecho Registral,
Especialista en Derecho Notarial y Registral.
Las carreras cuaternarias recién citadas y que podemos denominar tradicionales, han
20
venido alcanzando su cometido satisfactoriamente, pero en los últimos años hemos implemen-
tado una experiencia universitaria de postgrado distinta adaptada a las exigencias actuales.
La experiencia recogida a lo largo de los años durante los cuales nuestra Casa de Altos
Estudios, llamada "Decana de América" dirigió sus esfuerzos a la consolidación de los
Doctorados, especialmente en Notariado y en Derecho Registral, evidenció, casi a fines de la
década del ochenta, que las necesidades de quienes como operadores del derecho, aspiraban a
incorporarse al notariado argentino en su calidad de fedantes, no se resolvían en forma
inmediata.
Tanto el egresado reciente del grado, como el que ya posee experiencia en el ejercicio
de la profesión, necesitan adquirir conocimientos diferenciados, que a su vez, conforman un
caudal de receptores aptos para recibirlos.
Cada vez más se le exige al profesional, como afirmamos, mayor rapidez, eficiencia,
eficacia y flexibilidad para resolver las dificultades y problemas que aquejan a la sociedad que
lo requiere como técnico lúcido, con suficiente libertad de pensamiento y capacitación
científica como para acometer cualquier problema individual o social. Asimismo, se viene
demostrando que no puede ejercerse dignamente una profesión sin un acabado estudio teórico
37
Esta disciplina, dentro del derecho notarial, cuenta ya en nuestro país con dos obras de consulta
permanente: ACQUARONE, María Teresita (Directora), “Derecho inmobiliario”, Di Lalla, Buenos
Aires, 2.010; ABELLA, Adriana Nélida (Directora), “Estudios de Derecho inmobiliario”, Zavalia,
Buenos Aires, 2012.
21
que fundamente las decisiones de acuerdo al principio de legalidad o calificación sustancial.
Es por eso que ciertas Universidades del país (como las de Morón, Mendoza, Tucumán
o Corrientes) expiden título terciario de escribano, lo que creemos es una política educativa ab-
solutamente equivocada, especialmente si atendemos a lo afirmado en el punto anterior.
Es por ello que sostenemos, sin lugar a equivocarnos, que quien pretenda ejercer el
notariado debe contar con título terciario de abogado y título de postgrado de doctorado o
especialización en temas notariales.
En Capital Federal existió lo que se conoció como práctica notarial que era obligatoria
para todo profesional de derecho que pretendiese acceder a la función notarial.
Esta práctica que duraba dos años, concluía luego con un exámen que habilitaba para
poder matricularse.
Así lo ordenada la antigua Ley 12.990, en su art. 1, "e", que exige: "... tener conducta,
antecedentes y moral intachables" lo que se justifica en la Capital Federal con una información
sumaria tramitada ante los jueces de primera instancia en lo civil de esa juridicción.
En la provincia de Buenos Aires, deben adverarse tales condiciones con un acta notarial
de notariedad otorgada por dos notarios en ejercicio de la función que ejerzan en esa
demarcación territorial y autorizada por otro distinto.
Calidades tales como la prudencia, discreción, honradez y dignidad son las cualidades
que deben regir la vida de la persona que llega a ejercer el notariado. Debe ser amante de la
verdad y respetuoso de las leyes.
"La dignidad del cuerpo depende de cada uno de sus integrantes y por eso el celo es
mayor en la profesión que maneja como instrumentos la fe de lo que hace o dice el órgano
funcional y recibe, como reflejo, la fe o confianza popular como creencia en la buena y honesta
conducta del notario." (40)
Es por ello que estamos en un todo de acuerdo con la sentencia de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación de fecha 16 de Junio de 1.967 ( 41) que decidió que las constancias de un
proceso penal por defraudación hacían ostensible la inexistencia de antecedentes intachables
que exige como indispensable el art. 1º, inc. d) de la Ley 12.990 para acceder al ejercicio
funcional. Tal decisión no debía ser interpretada como "una pena ni participa de las
características de las sanciones represivas", sino que es consecuencia de la reglamentación del
ejercicio profesional "cuyos límites y estrictas exigencias se justifican por la naturaleza del
mismo."
