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arquitectura, símbolo y modernidad
ARQUITECTURA, SÍMBOLO Y MODERNIDAD
No está pe rmitido lo rep roducci án toto l o parcial de este lib ro , n i su tratamiento informático , n i la transm isián de
ninguna for ma o po r cualquier medio, ya sea e lectrá nico , mecánico , por fotocopia , por reg istro u otros métodos,
ni su p résta mo , a lqu iler o cualqu ie r forma d e ce sián de uso de l eje mp la r, sin el perm iso p revio y por escrito de los
titu lares d el C opyright.

Arquitectura , Símbo lo y Mo dern id ad / ed iciá n Dan iel Villa lo bo s Alonso , Iván Rincán Borrego y Sa ra Pér ez Barrei ro ;
(e t 01.); .- Vallado lid: Real Em ba ja d a de No ru ega e n Espa ña . Esc uel a Té cn ica Supe rior de Arqui tectura , De pa rta m e nto
d e Teor ía d e la Arqu itectura y Pro yectos Arqu itect ónicos : 20 14 . C arg ra f, Valladol id .
568 p . : il. b . y n .; 22 x 22 cm.
ISBN: 978-8 4- 61 7 -3470 -2

1 . Arq uit ect ura , Sím bo lo y Mo de rn id ad. 1. Re al Em ba jad a de Nor ue g a e n Españ a . 11. Escu el a Téc n ica Superior d e
Arquitectu ra , De parta m e nto de Teoría de la Arqu itectura y Pro ye cto s Arq u itectán icos . 111. Villa lobos Alonso , Dani el ,
Rincán Borrego , Ivá n, Pé rez Barreiro, Sara ed . V. Álvarez Álvarez, Da río . VI. Arnuncio Pa sto r, Ju a n Ca rlos . VII.
Cortés Vá zq uez d e Pa rgo , Juan Anton io. VIII. Feduch i Be n lliu re , Ig nacio . IX. Milla res Alon so, Jua n. X. Rod ríguez
Llera , Ra mán . XI. Villalobas Alonso, Da n ie l. XII. Jo vé Sand ova l, José María . XIII. Rod ríguez And rés , Jai ro . XlV.
Pé rez Barreiro , Sara . XV. Ru iloba Quecedo, C e cilia . XVI. Rincán Borr ego , Iván . XVII. López del Río, Alberto . XVIII.
Fernánde z Villal o bos, Nie ves. XIX. Jim énez Sanz, Andrés . XX. Ares Álvarez, Ósca r Miguel. XXI. Torric e lli, Ca rlo lla . XXII.
Fernández -Ca rraceda Pé rez, Da n ie l. XXIII C ebrián Renedo, Silvia . XXIV. Ta m a rg o Niebla, Leonardo. XXV. So la Alonso ,
Jo sé Ramón . XXVI. V. de Fre ita s Simóes , Da n iel a . XXVII. André , Pa ula . XXVIII. Filipe, Fátim a . XXIX. Caetano, Carlos .
XXX. Alon so García, Euse b io . XXXI. Jerez Ab a jo, En riqu e . XXXII. Rodríguez Fern á nd e z, Ca rlos . XXX III. Fern á nd e z Rag a ,
Sag rario . XXXIV. Esc riba n o Rive ra , Esther. XXXV. Rosique Valverde, Miguel Ángel. XXXVI. Ma rtínez Nieto , Serg io Wa lter.
XXXVII. Ga lván De sva ux, Noe lia. XXXVIII. Alon so Rodríguez, Marta . XXXIX. Almonacid Canseco, Rodr igo . XL. Úbeda
Blanco, Ma rta . XLI. Dá vila Romano, Daniel. XLII. Mata Pérez, Sa lvador. XLIII. Martínez Do m ing o , Yol a nd a.

© de lo s autores
© 20 14, de la ed ición
Real Em ba ja d a de Nor uega en Espa ña
De pa rta me nto de Te o ría de la Arquitectura y Pro ye cto s Arquitectón icos
Escuela Técn ica Sup er ior d e Arquitectura de Valladolid (Un ive rsid a d de Valladolid )

Dise ño d e portada : Da n ie l Villa lobas


Maquetación: Ivá n Rinc ón Bo rre g o .

ISBN: 978-84-6 17-3470-2


Dep ósito legal:D .L. VA-937 -20 14
Imp rim e : Ca rgraf,S.L.
El Laberinto, espacio simbólico en la arquitectura de Sverre Fehn 175
Iván I. Rincón Borrego

Arquitectura del bosque en la modernidad finlandesa 191


Jairo Rodríguez Andrés

El árbol como referente simbólico en la arquitectura contemporánea japonesa. La abstracción del 203
modelo en la definición del espacio arbóreo
Alberto López del Río

Un Altar en la Naturaleza. La Capilla del Bosque de Heikki y Kaija Siren, 1957 215
Nieves Fernández Villalobos; Andrés Jiménez Sanz

Tres iglesias en Finlandia. La arquitectura sacra de Aarno Ruusuvuori 233


Óscar Miguel Ares Álvarez

The Symbolic Dimension and the Pursuit of the Origins in the Sacred Place. The Chapel of the 245
Resurrection in the Woodland Cemetery of Stockholm
Carlotta Torricelli

Celsing y el campanario. Presencias en su arquitectura religiosa 257


Daniel Fernández-Carracedo Pérez; Silvia Cebrián Renedo

Naturaleza, arquitectura y signo. La Capilla Thorncrown 269


Leonardo Tamargo Niebla

Habitar una espiritualidad arquitecturizada. La Peregrina (s.XIII) & la Tourette (s.XX) 279
José Ramón Sola Alonso

Modern Religious Architecture in Portugal. Modernism, Architecture and Symbolism in four tempi 293
Daniela V. de Freitas Simões

8 | A RQ UI TEC T URA , S Í MB OLO Y M OD E RNI DAD


ÍNDICE

Presentación 11
Daniel Villalobos Alonso

Paisajes metafísicos contemporáneos 15


Darío Álvarez Álvarez

La Arquitectura Moderna y la Técnica como Símbolo 31


Juan Carlos Arnuncio Pastor

Templos del trabajo. El Edificio Larkin y los Edificios Johnson Wax de Frank Lloyd Wright 45
Juan Antonio Cortés Vázquez de Parga

