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La Vivienda Rural Venezolana en la Dimensión


de la Sostenibilidad.

Book · November 2015

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3 authors, including:

Wilver Contreras
University of the Andes (Venezuela)
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Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

LA VIVIENDA RURAL
VENEZOLANA
EN LA DIMENSIÓN DE LA
SOSTENIBILIDAD

Wilver Contreras Miranda


Mary Elena Owen de Contreras
Axel Atilio Contreras Owen
0. La Vivienda Rural en Venezuela desde la
Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

LA VIVIENDA RURAL VENEZOLANA


EN LA DIMENSIÓN DE LA
SOSTENIBILIDAD

Wilver Contreras Miranda


Mary Elena Owen de Contreras
Axel Atilio Contreras Owen

1. La Vivienda Rural en Venezuela desde la


Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA


Universidad de Los Andes
Facultad de Ciencias Forestales y Ambientales
Facultad de Arquitectura y Diseño
Laboratorio de Sostenibilidad y Ecodiseño
Centro de Investigaciones de la Vivienda y el Hábitat

LA VIVIENDA RURAL VENEZOLANA


EN LA DIMENSIÓN DE LA
SOSTENIBILIDAD

Wilver Contreras Miranda


Mary Elena Owen de Contreras
Axel Atilio Contreras Owen

Mérida, Venezuela, 2015

2. La Vivienda Rural en Venezuela desde la


Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

Dedicatoria:

A la Arq. MSc. Nory Pereira Colls, gran mujer,


que junto con al Arq. MSc. Juan Borges Ramos,
Geo. MSc. Elías Méndez Vergara y Dr. Juan Carlos Rivero Ballestero,
Maestros ejemplos ciudadanos, académicos y son parte de los
cimientos de la grandeza del proyecto histórico más trascendental
desarrollado en los Andes venezolanos, la Universidad de Los Andes;
y por Malariología, a la infinidad de hombres y mujeres que
como el Ing. Aníbal Rivas la Cruz, ex Adjunto División Nacional de Vivienda
Rural, cumplieron con su deber de forjar en el campo venezolano,
mejores condiciones de vida rodeados siempre de esperanza...

3. La Vivienda Rural en Venezuela desde la


Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

Agradecimientos:

Al altísimo, omnipotente y buen Señor y la Virgen María;


Dr. Sari Ramón Mohali Castillo, Director del CEFAP-FCFA-ULA;
Ing. MSc. Darío Antonio Garay Jerez,
Decano Facultad de Ciencias Forestales y Ambientales;
Dr. Argimiro Castillo Gandica,
Decano de Facultad de Arquitectura y Diseño;
Lic. José Humberto Prieto Contreras, hombre probo y amigo,
quien aportó la representación gráfica
de los proyectos realizados para el medio rural del estado Barinas.

4. La Vivienda Rural en Venezuela desde la


Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

Ofrecimiento institucional:

El presente libro,
La Vivienda Rural Venezolana en la Dimensión de la Sostenibilidad,
ofrece a todas aquellas personas interesadas o que lo han adquirido,
los proyectos de arquitectura e ingeniería del diseño del pórtico estructural de
un piso y dos pisos manufacturados con madera rolliza, aserrada o bambú-
guadua, del cual se derivan las propuestas constructivas de tres modelos de
viviendas, escuela de agroforestería, campamento rural socio productivo,
escuela primaria, iglesia, paradas viales, bohío y vaqueras, que entre otras
infraestructuras, incluye el diseño de un biodigestor, en el contexto del medio
rural del estado Barinas, Venezuela. En virtud de lo pesado de la cantidad de
archivos pdf de los planos digitalizados de los proyectos, y la imposibilidad de su
inclusión en el formato del libro digital, pueden dirigir su solicitud a la dirección
electrónica del Laboratorio de Sostenibilidad y Ecodiseño de la Universidad de
Los Andes, Venezuela: labsostenibilidadyecodiseno@gmail.com

5. La Vivienda Rural en Venezuela desde la


Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

Título: La Vivienda Rural Venezolana en la Dimensión de la Sostenibilidad.

Reservados todos los derechos.


Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra
en cualquier medio de impresión electrónico o tipográfico,
sin la autorización por escrito de los autores.

© 2015, Wilver Contreras Miranda,


Mary Elena Owen de Contreras y
Axel Atilio Contreras Owen.

©Laboratorio de Sostenibilidad y Ecodiseño.


Centro de Estudios Forestales y Ambientales de Postgrado (CEFAP) y
Laboratorio Nacional de Productos Forestales (LNPF).
Universidad de Los Andes. Mérida, Venezuela.

Hecho el Depósito de Ley de Registro Nº lf23720157201884;


ISBN: 978-980-11-1801-5
Diseño de cubierta y diagramación interna: Jesús de Luzam.

6. La Vivienda Rural en Venezuela desde la


Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

ÍNDICE
ÍNDICE 7
RESUMEN 11
ABORDAJE 13
LA NECESIDAD Y EL SER EN EL ACTO ARQUITECTÓNICO DE LA VIVIENDA.
TRAZA CONSTRUCTIVA DE RAZAS EN EL TIEMPO 17
ADVENIMIENTO DEL HECHO ARQUITECTÓNICO EN LA VIVIENDA
INDÍGENA VENEZOLANA 25
Arquitectura indígena sobre aguas remansas y territorio insular 30
Arquitectura indígena en selva y planicies de Guayana y Sierra de
Perijá. 32
Arquitectura indígena en los llanos y planicies de la Guajira
venezolana. 36
Arquitectura indígena en territorio de montaña venezolana. 38
Sistemas constructivos protagonistas de la tectónica de viviendas
aborígenes en territorio venezolano. 41
El Bahareque. 41
La Piedra. 44
LA CONQUISTA, MEZCLA DE RAZAS Y CONSOLIDACIÓN DEL HECHO
ARQUITECTÓNICO EN LA VENEZUELA RURAL DESDE EL SIGLO XVI A
PRINCIPIOS DEL SIGLO XX 53
Encuentro de dos mundos, dominación y construcción de una nueva
sociedad, ciudades y viviendas. 53
Sistemas constructivos europeos, protagonistas de la tectónica de
viviendas coloniales y modernas en territorio venezolano. 65
Mampostería estructural de adobes hechos con tierra y
estabilizada con material vegetal. 68
Muros estructurales en tapia o tierra apisonada. 74
Mampostería estructural de ladrillos de arcilla horneada. 80
Mampostería estructural con materiales pétreos naturales. 85
Sistemas estructurales entramados de madera con materiales
de tierra y pétreos naturales. 90
LA VIVIENDA RURAL EN LA VENEZUELA PETROLERA DEL SIGLO XX Y EN
EL UMBRAL DEL SIGLO XXI 99
Las casonas de haciendas de café. 103
Las casonas de haciendas de cacao. 104
Las casonas de haciendas de caña de azúcar. 104
Las casonas en los hatos de Llano Alto. 105
Las casonas en los hatos de Llano Bajo. 105
Las casonas y casas interconectadas a la actividad agrícola
horticultura y tubérculos de piso alto. 106
Las casas interconectadas a la actividad agrícola de tubérculos y
horticultura de piso bajo. 107
La casa tradicional campesina aislada en predios del conuco. 108
La Vivienda Rural en el Contexto Social, Político, Urbanístico y

7. La Vivienda Rural en Venezuela desde la


Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

Arquitectónico de la Planificación y la Gestión. 112


La vivienda como construcción social. 115

Marco Institucional de Política de Vivienda del Estado Venezolano desde


principios del siglo XX y su proyección al ámbito rural. 117
Momento de arranque y acción estratégica nacional con visión de
futuro (1928-1945). 120
Momento de construcción masiva y nuevas tecnologías (1945-
1958). 126
Momento de consolidación e institucionalización del desarrollo
habitacional y organización del sector de la construcción (1958-
1974). 135
Momento de la integración urbanística, consolidación de barrios y
de financiamiento de viviendas (1974-1998). 149
Momento de reestructuración (1999-2003). 164
Momento de apertura a las Misiones Sociales, la Misión Vivienda
Venezuela y Gran Misión Vivienda Venezuela (2004-2015). 167
ONU-HÁBITAT. 175
Banco Mundial (BM). 176
Banco Interamericano de Desarrollo (BID). 177
Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA). 178
Proyecto de Desarrollo de Comunidades Rurales Pobres
(PRODECOP), Venezuela. 179
El Fondo de Ahorro Voluntario para la Vivienda (FAOV). 184
Banco Nacional de Vivienda y Hábitat (BANAVIH). 185
La Inmobiliaria Nacional, Plan 0800MIHOGAR. 187
Servicio Autónomo de Vivienda Rural (SAVIR). 188
Viviendas Dignas en el Medio Rural (VIDMER). 189
Fondo de Compensación Interterritorial del Consejo Federal
de Gobierno (CFG). 193
Proyección de las acciones estratégicas de la Gran Misión Vivienda
Venezuela. 194
Tipologías urbanísticas y arquitectónicas. 201
Tipologías constructivas. 205
Programas masivos de viviendas de interés social y desarrollo urbano y
rural. 210
Programa masivo de viviendas populares y de desarrollo progresivo. 210
Programa de rehabilitación de urbanizaciones populares y
mejoramiento de viviendas en espacios urbanos. 211
Programa de nuevos urbanismos. 212
Programa de atención a los más débiles: los pobladores de la calle. 212
Programa de Sustitución de Rancho por Vivienda (SUVI). 213
Programa de abordaje a la vivienda rural. 214
Propuesta de creación del Programa Nacional de Ecoinnovación y
Normalización de Nuevos Materiales y Sistemas Constructivos de la
Vivienda Rural en Poblaciones Tradicionales e Indígenas. 217

8. La Vivienda Rural en Venezuela desde la


Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

APERTURA PARA LA VIVIENDA RURAL SOSTENIBLE EN VENEZUELA.


PROPUESTA DE ARQUITECTURA CON MADERA Y GRAMÍNEAS EN EL
ESTADO BARINAS. 220
Sistema estructural. 223
Sistema de cerramientos. 224
Sistema de instalaciones. 225
Diseño arquitectónico de la vivienda rural de una planta, Modelo
Caparo, para el ámbito rural del estado Barinas. 235
Diseño arquitectónico de la vivienda rural de dos plantas, Modelo
Barinas, para el ámbito rural del estado Barinas. 238
Diseño arquitectónico de la vivienda rural, Modelo Santo
Domingo, conformada por un módulo de servicios de una planta y
módulo social-dormitorios de dos plantas, para el ámbito rural del
estado Barinas. 241
REFLEXIÓN FINAL 245
BIBLIOGRAFÍA 250
RESUMEN CURRICULUM VITAE DE LOS AUTORES 261

9. La Vivienda Rural en Venezuela desde la


Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

10. La Vivienda Rural en Venezuela desde la


Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

LA VIVIENDA RURAL VENEZOLANA EN LA


DIMENSIÓN DE LA SOSTENIBILIDAD
WILVER CONTRERAS MIRANDA,
MARY ELENA OWEN DE CONTRERAS y AXEL ATILIO CONTRERAS OWEN
UNIVERSIDAD DE LOS ANDES
Facultad de Ciencias Forestales y Ambientales (FCFA),
Facultad de Arquitectura y Diseño (FAD)
Laboratorio de Sostenibilidad y Ecodiseño CEFAP/LNPF-FCFA: ULA-UPV
Centro de Investigaciones de la Vivienda y el Hábitat (CIVHA-FAD)
E-mail: labsostenibilidadyecodiseno@gmail.com

RESUMEN

La Vivienda Rural Venezolana en la Dimensión de la Sostenibilidad, es la trasiega


y clara manifestación técnico-humanista de una preocupación solidaria, de
conciencia ciudadana y universitaria de los autores, por abordar la compleja
temática de las políticas, planes, programas y proyectos que se han
desarrollado en materia de vivienda rural en Venezuela, desde sus tiempos
primigenios y coloniales, hasta los distintos periodos históricos republicanos,
mayormente acontecidos en el siglo XX y en el umbral del siglo XXI. Es
pensamiento analítico y reflexivo, con visión pragmática y poética del acontecer
de las diversas trazas y data de tiempo en materia de urbanismo, arquitectura,
paisajismo y tecnología, aplicadas a las viviendas desarrolladas sobre los
diversos ecosistemas del amplio territorio nacional; es documento para exponer
propuestas estrategias para su abordaje político; es aplicación de conceptos de
la arquitectura sostenible y del sincretismo tecnológico, en el contexto del
desarrollo sostenible, que se concretan en el diseño de tres proyectos de
viviendas rurales para el medio rural llanero del estado Barinas, siendo
viviendas que arquitectónicamente se interrelacionan con lo social y cultura de
las formas de vida del campo barines, económicamente accesibles, apropiable
su concepción y sistema estructural, para establecer pequeñas empresas
constructoras y, ambientalmente, respetuosas con las posibilidades ciertas de
que sean vitrinas de promoción para establecer plantaciones forestales de
especies maderables y gramíneas, tecnologías alternativas energéticas y de
nuevos materiales. Es trabajo humilde, sincero de cuestionamiento, pero
trascendental en su manera de abordaje.

Palabras clave: Venezuela, vivienda rural, tecnología de construcción


alternativa, políticas de vivienda, planificación y gestión, desarrollo.

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Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

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Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

ABORDAJE

Definir el título de la Vivienda Rural Venezolana en la Dimensión


de la Sostenibilidad, no ha pretendido abordar la totalidad de los
principios sociales económicos y ambientales del desarrollo
sostenible, sino que los ha articulado en la medida en que se fue
generando la traza estructurada del presente discurso técnico e
histórico que, envuelto en la doctrina del humanístico, aporta una
nueva visión para entender el problema de la vivienda rural en
Venezuela.

Si a esto le sumamos que, el desarrollo sostenible no es sólo


principios conceptuales y reflexivos que procuran mantener la
continuidad del accionar antrópico en el planeta Tierra, sino que
éste, tiene piso físico en el territorio de vida de las sociedades de
las naciones del mundo y, que en el caso de Venezuela, es diverso
en ecosistemas y pobladores de etnias indígenas, así como del
crisol de razas que se fusionaron en el periodo colonial y los
diversos periodos republicanos que nos han traído a la República
Bolivariana de Venezuela; que es la dimensión espiritual de los
ciudadanos venezolanos la que en verdad, en un pacto histórico,
podrá sacar al país de la incertidumbre y crisis que siempre, desde
1830, han impedido alcanzar la nación soberana, próspera y feliz
que todos nos merecemos, sin mirar a otros horizontes patrios,
para alcanzar ese deseo que se torna generalizado en la
actualidad.

Conscientes de cómo la vivienda rural debe ser planificada,


diseñada y construida a partir de los lineamientos que dictaminen
los gestores de las políticas de vivienda del país, pero éstos no

13. La Vivienda Rural en Venezuela desde la


Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

deben obviar los principios del desarrollo sostenible, la ecología


urbana, la ecología industrial, la arquitectura sostenible y las
estrategias para establecer el sincretismo tecnológico en el ámbito
nacional. De lo macro a lo más pequeño, a lo local y endógeno, a
la organización y participación comunitaria éticamente
comprometida por aumentar y consolidar la calidad de los
sistemas productivos, la pertinencia, orgullo y deseo de vivir del
hombre en el campo.

Así, se conformó la estructura del proyecto-manuscrito de la


Vivienda Rural Venezolana en la Dimensión de la Sostenibilidad,
solapando uno a uno los diversos apartados que lo conforman: La
necesidad y el ser en el acto arquitectónico de la vivienda. Traza
constructiva de razas en el tiempo; Advenimiento del hecho
arquitectónico en la vivienda indígena venezolana; Conquista,
mezcla de razas y consolidación del hecho arquitectónico en la
Venezuela rural, desde el siglo XVI a principios del siglo XX; La
vivienda rural en la Venezuela petrolera del siglo XX y en el umbral
del siglo XXI; Apertura para la vivienda rural sostenible en
Venezuela. Propuesta de proyectos de arquitectura con madera y
gramíneas en el estado Barinas. De esta última, se presenta en el
anexo del documento escrito, sólo las láminas explicativas del
diseño del pórtico estructural de un piso y dos pisos
manufacturados con madera rolliza, aserrada o bambú-guadua,
del cual se derivan las propuestas constructivas de tres modelos
de viviendas, escuela agro técnica, escuela primaria, iglesia,
paradas viales y vaqueras, que entre otras infraestructuras,
incluye el diseño de un biodigestor. Para quienes estén
interesados en adquirir los planos digitalizados en pdf de los
proyectos, pueden dirigir su solicitud a la dirección electrónica del
Laboratorio de Sostenibilidad y Ecodiseño.

14. La Vivienda Rural en Venezuela desde la


Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

Ha sido una ardua y concienzuda labor que se deriva de la


compleja búsqueda de los hechos históricos y del análisis de los
múltiples esfuerzos institucionales protagonizados por el Estado
venezolano, otras instituciones no gubernamentales y personas en
los diversos periodos de su historia que han procurado construir
viviendas rurales, para finalmente, abrir la puerta de las
propuestas pragmáticas del diseño arquitectónico y estructural de
viviendas rurales desarrolladas en el marco de la arquitectura
sostenible y la promoción del sincretismo tecnológico para el
ámbito rural del estado Barinas.

Fue el resultado de tomar en cuenta las opiniones consensuadas


de personas que habitan esta región donde se desenvuelven
cotidianamente, ciudadanos nativos y provenientes de otras
tierras aledañas y fronteras nacionales, con una sola intención,
habitar todos prósperos, felices y en armonía con el desarrollo
agropecuario e industrial, que cada día genera cambios en el
medio natural barines, el de las dos épocas de invierno y verano,
que lo hacen territorio difícil para la vida humana. Son razones
suficientes para realizar e incorporar al presente trabajo, una
manera de concebir de manera consensuada y participativa entre
los proyectistas y sus pobladores beneficiarios, el diseño de
viviendas rurales más humanizadas, tecnológicamente sostenible,
prefabricadas y con posibilidades ciertas de ser apropiadas en su
ideario, contextualizadas en el concepto del sincretismo
tecnológico y acompañadas por un compendio de proyectos de
arquitectura e ingeniería de edificaciones socio productivas,
religiosa y educativa para los llanos barineses, que armonizan con
su forma de vida vernácula y su paisaje natural, la mirada
profunda y reflexiva del hombre llanero; el paso de las garzas
blancas sobre el costillar de ganado; el apreciar desde los anchos

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Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

corredores la amplia llanura tejida de grandes ríos y extensiones


de pastos y los imponentes perfiles de las altas montañas andinas;
con acciones de conservación de los relictos de bosques, la
siembra de plantaciones forestales, cultivos de frutales y
hortalizas; sin dejar de admirar la creación diversa en artesanías
que se hacen bajo el techo de las humildes casas campesinas de
bahareque y techos de zinc, que luego del uso del concreto y
acero con bloques de cemento se ha dado paso a la modernidad,
aún persistiendo los bohíos y caneyes para la tarde exhausta de las
duras faenas del labriego en su forja matutina, exponentes dignos
con sus tonadas y cantos recios de la cultura llanera occidental del
país.

Al final de la jornada, prevalece el orgullo de contribuir a seguir


sedimentando las bases históricas de la institucionalidad de la
Universidad de Los Andes, como espacio generador y de desarrollo
del conocimiento humanístico, científico y tecnológico para
engrandecer la Patria, esa que nuestros libertadores, desde las
alturas de la dimensión de la eternidad, no han podido reconocer
en su desdibujada imagen actual por la cual lucharon con sus
sables libertarios y conciencia de ciudadanos de grandeza
trascendental. Aún así, vencerá la esperanza de trasegar la
dimensión de futuro por hacer posible la construcción de la
Venezuela por todos soñada.

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Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

LA NECESIDAD Y EL SER EN EL ACTO ARQUITECTÓNICO


DE LA VIVIENDA. TRAZA CONSTRUCTIVA DE RAZAS EN
EL TIEMPO

El hombre ha sido el mejor trazo histórico de la creación del buen


Señor Dios, a quienes todos miramos al cielo entre el amor,
respeto, admiración y temor. Según Charles Darwin (1859; 1871),
primer transgresor de las teorías divinas de la creación con sus
obras El Origen de las Especies y el Origen del Hombre, así como
de otros posteriores hallazgos en el siglo XX que han tratado de
esclarecer algunas dudas del proceso evolutivo del hombre, las
nuevas modificaciones de clasificación existente de los diferentes
eslabones que une a los primates antropoides con el hombre
moderno, ha sido y es, tema de continua reflexión y búsqueda del
trazó de la evolución del hombre por millones de años.

La prehistoria como periodo cronológico de la Humanidad, que va


desde la aparición del ser humano hasta los primeros textos
escritos (El Pequeño Larousse, 2004), aún guarda muchos secretos
y respuestas de la manera en que el hombre fue encontrando
respuestas a las grandes necesidades o problemas que se le iban
suscitando con el devenir cotidiano del día a día de la
supervivencia misma y largo andar por vastos territorios
acechantes en amenazas naturales, animales feroces y
enfermedades, es decir, el procurar alimento, vestimenta, ropaje y
protección para dormir las largas noches del Paleolítico (2,5
millones de años antes de Cristo) al Neolítico (10 mil años antes de
Cristo).

Y es que, uno de los pasos históricos trascendentales del diseño en


la prehistoria, como respuesta a la resolución de necesidades, es

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Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

cuando el género Homo surgido hace unos dos millones de años, y


al que pertenecemos, representado por la especie Homo habilis,
llamado así por su habilidad, tuvo la capacidad de fabricar las
primeras herramientas de piedra tallada (Historia Universal, 2004).
Posteriormente, la especie del Homo erectus (Paleolítico inferior),
habitante de la sabana y lugares cercanos a ríos, recolector y
carroñero, aumentó el proceso de innovación con la construcción
de variedad de instrumentos machacadores y bifaces, que unidos
a trozos de madera logra crear el hacha y la lanza que le
permitirían abatir a los grandes animales caídos en sus trampas.
Así, pasan más de un millón y medio de años hasta llegar, en el
proceso evolutivo del hombre, al Homo sapiens sapiens
(Paleolítico superior), quien logra establecerse en tribus y aldeas
desarrollando una mayor variedad de instrumentos, alcanzando el
diseño y construcción de la primera flecha y arco con puntas de
piedra afilada (Atlas Histórico, 2001).

En este sentido, ya Ettore Sottsass, el gran filósofo italiano del


diseño industrial y gestor del Grupo Memphis, exponía algunos
conceptos sobre el acto creativo del diseño del hombre
prehistórico, cuando en sus tratados y diseños industriales
arrebató a las formas geométricas el rigor intelectual (matemático
si se quiere) y le devolvió su significado primitivo como símbolos
(Anderson, 2014).

Ese contexto también permite reflexionar sobre cuál fue el


proceso creativo grabado en la memoria del tiempo de la
evolución del hombre prehistórico, y posteriormente, poder
reflexionar de cuál fue el proceso de meditación y de
cuestionamiento técnico que le permitió al hombre prehistórico
Homo sapiens sapiens que deambulaba en el tiempo de miles de

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Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

años por los territorios de las sabanas y selvas de África, las


mesetas y montañas de Europa, Asia y parte de América, el poder
llegar a encontrarse y entender que una cuerda cruda y seca de
lianas vegetales, amarradas a un trozo de madera tensada y curva,
con otro trozo de madera colocada de forma perpendicular a ésta,
generaría en estado de mayor tensión, un lanzamiento con fuerza
capaz de matar un animal para su supervivencia. Salto histórico
del avance de la razón, la creación, la innovación y la técnica. Un
gran salto para el hombre sobreponiéndose y demostrando que de
toda gran necesidad, surge el espíritu de la creación.

En que, parte del tiempo de la génesis del hombre prehistórico, se


fusiona el raciocinio del Ser como principio activo y radical
constitutivo de las cosas. Sólo la especulación imaginativa es quién
podrá abordarla. Según Heidegger en su obra Ser y Tiempo,
traducido por Rivera (2001) y citado por Rodríguez (2007), en
íntima conexión con el Ser del hombre, es en éste, al cual él
denomina por su modo de ser Da-sein (Ser-ahí), en donde habrá
de averiguarse su esencia. El hombre es un Ente distinguido al que
le compete no sólo soportar y comprender la potencia de su
propio ser, sino también la del Ser de los otros Entes que no son él.
Por ello, Puentes (2007), expone que el Ser es lo más íntimo del
Ente.

Se debe entender al Ente como aquello que es o existe,


coincidiendo con lo definido por Santo Tomás de Aquino (2002)
quien caracteriza al Ente como “lo que tiene Ser”. El Ser es la
actualidad de las cosas, aún de las mismas formas o esencias. La
existencia es trascendencia, porque en su trascender el hombre
existente sobrepasa siempre ya al Ente en dirección al Ser, en
dirección a su Ser propio, al mundo y al Ser de los restantes entes.

19. La Vivienda Rural en Venezuela desde la


Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

Por su parte Puentes (2007), expone que el concepto de Ente esta


fuera de todo género, no puede ser definido, es un concepto, que,
por ello, se denomina trascendental.

De ahí, que se pueda cuestionar a modo de reflexión de cuál fue el


proceso creativo que quedó grabado en la memoria del tiempo,
cuando ese hombre prehistórico Homo sapiens sapiens, como
Ente y en su esencia como Ser, deja de ser nómada, deja la cueva y
construye su primera choza o cabaña, se agrupa en tribu, para
cultivar, criar animales y forjar pueblos con creencias, religiones,
mitos, leyendas, símbolos, sentido de pertenencia y pertinencia al
lugar, y mira otros límites territoriales para la confrontación, la
conquista y la conformación de las tres grandes civilizaciones
fluviales del oriente y de la historia, en el Valle del Tigris –
Eufrates, en el Valle del Nilo y en el Valle del Indo. Esa es la parte
de la historia que nos descontextualiza con el ámbito global del
territorio de América. La historia para este inmenso territorio,
empieza el 12 de Octubre de 1492, con el encuentro entre dos
mundos, y posteriormente la sobreposición mediante métodos de
barbarie del mundo español sobre el amerindio, con la llegada
extraviada del Almirante Cristóbal Colón, a su Cipango (actual
Japón), cuando en verdad puso pie sobre las blancas arenas de la
isla de Guanahani y rebautizada como San Salvador.

Y es que el siglo XV fue el siglo de los descubrimientos hasta el


siglo XVIII, periodo de mayor expansión europea, siendo los
principales protagonistas los españoles y los portugueses. En
vísperas de esos acontecimientos, el continente americano
presentaba una gran variedad de pueblos y culturas de muy
diverso nivel tecnológico. En muchas áreas la agricultura era
desconocida y la vida humana se basaba en la caza, la pesca y la

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Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

recolección, caso de las etnias caribe y arawak (arawacos), en


Venezuela. En otros territorios, en cambio, se habían forjado
culturas dotadas de un elevado desarrollo cultural, astronómico y
tecnológico; Los imperios Azteca en México e Inca en los Andes,
así como la antaño floreciente civilización Maya del Yucatán,
constituyen ejemplo de ello (Morón et al., 1976; Historia
Universal, 2004; Atlas Histórico, 2001).

Por su parte, la sociedad europea, en especial la española, no


estaba preparada para el abordaje de tantas noticias, relatos,
leyendas, mitos, símbolos, alimentos, personajes, amores y
frustraciones, riquezas transformadas en expoliación, muertes,
esperanzas y desesperanzas. Por ello, Oviedo y Baños (2004),
exponen que, si alguna imagen tuvo por fin Europa del Nuevo
Mundo, no fue exactamente la imagen que ella había soñado o
“inventado”: fue la que construyeron, de modo interesado, los
viajeros y los colonizadores. Entre todos tejieron versiones y
discursos que tendían a ir abriendo brechas en la ignorancia y la
indiferencia de la cultura española respecto a lo encontrado en
América.

Así, se construyó Latinoamérica, que después de quinientos años,


sobre hechos y verdades en el campo del humanismo, la ciencia y
tecnología, es lo que devino en una gama amplísima de formas
nuevas de forjar territorios urbanizados y conquistar los naturales,
la fusión de los elementos prehispánicos con las nuevas formas de
construir las edificaciones de ciudades y pueblos, las casas aisladas
en los parajes naturales de las naciones que se consolidaron
después de la lucha independentista del siglo XIX.

El laberinto del tiempo abrió a los constructores de la nueva


América, con sus implantes y fusiones arquitectónicas y

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Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

tecnologías constructivas, la conciencia y permanencia en el


tiempo del valor de la existencia de lo ya construido y afianzado
en cada cultura amerindia, la forma más pura de tipologías en
cada una de sus viviendas urbanas y rurales. El único relicto de
permanencia del hecho constructivo y arquitectónico en más de
quinientos años de lo prehispánico, entre otras menos conocidas,
son Can Chan, Chichen Itza, Teotihuacan, Machu Pichu o
Tiahuanaco y la multiplicidad de viviendas rurales difuminadas por
suelo americano (Figura 1); porque de los grandes templos de
ceremoniales de adoración de las grandes civilizaciones
amerindias, solo quedaron las piedras que sirvieron de basamento
a las grandes catedrales e iglesias de la nueva forma de vivir
implantada en el periodo colonial.

La vivienda rural amerindia con la magia de las formas de sus


techos y sus paredes, sus vanos y texturas, la fragilidad y frescura
de sus coberturas naturales, sus colores blanquecinos y ocres
provenientes de la tierra, abriga sobre la inmensidad de cada
espacio habitable del continente americano, el espíritu indómito
de los pueblos indígenas que se contrapusieron y no doblegaron
su forma de hacer viviendas, entre otros, a la fuerte saga del
colonialismo, la religión católica, la administración y el carácter
posesivo del Imperio Español y la implantación de nuevas formas
de vivir.

El Ser de los entes que conforman cada una de las etnias


amerindias, los habitantes originarios, no se apartaron de su
destino y formas de vivir sencillas en plena armonía con el medio
natural mayormente agreste; La multiplicidad de culturas
constructivas indígenas permanecieron en el fragor de los
tiempos, bien como viviendas agrupadas en centros comunitarios

22. La Vivienda Rural en Venezuela desde la


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o aislados en el medio natural, como espacios familiares


abrigadores y protectores de sueños, esperanzas y de la
naturaleza inmensa e indomable de la América.

Los cielos con sus estrellas, son testigos milenarios de este vestigio
constructivo de la vivienda de los indígenas mixtecas de las
montañas de Oaxaca en México, de los mapuches en la Patagonia
de Chile y Argentina, de los yanomamis en las selvas al sur de
Venezuela o los aimara del Alto Perú, que permanecen vigentes
en las miradas de quienes aún de sus manos hacen surgir el
bahareque, la quincha, los muros de piedra, adobe y tapia o palma
de las casas de los espíritus constructores antepasados
prehispánicos, trasmitidos de generación a generación, y que la
contemporaneidad no ha podido suplantar.

FIGURA 1.
Arquitectura prehispánica
de los imperios Azteca, Maya e Inca,
historia del creativo accionar del
hombre para los tiempos de los
tiempos.

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ADVENIMIENTO DEL HECHO ARQUITECTÓNICO EN LA


VIVIENDA INDÍGENA VENEZOLANA

Donde se registra el tiempo y el primer ser que conformó a los


indígenas originarios y sus veinticuatro distintas etnias, que
construyeron la primera casa en la vasta e inmensa tierra de las
impenetrables selvas, peligrosas y perfiladas montañas andinas y
costeras, amplias sabanas e indomables llanos; y el primer palafito
en el agua entre calmada y turbulenta de lagos, lagunas y ríos, del
territorio de lo que es ahora la República Bolivariana de
Venezuela.

Donde se registra el tiempo del primer tronco que se clavó


verticalmente en la arenosa y arcillosa tierra de los llanos
venezolanos, que con el ritmo visual de la secuencia de otros
troncos, permitieron cerrar con caña amarga y barro, el
endurecido bahareque de los caneyes y bohíos para los largos
días de verano; y que en el duro invierno, con sus plagas y fieros
animales, hacía espantar al indio guajibo, cuiva o yaruro, en
dirección a las rutas de las tierras más altas y dotadas de alimento.
Así, con el blanco español dominador, el ganado y el hato, hicieron
de la trashumancia el cohabitar con el invierno en procura de
pastos en la inmensidad de la llanura, donde sólo el llanero, es el
heredero de la supervivencia en las grandes inmensidades plenas
de pastos, arrabales y arenales blancos de extensos planos
horizontales de multi tonos verdes y ocres, que forman los
vestidos móviles de los grandes y fértiles ríos de cocodrilos, peces
y pirañas.

Donde se registra el tiempo donde los indígenas arawuacos


ubicados principalmente en la región Sur y nor-occidente del país,

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con los indígenas caribes que habitaron fundamentalmente desde


el Estado Yaracuy hasta el Golfo de Paria y parte de Guayana,
hicieron sus chozas similares y eventuales con palos, ramas y hojas
de palma en las costas centrales y orientales de Venezuela
(Figura 2); viviendas frágiles que protegían espíritus aguerridos
como Guaicaipuro, Yaracuy o Manaure. Este gran cacique de los
indios caquetios que poblaron con similares bohíos y chozas los
territorios desde el Estado Falcón hasta las entrañas de los llanos
occidentales, y que en ese recorrer de sembrar la yuca y ñame en
los conucos, en la búsqueda del mejor pescado y caza de animales
para reponer las fuerzas ante el medio inhóspito, dejó la impronta
fenotípica en nuestros actuales rostros. Tiempos donde la lengua
originaria de todas las etnias venezolanas, permanece y ofrece
resistencia al castellano y las formas de vida social ancestral se ven
absorbido cada vez más por la modernidad socio cultural actual.

Donde se registra el tiempo en que los kariñas, pobladores de lo


que es hoy la zona central y Sur de los estados Anzoátegui y
Monagas, así como aisladas áreas del Norte del estado Bolívar en
límites del estado Delta Amacuro, construyeron sus viviendas con
estructura de madera y palma como cobertura de los techos a dos
aguas y bahareque, enclavados en las tierras de arenisca y arcilla
de las amplias mesetas cubiertas de pastizales y chaparros
dispersos; o los guajibos, pobladores localizados en casi toda la
extensión central del estado Apure interconectado de manera
continua al Suroeste del estado Bolívar, cuyas edificaciones tenían
tipología similar a la etnia anterior, bohíos cerrados para la
pernocta y protección nocturna o el bohío techado y abierto a las
brisas de los llanos en las horas diurnas, dispuestos a la reunión
familiar, al chinchorro, a faenas de alimentación y trabajos
artesanales diversos.

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FIGURA 2. Localización actual de las etnias indígenas en territorio de la


República Bolivariana de Venezuela. Fuente: Mier Hoffman (2010).

Donde se registra el tiempo en que los piaroas, maquiritares


(Grupo indígena lingüísticamente ye’kwana) y pemones (Grupo
indígena lingüísticamente caribe) (Figura 3), con sus variantes
formales, hicieron de las gotas de agua la analogía para construir
sus grandes y comunales churuatas densas de palma de moriche,
que escurren con gran ligereza las lluvias de los complejos
ecosistemas y salvajes zonas selváticas o de la Gran Sabana, del
territorio de los estados Amazonas y Bolívar, humedecidas por el
rio Orinoco o el rio Caroní, entre otros. Y más abajo, el Sur de
Venezuela con la frontera del Brasil, donde está el registro del
tiempo de los casi elipsoidales shabonos de un solo techo de
palma de las grandes cabañas comunales de los indígenas
yanomamis, construidas como oasis entre un gran tejido de verdor

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selvático, y abiertas a la planicie deforestada del patio central, al


sol y la luna para sus rituales y vida en sociedad tribal. Murallas
verdes que dan la espalda a los espantos de la selva y el acecho de
fieros animales.

Es un tipo de arquitectura que se consolidó en el devenir de los


tiempos, como elementos tectónicos con significados religiosos,
culturales y mágicos, donde el fuego tribal significa protección de
los espíritus superiores; es arquitectura elaborada según la
influencia, adaptación y respeto al medio ambiente, convivencia
social y seguridad, siendo el territorio y los recursos naturales,
condicionantes de vida para la protección y nivel creativo
conducente al desarrollo de tecnología propia o con influencia de
otras tipologías de etnias cercanas.

FIGURA 2.
Arquitectura de las etnias
indígenas venezolanas
piaroa, maquiritare, pemón y
yanomami integradas al medio
natural.

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Son viviendas indígenas que tienen una clara dependencia de los


recursos que le ofrece su localización en territorio selvático, agua
(rio, lago, laguna), llanura o montaña. Así, se logra establecer una
caracterización del tipo de arquitectura interrelacionada con el
medio ambiente venezolano:

Arquitectura indígena sobre aguas remansas y sobre


territorio insular. Son los palafitos las viviendas de las
tribus añú y warao, de dimensión pequeña, normalmente
unifamiliares, apoyadas sobre pilotes de madera, con
cerramientos de palma seca y elaboradas sobre las aguas
tranquilas de las orillas de buena parte del territorio del
Lago de Maracaibo, Laguna de Sinamaica y Delta del rio
Orinoco.