Años más tarde, el 19 de Noviembre de 1.981 ( 42) el mismo más alto Tribunal del país,
en base al dictamen del Procurador General de la Nación, ordenó al Ministerio de Justicia que
designe como escribano titular de alguno de los registros notariales creados por la Ley 21.212
(reglamentada por el decreto 3.801/77), a un postulante que tenía antecedentes penales.
"... No empece a que se designe titular de un registro notarial, de los creados por la Ley
39
Para ampliar a la función esencial que cumplen los deberes éticos notariales en el ejercicio de la
Función notarial ver: COSOLA, Sebastián Justo, “Los deberes éticos notariales”, Ad Hoc, Buenos
Aires, 2.008.
40
.- Conf. MARTINEZ SEGOVIA, Francisco. Ob. cit. "Función Notarial", pág. 251.
41
. Rev. del Not. 693, pág. 562.
42
.- Corte Suprema de Justicia de la Nación. Autos: "S., B. c/ Gobierno Nacional (Poder Ejecutivo
Nacional - Ministerio de Justicia -)". L.L. 1992 - B - 410.
23
21.212, a quien reune todos los requisitos objetivos previstos en ella y su reglamentación, los
antecedentes del actor relativos a la suspensión de que fuera objeto con motivo del ejercicio de
funciones notariales ... y en lo relativo al proceso penal, media un sobreseimiento por
prescripción (con anterioridad había sido sobreseída provisionalmente la causa respecto al
actor), que si bien deja alguna sombra de dudas, no importa un obstáculo legal específico ni
tiene entidad suficiente para excluir razonablemente a quien se postula, reuniendo los demás re-
quisitos para ocupar el cargo vacante",
V.
Pero previamente es necesario aclarar que si bien como formas de evaluación son muy
parecidas, la primera era y es patrimonio exclusivo de aquellas jurisdicciones donde existía y
existe el número de registro limitado o cerrado.
El mayor logro que ha alcanzado el notariado argentino en las distintas provincias que
así lo han adoptado, más precisamente en aquellas legislaciones que son posteriores a la antigua
Ley 12.990 de la Capital Federal y a la señera Ley 9.020 de la Provincia de Buenos Aires, es el
método de concurso para la selección de los escribanos públicos o notarios que desempeñarán
la función notarial.
La prestación del servicio notarial debe ser ejercido por quien demuestre en el concurso
estar calificado para llevarla a cabo y acredite ante el Tribunal Calificador - de cuya
independiencia de criterio y objetividad no se puede dudar - la suficiente capacitación e
idoneidad para ejercer la trascendente función a asignársele.
Este estadío nos obliga a recordar que la función notarial por delegación del Estado
impone una actividad cuyo resultado tiene una incidencia directa en la persona de cada uno de
los miembros de la sociedad, ya que puede interferir en la compleja trama de los derechos que a
cada uno le corresponden.
Dicha dación de fe, cualidad que identifica a los documentos emitidos por el Estado o
por quienes éste autorice, importa resguardar su certeza y seguridad respecto de terceros,
quienes no son otros que aquellos, que sin haber intervenido en la formalización del
instrumento público, tienen que creer la verdad de los hechos jurídicos narrados por el oficial
público como cumplidos por él, o que han pasado en su presencia. Ello sin perjuicio de señalar
- además - que la permanente capacitación y perfeccionamiento profesional es una
característica imprescindible del perfil del oficial público de hoy.