El edificio Carrión. Capitol 61


Ignacio Feduchi Benlliure

La arquitectura como lugar del crimen: El Pabellón de Barcelona 91


Juan Millares Alonso

El Bosque Sagrado 101


Ramón Rodríguez Llera

El Monasterio Sainte-Marie-de-la Tourette. El muro simbólico de la “caja de los milagros”, principio 135
y fin de recorridos
Daniel Villalobos Alonso

El espacio como imagen de un país. Alvar Aalto y los pabellones de New York y Lapua 151
José María Jové Sandoval; Jairo Rodríguez Andrés

Alvar Aalto, transfiguraciones simbólicas de la arquitectura nórdica 165


Sara Pérez Barreiro; Cecilia Ruiloba Quecedo

Índice | 7
Timelessness of symbolic space in religious buildings 313
Paula André; Fátima Filipe

El Convento de Gondomar de Fernando Távora. Elementos simbólicos de la modernidad 323


Silvia Cebrián Renedo; Daniel Fernández-Carracedo Pérez

La campana de los concejos portugueses en las Épocas Medieval y Moderna 335


Carlos Caetano

De Ronchamp al Hospital de Venecia. Mito religioso y memoria colectiva en el último Le Corbusier 349
Eusebio Alonso García

Espacio, símbolo y modernidad en la Iglesia de Los Padres Dominicos en Valladolid de Miguel Fisac 367
Daniel Villalobos Alonso; Sara Pérez Barreiro

Miguel Fisac: mausoleo para el doctor Félix Rodríguez de la Fuente 383


Enrique Jerez Abajo

El paisaje cósmico de Isamu Noguchi 397


Carlos Rodríguez Fernández

Zollverein. Símbolo del progreso actualizado en el paisaje 409


Sagrario Fernández Raga

Vacío semántico y arquitectura como mediación: Bruder Klaus Kapelle y Steilneset Memorial 423
Esther Escribano Rivera; Miguel Ángel Rosique Valverde

El espacio efímero religioso. Una membrana habitada 433


Sergio Walter Martínez Nieto

Zonnestraal: la máquina de curar, un icono del Funcionalismo moderno 443


Cecilia Ruiloba Quecedo

Índice | 9
Louis Kahn y Anne Tyng en los Baños de Trenton. La búsqueda de un lenguaje perdido 457
Noelia Galván Desvaux; Marta Alonso Rodríguez

Mies van der Rohe y el rascacielos Seagram: la inversión del mito en Manhattan 469
Rodrigo Almonacid Canseco

El proyecto del Palacio de los Soviets de Le Corbusier: metáfora y símbolo 483


Marta Úbeda blanco; Daniel Villalobos Alonso

La arquitectura de Albert Speer y la ideología nazi: sus relaciones a través de la semiótica y la 493
teoría de la Einfühlung
Daniel Dávila Romano

El Palacio de todos, una utopía libertaria española 509


Salvador Mata Pérez

Torres de Babel. El declive del contenedor residencial 523


Yolanda Martínez Domingo

La piel que habita. Ampliación del museo de Bellas Artes de Asturias 533
Marta Alonso Rodríguez; Noelia Galván Desvaux

Bibliografía 543

10 | A RQ UI TEC T URA , SÍ M BOLO Y M OD E RNI DAD


Un Altar en la Naturaleza
La Capilla del Bosque de Heikki y Kaija Siren, 1957
Nieves Fernández Villalobos; Andrés Jiménez Sanz

1. Introducción.
En el mes de Septiembre del 2000 varios estudiantes de arquitectura
de Valladolid realizamos un viaje a Finlandia, con la intención de
impregnarnos de la obra de Alvar Aalto y disfrutar de un paisaje
nórdico de lagos y árboles otoñales de singular belleza. Un día
el autobús nos dirigió a Otaniemi. Desparramados en grupos
reducidos fuimos disfrutando libremente del lugar y sus diferentes
sorpresas: la mayor, una pequeña capilla encontrada casualmente 1. Este documento parte de un trabajo
en medio de los árboles; silenciosa, provocó nuestro sosiego; para la asignatura “Arquitectura Nórdica”
extraordinariamente sencilla, suscitó nuestra admiración. (impartida por Julio Grijalba y José Mª Jové),
perteneciente a los cursos de Doctorado,
A la vuelta de ese viaje indagamos sobre esta obra, y supimos que
Contemporaneidad y Modernidad en
la capilla original, creada por los arquitectos Heikki y Kaija Siren en
la Arquitectura, organizado por el
1957, había sido destruida en un incendio en 1976 y reconstruida Departamento de Teoría de la Arquitectura
con absoluta fidelidad dos años después. Tan solo se salvaron del y Proyectos Arquitectónicos de la ETSAV,
fuego las paredes posteriores, cuyas tonalidades ennegrecidas en el año 2002. Con este escrito, fruto
recuerdan hoy ese triste episodio del templo. Pretendiendo ahondar de aquel primer trabajo con revisiones
posteriores, agradecemos al finlandés su
en el proyecto, enviamos una carta a la dirección de sus autores
buena disposición e inestimable ayuda, así
que Jukka Siren, hijo de la pareja y arquitecto también, respondió
como las sugerencias de los profesores que
amablemente. A partir de esa mágica visita y la información recibida tutoraron las páginas iniciales, las reflexivas
nació la ilusión por ir descubriendo los simbólicos secretos de esta investigaciones sobre espacios religiosos de
sugerente obra y poder ponerlos en práctica algún día1. Paloma Gil, las fotografías nuevas que nos
facilitó Daniel Villalobos, y la mirada siempre
atenta y respetuosa hacia el paisaje de Darío
2. Otaniemi. Vínculos Nórdicos con el Paisaje Álvarez, Miguel Ángel de la Iglesia y Ramón
“Soy un puro hombre montañés. El bosque es mi elemento. Rodríguez Llera que, desde la práctica y
la teoría, se han esforzado siempre por
Durante los años sesenta tenía que huir al campo de vez en cuando, poner en valor esa labor silenciosa que la
enterrar los pies en el suelo y permanecer erguido como un pino, arquitectura puede ejercer sobre el paisaje