De acuerdo a Johannes (1987), el pueblo añú es la cuarta


etnia indígena en población de Venezuela, siendo el
significado de la palabra añú “gente de agua” o “gente de
mar”, o también llamados por la etnia vecina wayúu, los
paraujanos “habitantes de la costa del mar”. Son los
habitantes primigenios que divisó Américo Vespucio en la
Laguna de Sinamaica (Municipio Guajira en el Golfo de
Venezuela, originariamente llamado Coquivacoa); desde
esta localización, pasando por Isla de Toas (Municipio
Almirante Padilla) y Santa Rosa de Agua (Municipio
Maracaibo), esta etnia llega a habitar buena parte de la
costa Este del Lago de Maracaibo hasta la desembocadura
del rio Escalante, conformando los denominados pueblos
de agua por su tipología de palafitos (Figura 4). De acuerdo
a Luengo (2005) sus viviendas son estructuras de
apariencia frágil, enclavadas con sus estacas o pilotes sobre

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los cimientos de la
costa del Lago y sus
lagunas, sus aguas
lacustres antes dulces y
ahora salobres;
viviendas resistentes a
los embates de los
fuertes chubascos, que
dejan pasar los fuertes
vientos en las noches
donde resaltan los
perfiles de las viviendas
de madera de mangle,
cerramientos y techos
de esteras con el tejido
de marishy (enea), bajo
la intermitente y
mágica luz del
Relámpago del
Catatumbo.

Por su parte, la forma


de vida de los warao, FIGURA 4. Viviendas de la etnia
llamados “gente de las añú, similares a las waraos y
curiaras” u “hombres representación de las viviendas del
pueblo arawuaco taíno. Fuente:
del agua”, son
atribuida a John Gabriel Stedman.
habitantes de una zona
de difícil acceso del Delta del rio Orinoco y de la zona
pantanosa adyacente en Guayana. Según el ecosistema
donde viven, también se les denominan Joanarao
“moradores de las aguas negras”, por vivir en aguas

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oscuras rivereñas producto de la sedimentación y


biodegradación del material orgánico. Sus viviendas son
palafitos perecederos, ya que esta etnia es gente de
naturaleza nómada de clara orientación acuática; siendo
éstas de forma rectangular con dimensiones entre los seis
a ocho metros cuadrados, con estructura realizada
íntegramente en madera de mangle rojo y cerramientos de
palma manaca, teniendo en ocasiones una plataforma
vegetal que sube y baja según la marea, siendo el techo
manufacturado por el entrecruzamiento de palmas de
moriche o temiche. La agrupación de las viviendas, al igual
que la etnia añú, se caracteriza por estar conectadas a
través de puentes elaborados con madera de mangle rojo.
Es la cocina (jisabanoco) y su fogón (jeku) realizado en
barro con forma de cúpula o semi circular, centro vital de
reunión familiar (Ponce, 2015; Rodríguez, 2010).

El proceso de expansión hacia territorios insulares, ha


quedado en los vestigios del tiempo y de los registros
históricos la descripción de las construcciones temporales
de los grupos étnicos de los arawacos y caribes pobladores
de las islas caribeñas, comunidades rivales. Finalmente,
dominadores a fuerza de fiereza, los caribes estaban
ubicados sobre territorios arawacos cuando los
conquistadores llegaron a América. El poblamiento se da a
través de las corrientes marinas que se generan desde la
región del Delta del rio Orinoco y a través del cinturón de
las Islas Menores de Las Antillas. Así, los arawacos lograron
expandirse hasta tener su mayor desarrollo en la isla de
Vieques, cercana a Puerto Rico.

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Los arawacos taíno, pueblo tranquilo y más avanzado


culturalmente que el resto de grupos étnicos antillanos, se
agrupaban en pequeñas comunidades que lograban
construir su espacio de vida residencial libre de rastrojos,
tierra adentro de la costa, en lugares claros que
desarrollaban dentro de los bosques naturales insulares,
logrando conformar dos tipos de viviendas: los pequeños
bohíos circulares y techo cónico, para las familias comunes;
y el caney rectangular, con techo a dos aguas de mayor
dimensión para el cacique y su grupo familiar, así como el
caney rectangular techado y abierto al paisaje con una
plataforma intermedia para colocar los utensilios y
alimentos fuera del alcance de las fieras, tal como queda
expuesto en los dibujos realizados por W.H. Brett en la
comunidad Mahaiconi en el año 1844, y en otro
poblamiento no definido, realizado en el año 1860 y
atribuido a John Gabriel Stedman (Figuras 4 y 5). Ambas
construcciones eran realizadas con estructuras de madera
de árboles de capa prieta y canela cimarrona amarrados
con lianas vegetales, tenían cerrados los techos y paredes
con hojas de hinea. Por su parte, los hombres caribes vivían
en casas comunales separados de las mujeres y en
edificaciones con tipologías similares a las del resto de
pobladores antillanos.

Arquitectura indígena en selva y planicies de Guayana y


Sierra de Perijá. En la región de Guayana, Silva (2007)
expone que antiguamente y según registros de la colonia
por cronistas de la entrada de Diego de Ordaz al rio
Orinoco en el año 1531, entre los siglos XVIII y la década de
los años sesenta del siglo XX, era frecuente la vida social de

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las diferentes etnias en una sola gran vivienda, situación


que en la actualidad ha cambiado, siendo los yanomamis
los únicos que habitan de manera comunitaria; sin
descartar que existan pequeños grupos tribales que han
conformado vecindarios cuyas viviendas agrupan, de
manera comunitaria, miembros de una sola familia.

FIGURA 5. Asamblea del pueblo arawuaco y representación de sus


viviendas. Fuente: W.H. Brett.

La tipología de las viviendas presenta formas variadas,


espacios frescos y adaptados al clima tropical, siendo el
resultado de conocimientos ancestrales sobre las
estaciones del año, contextualizadas en una visión de
creencias religiosas en plena relación con el cosmos. Es la
churuata la más predominante forma arquitectónica del
pueblo maquiritare, llamada según esta cultura, otto.

Es tipología arquitectónica conformada por dos elementos


distintos de paredes de bahareque y la cobertura de palma
que suma dos conos, uno grande que tiene el mismo
diámetro del cerramiento perimetral y el otro superpuesto

33. La Vivienda Rural en Venezuela desde la


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que termina en punta prolongada. Por igual, la etnia


pemón construye sus viviendas aisladas teniendo las de
tipología churuata circular, con techos cónicos
superpuestos apoyados sobre paredes de bahareque; y la
variante, vivienda de dos churuatas unidas por un
elemento conector de techo de palma a dos aguas y
bahareque con el color natural de la tierra arcillosa como
sustento del techo. La etnia piaroa, elabora churuatas
caracterizadas por poseer un único cerramiento de palma
que constituye las paredes y el techo. Éstas, en todo su
conjunto, están dispuestas sobre vastos territorios del Sur
de Venezuela, armonizan el paisaje de las selvas, planicies
de la Gran Sabana y los imponentes tepuyes, como telón
de fondo.

Es la churuata un espacio de vida individual y comunal de


estas sociedades indígenas, que morfológicamente es
análoga a una gota de lluvia que descansa sobre el frágil
suelo guayanés, donde sus techos orgánicos y curvos según
la etnia, se arman de manera diferente en la forma de usar
las palmas de moriche u otra especie de palma, unas la
cortan por la mitad y otras las colocan integras. La
cobertura está conformada por una estructura auto
portante de madera de pequeños troncos, livianos y
amarrados por elementos vegetales, que llegan a
conformar cúpulas y conos que culminan en un ápice
puntiagudo, soportando los grandes torrenciales y vientos
selváticos. Es un techo vegetal, al que le pueden ser
removidas sus variadas capas de palma con pequeñas
ramas de madera, logrando generar según el área de la

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churuata, dispersas aberturas de luz y viento, que con igual


procedimiento se cierran al momento de la lluvia.

¿En qué parte de los tiempos existió el encuentro y el


coincidir de las formas arquitectónicas donde el diseño o el
concepto generador de las viviendas de los hombres, que
poblaban el mundo primogénito de los distintos
continentes, fusionaron la tridimensionalidad del cilindro,
el cuadrado y el cono, que al mezclarse conformaron
mayoritariamente la representación básica de su cobijo
como espacio de vida?

Son los mismos seres humanos que sobrevivían y aún


habitan como cazadores o pescadores sedentarios las
inmensas sabanas y bosques del África oriental antigua,
siendo las viviendas circulares inglesas de la Edad de
Hierro, las tukul o sarbet (casa de hierba) de la alta meseta
etíope o las de kabre en Togo, reseñadas por Shelter
(1979), similares en su composición formal a las viviendas
de las inmensas sabanas de los pemones o maquiritares
habitantes del Sur de Venezuela; y la similitud tipológica
entre las casas con techos a cuatro y dos aguas de los añú y
los wayúu en tierra firme y en agua, y las casas típicas
construidas en la selva peruana, las de Pochutla en Oaxaca,
las hawaianas o las de entramado atado en el sur de Japón.
Es coincidir con lo expuesto por Monterrubio (2001), de
manera específica para la vivienda rural, de que el acto
mismo de la arquitectura se genera como un acto
individual y social implícito al ser humano; que la
arquitectura vernácula, nacida de origen en una región,
mantiene un equilibrio con su entorno natural; donde cada

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una de las regiones, se caracterizan por factores de origen


natural y factores sociales, ya que responden directamente
a los rasgos más particulares de su cultura, es decir, de su
identidad, y esta misma, incide de forma distinta
cronológica, formal y espacialmente, dentro de la
arquitectura que se genera.

Esta arquitectura es un resumen del inventario


constructivo del valor patrimonial que se ha suscitado a
través de los tiempos en diversidad de territorios
continentales, y que aún en la actualidad, perduran como
hechos consolidados en las sociedades aborígenes
pertenecientes a la memoria histórica de nuestros pueblos
como espacios de vida; es construcción del lugar,
vernáculo, de las manos creadoras de la sapiencia que ha
pasado de generación a generación, interrelacionada con el
paisaje natural y las posibilidades de oferta de recursos
naturales que proporciona el territorio circundante; es
razón existencial de los hombres y mujeres primogénitos
transformada en necesidades, que llevados por las
circunstancias de sobrevivir en medios difíciles, por miles
de años han podido preservar la vida misma, respetuosos
con el medio ambiente y en convivencia ritual y mágica en
sus relaciones astrales y espirituales entre lo terrenal y lo
espiritual.

Arquitectura indígena en los llanos y planicies de la


Guajira venezolana. Las etnias kariñas y guajiba han
logrado desarrollar tipos de chozas de forma rectangular-
semicircular y rectangular con paredes de bahareque y
coberturas de palmas a dos aguas, terminadas en forma

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curva o recta (Figura 6). La comunidad indígena nómada de


los Yaruros que mayoritariamente habita en las planicies
del estado Apure, posee sus viviendas de planta circular,
bohíos temporales poco laborados con paredes vegetales y
techos de paja con corto alero que da cobijo a un solo
núcleo familiar.

La población ancestral wayúu, denominada como guajiros,


se ha desarrollado como sociedad en las planicies áridas
del territorio de la Guajira venezolana y colombiana,
presentando sus viviendas, similar tipología arquitectónica
a las etnias kariñas y guajiba. Es peculiar la conformación
de la choza sin paredes y abierta al paisaje natural,
permitiendo la colocación de múltiples hamacas
transformando el espacio para el descanso del continuo
sobre llevar la vida cotidiana en un medio ambiente, que
demanda adaptación y gran exigencia para la
sobrevivencia. Cuando los wayúu habitan en la alta Guajira
y realizan las faenas de pastoreo del ganado caprino, sus
viviendas son temporales, generadas sobre la base de
aprovechar un árbol de cují inclinado por el fuerte viento, y
sobre su follaje colocan una sabana, la cual es
posteriormente cubierta de arena formando un habitáculo
tipo cueva de pequeñas dimensiones. Ha sido la armonía
entre la forma de vivir del hombre y su proceso de
adaptación a la naturaleza, según las oportunidades, que le
ofrece el medio natural, implementando su capacidad
creativa para sobrevivir ante las inclemencias de un medio
agreste.

37. La Vivienda Rural en Venezuela desde la


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Arquitectura indígena en territorio de montaña


venezolana. El territorio montañés de Venezuela incluye la
región de los Andes y su pie de monte de cara a los Llanos
occidentales y al Lago de Maracaibo, y la Cordillera de la
Costa de cara al Mar Caribe y las planicies de tierra
continental, así como la Sierra de Perijá. En Los Andes
venezolanos, se logra desarrollar una tipología de viviendas
de características únicas, siendo los Timoto Cuicas los que
agrupan multiplicidad etnias, como los tatuy, timotes,
mocaos, mucuchix o mocochix, entre otras. Viviendas y
recintos diversos, mayoritariamente de planta cuadrada y
esquinas redondeadas y ortogonales, eran construidos a
partir de pisos altos y mampostería de piedra para disipar
la humedad de la alta montaña. Es utilizada la piedra cruda,
natural, trabada y apoyada sobre sus propios cantos, y si lo
ameritaba, se insertaba algún relleno de tierra para evitar
el paso del viento gélido. Así conformaban cerramientos
auto portantes de baja altura que culminan, según sea el
piso bioclimático donde se localizan, en techos a dos aguas
de fuerte pendiente realizados con estructuras de
pequeños troncos de madera revestidos de palmas y
gramíneas diversas. Son la piedra filosa de la empinada
montaña, la piedra redondeada y lisa de canto del río, las
que dieron cierre al espacio privado de los hombres de las
tierras altas venezolanas.

Los vestigios del tiempo, la colonización y los tiempos


modernos han disipado en buena parte del territorio
andino de la Venezuela actual la memoria constructiva de
estos indígenas sedentarios de cultura avanzada, que
lograron desarrollar sus edificaciones sobre terrazas

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productivas en empinadas laderas de montañas y valles,


pero de menor calidad constructiva en el uso de la piedra a
los que constituyeron los muros imponentes y de perfecto
corte-encaje de piedra que realizaron los incas en Machu
Pichú o el Cusco (Figura 6). Aún impresiona y permite
cuestionar cómo se laboraron esos grandes muros de
monolitos de piedra lisa y perfecto encaje de sus juntas. Es
una tecnología que sugestiona la mente moderna y hace
pensar en formas adelantadas de construir provenientes
de otros mundos. Sólo piedras mudas que saben la esencia
de la verdad.

Por su parte, las viviendas de las comunidades sedentarias


y nómadas de los indígenas caribes y arawuacos dispuestos
sobre la inmensidad de los dos planos de la Cordillera de la
Costa, se caracterizaban por una arquitectura sencilla con
cerramientos de bahareque y techos de palma o paja. A
pesar de los desarrollos tecnológicos variables entre las
distintas etnias venezolanas en la construcción de sus
viviendas, resalta la sencillez de sus sistemas constructivos,
constituidos por los recursos forestales disponibles y
adyacentes como la madera, la caña, el bambú, la palma,
las gramíneas, los mangles, entre otros. Son los materiales
constructivos predominantes en los cerramientos y
estructuras de sus viviendas y recintos diversos de vida en
sociedad.

La etnia barí o motilona (grupo indígena lingüísticamente


chibcha), es reconocida por su recio carácter que junto a
los yukpa, habitan la Sierra de Perijá en el estado Zulia. Son
viviendas de tipologías diversas: las de planta circular,

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análoga a una churuata maquiritare pero con menor


calidad constructiva; las de planta rectangular de techos a
dos y cuatro aguas, siendo en ambas, la palma quien
conforma un único cerramiento; y los bohíos circulares,
con techos cónicos de palma y cerramientos de troncos de
maderas dispuestos verticalmente.

FIGURA 6.
Arquitectura de las etnias
indígenas venezolanas
guajiba y relicto de
construcción cuica en la alta
montaña de Los Andes
venezolanos, y detalle de un
muro inca.

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Sistemas constructivos protagonistas de la tectónica de viviendas


aborígenes en territorio venezolano. Investigaciones
antropológicas en diversos territorios de América, específicamente
en México, Perú, Bolivia y Chile, denotan relictos urbanísticos y
arquitectónicos donde se emplearon las técnicas constructivas de
adobes, tapia y ladrillo cocido revestido de piedras, como es el
caso de las pirámides mayas. Este apartado sienta su
concentración en el bahareque y la mampostería de piedra, por
ser los más explícitos influyentes de las construcciones indígenas y
coloniales que aún persisten en el tiempo.

El bahareque. Es el bahareque, bajareque o pajareque,


similar al término y forma de construir llamada por los
habitantes del altiplano en idioma quechua: quencha o
quincha. Técnica constructiva auto portante que es esencia
de la capacidad constructiva de los indígenas
latinoamericanos, los cuales encontraron en los bosques de
montañas y llanuras el sustento estructural, y en la tierra
arcillosa –arenosa que se funde en el alma de las paredes
hechas de troncos, cañas forrajes y friso, las superficies
planas y curvas de las humildes y diversas tipologías de
viviendas y recintos diversos. Es puerta a la dimensión del
tiempo de una forma de hacer edificaciones, que aún es
presente en la memoria del hombre de la América
prehispánica y contemporánea.

¿Donde está la primera huella del bahareque? Es


tecnología constructiva vigente que se hace con madera de
los bosques transformados en horcones o parales
enterrados y apisonadas al suelo sus circunferencias. Según
la etnia, se colocan separados a corta distancia entre los

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40, 60 y generalmente a 100 centímetros, donde se


articulan con largueros horizontales de tiras o cañas de
caña brava o amarga (Gynerium sagittatum), bambú
(Bambusa vulgaris) o guadua (Guadua angustifolia),
colocados cada 10 y 15 centímetros y amarrados con fibras
vegetales en sus planos tangenciales a ambos lados de los
horcones. Los espacios vacios de su plano interior o alma,
son rellenados con barro amasado, pasto y piedras del
lugar. Su plano exterior es forrado por barro arcilloso puro
o mezclado con agua, tierra, paja picada y estiércol seco de
ganado vacuno, equino o caprino. Los españoles y las
mezclas étnicas descendientes, se empoderarían de esta
tecnología para hacerla suya y recubrir las paredes de sus
viviendas con cal y zócalos del color natural de los
pigmentos que las tierras aledañas propiciaran. Así es la
forja antropológica del bahareque latinoamericano
(Figura 7).

Es el bahareque, el sistema constructivo más practicado en


Venezuela desde la época prehispánica (Gasparini, 1986).
Expone Henneberg de León (2005), que la cavidad o alma
del bahareque se rellena también con diversos materiales
según el lugar, incluyendo además, conchas de coco, palos
de madera, barro amasado y estiércol de ganado vacuno,
siendo en Maracaibo característico el uso de la “piedra de
ojo”; que después de ser rellenada la cavidad se recubre
toda la superficie con el llamado “calzo”, constituido por
pequeñas piedras y mezcla de barro con paja, dándosele
un acabado final con friso rústico.

42. La Vivienda Rural en Venezuela desde la


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FIGURA 7.
Detalle constructivo del bahareque exponiendo las cañas bravas y la
tierra de relleno y posterior friso de una churuata maquiritare; una
vivienda campesina y vista de una vivienda falconiana manufacturada
con esta técnica ancestral.

43. La Vivienda Rural en Venezuela desde la


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La piedra. Es la forja de las voluntades de los indígenas que


lograron fundirse y sobrevivir en Los Andes imponentes y
valles con escenografías naturales de paisajes con belleza
sin igual, húmedos de ríos, quebradas y riachuelos, que la
blanca neblina hacía desaparecer en el pasar de las dos
estaciones del Trópico, apertura a las noches estrelladas
que guardan el secreto de las vivencias de una sociedad
endógena que dio paso a la transculturización del invasor.

La mampostería de piedra, es una obra de albañilería


realizada de mampuesto o piedras sin labrar, o con labra
tosca que engloba conceptualmente por analogía, la misma
referencia al sistema constructivo tradicional que consiste
en erigir muros, paramentos y otras formas de estructuras
portantes y no portantes mayormente empleada para
cerramientos, donde la colocación manual de las piedras
rústicas o talladas, son sobrepuestas y trabadas (aparejo),
según la selección y criterio del maestro pedrero que le
permita conformar la disposición segura y resistente de
elementos constructivos con diversidad de formas planas,
curvas, colores, texturas, aberturas, relieves y bajo relieves,
entre otros.

La mampostería de piedra se pierde en los anales de la


historia, permitiendo aprovechar el material extraído de la
formación de las terrazas de base de las edificaciones,
como las terrazas de los Andes venezolanos, reduciendo
los desperdicios, generando una estética de muros auto
portante en fachadas e interiores de gran altura, con
características vernáculas de gran belleza según la

44. La Vivienda Rural en Venezuela desde la


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capacidad creativa de los arquitectos y maestros pedreros


de la localidad.

Antiguamente se conformaban los muros de piedra con


argamasa de barro con paja y excremento de vaca o
caballo. Actualmente, como se abordará posteriormente,
se emplean morteros de cemento, yeso o cal, con arena y
agua, según criterio del maestro constructor, llegándose a
manufacturar muros de mampostería de piedra portantes
con concreto armado que alcanzas construir edificaciones
en mayor altura.

En el ámbito rural, es tradicional en muchas regiones del


mundo, caso específico de España, el denominar muros
secos o de cuerda seca, aquellos muros mampuestos y a la
fábrica se le llama mampostería en seco, en las que se
colocan las piedras mampuestas sin mortero, y en algunos
casos entre estas, ripios.

Si el muro es un sillar, la fábrica se le dice sillería de hueso,


siendo manufacturado con elementos colocados en seco.
Su principal característica es que son elementos labrados,
colocados unos sobre otros y en hiladas que presentan
juntas muy finas.

En Venezuela, la región de Los Andes por su estructura


geológica, es importante espacio geográfico que siempre
ha ofrecido y ofrece material de piedras con alta calidad de
resistencia y notable belleza la cual se aprecia en la
construcción de los muros en terrazas, linderos de potreros
y parcelas de cultivos de hortalizas, así como de

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edificaciones residenciales y hoteleras. El valle del río


Chama en el estado Mérida, es territorio exponente donde
las manos laboriosas de maestros pedreros, son
representación de tradición, estética y calidad constructiva.

Los muros de piedra colocados al exterior exigen mayores


requerimientos de protección y selección de los elementos
más apropiados en baja permeabilidad para que resistan
los embates del agua, las cargas a las cuales estará
sometido y garanticen la estabilidad en el tiempo. Por su
parte los muros de cerramientos internos, los
requerimientos son de menor exigencia estructural,
debiéndose poner mayor atención en la uniformidad y
estabilidad dimensional de las piedras, permitiendo lograr
la menor cantidad de material y las fisuras por separación
de las unidades y del mortero.

Con el advenimiento de los refuerzos de acero y su


incorporación en las mamposterías de piedra, como
sistema estructural, supero las limitaciones de resistencia a
la compresión, tracción y corte. Es el Hotel San Ignacio,
localizado en la población de Mucuchíes, expresión de esta
técnica en los Andes de Venezuela. Este reforzamiento ha
llevado a la realización de paredes más delgadas, alcanzar
alturas de edificaciones unifamiliares de uno y dos pisos y
multifamiliares desde los 5 hasta 20 pisos, por ser el nivel
donde se mantiene la economía de construir con
mampostería de concreto armado.

A tanto tecnicismo ¿Dónde está la primera huella de la piedra, que


sumando piedras en las alturas de los muchos lugares de las altas

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montañas de Los Andes venezolanos, formaron con su propia


traba y peso, el primer muro de los tiempos?

¿Dónde los Timoto - Cuicas se arroparon de protección de cara a


los ventisqueros que erizaban sus pieles quemadas por el filoso
rayo de sol de las alturas cordilleranas; las hilanderas e hilanderos
que tejieron los techos de paja y cañas, bien para protegerse de
los espíritus de las crudas y heladas noches, o para hacer lo hijos
del infortunio que tardíamente el conquistador español pudo
doblegar, entre los cultivos de papas de las terrazas en empinadas
montañas blanquecinas de escarcha?

¿Dónde se registra el tiempo inscrito en los anales de la


prehistoria de nuestros aborígenes patrios, cuando el indio warao
emergió con sus palafitos, como arquitectura de agua, en los
ecosistemas húmedos y plenos de altibajos hídricos en el inmenso
delta del gran rio Orinoco, sembrado en su interior de palafitos
que danzan con las mareas?

Tierra de Gracia, que según el gran Almirante de la mar océano,


Cristóbal Colón, en su tercer viaje en el año 1498, ante la
magnánima belleza de ese inmenso paraje natural del encuentro
del rio Orinoco con el Océano Atlántico, expresa en elocuente
carta a los Reyes Católicos, el haber conseguido el Paraíso
Terrenal. Tierra de Gracia es el primer sinónimo de cómo
identificar el territorio de la Venezuela actual, que para el
navegante, la proveniencia de las aguas del inmenso rio “… viene o
procede de tierra infinita, del Continente Austral, del cual hasta
ahora no se ha tenido ninguna noticia, más yo muy asentado
tengo en mi ánima, que allí donde dije, en Tierra de Gracia, se
halla el Paraíso Terrenal” (Colón, 1498).

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¿Dónde se registra el tiempo de la primera casa vista en 1499 por


Alonso de Ojeda y Américo Vespucio, enclavada a las orillas del
Golfo de Venezuela, entrada del inmenso Lago de Coquivacoa, hoy
Maracaibo, y que para el ilustre florentino y renacentista, fue su
Pequeña Venecia, para dar paso etimológico a la palabra
Venezuela, diminutivo en italiano de la palabra Venezziola o
Venecia?

¿Dónde está el primer tiempo que registra el habitar del añú en la


arquitectura de agua? Los palafitos que sin batallar hacían frente a
la fuerza del viento, que se intercomunicaban con puentes
colgantes entre las regias aguas sobre pilotes de madera de
mangle clavados en la piel del cobertor del liquido pastoso negro
llamado mene, que servía en su pasado melancólico, al calafateo
de sus rusticas canoas indígenas que danzaban navegantes sobre
las olas del Coquivacoa, y en el presente, el nuevo nombre del
mene, el petróleo, que ha dinamizado la economía y la sociedad
del país desde la segunda década del siglo XX por más de un siglo
de explotación y dependencia de tan preciado material.

¿Donde se registra el tiempo en que la forma de habitar y


desarrollarse las diferentes etnias que han poblado el territorio de
esa inmensa tierra incógnita, que a los ojos de los nuevos
visitantes y conquistadores, no entendieron las formas de
cohabitar de la población indígena?

Sus viviendas vernáculas, eran sencillas y sinceras en sus formas


arquitectónicas y maneras de construir, eran maneras de hacer
pertenecientes a esa tierra incógnita misma, siendo viviendas que
toman del territorio natural y del paisaje, todo, porque en su
condición de imperecedera en la esencia misma de lo que es

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artificial y retorna transfigurada a la naturaleza, renacen


nuevamente en el paisaje natural de otros lugares definidos por la
senda y traza de vida de los pobladores de un determinado
territorio. Es vivienda fundida en el mismo paisaje natural,
recordatorio a los arquitectos e ingenieros de la
contemporaneidad de la pureza de la composición formal
entrelazada a los sentimientos de las distintas formas de vivir
vernáculas, siendo compenetración y respeto con el ámbito
territorial-natural, elemento predominante en la creación
arquitectónica y maneras de construir indígena.

Si registra el tiempo en documentos, que a la llegada de los


españoles había en territorio venezolano para 1492 entre 200 mil
a cuatro millones de indígenas. Las cifras inexactas propician la
especulación, siendo cierto, el efecto negativo del
posicionamiento de la sociedad española sobre la demografía
primogénita que en sus primeros contactos propiciaron guerras en
la defensa de sus espacios sociales y de vida; muertes atroces por
enfermedades traídas del continente europeo y muertes a modo
de castigo ejemplar y dominio imperial que logran generar y
consolidar la imposición de una nueva creencia religiosa; maneras
de expresarse y comunicarse; estilos variados en la manera de
vestirse, alimentarse y educarse. Así como los procesos de usos y
transformación importados, que logran propiciar nuevos medios
de producción y explotación agropecuaria, minera, pesquera y
manufacturera, lo cual repercutió en las propuestas foráneas de
diseño, construcción y cohabitación que aconteció en la fundación
y conformación de pueblos y ciudades con sus tipologías de
viviendas, recintos e infraestructuras diversas, manufacturados
con variados sistemas constructivos que finalmente poblaron la
América española.

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Y es que, en la actualidad la población indígena que habita en


territorio de la República Bolivariana de Venezuela no sobrepasa
el 2,7% de la población nacional (INE, 2013). El XIV Censo de
Población y Vivienda (INE, 2011), expone que existía para ese año
un total de 725.128 indígenas venezolanos, distribuidos en 50,6%
(365.920) hombres y 49,9% (359.208) mujeres, de los cuales: el
61% de la población habita en el estado Zulia; 10% en Amazonas;
8% en Bolívar; 6% en Delta Amacuro; y 5% en Anzoátegui. En las
estadísticas se reporta que de 51 pueblos originarios distribuidos
en territorio nacional (Figura 2), la etnia wuayúu representa el
58% de la población indígena total, 7% los waraos; 5% los kariñas;
4% pemón; y 3%, cada una de las comunidades de javis,
cumanagotos, añú y piaroa; el 2% los yukpa y chaima; 1% los
yanomamis; y el 9% otras etnias.

Es población que en la actualidad está conformada por


veinticuatro etnias, desarticuladas, en su mayoría absorbida por la
cultura de la sociedad venezolana y extranjera de los tiempos
modernos; marginadas y acechadas en sus propios espacios de
vida naturales y ricos en recursos naturales, y especialmente los
mineros que han llevado hasta la disminución de la población de
algunas etnias en el estado Amazonas; alta tasa de mortalidad y
pobreza extrema, siendo acentuada en los espacios urbanos a la
vera de avenidas y calles en condiciones de mendicidad; y
finalmente, una pérdida del patrimonio antropológico de la forma
de construir viviendas por nuevas tipologías modernas de
arquitectura, estructuras y materiales, aisladas de su entorno
natural y tradición. En esta materia de tipologías arquitectónicas
de viviendas, ha sido aspecto relevante las techumbres a dos
aguas que ha tendido a la uniformidad formal en las soluciones

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habitacionales tanto para el medio urbano, como para el medio


rural.

A ello, la realidad en los nuevos poblamientos indígenas con las


propuestas de viviendas modernas han sido aceptadas según sea
el nivel de conexión y mezcla con la población blanca, otros,
simplemente las han rechazado para transformarlas en espacios
para la cría de animales domésticos y depósitos. Son muy pocos o
inexistentes los ejemplos exitosos de nuevos urbanismos y
tipologías de las viviendas edificadas para los indígenas de las
diferentes etnias nacionales, los cuales han sido aceptados por
necesidad y por ser respetuosos a las maneras de vida en sociedad
tribal, su relación con el entorno y el cosmos, caso de los nuevos
urbanismos de palafitos para las etnias añú y waraos construidos
por la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV). Es la realidad de
los indígenas venezolanos, que viven en un estado de indolencia
mayúscula que se ha transformado, mayormente, en tradición de
ineficacia y falta de respuestas oportunas por parte de todos los
distintos gobiernos venezolanos a través de los tiempos, pero en
especial de los arquitectos e ingenieros que han tenido la
responsabilidad histórica de actuación.

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LA CONQUISTA, MEZCLA DE RAZAS Y CONSOLIDACIÓN


DEL HECHO ARQUITECTÓNICO EN LA VENEZUELA
RURAL DESDE EL SIGLO XVI A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX

Encuentro de dos mundos, dominación y construcción de una


nueva sociedad, ciudades y viviendas

En el Año del Señor de 1498, el día 2 de octubre en la comunidad


de Macuro en la Península de Paria, se marca el inicio y registro
formal en la historia de lo que es la Tierra de Gracia del Almirante
Cristóbal Colón; es apertura a la Pequeña Venecia del navegante
Américo Vespucio; a la Provincia de Venezuela de múltiples reyes
del Imperio Español hasta 1830; a la Venezuela de los libertadores
de la gesta independentista, presidentes, dictadores y demócratas
devenidos en los siglos XIX y XX; hasta llegar a la actual República
Bolivariana de Venezuela, que es nación sur americana en el
umbral del siglo XXI, con grandes perspectivas e inmensas
posibilidades de desarrollo.

El principio es marcado por el encuentro de tres naves de frágiles


estructuras de madera devenidas del inmenso Océano Atlántico,
permite el primer contacto entre dos sociedades, la primera, el
Viejo Mundo dominante, transgresor y impositivo; la segunda, el
Nuevo Mundo el de los arawacos y caribes, rudimentarios,
sedentarios o nómadas, pero frágiles ante la tecnología de las
armas y formas de vida foráneas de ese momento histórico,
permitió hacer el dominio por más de trescientos cincuenta años
de una sociedad sobre las establecidas en el amplio territorio
conquistado. Así se llega a consolidar en la Provincia de Venezuela,
un choque entre las diversas culturas de las etnias indígenas que

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habitaban su vasto espacio territorial respecto a la comunidad


española invasora.

Se acentúa un fuerte contraste en todos los ámbitos y formas de


vivir entre los indígenas originarios que fueron absorbidos por la
sociedad colonial española, regida bajo los cánones sociales,
culturales, políticos y militares europeos acontecidos entre los
siglos XV y mediados del siglo XIX. Excluyendo a los imperios
aztecas e incas, cuyas civilizaciones vivían en importantes centros
urbanos de las húmedas ciénagas localizadas al centro del México
actual, el altiplano y altas montañas de Los Andes
fundamentalmente peruanos, ecuatorianos y bolivianos, la gran
mayoría de los pobladores de las tierras provinciales venezolanas,
habitaban en asentamientos humanos espontáneos y con
viviendas manufacturadas de materiales constructivos naturales y
poco modificados, como la madera y la palma, siendo el sistema
constructivo bahareque, el mayor exponente patrimonial de la
cultura indígena edificatoria americana.

Así, los españoles lograron implantar en toda la América


conquistada, nuevas formas de urbanismo y maneras de construir
edificaciones en los territorios donde habitaban los pueblos
originarios. América era tan inmensa, de variadas estructuras
geomorfológicas y paisajes con imponentes escenografías de
selvas, montañas, llanos, sabanas, lagos, lagunas y ríos, que exigía
del nuevo poder constituido, un notable esfuerzo para aumentar
el control y las posibilidades de dominación del Imperio Español y,
así, poder saciar las inmensas ansias de extracción de recursos
naturales y los manufacturados en las tierras conquistadas, los
cuales proporcionaban riqueza, confort y ostentación a los
pobladores de las ciudades de la España de ultramar. Requirió

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hacer estrategias experimentales políticas y militares que


permitieron el establecimiento de una red de ciudades costeras
que, como puertos y bastiones militares, se interconectaban a
redes de penetración a través de marginales caminos trazados
sobre las tierras continentales e insulares, ampliando sus dominios
y extraían sus recursos que al final culminaban su periplo en la
metrópolis española. Era establecer nuevos poblamientos,
someter a los pobladores indígenas e incorporar la raza negra
africana para la explotación mineral del oro y la plata, a la
dinámica de las grandes plantaciones de caña de azúcar, café,
cacao y ganadería intensiva. Era estructurar una sociedad servil
dominada por el blanco español y la mezcla, que es la génesis del
nuevo crisol de clases y razas en el Nuevo Mundo.

Es oportunidad para desarrollar nuevos criterios en materia de


planificación urbana y así construir ciudades y pueblos
latinoamericanos, cuyos principios de organización del espacio,
eran devenidos del poder unipersonal del mismo Rey. Bajo ese
mandato el fundador conquistador de los territorios, seleccionó el
lugar con la mejor disposición de seguridad y defensa, cercano al
mar o ríos que proporcionaban fuentes de agua para la movilidad
de bienes, servicios y vida; estableció y localizó la plaza mayor
como centro neurálgico, ubicando a su alrededor, el poder
religioso de la iglesia católica, el poder público y militar
representante del Imperio Español, y en su perímetro circundante
de cuadrantes ortogonales, las familias de mayor abolengo
seguidas de las de menor rango social, quedando en las periferias
los indígenas adoctrinados.

Fue un viaje sin retorno de la sociedad española, que se fundió,


mezcló y reprodujo en el nuevo y vasto territorio poblado de

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múltiples etnias en diferentes e imponentes escenarios


geográficos, haciendo a la semejanza del conquistador una España
en América. Es el Imperio Español, el de inicios del siglo XVI,
apertura del Renacimiento italiano, quien tiene que generar
estrategias de ocupación espacial de los territorios que van
apareciendo en la medida en que se internan continente adentro.
Es grande la sorpresa, variantes son las emociones de los hombres
que van descubriendo el nuevo e incógnito mundo, surgiendo la
necesidad urgente de poblar y explotar sus benignos recursos,
especialmente los minerales, hecho que exige planificación y
lineamientos legislativos para consolidar el proceso de fundar y
construir la mayor cantidad de ciudades, villas, pueblos y redes de
infraestructuras de ese tiempo y de la historia de la Humanidad,
logrando interconectar en el breve espacio de tiempo de dos
siglos (XVI y XVII), éstas inmensas posesiones territoriales con el
centro del poder y a nombre de la Corona Española.