Crear y adjudicar nuevos registros sin pasar por el sistema del concurso o las pruebas de
idoneidad, revela una ligereza e improvisación incomprensible de un tema que trasciende el
mero marco de una actividad profesional universitaria, para interesar a la seguridad jurídica de
la comunidad toda. Ninguna institución notarial del país apoya tal decisorio ya que todas velan
por la consecución, en definitiva, de la certeza y la seguridad jurídica que deben resguardarse
como fundamentos superiores de todo Estado de Derecho.
Este rasgo, también caracterizante del notariado de tipo latino y especialmente del
notariado argentino, impone la necesidad de que quienes accedan como titulares de registros
deben ser rigurosamente seleccionados para ello. En esta razón basamos nuestra posición en
43
.- Rev. Not. 916, pág. 827.
25
contra del libre acceso a la función y apoyamos el sistema de concursos o de pruebas de
idoneidad.
La antigua Ley 12.990 de la Capital Federal adoptó el sistema del concurso, luego la
Ley 14.054, subsidiaria de ésta, con más su regulación por medio del decreto reglamentario
26.655 del 28 de Diciembre de 1.951, implementó su aplicación hasta el año 1.992. La actual
ley 404/2000 implementa el acceso únicamente por concurso de oposición, merito y
antecedente, de acuerdo a lo ordenado en el articulo 34 y siguientes.
Esta competencia puede calificarse como "inhumana" ya que es muy dura la etapa
previa a las evaluaciones. El concursante aun puede sentir hacia sus oponentes sentimientos
hostiles, circunstancia que se agrava cuando más se eleva el número de participantes con
relación a un solo registro. Ello no es óbvice para sostener que el sistema no deja de ofrecer
grandes ventajas. El mismo crea en el aspirante el hábito por el estudio, la investigación y la
constancia de la lectura de los temas especialmente notariales, registrales, civiles y comerciales,
entre otros.
La implementación de los concursos eran y son, donde aun existen, competencia de los
Colegios de Escribanos y de los Gobiernos locales, más precisamente de los Poderes Ejecutivos
de las provincias.
Ambos sistemas, que apoyamos y que creemos son los mejores que se conocen por su
trasparencia y alto grado de calificación de idoneidad permiten que solo puedan ejercer los
mejores.
Solo basta recordar antecedentes en el derecho comparado como los sistemas nefastos
de subasta o ventas de oficios, (44) insaculación o sorteo, parentesco o herencia, para entender
que haber alcanzado el sistema de oposición, es lo mejor que le pudo pasar al notariado en la
segunda mitad de este siglo.
Estos mecanismos de evaluación tienen un sistema de publicidad para que, como toda
convocatoria pública, sean conocidos por la población del lugar.
Los concursos son públicos. Ello significa que pueden ser presenciados por los mismos
oponentes o por cualquier tercero que tenga interés en hacerlo, lo que garantiza aun más su
transparencia.
Las bases del concurso se dan a conocer en cada oportunidad y si bien por lo general
son siempre las mismas, puede ocurrir que en cada llamado se realicen modificaciones, que
serán vinculantes para esa ocasión y no para otra.
"La Ley 4.183 (t. o. dec. 2.252/75) al crear el Tribunal de Calificaciones (art. 19), en
ningún momento le otorgó personería jurídica, constituyendo en definitiva un organismo
especial, independiente del Colegio de Escribanos, dentro de la esfera del Poder Ejecutivo
Provincial (Ley 6.276, art. 22). No corresponde aplicar las pautas generales establecidas por el
Tribunal de Calificaciones Notarial en el Acta del 2/9/82 y otras que fijaron pautas generales, o
similares entre si, aunque no idénticas, si sólo fueron aprobadas para un período de
calificaciones específico, no constituyendo por ende una reglamentación que pudiera aplicarse
al presente concurso, máxime que el llamado efectuado ni siquiera las menciona como bases."
Es dable advertir que cada jurado o tribunal se comporta como originario, y que cada
llamado responde a las pautas generales que se votan en esa oportunidad y que tienen como
finalidad el trato igualitario de los aspirantes que compiten en esa convocatoria en especial.