Un Altar en la Naturaleza. La Capilla del Bosque de Heikki y Kaija Siren, 1957 | 215
escuchando lo que la tierra pudiera contarle a la planta de mis
pies...
Este tipo de contacto con la tierra es una absoluta necesidad; sin él
no podría haber funcionado en absoluto...”2.
Estas palabras del arquitecto Aarno Ruusuvuori describen el
intenso sentimiento de un hombre finlandés hacia el bosque. Russell
Walden, en el libro Finish Harvest, escribe sobre ese bosque que late
en muchas construcciones de este país y, de manera muy especial
en la Capilla de la Universidad Técnica de Otaniemi; una obra con
la que sus autores parecen susurrar esas mismas palabras. Heikki
(1918- 2013) y Kaija Siren (1920- 2001) fueron un matrimonio de
arquitectos, de larga trayectoria profesional, cuya obra atravesó
por etapas diferenciadas. Durante sus primeros años trabajaron en
Helsinki con el padre de Heikki, el arquitecto Johan Sigfrid Siren,
quien trataba de expresar en sus obras los valores de continuidad y
permanencia, así como la estabilidad monumental del clasicismo.
En 1949 el joven matrimonio abrió su propio estudio en Helsinki 3.
Ese mismo año se celebró un concurso para realizar la urbanización
de Otaniemi, que ganaron Alvar y Aino Aalto con el lema Ave Alma
Mater, quedando en segundo lugar el proyecto realizado por los
Siren con Aarne Nervi. De sus numerosas estancias en Massachussets
como profesor invitado, Alvar Aalto adquirió el gusto por el modelo
anglosajón de campus universitario, y así lo desarrolló en Otaniemi.
2. Marja- Riita Norri, “Aarno Ruusuvuori. La Su plan comprendía un amplio conjunto de edificios jerarquizados
luz y el bosque”, Monografías AV n. 55, p.
topográficamente, que se articulaban mediante espacios abiertos
80.
y de circulación. (Fig.1.) De la mano del finlandés fluyeron sus
3. El estudio de los Siren abrió posteriormente características formas de abanico, serpentinas y espacios que
distintas sedes en Austria, Finlandia y Suiza. llevaban a una mística relación con la naturaleza. El lugar invitaba a
Valiosos representantes del racionalismo
ello de una manera muy especial: Espoo era un área de gran belleza
finlandés, su obra inicial mantiene un
constante diálogo con la naturaleza y
natural, relativamente virgen, y el distrito de Otaniemi, situado en
confiere a cada edificio un carácter intimista, las orillas de la Bahía de Laajalahti, era un atractivo paisaje de
que parece diluirse en obras posteriores, de rocas de granito, pinos, píceas y abedules. Por ello, el plan de Aalto
mayor escala, realizadas en otros países. ponía su acento en la preservación de las condiciones naturales,
4. Schildt Göran, Alvar Aalto: The Mature algo que paradójicamente le ocasionó ciertas críticas: algunos de
Years. Nueva York: Rizzoli, 1991, p. 285. Cit. los arquitectos más jóvenes denominaron su proyecto “Stone-Age
en Russel Walden: Finnish Harvest, p. 39. planning”4. Pero estos comentarios no afectaron al arquitecto, quien

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1  Otaniemi: A. Aalto, edificio principal del
Campus Tecnológico de Otaniemi (1949-
1955); R & R Pietilä, Dipoli, 1961-1966/ H &
K Siren, “Servin Mökki”, restaurante de la Tech
Town, 1952. [a.c.WALDEN, Russell: Finnish
Harvest./ b.CONNAH, Roger: Reima Pietila.
Centro Dipoli. Otaniemi.]

en 1953 ya tenía el encargo oficial de realizar el proyecto de la


edificación principal. Ésta, la única desarrollada completamente por
él, consistía en un juego equilibrado de volúmenes en ladrillo rojo
oscuro, granito negro y cobre que, especialmente en el Aula Magna,
muestra la influencia de sus viajes a la Europa Clásica y en concreto
de las ruinas del Teatro de Delphos, visitadas en 19535. A pesar de
que a Aalto le hubiera gustado realizar la totalidad del campus, Kaija
Siren ha relatado que en el transcurso de una de las conferencias
impartidas por el maestro, mientras se estaba considerando la
realización de los edificios residenciales, en un momento en el que
creía el micrófono apagado, se le pudieron escuchar las palabras:
“Dejad que los hagan los jóvenes”6. Independientemente de si este
comentario informal fue decisivo, lo cierto es que dos matrimonios
de arquitectos comenzaron a trabajar en Otaniemi, dentro del plan
general concebido por Aalto.
Una de esas parejas la conformaba los Siren, a quienes les
encargaron primero una sauna para estudiantes, un restaurante
y tres torres residenciales. Posteriormente, como veremos, fruto
de un concurso, realizarían la pequeña capilla. También como
resultado de un concurso en el que Aalto formaba parte del jurado,
los arquitectos Reima y Raili Pietilä llevaron a cabo la Sede del 5. J. M. Jové Sandoval, Alvar Aalto:
Sindicato de Estudiantes, conocido como Dipoli, entre 1961 y 1966. proyectando con la naturaleza, pp. 253- 291.
Ambos equipos integraron sus edificios en el paisaje, aunque cada
6. Fax que envía Kaija Siren a Russell Walden,
uno siguiendo su propio estilo e imprimiendo el carácter finlandés el 17 de Mayo de 1994, tal y como relata el
a través de dos expresiones muy distintas. autor en el citado libro.
Dipoli, con el lema “la marcha de los hombres de las cavernas” 7, 7. Roger Connah, Writing Architecture,
se configura como un espacio plástico en sugerente continuidad con Fantomas, Fragments and Fictions, p. 451.