Es tan sorpresivo a los españoles el descubrimiento del Nuevo


Mundo, que según Mazariego Eiriz (1973), el proceso fundacional
de los poblamientos, la formalización espacial y el ordenamiento
institucional, al principio queda a criterio del fundador, poniendo
en manifiesto la preponderancia de la memoria y la experiencia en
el trazado de las ciudades fundadas en sus inicios de la conquista,
mucho antes que se diera la propia normativa de las Leyes de
Indias, que de acuerdo a Brewer – Carias (1998), fueron
promulgadas por el Comité para las Indias del Consejo Real de
Castilla en el año 1511, al cual ingresaron las ideas progresistas
renacentistas de la nueva forma de hacer arquitectura, siendo el
“renacer” de la arquitectura antigua; ideas que fueron retomadas
por el Consejo en Instrucciones de Poblamiento que se
comenzaron a dar a los Adelantados o fundadores a partir del año

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1513, reafirmadas por el Consejo Real de Indias en 1524, y que


finalmente dan origen a las Ordenanzas de Descubrimiento y
Población anunciadas con carácter de ley por el Rey Felipe II, en el
Bosque de Segovia el día 13 de Julio de 1573. Era uniformizar y
reglamentar las nuevas fundaciones de villas y pueblos, ya cuando
las principales ciudades de la América hispana, habían sido
fundadas y estaban consolidadas en su hecho urbano funcional y
administrativo, referidos a los siguientes normas: a. El orden que
se ha de tener en descubrir y poblar; b. A la elección del sitio que
consideraba los principios de salubridad y abastecimiento, así
como la ubicación de las poblaciones y los requerimientos sobre la
altitud del lugar, su adyacencia a ríos y costas; c. El sistema de
repartición de las tierras, la propiedad pública y la concesión en
propiedad a sus pobladores, la obligación de ocupar el suelo y su
equidad; d. Sobre el trazado regular e ilimitado en la fundación de
nuevos poblamientos, la trama ortogonal trazada a cordel y regla
desde la plaza mayor definiendo ubicación, forma, portales y
dimensión de ésta, así como de las cuadras, la intersección de las
calles en la plaza, orientación de las esquinas y protección
respecto a los vientos; e. Sobre las calles, su anchura y
prolongación; f. Sobre sus plazas menores, su templo o iglesia
mayor y criterios de ubicación en zona costera y en poblaciones
mediterráneas.

Y es que las Instrucciones y Ordenanzas reales, denotan la


influencia y fundamentación de criterios del diseño urbano y
arquitectónico desde la forma en que se estructuban los
campamentos militares romanos y expuestos en documentos de la
antigüedad tratados por Aristóteles de Estagira como su libro La
Política, donde analiza la política, formas de gobierno, la ciudad,
su forma y emplazamiento; la documentación sobre todas las

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implicaciones normativas referidas a la fundación de las ciudades


coloniales nuevas del Imperio Romano que Marcus V. Pollio
Vitruvios, logra escribir en tiempos del emperador Augustus, el
tratado De Architectura conformado por 10 libros; y el encuentro
de este juego de ejemplares, fundamentos de la arquitectura
romana redescubiertos, reinterpretados y puestos en práctica por
León Battista Alberti, filósofo y tratadista del Renacimiento. Era
retomar la regla y el compás para generar lo racional, lo ortogonal,
la precisión, lo rectilíneo de las fachadas de las edificaciones y sus
ciudades, es la reafirmación de las esquinas angulosas y el plano
regular y rígido; es la ciudad ordenada donde sus edificios tienen
correspondencia con el macro del diseño urbano, y que según
Pereira Colls (1996), hay características comunes y constantes
para las nuevas ciudades americanas españolas, siendo las
edificaciones de los poderes públicos los que tienen una incidencia
determinante en la formación del centro poblado, ya que
aparecen como elementos autónomos a partir de los cuales se
genera la forma de la ciudad, siendo la plaza mayor y la iglesia, las
más fieles continuadoras de la tradición hispanoamericana en su
organización y localización.

A diferencia de las potencias de ese entonces como Portugal,


Holanda, Inglaterra, Dinamarca y Francia, es España la única que
funda ciudades de manera regular y ordenada, considerando la
ubicación correcta, la calidad del sitio, la trama ortogonal en la
ciudad principal y repetida en los poblamientos circunvecinos a
éstas. Así, en esos dos siglos, va tomando forma el proceso de
conquista americana e instauran sobre los pueblos amerindios
conquistados sus nuevas maneras de vivir, plantear y construir
ciudades y pueblos, haciéndose uniforme, en la medida de lo
posible y de acuerdo a las características físico - naturales que

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ofrecía el espacio conquistado; la implementación de las epístolas


de las Instrucciones y Ordenanzas; formas y estilos
arquitectónicos; tipologías, materiales y sistemas constructivos,
fueron introducidos de forma rápida y extensiva en tierras de la
América asediada, como el caso de la Provincia de Venezuela,
Capitanía de Venezuela y posteriormente, con decreto ley de
Carlos III, Capitanía General de Venezuela.

En ese sentido Pereira Colls (1996), hace un importante análisis de


la configuración histórica que se logró desarrollar en el proceso de
conquista del territorio venezolano con la penetración de los
llamados Adelantados y de los colonizadores tierra adentro de la
nueva Provincia, lo cual obedecía a una política expansionista de la
Metrópoli a través de poderes político-administrativos que se
encontraban asentados en territorios extraños a Venezuela,
principalmente desde el Virreinato de Santa Fe. La existencia de
estos poderes facilitó la organización autorizada o no de
expediciones, como la de D. Juan Rodríguez Suarez fundador en
1558 de la ciudad de Mérida, Venezuela. Éstas tenían como
objetivo el de “descubrir” y crear nuevos asentamientos como
parte de la política de apropiación de nuevas tierras,
especialmente, donde fuera evidente la presencia de población
indígena que, en muchos casos, constituían centros poblados con
una estructura organizativa, tanto espacial como socio-económica,
evidenciando ya un cierto grado de autonomía y desarrollo,
entendido éste, en términos de estructura básica de
autoconsumo.

Este proceso de penetración territorial fue una actividad


estratégica inicial que permitió de manera exitosa, la conquista de
los mismos con la participación del elemento misionero como

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principal agente de colonización en el Nuevo Mundo. Mediante la


figura de Encomiendas funcionó el proceso de poblamiento de
espacios rurales hasta mediados del siglo XVI cuando fue
sustituida por el régimen de Repartimientos, ejerciendo así su
principal tarea, la de actuar en la pacificación de la población
autóctona y facilitar la fundación de ciudades, villas y pueblos en
los territorios venezolanos por descubrir; además de que toda
Misión requería del trabajo de los indígenas que les permitiera
cumplir con su función evangelizadora, aún cuando fuera una
economía básica de consumo (Mazariego Eiriz, 1973). Es Santa Ana
de Coro, ciudad fundada en el año de 1527 por Juan Martín de
Ampíes, localidad desde la cual se dio paso al proceso de
fundación de nuevas ciudades como El Tocuyo, y de allí hacia
Caracas y Caraballeda; siendo las ciudades de Los Andes, creadas
por expediciones provenientes mayormente desde territorio del
Virreinato de Santa Fe.

Eran pequeñas ciudades y pueblos caracterizadas por un orden


geométrico establecido que se arraiga en la conciencia de la
cultura constructiva de los nuevos pobladores, con clara
estructura de localización social de sus habitantes, la trama
urbana en forma de damero, su plaza mayor central rodeada de
edificaciones del poder establecido; las casas con sus fachadas
más imponentes hacia la calle principal y organizadas alrededor
del patio interior, con estructura ordenada casi rígida desde el
punto de vista distributivo, donde la funcionalidad de sus espacios
en el medio urbano se diferencia de las viviendas rurales con sus
actividades productivas ya como hacienda cafetalera, cacaotera o
ganadera, generándose una riqueza espacial y funcional que se
relaciona a través de los patios. Así lo ratifica Pereira Colls (1996),
al decir que el esquema que presentan las viviendas, representa el

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principio de un proceso de profundización y adecuación de la idea


esencial de la casa: el patio, que representa plásticamente su
carácter de nexo de la vida de la casa.

En su conjunto, son edificaciones fabricadas en territorio


americano con distintos sistemas constructivos desarrollados en
España o por transferencia tecnológica a ésta desde los diferentes
ámbitos europeos y árabes, que finalmente, a través de la
conquista española consolidaron por más de tres siglos la cultura
constructiva española en el Nuevo Mundo. Es a través de los muros
de adobes de tierra secados al sol, ladrillo cocido, piedra y la tapia
apisonada, que incluía también la fusión de éstas de manera
individual como mampostería estructural o mezcladas con el
bahareque y los entramados de madera en sus diversas formas y
tipologías constructivas y arquitectónicas, como lograron los
españoles, con mano de obra indígena y negra, hacer posible las
ciudades, villas y pueblos en múltiples y diversos lugares
geográficos que se transformaron en espacios de vida ciudadana
con sus viviendas, edificaciones e infraestructuras diversas.

En un marco de plenas limitaciones de actuaciones ciudadanas,


económicas, militares y políticas, los conquistadores logran con la
transculturización, afianzar el proceso democrático de que sus
ciudadanos pudieran elegir, según fueran sus posibilidades
financieras, creativas y tecnológicas, las características del terreno
y de la disponibilidad de recursos de mano de obra y materiales,
emplear libremente los diversos sistemas constructivos importados
desde la península ibérica.

Son sistemas constructivos, que a pesar de la influencia social,


cultural y arquitectónica francesa, anglosajona, norteamericana y

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holandesa, producto de las relaciones e intercambios comerciales


acontecidos desde la colonia hasta la separación de la Gran
Colombia y creación de la República de Venezuela en el año 1830,
incluyendo el intento de transculturización cívica y arquitectónica
de influencia francesa en el periodo de gobierno del General
Antonio Guzmán Blanco (1870-1877; 1879-1884; 1886-1888), y
aún, hasta principios del siglo XX, la cultura constructiva española
colonial, fue marco referencial y contextual en el diseño de las
edificaciones urbanas y rurales. Es afirmación coincidente con
Gasparini (1985), cuando dijo que la arquitectura colonial
venezolana mantuvo, desde un principio, la misma expresión y la
misma línea evolutiva a lo largo de tres siglos diferentes, donde las
obras edificadas tenían espacios simples en su concepción,
disposición y realización. En lugar de revelar la personalidad
creadora de un arquitecto, reflejó la forma de vida impuesta por
las condiciones históricas y ambientales.

El esfuerzo de Guzmán Blanco en procurar modernizar el país con


la transferencia tecnológica devenida de la Revolución Industrial y
donde Inglaterra lidera junto con otras grandes potencias
europeas como Alemania y Francia el desarrollo industrial de esa
época, tal como se aprecia, entre otros, con las concesiones y
contratos de diversas carreteras regionales y locales, la red de
telégrafos, correos, líneas de navegación y el desarrollo de los
tramos de líneas de ferrocarriles en la región central, como el
Ferrocarril Inglés inaugurado en 1883 que interconectaba la
ciudad de Caracas con La Guaira o el Gran Ferrocarril de Venezuela
o Ferrocarril Alemán, iniciado en 1887 e inaugurado en 1894 en la
segunda presidencia del General Joaquín Crespo el cual unía las
ciudades de Caracas, Maracay y San Blas en Valencia. Son todas
infraestructuras se servicios, lo que motivó las inversiones

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extranjeras para dinamizar la precaria economía nacional con la


creación de pequeñas industrias, pero en especial, procurar estar
a la altura de los modismos de la época, haciendo que la Caracas
de ese entonces, sea intervenida con obras constructivas de
edificaciones emblemáticas de los poderes públicos como el
Capitolio y obras recreacionales – culturales, como el Teatro
Municipal o el Paseo El Calvario.

Es la población de Macuto, la que se vio beneficiada por su buen


paisaje de playa y mar, como centro de recreación para la élite
caraqueña de la era post colonial de la Venezuela de fines de siglo
XIX. Es nuevamente la gestión del General Guzmán Blanco que al
construir su casa de veraneo llamada la Guzmania, junto con la
construcción del bulevar – malecón de Macuto, influye
notoriamente para que las grandes familias caraqueñas
construyeran sus casas de veraneo en esta localidad. Este periodo
histórico de Venezuela ve como la importación de tecnologías
constructivas de sistemas entramados de madera prefabricados
provenientes de Norteamérica, se hacen presentes en las casas
pudientes con estilos neoclásicos diversos. Es la casa del
Presidente General Ignacio Andrade construida en 1899, una de
las muestras del proceso más moderno de importación de
tecnologías constructivas con madera en sustitución del sistema
de mampostería auto portante desarrollado en ese periodo en el
ámbito rural venezolano.

La Venezuela post periodo colonial español, ya como República,


entró en un periodo continuo de intrigas y desavenencias de
carácter caudillista y político, que desencadenó posteriormente la
Guerra Federal, sumiéndola en una nación sin perspectivas de
desarrollo social y económico, teniendo un acentuado déficit en

63. La Vivienda Rural en Venezuela desde la


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sus redes de infraestructuras de servicios, productivas y de


movilidad, donde las pocas existentes se encontraban destruidas o
en mal estado. Esto hacía que fuera un país desarticulado, pobre,
limitado y dependiente de un sistema productivo de base agrícola
que fundamentaba su economía en la producción y exportación de
los rubros del café y el cacao. Es un periodo que, según Arquba
(2015), desde el punto de vista arquitectónico se ve influenciado
por las corrientes europeas, y que a su vez, se fue adaptando a los
cambios que venían dándose alrededor del mundo con la
Revolución Industrial. Al lograr la independencia se quería borrar
todo vestigio del yugo español, reemplazándolo por las tendencias
actuantes en Europa, especialmente el neoclasicismo y
romanticismo, no se buscó la inventiva propia, se perdió la
identidad venezolana autóctona, prácticamente se realizaron
réplicas o copias exactas de las edificaciones europeas. La
influencia de las guerras civiles, anarquía y ansias de poder no
fueron el terreno fértil para el desarrollo de una arquitectura que
pudiera dejar vestigios posteriores, sin obviar ciertos avances en
materias de infraestructuras viales y sistemas de comunicaciones
que eran vitales para afrontar el cambio que la Venezuela de ese
periodo experimentaba.

Venezuela es un país rural, que acentúa esa realidad hasta finales


del siglo XIX, empezando a ser desplazada en la década de los años
treinta del siglo XX con el establecimiento de la producción
petrolera, que ya en los años cincuenta es la exportación de
hidrocarburos, en definitiva, el principal generador de divisas que
sustentan la economía nacional, desde ese periodo hasta el
presente en el umbral del siglo XXI.

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Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

Ese periodo post colonial de las ciudades venezolanas con la


conformación de sus viviendas e infraestructuras, tras su
apariencia y estructura formal-funcional, no pueden dejar de lado
sus cimientos de diseño definidos por las Instrucciones y
Ordenanzas de las Leyes de Indias; siguen permaneciendo intactas
como ciudades latinoamericanas con su diseño urbano y
arquitectónico importado de la península, fundidos y agrupados
en uno solo territorio, siendo quizás uno de los más importantes
legados que dejaron como forja e impronta los españoles, siendo
espacios públicos y privados donde aún se vive y trasciende,
persistiendo en la actualidad con claro orgullo histórico. Tras esa
historia, aún se siente la estela de marginación y dolor en los
pueblos conquistados y la presunción de ser hispanoamericanos,
unidos por una lengua y cultura que es reconocida y trasciende
como crisol de razas.

Sistemas constructivos europeos, protagonistas de la tectónica


de viviendas coloniales y modernas en territorio venezolano

En el Imperio Español, prevalecía en su cultura constructiva las


tecnologías de tapia, la mampostería de piedra y ladrillo y
entramados de madera con materiales minerales que conforman
en su esencia la arquitectura ibérica y mediterránea. Es por ello
que Calderón (1997), expresó que España impuso una doctrina y
una economía, tarea que fue prodigiosa y, en tres siglos, cubrió
todo un ancho territorio de pueblos americanos fundados en el
Nuevo Mundo. Cada pueblo fue construido en homenaje a la casa
del maestro, labor que se inició en la plaza y la iglesia como
símbolos de la corona en el ámbito urbano y, por extensión en un
efecto de resonancia, se emuló para ordenar otros aspectos de la
existencia en el entorno rural. De ahí que gran parte de los

65. La Vivienda Rural en Venezuela desde la


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aspectos formales y funcionales de las propuestas arquitectónicas


se trasladan desde la península ibérica. Los molinos de viento y los
de agua, la estructuración de las viviendas y los cortijos andaluces
de patios estratificados, caso de las grandes casonas residenciales
y productivas, también tendrán un puesto privilegiado en América.

En el ámbito rural del territorio venezolano provincial español, las


características arquitectónicas de sus conjuntos edificados
responden a las condicionantes del medio físico y a las formas de
producción que determinan su configuración como un sistema
espacial, social y cultural que genera, en su acomodo, variantes
arquitectónicas notorias. Sin embargo, a nivel de abstracción,
pudiéramos sintetizar la situación como variables en torno a un
mismo tema que tiene, como punto de partida, el dominio de una
pre información sobre esquemas propios de la cultura rural
española, a los que se incorpora la sabiduría agrícola indígena, sus
sistemas de abastecimiento de agua y andenerías, su instrumental
de trabajo y, hasta los cultivos, son resumidos en un proceso que
privilegia los recursos en el medio y, cuya nota característica
predominante es el control de una región a partir del dominio de
la tierra (Calderón, 1997).

Desde el punto de vista de la tectónica constructiva, es el material


extraído del mismo lugar el principal protagonista: las piedras que
son los cimientos y protección contra la humedad y las
escorrentías torrenciales superficiales y subterráneas; la tierra
arenosa-arcillosa ocre que fusiona y hace la argamasa de los
tapiales; la arcilla transformada en baldosa liza para el secado del
café, ladrillos y la producción de las tejas; la madera de las selvas
nubladas y de pie de monte, que es el elemento sostén de las altas
coberturas y de los corredores protectores del sol y la lluvia, los

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cerramientos de puertas, ventanas y las rejas de protección, que


acompañados del rústico mobiliario, los barrotillos árabes de
privacidad y los barrotes de las grandes ventanas, son la
protección espacial de sus propietarios ante sus congéneres y a un
entorno natural venezolano bastante diferente geográficamente y
agreste en sus características medio ambientales. Es lograr ser
exitosos frente a la adversidad que se interconecta a la red de
ciudades principales venezolanas y al mundo metropolitano
español, mediante la dura travesía de personas y productos a
lomo de mula, canoas y barcos sobre ríos, lagos, inmenso Mar
Caribe e imponente Océano Atlántico.

La dimensión espacial arquitectónica que acompaña los procesos


económicos en torno a las actividades de agrupación urbana y
agropecuarias productivas en el medio rural venezolano, se hace
importante a través de la conformación de las grandes casonas de
haciendas, casas comerciales y residenciales, que a su vez, era una
forma político-administrativa de dominar una extensión territorial,
engendrando un sistema espacial productivo al que se vinculan
sub-unidades relativamente independientes y especializadas. Esta
estructura espacial-ambiental, se concreta como materialidad a
través de un ordenamiento jerárquico de construcciones,
supeditadas a las casas de hacienda desde las cuales se establece
un sistema o red de caminos que interconecta toda la estructura.

En términos espaciales y de modo general, la casa de hacienda


reúne cierta comodidad en relación con una distribución de
espacios generosos, que le imprime cierto confort residencial
aunado a un paisaje sosegado como emplazamiento.

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Por ello, se hace necesario que se expongan referencias que nos


lleven a recorrer y entender la calidad espacial, la funcionalidad y
la cierta monumentalidad con alto valor patrimonial, entre
muchas otras: la casona de la hacienda cafetalera de La Victoria en
Santa Cruz de Mora y la Hacienda Aguzzi en Mesa Bolívar, en el
Municipio Pinto Salinas del estado Mérida; la casona de hacienda
donde funciona el actual Museo El Clavo en Boconó, estado
Trujillo; o la casona cafetalera – cañícola de Paramillo en la ciudad
de San Cristóbal en el estado Táchira. Son relictos arquitectónicos
que han sobrevivido y permanecen resguardando la memoria
histórica arquitectónica y constructiva de la arquitectura popular
tradicional o arquitectura vernácula venezolana, donde la tierra, el
ladrillo, la tapia, la piedra y los sistemas de entramado de madera,
son sus elementos espaciales, estructurales y formales:

Mampostería estructural de adobes hechos con tierra y


estabilizada con material vegetal. Etimológicamente
mampostería significa “puesto con la mano”, siendo la
esencia de la construcción de los muros a partir de
elementos mampuestos, diversos en forma y tipos de
material. La arquitectura de tierra ha estado presente
desde los primeros asentamientos humanos que se han
localizado prácticamente en todas las regiones climáticas
del mundo, desde las etapas más primitivas hasta las más
complejas del desarrollo de la cultura. Según Combarros
Aguado (1999), el adobe o “al-tub” es una palabra que
proviene del árabe o bereber, asimilada al español y de
aceptación internacional. Para Oshiro (2013), adobe es un
ladrillo de barro sin cocer, siendo el material más usado en
construcciones rurales, así como para casas económicas de
un solo piso; mientras que el adobe estabilizado, es aquel

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al que se le ha incorporado otros materiales como el pasto


con o sin excrementos de animales secos, con el fin de
mejorar sus condiciones de estabilidad ante la presencia de
humedad.

¿En qué parte del tiempo se produjo el primer intento de


amasar la tierra bajo el intenso sol del antiguo mundo y
procurar formar un paralelepípedo de cantos irregulares,
imperecedero a las acciones erosivas del sol, los vientos y
las pocas lluvias? Tierra humedecida transformada por las
manos toscas de los primeros hombres y mujeres que
intentaron buscar y hacer cobijo para del dejar de ser
nómadas, transformarse en sedentarios y establecer la
primera aldea que se transformara en la primera ciudad de
Ur, cerca del rio Tigris. Era la tierra arcillosa, lo abundante
de las zonas áridas que se transforma en ícono para
construir las sociedades antiguas.

Ha sido el amasar la tierra misma por más de 8.300 años,


que permitió que en Jericó, cerca del rio Jordán se diera
lugar a los primeros adobes, los que permitieron la tierra
del lugar, la que posteriormente está disponible para suplir
la necesidad de cobijo en casi todos los territorios del
mundo antiguo y el actual. Los vestigios del tiempo
enlazados como eslabones culturales y constructivos, así lo
constatan, desde las construcciones palaciegas, religiosas y
residenciales de Mesopotamia y el Egipto antiguo, los
vestigios africanos de la ciudad de Tombuctú en Mali, los
del periodo histórico del imperio romano y del Imperio
Islámico, hasta llegar al Imperio Español, y de éste, al
continente americano con las nuevas maneras de hacer

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muros según la tradición española. Yacimientos


arqueológicos prehispánicos constatan el uso vernáculo del
adobe en territorio americano, siendo uno de los mejores
ejemplos la ciudad de Chan Chan en Trujillo, construida
íntegramente con esta técnica, o la Pirámide del Sol, en el
Valle de Moche en Perú, construida en adobe macizo de
gran tamaño; las prehispánicas y singulares viviendas
circulares con tendencia cónica llamadas “chipayas” de
Atahualpa Oruro en Bolivia, realizados los muros de adobes
con diámetros de 4 metros y altura de 2,40 metros y techos
de fibra vegetal fijados con una malla de cuerdas
trenzadas; o las ruinas de la cultura de la Casa Grande en
Chihuahua en México, que emplearon juntos, el tapial y el
adobe, al cual le denominan “jacal”.

Es la tierra cruda transformada en componente


constructivo fusionado en el tiempo de los tiempos, con las
formas de vida local del mundo antiguo y contemporáneo.

Si la tradición de construir con tierra en sus diversas formas


tiene usos antiquísimos, y durante el periodo colonial y
republicano de muchos países americanos, la construcción
con adobes constituyó uno de los principales sistemas
constructivos de palacios, solares y viviendas populares
que aún funcionan como tales, desafiando los rigores del
tiempo y movimientos sísmicos sin sufrir daños
significativos.

Significa la mampostería de adobes de tierra, en la


superposición de filas de bloques paralelepípedos que
varían en tamaño y composición según la región,

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elaborados a partir de la mezcla de barro con pasto picado


secado al sol, pudiéndosele agregar estiércol seco de
ganado vacuno, equino o caprino, que mediante un
mortero de barro húmedo se colocan desfasados en su eje
axial y paralelo respecto a la fila inferior, lográndose
consolidar una pared. Si se requiere hacer de mayor
espesor el muro con este producto, se entrecruzan
(Figura 8).

El ejemplo más representativo de la cultura constructiva


con adobes de tierra en Venezuela es la construcción de la
ciudad colonial de Santa Ana de Coro. Es permanencia en el
tiempo y compromiso de conservación de la sociedad
falconiana y venezolana al ser nominada por la UNESCO en
el año 1993, Patrimonio Cultural de la Humanidad.

En tiempos recientes las construcciones que han empleado


el adobe, para el caso de Perú según Morales et al. (1993),
se le han atribuido como causa de la pérdida de numerosas
vidas, porque ofrecen una seguridad permanente ante los
sismos. Esto se debe a que esta técnica tradicional, se ha
perdido y se la utiliza en forma empírica sin asistencia
técnica. Para disminuir ese indicador negativo, desde la
década de los años setenta, en ese país, se han realizado
mejoras tecnológicas a partir de un proceso de
investigación que ha permitido construir viviendas de una y
dos plantas y el desarrollo de normas vigentes de
construcción sismo resistente con adobes de tamaño 40
cm X 40 cm X 10 cm, traslape de 20 cm y proporción del
20% en volumen de fibra vegetal seca al sol,
transformándose en una alternativa viable y confiable para

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la elaboración de viviendas populares. Similar dimensión


propone Oshiro (2013) con el tamaño de la adobera de 38
cm X 18 cm X 10 cm.

Aunque en la Venezuela actual la construcción con adobe


de tierra reforzado con fibras vegetales y secas al sol, ha
pasado a la historia, su empleo es evidente en hechos
constructivos aislados como la reconstrucción de las casas
patrimoniales de Santa Ana de Coro cuyos adobes
presentan dimensiones aproximadas de 38 cm X 18 cm X
10 cm, conformando muros auto portantes con altura no
mayor de 3,40 metros, siendo una mampostería de piezas
entrecruzadas y unidas por un mortero de barro con
anchos promedios a los 40 centímetros y algunos hasta de
60 centímetros. Han soportado por más de 500 años
movimientos telúricos, tormentas y periodos de crisis
social, económica y militar, siendo preocupante el
disminuido sentido de pertenencia histórica y ciudadana
que hacen que pueda perderse tan importante patrimonio
arquitectónico mundial, al dar paso en tiempos recientes, a
las nuevas formas funcionales, arquitectónicas y
constructivas modernas. La Casa del Sol y la Casa de
Sinagoga Judía, entre otras, son buen ejemplo de
permanencia, reconstrucción y conservación de viviendas
patrimoniales en Venezuela.

No es ilógico ni romántico el lograr promover las


posibilidades que ofrece el construir con adobe donde la
innovación tecnológica consolide una versión mejorada,
segura, arquitectónicamente hermosa y funcional con
principios sismo resistentes en la forma de manufacturar

72. La Vivienda Rural en Venezuela desde la


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viviendas, aún más en tiempos de la actual crisis


económica nacional; es posibilidad cierta de ofrecer
viviendas populares aisladas con la participación y
capacitación de las comunidades, especialmente las de
sectores rurales en las zonas áridas del país. Esta reflexión
con implicaciones políticas para el establecimiento de un
Programa Nacional de Ecoinnovación en la Construcción de
Viviendas Rurales con Adobe en Venezuela, siendo
coincidente con lo propuesto para México por Boils
Morales (2003), al decir que la cuestión de la vivienda rural
puede enfocarse desde diversas perspectivas, una de ellas
corresponde a la diversidad, la forma en que los habitantes
de las diversas regiones han resuelto la situación del clima,
el suelo y los recursos disponibles, así como sus tradiciones
y culturas en la construcción de sus viviendas.

Por ello, un denominador común de la vivienda rural en


cuanto a sencillez y conceptos de las casas campesinas,
responden a que éstas suelen ser menos elaboradas que
las urbanas. El elemento primordial de la vivienda rural,
tiende ante todo, satisfacer las necesidades de protección
frente al medio natural, razón de ser de su diversidad
según su localización geográfica.

Pensar en la actualidad en la vivienda rural, implica


singularizarla a su contexto territorial y ambiental, a la
incorporación de tecnología innovadora constructiva que
fomenta la incorporación de las posibilidades de
aprovechamiento sostenible de los recursos naturales y
humanos del lugar, a las tradiciones y formas de vida, a
procurar entrelazar compromisos de solidaridad social y

73. La Vivienda Rural en Venezuela desde la


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consolidar la participación comunitaria. Es construir


espacios de vida con el esfuerzo y la satisfacción del logro
de muchos actores que hacen felices a unos pocos.

Muros estructurales en tapia o tierra apisonada. Tapia en


lengua árabe es tabiya, referido al molde que se emplea
para hacer paredes en tierra empacada y apisonada. Los
cimientos de la historia de la civilización constructiva
occidental se pueden interconectar a través de los tiempos
con el Mundo Antiguo y la Tierra Santa. Transitar sus
pueblos y ciudades donde la aridez del medio es una
constante, Assur en Mesopotamia, Er Riha (Jericó) en Israel
o Dush en el desierto occidental del antiguo Egipto, dejan
constancia de los altos y anchos muros que ofrecen aún sus
ruinas y las ciudades habitables del presente al turista
visitante, ofertando protección térmica del inclemente
clima y protección ciudadana a los continuos avatares de
guerras intestinas entre razas y culturas.

La tapia o tierra apisonada, también tiene sus antecedentes


prehispánicos en ciudades y localidades que la antropología
aún recurre en su continuo estudio para no hacer perder
esa memoria arquitectónica y cultura que nos pertenece a
todos los latinoamericanos. La tapia se basa en la ejecución
de bloques de muro, que en México tenían de 1,5 a 2,5
metros de largo, por uno de alto y 60 centímetros de ancho
aproximadamente según sea la altura de la edificación. Por
su parte en Venezuela, expone Orozco Arria (2205), que las
dimensiones más conocidas de los bloques de tapiales
oscilan entre los 2 y 3 metros de largo, de 1 a 1,30 metro
de altura y un ancho que varía desde los 50 a 70

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centímetros. En el sentido del concepto de mampostería, la


tapia por su conformación de grandes bloques, hechos con
las manos, sobrepuestos cada uno de ellos e intercalados
en sus filas, pudiera ser incluida en este concepto
etimológico y técnico (Figura 8).

Guerrero (2001), plantea que estas secciones se


constituyen mediante el apilamiento y compactación de
capas de tierra arenosa con poca cantidad de agua, dentro
de un molde o cimbra. Para que el proceso sea continúo y
se logre un sistema murario homogéneo, la cimbra se va
desplazando de manera horizontal una vez concluido cada
bloque, hasta constituir hiladas completas. Al finalizar cada
hilada, se procede a sobreponer otra serie hasta terminar
con la altura total del muro. Por su parte Orozco Arria
(2005), dice que existen construcciones donde la primera
hilada se desplanta sobre una cimentación ciclópea de
piedra con profundidad de 1 a 1,50 metros según la calidad
del lugar a construir y con un ancho de 85 centímetros
siempre más ancho que el tapial. En zonas muy áridas, en
la mayoría de los casos, el muro se encuentra asentado
directamente sobre el suelo, previamente apisonado.

Como el material empleado no tiene demasiada humedad,


es posible retirar la cimbra después de haberse
compactado el bloque, de modo que la construcción se
realiza con bastante rapidez. En las zonas de alta montaña
de andina los tapiales de las grandes casonas urbanas y
rurales, como caso de ejemplo nombramos la Casa del
General Juan Antonio Paredes Ángulo en la ciudad de
Mérida, se apoyan sobre cimentaciones de piedra para

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protegerlos de las corrientes de agua superficiales de las


pronunciadas lluvias y la humedad de las aguas
subterráneas. En zonas áridas de los valles larenses se
encuentran edificaciones cuyas tapias se apoyan sobre el
suelo arcilloso arenoso. Según Borges Ramos y Yánez
(1989), en Los Andes las cimbras se elaboraron a partir de
maderas livianas de ceibo (Ceiba petandra), mijao
(Anacordium excelsum) y pino laso, dándosele de 600 a 800
usos continuos.

De ahí, que la tapia sea un sistema constructivo que ya


tenía vestigios con más de 600 años de antigüedad antes
de la llegada de los españoles y localizados en varios
territorios amerindios, entre otros: a. Estructuras de
tapiales en la comunidad de Paquimé en Chihuahua,
México, cuyo urbanismo bajo la inclemencia del sol se
desarrolla a partir de formas ortogonales complejas,
logrando estructurar esquemas defensivos entorno a
patios, edificaciones bioclimáticas multifamiliares de uno y
cuatro niveles a partir de grandes estructuras de muros de
tierra apisonada de gran espesor que van desde los dos
hasta los doce metros de altura (Rave Aristizábal, 2013;
Habiterra, 1995); b. La ciudad de Anasazi de Taos, Nuevo
México, Estados Unidos, donde la técnica del tapial llega a
conformar edificaciones compactas ortogonales de pocas
aberturas, enclave estratégico defensivo donde su perfil
urbano va desarrollándose desde las edificaciones de
borde de menor altura, hasta las de varios niveles con
localización de mirador para el dominio del paisaje
circundante desde la zona central. Es una composición con
analogía formal de una loma estructurada por

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paralelepípedos superpuestos; c. La localidad de Tambo,


Colorado en Perú, organizada por gruesos tapiales que
generan ortogonalmente la distribución de las
edificaciones que se van adaptando a la suave topografía
del piedemonte buscando el árido valle, y donde los
elementos formales del trapecio en sus muros de borde,
presentan vestigios de tipología arquitectónica propia de la
cultura preincaica.

Ha sido el tapial la técnica constructiva mayoritariamente


primada de las regiones de montaña, especialmente de Los
Andes venezolanos, siendo las ciudades y pueblos sus
principales exponentes de su traza de histórica
constructiva; es el reporte que dejaron anónimos
constructores que hicieron posible la cultura de la
arquitectura vernácula con la monumentalidad de obras
religiosas, productivas y residenciales que aún persisten
ante el acecho de los tiempos modernos, y donde su
existencia debe ser valorada y asimilada como parte de la
vida propia de nuestra sociedad.

En ese sentido Calderón (1997), reflexiona sobre la


valoración que debe tener la arquitectura popular
tradicional o vernácula, la arquitectura sin arquitectos, la
cual se encuentra en las haciendas productoras de Los
Andes, esparcidas en un territorio, algunas funcionando de
manera desacomodada muy cerca de pequeños centros
poblados, igualmente no monumentales. Sin embargo,
estas realizaciones espontáneas constituyen buena parte
de nuestro patrimonio cultural y ambiental al configurar la
base que soporta identidades regionales que amerita

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atención en relación a su reactivación desde el punto de


vista de una justa valoración en los planos patrimonial-
ambiental y económico-social. En definitiva, se trata de una
valoración de las distintas zonas de vida con características
específicas en relación a los modos de producción y, en
consecuencia, con respuestas arquitectónicas acordes a la
circunstancia a la cual se vinculan. La valoración tiene que
ser global: paisaje natural, pequeños centros poblados y
unidades productivas como las grandes casonas de
haciendas, las de trigo, las cafetaleras o cañícolas, dentro
de un territorio homogéneo en cuanto a sus características.
Equivale, igualmente, a plantear la recuperación de una
condición histórica: eventos urbanos y arquitectónicos
articulados entre sí, mediante rutas y caminos que
permiten la interacción complementaria y conveniente. Es
la memoria constructiva que se ha ido difuminando sobre
las trazas de construcción y movilidad moderna.

Por ello, la tapia tiene su encanto y magnetismo a todos los


que tratan de entender como esos muros que sustenta las
grandes casonas y casas de menor dimensión, así como de
los muros largos que dividen los patios de huerta y secado,
han permanecido expuestos al medio ambiente donde la
lluvia es copiosa, los vientos gélidos y rápidos en su pasar
ventisquero; son muros que producen nostalgia de tiempos
pasados de vida sosegada, dura y dependiente de las
buenas cosechas que dan continuidad a la quietud
paramera con su tierra plena de piedras que la hizo difícil
de sacar ganancia, y motivó las terrazas, generó caminos
paralelos de muros blanquecinos y plenos de musgos; y de

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territorios con menores altitudes de amplias colinas a pie


de monte o de valles húmedos y productivos.

Así la tapia, funde el esfuerzo de trabajo de gran cantidad


de mano de obra, de la peonia para el hacendado y del
convite para los campesinos trabajadores que querían
construir sus humildes y pequeñas viviendas, es la fusión
de voluntades organizadas por actividades y largas faenas
de hombres sudorosos y agitados que le extraen la tierra
suelta al suelo de color ocre, arcillosa arenosa y luego
solidificarla en los recios bloques conformantes de los
muros; hombres que cargan el material terroso mezclado y
poco húmeda en sacos de cuero que alimentan junto con
piedras, el molde o cimbra ubicado sobre el nivel de
cimentación o en los travesaños de madera de niveles
superiores, que al concluir el muro, quedan los huecos,
como los ojos que registran el pasar del tiempo sobre el
cielo confinado de la tierra compactada por el pasar
continuo y saltarín del apisonador con herramienta de
madera, como si cabalgara sobre el universo.

Así, el muro de tapia, es apoyo de listones de madera


rústica en rola o aserrada que funge de solera superior,
clavadas o no, al ancho muro que al encuentro de los
bloques en las esquinas, éstas se acuñan con maderos en
ángulo para aumentar su rigidez y solidez estructural a
fuerzas de sismo; es la solera, cimiento y encaje de las
correas de madera que cada 50 a 60 centímetros,
conforman el ejército de correas que son la base de las
cañas bravas o tablas de diversidad de tamaños que
reciben la torta de tierra, encaje perfecto donde se

79. La Vivienda Rural en Venezuela desde la


Dimensión de la Sostenibilidad
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adhieren las tejas criollas de los maestros tejeros


producidas en rústicos hornos de la localidad.