Esto singnifica que no es vinculante la conducta cumplida por un jurado o tribunal calificador
para el siguiente.
45
.- L.L. Córdoba. 1991. 35.
27
designados y se extingue cuando se eleva a la autoridad correspondiente el dictamen con las
calificaciones.
Los jurados o tribunales calificadores son siempre conformados por representantes tanto
del gobierno correspondiente como por miembros de los colegios de escribanos y por profeso-
res universitarios.
Los miembros que son designados por el Poder Ejecutivo local o el Ministerio de
Justicia de la Nación revisten también la calidad de escribanos públicos o notarios en ejercicio
de la función pública fedante.
Con respecto a los profesores universitarios, ellos son designados por las propias
Facultades.
Más modernamente, las leyes locales que han regulado las pruebas de idoneidad para
aquellas demarcaciones provinciales que han adherido a la desrregulación del número de
registros convirtiéndolos en abierto, han establecido que el profesor debe pertenecer al claustro
docente de la Universidad Notarial Argentina.
Por su parte algunas otras leyes mandan integrar el jurado con un Consejero Académico
o Miembro de Número de la Academia Nacional del Notariado. (46)
Los jurados o tribunales calificadores, como regla general, deben sesionar con la
totalidad de sus miembros.
Las reglamentaciones locales imponen plazos para el desarrollo del cometido, tanto
para las evaluaciones como para la publicación de los resultados definitivos. En este último
caso generalmente el plazo es de treinta días.
46
.- Ejemplo de ello es la ley 404/2000 (Art 35).
28
Los participantes solo pueden solicitar ver sus exámenes escritos no para su lograr su
revisión, sino para conocer cuales fueron sus fallas.
Por lo general, también, los miembros de los jurados o de los tribunales calificadores no
pueden ser recusados.
Durante la vigencia de esta ley, el jurado estaba compuesto por un miembro del
Tribunal de Superintendencia como presidente de éste, un escribano público en ejercicio del
notariado designado por el Colegio de Escribanos de la Capital Federal y un profesor de la
Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, designado por
ella.
Resultó que, si la provisión de titularidad de un registro resultaba que poseía uno o dos
adscriptos, el primero o el más antiguo, en el segundo caso, debía ser incluido en la terna por el
Colegio de Escribanos, sin necesidad de cumplir con el concurso de oposición.
La configuración de la terna en este caso era con orden de prelación en beneficio del
adscripto si se había mantenido durante diez años en ese registro. Este mandato legal dejaba sin
mucha chance o posibilidad a los otros postulantes para la provisión de ese mismo registro, que
ya contaba con un adscripto. Cuando estos registros se habrían a concurso prácticamente
carecían de oponentes.
Para ello el jurado califica como tales y entre otros a las publicaciones o premios
jurídico - notariales o universitarios; los puntajes obtenidos en otros concursos y la antiguedad
en el ejercicio del notariado como titular o como adscripto de otro registro.
En este último supuesto se otorga distinta cantidad de puntos en cada caso, valorizando
con el máximo al ejercicio notarial como titular por concurso anterior, siendo menor si tal
cargo se obtuvo por medio de una adscripción. Así se distingue claramente la diferencia de
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acceso por concurso o por adscripción.
Con relación a las publicaciones y premios ello estimula a los aspirantes a expresarse
por escrito y participar activamente en Congresos y Jornadas Notariales a nivel provincial,
nacional e internacional siendo una forma de alcanzar altos grados de especialización y
actualización de temas jurídicos vinculados a lo notarial.
Durante la prueba escrita se debe desarrollar una escritura pública que contenga el
negocio jurídico dado como caso, de acuerdo al programa de examen, con más la explicación
de los actos pre y post escriturarios. La misma dura cuatro horas. El concursante puede
consultar mientras rinde los textos legales (Código Civil, Código de Comercio, Leyes Tribu-
tarias, entre otros) que el tribunal permita.