Un Altar en la Naturaleza. La Capilla del Bosque de Heikki y Kaija Siren, 1957 | 217
la naturaleza. La obra convierte en propias las formas del lugar. La
línea quebrada de la fachada y las rotundas cubiertas del edificio
responden al perfil abrupto circundante. Las rocas, dispersas en el
paisaje, trepan incluso irrumpiendo en el interior. Metamorfoseado
entre la regularidad y la forma libre, Dípoli se pronuncia contundente
y sus espacios escultóricos, de huella expresionista, se presentan
como vigorosas cavernas.
Las obras de los Siren en Otaniemi se relacionaban con el
paisaje de una manera muy distinta: si la escultural cueva de
Pietilä parecía pretender eclipsar los edificios de Aalto, Heikki
Siren, junto con Martti Melakari, proyectaron silenciosamente
sus edificios conviviendo con los árboles de la zona norte de
Otaniemi. Entre ellos destacaba el restaurante, Servin Mökki,
construido en madera en 1952, presumiendo de una amplia
pared de vidrio en orientación sur, que parecía anticipar el
proyecto del santuario (Fig. 1).
Con las intervenciones de Aalto, los Pietilä y los Siren, podemos
encontrar en Otaniemi las tres maneras de entender la relación entre
naturaleza y arquitectura que recoge Fabrizio Tucci en su artículo
“Naturaleza y Memoria en la Arquitectura Finlandesa”. Como el
autor explica, existe en todo hombre un sentimiento, más o menos
latente, de amor y pertenencia a la naturaleza, que la arquitectura
es capaz de expresar mediante distintos procedimientos. El primero,
“el racionalismo naturalista”, emplea formas puras y simples que
dan la oportunidad de hacer sentir al hombre la diversidad del
ambiente natural. Dentro de esta postura el autor señala a Mies
van der Rohe, los Siren, y Tadao Ando. El segundo planteamiento,
“la arquitectura orgánica”, protagonizada por Frank Lloyd Wright
y los Pietilä, pretende en cambio dar continuidad a la naturaleza,
expresarse con sus formas y participar de ella. Una tercera
posición, encabezada por maestros como Erik Gunnar Asplund,
Sigurd Lewerentz y Alvar Aalto, realiza la arquitectura desde una
objetividad y pureza fascinante, desviándose de la informalidad
presente en la naturaleza.
Los Siren defienden así la profundidad de la primera de las tres
posiciones:

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2  Heikki Siren: Propuesta inicial para la
Capilla de Otaniemi, 1951. [VVAA, Capilla de
Otaniemi: Heikki & Kaija Siren]

“Basta un fragmento puro y libre, ligeramente ondulante para


demostrar el deseo de tolerar, por capricho, lo innato de la
diversidad humana. Todavía, el mejor ejemplo de la integración
con la naturaleza se encuentra en la interacción de las colonias
clásicas y sus restos, tras la proporción perfecta y la expresión
sobria de las formas y lo pletórico que surge de las formas no
domesticadas.
La Casa Farnsworth de Mies van der Rohe es un buen ejemplo, en
el que este efecto de contraposición es brillantemente ilustrado.
El amor del arquitecto por la naturaleza, y su empeño hacia ésta,
le tienta a organizar la relación de los espacios, la apertura, la
luz y la sombra” 8.

3. La Capilla del Bosque en Otaniemi.


3.1. La huella de Bryggmann.
Con la recién acabada vivienda de Mies en la cabeza (1950), y con 8. Fabricio Tucci, “Natura e memoria
los objetivos de “contraponer las formas, organizar los espacios, nell´architettura finlandese/ Raili e Reima
las luces y las sombras” e integrarse íntimamente en la naturaleza, Pietilä”, p. 63.

Un Altar en la Naturaleza. La Capilla del Bosque de Heikki y Kaija Siren, 1957 | 219
los Siren comenzaron a forjar la que sería su obra más reconocida
internacionalmente. Pero el proceso no fue inmediato. La larga
lucha para realizar esta obra empezó en 1951, cuando la pareja
recibió instrucciones de comenzar a proyectar “una capilla luterana
para el Campus”.
La primera propuesta, firmada por Heikki Siren, era una
construcción en ladrillo, que partía de un cuadrado de trece metros
y medio. En esta manera de concebir el proyecto, los arquitectos
se acercaron al pensamiento de Kahn. Para él, la concepción de
figuras antecede a la función: las actividades son consideradas
posteriormente como verificación de un acto intuitivo. En el análisis
racional de las formas, Kahn distingue la capacidad estática que
proporciona el cuadrado, frente a la intención de movimiento y
recorrido que sugieren las longitudinales y alargadas 9. Buscando
la meditación y quietud, los Siren optaron inicialmente por la
disposición asimétrica de una planta cuadrada. El alzado sur
presentaba un desnivel considerable, que se aprovechó para
crear un espacio inferior independiente. El acceso, descentrado,
se producía desde la parte superior, expresándose a través de un
pequeño volumen cúbico: único elemento que sale de la estricta
geometría del templo, para acoger a los fieles. El espacio interior se
intuye puro y honesto, destacando exclusivamente una gran vidriera
que se abre al oeste, única fuente de luz de la capilla, que permite
la comunicación directa con los árboles del bosque (Fig. 2).
Esa propuesta inicial de los Siren es claramente deudora de
la Capilla que Erik Bryggman había construido, entre 1938 y
1941, para el Cementerio de Turku; si bien en ésta, se empleó
la longitudinalidad para dar cierto protagonismo a los recorridos.
Bryggman escogió como lema de su proyecto una frase de Baruch
de Spinoza, el racionalista holandés del siglo XVII, cuya filosofía
parte de la identificación de Dios con la naturaleza (Deus sive
natura), hasta convertirse en el mayor exponente moderno del
9. Paloma Gil, El Templo del S. XX, p. 92. panteísmo. Las palabras elegidas, Sub specie aeternitatis 10 (desde
10. Janey Bennet, “Sub Specie Alternatis. La la perspectiva de la eternidad), procedían de un emblema filosófico
Capilla de la Resurrección de Erik Bryggman”, que hace referencia a la dimensión cósmica del espacio y el
pp. 190- 249. tiempo, sin perder de vista la futilidad humana. El autor incorporó