Así, los muros de tapias en su rugosidad e imponente


belleza, muestran nobleza y sinceridad tectónica elitista de
lo mejor construido en el periodo colonial y de la
arquitectura tradicional venezolana hasta mediados del
siglo XX, cuando se fue esfumando y perdiendo en la
cultura del construir en el medio rural, y aunque su
notoriedad esté vestida en sus partes bajas con musgos y
líquenes, que saludan al caminante que reconoce los
sudores de esfuerzos humanos tras su superficie húmeda
de la lluvia trasnochada.

Mampostería estructural de ladrillos de arcilla horneada.


La construcción con ladrillo, ha sido al igual que la de
piedra y de su antecesor el adobe, patrimonio de la
memoria histórica constructiva de la Humanidad. En que
parte de la traza del tiempo aconteció alrededor del fuego
de una fogata elaborada en una pernocta de campesinos,
guerreros o transeúntes de un territorio, que a la luz del
nuevo día, notaron al apagar la aún ardiente brasa de
maderos carbonizados, que la base de tierra y arcilla se
transformó en una argamasa petrificada resistente a la
fuerza manual, al impacto y al agua.

Es en ese momento, no documentado sino trasmitido de


generación a generación, de cultura a cultura y de raza a
raza, en que el hombre concibe una nueva forma de hacer
componentes constructivos y apertura la creación e
innovación tecnológica para elaborar hace 4500 y 4000

80. La Vivienda Rural en Venezuela desde la


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años a.C., cuando los Sumerios hacen las primeras vasijas


de barro y son la génesis para manufacturar los primeros
ladrillos refractarios cocidos en hornos de manera
artesanal, siendo sucesivamente las civilizaciones Persa,
Asiria, Caldea, Mesopotamia, Fenicia, Griega y Romana,
quienes racionalizan su proceso de fabricación que se
mantuvo igual en los siglos posteriores. Es hasta la
Revolución Industrial en 1850, cuando se patenta la
máquina moldeadora de ladrillos, en 1858 aparecen los
ladrillos con perforaciones y el horno Hoffman, y ya en
1923, se patenta el sistema de maquinas moldeadoras de
ladrillos con extracción de aire (maquina con vacio),
cimentándose así las bases de las alfarerías modernas con
las cuales se llegan a producir infinidad de productos
derivados que han sido y son en la actualidad, el
basamento de las mamposterías planas, bóvedas y cúpulas
que conforman el patrimonio arquitectónico y de la
ingeniería mundial.

La mampostería de ladrillo macizo o huecos de formas


diversas, empleados en la construcción de muros o
paramentos verticales compuestos por unidades ligadas
mediante mortero, teniendo como objetivo disponer
paredes divisorias y muros portantes, cuya definición se
especifica en los planos arquitectónicos y de ingeniería de
una edificación o infraestructura de bienes y servicios. La
secuencia de espesores en los tipos de muros tradicionales
de una edificación en altura, van desde el apoyo de la
cimentación ciclópea donde arranca el muro de carga de
mayor espesor a una cara o doble cara vista, seguido del
muro de semi carga de ladrillo macizo, y finalmente, el

81. La Vivienda Rural en Venezuela desde la


Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

muro soguilla con una cara a la vista donde se apoya la


techumbre (Figura 8).

Las minas de arcilla son profusas en vastos territorios de


América, razón por la que culturas prehispánicas ya habían
desarrollado la tecnología del ladrillo, según se observa en
hallazgos arqueológicos en varios lugares de México,
donde se han encontrado vestigios en edificaciones
residenciales y en pirámides, siendo éstos el relleno,
posteriormente revestidos con piedra. A la llegada de los
españoles encontraron las posibilidades ciertas en los
espacios conquistados, para que la nueva cultura ibérica
hiciera gala de la transmisión del conocimiento del uso del
ladrillo tomado de la tradición musulmana, donde se
generaliza la manufactura de tejas y baldosas como
elementos patrimoniales incorporados a las nuevas formas
de construir edificaciones; aún así, ha sido limitado el uso
de las mampostería de ladrillos en la arquitectura colonial y
republicana en muchas de las naciones surgidas del
proceso independentista.

Esta realidad no ocurre de igual manera en los territorios


de Norte América, que al ser conquistada por franceses y
mayoritariamente ingleses, fomentan la influencia de la
tipología arquitectónica georgiana británica, impulsando y
estableciendo la cultura constructiva con ladrillo y el
establecimiento de sus grandes ladrilleras - alfarerías. Esta
dinámica constructiva en territorios latinoamericanos se
afianza desde el siglo XIX y XX, con la influencia de los
arquitectos e ingenieros que se vieron atraídos por los
diversos estilos de tendencia neoclásicos generados en

82. La Vivienda Rural en Venezuela desde la


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Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

Europa, y por el proceso de inmigración de constructores


italianos y españoles con clara permanencia hasta la
actualidad (Ingeniería Civil, 2015). En América existen
magníficos ejemplos del uso de la mampostería de ladrillo
en los países latinoamericanos como Argentina, México y
Colombia, donde la fabricación con mampostería de
ladrillos revestidos y a la vista, es una de sus características
tipológicas constructivas más resaltantes. En ese sentido,
Molina e Hinojoza de Parra (2011), presentan para al país
neogranadino una aproximación histórica de los chircales o
ladrilleras en Bogotá, capital del Virreinato de Santa Fe y
capital de la república, cuando en el llamado periodo de
transición que va desde el año 1810 a 1920, incluso hasta
1930, fue la base para consolidar el uso del ladrillo a la
vista como material constructivo que durante la segunda
mitad del siglo XX, caracterizó la manufactura y
arquitectura de edificaciones en la capital colombiana, con
proyección al resto del país hasta la actualidad.

Por su parte Rojas Mora (2014), hace interesantes


reflexiones técnicas desde la construcción con
mampostería de ladrillo sin refuerzo en importantes obras
religiosas, institucionales y residenciales en la Colombia de
finales del siglo XIX y los efectos sufridos por los diferentes
sismos que les han afectado hasta ya entrado el siglo XX,
razón por lo que en la década de los años setenta se inicia
la construcción con ladrillo reforzado a partir de la
implementación nacional del Decreto Ley 1400 del año
1970. Es motivo del reforzamiento de la cultura
constructiva residencial, comercial e institucional asentada
en las bases urbanas y rurales de la sociedad colombiana,

83. La Vivienda Rural en Venezuela desde la


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Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

ya que permite: la doble función de la construcción de


muros para fusionar la estructura y la arquitectura con
criterios de sismo resistencia; la elaboración de un sistema
de entrepisos de menor espesor; una menor altura de las
edificaciones; una mayor economía por metro cuadrado,
mayor rigidez y menor daño en los acabados superficiales,
sin dejar de lado la calidez visual de sus fachadas.

En Venezuela, los vestigios de la construcción con ladrillo


quedan escondidos en las paredes y columnas de los patios
de las grandes casonas coloniales con la espléndida vista de
los juegos de techos de tejas y los pisos con baldosas
cuadradas, rectangulares y octogonales; escondidos en sus
pórticos de entradas para conformar el alto relieve que
posteriormente es frisado, como es el caso de algunas de
las viviendas patrimoniales de Santa Ana de Coro;
escondidos y mezclados con tierra, piedra coralina o caliza
en el alma de las construcciones de entramados de madera
de ciertas edificaciones residenciales de Puerto Cabello, La
Guaira y Barcelona (Figura 8); de ladrillos a la vista o
escondidos en los pilares, muros, arcos y bóvedas que
conformaban los corredores, patios y naves de iglesias de
misiones, haciendas y castillos, entre muchos ejemplos
patrimoniales venezolanos: la Misión Purísima Concepción
del Caroní en el estado Bolívar; el ingenio de San Mateo en
la Victoria del estado Aragua; o el Fuerte o Castillo de San
Carlos de Borromeo de Pampatar en Nueva Esparta. La
modernidad trae como referencia, y con clara influencia de
la sabiduría constructiva colombiana con el ladrillo, la
iglesia neogótica de la ciudad de Rubio en el estado
Táchira, espacio de reflexión y paz, pleno de luz donde

84. La Vivienda Rural en Venezuela desde la


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resalta el rojizo de los ladrillos y el color cremoso de los


morteros cementantes de sus muros, bóvedas y nervios.

Es la mampostería del ladrillo la que impresiona en sus


formas, sus texturas, lo hermoso de los muros, arcos, las
bóvedas y cúpulas en sus variados tipos, que han
encontrado cimiento mayoritariamente en los espacios
urbanos, mientras que en los espacios rurales venezolanos,
son sólo vestigios de una época pasada, pero que indica
que es una posibilidad real al contar con minas de arcilla
dispersas en el territorio natural que permitiría
implementarla en la manufactura de edificaciones diversas,
pero en especial, de viviendas para sus hombres de campo.
Razón propicia para proponer un Plan Nacional de
Ecoinnovación para la Investigación de Construcción,
Diseño y Normas de Mampostería de Ladrillo para
Viviendas Urbanas y Rurales en Venezuela. Es establecer,
en primera instancia, un convenio binacional con Colombia
y sus centros de investigación, industriales, constructores,
campesinos y promotores inmobiliarios.

Mampostería estructural con materiales pétreos


naturales. Las técnicas de mampostería con materiales
pétreos naturales, han permanecido desde el mismo
proceso en que el hombre se va compenetrando con el
mundo natural del entorno en que le ha tocado
desarrollarse individualmente y en sociedad; fue
entendiendo la necesidad de extraer la piedra que le
permitirá pasar el arado para cultivar; o como lo dijo
Bassegoda Nonel (1989), tuvo la necesidad de construir los
primeros vestigios de arquitectura prehistórica con varios

85. La Vivienda Rural en Venezuela desde la


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fines: comunicarse, enterrar sus muertos en tumbas


funerarias, brindar tributo a los dioses y hacer espacios
ceremoniales a partir de la construcción megalítica
adintelada y alineada de los menhires o los dólmenes y, los
de disposición circular cromlech, en Stonehenge en
Inglaterra.

Así, la mampostería de piedra, la antiquísima, la de colocar


con las manos las piedras seleccionadas una a una para ser
aparejadas, encajadas y superpuestas de forma natural, o
las que fueron adheridas a través de argamasa de cal o
cemento, se fueron conformando en anchos y fuertes
muros que permitirían contribuir con el proceso de
desarrollo de civilizaciones del Mundo Antiguo y el Nuevo
Mundo, a partir del sedentarismo que dio la necesidad de
domesticar animales, procurar cobijo y protección de
personas a partir de la edificación de castillos con altas
fortalezas de murallas y atalayas; era la localización para la
vida y la subsistencia de una amplia variedad de pueblos en
diversos territorios que lograron, con el uso de la piedra,
ampliar terrenos para la agricultura, definiendo los
parcelamientos y los límites de propiedad, que a su vez
generaban los caminos y senderos a través de los alargados
muros en extensos valles y montañas (Figura 8).

Y es que a través de los siglos los artesanos de la piedra…


han logrado conservar un status de responsabilidad casi
apostólica y bien pagada. Sus “secretos profesionales” se
guardan hasta hoy e incluyen cuestiones tan importantes
como el conocimiento intimo de la piedra, la dosificación
correcta del mortero y el uso de materiales auxiliares, la

86. La Vivienda Rural en Venezuela desde la


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Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

selección de las herramientas y la organización del trabajo


y – finalmente- la intuición estética de cómo resultará la
piedra colocada: el efecto y composición del muro
acabado. Aún a riesgo de simplificar en exceso la técnica de
la cantería, uno de los principales requisitos de todo
cantero, digno de ese nombre, es un conocimiento íntimo y
casi intuitivo del material. Escogían una roca, allí donde el
inexperto sólo observa composición, veta, grano y grietas
(Shelter, 1979).

Era compenetrarse con cada piedra, seleccionarla a la vista,


denotar el amor entre el cantero o maestro pedrero y el
material que tenía frente a él; era recorrer su cuerpo
inmenso en la mina misma y definir su proceso de
agrietamiento con herramientas básicas y rústicas para
extraer la forma final como grandes bloques, columnas,
vigas u obeliscos; era el conocimiento de las propiedades y
defectos de las piedras de cantera para evitar su fractura o
agrietamiento, al momento de su traslado hasta el sitio de
colocación final en muros productivos de terrazas y en los
monumentos funerarios, religiosos, militares o
residenciales, en forma de villas y palacios diseminados por
todo el mundo.

La arquitectura prehispánica realizada en piedra de los


imperios aztecas y mayas son aún llamativos por la
composición de sus formas y misticismo abrigado en su
concepción, pero son especialmente los muros de las
construcciones del imperio inca, los que denotan un
altísimo nivel de perfección en la talla de las juntas sin
mortero, prietas una a una, los que motivan aún en el

87. La Vivienda Rural en Venezuela desde la


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presente, la curiosidad y la incógnita de los métodos


empleados en su movilización a través de las altas
montañas de Los Andes y su proceso de manufactura. Es
Machu Pichu y Cuzco, la perennidad hecha muro de piedra,
que da paso a la especulación y la incomprensión por
descifrar la verdad de los métodos empleados (Figura 8).

La arquitectura de la vivienda vernácula en piedra


localizada en el medio rural, ha sido el producto del
conocimiento local transmitido de generación a
generación, que se mantiene en la tradicional reserva de
los canteros y en parte a las grandes diferencias entre la
piedra de los diversos territorios. Es una forja de muros
muy laboriosa y de operación meticulosa, sin dañar la
tierra, siendo los de mayor estética aquellos sin mortero,
ya que la densidad de las líneas separadoras, influyen en
percepción de la belleza intrínseca del material pétreo, el
contraste de sus texturas, colores y brillo.

Las casas de campo, las del labriego o pastor, el hórreo


para granero, la estancia o las grandes casonas, castillos,
iglesias y palacios fabricados con piedra, parecieran que
emergieran del paisaje, mimetizándose con él, a pesar de
las líneas verticales, orgánicas e irregulares de sus muros y
superficies que surcan las suaves o fuertes pendientes. Así
lo demostraron las casas manufacturadas en la costa
adriática italiana en el siglo XVII con las hermosas cúpulas
de piedra sin mortero, denominados trullis, las cuales
tenían un sistema de desmontaje y montaje en una sola
noche según fuera la necesidad de desaparecer ante la
visita del recaudador de impuestos del rey. Ejemplo único

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de mimetización y de construcción desarmable con


mampostería de piedra.

En territorio venezolano, la construcción con piedra


presenta vestigios prehispánicos en las tierras altas andinas
de las mamposterías rústicas de piedras trabadas y
encajadas para conformar los muros alargados que seguían
las pendientes de las terrazas de cultivos; los muros
paralelos de los caminos que surcaban los valles y
montañas para no perderse entre la neblina, trazados
como rutas de conexión de intercambio de productos entre
aldeas; y las pequeñas viviendas de la diversidad de tribus
que conformaron a la gran familia indígena cuica. El
periodo colonial hace de la piedra caliza o coralina, según
la disponibilidad del sitio y, unidas con argamasa de cal y
arena, la manufactura de obras de ingeniería militar como
el Castillo Libertador en Puerto Cabello o el de Santa Rosa
en Margarita, y en el periodo republicano de principios de
siglo XX, resalta como obra emblemática el Cuartel
Mariano Montilla en Maracay del estado Aragua.

Ya en el presente, la piedra ha sido el material que


engalana el acabado superficial de múltiples y diversas
edificaciones en función y formas, distribuidas en todo el
territorio nacional. Es ejemplo de arquitectura religiosa,
sencilla pero profunda en sentimiento, la Capilla de Juan
Félix Sánchez en San Rafael de Mucuchíes en el estado
Mérida, espacio sagrado del descanso final de uno de los
hombres parameros de mayor trascendencia en Venezuela.
En materia del uso de mampostería de piedra en la
construcción de viviendas rurales, ésta se hace presente

89. La Vivienda Rural en Venezuela desde la


Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

con sus tonalidades y composición granulométrica en las


casas modernas de posadas, hoteles y residencias
particulares elaboradas en zonas de montaña y, donde los
maestros pedreros, hacen gala de su conocimiento y
tradición vernácula en el levantamiento de hermosos
muros de fachadas y divisorios de parcelamientos.

Es la piedra, la de los fuertes y majestuosos muros


verticales, labrados con las manos callosas de campesinos y
sabios maestros pedreros que edificaron con la sapiencia
del tiempo y los descubrieron armónicamente al paisaje
abierto; los que dan cobijo al frio ventisquero andino y
brisa costera, en los espacios privados de las estancias de
confort a la calidez de chimeneas o de pequeñas aberturas,
que se interconectan con el mundo exterior natural
circundante. Es la piedra que permanecerá como vestigio
de una época, referencia de un tiempo de vida de la
sociedad venezolana y mundial.

Sistemas estructurales entramados de madera con


materiales de tierra y pétreos naturales. Las técnicas para
diseñar nuevas edificaciones e infraestructuras adaptadas
al Nuevo Mundo, involucraban transferir por igual las
diversas formas de construcción establecidas en el
territorio ibérico español, que por influencia cultural
constructiva, consideraban las inter relaciones del Imperio
Español con sus dominios en continente europeo en
distintos periodos históricos (Países Bajos, Luxemburgo,
Bélgica y sur de Italia, Sicilia y Nápoles) y de ultramar, las
Islas orientales españolas (Filipinas, Las Marianas y Las
Carolinas).

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Dimensión de la Sostenibilidad
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Es un largo periodo histórico que según Elliott (2002), Ruíz


Martín (2003) y Alcalá Zamora (2005), el Imperio Español
logra alcanzar su máxima expansión territorial entre los
años 1580 a 1640 durante los reinados desde Felipe II,
Felipe III y Felipe IV, incluyendo el suroeste de los actuales
Estados Unidos, Centro América, El Caribe y buena parte de
Sur América.

Así, reinterpretando a Honour y Fleming (2002), Dempsey


(2002) y Chilvers (2007), quienes exponen que sobre la
inmensidad del territorio del Nuevo Mundo, se fue
transfiriendo y tomando cuerpo en cada una de las
ciudades fundadas, edificaciones e infraestructuras, las
diferentes técnicas constructivas, estilos arquitectónicos y
artísticos establecidas en la Europa medieval donde el
Gótico (siglo XII y XVI) apertura a la edad moderna con el
Renacimiento (finales del siglo XV y principios del XVI) y
éste al Manierismo (mediados del siglo XVI), donde el
español Juan de Herrera es actor fundamental con su obra
del Monasterio del Escorial prevaleciendo un neoclásico
sobrio, sencillo, de formas simples y desnudas de
decoración. Es obra arquitectónica contextualizada en
tiempos convulsos de grandes diferencias en el terreno
político y religioso europeo, representativa de la doctrina
contra reformista y estado absolutista español, contrario al
protestantismo alemán y anglosajón de tendencia
parlamentarista, que en el transcurrir de los años, el
Manierismo y la arquitectura herreriana es puerta abierta
en la América española al establecimiento y presencia del
Barroco (siglo XVII y principios del siglo XVIII). Es el Barroco

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el estilo más representativo en los virreinatos de la corona


española en América. Es estilo artístico más refinado y
ornamentado, con las influencias del racionalismo clásico,
pero con formas y volúmenes modulares más dinámicos y
escenográficos en el que prevalen las curvas cóncavas y
convexas, donde la sorpresa, lo anecdótico y el efecto
óptico animan al espectador al asombro y la reflexión. Los
virreinatos de Nueva España, del Perú, Nueva Granada o
Santa Fe y de La Plata, serán los territorios geopolíticos que
en sus capitales de Ciudad de México, Lima, Bogotá y
Buenos Aires, llegan a destacar y a entremezclarse la
variedad de estilos arquitectónicos en sus más importantes
edificaciones de instituciones políticas, religiosas, militares
y residenciales, íconos en la actualidad de un periodo
histórico patrimonial de la Humanidad, que los
latinoamericanos procuran conservar con celo, a pesar de
las injusticias humanas, sociales y políticas acontecidas en
más de 300 años de dominio absoluto.

Es un periodo donde la fusión de los intereses de la Corona


se amalgamaron con el dominio absoluto territorial; la
mayor explotación de la riqueza de sus recursos naturales,
mayormente del oro y la plata; y la sobre explotación de
poblaciones indígenas y la negra africana, produciendo el
crisol de razas americanas de siglos posteriores (Ots y
Capdequí, 1957; Galeano, 1983). Los virreinatos estaban
conformados por las Capitanías, que en el caso de
Venezuela, por ser provincia de limitaciones productivas en
recursos mineros y dependía de una economía productiva
de agricultura, esta riqueza y magnificencia de sus
edificaciones, es casi nula.

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Así llegaban a territorio americano a través de españoles y


portugueses las técnicas de mampostería con materiales
pétreos naturales y artificiales mezclados con el cemento,
inventado por los romanos. Es la cultura constructiva
prevaleciente en las civilizaciones que se forjaron en el
contexto del Mediterráneo, es la cultura de lo pétreo de la
piedra y el mármol; la tierra cruda, amasada, mezclada y
apisonada; la arcilla horneada y refractaria que llegan a
producir en su conjunto los grandes muros verticales, las
techumbres de bóvedas y cúpulas en infinidad de
edificaciones e infraestructuras aposentadas en la
inmensidad del Nuevo Mundo conquistado. Mientras esto
acontecía, en la Europa central y del Norte, se afianzaban y
desarrollaban nuevas tecnologías constructivas con madera
a partir del avance técnico de la carpintería generada en la
Edad Media, fomentando así la construcción y uso
intensivo de sus recursos forestales.

Es la clara relación entre las disponibilidades de recursos


naturales que ofrece un determinado territorio; la oferta
potencial del material lignocelulósico como la madera en
las zonas centro norte europeo; la capacidad de creación e
innovación constructiva y de tipologías arquitectónicas
interrelacionadas con los factores climáticos del lugar, que
se transforma en la cultura constructiva de un pueblo que
con sus similitudes formales hace que en Alemania,
Austria, Países Bajos y Bélgica, se establezca la arquitectura
vernácula de esos países, antiguos imperios. Así se
constituye una de las tradiciones de lo endógeno, al
utilizar los materiales del entorno que están disponibles
por su abundancia y mejores características para construir

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un refugio o cobijo contra los factores climáticos, como la


intensas tormentas de nieve que requiere techumbres
inclinadas para generar deslizamientos y disminuir
sobrecargas muertas, el acecho de animales y de otros
pueblos. Es el sistema entramado de madera, característico
de estas regiones.

Así llega al Nuevo Mundo en sus variadas formas


constructivas. Así se incorpora el construir con madera al
territorio de la Provincia de Venezuela, en sus diversas
regiones, y los españoles absorben la forma de construir de
los indígenas, el bahareque, lo hacen suyo y así edifican,
empleando las maderas del sitio adyacente mayormente en
forma de horcones y otras aserradas cuadradas. Así
construyen algunas viviendas de Santa Ana de Coro y la
Vela de Coro, donde el adobe fue el componente
constructivo principal, y toman del territorio los horcones
de madera de cují, vera, curarí y carapa para construir los
pueblos de la península, la costa y la sierra falconiana. Así
construyen buena parte de las ciudades costeras como
Maracaibo, Puerto Cabello, la Guaira, Barcelona, Cumaná y
Angostura, sin dejar de nombrar muchas de las ciudades
fundadas en territorio continental, tomando del territorio
adyacente las maderas del lugar, entre otros, las caobas,
los cedros, los apamates y los samanes; la tierra arcillosa
del sitio, amasada con agua y fusionada con las piedras del
lugar, la “piedra de ojo” por su porosidad y capacidad de
absorber humedad, la coralina, la caliza, la calcárea, los
restos de ladrillos y hasta adobes adheridos algunas veces
por argamasa de cal y arena, son todos sostenidos por los
elementos horizontales de caña brava o guadua que logran

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transformarse en una unidad. Así conforman el relleno de


las paredes con pórticos de uno, dos y hasta tres niveles
que los hacen auto portantes y hasta sismo resistentes,
capaces de soportar las techumbre de similares pendientes
y distintas direcciones de las aguas realizados de caña
brava/ tablas de madera con torta de barro y teja criolla.

Son estructuras sin mayor complejidad, horcones verticales


empotrados a la tierra, separados desde los sesenta
centímetros y por lo general a cada metro; entramados que
permitían apoyar las vigas horizontales de entrepisos de
tablones o los de la composición de caña brava/ tablas de
madera con torta de barro y revestimiento de baldosas de
arcilla; y las techumbres ya descritas. Los horcones
horizontales absorben las cargas permanentes, variables y
las fuerzas laterales, trasmitiéndolas a los horcones
verticales y, de éstas, al suelo con sus cimentaciones de
piedra. Así se conforma la mayoría de las viviendas del
periodo colonial y republicano de la Venezuela bajo el
dominio español y hasta principios del siglo XX, cuando las
tecnologías constructivas modernas hacen presencia en la
vida urbana y rural venezolana.

Como reflexionaba Hernández (2000), que complementa la


exposición anterior, es la fusión de la cultura
arquitectónica y constructiva española que encuentra en la
tradición del bahareque, mejores posibilidades para
solventar la necesidad de la vivienda tradicional
venezolana, con la incorporación de detalles constructivos
muchas veces heredados de formas constructivas indígenas

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y que durante más de 400 años no sufrió cambios


significativos.

Una excepción a la tecnología de entramado de madera


realizado en Venezuela, siguiendo la transferencia
tecnológica de los países centro norte de Europa, es la que
realizan los inmigrantes alemanes que se establecen y
fundan la Colonia Tovar en el estado Aragua. Son
referencia, sus edificaciones residenciales y en especial su
Iglesia de San Martín de Tours, construida en 1843 con
ampliaciones posteriores, que fue declarada Monumento
Histórico Nacional en 1994. Es la Colonia Tovar, territorio e
ícono emblemático donde el uso del sistema constructivo
entramado de madera es único en su forma original en el
país (Figura 8).

Esta forma de construir, su tipología arquitectónica


llamativa, ha sido influencia de transculturización y de gran
contrastante con el lugar y la arquitectura alto andina y
montañosa venezolana, especialmente en Los Andes,
cuando en la década de los años setenta se construye en el
medio rural del paramo del valle del rio Chama en el
estado Mérida, el Hotel Apartaderos y unas cabañas del
Hotel Los Frailes. En la década de los años ochenta, se
importan viviendas prefabricadas de madera con el sistema
entramado de plataforma desde Chile y Finlandia,
construyéndose con similar sistema constructivo algunas
viviendas y escuelas en el estado Mérida, a través de un
convenio entra la Universidad de Los Andes y la
Corporación de Los Andes (Corpoandes). Fue experiencia
que no aportó resultados positivos en la construcción y

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marketing, producto del rechazo de estos tipos de sistemas


constructivos alternativos, por la falta de cultura de los
ciudadanos venezolanos con el material madera y sus
productos forestales derivados.

Como lo exponen Barrios et al. (2007) y Cloquell et al.


(2010), en Venezuela en la actualidad sigue existiendo en la
población, similar falta de conocimiento, desconfianza,
temor y apoyo efectivo por parte del Estado para el
establecimiento de leyes y normas, políticas, planes y
programas de promoción y seguridad, que permitan el
establecimiento de la cultura constructiva con madera y
sus productos forestales derivados. Se mantiene la
esperanza de que este tipo de construcción, junto con las
gramíneas de caña brava, bambú y guadua, apoyada en un
programa nacional de plantaciones, sean una alternativa
viable y cierta para implementar los principios de
arquitectura sostenible en la construcción de viviendas
urbanas y, en especial, las viviendas rurales.

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FIGURA 8.
Sistemas constructivos de tradición española, transferidos
tecnológicamente al Nuevo Mundo. Venezuela y sus
experiencias arquitectónicas con adobe en Santa Ana de
Coro; tapiales en Los Andes; mampostería de piedra en la
casona del ingenio de San Mateo y en el Castillo de Araya;
muro de sillería de piedra; muros de ladrillos en
construcciones coloniales en la Guaira; y entramado de
madera en la iglesia de la Colonia Tovar.

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LA VIVIENDA RURAL EN LA VENEZUELA PETROLERA DEL


SIGLO XX Y EN EL UMBRAL DEL SIGLO XXI

Venezuela entra al siglo XX como país rural, con un proceso de


cierta estabilidad política y económica surgida después del
derrocamiento del General Ignacio Andrade (Periodo presidencial
1898-1899) por el General Cipriano Castro (Periodo presidencial
1899-1907), y éste a su vez, derrocado por el General Juan Vicente
Gómez (Periodo presidencial 1908-1935). Arquba (2015) expone
que hasta el descubrimiento del petróleo, Venezuela no es más
que un país marginal para el capital extranjero, con las
exportaciones poco estratégicas y un mercado reducido. Es
coincidente con lo tratado por Contreras et al. (2001), cuando
reflexionaban que Venezuela, desde el punto de vista
arquitectónico no sobresale respecto a otros países
latinoamericanos, ya que la obra edificada es sencilla, sobria y con
claros rasgos de simplicidad en la gran mayoría de los casos, tal
como se aprecia en el legado colonial del casco histórico de la
primera ciudad venezolana en tierra continental, Santa Ana de
Coro, capital del estado Falcón o Puerto Cabello en el estado
Carabobo. Ello se debe a que su economía se fundamentaba en la
agricultura, especialmente del cultivo y exportación del cacao y el
café, así como de la ganadería en la producción y exportación de
cueros.

El impacto petrolero genera un crecimiento simple y cambios


estructurales en todos los ámbitos de la sociedad venezolana a
partir de finales de la década de los años treinta, con el gobierno
del General López Contreras (Periodo presidencial 1936-1945),
que entre otros logros democráticos y sociales, crea en el año
1936 el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social (MSAS) producto

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del alto nivel de afectación en la disminución de la población por


las enfermedades tropicales, especialmente el paludismo. Ese
mismo año, el Congreso Nacional promulga la Ley de Defensa
contra el Paludismo conllevando a la creación de la Dirección
Especial de Malariología, adscrita al MSAS y siendo su primer
director, el Dr. Arnoldo Gabaldón. Es un paso significativo en
materia de salud pública nacional que aborda el Estado para
proporcionar seguridad al ciudadano que habita en el campo rural.

La organización malariológica desarrolla importantes iniciativas


para combatir los criaderos de larvas anofelinas, buscando reducir
y eliminar las colecciones de aguas donde pudiera reproducirse y
crecer, hasta alcanzar la fase adulta de zancudo o mosquito. En
ese sentido, se buscó dar continuidad y coherencia a las iniciativas
anti larvarias que venían ejecutándose desde años anteriores,
empleándose diversas técnicas relacionadas con la ingeniería
sanitaria y el saneamiento ambiental (Hernández T., 1990 citado
por G. Yépez, 1992). Es la casa rural de Malariología, junto con la
construcción de acueductos y obras de tratamientos de aguas
residuales, uno de los programas baluartes e históricos de la
ingeniería y arquitectura rural nacional.

A partir del mandato del General Isaías Medina Angarita (Periodo


presidencial 1941-1945), se promulga en el año 1943 la Ley de
Hidrocarburos, entre otras leyes, que permitió la conversión de
contratos petroleros otorgados por los gobiernos anteriores y el
aumento de la participación del Estado Venezolano en los
procesos de explotación, refinación y exportación de productos
hidrocarburos, lo cual redundaría en el aumento del Producto
Interno Bruto (PIB), que hasta la presente fecha ha marcado en

100. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

Venezuela la clara dependencia de una economía


monoproductora.

Este proceso de transformación económica, social y productiva,


hace que de igual manera se sucedan cambios en los procesos de
construcción del medio rural y urbano, con la importación de
nuevos sistemas constructivos para consolidar las estructuras y
cerramientos de edificaciones con múltiples funciones,
sustentados en tecnologías como el concreto, acero, aluminio,
zinc, asbesto, cemento, yeso, vidrio, plásticos de diversos tipos,
especialmente, el polietileno expandido (EPS) también
denominado anime o hielo seco, diversidad de tableros a base de
productos lignocelulósicos, entre otros. Estos materiales van
desplazando de manera paulatina, mayormente por razones
sanitarias y económicas, los criterios tecnológicos constructivos
vernáculos como el bahareque y los sistemas constructivos
producto del proceso de la colonización española o la mezcla
entre lo nativo y lo foráneo.

Son tiempos en que se van imponiendo nuevos procesos y


principios de la arquitectura moderna, como la modulación,
estandarización, normalización y la industrialización de
componentes que permiten la masificación de la vivienda, así
como la calidad constructiva de las edificaciones y la uniformidad
de las tipologías arquitectónicas influenciados por los patrones
internacionales. También se cambian las formas de participación
de la mano de obra por actos contractuales establecidos entre el
patrón y el obrero, abriendo paso al establecimiento de los
sindicatos de trabajadores y la seguridad social.

101. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

Por otro lado, hay interrelación entre el proceso de ocupación de


un territorio con el sistema productivo establecido para la
generación de bienes de consumo agropecuario, las tipologías
arquitectónicas y funcionales de las grandes casonas y
edificaciones rurales en el diverso espacio geográfico venezolano;
donde se produce el binomio entre las plantaciones y los conucos
con sus pequeñas casas campesinas unifamiliares, conformadas
por espacios pequeños para el descanso y los servicios, donde
prevalece el bahareque y los techos de teja que fueron siendo
desplazadas por láminas de zinc, ante la pérdida de la tradición
manufacturera de los tejeros locales.

Con el aumento de la población a partir de los años cincuenta y su


concentración en el medio urbano de las ciudades venezolanas, es
oportunidad para que el campo cubra la demanda de bienes y
servicios alimenticios. La producción de tubérculos, hortalizas y
frutales tiende a la alza, generándose centros productores
localizados que se consolidaron en diversas regiones del país, sin
que esto deje de excluir otras importantes regiones agropecuarias:
la zona de Los Andes, es sinónimo de la producción de tubérculos;
la zona del Valle de Quibor de hortalizas; los Valles de Aragua de
caña de azúcar; o la zona montañosa de Nirgua en el estado
Carabobo como productora de naranjas, entre otras.

Las casonas y viviendas que se fabricaron como espacio


residencial, administrativo y transformador, según el producto
cosechado, destacan en las haciendas de caña, de café y mixtas,
haciendo referencia a casos que completaron un desarrollo formal
expresado con énfasis en la estructuración de dos o más patios
cerrados, jerarquizados en términos de funcionamiento y su
relación con el área productiva circunvecina. A continuación, se

102. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
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exponen los principales tipos de casonas y casas interconectadas


con los sistemas productivos, reinterpretadas a partir del trabajo
realizado por Contreras et al. (2001) (Figura 9):

Las casonas de haciendas de café. Ubicadas en el piso


bioclimático de altitud media y alta a ambos lados del pie
de monte andino de la Cordillera de Los Andes y de la
Costa, correspondiente a las regiones donde
mayoritariamente se siembra el café. El elemento principal
es el patio como espacio de secado que hace la función de
articulador de los espacios residenciales, administrativos,
depósitos, alimentación, otros. El sistema constructivo
mayoritario es la tapia pisada con friso encalado y al
natural.

Calderón (1997), expone que la casona cafetalera es


cualificada como tal, por el patio de secado al interior del
conjunto. Las dimensiones de éstos son espectaculares y
articulan una totalidad más abierta hacia el exterior según
la topografía del lugar; otras se construyeron
completamente cerradas como fortalezas, desarrollándose
varios patios en dos niveles, dando como resultado una
volumetría más rica y variada. Hacia el exterior, esta forma
de asentamiento tiene que ver con la construcción de
obras relacionadas con el aprovechamiento del agua.

Son la casona de la Hacienda La Victoria o la Hacienda


Santa Ana, localizadas en el Municipio Pinto Salinas del
estado Mérida, ejemplos que han sobrevivido al abandono
debido al cambio al cambio de función que los dueños han
realizado por los requerimientos cambiantes y

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desanimadores en materia económica, política o fiscal,


que han afectado en su conjunto a la producción del café
demandado en los mercados nacionales e internacionales.

Las casonas de haciendas de cacao. Localizadas en el piso


bioclimático correspondiente a la Cordillera de la Costa,
mayoritariamente en el estado Aragua donde se da el
famoso cacao Chuao de renombre mundial, en el sector de
Barlovento del estado Miranda y al pie del monte andino
del vaso hidrográfico del Lago de Maracaibo. Son estas
casonas de hacienda, adaptándose a la variable topografía,
con grandes patios y donde se emplearon de manera
diversa, según las disponibilidades de las materias primas
del lugar, la mampostería de tapia, el bahareque y el
sistema entramado de madera con el alma de la estructura
rellena con adobes o piedra, con friso de cal como acabado
superficial.

Las casonas de haciendas de caña de azúcar. Corresponde


su ubicación a pisos bioclimáticos localizados mayormente
en los valles bajos de los ríos de las regiones centrales y
occidentales del país, así como lomas y pequeñas colinas
de las zonas montañosas. Las casonas ubicadas en las
grandes plantaciones de caña de azúcar se caracterizan por
un gran patio central y que, en muchos de los casos, tienen
fuentes de agua interna que le permite mover el molino de
caña de azúcar, cercano a las actividades del trapiche
donde se procesa la materia prima. Es la tapia el sistema
constructivo de mayor uso, seguido de la mampostería de
piedra, ladrillo o bahareque. Comienza el uso de
tecnologías mixtas según las posibilidades que les ofrecía el

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la Dimensión de la Sostenibilidad
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territorio en materia de recursos naturales. Por su parte


Calderón (1997), dice que las casonas cañícolas generan,
igualmente, hacia afuera toda una infraestructura,
necesaria para la elaboración y procesamiento de la caña y
sus derivados.