En la Capital Federal a partir del Decreto 2.284/91 del Poder Ejecutivo Nacional y de la
Resolución 1.104/91 del Ministerio de Justicia, que modificaron la ley orgánica del notariado
(sin utilizar los procedimientos legislativos constitucionalmente regulados, por lo que pueden
ser tachados de inconstitucionales), se determinó la existencia de una evaluación o prueba de
idoneidad.
Esta evaluación debe ser rendida por todos aquellos profesionales del derecho que
pretenden acceder al ejercicio de la función pública notarial tanto como titulares de registro o
como adscriptos, diferenciación que se establece por la calificación obtenida.
La misma consiste en un exámen o prueba escrita y otra oral que abarca temas jurídicos
notariales.
La prueba escrita debe ser resuelta en un plazo de cuatro horas, habiéndose aumentado
una de lo establecido al principio.
30
La nota que se adquiera en la prueba oral, que también podrá ser de uno a diez, no
puede promediarse con la de la evaluación escrita, por lo que para acceder a la titularidad es
imprescindible contar en ambos exámenes con siete o más puntos. Correlativamente lo mismo
sucede para el caso de los adscriptos.
Para ello se cuenta con el capital humano de los profesores titulares, con más otros in-
vitados por su calidad de especialistas en temas puntuales.
Actualmente, el curso que dirijo tiene una duración anual, su convocatoria se encuentra
dirigida a todo notario aspirante o en ejercicio de la República Argentina, y su apertura se ve
garantizada por una gran cantidad de inscriptos.
VI.
REQUISITOS INHERENTES A LA
Esas ternas se elevan al Poder Ejecutivo local, el cual tiene la potestad de designar de
entre los ternados al titular del Registro respectivo.
Este régimen, al decir de Nuñez Lagos, cuando analiza la experiencia en España que
fue similar a la acaecida en nuestro país muchos años despues, "... era un artilugio de
transacción para llevar a cabo la transición del sistema de elección, más o menos libre, al de
oposición pura." (47)
En este último supuesto, la designación por parte del gobierno se hará a favor de todos
aquellos postulantes que hubieran obtenido los puntajes míminos exigidos legalmente.
La decisión del funcionario administrativo que tiene la facultad de crear los registros
notariales para poner a cargo de ellos a los solicitantes de los mismos, no deviene de una terna,
como se explicó en el caso anterior, sino tan solo de designaciones individuales.
2.- INVESTIDURA.
3.- MATRICULACION.
La matriculación se efectiviza, en gran parte de las provincias argentinas, por medio del
denominado registro de aspirantes a notario.
Para poder inscribirse en ese registro de aspirantes el profesional del derecho que
decida implementar el sistema, deberá reunir una serie de requisitos que en casi todas las
provincias son similares, a saber:
4.- COLEGIACION.
Basta entonces aqui mencionar que ellos han nacido como simples asociaciones civiles
de caracter privado en las cuales, pertenecer o no, devenía de una conducta absolutamente
voluntaria del escribano público y cuyos fines eran principalmente gremiales y mutulistas.
Las legislaciones locales reconocieron a estas personas jurídicas de carácter público una
competencia derivada del propio poder de policía que debe ejercer cada provincia como poder
no delegado en el Estado Nacional, que asegura a la comunidad toda la certeza y fiscalización
de las profesiones colegiadas y muy especialmente de este profesional del derecho que está a
cargo de la función pública notarial.
Tal confusión conceptual se saneó con la reforma constitucional del año 1.994 que le
dió rango constitucional a la existencia de los Colegios profesionales y la colegiación en ellos.
6.- JURAMENTO.
Tales juramentos son tomados por los correspondientes Presidentes de los Colegios de
Escribanos o Colegios Notariales y responden a diferentes fórmulas de acuerdo a las creencias
religiosas de quienes fueron designados.