220 | A R Q UI TEC T URA , SÍ MB OLO Y M OD E RNI DAD


3  E. Bryggman: Capilla para el Cenmenterio
de Turku, 1938-1941. [VVAA: Erik Bryggan
architect, 1891- 1955]

esa expresión en la parte inferior de todos los planos y croquis


iniciales, y así puede observarse en uno de los dibujos en los que
detalla el espacio interior (Fig. 3). La mano de Bryggman revela,
con un expresivo trazo multidireccional, la importante labor que
la luz y la escala ejercen para cualificar su capilla, repleta de
profundas alegorías. La imagen se mantuvo prácticamente intacta
en el proyecto construido, alterándose tan solo las proporciones y
resolución formal del altar. Los diferentes elementos de la capilla
se corresponden con las distintas fases de los rituales. Tan sólo una
nave, cubierta con una bóveda rebajada, conforma el cuerpo de la
iglesia e imita la disposición asimétrica del pórtico. Permite el acceso
de los fieles por uno de sus extremos, dejando los bancos a su
izquierda simbólicamente girados. A la derecha, la nave permanece
flanqueada por cinco columnas, que dirigen las miradas hacia un
paño de vidrio lateral y, como dice W. Curtis, a una “hipnótica
previsión del Jardín del Paraíso situado más adelante” 11. Al final de
ese extraño cuerpo permeable, de altura más humana, irrumpe un
prisma de piedra: una simbólica puerta de paso desde este mundo
al otro. La percepción de la naturaleza, que entra a formar parte 11. William Curtis, “Eric Bryggman. Entre
del espacio interior, completa una situación de tensión y dinamismo, dos tradiciones”, Monografías AV núm. 55,
provocada por la singular forma de la nave y por la disociación entre p. 47.

Un Altar en la Naturaleza. La Capilla del Bosque de Heikki y Kaija Siren, 1957 | 221
4  E. Bryggman: Dibujo presentado al
concurso de la Iglesia en Sortavala, 1929/
S.Lewerentz: Bocetos para la Capilla
Djursholm, 1933/ P. Pitkanen: Capilla de la
Santa Cruz. Turku, 1967. [VVAA: Erik Bryggan
architect, 1891- 1955/ AHLIN, Jahne: Sigurd
Lewerentz, architect: 1885 – 1975/ TEMPEL,
Egon: Nueva Arquitectura Finlandesa]

su simétrica concepción exterior y la asimétrica interior. El núcleo del


altar está desplazado y cae teatralmente sobre él un intenso rayo
de luz que llega desde una fuente oculta y, no casualmente, tras la
“Puerta de la Esperanza”12; algo que el autor había experimentado
parcialmente en la Capilla Mortuoria de Pairanen con anterioridad.
Como señala Paloma Gil, lo que hace Bryggman con el paño
acristalado es provocar una lectura simbólica mediante la presencia
del exterior en el interior: el bosque que se ve desde el lugar del
duelo representa la esperanza en la resurrección. Todo el camino
recorrido, iniciado con el procesional ascenso desde el cementerio,
seguido por la puerta principal hasta la que se encuentra al fondo
del altar, escenifica el tránsito feliz después de la muerte. A pesar
de ser considerada como una propuesta contenida, suspendida
entre dos tradiciones, que muestra un evidente contraste entre su
retórico aspecto exterior y la austera desnudez del espacio interior,
el edificio de Bryggman propone nuevas cuestiones a través de su
dinamismo y narrativa simbólica; aspectos que, sin duda, tuvieron
numerosas repercusiones.
Lo cierto es que Bryggman llevaba persiguiendo la idea de
abrir un lateral al paisaje desde 1929, como demuestra un croquis
presentado a un concurso para construir una Iglesia en Sortavala.
También Sigurd Lewerenz sugirió amplias aperturas laterales, de
forma simétrica, en un croquis realizado para la Capilla Djursholm,
en 1933. Aunque probablemente, esa primera propuesta de los
Siren, con su lenguaje más racionalista y sin esa idea de dinamismo,
se asemejara más a la capilla que realizó Pekka Pitkanen en Turku,
12. Paloma Gil, op.cit. p. 44. en 1967 (Fig. 4).

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3.2. Tradición finlandesa y modernidad
Los estudiantes de Otaniemi se mostraron satisfechos ante esa
capilla inicial ideada por Heikki Siren, pero varias personas
manifestaron su oposición al proyecto, por lo que el propio
arquitecto propuso que se realizara un concurso. Su sugerencia fue
aprobada por la Asociación de Arquitectos Finlandeses (SAFA). El 5
de enero de 1954, cuarenta arquitectos presentaron sus propuestas
a un jurado en el que participó Aulis Blomstedt (yerno del famoso
músico Jean Sibelius), un arquitecto de reconocido prestigio que
había sido editor de Arkkitehti Arkitekten desde 1941 a 1945. En
Mayo de 1954, los tres primeros premios fueron publicados en 5  Iglesia de la Santa Cruz en Hattula, S. XIV-

las páginas de la mencionada revista: el primero fue concedido a XV. [WALDEN, Russell: Finnish Harvest]