Es el ingenio de San Mateo del siglo XVIII y XIX, propiedad


de la familia Bolívar, un ejemplo arquitectónico de este
tipo de casona construida con mampostería de piedra y
ladrillo cocido, siendo a su vez memoria histórica del
proceso independentista venezolano la cual se ubica en las
colinas del pie de monte de la Cordillera de la Costa de cara
a los valles de Aragua; o la casona construida en tapia de la
Hacienda La Carmannia, localizada cerca de la ciudad de
Valera en el estado Trujillo.

Las casonas en los hatos de Llano Alto. Poseen una


tipología de grandes y altas casonas, por lo general de una
sola planta, localizadas en los llanos centrales y orientales
venezolanos, la cual se genera dentro del sistema de
producción de carne y leche, pero especialmente para el
negocio del cuero para exportación.

Las casonas en los hatos de Llano Bajo. Son casonas


localizadas básicamente en los llanos occidentales del
estado Apure, Portuguesa y Barinas. En estas estaciones se
genera el proceso de trashumancia o desplazamiento del
llanero y el ganado de las zonas bajas a las altas en época
de invierno debido a las características ambientales de
darse solo dos estaciones de verano e invierno, el proceso
de inundación se da en las zonas planas de los llanos

105. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
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occidentales venezolanos, clasificados en bancos (zona


topográfica alta), bajíos (zona topográfica media) y esteros
(zona topográfica baja de inundación). Esta es la razón por
la cual los asentamientos rurales y las viviendas de estas
regiones, son por lo general muy precarios por los cortos
periodos de habitabilidad. Tipológicamente las casonas
llanera tienen forma en planta “T” y cuadradas, pequeños
patios centrales de ventilación y corredores a su alrededor.
El conjunto principal queda separado de la casa de los
obreros que se caracteriza por tener un corredor frontal
para el descanso y zona social, como es el caso de la casona
del Hato El Pantanal, cerca de la población de Calabozo en
el estado Guárico. El sistema constructivo de este tipo de
edificaciones, es una mezcla del entramado de madera con
adobes secos al sol recubiertos por friso de cal o el
bahareque, con cubiertas de techos de caña brava, torta de
barro y tejas criollas de arcilla.

Las casonas y casas interconectadas a la actividad


agrícola horticultura y tubérculos de piso alto. La
tipología arquitectónica es alto andina; con basamento de
piedras y muros auto portantes de tapias con espesores
entre los 50 y 70 centímetros, techos de madera, cañas,
tierra y teja criolla; interconexión de los espacios
funcionales articulados con pequeños patios y corredores
internos, puertas y ventanas de madera y corredores
externos, si la casa tiene su fachada principal hacia el
camino real. Si las posibilidades topográficas y
disponibilidad del terreno de cultivo lo permiten, la casona
tiende a ser de planta cuadrada, cerrada al exterior y sin
corredores externos. Si el tamaño de la producción de trigo

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y cereales es mayor, se anexan otros patios funcionales


que tienden a conformar en su totalidad la forma
rectangular. El zócalo es pintado de colores azules y
paredes blancas que los tiempos modernos y la
transculturización han cambiado hacia colores ocre claro y
primarios como el amarillo, siendo el azul colonial el
dominante.

Destaca Calderón (1997), que las referencias constructivas


que señalan la vocación productiva de este tipo de casona,
se materializan para el caso de la finca triguera, con la
implantación de la era y del molino hacia el exterior de la
casa, ésta se resuelve a partir de dos patios o más patios
inter conectados en una totalidad marcada por severidad
formal y escasas aberturas, influenciada por las bajas
temperaturas del páramo andino; es una casa abierta hacia
adentro.

Muchas de estas casonas en la actualidad han sido


abandonadas y cambiado de uso a posadas, restaurantes o
depósitos de herramientas.

Las casas interconectadas a la actividad agrícola de


tubérculos y horticultura de piso bajo. Corresponde a las
casonas que han sido contextualizadas en el sistema
agrícola de tubérculos como la papa, localizadas en las
poblaciones del páramo merideño de Timotes, Pueblo
Llano y Mucuchíes, o el cultivo del apio hacia la comunidad
de Chiguará que tiene altitudes más bajas. La horticultura
en piso bajo se concentra con gran éxito e importancia
nacional, a partir de los años ochenta, en el valle de

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Quibor, estado Lara; producto de la colonización de la


comunidad española de las Islas Canarias. Son casonas que
han tomado la tipología de viviendas de esta región árida
larense, conformada por plantas alargadas, corredores
externos hacia la calle principal, grandes y altas ventanas y
puertas de madera que se separan mediante una cornisa
sobresaliente del alto techo a dos aguas de teja criolla,
proveniente de las tradicionales alfarerías ubicadas en el
sector. El sistema estructural es de bahareque o
entramado de madera con adobes estabilizados con paja,
secos al sol, frisos lisos, altos zócalos y paredes de colores
claros ocres y blancos.

La casa tradicional campesina aislada en predios del


conuco. Es expresión de la condición más vernácula de la
arquitectura rural venezolana. Es tradición de transferencia
tecnológica de lecciones aprendidas que se difuminan en el
tiempo antropológico de la cultura constructiva
latinoamericana. Es relación del espacio familiar del
venezolano que ha vivido en el medio natural y rural de la
diversidad geográfica del país, que se ha interconectado a
través de cientos de años con el sistema de cultivo del
conuco tradicional.

Es la vivienda que en sus orígenes fue una simple choza de


bahareque con techos a dos o cuatro aguas, en su mayoría
de pequeñas dimensiones y localizadas paralelas a las
curvas de nivel, mayoritariamente rectangulares y
alargadas, donde el módulo de las habitaciones y la sala
presentan corredores abiertos al paisaje en ambas
fachadas o en algunos casos sin corredor frontal, teniendo

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a corta distancia y separada el módulo de servicios tipo


caney, muchas veces interconectados por un patio de
cemento. También se encuentran viviendas de tipología en
forma “L” de similares características a la anterior, solo que
conforman una única unidad entre las habitaciones-sala-
cocina a leña, unidos por el corredor interno y el patio de
secado. Estas han permanecido hasta el presente, fruto de
la necesidad de los ciudadanos más desatendidos de las
políticas, planes y programas habitacionales del Estado
venezolano; siendo el mismo ciudadano que sobrevive en
condiciones infrahumanas, el que supera su malas
condiciones de vida al sustituir el techo de palma por
láminas de zinc. Otra vertiente, es la vivienda tradicional
campesina, caso de varios sectores analizados de la Sierra
San Luís en el estado Falcón, del valle del rio Motatán en el
estado Trujillo, Llanos occidentales y pie del monte andino
del estado Barinas, que en sus orígenes era la vivienda
tradicional campesina cercana a la casona de hacienda o
gran finca productiva, la del campesino que trabaja en
condición medianera, ya que sus condiciones productivas
no le dieron la oportunidad de hacer mantenimiento y
ampliación de sus viviendas, dando paso al acuciado
deterioro por el abandono producto de migrar a otro lugar
o medio urbano adyacente.

Son viviendas vernáculas tradicionales, que en el marco de


los principios de la sostenibilidad, constituyen una de sus
más simples y mejores expresiones arquitectónicas, donde
el bahareque hace posible el sueño de un humilde cobijo
para las familias campesinas del medio rural venezolano; es
el bahareque el que atrapó sus alegrías y pesares, las

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reuniones del compartir familiar, desesperanzas y


esperanzas; es el bahareque fundido como técnica
constructiva que hizo de la madera de los espacios
boscosos cercanos, los pilares de sus paredes y techos, la
tierra arcillosa mezclada con piedras para hacer el alma, el
friso que se encaló o no, el que se decoloró y fue vencido
por las lluvias y el sol; el bahareque que estructuró y se
aferró a los marcos de las puertas y ventanas, para no dejar
escapar las pasiones que desencadenan los hijos, que
frenan las malas visitas y energías y abre de par en par, sus
elementos basculantes para que los reducidos espacios con
piso de tierra apisonada o cemento, brillen con la luz
tropical y el viento de la montaña, de la llanura y del mar
entre los buenos augurios de mejores horizontes de
prosperidad productiva ante el valor del trabajo y esfuerzo
representado en procurar buenas cosechas.

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FIGURA 9.
Arquitectura de las grandes casonas de café
en los andes venezolanos; de cacao en la zona
húmeda central; de caña de azúcar en zona de
valles y lomeríos; y los llanos, que con su
inmensidad, permiten a todas disponer de
corredores en sus contornos para el descanso
y contemplar el paisaje, después de la ardua
faena productiva.

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La Vivienda Rural en el Contexto Social, Político, Urbanístico y


Arquitectónico de la Planificación y la Gestión

Se retoma e interconecta el contexto técnico antes expuesto, en el


marco del análisis sistémico de los múltiples aspectos que
intervienen en el complejo problema de la vivienda. Venezuela dio
un salto cualitativo en menos de siete décadas de su historia
convulsa política, social y económica del siglo XX, que involucran
desde los años cuarenta hasta el presente, las acciones del Estado
venezolano que dan pie a la generación de un proceso de
planificación y gestión para el abordaje de los espacios urbanos de
las ciudades, las cuales tenían acentuadas formas de vida de una
sociedad rural que se desenvolvía sobre una trama histórica de la
época colonial que se resistían a los cambios, producto del
crecimiento poblacional natural de sus habitantes, pero
especialmente, por el proceso de migración de la gente que
habitaba los campos de todo el territorio nacional en procura de
mejor calidad de vida.

Se Estado concentra la atención en transformar la ciudad


venezolana a través de grandes obras de infraestructuras,
edificaciones e infraestructuras institucionales de tipo
gubernamental, residencial, educativa, religiosa, salud, hotelería,
cultura, recreativa, transporte y productivas de tipo hidrocarburos
y siderúrgicas. Caracas, como ciudad capital centralizadora del
poder político, económico y administrativo nacional, concentra en
buena parte esos esfuerzos, seguida de Valencia, Maracay,
Maracaibo, Barquisimeto, Mérida, San Cristóbal, sin dejar de
proyectar acciones urbanísticas en la nueva ciudad de Puerto
Ordaz y Puerto La Cruz, entre otras de menor influencia a los
intereses nacionales de determinado periodo de gobierno.

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Mientras esa prevalencia existe para el ámbito urbano nacional, el


campo venezolano y la construcción de viviendas rurales, apenas
aparece en el Plan Cuatrienal y los posteriores Planes de La
Nación, y si es incluido, es como un apéndice de una política
global, la Reforma Agraria. Esta realidad permaneció acentuada
en los periodos presidenciales de la llamada IV República y en la
V República, donde la presencia del Estado venezolano en el
ámbito rural nacional ha dado oportunidad a aumentar la
migración campo ciudad, aumentando el espacio territorial con
nuevos ámbitos urbanos populares completamente desasistidos y
anarquizados en su perfil arquitectónico.

Se plantea para la actualidad cambiar el modelo de la política


habitacional en materia de intervención del medio campesino
venezolano, es propiciar el desarrollo rural sostenible, con visión
integral y sistémica a partir del: establecimiento de sistemas
productivos sustentables y exitosos, adaptados a la realidad del
territorio y las potencialidades de sus recursos naturales;
desarrollar procesos de calidad en la capacitación, sensibilidad y
participación ciudadana con conciencia de pertinencia y
pertenencia al medio rural y endógeno; procurar evitar la
dispersión espacial y generar asentamientos rurales con todos los
servicios de infraestructuras de movilidad, energías alternativas y
telecomunicaciones, y servicios básicos de calidad, integrados a
los espacios públicos recreativos y humanizados, enmarcados en
un medio natural conservado, profuso y hermoso; y hacer
productiva, exitosa, digna y orgullosa la vida del campesino para
que motive el efecto inverso de la migración ciudad – campo.

Finalmente, es coincidente con lo expuesto por Wilver Contreras


Miranda y Mary Owen de Contreras, coautores del libro Aldea

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Ecológica San José de Limones (Municipio Andrés Bello, Estado


Mérida) (Uforga-ULA, 1998), cuando presentaron la propuesta
para el conjunto de edificaciones del mencionado proyecto,
señalando que la concepción arquitectónica para el diseño de las
edificaciones, busca la simplicidad, pero acompañada de una
calidad estética de los diferentes planos que conforman cada una
de ellas; funcionalidad, considerando las necesidades
fundamentales y muy particulares de sus habitantes; utilización de
materiales alternativos, nobles, autóctonos del medio rural, que
permitan disminuir los costos y mejorar la calidad bioclimática de
cada uno de los espacios; lograr una calidad arquitectónica de las
edificaciones con el procesamiento de los diseños tipológicos de la
arquitectura vernácula, pero adaptadas a los criterios funcionales
y técnicos que requiere el mundo moderno.

La vivienda es el centro de la actividad familiar, que parte del


concepto mismo del amor, concebida como una célula espacial con
vida propia armonizada con la naturaleza del lugar, donde el
usuario viva en las condiciones de confort, seguridad y dignidad
que requiere el hombre rural moderno. El proyecto de la vivienda
e infraestructuras productivas y de servicio, deben ser ubicadas
dentro de cada parcelamiento si el campesino vive aislado, y si
vive en asentamiento, el diseño integral debe estar concebido de
forma participativa entre el usuario y los proyectistas, contando
con una infraestructura de servicios básicos basada en tecnologías
alternativas del agro, que permitan realizar el verdadero programa
ecológico de conservación del ambiente, paralelo con la
productividad agrícola rentable integrado a una red eficiente,
racional y dinámica de comercialización y una mejor calidad de
vida.

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La vivienda como construcción social

El vocablo vivienda proviene del latín vivenda: casa o cosa en que


se ha de vivir, y éste de vivus, vivo. Es entonces la edificación y
ámbito destinado a albergar a una persona, familia o grupo social
con el fin de posibilitar el desarrollo de sus funciones vitales
básicas y de realizarse en su interior.

La vivienda es entonces un elemento y factor clave para el


desarrollo por cuanto da respuestas a necesidades esenciales del
ser humano: protección, afecto y existencia.

Como hecho social constituye, en sí misma, todo un sistema


habida cuenta de la multiplicidad de factores que involucra de
orden socio cultural, económico, político institucional, territorial y
ambiental, que hacen posible su disponibilidad o por el contrario
originan, ante el aumento de la población y requerimientos de la
sociedad, el déficit habitacional.

Los déficit de vivienda, normalmente ocurre debido a que en la


dinámica social se superan los índices de crecimiento
demográfico, de conformación de nuevos hogares y de
satisfactores de anhelos de la gente, y ello es producto, a la
ineficiencia de las políticas oficiales que históricamente han
dejado crecer en magnitudes considerables la marginalidad social,
la pobreza, el desempleo, la ineficiencia en la producción de
bienes y servicios y la falta de adecuación e innovación
tecnológica. Cada vez son más numerosas las familias carentes de
viviendas dignas que habitan en las ciudades, especialmente las
barriadas y, el correlato espacial inmediato: el medio rural.

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El problema se complica por cuanto la mayoría de las ciudades y


sus ámbitos más pobres, registran altos índices de hacinamiento,
falta de servicios sociales básicos, insalubridad, carente de
espacios públicos humanizados, perfiles urbanos anarquizados,
inseguridad ciudadana y asentadas en áreas con alto riesgo socio
ambiental, donde la vivienda en sí misma es condición de riesgo
por su mala construcción, situación que requiere medidas de
renovación, protección y obras de infraestructuras a elevados
costos.

Todo este cuadro de malestar social ha presionado a los gobiernos


nacionales que con intención de resolverlos, continuamente han
creado leyes y normas especiales, instituciones, planes, programas
y misiones que obligan a la inversión social y al abordaje de la
construcción de infraestructuras y obras diversas. A título de
ejemplo basta recordar, la Ley del Subsistema de Vivienda y
Política Habitacional, el Consejo Nacional de la Vivienda, el Fondo
Nacional de Desarrollo Urbano (FONDUR), el Banco Obrero, el
Instituto Nacional de Vivienda (INAVI), el Instituto Nacional de
Vivienda Rural Malariología, Los Institutos Municipales de
Vivienda, La Banca Hipotecaria, El Plan Bolívar 2000, La Misión
Vivienda Venezuela, la Gran Misión Vivienda Venezuela y el Plan
de la Patria 2013-2019.

Paralelamente, el proceso de descentralización y


desconcentración político administrativo, facilitó en un momento
histórico, a las gobernaciones y alcaldías hacer otro tanto y se
crearon bajo la administración directa los Institutos Municipales
de Vivienda (INMUVI) y los INREVI, en procura de contribuir al
problema de vivienda en sus respectivos territorios. Incluso, la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV,

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1999), le otorga en su articulado competencias concurrentes al


Municipio en esta importante materia referida a la vivienda de
interés social.

Pero, paralelamente el conjunto de leyes, instituciones, planes


programas y misiones, trunca su eficiencia gerencial por carencia
de proyectos, banco de tierras y una tradicional falta de
coordinación entre las partes, para poder lograr economías de
escala en beneficio de una mayor inversión social. A ello se suma,
las carencias de reconocimiento de la capacidad constructiva del
sector privado, emprendedores y promotores; la fuerza creadora e
innovadora que significa el talento de la sus universidades y el
espíritu de superación de la familia en diversos lugares. Esta
situación se agrava cuando se trata de establecer políticas y
soluciones a la vivienda rural, por cuanto, la visión centralista se
encuentra de espaldas al campo.

Marco Institucional de Política de Vivienda del Estado


Venezolano desde principios del siglo XX y su proyección al
ámbito rural

La política de vivienda instrumentada por el Estado venezolano, ha


sido variada y de diversa data desde el año 1928, cuando se decide
abordar con espíritu de preocupación nacional para dar respuesta
oportuna y según los requerimientos de los tiempos modernos, en
la calidad de vida, mejorar la estética del paisaje y dar un mejor
orden al medio urbano, ante la incipiente y rápida aparición de
barrios en las ciudades venezolanas con sus difíciles condiciones
de vida ciudadana, especialmente Caracas, capital de la República;
y por otro lado, el gran problema de la pandemia del paludismo de

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carácter nacional que comenzaba a diezmar la población


campesina venezolana.

Ante esta realidad, y una vez controlada la pandemia, es a partir


de 1948 cuando las políticas, planes, programas y proyectos en
materia de vivienda se centran con mayor interés en el ámbito
urbano, específicamente en las zonas de barriadas populares, ya
que de cierta forma la vivienda rural es considerada en forma
marginal, posiblemente a que existe ya desde mediados del siglo
XX en las ciudades del país, la mayor concentración de la
población.

La vivienda rural fue el centro de atención de los organismos


públicos de salud quienes asumieron, hasta principios del siglo XXI,
la solución y atención de esta problemática que afecta a las
comunidades campesinas, haciendo un sesgo desde el aspecto de
higiene y saneamiento. Hoy la vivienda debe verse bajo la
implementación de los principios del desarrollo sostenible, con un
sentido sistémico e integral entre el medio ambiente y espacios
recreativos humanizados; la educación formadora de pertenencia,
creación e innovación; la salud preventiva, alternativa y de
calidad; la participación y organización social para el desarrollo
endógeno; la implementación de sistemas productivos y
energéticos ecológicos.

Y es que el problema de la vivienda rural exige un pacto histórico y


atención inmediata ante su complejidad y altos requerimientos
naturales y socio culturales del diverso territorio geográfico
nacional; requiere de la articulación de todos los organismos que
conforman el Estado venezolano, con la empresa privada, los
centros de formación e investigación tecnológica, las comunidades

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la Dimensión de la Sostenibilidad
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organizadas, las organizaciones políticas y no gubernamentales y


las organizaciones de financiamiento y de reconocido prestigio
internacional, con el fin de concertar y consensuar esfuerzos para
ser diligentes y exitosos en encontrar soluciones a tan difícil
realidad social venezolana.

La institucionalidad actual no tiene una presencia significativa en


el campo, de manera tal que se pueda lograr frenar los flujos
migratorios del campo a la ciudad dada las difíciles condiciones de
vida que existe para el buen vivir del campesino. Sin dejar de
reconocer los esfuerzos que ha venido realizando desde el año
2010 la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV), que se han
fusionado con los intereses del poder municipal y regional
venezolano, dejando la impronta en el territorio nacional de
cientos de construcciones de vivienda rural, con clara influencia
del diseño urbano en tipos de viviendas unifamiliares aisladas y
multifamiliares, en funcionalidad, en diversas tipologías
arquitectónicas y tecnologías constructivas. Loable esfuerzo que
ofrece buenos hábitats privados en medio del paisaje natural,
pero contextualizados en un ámbito empobrecido en sus sistemas
de producción y servicios básicos, lo cual hace mantener la
esperanza a sus habitantes de ir en fuga hacia la ciudad.

Resalta la realidad de que, en la Venezuela contemporánea aún se


hace difícil hablar de desarrollo integral donde los fundamentos
para el abordaje de la solución del problema de la vivienda rural,
que aún persiste y es acucioso, sea el establecimiento de una
política coherente, dinámica, efectiva y consistente con el
proyecto de Nación que todos anhelamos.

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la Dimensión de la Sostenibilidad
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De manera que, esta apertura permite interpretar a MSAS (1979),


CONAVI (2000), Vilela y Pereira Colls (2001); y Cilento (1999), en el
proceso de actuación histórica del Estado venezolano en materia
de políticas de vivienda urbana y rural desde el año 1928 hasta el
presente, por lo cual se han generado seis etapas fundamentales
que se exponen cronológicamente a continuación:

a. Momento de arranque y acción estratégica nacional con


visión de futuro (1928-1945). Son tiempos que procuran
dejar atrás hechos importantes en la vida social, política y
económica de un país que aún arrastra secuelas de la
Guerra de Independencia, la Guerra Federal y las continuas
luchas intestinas que terminan con el gobierno del General
Juan Vicente Gómez.

De acuerdo a Pietri (2006), es periodo donde la población


había permanecido casi estacionaria entre 1891 a 1920 y
hasta los cercanos años treinta. Fueron tiempos de
estrechez. De atraso y abandono durante los cuales los
factores negativos del trópico pudieron actuar libremente
sobre los habitantes. La mayoría de las gentes carecía de
alimentación adecuada, de medicinas, de hospitales. Los
más morían de mengua. En especial los niños. Eran
tiempos de hambre, curandero y caudillo. En los treinta
años siguientes, de 1920 a 1950, la población aumenta
vertiginosamente hasta duplicarse y llegar a los cinco
millones de habitantes. El crecimiento se hace de modo
particularmente rápido a partir del 27 de julio de 1936 con
la creación de la División Especial de Malariología (Figura
10) en cumplimiento de la Ley de Defensa contra el
Paludismo, permitiendo atacar de forma decisiva el flagelo

120. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

malárico que diezmaba la vida y capacidad de la población


rural venezolana. Coincide precisamente con el lapso de la
explotación petrolera, evidenciándose un interesante
paralelismo de desarrollo entre la población y la
producción de petróleo.

Son tiempos cuando los campesinos consideran sólo dos


factores ambientales en la construcción de sus viviendas: el
viento y las posibilidades ciertas de abastecerse de agua
potable en épocas de sequía. Interpretando a CVF (1959),
el resultado de las viviendas construidas en ese periodo,
sin dejar de proyectarlo con menor incidencia a tiempos
posteriores, son el producto de la utilización de los
materiales que le ofertaba el lugar, generalmente de poca
duración por ser frágiles a la radiación solar y la acción de
las continuas lluvias, hecho que exigía seguidas
reparaciones para garantizar que sus espacios fueran
habitables; edificaciones sin instalaciones sanitarias, lo que
aportaba un ámbito privado y adyacente antihigiénico,
propicio para enfermedades parasitarias o ambientales
como la disentería, leishmaniasis, anquilostomiasis, la
úlcera tropical y la pulmonía tropical; viviendas donde sus
techos eran mayormente realizados con fibras vegetales,
transformándose en hábitats para insectos portadores de
las enfermedades del Mal de Chagas o tripanosomiasis
americana, fiebre amarilla y el paludismo, sin dejar de
mencionar las alimañas y reptiles, propiciadores de
muertes ocasionadas por picaduras y mordidas.

Vale retomar el sentido social y dramático con el cual


expresa Torrealba (1937), la forma de vida y

121. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

comportamiento del campesino venezolano de ése


entonces, quien habitaba entre el hambre y la ruina. La
vivienda campesina es un pozo de calamidades; el
campesino apenas se da cuenta de esa forma de vivir, es
casi una bestia. La casita, choza o rancho, es peor que
cuevas de animales; peor, sí, que nidos de pájaros, aunque
duela decirlo. Nuestro campesino inadvertido, torpe,
desaseado por inclinación, embrutecido por la acción
degenerativa de las endemias y endo-epidemias rurales,
por el alcoholismo y el tabaquismo, desprecia o desconoce
las más elementales prácticas de higiene, victima además
de la ignorancia y del analfabetismo. Su pequeña vivienda
es un amontonamiento, un hacinamiento, una
promiscuidad horrible de víveres, de animales y de
personas sucias.

En la casita, casi siempre de una sola pieza o habitación,


continúa exponiendo Torrealba (1937), se ven muchas
veces el niño sucio y desarrapado, el hombre y la mujer
con grandes úlceras hediondísimas, el tuberculoso grave
lanzando sus expectoraciones contaminantes por todas
partes, el buboso, el caratoso, el sifilítico no tratado y el
caquéctico, donde es difícil distinguir la línea separatoria
entre la vida y la muerte. A través del tórax enflaquecido
de los niños enfermos se ve el corazón latir desmayado; en
el cuerpo de los caquécticos se nota un temblor de
vísceras, como miedo instintivo de caer próximamente en
la muerte. Así las casitas de los campos venezolanos, pozos
y hoyos de dolor, de hambre, de desesperación y de
muerte, se encuentran diseminadas o amontonadas en
horribles vecindarios en los campos de Guárico, de

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la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

Anzoátegui, de Monagas, de Cojedes, de Portuguesa, de


Barinas, de Miranda, etcétera. Vísceras abultadas,
ulceraciones descomunales, rostros cadavéricos, espectros,
muchos espectros como en los dramas de Ibsen. ¡Y eran
gobernadas estas comarcas! ¿Qué ojos tenían esos
gobernantes? ¿Qué sentimientos los inspiraban? ¿Qué
demonios los aconsejaban?

La reflexión de J. F. Torrealba, es la descripción de una


Venezuela rural, que no había superado las secuelas de las
guerras intestinas, el caudillismo, el poder unipersonal con
mirada corta y nada trascendental en procurar el cambio
de esa triste y dramática realidad. Las perspectivas futuras,
en tiempos de democracias, lo mejoran sustancialmente,
pero la realidad de grandes carencias del ámbito rural,
sigue siendo una constante y responsabilidad histórica que
tiene el Estado venezolano por generar un cambio
estructural, en procura de consolidar las mejores
condiciones de vida y fortalecer el aparato socio
productivo en armonía y respeto con el medio ambiente.

De manera que, las ciudades venezolanas tradicionales de


ese periodo, caracterizadas por los techos rojos y
blanquecinas paredes envueltas en la traza del urbanismo
y de la arquitectura colonial, dan paso al Modernismo de
los procesos urbanísticos, arquitectónicos y tecnológicos
foráneos, mientras que en el campo, las pandemias
tropicales y las malas condiciones de vida campesina, ante
ese estado crítico de vulnerabilidad, procuran mirar los
horizontes para vivir en los centros urbanos, donde la

123. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

cultura de una sociedad basada en el petróleo domina la


escena nacional.

El momento de arranque y acción estratégica nacional,


agrupa en materia de urbanismo y arquitectura, el inicio
del Banco Obrero que desde su creación hasta su
integración en el esquema del Programa Nacional de
Vivienda, será un ente financiero para las soluciones de
vivienda de la clase trabajadora y la introducción de
esquemas de planificación urbana. Así, con el surgimiento
del petróleo, se incluyen las actuaciones del Banco Obrero
en el gasto público, asumiendo el Estado el problema de
vivienda y la búsqueda de sus soluciones, aún y cuando
para la época el país estaba poco urbanizado.

En este periodo las ciudades se expanden y los pueblos


comienzan a transformarse en ciudades a partir de la
década de los años cuarenta, lo cual genera el
decrecimiento de la población rural, y por lo tanto, la
orientación del gasto público hacia el área rural son más
limitadas con las consecuencias ciertas de
empobrecimiento de las comunidades rurales y las
verdaderas posibilidades de atender los requerimientos de
la vivienda en el campo (Figura 10).

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FIGURA 10. Edificio central de Malariología ubicado en la ciudad


de Maracay frente al Cuartel Páez, el cual fue inaugurado el día
18 de diciembre de 1943 por el Presidente de la República el
General Isaías Medina Angarita. Se transformaría en una
edificación emblemática e histórica que regirá los destinos de las
políticas públicas en materia de vivienda rural y la calidad de vida
de los campesinos venezolanos.

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la Dimensión de la Sostenibilidad
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b. Momento de construcción masiva y nuevas tecnologías


(1945-1958). Empieza con el gobierno del General Isaías
Medina Angarita y se reafirma con el gobierno del General
Marcos Pérez Jiménez, en la política de sustitución de
viviendas en las áreas marginales de las principales
ciudades, por edificaciones y complejos constructivos
monumentales (Figura 11). Sólo basta con señalar la obra
de la renovación de El Silencio; Los Superbloques del 23 de
Enero y Caricuao en Caracas, la Urbanización Bararida y La
Concordia en Barquisimeto, Urbanización Banco Obrero en
Maracaibo, así como múltiples urbanizaciones en las
ciudades de San Cristóbal y Valencia, entre otras, las cuales
fueron el reporte histórico de urbanismo y arquitectura
popular a través de bastos proyectos realizados por el
Taller del Banco Obrero (TABO). Fue una etapa en que se
quiso modernizar la ciudad, contraponiéndose al modelo
rural de décadas anteriores, mediante procesos urbanos de
alta densidad. Era sustituir los ranchos por viviendas
salubres y cómodas.

Más, el saneamiento del campo ante el avance de la


malaria y el paludismo, hizo devolver la mirada hacia la
vivienda donde el MSAS en el año 1948 decide incluir en
Malariología, el Servicio de Vivienda Rural, iniciándose así
los estudios para buscar una solución orientada a cambiar
el rancho rural, expresión cultural del medio, por una
vivienda higiénica dotada de los servicios mínimos (MSAS,
1979; Bastidas Fernández, 2012). Posteriormente la Junta
de Gobierno de la República de Venezuela crea a partir de
la visión del Dr. Arnoldo Gabaldón, el Programa Nacional
de Vivienda Rural, mediante Decreto N° 84 del 14 de marzo

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la Dimensión de la Sostenibilidad
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de 1958 (GORV, 1958), el cual nace como estrategia para


combatir las endemias rurales (paludismo, chagas,
parasitosis, entre otras), y como una manera de proteger la
salud del habitante del medio rural, y paralelamente
también se construyeron sus servicios conexos (acueductos
y cloacas), contribuyendo a disminuir la tasa de mortalidad
de la población rural. Así, el Estado venezolano asume la
responsabilidad histórica de devolverle los fueros perdidos
al campo venezolano.

Según el Servicio Autónomo del Programa Nacional de


Vivienda Rural, una vivienda para el medio campesino es
aquella que posee los espacios necesarios para el
desarrollo de la vida familiar (sala, comedor, cocina, baño,
servicios y tres habitaciones) con un área promedio de 65
m2, considerada según los estándares internacionales,
como un área mínima para vivir con comodidad cuatro
personas (Contreras et al., 2001). En los tiempos
posteriores, se realizaron diversidad de tipologías de
viviendas arquitectónicas en todo el país llegando a
construirse viviendas con 80 m2 de superficie, las cuales
procuraban adaptarse a los requerimientos funcionales
culturales y socio productivos de la región.

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la Dimensión de la Sostenibilidad
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FIGURA 11.
Transformación de las ciudades venezolanas
con los complejos urbanos, arquitectura y
materiales modernos, entre muchos otros, el
desarrollo a escala humana en la Urbanización
Propatria (1940) y las obras monumentales
de los 38 Superbloques del 23 de Enero en
Caracas (finales de la década de 1950).

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la Dimensión de la Sostenibilidad
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En el periodo de arranque se construyeron viviendas con


techos de zinc y asbesto cemento, sistemas constructivos
de concreto armado en las estructuras y cerramientos de
bloques de cemento o de arcilla al natural, siendo
revestidos con frisos rústicos y de cemento proyectado
para ser posteriormente pintados con colores claros
(Figura 12).

El sustituir los techos de palma, hábitat de vida del insecto


chipo que propiciaba el Mal de Chagas, por el zinc y
posteriormente con asbesto cemento, material que fue
eliminado por razones de salud, abrió paso en décadas
recientes, al uso de la teja criolla de arcilla como cobertura
final y dignificación de la vivienda rural venezolana. Así
permaneció la forma de construir y diseñar la vivienda
venezolana por varias décadas, la cual ha tenido aún una
fuerte presencia en la actualidad, variando sólo la
incorporación de materiales más modernos a nivel
tecnológico, pero la esencia arquitectónica del diseño, no
ha tenido mayores variaciones en el tiempo. Se
institucionalizó la vivienda rural de Malariología en el
subconsciente de los planificadores, arquitectos e
ingenieros venezolanos.

129. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
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FIGURA 12. Viviendas rurales construidas por Malariología


con materiales modernos a partir de estructuras de
concreto armado, bloques de cemento, o arcilla y techos de
asbesto. Fuente: MSAS (1979).

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la Dimensión de la Sostenibilidad
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Por consiguiente, es importante ratificar que en el medio


rural se mantienen mayormente las formas tradicionales
de construir viviendas rurales establecidas en el periodo
anterior, siendo la importación de materiales cerámicos,
metálicos y siderúrgicos para techumbres y servicios un
estándar, y como variante importante, la carpintería
metálica de puertas y ventanas (Figura 13). Aún cuando se
mantiene la política del saneamiento ambiental y obras de
infraestructuras rurales, es Malariología la institución
rectora en la práctica social, aunque el gasto público
nacional se orienta fundamentalmente a la atención y
consolidación de la ciudad como base físico espacial del
desarrollo.

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la Dimensión de la Sostenibilidad
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FIGURA 13.
Acciones de Malariología en materia de
fumigación contra el zancudo anofeles y el
chipo, así como las viviendas en bloque de
cemento, zinc y estructura metálica.

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la Dimensión de la Sostenibilidad
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El esfuerzo institucional desarrollado en este periodo por el


Ministerio de Sanidad y Asistencia Social (MSAS, 1964;
1979), permitió que en diez años Malariología, además de
los sistemas constructivos modernos, efectuara una labor
de experimentación y búsqueda, trabajando en base a
materiales autóctonos, realizándose experiencias para
encontrar un método que permitiera al campesino, con
ayuda técnica, construir su propia vivienda; hacia este
objetivo se orientó la introducción de la mezcla de tierra-
cemento para la fabricación de bloques en moldes simples,
y en forma muy similar, a la fabricación del adobe
tradicional.

De ahí que se realizaran diversos experimentos hasta que


convencidos de la fácil manipulación de los moldes, buena
resistencia del material, etcétera, se procedió a la
construcción de las primeras viviendas experimentales,
razón por la cual se inició un plan piloto en el año 1957 en
la población de Magdaleno, estado Aragua, mediante el
otorgamiento de créditos de materiales entregados por la
Fundación Mendoza a sus trabajadores rurales residentes
en dicha localidad (Figura 14). Este esfuerzo se vio afectado
por la limitación económica, pero fue positivo por la
participación de los trabajadores involucrados y fue base
firme para el desarrollo del Programa Nacional de Vivienda
Rural. En la década de los años ochenta se retomaran estos
esfuerzos en el estado Mérida a través del convenio ULA-
CONICIT-MSAS, bajo la iniciativa, visión y esfuerzo
institucional desarrollado por el Maestro Juan Borges
Ramos del Grupo de Vivienda Rural de la Facultad de
Arquitectura y Diseño de la Universidad de Los Andes.

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la Dimensión de la Sostenibilidad
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FIGURA 14. Participación ciudadana de los integrantes de las


familias necesitadas del campo venezolano, cumpliendo la
mujer un rol protagónico en el proceso de formación,
manufactura de bloques de tierra-cemento y en la
construcción de la primera vivienda edificada por Malariología
a partir del proceso de experimentación de nueva tectónica y
socialización de esta propuesta tecnológica realizada en el año
de 1954 y 1955 en la comunidad de Palo Negro y Tejerías en el
estado Aragua, y posteriormente llevada como plan piloto en el
año 1957 en la población de Magdaleno, localizada en la misma
entidad regional. Fuente: MSAS (1979).

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c. Momento de consolidación e institucionalización del


desarrollo habitacional y organización del sector de la
construcción (1958-1974). Es periodo histórico de
transformación y de obviar toda referencia con el pasado
proceso dictatorial del país, cambiando de nombre,
sustituyendo o creando nuevas instituciones como el
Programa Nacional de Vivienda Rural en el año 1958,
siendo el Banco Obrero proyectado a las nuevas
propuestas de las políticas, planes y programas en materia
de urbanismo, edificaciones e infraestructuras sociales,
enmarcadas en un contexto democrático del llamado Pacto
de Punto Fijo, consenso de los tres grandes partidos
políticos de la época, Acción Democrática (AD), Copei y
Unión Republicana Democrática (URD).

Es acuerdo político que, en materia de estrategias y líneas


maestras del desarrollo económico y social significará la
creación de los Planes Nacionales, caracterizados y
particularizados según las visiones de los partidos de
gobiernos que se sucederán de manera casi intercalada,
especialmente entre AD y Copei. Ese abordaje procura en
materia de planificación y política habitacional, la
concurrencia de tres políticas básicas: 1. Industrialización
de la construcción y la vivienda; 2. Creación y desarrollo del
sistema financiero hipotecario; 3. Transferencia progresiva
al sector privado para ofertar viviendas a los estratos
sociales medios.