En ceremonia pública el Presidente lee la fórmula del juramento que acepta expresa y
totalmente el escribano público o notario desigando, por la cual se compromete al
cumplimiento de las mandas del derecho positivo desde la Constitución Nacional hasta los
ordenamiento locales, prometiendo ejercer la función con decoro y dignidad, colocando su
conducta bajo la autoridad de Dios, los Santos Evangelios o de la propia constitución nacional,
según los casos.
8.- FIANZA.
Por su parte también queda obligado a prestar fianza. Con ella garantiza su
responsabilidad patrimonial en caso de que ocasione daños y perjuicios durante el desarrollo
del ejercicio funcional.
Así el art. 15 de la Ley 12.990 regulaba la fianza personal de cada escribano público
para responder patrimonialmente por los daños causados a terceros a raíz del ejercicio
funcional. Este principio fue modificado por la Ley 22.171 que ha creado un fondo de garantía
que se constituye con aportes anuales de los escribanos públicos, todo ello reglamentado
finalmente por el Decretro 1.909/80.
VII.
ESCRIBANOS ADSCRIPTOS.
Los que no alcanzan esa antiguedad, ante la vacancia del registro, pueden acceder a su
titularidad interina por un plazo de dos años, lapso durante el cual podrán postularse a la
titularidad, si logran el puntaje suficiente para ello en las evaluaciones del caso.
Debe destacarse que la figura del escribano adscripto que es un rasgo caracterizante del
notariado argentino y que no se conoce en el derecho comparado, ha surgido al mundo jurídico
como aquel escribano que, propuesto por el titular, es designado por el estado local para que
ejerza la función notarial en un pie de igualdad con el titular.
No hay duda de que ello es así. No obstante tal apreciación encierra, cuando se
profundiza su estudio, otros rasgos que lo individualizan. Por ejemplo, su designación como su
remoción dependen del titular del registro, quien además cuenta con tamaño privilegio por ser
responsable solidariamente por su actuación.
51
.- L. L. 1981 - B - 159.
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obtener una ayuda para abastecer correctamente los requerimientos cotidianos, sino que
también es el medio posible para que el escribano de menor experiencia se pueda ir formando
bajo la guia de quien ya cuenta con capacitación para ejercer esta función pública.
Por ello, pretender aseverar que el escribano titular y el adscripto poseen la misma
esencia y ambos se encuentran en un mismo pie de igualdad para el ejercicio de la función
notarial, es errado. La adscripción es sinómino de período de capacitación. Capacitación de la
cual carece el mero profesional del derecho liberal que no se ha preparado para el ejercicio de
esta función que no es ni más ni menos que el ejercicio de la fe pública estatal por delegación
del propio Estado que otorga la regencia.
Los mecanismos de acceso al cargo de adscripto muestran diferencias con los del cargo
de titular, dada la propia esencia que caracteriza a la figura de la adscripción.
VIII.
IX.
CONCLUSIONES.
Tuvimos el enorme gozo de ser formados por los "patriarcas del notariado argentino".
Esos hombres de derecho que desde la mitad del siglo en más hicieron grande la ciencia
notarial y que aun hoy son coautores de algunos capítulos de este libro.
Fuimos formados en esos principios eternos de un notariado de tipo latino signados por
la certeza, la seguridad jurídica, la permanencia, la credibilidad coactiva erga omnes y todo ello
ni más ni menos que en manos de ciertos particulares que en definitiva ejercemos una parte del
poder del Estado.
Hoy nos encontramos junto a quienes nos formaron y a quienes formamos, dándonos
cuenta que en los últimos cincuenta años ha sido grande la transformación que sufrió aquel
notario confesor de familias a este otro involucrado en el quehacer macroeconómico y globa-
lizado.
"El notariado debe ser ejercido por los mejores y los más honestos, seleccionados a
través de estrictos métodos de admisión."
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