Erkki Pasanen y Kauko Tiihonen, el segundo a Martikainen-Ypyä,


y el tercero a Pentti Petäjä y Esko Hyvärinen. Los tres proyectos
estaban fuertemente influenciados por la Capilla de Bryggman 13.
En principio, el proyecto Altaír (Altar) de los Siren, una arriesgada
evolución de su anterior propuesta, no obtuvo ningún premio
por exceder el área reglamentaria. Sin embargo, ninguna de las
propuestas premiadas satisfacía completamente al jurado, por lo
que reconsideraron de nuevo el proyecto de los Siren, y estipularon
que era el único que tenía “la poesía de la arquitectura auténtica” 14.
Así, gracias a la persuasiva dialéctica de Blomstedt, la realización
de la capilla fue encomendada al joven matrimonio.
Globalmente, las obras de los Siren nacen de la búsqueda de
soluciones funcionales a partir de elementos mínimos, algo que
Heikki había practicado con la observación y diseño de veleros 15.
Para la realización de la Capilla, los arquitectos habían intentado 13. Malcolm Quantrill, Finnish Architecture
desde el inicio lograr una íntima fusión entre los elementos and the Modernist Tradition, pp. 111- 112.
racionales y los místicos. La solución final perseguiría abrazar
14. Arkkitehti Arkitekten, Helsinki, May,
singularmente el pasado y el presente del espíritu finlandés. Los
1954, pp. 35-38.
Siren contemplaron la arquitectura tradicional finlandesa, los
15. Heikki Siren diseñó varios veleros, a
pueblos rurales y sus iglesias del período tardo-medieval. En esos
modo de ejercicio funcionalista, habitual
pequeños templos reinaba la claridad racional y el orden. Eran
en la discusión teórica de la arquitectura
edificios expresivos realizados en piedra gris, con tejados de madera moderna, por afectar la forma a la función
de fuertes pendientes, que incluían patios tapiados y volumétricos de manera directa. Véase Malcolm Quantrill,
campanarios exentos, y cuyos interiores estaban repletos de frescos op. cit., p.111.

Un Altar en la Naturaleza. La Capilla del Bosque de Heikki y Kaija Siren, 1957 | 223
que expresaban las bendiciones del cielo y la tierra (Fig. 5). La
lección que obtuvieron de esa tradición fue la de fusionar las formas
puras con materiales naturales; unas formas que debían responder
a la función y vincularse al bosque de modo inherente. Este último
aspecto era fundamental. Como explica Russell Walden, los Siren
entendían la belleza del paisaje circundante como una imagen de
la humanidad. Así, utilizaron este fragmento de la poesía de Eino
Leino para explicar lo que siente el alma finlandesa:
“I do not laugh or grieve, or sigh,
the forest´s darkness breathes nearby,
the red of clouds where day sinks deep,
the blue of windy hills asleep,
the twinflower´s scent, the water´s shade
of these my heart´s own song is made” 16.
Las letras de Eino Leino conseguían hacer conscientes a los
finlandeses de la inmensa herencia natural que tenían, rebosante
de exquisitas tonalidades y bañada por la difusa luz nórdica. Los
Siren quisieron trasladar esos ricos matices, y el sentimiento místico
que en ellos se respiraba, a la pequeña Capilla de Otaniemi. Así,
aunando la sensibilidad de la tradición con la simplicidad técnica y
material, fueron definiendo el lugar.

3.3. El simbolismo de la secuencia espacial

16. “No me río o me lamento, o suspiro, El solar que se presentó al concurso afectaba a la manera en que los
la oscuridad del bosque respira en la Siren habían comenzado a afrontar el proyecto. Era estrecho y largo,
proximidad, el rojo de las nubes donde el situado al alcance de un camino de arbustos, en un claro de bosque.
sol se hunde profundamente, el azul de las
En cierto modo, el espíritu japonés se acerca al finlandés en la
tempestuosas colinas se queda dormido, la
manera de entender la naturaleza. Siempre silenciosa, habitando
fragancia de las flores, la sombra del agua,
con todo esto, está hecha la canción de mi entre los árboles, la capilla de Otaniemi recuerda al recinto Sagrado
alma.” Eino Leino (1878-1926), Nocturne, de Ise, también enclavado en un claro del bosque17. El antiguo nipón
1903. Cit. en Russell Walden, op. cit., p. 17 se valía de la naturaleza en sus esfuerzos por dar corporeidad visual
(Traducción del autor). y forma a las divinidades (kami) y el modelo imaginario abarcaba el
17. Fernando Espuelas, El claro en el bosque, universo entero para dar forma a esos dioses. Montañas sagradas,
pp. 75- 85. rocas y árboles tenían connotaciones de divinidad, y se veían como

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6  Vista aérea de Otaniemi. La capilla en
medio de la masa arbórea /Recinto Sagrado
de Ise, Siglo VII. [WALDEN, Russell: Finnish
Harvest/ ESPUELAS, Fernando: El claro en el
bosque]

portadores de abundantes elementos de espiritualidad. Los lugares


sacros (yorishiro) eran a veces delimitados por cuatro postes,
dibujándose el área rectangular con una simple cuerda. Creían que
los kami ocupaban ese recinto. El espacio era concebido como un
vacío en ese bosque, y los contados objetos eran pensados para
estar dentro de ese recinto. El espacio se percibía solamente en
relación con el fluir del tiempo. La capilla de Otaniemi, entre los
árboles, ahonda en significados afines (Fig. 6).
Dentro del área rectangular ofrecida por el concurso, tan sólo
se podía construir en una pequeña zona, a partir de la cual el
terreno iba descendiendo hacia el norte. Por tanto, la orientación y
el terreno fueron decisivos en la solución final del proyecto. Frente
a la propuesta de planta cuadrada con la que habían comenzado,
el solar rectangular invitaba a jugar con los recorridos.
Intuitivamente, los arquitectos trazaron dos líneas paralelas de
doble ladrillo, que delimitaban los laterales con determinación.
Dentro de esta nueva definición rectangular, plantearon una
progresión espacial que arrancaba de un patio semicerrado hacia
el vestíbulo de entrada y finalizaba en el espacio principal de los
fieles. Pero los arquitectos percibían que la idea no tenía suficiente
intensidad, por lo que trabajaron varias noches acompañados de
las gélidas nieves, replanteándose constantemente esa secuencia
de espacios. Concibieron así la idea de una pared de cristal en el
altar del santuario, con una cruz firme en la nieve. El espacio se
metamorfosearía de esta manera en un objeto de contemplación