Fue visión política que se tradujo en el Primer Plan de la


Nación (1960-1964) del gobierno del Presidente Rómulo
Betancourt (1959-1964), que en su Capítulo V propone el

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la Dimensión de la Sostenibilidad
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desarrollo de la comunidad donde el tema de la


participación se articula a políticas, programas y proyectos,
como una estrategia fundamental a ser incorporado en los
sectores populares por medio de programas destinados a
elevar la calidad de vida de los habitantes del medio
urbano y rural venezolano. Siendo la Fundación para el
Desarrollo de la Comunidad y Fomento Municipal
(FUNDACOMUN), la organización responsable de esta
iniciativa debidamente integrada y articulada con el resto
de organizaciones estatales, que en el caso del medio rural
es Malariología.

En materia de vivienda el gobierno se propuso solucionar


de manera progresiva y parcialmente el déficit de
aproximadamente de 800 mil unidades habitacionales de
las cuales un poco más del 50% eran rurales; acción que
cambiaba sustantivamente la visión del momento histórico
anterior.

Se pretendió reivindicar a Venezuela como país nacional


concentrando los esfuerzos en el campo, vía Ley de
Reforma Agraria que involucraba la consolidación de
asentamientos campesinos, la construcción de diversas
obras de infraestructuras de servicios básicos y la
construcción de viviendas rurales. Estas acciones son
convergentes con lo propuesto en el Segundo Plan de la
Nación (1963-1966) que involucra parte del gobierno del
Presidente Raúl Leoni (1964 - 1969), y contempla la
vinculación de la Reforma Agraria con la estrategia
programática del desarrollo de la comunidad que incluía
seguir con las actividades de entrenamiento de personal en

136. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
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el desarrollo comunitario tanto a nivel de talleres de


centros urbanos, como rurales. En este rol el Instituto
Nacional de Cooperación Educativa (INCE), entre otras
actividades, desarrolló cursos de formación de albañilería,
lo que ha permitió al Programa Nacional de Vivienda Rural,
el aprovechamiento inmediato de esta mano de obra a
nivel local, facilitando la ejecución de los programas
constructivos: viviendas, acueductos y cloacas rurales.

Es un periodo histórico donde Malariología permanece


como el ente rector institucional de la construcción del
hábitat e infraestructuras sanitarias y dotación de
acueductos para el campo venezolano, pero con clara
influencia de la tipología arquitectónica y maneras de
manufacturar del periodo anterior. Es decir, el medio rural
en materia de mejorar la calidad de vida de la población
campesina, permanece como un apéndice distante de las
políticas y estrategias de desarrollo del país.

Expone la División de Vivienda Rural (1994), que desde el


año 1958 hasta el año 1966, se comenzaron a construir
directamente por el Servicio Autónomo del Programa
Nacional de Vivienda Rural, las viviendas rurales, en
principio, con mampostería estructural de bloques de
cemento. A partir del año 1967, como se expondrá más
adelante, se utilizó el sistema de concreto reforzado con
malla electro soldada, sin dejar de hacer uso del sistema
constructivo tradicional de viviendas rurales, llegándose a
transformar casi en la imagen corporativa de Malariología.
Eran tiempos donde se buscaba la integridad del abordaje
de una comunidad campesina con la actuación institucional

137. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
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y comunitaria en tres áreas básicas: a. Área de desarrollo


físico de la comunidad; b. Área de desarrollo físico de la
parcela; c. Área de desarrollo social-sanitario del ámbito de
la vivienda (Figura 15).

FIGURA 15. Acciones implementadas por Malariología en


la concepción integral y abordaje a las comunidades
rurales venezolanas en el área de desarrollo físico de la
comunidad a través del parcelamientos; el área de
desarrollo físico de la parcela; y el área de desarrollo
social-sanitario para el ámbito de la vivienda.
Fuente: MSAS (1979).

138. La Vivienda Rural en Venezuela desde


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La Sección de Planificación Física de las Aldeas o


Asentamientos Campesinos de Malariología, fue la
responsable de estudiar las soluciones espaciales en
materia de diseño de viviendas, edificaciones comunales,
de servicios y planeamiento físico de diseños urbanísticos;
además de investigar y normar los aspectos técnicos
pertinentes y la coordinación de programas constructivos y
de investigación con otros organismos estatales. Cada
proyecto de parcelamiento en asentamientos campesinos
era una decisión concertada entre el Instituto Agrario
Nacional (IAN) con el Programa de Vivienda Rural y la
Federación Campesina, en el marco del proceso integral de
desarrollo de la Reforma Agraria. Las principales
características de las áreas básicas de desarrollo físico,
fueron los siguientes (MSAS, 1979):

Localización de un asentamiento campesino y su


parcelamiento. Procura estar en el centro
gravitacional de la zona productiva, de forma que la
distancia resultante entre las parcelas de cultivo y la
parcela familiar alejada, no sea mayor a los 3.500
metros; la distancia del centro de servicio a la
parcela familiar más alejada no sea mayor de 800
metros, y por último, la parcela familiar deberá
tener una superficie mínima de 1.800 metros
cuadrados con un frente mínimo de 30 metros, que
permita la construcción de los servicios auxiliares de
la granja, tales como gallineros, vaqueras, etcétera.

Los tipos de parcelamiento desarrollados por el


Programa de Vivienda Rural, fueron:

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la Dimensión de la Sostenibilidad
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parcelamientos destinados a Reforma Agraria;


parcelamientos en comunidades intermedias
(urbanas y no agropecuarias) como la comunidad de
Valerita en el estado Trujillo; remodelaciones en
comunidades intermedias, como en Cumarebo,
estado Falcón; y reubicaciones, como en la
comunidad de Tamborito del estado Aragua
(Figura 16).

FIGURA 16. Parcelamientos en función de la Reforma


Agraria con la incorporación de los servicios e
infraestructuras religiosas, salud, plazas, acueductos,
cloacas y arborización, como el realizado en Valerita,
estado Trujillo. Fuente: MSAS (1979).

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Proyectos de vivienda. Desde el año 1958, el


Programa de Vivienda Rural utilizó los Servicios
Zonales los proyectos de viviendas estudiados con
anterioridad por la División de Malariología. En el
año 1960, se comienzan a utilizar las diversas
soluciones estudiadas por la Sección y a partir del
año 1967, se implanta un sistema constructivo en
base a estructura de concreto reforzada con malla
electro-soldada, diseñándose con este objeto el
modelo VR-67 (01) (01) (Figura 17), el cual marcó
pauta en la tipología posterior de diseño
arquitectónico de viviendas rurales en Venezuela.

Desde el año 1973, la acción del Programa en el


campo constructivo, comienza a confrontar serios
problemas en lo que se refiere a mano de obra y
abastecimiento oportuno de materiales de
construcción, principalmente: madera, cemento
malla de refuerzo estructural y agregados. Esto
obliga al estudio de soluciones industrializadas que
obviasen estas dificultades y surge el modelo de
vivienda VR-75 (01) (01) en sus variantes con
láminas de hierro doblada en frio y con perfiles
laminados IPN-10 el cual se utilizó hasta fecha
reciente (Figura 18).

141. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
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FIGURA 17. Planos arquitectónicos del modelo de vivienda rural


de Malariología VR-67 (01) (01) y vista del proceso de
construcción con la implementación del nuevo sistema
constructivo de concreto reforzado en malla electro-soldada.
Fuente: MSAS (1979).

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FIGURA 18. Planos arquitectónicos del modelo de vivienda rural de


Malariología VR-75 (01) (01) y vista de la vivienda construida con la
implementación del sistema constructivo con insumos de producción
industrializada como el IPN 10 y láminas de hierro doblado en frío.
Fuente: MSAS (1979).

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En materia de nuevos diseños el Programa fue


evolucionando mediante el contacto directo con los
beneficiarios, llegándose en este periodo a
realizarse los siguientes proyectos especiales:
experimentación de sistemas constructivos; tipos
de viviendas para el estado Amazonas, para clima
frio y para la península de Paria-Araya (Figura 19); la
vivienda paquete; vivienda Omega y vivienda para
médicos de medicaturas rurales; proyectos de
oficinas, depósitos, conjuntos residenciales con sus
parques y plazas; proyectos de escuelas rurales;
proyectos y remodelaciones de edificaciones del
MSAS.

Finalmente, la construcción de viviendas fue llevada


a cabo por el Programa de Vivienda Rural bajo tres
aspectos: a. Por acción directa, donde se construían
las viviendas a beneficiarios que cumplían con todos
los requisitos, incluyendo el otorgamiento del
crédito; b. Por administración delegada, donde se
construyen viviendas a distintas entidades,
particulares, oficiales o mixtas con los fondos de
éstas; c. Por asistencia técnica, donde se presta el
asesoramiento técnico por parte de personal del
departamento de vivienda en cuanto a diseño,
planos, supervisión, entre otros aspectos técnicos.

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la Dimensión de la Sostenibilidad
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FIGURA 19. Vista de la propuesta arquitectónica desarrollada


por Malariología para la Península de Paria, estado Sucre,
siguiendo los requerimientos de la Ley del Instituto Nacional
de la Vivienda, de la cual se desprende la necesidad de utilizar
diversos tipos de vivienda adaptables al lugar donde se vaya a
construir en el territorio nacional. Fuente: MSAS (1979).

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El Tercer Plan de la Nación (1965-1968), el cual fue una


continuación y mejoramiento de la visión, objetivos y
propósitos de los planes anteriores, viene a significar una
mayor tecnificación en todos sus propósitos planteados,
mediante la sistematización de sus contenidos, la
calificación de los recursos humanos y la
institucionalización de mecanismos de coordinación y
acción de los entes vinculados a la estrategia de desarrollo
de la comunidad, entre otras. En el ámbito del campo
venezolano, la sistematización abarcó fundamentalmente
los programas de Edificaciones Escolares Rurales; de
Vivienda Rural de la División de Malariología; de
Saneamiento Ambiental del MSAS y el de Formación de
personal en el área de Desarrollo Comunal. Fueron tiempos
que procuraron la consolidación y articulación de una
instancia nacional como el Consejo Nacional de Desarrollo
de la Comunidad, para el desarrollo de las comunidades del
medio urbano y rural. Fue apertura para un proceso de
planificación dinámico, articulado, prospectivo y
participativo de los principales actores de la sociedad
venezolana y el Estado.

Todo ello permitió el establecimiento del Sistema Nacional


de Planificación, según Decreto Ley N° 492 de fecha 30 de
diciembre de 1968 por parte del Estado Venezolano, bajo
coordinación del Presidente de la República en Consejo de
Ministros, llegándose a la creación de la Oficina Central de
Coordinación y Planificación (CORDIPLAN), con funciones
de asesoría técnica que orientara al gobierno en materia de
programación para el desarrollo económico y social (MSAS,
1964). Así, e materia de vivienda rural el proceso de

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la Dimensión de la Sostenibilidad
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planificación se consolida y tiene nuevos rumbos en


Venezuela a partir del año 1969 con la creación del Comité
para la Coordinación de la Vivienda, adscrito a CORDIPLAN,
el cual agrupó a representantes de organismos públicos
como privados, con injerencia en materia habitacional,
facilitando la formulación de normas tendientes a la
solución de tan grave problema, tanto urbana como rural.

En el Primer Plan de la Nación (1960 – 1964), en los


capítulos destinados a los Planes de Vivienda y Reforma
Agraria, se señala la importancia que asignan los
planificadores nacionales a la coordinación de distintos
organismos y disciplinas en el proceso integral de
planificación, entre ellos, los relacionados al Programa
Nacional de Vivienda Rural (MSAS, 1979).

En ése entonces la Reforma Agraria de Venezuela,


promulgada en el año de 1960, se consideraba como un
proceso integral en aspectos económicos, sociales y
políticos, como la sustitución del latifundio por la
distribución equitativa de la tierra, la organización del
crédito y la asistencia integral al campesino. Esta integridad
de la Ley trata la vivienda rural a partir de consolidar los
objetivos de evitar la dispersión de los habitantes del
campo, procurar la mejor prestación de servicios públicos,
y añade: la Política de la Vivienda Rural deberá ser
coordinada a través del organismo nacional competente,
es decir, Malariología.

El Cuarto Plan de la Nación (1969 – 1973), introduce en


materia de desarrollo social acciones y estrategias para

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la Dimensión de la Sostenibilidad
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gestionar una mayor participación que involucre las


comunidades marginales urbanas y rurales con la
incorporación de la población a los procesos de
producción, distribución de riquezas y disfrute de los
beneficios del desarrollo; y la participación popular en las
tareas de ejecución de desarrollo.

En materia de vivienda el Plan indicaba que debería


tratarse de alcanzar una meta cercana a las cien mil
soluciones habitacionales por año en todo el territorio
nacional (Figura 20). Esa meta se transforma en consigna
en el periodo del Presidente Rafael Caldera (1968-1973), al
considerar que a través de la vivienda se encadenaba un
proceso de desarrollo integrado, que involucraba aumentar
la dinámica de la industria de la construcción, la provisión
de materiales, la importación de nuevos materiales y
sistemas constructivos, la generación de empleos y el
bienestar social. Sin embargo, la meta no fue cumplida y el
émbolo de la ilusión se devolvió hacia la frustración. Vive
nuevamente el campo venezolano la reiterativa desilusión
de la oferta que dan los tiempos de elecciones, siendo
apertura a un largo periodo de continuos avatares de la
opulencia y aumento del gasto público en proyectos
populistas, que entre cambios de gobiernos, devaluaciones
de la moneda y el reiterado afianzamiento de promesas
incumplidas enmarcadas dentro de tanta buena ventura
económica y mala gestión de los dineros nacionales. Así, el
país se encamina a tiempos de inestabilidad política y
despedir el siglo XX con el fenecer de la llamada V
República.

148. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
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d. Momento de la integración urbanística, consolidación de


barrios y financiamiento de viviendas (1974-1998). Con la
visión de la Venezuela ilusoria de la Venezuela Saudita, se
trata de emprender el urbanismo monumental e
incorporar el financiamiento preferencial a las soluciones
habitacionales, por lo que se realizó en el año 1975, la
conversión del Banco Obrero en Instituto Nacional de la
Vivienda (INAVI) (Figura 20). Es un periodo donde se
abandona el concepto de la vivienda aislada por la visión
de un abordaje integrado del urbanismo y la consolidación
de los asentamientos campesinos como ámbito de la
vivienda rural. La clase alta empresarial, asume un rol
protagónico como financista y constructor, y la clase
media, se transforma en receptora preferencial de los
beneficios de la política de financiamiento basado en
esquemas de subsidio, adaptándose programas de
desarrollo progresivo e incorporándose el concepto de
solución habitacional. Se profundiza la crisis política y
social, continúa el crecimiento de las barriadas, proliferan
los ranchos alrededor de las ciudades y el campo es
desatendido y se agudiza aún más la crisis de inestabilidad
nacional.

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la Dimensión de la Sostenibilidad
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FIGURA 20.
Complejos residenciales populares
construidos a nivel nacional por el
Banco Obrero para el año 1970,
como es el caso en la ciudad de
Caracas, entre otros, la
Urbanización Caricuao.

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Señala el MSAS (1979), que en el año 1974, los Programas


de: Vivienda Rural, Acueductos Rurales y Cloacas Rurales se
integran a la División de Obras de Saneamiento, para
trabajar de forma coordinada y atender las comunidades
menores a un mil habitantes. Esta medida tiende a lograr
el mejoramiento del medio rural, mediante el
acometimiento de proyectos integrales de desarrollo agro-
económico, capaces de detener el éxodo rural-urbano y
concentrar la población en pequeños núcleos o aldeas con
viviendas sanas dotadas de una infraestructura básica, que
incluya vialidad y servicios comunales (Figura 21).

Y es que la construcción masiva de viviendas, no constituye


de por sí la aspiración del Programa de Vivienda Rural.
Cuando la familia se muda a su vivienda sin una
preparación previa de carácter educativo – sanitario, llega
a convertir su nueva casa en un hábitat insalubre y
agresivo a la salud de sus moradores. Por ello, no sólo es la
materialización de la vivienda como solución al déficit del
hábitat campesino, sino que la dotación de éstas, para
evitar la continuidad de situaciones antihigiénicas es
necesaria la presencia y ayuda de personal calificado en
extensión sanitaria. Así, se le da el contenido social a la
utilización y organización de la vivienda a fin de que ésta
tienda a satisfacer las aspiraciones de la familia que la
habita, dentro de una sociedad que trata de vivir cada vez
más agrupada.

151. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
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FIGURA 21. Acciones constructivas del Programa Nacional


de Vivienda Rural bajo la visión integral que interrelaciona
la vivienda, las actividades socio productivas y el medio
ambiente. Es procurar alcanzar la vivienda sana.
Fuente: MSAS (1979).

152. La Vivienda Rural en Venezuela desde


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Fueron tiempos de apertura y cambio de paradigmas


institucionales en la manera de abordar soluciones para
procurar dar mejores condiciones de vida a los hombres
del campo. Se proyecta una nueva concepción, más
sistémica, dejándose de lado el desarrollo rural por el
desarrollo rural integrado.

El desarrollo rural. Es una visión tradicional que


consideraba todas aquellas acciones e iniciativas
llevadas a cabo por las organizaciones del Estado
venezolano, específicamente a través del Ministerio
de Sanidad y Asistencia Social (MSAS) y su Dirección
de Malariología y Saneamiento Ambiental, quien
por medio de la División de Obras de Saneamiento y
el Departamento de Vivienda Rural, tenían como
objetivo principal mejorar la calidad de vida de las
comunidades no urbanas, que a nivel mundial
tienen en común densidades demográficas muy
bajas, generalmente con actividades agrícolas y
ganaderas, sin dejar atrás su cultura tradicional.

El desarrollo rural integrado. Potencia nuevos


esquemas de desarrollo en el ámbito rural, la
mejora de la calidad de vida de sus habitantes,
estimula la actividad económica de base local o
territorial mediante la máxima utilización de los
recursos humanos y naturales, sobre la base de la
motivación y organización social e integración de las
comunidades. Es una visión descentralizadora y
autocentrada en el rol protagónico de los individuos
y comunidades organizados en ámbitos muy

153. La Vivienda Rural en Venezuela desde


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reducidos, donde se potencian los saberes


autóctonos del pueblo y la utilización de sus
recursos adyacentes; es una visión que considera
todas las necesidades del lugar, mejorando el
sistema rural con la integración y apoyo mutuo de
todas las actividades económicas productivas
agropecuarias, sociales, culturales y ambientales; es
un modelo que intenta reducir la separación entre
el medio urbano y el rural, por una sociedad dual
integrada y de intereses convergentes, dinámicos e
inter actuantes; es visión que reconoce la labor y
esfuerzo del pequeño productor, como ente clave
en el crecimiento económico general mediante la
aportación de mano de obra, capital, alimentos,
divisas y un mercado de bienes de consumo para los
sectores industriales (FAO, 2015). Son aspectos que
en su conjunto influyen en la calidad de vida de los
habitantes del medio rural, en el confort, seguridad,
nivel de pertenencia, evolución y desarrollo de la
vivienda aislada y de los centros de vida, como los
caseríos, las aldeas y los pueblos.

En tiempos de sostenibilidad, el contexto de actividades


tradicionales se ha ampliado, llegando a ser el turismo
rural, uno de los nuevos horizontes socio productivos que
permiten proporcionar beneficios a las comunidades
campesinas, involucrándose la valoración del paisaje rural
natural y de los valores culturales de esos ámbitos, y a su
vez, oportunidades para la generación de los pagos o
compensación de servicios ambientales.

154. La Vivienda Rural en Venezuela desde


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En ese momento de reestructuración institucional, el


Programa de Vivienda Rural concentra su atención con
mayor intensidad en la sustitución de ranchos por
viviendas apropiadas, con el fin de evitar la presencia de
vectores de enfermedades metaxénicas, observándose
desde el año 1958 hasta finales del periodo en estudio, que
el problema de la vivienda rural siempre ha estado
presente en la planificación del sector vivienda, pero
integrado a una política nacional orientada al saneamiento
del medio y al mejoramiento de la salud del venezolano en
el ámbito rural. Para la época, se mantienen y se re-
estructuran instituciones involucradas en actividades
diversas de vivienda rural, como las que tienen
responsabilidades en el ámbito nacional, entre otras, el
Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, INAVI, el Instituto
Agrario Nacional (IAN), el Instituto Nacional de
Cooperación Educativa (INCE), el Instituto de Crédito
Agrícola y Pecuario (ICAP), la Compañía Anónima de
Administración y Fomento Eléctrico (CADAFE) y el Instituto
Nacional de Obras sanitarias (INOS); en el ámbito regional,
se pueden mencionar a los gobiernos regionales y
territoriales, consejos municipales y juntas comunales,
juntas de pro-desarrollo comunal y las empresas e
institutos privados. Es el abordaje al problema de la
vivienda rural en procura de dignificar la calidad y mejores
condiciones de vida del hombre campesino (Figura 22).

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FIGURA 22. Urbanismo popular construido en


el estado Zulia, Urbanización Nueva Lagunillas
en el año 1987, y diferentes
vistas más recientes de diferentes
comunidades rurales donde se aprecia la labor
del Estado venezolano en procura de
proporcional la mejor calidad de vida y
dignificación del hombre campesino en el
contexto de la visión del
desarrollo rural integrado.

156. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
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Desde el punto de vista constructivo de viviendas, como


una variante constructiva al sistema tradicional que venía
implementando Malariología en el ámbito nacional, surge
en el año 1975 el uso de las estructuras metálicas con el fin
de aligerar el proceso de manufactura, facilitando el
traslado de materiales a zonas distantes y de difícil acceso.

Es la incorporación mayoritariamente de estructuras


prefabricadas y armables en sitio mediante pernos,
fundamentadas en aluminio perfil tipo Omega, techos
galvanizados y cerramientos de pared con materiales
pétreos artificiales tradicionales, puertas y ventanas
galvanizadas con sistema de romanilla fija y movible según
el diseño arquitectónico establecido. Se realizó para
proporcionar seguridad y permitir las ventilaciones
naturales a los espacios interiores de la edificación, en
procura de confort térmico, aunque era dicotómico, con la
colocación de techos galvanizados sin aislantes. Fueron
realidades del proyecto arquitectónico, supeditado a las
razones de racionalismo económico y tecnológico, sobre el
proceso de humanización y calidad de vida.

Según la División de Vivienda Rural (1994), es a partir de


esa fecha cuando se empiezan a construir viviendas en el
campo venezolano utilizando los sistemas por separado o
combinados. Otro aspecto importante, es que en el marco
de una política de mayor acercamiento entre las
instituciones del Estado venezolano, y en especial
Malariología, procuró el acercamiento y firma de
convenios con los centros de conocimiento universitario y
tecnológicos nacionales.

157. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
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Así, se inaugura la década de los años ochenta con un


entusiasmo en procura de incorporar creación e
innovación a la vivienda rural venezolana, a fin de dar
respuesta al acuciado aumento de las exigencias
poblacionales del campo. La innovación tecnológica en
Venezuela en materia de vivienda rural, de una manera u
otra, ha estado definida por el papel que han jugado las
universidades autónomas nacionales.

Cuando en el mundo y en Venezuela se comenzó a hablar


de términos como “sostenibilidad”, surgió la idea de
cambiar el concepto que se tenía de vivienda rural. Fue, en
ese momento, cuando la Universidad de Los Andes (ULA) y,
quizás la única institución, que respondió al llamado del
Ministerio de Sanidad para presentar proyectos de
innovación en materia de construcción en el campo. Son
diseños de casas sostenibles que respetaban el medio
ambiente y mejoraban la calidad de vida del productor
rural. Este proceso se afianza en el año de 1987 bajo la
iniciativa del Maestro, el Arq. MSc. Juan Alejandro Borges
Ramos, cuando la Universidad de Los Andes a través de la
Facultad de Arquitectura y Arte en convenio el Consejo
Nacional de Investigaciones Tecnológicas (CONICIT) y con
el MSAS, mejor conocido como el Convenio ULA- CONICIT-
MSAS, promueven por vez primera, el estudio de varios
prototipos de viviendas con nuevas tipologías
arquitectónicas basadas en la arquitectura vernácula y
propuestas tecnológicas fundamentadas en mejorar y
reforzar la tapia tradicional del muro de 50 centímetros
para ser llevada a una dimensión de 14 centímetros,
adobes prensados de tierra cemento, bahareque

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la Dimensión de la Sostenibilidad
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prefabricado y el bambú, con localizaciones en diferentes


pisos bioclimáticos del estado Mérida (Figura 23). Era
sustituir el bloque de cemento y el acerolit (Contreras et
al., 2001; Borges, 2014).

Por este esfuerzo y logro, es justicia hacer reconocimiento


al Maestro Borges Ramos, que a pesar de no haber existido
continuidad a este proyecto visionario y de características
únicas en el país, fue semilla e inspiración para otros
proyectos que bajo su inspiración, se procuraron elaborar
en otras regiones del estado Mérida y del país. Este
académico de destacada trayectoria nacional e
internacional continua desarrollando proyectos ene l área
de la vivienda rural y las tecnologías alternativas,
especialmente en todo lo referente al uso material tierra,
diseño de productos y normativa para promover su uso en
forma segura y sistematizada en el ámbito nacional.

De esta forma, se continuó el esfuerzo de interrelación de


lazos institucionales entre la ULA y Malariología, y con
actores distintos a través del Centro de Investigaciones de
la Vivienda (CINVIV-FAA-ULA), acometiéndose nuevos
prototipos de proyectos de vivienda rural manteniendo la
incorporación de los materiales alternativos de adobe
prensado, pero conjugándola con madera aserrada y en
rolas de teca (Tectona grandis), diversidad de formas de
techos de caña brava o amarga (Gynerium sagittatum),
productos constructivos alternativos a partir de residuos
agrícolas de las plantaciones de plátano y pajilla madera-
cemento, para la zona costera del Lago de Maracaibo,
zona árida, zona platanera y pecuaria del Sur del Lago, y a

159. La Vivienda Rural en Venezuela desde


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pie de monte andino del estado Mérida. Desde el punto de


vista financiero, esas viviendas para el año 1993 valían
259.850,00 bolívares, para el año 1994 costaban cercanos
a los 350 mil bolívares, para el año 1997 oscilaban en los
4,5 millones, hasta llegar el año 2001, cuando asciende los
6 millones de bolívares (CINVIV, 1998a; CINVIV 1998b). Se
denota el proceso de inflación que afectaba la economía
nacional, siendo el comienzo de la disminución de
inversiones en materia de construcción de viviendas
rurales.

Comentaba Pérez (1992), con clara influencia en la


actualidad, de que los precios de la vivienda rural,
construida por el Programa Nacional de Vivienda Rural y
luego por el Servicio Autónomo de la Vivienda Rural
(SAVIR) u otra entidad del gobierno nacional, no son reales
ya que estas soluciones son subsidiadas en un alto
porcentaje, tal como acontece con la actual Gran Misión
Vivienda Venezuela (GMVV). Estos planes y programas
procuran bajar o mantener los costos de las unidades
habitacionales, entre otros aspectos, con la compra directa
de materiales a los fabricantes y distribuidos/entregados
directamente a los beneficiarios por Malariología y en el
presente por Construpatria; los salarios del personal no
son cargados al costo de la vivienda; y el suministro no
reporta costo adicional del transporte ni eventuales
mezcladoras de concreto que era asumido por los
contratistas.

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la Dimensión de la Sostenibilidad
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FIGURA 23.
Vista de la maquina Cinva-Ram, protagonista de la incorporación de los
adobes prensados de tierra – cemento en Venezuela, alcanzando gran
éxito en el paramo del rio Chama, estado Mérida, producto del
Convenio ULA-CONICIT.MSAS, mientras que Malariología seguía
construyendo sus tradicionales viviendas. Prevaleció la cultura del
bloque de cemento y las estructuras de concreto y acero, siendo nuevo,
la incorporación de los techos de teja en el ámbito rural nacional.

161. La Vivienda Rural en Venezuela desde


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Aún así, fue una valiosa y única experiencia de los


convenios entre la ULA con Malariología y posteriormente
con la Empresa Petróleos de Venezuela (PDVSA), no sólo
abordó la vivienda rural bajo nuevos principios y dejó una
sapiencia reconocida de sus investigadores, que hoy
trasmiten a sus estudiantes universitarios con el objetivo
de ser éstos los herederos de experiencias adquiridas, y
evitar posibles errores técnicos y estratégicos cometidos,
sino que además se realizaron proyectos que incorporaban
a la vivienda en un proyecto integral de desarrollo rural
sostenible, a través de la concepción nueva de las aldeas
ecológicas. La Aldea Ecológica San José de Limones del
Municipio Andrés Bello y la Agenda Plátano de la ULA en la
comunidad del Kilometro 49 en el Municipio Alberto
Adriani en el estado Mérida, así como, la Aldea Ecológica
de Cabure en el Municipio Petit del estado Falcón
(Contreras y Owen de C., 1999), son claro ejemplo de esas
propuestas desvanecidas en el tiempo.

Ya con la entrada de la década de los años noventa, se


estimaba según el censo del año 1990 que más del quince
por ciento (15%) de la población venezolana vivía en áreas
rurales, y un índice significativo de ésta, se encontraba aún
en pobreza extrema y en condiciones de precariedad. Este
término es sumamente amplio, pero si lo ubicamos dentro
del ámbito rural, evidentemente implica la escasez de
servicios básicos, vivienda y, en el mejor de los casos, la
existencia inadecuada de ellas. Esta situación, aunada a las
tímidas políticas adoptadas por el Estado, ha obligado a los
sectores desfavorecidos a buscar soluciones populares al
problema habitacional, como lo son: las invasiones, los

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la Dimensión de la Sostenibilidad
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desarrollos espontáneos, el hacinamiento, la habitabilidad


de viviendas obsoletas y la construcción de ranchos en
zonas inadecuadas (INE, 1990; Freites, 2001).

En su conjunto, y en tiempos subsiguientes, los convenios


no tuvieron mayor repercusión en la continuidad del
proyecto administrativo por parte de Malariología, pero
siguen teniendo aún un impacto positivo en la región, ya
que permitieron difundir por un periodo corto de tiempo la
técnica del adobe prensado en edificaciones residenciales y
turísticas. Su falta de continuidad administrativa, la mala
implementación, debido quizás a la falta de articulación
entre las partes involucradas, así como los problemas
económicos del país, la inseguridad en las zonas
campesinas abordadas y los altos costos que significaban
su implementación experimental y de producción
artesanal, dio nuevamente paso a que el bloque de
cemento tomara, hasta el presente, su rol protagónico en
la construcción de viviendas rurales en Venezuela
integrado a las estructuras de concreto armado, las
mamposterías estructurales y, con mayor uso, las
estructuras de acero pre-cortadas y soldadas en sitio.

Y es que para el año 1996, el Programa Nacional de


Vivienda Rural había diseñado y construido ochenta y seis
(86) modelos de viviendas rurales diseminadas en todo el
territorio nacional, incluyendo en sus estudios el análisis
climatológico, aspectos culturales e innovación
tecnológica, estudiándose además, escuelas, locales
comerciales, dispensarios, medicaturas, capillas, casas
comunales, entre otros (Contreras et al., 2001).

163. La Vivienda Rural en Venezuela desde


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e. Momento de reestructuración (1999-2003). Es un periodo


de ajuste y visión del nuevo rumbo político del país donde
aún predominan las políticas sociales precedentes y
algunos ensayos de reformas, resaltando avances
importantes en el aumento del gasto social, tales como la
cobertura de la matrícula escolar, expansión de las
pensiones de vejez, creación del Fondo Único Social (FUS) y
el Plan Bolívar 2000 (PB-2000). A través de este último que
se crea un programa de emergencia social y de
cooperación cívico-militar en una variedad de áreas, que
involucraba la construcción de urbanismos y viviendas.
Pero posteriormente, tanto el FUS como el PB-2000,
producto de la improvisación y desdibujados logros
empañados con denuncias de corrupción, terminaron en el
olvido en los balances de gestión del propio gobierno
(Aponte Blank, 2012).

Por otra parte, se rediseña la Ley de Política Habitacional,


pretendiendo mejorar la calidad de vida de los venezolanos
con énfasis en la atención a los barrios marginales y
urbanizaciones populares. CONAVI que es un organismo
dependiente del Ministerio de Infraestructura, implementa
el Programa Nacional de la Vivienda 1999-2004. Se parte
de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
(1999), donde todos los venezolanos tienen derecho social
a una vivienda digna, estable física y ambientalmente, con
disponibilidad de servicios básicos, y enmarcada en los
principios de la solidaridad social. Significaba actuar de
manera integral y acorde con los preceptos de la
modernidad, desarrollando urbanismos donde se asientan
los complejos de viviendas en lugares dotados de servicios

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la Dimensión de la Sostenibilidad
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sociales básicos: agua potable, disposición de aguas negras


y desechos sólidos, calles y transporte vehicular, aceras y
brocales, alumbrado público y los servicios comunitarios de
educación, salud, recreación, áreas verdes, abastecimiento
y atención a la familia. Es una política que pretendió
privilegiar fundamentalmente a grupos familiares con
ingresos menores a 55 unidades tributarias (UT), sin obviar
el estrato superior inmediato que tenían ingresos entre 55
UT y 110 UT que representa el 6 % de la población
nacional, con lo cual se facilita el pago de la cuota parte
establecida en el sistema de la política habitacional.

Sin embargo, se generaron contradicciones en cuanto a los


criterios básicos que establecía la ley (pago de cuota
partes) y lo que comunicaba el Presidente Hugo Rafael
Chávez Frías; contradicción que también tocaba el enfoque
de quienes dirigían la política de renovación y
consolidación de barrios. Situación que se evidencia desde
la etapa inicial, cuando se abordó la implementación de la
ley con claro énfasis en procurar desarrollar soluciones a
largo plazo y la reorganización del sector de la
construcción, de acuerdo con la política de
descentralización que se aplica en todos los estadios de la
actuación pública, y luego la realidad de la actuación
pública llegó a reflejar todo lo contrario. Ante las claras
deficiencias y notables pocos progresos desde el punto de
vista cuantitativo, se reestructura nuevamente la estrategia
de política nacional para dar paso al desarrollo de nuevos
urbanismos satélites de las grandes ciudades y la
construcción masiva de viviendas sociales en todo el
territorio nacional.

165. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
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En materia de política de vivienda rural, en ese periodo se


establece que el Servicio Autónomo Programa Nacional de
Vivienda Rural, pasa a depender del Vice ministerio de
Infraestructura, haciéndose efectiva a partir del año 2000 y
llega a denominarse Servicio Autónomo de Vivienda Rural
(SAVIR), siendo ejecutor a nivel central de esta política, que
trabajó en conjunto con el INAVI, el Fondo Nacional de
Desarrollo Urbano (FONDUR), la Fundación para el
Equipamiento de Barrios (FUNDABARRIOS) y la Fundación
para el Desarrollo de la Comunidad y Fomento Municipal
(FUNDACOMUN), todos bajo la coordinación del CONAVI.
Así, se centraliza en un ente institucional como único
responsable del diseño de la política habitacional del país,
de la programación de la inversión del Estado en materia
de viviendas y de la vigilancia y control de la ejecución, así
como de la adecuada utilización de los recursos que se
obtienen mediante la Ley de Política Habitacional.

La realidad de la reestructuración del SAVIR, al pasar a


formar parte de MINFRA, su jerarquía institucional en
materia de ser la responsable de abordar la solución del
problema de la vivienda rural se disminuyó, ya que
anteriormente tenia autonomía funcional y administrativa
en el diseño como en la construcción de viviendas en
centros poblados menores a los 10 mil habitantes, pasando
a realizar de manera limitada la función de diseñar y
construir viviendas, según le fuera asignada por el CONAVI.

Cabe destacar que es en este periodo en que la vivienda


rural se integra con los demás programas de vivienda y
equipamiento urbano, sacándola del ámbito exclusivo de la

166. La Vivienda Rural en Venezuela desde


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visión socio-higiénica para incorporarlo a un área de


productividad económica y de equipamiento social en el
nuevo Ministerio de Infraestructura. De esta manera, pasa
a ser materia prioritaria en los programas de desarrollo
económico del país.

f. Momento de apertura a las Misiones Sociales, la Misión


Vivienda Venezuela y Gran Misión Vivienda Venezuela
(2004-2015). Es periodo de mayor radicalización del
proceso bolivariano, que procura mantener el poder
después de la confrontación y desestabilidad política
devenida con el intento de golpe de Estado del año 2003.

Las Misiones Sociales se transforman en el emblema que


identifica a la política social de las gestiones oficiales del
Presidente Hugo Chávez Frías (Periodo presidencial 1999-
2012) y del actual Presidente Nicolás Maduro (Periodo
presidencial 1913-2019). De manera que, la conformación
de las Misiones Sociales, a partir de 2003, planteó un
nuevo escenario para la intervención social del Estado.
Estos programas se propusieron masificar, en un plazo
breve, diversas medidas de atención, hacia los sectores
populares y en especial, las familias que se encontraban en
condición de pobreza. Aunque se lograron crear más de 40
Misiones, las más importantes y prioritarias fueron y han
sido: la alimentaria (Mercal y PDVAL); la educativa
(Misiones Robinson, Ribas y Sucre); la de salud (Misión
Barrio Adentro), y en los años 2011 y 2012, después de una
fase de relativo letargo en la que abundaron anuncios
frecuentemente incumplidos de relanzamiento de algunas
Misiones o de priorización real de otras, como por ejemplo

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en materia de vivienda y hábitat, se produjo el lanzamiento


de la Misión Vivienda Venezuela (MVV) (Figura 24), Misión
Amor Mayor e Hijos de Venezuela, además de otras que
tuvieron hasta un alcance mucho menor, como la Misión
Saber y Trabajo. Las Misiones ocuparon (aunque con
fluctuaciones) un lugar central en la agenda de prioridades
gubernamentales y llegaron a representar entre 2006 y
2007 un estimado del 6, 25% del gasto social,
convirtiéndose en la principal novedad de la política social
gubernamental (Aponte Blank, 2012). Por su parte
Merentes (2014), Ministro de Finanzas, reconoce que
Venezuela pasa por un duro periodo económico de gran
perturbación, y que a pesar de esa situación, el eje
fundamental del gobierno nacional es la política social,
pasando la inversión del gasto social de un 37% en el año
1998, al 62% para el año 2014.