Un Altar en la Naturaleza. La Capilla del Bosque de Heikki y Kaija Siren, 1957 | 225
de la belleza. Lo que faltaba en el proyecto inicial era precisamente
la elaboración de ese concepto: la creencia de la divinidad del
mundo natural.
Con este objetivo, los Siren cambiaron por completo el proyecto
de su capilla y lograron encandilar al jurado. Mientras que Bryggman
había utilizado la transparencia para potenciar el simbolismo de
los recorridos, el templo de los Siren la emplearía para conseguir
la identificación de la Divinidad con el paisaje natural. Los fieles
pueden contemplar los cambios de las estaciones tras la cruz y el
tabernáculo. El telón acristalado que enmarca el bosque señala la
posibilidad de sentir con fuerza la naturaleza desde la vivencia de
un interior, que así se convierte en sagrado.
Los Siren potenciaron que su proyecto fuera una secuencia de
espacios que se iniciara y finalizara con el bosque. La planta y la
sección tendrían que definir, contener y reconducir gradualmente la
simplicidad intimista de este concepto. La obra se ejecutó siguiendo
fielmente los planos del concurso, si bien se aumentó la zona previa
por motivos de uso, lo que por otra parte favorecía la secuencia
espacial con una mayor longitudinalidad, que se produce como
suma de distintos cuadrados (Fig. 7).
El primero era un recinto ligeramente delimitado al que se
llegaba a través de un pequeño sendero dibujado entre los árboles
del bosque. Cambia la densidad de las sombras. Unas pocas
escaleras se extienden hacia el camino, anunciando la capilla. El
atrio tenía que ser lo suficientemente cerrado como para recrear
en sí mismo los antiguos recintos finlandeses con sus campanarios
exentos y, a la vez, lo suficientemente abierto para resumir el mundo
natural circundante. Los límites del patio se van desvaneciendo en
su cercanía al bosque.
Esta manera de ir aligerando el perímetro del recinto,
presentando cada muro distinta altura y coronándose por finos
troncos de madera, hasta atenuarse por completo en la empalizada
que delimita el atrio, con fluctuante transparencia, recuerda los
distintos cierres de la pequeña vivienda de Alvar Aalto en Muuratsalo
(1953) que pierden densidad a medida que los espacios se van
derramando por el bosque.

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7  Capilla de Otaniemi. Alzados norte, este
y sur, sección longitudinal, altar y planta.
[Nieves Fernández Villalobos]

Es inevitable recurrir nuevamente al mundo antiguo japonés,


donde la idea del kami está en la base de las expresiones estéticas
japonesas, sobre los cambios de la naturaleza. El envejecimiento de
las cosas, el marchitar de las flores, el fluctuar del pensamiento y de
las sombras. El gusto por estos fenómenos impregna la concepción
japonesa del espacio arquitectónico y también el de esta capilla.
El cambio de estaciones y el paso del tiempo se expresan en el
sutil cierre de la capilla, entre esa “urdimbre vibrante que, como
el propio bosque, tamiza la luz y el aire” 18. Entre las líneas, el
blanco estremecedor de la nieve o el intenso verde del musgo
primaveral. Pero a diferencia del recinto japonés, no se trata de un
completo vacío. El patio está habitado por árboles. De la misma
manera que Bryggman en la escalinata a su Capilla mantiene un
árbol, anunciándonos lo que pasará dentro, aquí el bosque no se
18. José Manuel López Pelaez, “Cruces: La
detiene y se introduce en el acceso. El propio campanario exento se Capilla de los Siren en Otaniemi”, en AAVV:
formaliza como árboles esencializados. Como señala José Manuel Capilla de Otaniemi: Heikki & Kaija Siren,
López Peláez el campanario que Sigurd Lewerentz había proyectado p.17.

Un Altar en la Naturaleza. La Capilla del Bosque de Heikki y Kaija Siren, 1957 | 227
en 1943 para el Cementerio de Mälmo, a modo de prisma pétreo,
perforado por el aire y coronado por una cruz, pudo también
inspirar a los Siren, cuya construcción aquí se alía con la celosía de
troncos del cierre 19.
Dentro del patio, el musgo, cuando no la nieve, nos oculta
parcial o completamente la ortogonalidad del pavimento de ese
espacio. El acceso debía resultar acogedor y a la vez expresar un
cierto carácter místico. La fuerte pendiente de la cubierta provoca
una interesante sensación de ilusionismo, como sucedía también
en la mencionada vivienda de Aalto, pero la disposición diagonal
de leñoso campanario ayuda a definir la entrada, comprimiendo el
espacio que dirige hacia la puerta (Fig. 8).
Así, los Siren emplearon pequeñas dimensiones en el acceso,
8  Capilla de Otaniemi. Acceso al atrio y
resuelto con gran sencillez, para contener los servicios del culto.
cierre permeable. [WALDEN, Russell: Finnish
Harvest]
Debía haber una progresión espacial en forma y luz, desde el
vestíbulo bajo hasta la nave alta de la capilla. Los arquitectos
pusieron el acento en ese aspecto:
“El edificio consta de una secuencia centralizada de estancias
empezando por el antepatio, parcialmente cerrado, continúa
por un vestíbulo bajo hacia la capilla, cuya altura aumenta
abruptamente y termina en un altar hecho de un plano de
vidrio. La vista de la naturaleza constituye el punto de partida del
proyecto […] En vez de la ornamentación habitual, esta capilla
contiene a modo de altar una roca arbolada cuyos colores varían
según la época del año, con una cruz que se erige encima” 20.
Para hacer esto posible, el patio, todavía permeable, pone en
situación a los fieles. El pórtico, en sombra, protege a las personas
y provoca su silencio. Las dirige en cierta penumbra por el vestíbulo
bajo y acogedor, de 2,30 m de altura, hasta irrumpir en la luminosa
capilla. La cubierta baja afiladamente a lo largo de la nave, hasta
la pared de vidrio del altar. Posicionaron el lucernario vertical
19. Ibídem, p. 22. orientado al sur, de manera que la luz se encauza desde lo alto e
20. Heikki & Kaija Siren, Arkkitehti, 6, 7,
ilumina de manera uniforme a las personas sentadas. Lo hace con
1958. Cit. en Marja-Riita Norri, “Una capilla un material traslúcido, de sombras verticales, que homogeneíza
en el abrazo de la Naturaleza” en Capilla de la luz y confiere a la capilla un cierto carácter humilde y casi un
Otaniemi. Heikki & Kaija Siren, p. 33. aspecto fabril. No permite la visión; los rayos se filtran a través de

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9  Interior de la Capilla. [VVAA, Capilla de
Otaniemi: Heikki & Kaija Siren/ WALDEN,
Russell: Finnish Harvest]

él y la luz resbala por la cubierta de madera, los paños de ladrillo


y el suelo, también rojizo. Las delgadas cerchas, trianguladas por
cables, añaden un delicado ritmo a la nave que es potenciado
por pequeños focos encajados en los extremos inferiores de los
pendolones. Una ventana lateral, que ilumina los espacios de
servicio situados en continuidad con la nave, introduce la luz de
la tarde, tamizada por los árboles cercanos. Todos los elementos
han sido dibujados como siluetas, como líneas y superficies que se
materializan en metal y vidrio, para evitar cualquier distracción.
Su ubicación ha sido estratégicamente estudiada, persiguiendo el

Un Altar en la Naturaleza. La Capilla del Bosque de Heikki y Kaija Siren, 1957 | 229
mismo fin. El frente de la cabecera se divide en cinco fragmentos
iguales; solo uno ciego, a la derecha, que se corresponde con la
entrada al templo y se prolonga hacia el exterior. De los cuatro
vanos en que se divide el paño de vidrio, el atril ocupa el primero,
y el baptisterio el cuarto. El Altar se sitúa ante el segundo vano,
despejándose al completo el centro geométrico del retablo, que
muestra la naturaleza, libre de cualquier obstáculo. La comunidad
se sienta manteniendo siempre la atención en el bosque. Aquí,
la Cruz se sitúa tras el Altar, en el exterior, a una distancia que
prolonga intensamente el espacio de oración hacia el bosque y
consigue que este forme parte de la capilla. Su meditada posición
no obedece únicamente a cuestiones simbólicas, sino también
perceptivas: lo primero que observa el visitante, al acceder a la
nave, es la cruz ocupando el vano central. Una cruz desnuda,
realizada con perfiles laminados pintados de blanco, que comulga
con la nieve habitual en el invierno finlandés y se metamorfosea
con el bosque perenne. Luminosa y liviana abraza a los fieles en
el reposo, al final del recorrido. Como señala José Manuel López
Pelaez, Lewerentz, en la iglesia de San Pedro de Klippan (1963-
1967), delimitó el altar con una delgada barandilla y dispuso en
su interior una cruz sencilla resuelta en continuidad con el cierre,
en un lateral del altar. Así definía el carácter sagrado de la zona
acotada. Los Siren emplearon también una barandilla ligera para
demarcar el altar, solo elevado dos peldaños del nivel horizontal
general; sin embargo la cruz se sitúa tras él, detrás del plano de
vidrio que, en principio, parecía delimitarlo. De esta manera, el
recinto sagrado queda ampliado, pasando más allá del cristal,
y abarcando el espacio exterior que preside esa cruz etérea; el
territorio espiritual, limitado sutilmente por un lado, se difumina
en el bosque y se entremezcla poéticamente con los árboles. El
lema con el que se habían presentado al concurso, Altair, señalaba
perfectamente la esencia de la propuesta. Si Bryggman había
hecho del bosque una “nave lateral” para su capilla, los Siren
habían construido, literal y metafóricamente hablando, un Altar en
la Naturaleza (Fig.9).

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4. Otros altares en la naturaleza. Homenajes diversos
Mostrar directamente la naturaleza en el altar, se lo había planteado
Lewerentz, con anterioridad, como muestra otro de sus croquis para
la capilla de Djürsholm, de 1933, sin llegar a materializarse. Sí
lo harán, más tarde, algunos templos de Tadao Ando, como su
Capilla sobre el Agua (Tomanu, Japón, 1988), entendiendo la
relación entre hombre y naturaleza dentro de las mismas claves
racionalistas que los Siren. Su obra, claramente influenciada por
los finlandeses, emplea sin embargo la artificialidad y amplitud del
paisaje mostrado, para generar un gran impacto visual que ayuda
a representar la dicotomía entre lo limitado y lo infinito. Por ello, a
pesar de su innegable inspiración en el proyecto finlandés, se aleja
del carácter intimista que caracteriza a la Capilla del Bosque, a
favor de una mayor monumentalidad.
Nuevos proyectos se inspiran en el proyecto finlandés. Así, por
ejemplo, la capilla que realiza Jamieson MacCormac en 1990, en
la residencia universitaria Fitzwilliam (Cambridge, Inglaterra), o el
Templo Budista de Kyoto, creado por Takashi Yamaguchi en el año
2000, emplean la naturaleza como retablo
En el año 2008 tuvimos la oportunidad de rendir un personal 10  Ermita de Gracias. Casasola de
Arión, 2008 [Andrés Jiménez Sanz y Nieves
homenaje a la capilla admirada. Una modesta ermita en Casasola
Fernández Villalobos]
de Arión (Valladolid), con voluntad escultórica y simbólica, abre su
altar a la naturaleza para encontrar en su entorno una fuente de
meditación. Tras la cruz, en el paño de vidrio, el altar muestra los
campos labrados por los lugareños. La visión del paisaje abierto, de
lejano horizonte, si bien opuesto a la proximidad del nórdico retablo
boscoso, pretende también arraigarse al lugar y sus habitantes, y
disolver los límites entre lo natural y lo sagrado (Fig.10).
A pesar de la inspiración común de estos proyectos, la cualidad
espacial es sustancialmente diferente. Los Siren no enmarcan la
naturaleza. La línea divisoria se desvanece: el espacio exterior y el
interior se unifican simbólicamente. Capilla y Bosque, en un vínculo
idílico, se convierten en Otaniemi en el lugar perfecto para el ritual
y la contemplación, y en un didáctico ejemplo que suscita siempre
admiraciones y referencias.

Un Altar en la Naturaleza. La Capilla del Bosque de Heikki y Kaija Siren, 1957 | 231
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ISBN 978-84-617-3470-2

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EMBAJADA DE NORUEGA

DEPARTAMENTO DE TEORíA DE LA ARQUITECTURA Y PROYECTOS ARQUITECTÓNICOS


ESC UELA TÉCNICA SU PERIOR DE ARQUITECTURA
UNIVERSIDAD DE VALLADOLID

COLABORA:

Fundación
Princesa Kristina
de Noruega

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