Es razón para exponer que el gasto social realizado en


algunos años del periodo analizado, ha alcanzado sus más
altos niveles en toda la historia de las finanzas públicas de
Venezuela. Es contrastante esta realidad financiera que ha
acontecido en la Venezuela de la bonanza económica, ya
que sus planificadores y gestores de políticas públicas
sobre-dimensionaron sus capacidades de ineficiencia para
concretar y hacer efectivos mejores y mayores logros en
materia socio económica de la población venezolana. Por
ello la actualidad en que habita la mayor parte de la
sociedad nacional, está sumida en el desconcierto y
desesperanza de habitar un país que se ha transformado
en un ejemplo del desencuentro, escasez y “el no puede
ser”.

168. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
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Interpretando a Aponte Blank (2012), se debe entender


que buena parte de las Misiones fueron concebidas al
margen de la institucionalidad pública convencional, con la
intención de lograr una mayor agilidad administrativa;
pero, esto parece haberse traducido en muchos casos en
una mayor descoordinación, duplicación de costos y en
lagunas en el seguimiento y evaluación que limitan la
posibilidad de favorecer la efectividad de la gestión.
Muchas otras de las Misiones formadas, que no están
asociadas estrechamente con las precedentes, alcanzaron
una cobertura muy restringida o perdieron su impulso
inicial. De manera que, en medio de la promoción sobre los
extraordinarios logros que el gobierno le atribuye a las
Misiones Sociales, a medida que se ha ido debilitando el
inmenso entusiasmo popular que éstas despertaron en sus
inicios (2003-2004), se han ido revelando también sus
importantes limitaciones. Las principales Misiones como
Barrio Adentro, Mercal, las Misiones Educativas y la Misión
Vivienda Venezuela MVV, presentaron cada una distintos
tipos de carencias. Fueron razones justificadas para que,
posteriormente, en el año 2013, se creara la Gran Misión
Vivienda Venezuela (GMVV), que de los últimos años hasta
la actualidad, ha sido la de mayor impacto social y
comunicacional (Figuras 24 y 25).

Consecuentemente Viloria (2011), señaló que es


identificable el diseño y ejecución absolutamente
centralizada de cada una de estas Misiones, creando una
numerosa y desordenada burocracia paralela al
funcionariado ministerial formal existente, para atender el

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la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

desarrollo de cada actividad propia en estos programas


sociales. Se ratifica la concentración de la actuación del
Estado venezolano en materia de política de desarrollo, el
tema urbano y el de la vivienda, fundamentalmente para
favorecer, en su mayoría, a los sectores marginados.

FIGURA 24.
Las construcciones de la Misión Vivienda Venezuela y la Gran Misión
Vivienda Venezuela, se han caracterizado por la diversidad de
tipologías arquitectónicas y constructivas en bloques de cemento,
madera, plástico PVC, anime, entre otros; siendo la tipología de
techos de dos aguas la de mayor prevalencia,
aún en casas aisladas o bifamiliares.

170. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

Por ello, con la primera Misión Vivienda Venezuela, que se


desarrolló en el periodo del año 1999 hasta el año 2010,
se llegó a construir la totalidad de 548.542 viviendas para
la clase social C (Figura 25). Donde el promedio anual se ve
afectado en virtud de que en los años 2002-2004 se vio
claramente disminuida la atención del gobierno, por
fuertes afectaciones de inestabilidad política, y, no se llega
a superar la manufactura prevista de las cien mil viviendas
por año que debían hacerse desde el año 2005 hasta el año
2010. Por lo que en enero de 2011, el presidente Hugo
Chávez promulga la Ley de Emergencia para Terrenos y
Vivienda como sustento jurídico a la Gran Misión Vivienda
Venezuela, que permitiese activar mecanismos
extraordinarios de coordinación con otros entes sociales
del Estado, del Poder Popular y del ámbito privado.

La Ley en su artículo 14 establece la creación del Órgano


Superior de Vivienda, presidido por el Presidente y adscrito
a la Presidencia de la República, en el ejercicio de la
rectoría del Sistema Nacional de Vivienda y Hábitat con el
fin de establecer las políticas públicas en los ámbitos
nacional, regional y municipal para el desarrollo
habitacional. Cabe destacar que para ese momento, según
INE (2011), son tiempos en que el 11,2% de la población
habita en los campos venezolanos, con clara tendencia a
disminuir en los próximos años, de no hacerse una política
nacional que frene el proceso migratorio del campo a las
ciudades, por la crítica realidad de precariedad existente a
lo que a estándares de calidad de vida se refiere.

171. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

En los dos años consecutivos hasta el 2012, se logra


construir a nivel nacional, la totalidad de 346.714
viviendas. Es a partir de abril de 2013, cuando
institucionalmente se crea la Gran Misión Vivienda
Venezuela (GMVV) (Figura 25), llegándose a edificar hasta
el mes de julio 2013 en todo el territorio venezolano la
cantidad de 399.825 unidades habitacionales, de las cuales
el 72% fueron desarrolladas por el gobierno bolivariano,
indicando que con el Plan 0800 Mi Hogar se esperaban
construir 26 mil viviendas para familias de la clase media
(Ramírez, 2013). Fue un esfuerzo histórico, demostrando
que el aparato de construcción del gobierno logra retomar
el impulso productivo en materia de construcción de
unidades habitacionales, con el aporte de la tecnología
nacional e importada a través de convenios firmados de
cooperación internacional con países como China, Irán,
Bielorrusia y Turquía, entre otros, así como de la empresa
privada. En el año 2014 se disminuye la producción hasta
un 37 % (Kenneth, 2014), y en ya el año 2015, se ha
mantenido la tendencia a la baja por la carencia de
materias primas para la construcción y la disminución
significativa de los precios del petróleo, entre otros
factores.

La dimensión social que orienta la acción de la GMVV


establecida por el gobierno nacional, se expone a
continuación, a manera de resumen de acuerdo a los
objetivos, fundamentos sociopolíticos y criterios que la
guían, y haciendo una extrapolación a las políticas de la
vivienda rural en Venezuela, que hacen referencia a:

172. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

1. Justicia, solidaridad e inclusión social, principios


básicos que mandan a atender y solucionar de
preferencia el problema de aquellas familias que
califican en las prioridades del Estado venezolano
para ser beneficiadas en los programas de la Gran
Misión Vivienda Venezuela, por cuanto carecen de
la misma. Los programas de viviendas populares
deben estar orientados a favorecer a las familias
más débiles, a los sectores sociales de menores
ingresos ubicados en los estratos E y D que son los
que en la voz de la Presidencia, deben acceder a
una vivienda digna, adecuada en ambientes sanos,
seguros y confortables;

2. Adecuación a las condiciones socioculturales,


geográficas locales, por cuanto es necesario
fortalecer la identidad, acrecentar el valor del
desarrollo endógeno y considerar las singularidades
de cada lugar y su entorno a los efectos de adecuar
diseños urbanos, arquitectónicos y paisajísticos, así
como de sistemas constructivos;

3. Articulación a las potencialidades y programas de


desarrollo, a fin de que sea factor coadyuvante a la
concepción de un desarrollo integral y responda a
las especificidades que demanda las actividades
estratégicas de desarrollo, en cuanto a las
estructuras y condiciones socio económicas y
requerimientos de la población;

173. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

4. Diversificación de las modalidades de


concepción, diseño y ejecución de los programas
habitacionales (hábitat y vivienda), a fin de
aumentar las posibilidades del acceso de las familias
de menores recursos y de los ámbitos residenciales
tradicionales a los beneficios de la inversión pública,
donde el cometido de la vivienda rural aparece
claramente expresado;

5. Financiamiento especial de complejos


habitacionales y viviendas enmarcados en la
reestructurada Ley de Política Habitacional, que
parte del principio de que los recursos públicos
asignados a la Misión, resultan del todo
insuficientes, si se desea solucionar el problema del
déficit habitacional que supera los 2,6 millones de
unidades. Es acción que debe abordar con sentido
de compromiso, soberanía y solidaridad social para
los habitantes de los ámbitos rurales del territorio
venezolano.

En ese sentido, las principales fuentes y tipos de


financiamiento para viviendas rurales e
infraestructuras en áreas rurales en Venezuela,
varían según su procedencia. Existen organismos
internacionales, nacionales, regionales,
municipales. Los organismos foráneos ofrecen
financiamientos a organismos públicos o privados, a
organizaciones no gubernamentales y a la sociedad
civil organizada, a través de sus gobiernos locales o
municipales. Para el caso de Venezuela,
actualmente las comunidades organizadas en

174. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

Concejos Comunales y Comunas pueden ser


beneficiarias de financiamientos nacionales,
regionales o municipales, según sea la envergadura
del proyecto. Además, una persona en particular
puede acceder a créditos hipotecarios o a subsidios
del Estado si cumple con los requisitos establecidos
para ello. Entre los organismos internacionales y del
Estado venezolano, en materia de financiamiento
para el desarrollo de programas para la
construcción de viviendas rurales, se puede hacer
mención a:

ONU-HÁBITAT. El Programa de las Naciones


Unidas para los Asentamientos Humanos
(CNUAH), comenzó en la década de los años
setenta como la Fundación Hábitat, órgano
que estaba vinculado al Programa de las
Naciones Unidas para el Medio Ambiente
(PNUMA). En el año 2002, por decisión de la
Asamblea General, el CNUAH pasó a ser el
Programa de las Naciones Unidas para los
Asentamientos Humanos (ONU-HÁBITAT). A
partir de ese año en adelante, la Oficina
Regional abrió representaciones nacionales
en México, Colombia, Ecuador, Cuba y Costa
Rica. Recientemente el trabajo de la Agencia
ha llegado a Bolivia, Guatemala y El
Salvador.

Esta institución tiene la misión de


promover ciudades y pueblos social y
ambientalmente sostenibles con el

175. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

objetivo de proporcionar vivienda


adecuada para todos y todas (ONU-
HÁBITAT, 2014). Se trabaja por el
desarrollo urbano sostenible, la vivienda
adecuada, la mejora en la calidad de vida
de los habitantes en asentamientos
humanos, la universalización del acceso al
agua potable y al saneamiento, así como la
promoción de la inclusión social y la
protección del medio ambiente.

Banco Mundial (BM). Pastrán (2012),


informa que el estudio de Doing Business del
año 2012 realizado por el Banco Mundial,
reveló que Venezuela tiene las peores
condiciones legales para invertir o montar
una empresa. De un total de 183 países
evaluados, Venezuela aparece en el número
177, con una percepción peor a la de Haití,
que se colocó en la posición 174. Por su
parte Chile, Perú y Colombia son las
naciones latinoamericanas que registraron
mejores calificaciones en el estudio.

El informe indica que las reformas legales,


las aperturas de las empresas, las
condiciones jurídicas y el respeto de la
propiedad privada en Venezuela son
totalmente opuestas al crecimiento
económico de los 183 países
estudiados. También señala que "sólo unas
pocas economías transitaron en la dirección

176. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

opuesta, siendo la República Bolivariana de


Venezuela y Zimbabwe, las economías que
llegaron más lejos a la hora de obstaculizar
los negocios con sus regulaciones". Por otra
parte, en declaraciones dadas en marzo
2013, el economista jefe del Banco Mundial
para América Latina, Augusto de la Torre,
dijo que la institución "está pendiente de un
proceso de transición ordenado" en
Venezuela, y no descarta la posibilidad de
que el mismo suponga la apertura de
espacios para la inversión extranjera.

Banco Interamericano de Desarrollo (BID).


El BID fue fundado en 1959, siendo la mayor
fuente de financiamiento para el desarrollo
de América Latina y el Caribe. Está
conformado por 48 países miembros
accionistas, incluidos los 26 países miembros
prestatarios de América Latina y el Caribe a
los que financia programas y proyectos. El
Fondo de Operaciones Especiales (FOE)
provee financiamiento blando a los países
miembros más vulnerables (IADB, 2014). En
informes de este organismo se tienen
registros de créditos y financiamientos a
diversos países desde 1994 para contribuir
con el desarrollo de la Región. En relación
con vivienda y hábitat, Venezuela ha
contado con financiamientos de diversa
índole, lo cuales se mencionan a

177. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

continuación: Diagnóstico del sector


Vivienda Fase I (Año 1994); Soluciones
Habitacionales de Interés Social (Año 1996);
Factibilidad de Planificación Urbana para
Santa Elena de Uairén (Año 1998);
Consolidación de Comunidades Rurales (Año
2000); 2006 Recuperación y Desarrollo
Urbano de Caracas (Año 2006);
Financiamiento de proyectos en el sector
eléctrico, agua, PYMES, música, medio
ambiente/desastres naturales (Periodo 2008
al 2013); Financiamiento de Garantía
Soberana a Gobiernos para el desarrollo de
Programas y Proyectos Nacionales, y el
Proyecto en etapa de preparación de
implementación de la Iniciativa de Ciudades
Emergentes y Sostenibles (ICES), en la ciudad
seleccionada por un monto estimado de 1,2
millones de Dólares (Año 2014). Como se
puede apreciar de manera específica, es en
el año 1998 y 2000, cuando se consolida el
financiamiento a proyectos definidos para
en entorno rural. En la actualidad no existen
registros de nuevos financiamientos por
parte del BID.

Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola


(FIDA). Con sede en Roma, Italia, esta
institución fue creada en el año 1976 luego
del acuerdo realizado en la Conferencia
Mundial de la Alimentación, convocada por

178. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

las Naciones Unidas como respuesta al


problema de la hambruna generalizada en
países pobre del mundo. El FIDA es una
agencia especializada de las Naciones Unidas
cuyo objetivo es proporcionar fondos y
movilizar recursos adicionales para
programas específicamente diseñados para
promocionar el progreso económico de los
habitantes pobres de zonas rurales,
principalmente mejorando la productividad
agrícola. Con la alianza FIDA-OPEP, desde su
fundación hasta el año 2004 se financiaron
58 proyectos a nivel mundial, los cuales se
han desarrollado con éxito dado que,
generalmente el Fondo OPEP apoya
proyectos de infraestructura rural, mientras
que el FIDA se centra en servicios e
inversiones de apoyo a la agricultura (IFAD,
2014). El FIDA, recientemente ha financiado
diversos proyectos a Venezuela durante la
gestión del gobierno bolivariano, siendo
notables entre otros, su participación en las
zonas áridas de los estados Sucre y Nueva
Esparta.

Proyecto de Desarrollo de Comunidades


Rurales Pobres (PRODECOP), Venezuela. El
PRODECOP fue aprobado por la Junta
Ejecutiva del Fondo Internacional de
Desarrollo Agrícola (FIDA) en septiembre de
1996. El préstamo fue declarado efectivo en

179. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

junio de 1998 con un período de


implementación estimado de seis años. El
costo total del PRODECOP se estimó en 24,4
millones USD, con la participación financiera
el FIDA, el Gobierno de la República
Bolivariana de Venezuela, la Corporación
Andina de Fomento (CAF) y de los
beneficiarios, con un porcentaje menor en el
aporte. El organismo de ejecución fue la
Fundación para la Capacitación e
Investigación Aplicada a la Reforma Agraria
(CIARA), actualmente dependiente del
Instituto de Desarrollo Rural (INDER),
adscripto al Ministerio para la Economía
Popular (MINEP) (IFAD, 2014)

El objetivo general del proyecto fue el


mejoramiento de la calidad de vida y la
economía de las familias campesinas pobres
y pequeños productores, mediante una
mejora en su inserción en los procesos de
desarrollo local, incrementando sus ingresos
agropecuarios y sus condiciones
socioeconómicas prevalecientes. Sus
objetivos específicos fueron: a. Proveer
capacitación y asistencia técnica a las
comunidades rurales pobres; b. Crear y
fortalecer mecanismos de participación
entre las comunidades rurales pobres y
gobiernos municipales y estatales; c. Crear y
fortalecer organizaciones sociales,
económicas y financieras locales; d. Mejorar

180. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

los ingresos familiares; e. Apoyar las políticas


de descentralización y el fortalecimiento de
los gobiernos municipales. Para la obtención
de estos objetivos se previó la
implementación de tres componentes:
Capacitación para el Desarrollo y
Participación Ciudadana; Servicios
Financieros y Sistema Financiero Rural y;
el Seguimiento y Evaluación.

Según lo expuesto en el informe de la


evaluación realizada por el FIDA (2005), el
PRODECOP puede ser calificado
sintéticamente como un proyecto de
ejecución satisfactoria, pues el proyecto
obtuvo buenos resultados y generó
importantes impactos beneficiosos para la
población rural pobre, a pesar de errores
significativos en su diseño y enfrentando
varios obstáculos contextuales. Indicando
que el PRODECOP alcanzó el objetivo
principal más importante en términos
cualitativos: la “ciudadanización” de decenas
de miles de pobladores rurales pobres. Pero,
Las metas previstas de beneficiarios de
programas de asistencia técnica no fueron
cumplidas. Tampoco lo fueron las metas de
capacitación de funcionarios municipales. En
relación con las metas relacionadas con
préstamos a las entidades de ahorro y
préstamos y el establecimiento del fondo de

181. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

garantía, la ejecución del proyecto fue


prácticamente nula. Por ello el FIDA,
estableció una serie de recomendaciones
con el fin de lograr alcanzar los objetivos no
cumplidos en pro de una segunda etapa de
financiamiento, resaltando las referidas al
nivel financiero que el gobierno venezolano
asegure los créditos presupuestarios para la
utilización de los recursos restantes del
préstamo FIDA, antes de culminar el
financiamiento otorgado. Las referencias
actualizadas consultadas no hacen mención
de la continuidad del proyecto PRODECOP.

Este conjunto de entidades y proyectos financieros


que involucran la vivienda urbana y rural permiten
indicar que el gobierno nacional desde el año 2000,
ha elaborado una serie de cambios político
institucionales que se ven reflejados en las políticas
públicas sociales como la derogación de la Ley de
Política Habitacional de ese año. Una de los
cambios, fue la reestructuración del Ministerio de
Infraestructuras (MINFRA) por la creación del
Ministerio del Poder Popular de Vivienda y Hábitat
(MPPVH), la creación del Banco Nacional de
Vivienda y Hábitat (BANAVIH), así como la creación
de un conjunto de Leyes, como la Ley del Régimen
Prestacional de Vivienda y Hábitat, sancionada en el
2005 y luego la aprobación del Decreto con Rango,
Valor y Fuerza de Ley del Régimen Prestacional de
Vivienda y Hábitat del año 2008. Éste tenía como

182. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

objeto garantizar la satisfacción progresiva, a todas


las personas residentes en el país de una vivienda y
hábitat dignos a través de un Régimen Prestacional
de carácter social, conforme a la Constitución, a la
Ley Orgánica del Sistema de Seguridad Social y a los
Tratados y declaraciones internacionales suscritos y
ratificados por la República en materias
concurrentes.

En el artículo 21 de la Ley, expone que el “Estado


consolidará el Banco Nacional de Vivienda y Hábitat
(BANAVIH), adscrito al Ministerio con competencia
en materia de vivienda y hábitat, bajo la forma de
banco de desarrollo y como el único administrador
de los recursos financieros, que se originen por la
aplicación de esta Ley y su Reglamento”. El Sistema
de Recursos Financieros que promulga la Ley estará
conformado por: recursos financieros provenientes
de fuentes nacionales e internacionales, públicas y
privadas; recursos fiscales, parafiscales y del ahorro;
e incluirá también como recursos no tradicionales,
las tierras, bienhechurías, recursos humanos e
industriales.

Los Fondos de Vivienda y Hábitat provienen de los


aportes del servicio público constituido por aportes
equivalentes al 14% del presupuesto anual de la
nación, pudiéndose otorgar préstamos a largo plazo
que incluyan adquisición de terreno y construcción
de vivienda principal. Por su parte la Ley señala que
se prohíben las invasiones u ocupaciones ilegales,

183. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

regulándose la intervención del Estado, que podrá


otorgar títulos de adjudicación de tierras públicas
nacionales y crear oferta de suelos urbanizables
para ser gestionadas por el MPPVH. En referencia a
las invasiones, para el año 2015, aún prevalece la
presencia de grupos de personas denominados
Custodios de Terrenos, frente a espacios que han
sido elegidos para el desarrollo de urbanismos de
alta densidad apreciándose que algunos, después
de varios años de pernota en ellos, aún están a la
espera de la construcción del urbanismo y sus
edificaciones, y sin tenerse aún la certeza de
cancelación de los terrenos a sus propietarios. La
ciudad de Mérida y El Vigía en el estado Mérida, son
testigos de esa realidad.

Por otro lado, a través de la estructura organizativa


del MPPVH, actual Ministerio de Poder Popular para
el Ecosocialismo, Hábitat y Vivienda (MPPEHV),
existen una cantidad de dependencias aún vigentes
y dedicadas a proveer un hábitat digno en
Venezuela, el cual a pesar de los ingentes esfuerzos
del gobierno nacional, aún está lejos de ser una
realidad para millones de familias:

El Fondo de Ahorro Voluntario para la


Vivienda (FAOV). Se encuentra en el
Capítulo IV, artículo 33 de la Ley del Régimen
Prestacional de Vivienda y Hábitat. Este
Fondo está conformado por el ahorro
voluntario de los usuarios del Sistema de

184. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

Vivienda y Hábitat. Sus recursos son


empleados en la ejecución y financiamiento
de planes, programas, proyectos, obras y
acciones requeridas para la vivienda y
hábitat de los ahorristas de este Fondo
(BANAVIH, 2013). El MPPVH publicó en el
año 2013 las Normas para la Disposición de
los aportes por parte de los depositantes
con declaratoria de no poseer vivienda
principal, las cuales contemplan los
siguientes casos relacionados para solventar
o mejorar el problema de vivienda: 1. Para
adquirir su vivienda principal; 2.Para
construir, ampliar, sustituir y restituir su
vivienda principal; 3. Para mejorar, reparar o
remodelar su vivienda principal; 4. Para el
refinanciamiento, pago total o parcial de
créditos hipotecarios de conformidad con lo
dispuesto en la normativa que rige la
materia.

Banco Nacional de Vivienda y Hábitat


(BANAVIH). Es el ente encargado de
gestionar y otorgar los créditos hipotecarios.
Según lo señalado en el análisis elaborado
por Herrera y Asociados (2014), respecto a la
Ley del Régimen Prestacional de Vivienda y
Hábitat, es importante mencionar las
exigencias de financiamiento: Siempre que
se otorgue un crédito bajo el amparo de esta
Ley, el acuerdo hipotecario será con el

185. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

BANAVIH; independientemente de la
procedencia de los recursos. Así, el inmueble
quedará afectado y no podrá enajenarse; en
los préstamos hipotecarios, las cuotas se
determinarán por pagos mensuales que
estarán comprendidas entre un 5% y un 20%
de ingreso mensual familiar; los plazos de
financiamiento son fijados por el BANAVIH,
previa autorización y resolución del
Ministerio; y no podrá otorgarse más de un
crédito al mismo grupo familiar, quedando
exentas aquellas familias que después del
sexto año de haber recibido un crédito estén
solventes con sus obligaciones.

Las condiciones actuales de financiamiento


de créditos hipotecarios del BANAVIH para el
año 2014, son: a. Plazo máximo 30 años
para pagar; b. Monto máximo de
financiamiento hasta 350.000,00 Bs; c. Tasa
de Interés Social desde 4,66 % hasta 10,66 %
anual; d. Se aplica el Subsidio Directo
Habitacional para familias con ingresos
integrales totales mensuales de hasta cuatro
(4) salarios mínimos; e. El monto máximo
aplicable por concepto de este subsidio para
adquisición de vivienda principal no podrá
ser mayor a 270.000,00 Bs., y funciona
como complemento al crédito hipotecario,
una vez agotada la capacidad de pago del
grupo familiar,

186. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

Se entiende por Subsidio Directo


Habitacional una contribución directa del
Estado venezolano destinado a apoyar a las
familias venezolanas, a la solución
habitacional al cual optan, siempre y cuando
cumplan con los requisitos establecidos. Es
no restrictivo, productivo, abierto y de libre
acceso, de carácter no reembolsable,
asignado a través del Sistema de Elegibilidad
de Beneficiarios y está destinado para la
adquisición, ampliación, autoconstrucción o
mejoras de una vivienda principal.

La Inmobiliaria Nacional, Plan


0800MIHOGAR. Creada en noviembre de
2011, está adscrita al Órgano Superior del
Sistema Nacional de Vivienda y Hábitat, y es
la encargada de preseleccionar a los
optantes de viviendas que se registren en el
Plan 0800MIHOGAR. En ese sentido, Ricardo
Molina Ministro del MPPVH, informó en el
año 2012 que, este Plan está dirigido a
familias con ingresos mensuales superiores a
cuatro salarios mínimos, es decir, ingresos
superiores a 8.190,08 bolívares. Contempla
financiamiento a 30 años que puede ser
hasta por 100% del costo de la vivienda, de
acuerdo con su capacidad de pago. Cuenta
con tasas de interés preferenciales, en forma
de un subsidio indirecto. También informó
que para este plan habían recursos

187. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

disponibles para la construcción de 25.000


viviendas para el año 2012 (MINCI, 2012).

Posteriormente en el año 2014, el


Presidente de la República, Nicolás Maduro,
informó que el Gobierno Nacional entregó
ese año un total de 3000 viviendas dignas a
familias de varios estados del país en el
marco de la GMVV. De igual forma entregó
302 viviendas a familias caraqueñas,
ubicadas en el desarrollo habitacional
Ciudad Tiuna, en la parroquia El Valle del
Municipio Libertador de Caracas, siendo
parte de las 1057 viviendas adjudicadas en
ese complejo. Otras 367 viviendas fueron
entregadas a igual número de familias
carabobeñas en la Comunidad Socialista
Ezequiel Zamora, ubicada en el Municipio
Guacara del estado Carabobo (MINCI, 2014).

Servicio Autónomo de Vivienda Rural


(SAVIR). Es la heredera institucional de la
antigua Malariología, y estaba adscrito al
Ministerio de Infraestructura (MINFRA)
cuando éste fue eliminado en el año 2008 y,
a partir de ese momento, se encarga el
Instituto Nacional de la Vivienda INAVI,
perteneciente al MPPVH. Los nuevos
créditos para vivienda en áreas rurales
también se otorgan con financiamientos del
BANAVIH, organismo que sustituyó a su vez
al Banco Nacional de Ahorro y Préstamo.

188. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

Posteriormente, en el año 2012 la gestión de


viviendas para áreas rurales pasó a un nuevo
programa denominado Viviendas Dignas en
el Medio Rural (VIDMER).

Viviendas Dignas en el Medio Rural


(VIDMER). Es un programa impulsado por el
Banco Nacional de Vivienda y Hábitat
(BANAVIH), el cual tiene el objetivo de
construir viviendas en zonas rurales del país.
La iniciativa de VIDMER surge como parte de
los convenios de cooperación alcanzados
con Brasil a través del trabajo conjunto entre
la Caixa Económica Federal de ese país y el
banco venezolano BANAVIH. Desde el año
2012 las carteras de créditos del SAVIR, SUVI
y del IASP pertenecientes a INAVI, son
trasladados al BANAVIH, publicándose las
nuevas condiciones de financiamiento en la
Gaceta oficial N° 40.115 de fecha 12-2-2013,
y que permanecen aún vigentes, definiendo
plazos de hasta 30 años, y cubriendo un
monto máximo de 350.000 Bs y con
intereses desde 3 % hasta 10.6 %.

Por otra parte, el BANAVIH ha diseñado


programas de instrucción con el propósito
de dar a conocer la aplicación de
innovaciones tecnológicas en la agricultura
que permitan elevar la eficiencia y
sustentabilidad de esta actividad en zonas y
países bajo clima tropical como es el caso de

189. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

Venezuela, lo cual incide directamente sobre


la soberanía alimentaria de la Nación.

Mario Isea (2012), presidente del BANAVIH,


expuso que esa entidad esperaba construir
cada año unas 4 mil casas dignas para el
medio rural, esperando arrancar con unas
170 viviendas para ese año en todo el país.
Si se alcanzaba la cifra de 4 mil viviendas al
año, se planteaba un horizonte, en 7 años,
de 28 mil viviendas dignas para el medio
rural, cosa que no ocurrió. Explicó el
funcionario que el Plan VIDMER, contempla
que las viviendas tengan un área funcional
entre 65 y 72 metros cuadrados, con
características particulares que le permita a
la gente del campo vivir en un ambiente
digno, pero que no sea hostil a sus
costumbres y, estarán distribuidas en
comunidades pequeñas (BANAVIH, 2012).
Ante las continuas re-estructuraciones
institucionales y cambios de requerimientos,
es importante presentar en el cuadro 1 el
resumen de las diversas instituciones
relacionados con el financiamiento de
viviendas rurales.

190. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

FIGURA 25.
La Gran Misión Vivienda Venezuela, ha concentrado sus esfuerzos en
los ámbitos urbanos, quedando las viviendas rurales, empequeñecidas
ante las altas densidades, alturas, grandes techos, colorido e
imponentes alardes de ingeniería estructural de los edificios populares.

191. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

CUADRO 1. Sistema de financiamiento del Servicio Autónomo de Vivienda


Rural (SAVIR), con competencia en el ámbito nacional. Fuente: Elaboración
propia a partir de Freites (2001) y MPPEHV (2015).

CARACTERÍSTICAS REQUERIMIENTOS REQUERIMIENTOS: 2008


PROCEDIMENTALES HASTA EL AÑO 2008 HASTA EL PRESENTE
Ministerio del Poder Popular
para la Vivienda y Hábitat
Ministerio de
Organismo del cual (MPPVH), actualmente
Infraestructura
depende (Enero, 2015), Ministerio para
(MINFRA)
el Ecosocialismo, Hábitat y
Vivienda (MPPEHV)
Ley de Política
Decreto Ley del Régimen
Procedencia de Habitacional y, en
Prestacional de Vivienda y
recursos ocasiones,
Hábitat
de la Gobernación
Banco Nacional de Vivienda y
Monto máximo del 6 millones por Hábitat (BANAVIH) otorga
crédito crédito unitario crédito
máximo de 350.000 Bs
A partir del año 2011 pasa a
Estudio socio- la Gran Misión Vivienda
económico, terreno Venezuela, exigiendo
propio, carga fundamentalmente: terreno
Exigencia para
familiar, solicitud de no menor de 9 X 15 metros;
acceder a créditos
vivienda, extensión y el beneficiario debe tener la
del terreno, estar propiedad del terreno y debe
solvente con la L.P.H. estar inscrito en el censo de
la GMVV.
Inicial: Bs. A partir del 2013: 4% a 10.6 %
Condiciones de los 300.000,00
créditos Mensual: Bs.
20.000,00

Tiempo máximo del


20 años sin % 30 años
crédito
Organizaciones Viviendas Dignas en el Medio
Comunitarias de Rural (VIDMER); MPPEVH-
Gestión de créditos Vivienda (OCV), Dpto. Redes Ecosocialistas-
Asociación de Programa de Sustitución de
vecinos. Rancho por Vivienda (SUVI).
Fuente de SAVIR (Año 2000) y
MPPVH y MPPEVH
información SAVIR (Año 2015)

192. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

Fondo de Compensación Interterritorial del


Consejo Federal de Gobierno (CFG). El
Fondo Intergubernamental para la
Descentralización (FIDES) que estaba
adscrito al Ministerio de Planificación
Desarrollo, otorgaba créditos a las
gobernaciones y municipios para viviendas
de interés social, los cuales incluían a la
vivienda rural, hasta el año 2010 cuando se
liquidó y fue sustituido por el Fondo de
Compensación Interterritorial. De acuerdo al
CFG (2015), entre otras funciones tiene el de
planificar, aprobar, coordinar las acciones
para el desarrollo del proceso de
descentralización y transferencia de
competencias del poder nacional, estados,
municipios y comunidades organizadas que
ayuden a un desarrollo endógeno
sustentables, así como el de promover la
desconcentración poblacional, como parte
del proceso de descentralización y desarrollo
territorial equilibrado.

El Fondo de Compensación Interterritorial,


presenta valiosas oportunidades para
abordar proyectos de desarrollo rural
sostenible a determinadas comunidades
organizadas que con el apoyo del ejecutivo
nacional, el poder regional y municipal,
pueden desarrollar proyectos relacionados
con el desarrollo endógeno y sostenible. Es
conocer que existen oportunidades ciertas si

193. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

hay voluntad política y compromiso histórico


para hacer de la vida del campo, una rezón
de pertenencia, orgullo y dignidad
ciudadana.

Proyección de las acciones estratégicas de la Gran Misión


Vivienda Venezuela

Cabe destacar que la Gran Misión Vivienda Venezuela


(GMVV) según Molina (2013), sigue manteniendo como
meta el ambicioso plan de llegar a construir 400 mil
viviendas por año hasta el año 2019. Esta acción de política
pública, tiene su sustento en el fortalecimiento del proceso
de industrialización de componentes y materiales
constructivos, necesarios para elevar la capacidad de
producción, procurando lograr la articulación con las
universidades nacionales, como centros de generación de
conocimiento y aporte de ecoinnovación en materia de
planificación, gestión, procesos, construcción y servicios en
las áreas de urbanismo, arquitectura y tecnología de
viviendas populares. Además del resto de universidades
autónomas nacionales, la Universidad Central de
Venezuela y su Instituto de Desarrollo Experimental de la
Construcción (IDEC) y la Universidad de Los Andes a través
del Centro de Investigación de la Vivienda y Hábitat
(CINVAH), del Laboratorio de Sostenibilidad y Ecodiseño
del Laboratorio Nacional de Productos Forestales (LNPF) y
su Facultad de Ingeniería, han procurado desarrollar
propuestas de urbanismos sostenibles y viviendas sociales
para el ámbito urbano y rural nacional involucrando:
sistemas constructivos diversos, especialmente con acero,
madera y gramíneas y sus productos forestales derivados,

194. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

en la generación de propuestas tecnológicas, diseño de


prototipos, equipos de construcción, maquinaria para
materiales, nuevos materiales a partir del reciclaje y
reutilización y aportes en las líneas de producción
existentes.

Son propuestas factibles que requieren ser estimuladas y


financiadas sin tanto proceso burocrático administrativo
que significa la realización de proyectos de investigación,
es implantar en base a la confianza y la ética ciudadana e
institucional, financiamiento a fondo perdido a la infinidad
de conceptos que en los centros académicos y de
investigación se gestan. Es oportunidad que permita
canalizar la creación y ecoinnovación en los jóvenes que
con sus manos quieren experimentar y hacer realidad sus
sueños, bajo la guía de los maestros, que canalizan estos
procesos de desarrollo tecnológico con buenas
metodologías el alcanzar con éxito los objetivos trazados
de sus inquietudes.

En el sentido del establecimiento y fortalecimiento


desarrollo industrial de sistemas constructivos en
Venezuela, expone Pimentel (2013), que se han instalado
en los estados Carabobo y Anzoátegui cuatro plantas con
capacidad de manufacturar 150 mil viviendas por año,
adicionales a la forma de manufactura tradicional de
edificar, de las cuales, 60 mil serán a partir de la
elaboración de combos-kit de la recuperación de los tubos
petroleros y, las restantes 90 mil, del sistema industrial de
polietileno expandido con malla electro soldada. El norte
del ejecutivo nacional, es que una vez que se alcance la

195. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

construcción de las 400 mil viviendas, con el pleno


funcionamiento de las capacidades instaladas industriales y
se logre cubrir la meta de edificar 3 millones de unidades
habitacionales, se tendrán las posibilidades ciertas para
atender el crecimiento natural de la población venezolana,
que supone unas 120 mil viviendas año, con lo cual se
procurará la apertura del proceso de exportación a otros
países.

Por otro lado y, a modo de comparación en este país tan


convulsionado y radicalizado políticamente, contrastamos
lo dicho en el párrafo anterior con las conclusiones que
expone Transparencia Venezuela (2013), sobre el resumen
de los análisis realizados a la actuación de la GMVV en el
primer trimestre de los años 2011, 2012 y 2013 sobre el
número de viviendas entregadas, ubicación, características,
costos, responsables de la construcción, entre otros
aspectos, donde encuentran fundamentalmente que la
información oficial es engañosa y tergiversan los datos en
lo que se refiere a: 1. Hacer creer que todas las viviendas
entregadas son nuevas construcciones, difundiendo que se
han entregado 386.389 viviendas, lo cual difiriere de las
399.825 unidades habitacionales mencionadas por Molina
(2013), y no diferencian las nuevas, de las que han
entregado materiales, cuantas son parte del programa de
Sustitución de Vivienda por Rancho (SUVI) y cuantas son de
ampliación y remodelación; 2. Hacer creer que el Poder
Comunal es el gran constructor de los complejos
habitacionales y que toda la GMVV está integrada por
edificios y ciudades socialistas, cuando éstas han sido
desarrolladas por empresas nacionales e internacionales,

196. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

mediante convenio. El Poder Comunal recibe el kit de


vivienda o apoya con remodelaciones o autoconstrucción,
sin existir estadísticas que indiquen su verdadera
participación; 3. Nueva oferta de proyectos, y sin mayor
impacto en la actualidad, como lo es el no tener concreción
conocida, sin presupuesto, sin asignación de unidad
responsable, sin metas y objetivo definido como la Misión
Bario Nuevo y Barrio Tricolor desde abril del año 2013, así
como la creación de la Gran Misión Vivienda Obrera en
mayo de 2013; 4. Llamar constructores a los entes
contratantes que son los ministerios, cuando en realidad
son supervisores de las empresas constructoras nacionales
e internacionales; 5. Decir que la prioridad son los
refugiados, cuando se mantiene una cifra “indeterminada”
de refugiados en el país; 6. Hablar de viviendas entregadas
o construidas, cuando el 50% es la entrega de un kit (auto
construcción); 7. Hablar de viviendas dignas cuando en un
porcentaje alto no se consideran los servicios básicos, ni el
urbanismo, ni seguridad y ni las normas de convivencia; 8.
Hablar de entrega de viviendas, cuando no se conoce si el
proceso garantiza al beneficiario la calidad constructiva y la
propiedad del inmueble al culminar su pago, y tampoco se
sabe que ocurre en los casos de exoneración del 100%
(Figura 26).

Cabe destacar que en medio del marco del proceder


político del ejecutivo nacional, en tiempos de periodo de
elecciones en el año 2015, se informó en cadena
presidencial la construcción de la vivienda un millón,
donde deja entrever que la vivienda, así como otras
necesidades básicas se convierten en elementos de

197. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

influencia para ganar voluntades de la población con


mayores carencias.

FIGURA 26.
La Gran Misión Vivienda Venezuela, ha
establecido procesos de prefabricación de
componentes estructurales, puertas y
ventanas, de igual forma, producto de la
dinámica tan apremiante, ha presentado
algunas dificultades por la localización de
viviendas rurales en sitios inestables.

198. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

Son dos posturas dicotómicas: una basada en la palabra


oficial en tiempos de mucha manipulación y recio proceder
centralista de decisiones; y otra, en la que los ciudadanos
realizan una búsqueda y análisis de la información
expuesta por los entes oficiales en una materia de excesiva
complejidad como los son las políticas, los planes y
programas de vivienda realizados por la GMVV; luego cada
ciudadano podrá contrastar y buscar una sola verdad.

Lo que sí es meritorio e histórico reconocer es el valioso


esfuerzo que realiza el ejecutivo nacional en materia de
construcción de viviendas para el ámbito urbano y rural. En
el caso de la vivienda rural, aunque las estadísticas
nacionales son pocas, no se debe concentrar la atención en
cifras de unidades construidas sin entender que el
problema no es solo de hábitat privado, sino que es una
dimensión compleja la realidad que se vive en el campo
venezolano, ya que los campesinos están en condiciones
de inestabilidad socio económica; con graves problemas
existentes en las redes de producción, distribución y
comercialización de sus excedentes. Con dificultades en
promover y establecer sistemas productivos alternativos
ecológicos y las redes de turismo rural ecológico, ya que
existen posibilidades ciertas ofrecidas por el gentilicio de
su pobladores, valores culturales y patrimoniales
conjugados con la inmensidad de parajes naturales de gran
belleza; con una realidad que es palpable en el transitar del
campo nacional, sobre la mala calidad de las
infraestructuras de servicios básicos y, en especial, de las
redes de movilidad para el suministro y extracción de
productos, que en su conjunto asientan la motivación de

199. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

los habitantes del campo, en emigrar a las ciudades para


procurarse una mejor forma de vida. El éxito está en
consolidar el pacto histórico de todos los actores de la
sociedad venezolana contemporánea, fundamentalmente,
los gestores de la política, economía, conocimiento y
participación comunitaria organizada, quienes tienen las
posibilidades de hacer realidad a mediano plazo, el
desarrollo rural sostenible en Venezuela.

Además, es importante resaltar que en los reportes


oficiales no se da información sobre el porcentaje que
involucra la construcción de viviendas rurales en el país. En
este contexto, al hacer recorridos a través del territorio
nacional, es notoria la construcción de viviendas rurales a
través de la gestión centralizada de la GMVV que articula
gobiernos regionales y municipales con el gobierno
nacional a través de la Compañía Petróleos de Venezuela
(PDVSA) y el Ministerio para el Poder Popular de la
Vivienda y Hábitat (MPPVH), recientemente nombrado en
el mes de diciembre de 2014, Ministerio para el Poder
Popular en Ecosocialismo, Hábitat y Vivienda (MPPEHV), el
cual agrupa en una sola entidad al MPPVH y al Ministerio
del Poder Popular para el Ambiente (MIBAM), y este,
nuevamente denominado en el mes de marzo 2015,
Ecosocialismo y Agua.

Todas estas instituciones en su conjunto, promocionan y


esperan cumplir con la meta trazada de las 400 mil
viviendas por año en el territorio nacional; permitiendo
resumir a continuación, las principales características
urbanísticas, arquitectónicas y constructivas de las

200. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

unidades habitacionales edificadas por la MVV y la GMVV


en el medio rural, durante el periodo 2003 - 2015:

Tipologías urbanísticas y arquitectónicas. La traza


de los recorridos en ámbitos rurales de diversas
regiones del país, denota viviendas construidas, ya
como unidades aisladas o en pequeños
asentamientos rurales que agrupan viviendas
unifamiliares y bifamiliares o edificaciones
multifamiliares de tres y cuatro niveles en pequeños
urbanismos muy cercanos o entretejidos a la trama
urbana de los pueblos tradicionales. Son unidades
habitacionales en las que prevalecen las de tres
habitaciones, baño, cocina y servicios con diversas
distribuciones funcionales y según Transparencia
Venezuela (2013), con variedad de metros
cuadrados de construcción que oscilan desde los 42
m2 hasta los 76, 84 m2.

Son propuestas de trazado urbano lineal de casas


unifamiliares y bifamiliares aisladas, realizadas
sobre vías sin servicios, con sistema de agua potable
de tanques plásticos aéreos y sistema pozo séptico-
sumidero; mientras que otras viviendas, de
similares tipologías, se han definido en calles sin
asfaltar pero con aceras, brocales y postes de
energía eléctrica, en medio del paisaje natural y
socio productivo que le circunda. Algunos presentan
todos los servicios básicos. Son urbanismos en los
diversos estados del país que han sido mayormente
desarrollados paralelos a las vías rurales, locales y

201. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

troncales, debido a la dependencia que tienen estas


comunidades con las infraestructuras de movilidad
y su prestación de servicios. Se pueden encontrar
urbanismos simétricos fraccionados a la vía
principal, como la infraestructura de Palmasola en
el estado Falcón.

De igual forma, se aprecian pequeños urbanismos


cuyo desarrollo topográfico está realizado en
terrenos planos y paralelos a las pendientes,
cercanos a los centros rurales, dotados de
viviendas dignas para las familias campesinas,
especialmente jóvenes, con todos los servicios de
infraestructura. En la mayoría de los casos, son
diseños urbanos desarticulados de los centros
poblacionales tradicionales, que contrastan con sus
costumbres y rompen de manera abrupta con su
perfil horizontal cuando son edificaciones
multifamiliares, pero en especial, con la tipología de
la arquitectura del lugar con la implantación de
grandes volúmenes paralelepípedos de techos
planos de cinco niveles y revestidos de intenso
colorido como los colores amarillo, ocres, rojo y la
suma de color blanco con los colores primarios de la
bandera nacional. Como ejemplos, se puede hacer
mención de los urbanismos construidos en el
pueblo de Yaracal en el estado Falcón y en la
comunidad rural de Mucuchachi, ubicado en la alta
montaña andina de los llamados Pueblos del Sur en
el estado Mérida, así como en otros pueblos del
resto de los estados que conforman el territorio

202. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

geopolítico de la República Bolivariana de


Venezuela.

En el marco de esa diversidad contrastante del


abordaje del diseño urbano y arquitectónico, de su
multiplicidad de agrupaciones, formas, texturas y
colores, encontramos algunos urbanismos más
humanizados y con algunos principios
arquitectónicos del lugar, como las viviendas de
palafitos de una planta y techos galvanizados para
las comunidades añú que han procurado en el
marco de la modernidad, respetar la tipología y
formas de vida de esa etnia indígena, las viviendas
de dos plantas de intenso colorido característico de
la tipología zuliana en los municipios Cabimas y
Mara en el estado Zulia, así como la construcción de
viviendas de palafito para las comunidades warao
del Delta Amacuro, las cuales presentan menor
calidad constructiva que las anteriores por el uso de
sistemas constructivos prefabricados con tableros
de fibra cemento y techos galvanizados de fácil
remoción ante las envestidas de los fuertes vientos;
la agrupación lineal de viviendas paralelas a la
pendiente y de urbanismos ortogonales en zona
plana, de dos y tres niveles con techumbre de teja
criolla, puertas y pequeñas ventanas de madera
sólida y colores contrastantes, edificados en la zona
de la cuenca alta del rio Chama, sectores de
Apartaderos y Mucuchíes del estado Mérida, así
como las viviendas con tipologías de techos
galvanizados o tejas criollas a dos aguas de una

203. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

planta, construidas en material plástico de PVC


(Petrocasas), madera y productos forestales en este
estado y en los vecinos estados, Trujillo y Táchira;
los complejos de viviendas de edificaciones aisladas
en la comunidad de Guanta o en El Viñedo en el
estado Anzoátegui, en Villa del Yocoima y Cacique
Yocoima en el Municipio Piar del estado Bolívar, en
Guadualito del estado Apure, Santa Ana del estado
Nueva Esparta, y en una cantidad de comunidades
rurales difícil de mencionar por su gran impacto
positivo según señalan las páginas
comunicacionales institucionales que involucran la
construcción de viviendas con sentido social a
través de la GMVV.

Prevalecen en su composición arquitectónica


distribuciones cuadradas, rectangulares, en forma
de cruz, de rectángulos desfasados, sin que los
preceptos del racionalismo den pie a otras
composiciones irregulares; presencia de la
incorporación de un pequeño porche de entrada
principal dispuesto en una esquina de la fachada
principal; uso mayoritario de la tipología de techos
a dos aguas con pocos aleros, seguidos de los
techos planos de terrazas no visitables, dejando
poco espacio para desarrollar huertos y compartir
con los vecinos de cada edificación, permitiendo a
los apartamentos de los últimos niveles, disminuir
los coeficientes térmicos y futuro mantenimiento
de impermeabilización, producto de las filtraciones
de aguas de lluvia; se ratifica la aplicación de los

204. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

acabados superficiales de las edificaciones con una


diversidad de colores blanco, ocre, rojo y texturas
naturales de los materiales de cerramientos,
conjugados con los colores primarios de la bandera
nacional que definen claramente su conexión con el
momento político de la nación. Sin dejar de exponer
que se encuentran excelentes aplicaciones de la
conjugación del color, con clara tendencia a Piet
Mondrian, como el desarrollado en el Complejo
Habitacional José Anzoátegui en Barcelona, capital
del estado Anzoátegui; se han incorporado algunos
espacios recreativos de juegos de niños realizados
con sistemas prefabricados de materiales plásticos y
algunos de madera sólida, que parecieran ser
añadidos y sin tratamiento paisajístico y de ornato,
en especial la protección con una pérgola contra la
fuerte insolación solar. Son viviendas rurales con la
funcionalidad, confort y dotación de servicios
enmarcados en los tiempos modernos.

Tipologías constructivas. La MVV y la GMVV que ha


propiciado el gobierno nacional desde el año 2003,
ha encontrado apoyo a través de convenios
internacionales con países como Rusia, Irán,
Turquía, Uruguay, Cuba, Colombia, Bielorrusia y
China, que entre otros, que han facilitado la
implementación de tecnologías foráneas, junto con
las tecnologías tradicionales establecidas en el país,
permitiendo cumplir con la misión y objetivos
trazados, especialmente desde el año 2010 al año
2013. Los resultados en el año 2014 y los

205. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

pronósticos del año 2015, dilucidan dificultad en


lograr las metas pautadas de las 400 mil unidades
habitacionales año producto de las dificultades
políticas y sociales, que han derivado en una crisis
económica debida en buena parte a un modelo que
no ha tenido una implementación adecuada
estando además desfasado históricamente;
llevando a desencadenar una pérdida significativa
del aparato productivo nacional, alta inflación e
importación así como el déficit de productos
básicos de la vida diaria y en especial de la
construcción, sin dejar de agregar la disminución
del PIB nacional con la bajada de los precios del
petróleo.

En materia de tecnologías constructivas, las


viviendas construidas en el ámbito rural
venezolano, presentan las siguientes características
(Figura 27):

 Sistemas estructurales aplicados a multiplicidad


de edificaciones donde han prevalecido los
materiales tradicionales como el concreto
armado en fundaciones aisladas y mayormente
fundaciones corridas del tipo losa fundación,
articulados a sistemas aporticados y sistema
túnel, siendo aventajado por el acero en sistema
de pórticos integrales, debido a su rapidez y
menor cantidad de mano de obra en el proceso
de ensamblaje. Son materiales que tiene gran
presencia en los entrepisos, donde

206. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

recientemente se han incorporado los


encofrados perdidos de losa acero con capa de
cemento y malla electro-soldada. De igual forma
se ha procurado el uso de sistema entramado
de madera de pino Caribe y sistema de madera
sólida, tipo casa de troncos con perfiles de auto
encaje, importados de Italia, los cuales no han
logrado tener éxito generalizado, quizás por
problemas técnicos y desconocimiento de la
población ante este tipo de tecnologías
alternativas.

 Sistema de techumbre de placas planas


impermeabilizadas con productos asfálticos,
prevaleciendo el uso de la tipología de techos
con poca pendiente y aleros a dos aguas, en
algunos casos unidos y en otros desfasadas de
nivel en la cumbrera, permitiendo generar
aberturas de ventilación e iluminación interna a
las viviendas. Son techumbres con correas de
acero estructural y elementos galvanizados de
diversas formas ortogonales o imitación teja
criolla, las cuales al no tener elementos de
aislamiento térmico hacen la vida difícil en un
medio tropical inclemente, especialmente en
horas diurnas; otras viviendas presentan techos
con estructura metálica y machihembrado de
madera de pino Caribe o paneles de fibra
cemento revestidos con capa de manto
asfáltico y tejas de arcilla, existiendo ejemplos

207. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

que dejan a la vista la capa asfáltica y la


colocación de teja asfáltica.

 Sistema de cerramientos con mamposterías de


bloques de cemento y arcilla hueca frisados y al
natural, empezando a incluirse el polietileno
expandido en formas diversas según el diseño
del producto constructivo y paneles planos con
malla electro-soldada, posteriormente frisados
con mortero de cemento. Se implementó con
limitado éxito, la construcción de viviendas
rurales con tecnologías alternativas como las
Petrocasas las cuales eran fabricadas con
plástico policloruro de vinilo PVC, que
posteriormente dejaron su esencia original de
cerramientos auto portantes de plástico al
incorporarle estructuras metálicas y relleno de
cemento. Se han construido viviendas con el
sistema entramado de madera revestidas con
cerramientos de madera sólida, tableros de
fibra cemento y tableros aglomerados de
madera, los cuales han presentado en poco
tiempo, un gran deterioro (Figura 27). Las
puertas son de aluminio y otras entamboradas
de contrachapado/tableros de fibra de mediana
densidad MDI. Empleo de ventanas
prefabricadas de estructura de aluminio color
blanco o negro de formas mayormente
cuadradas, vidrio corredizo, y en su gran
mayoría sin rejas de protección. Los acabados
de pisos realizados en acabado de cemento gris,

208. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

teniendo baldosas o materiales cerámicos en las


áreas húmedas de la cocina y los baños.

FIGURA 27. La experimentación sobre la marcha constructiva de


viviendas rurales ha llevado a solventar soluciones habitacionales, a
generar trabajo, a la apropiación tecnológica, entre otros aspectos,
pero la espera y la esperanza permanece, así como el temor de que su
casa no sea imperecedera por la mala calidad de los materiales, caso
del uso de tableros aglomerados de madera expuestos al medio.

209. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

Programas masivos de viviendas de interés social y desarrollo


urbano y rural

El presente apartado se enmarca fundamentalmente en la gestión


del gobierno nacional acontecida desde el año 2003 hasta el
presente. El abordaje de épocas anteriores está muy explícito en
el trabajo realizado por Freites Méndez (2001), sobre las diversas
alternativas de financiamiento para la vivienda rural en Venezuela.
Por ello, se hace apertura a programas nacionales que procuran
disminuir la brecha tan acuciante que ha significado el déficit
habitacional del medio urbano y asistir a la población que habita
en el medio rural venezolano. Como ya se expuso, las políticas del
gobierno central, han sido planteadas que a través de planes y
programas y, según su verdadera eficacia y logros no alcanzados,
se han reestructurado por el ejecutivo nacional a través del
Ministerio del Poder Popular de Vivienda y Hábitat (MPPVH,
2014), actual Ministerio del Poder Popular de Ecosocialismo,
Hábitat y Vivienda, para conformar una Misión en otra, caso de la
Misión Vivienda Venezuela (MVV: 1999-2010) en la Gran Misión
Vivienda Venezuela (GMVV: 2011-2015 con proyección al 2019, si
no existen cambios de reestructuración ministerial y de la Misión).

A continuación, se exponen los programas más emblemáticos de


la gestión del gobierno nacional y una propuesta de los autores a
fin de contribuir con ampliar los horizontes tecnológicos de la
vivienda rural en Venezuela:

Programa masivo de viviendas populares y de desarrollo


progresivo. Constituye la primera prioridad en materia
habitacional en razón del actual déficit habitacional. Está
dirigido a la atención, dotación, rehabilitación y

210. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

consolidación de barriadas y urbanizaciones populares que


puedan absorber el crecimiento de la población urbana y
de aquella que proviene del campo en su mayoría de bajos
ingresos, evitando en lo posible, la creación de cordones de
miserias transformados en barrios de ranchos. En esta
acción se rescata la perspectiva de una planificación
funcional coherente de racionalidad e inclusión social,
junto con los diversos aspectos que implica el desarrollo de
las viviendas y urbanizaciones planificadas o no. A su vez,
las urbanizaciones y viviendas de desarrollo progresivo
significan un esfuerzo sostenido de manera continua y
coherente entre las comunidades y el Estado, mediante la
articulación de actividades diversas con las familias
asistidas y la solidaridad del poder popular. La
progresividad se entiende como un proceso de
construcción de viviendas por etapas, dentro de un diseño
arquitectónico rector que la familia lo asume y procura
seguir. La realidad parece contradecir los cometidos de
esta acción programática.

Programa de rehabilitación de urbanizaciones populares y


mejoramiento de viviendas en espacios urbanos. Esta
acción está dirigida a la atención de desarrollos
habitacionales que fueron promovidos y construidos por el
Estado venezolano y que se encuentran en estado de
acuciado deterioro. Se articula fundamentalmente a
urbanizaciones populares que en su momento tuvieron un
nivel importante de calidad y fueron íconos urbanísticos y
arquitectónicos de la política nacional, caso de la
Urbanización 23 de Enero en Caracas, hasta edificaciones y
galpones supuestamente provisionales con variadas

211. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

calidades iniciales. Incluye también a asentamientos


rurales construidos en la periferia urbana, que fueron
absorbidos por las ciudades. En este contexto el programa
pretende mejorar la estructura urbana de ámbitos de
barrios procurando articularlos de manera funcional y
coherente y mejorar la estética del paisaje urbano
integrado a la ciudad. Significa en la práctica social, la
ampliación, construcción y mejoras de la planta física de los
barrios, junto con las infraestructuras de equipamiento
colectivo, los servicios sociales básicos y el ornato. La
Misión Tricolor es una de sus acciones destacables.

Programa de nuevos urbanismos. De acuerdo con lo


pautado a la Ley de Subsistema de Vivienda y de Normas
de Operación vigente, la generación de nuevos urbanismos
corresponde a urbanizaciones residenciales en el marco de
los principios del urbanismo moderno y de la creación de
nodos urbanos periféricos a las grandes ciudades y ejes
estratégicos productivos, caso de Ciudad Caribia en Distrito
Capital y Ciudad Fabricio Ojeda periférica a Ciudad Ojeda
en el estado Zulia.

Programa de atención a los más débiles: los pobladores


de la calle. Destinado a crear edificaciones destinadas al
alojamiento temporal o permanente de personas sin hogar,
particularmente de los niños, jóvenes, ancianos, madres,
indigentes y personas con discapacidades. Son
edificaciones que prevé el desarrollo de actividades
manuales y recreativas, junto con los esfuerzos de atención
medico sanitario, alimentación y psicología para la

212. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

capacitación y trabajo productivo para integrarlos a la


sociedad.

Programa de Sustitución de Rancho por Vivienda (SUVI).


La actualidad en materia de permisología y financiamiento
de las viviendas rurales, sin dejar de aplicarse a la vivienda
urbana y la implementación de otros programas
mencionados en este apartado, presenta las siguientes
condicionantes estipuladas mediante el programa SUVI,
donde, se construyen viviendas en terrenos propios tanto
en zona rural como en zona urbana, siempre y cuando
cuente con una serie de requisitos, entre los más
importantes, que deben aplicar: a. El terreno debe ser
mayor a 9 metros X 15 metros, debiendo tener todos los
servicios básicos a su alrededor; b. El beneficiario debe
tener la propiedad del terreno y debe estar inscrito en el
censo de la GMVV.

Este programa se activa en el momento en que la familia


beneficiaria, o grupo de familias, acuden a las instalaciones
del Ministerio del Poder Popular para Ecosocialismo
Hábitat y Vivienda, y se dirigen al departamento de Redes
Ecosocialistas donde se les entregan una serie de requisitos
que deben consignar en la misma dependencia.
Posteriormente, los funcionarios hacen una visita social a
las familias que cumplen con los requisitos ya introducidos
y se les hace una inspección técnica para ver si cumplen
con los términos. Una vez cumplido y constatado los
trámites administrativos, se envía la documentación
contentiva de los planos según el modelo de la vivienda
SUVI y los requisitos a la sede central del Ministerio. Este

213. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

organismo verifica si se tiene las condiciones financieras


aprobando los recursos económicos para la construcción
de "X" cantidad de viviendas para el Municipio "X" en el
marco del programa SUVI. Las viviendas para el mes de
abril del año 2015, están presupuestadas en 397.900 Bs,
según presupuesto con materiales de Construpatria
(MPPEHV, 2015). Con el proceso inflacionario actual en el
que se ve sumido el país, este precio es un marco de
referencia actualizada.

Programa de abordaje a la vivienda rural. La vivienda


rural significa para el campesino arraigo, identidad y
oportunidad. En los sectores rurales, la acción en materia
habitacional, está estrechamente ligado a los programas de
desarrollo campesino y de transformación agraria,
atendiendo a la par a las etnias indígenas. Acción básica es
la coordinación de los organismos encargados del
desarrollo habitacional y de la dotación del equipamiento
tanto básico como comunitario, con los organismos que
tienen la responsabilidad del desarrollo rural integral y del
acondicionamiento de tierras.

Una conveniencia que encuentra mayor base de


sustentación es evitar la dispersión de las viviendas a ser
construidas, en razón de las economías que se logran con
la dotación de servicios básicos (agua, cloacas, drenajes,
electricidad, edificaciones sociales) y de las ventajas, tanto
del diseño como de costos, que otorga la concentración de
viviendas para la dotación d servicios sociales comunitarios
(dispensario, escuela, centro social, plaza, templo y espacio
recreativo – deportivo), conscientes del importante papel

214. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

que juega la vialidad y los servicios a la producción y


comercialización. En general, en las áreas rurales, se debe
propender a que las nuevas viviendas y en lo posible, las
reposiciones no continúen con la dispersión, sino la
estructuración de asentamientos y pequeños caseríos que
constituyan el núcleo central de importantes áreas de
producción, tal como lo establece la política de seguridad y
soberanía agroalimentaria.

El mejoramiento de la vivienda rural venezolana debe


intensificarse, porque más del 11,2 % de la población
nacional habita en el medio rural (INE, 2011), y en ello es
necesario establecer ayudas financieras especiales en u
todo conforme con las disposiciones de normas sanitarias,
y la asistencia de tipo técnico para asegurar diseños
adecuados a bajo costo y enmarcados en los criterios de
sostenibilidad constructiva, evitando a su vez, la ubicación
de las viviendas en zona de riesgos socio ambientales. Sin
duda en la concepción de la vivienda rural, se visualiza,
como elemento integrado al entorno, por cuanto la vida
del campo se desarrolla en la vivienda y en los espacios que
le rodean, de acuerdo a los distintos pisos de las zonas de
vida, con los cuales comulgan quienes allí habitan.

En Venezuela, la vivienda rural reclama su adecuación al


exigente calor tropical húmedo y seco de las planicies
aluviales del llano y su intensa radiación solar, al clima
benigno del piedemonte, al confort climático de la
montaña andina y de la costa, al clima templado y
confortable de los valles altos, al frio abrazador del
páramo, a la inmensidad de la sabana y selva amazónica, a

215. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

los ecosistemas acuáticos de las zonas de costa y delta


(Figura 28)… ahí, donde fue la génesis de la Tierra de
Gracia.

FIGURA 28. Soluciones urbanísticas y arquitectónicas de la Gran


Misión Vivienda Venezuela para las etnias indígenas venezolanas
añú y warao. Fusión del pasado y el presente.

216. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

Propuesta de creación del Programa Nacional de


Ecoinnovación y Normalización de Nuevos Materiales y
Sistemas Constructivos de la Vivienda Rural en
Poblaciones Tradicionales e Indígenas.

Abordar la vivienda rural en el marco de una visión


sistémica e integral, con claros visos de complejidad, es
tomar en cuenta el proceso de armonizar con territorios de
diversos pisos bioclimáticos, culturas y etnias; integrar
formas de vida antropológicas y modernas que conviven en
edificaciones aisladas o en pequeños urbanismos
respetuosos con el medio ambiente; articulación de
sistemas socio productivos tradicionales y tecnificados;
implementación de energías y sistemas de tratamientos de
aguas residuales alternativos; la posibilidad cierta de
disponibilidad de recursos naturales para el desarrollo
endógeno de la comunidad y la región; desarrollo de
sistemas de participación y agrupación comunitarias
interrelacionadas con los centros del conocimiento e
instituciones gubernamentales y donde sus principales
actores rectores estén socialmente comprometidos; entre
otros aspectos, hacen que el resultado concreto del hecho
arquitectónico y la tectónica de la vivienda rural, sea el
resultado del consenso de los beneficiarios y los
diseñadores, génesis real de la apropiabilidad y sincretismo
tecnológico, estímulo a la ecoinnovación en la producción
sobre la base del máximo aprovechamiento de los recursos
existentes en el país. Es proponer a partir del
establecimiento de un programa masivo de plantaciones
forestales en todo el territorio venezolano, tanto de
especies maderables de maderas autóctonas y foráneas de

217. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

rápido crecimiento y, en especial, las gramíneas por ser las


especies que más se acercan al establecimiento de una
arquitectura sostenible en el medio rural.

De ahí, que Cilento (1995), exponga que el sincretismo


tecnológico propicia la convivencia en las obras de
productos y procesos tecnológicamente muy avanzados,
producto de la gran industria, con materiales y tecnologías
locales de producción en pequeña escala, y tecnologías
tradicionales mejoradas. De acuerdo a Cilento (1999),
implica el desarrollo de nuevas tecnologías y optimización
de las existentes; la innovación de nuevos materiales y
componentes, mejoramiento de los materiales
tradicionales, nuevas formas de organizar la producción, el
reciclaje de residuos y desperdicios de los procesos
productivos y de la construcción, todo ello con el objetivo
central de aprovechar al máximo los recursos naturales,
humanos y productivos de Venezuela, particularmente a
nivel local. La evaluación de éstos y el relevamiento de las
fortalezas y ventajas comparativas, en cada localidad o
región, son componentes estratégicos fundamentales.

Este objetivo central del nuevo enfoque tecnológico debe


ser desarrollado como estrategia de Estado, sin
improvisaciones ni continuas reestructuraciones
institucionales que interfieren en la dinámica y buen
proceder administrativo para alcanzar objetivos
trascendentales en materia de políticas de la vivienda en
Venezuela, permitirá lograr el desarrollo de tecnologías
asequibles y transferibles a las comunidades organizadas,
aprovechando y modernizando los conocimientos técnicos

218. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

y materiales tradicionales. Estas tecnologías deben ser


sustentables técnica y ecológicamente, y compatibles con
la producción en pequeña y mediana escala.

Como acción estratégica, con todo lo antes expuesto, e


integrada además a la vasta disponibilidad de recursos
humanos y naturales-industriales forestales,
agropecuarios, hidrocarburos, petroquímicos y minerales,
entre otros; así como acertar con la concreción efectiva de
la triada de la ecoinnovación en proyectos, procesos,
productos y servicios industriales, semi industriales y
artesanales que se deben generar entre la sinergia del
Sector Económico y Productivo Nacional-Estado
venezolano-Centros del Conocimiento e Investigación
Tecnológica Universitaria; son puerta franca y de desarrollo
sostenible, para proponer la creación del Programa
Nacional de Ecoinnovación y Normalización de Nuevos
Materiales y Sistemas Constructivos de la Vivienda Rural en
Poblaciones Tradicionales e Indígenas. Es acertar en la ruta
correcta del establecimiento en la segunda década del siglo
XXI, del desarrollo rural sostenible en Venezuela, y de
manera indirecta, concertar el desarrollo sustentable de la
soberanía alimentaria, el ecoturismo, la conservación de
los ecosistemas naturales y la felicidad de los campesinos
venezolanos.

219. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

APERTURA PARA LA VIVIENDA RURAL SOSTENIBLE EN


VENEZUELA. PROPUESTA DE ARQUITECTURA CON
MADERA Y GRAMÍNEAS EN EL ESTADO BARINAS

Para el territorio aborigen prehispánico, el colonial hispánico y,


posteriormente, el desarrollado en los tiempos de libertad ya
como republicanos hasta el presente, las naciones que conforman
el amplio tejido de espacios geopolíticos de América Latina, en
medio de un crisol de razas, culturas y formas de vida, hacen que
la vivienda rural, la vernácula, la del lugar, refleje una dimensión
de espiritualidad en cada uno de sus hombres y mujeres. Éstas
expresan sus querencias, sus voluntades de desarrollo y
transformación, sus sentimientos y emociones con clara
raigambre y pertenencia a su lugar de origen.

Es cada una de las viviendas, el reflejo de sus amores y deseos


conseguidos en el tiempo, la génesis y el imán sentimental que
permite la partida y el retorno de los hijos procreados a sus
espacios de vida, donde nacieron, crecieron y, algunos, murieron
en ella. Es la vivienda la que se encuentra en medio del paisaje
natural, unos plácidos y otros agrestes, unos de altas pendientes
con perfiles de inmensas montañas que se visten de nubes; unos
siempre verdes de sabanas extensas e impenetrables selvas; unos
donde el horizonte llega al infinito, y permite convivir el invierno
con la fuerte humedad que plena de continuos torrenciales,
saturando los cauces de los ríos provenientes de las imponentes y
gélidas montañas generando grandes inundaciones, y éstas, como
cortinas virtuales de gotas de agua, dan paso al verano, el que
espanta la humedad, reseca la tierra inmensa y agrieta la arcilla
árida con estelas de osamentas de ganado y el pasto reseco
moribundo, se despeina con el pasar del viento y del caminante.

220. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

Así es la inmensa horizontalidad de los llanos occidentales


venezolanos en tiempos de invierno y verano, que el tiempo de los
tiempos no ha logrado aún doblegar. Inmensa tierra indómita que
fue espacio de paso y nomadismo para los indígenas. Tierra en la
que en tiempos de la colonia y lucha independentista se labró la
libertad, y se afianzo la trashumancia que cada año con las épocas
intercaladas del verano y el invierno, deja la traza repetitiva de las
huellas de ganado en el suelo arenoso y arcilloso, por el continuo
andar hacia espacios que le procuran el mejor pasto y agua. Tierra
que desde principios y, mayormente a mediados del siglo XX, con
la apertura de la carretera Barinas - San Cristóbal, hasta llegar el
umbral del siglo XXI, fue cediendo de manera acelerada y
arrolladora con el ambiente, terrenos conquistados por los
pobladores que crearon aldeas que se transformaron en pueblos,
y éstos en pequeñas ciudades localizados en medio de una
dinámica socio productiva y urbanística, cada día amplían la
frontera agrícola y transforman el paisaje natural.

Tierra donde los ciudadanos que bajaron de las montañas


encumbradas tachirenses y merideñas de los Andes, que con el
valor del trabajo conjunto con los pobladores colombianos,
comenzaron a desarrollar la producción agropecuaria, el comercio
de bienes y servicios; y posteriormente las múltiples actividades
de las industrias forestales que han desarrollado plantaciones
forestales de teca, melina (Gmelina arborea) y pino Caribe (Pinus
caribaea var. Hondurensis), complejos de aserrío y
contrachapados, y la actividad académica, investigación y
extensión de universidades regionales, en especial, la Universidad
de Los Andes, que con su Estación Experimental Caparo, ubicada
en la Reserva Forestal con igual nombre, procura proteger
aproximadamente 7000 hectáreas del bosque de Caparo, uno de

221. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

los últimos relictos boscosos de los Llanos Occidentales de


Venezuela.

Ese es el lugar de desenvolvimiento de la propuesta de un sistema


constructivo que permite viviendas y edificaciones diversas bajo
los principios de la arquitectura sostenible para el medio rural del
estado Barinas. Son diseños de viviendas únicas en su concepción
arquitectónica, donde la funcionalidad está plenamente
interrelacionada con las opiniones consultadas a los habitantes de
los diversos sectores que conforman el medio rural llanero
barines; de la observación de diversidad de viviendas edificadas en
ese contexto geográfico, procurando respetar y generar una
tipología de vivienda rural sostenible adaptada a las realidades
sociales, culturales y productivas de esa región; procurar
interconectarse al sincretismo tecnológico y las posibilidades
ciertas de aprovechar sus valiosos recursos naturales y humanos,
pensando en la modulación, prefabricación y semi
industrialización de componentes constructivos.

Estos principios tecnológicos, han sido la premisa de la concepción


de diseño arquitectónico y constructivo, la cual ha permitido
generar una vivienda digna, confortable, segura, bellas en sus
distintos prototipos, bioclimática y vernácula moderna que se
integra al medio y aprovecha los recursos, especialmente
forestales y de la tierra en sus distintos tipos. La disminución de
costos dependerá de consolidar comunidades organizadas y
capacitadas tecnológicamente, que tengan la disposición de
apropiarse de la tecnología, hacer suyos los diseños
arquitectónicos salidos de sus mismas consultas y consenso,
capaces de apuntalar sustentablemente la producción semi
industrial y transformarse en verdaderos constructores,

222. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

empresarios y promotores de viviendas rurales en el estado


Barinas y otros espacios regionales.

Una vez cumplido el proceso metodológico de diseño


arquitectónico e instalaciones realizado por el Arq. Dr. Wilver
Contreras Miranda, Arq. Dra. Mary Elena Owen de Contreras y el
Br. Axel Atilio Contreras Owen; los cálculos estructurales de
ingeniería civil elaborados por el Ing. MSc. Enrique Vilela; y la
representación gráfica en Autocad realizada por el Lic. José
Humberto Prieto, se planteo un sistema estructural y de
instalaciones que puede ser utilizado como base para el desarrollo
de diferentes soluciones espaciales, generando a su vez, diversas
alternativas de viviendas; el cual generó, según las normas
establecidas por el Colegio de Ingenieros de Venezuela, la
definición de las siguientes características técnicas debidamente
detalladas en los planos:

Sistema estructural. Conformado por un sistema


estructural multifuncional con registro de diseño desde el
año 2009, el cual ha sido redimensionado y racionalizado
para aumentar las posibilidades de resistencia y estética
arquitectónica de las edificaciones. El mismo se puede
desarrollar apoyado sobre una fundación corrida tipo losa
fundación o separada por pilotes, los cuales permiten la
separación de la tierra y mantenimiento de instalaciones,
así como el desarrollo de viviendas a uno y dos niveles. De
igual forma, los pórticos se puede construir con el uso
individual tanto de madera sólida y aserrada preservada y
seca de la especie teca u otra, así como del bambú
(Bambusa vulgaris) y la guadua (Guadua angustifolia) con
propiedades estructurales. Las uniones de los pórticos son

223. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

a través de pernos de acero de diversos diámetros


(Figuras 29, 30, 31, 32, 33, 34, 35, 36 y 37).

Es importante señalar, que dada las limitaciones por


capacidad de megabytes del archivo del presente trabajo
para su consulta en internet, sólo se presentan a modo de
referencia algunos planos del proyecto de arquitectura e
ingeniería, que dan una proyección motivadora al lector e
investigador en procurárselos mediante la solicitud formal
vía e-mail a la dirección electrónica del Laboratorio de
Sostenibilidad y Ecodiseño de la Universidad de Los Andes,
Venezuela. Si la edición del libro será impresa, llevara
anexo un CD con todos los archivos que complementan los
proyectos.

Sistema de cerramientos. Está conformado por paredes,


puertas, ventanas y soporte de techumbre de teja o
elementos galvanizados, y paredes elaboradas con paneles
aislantes de pajilla madera-cemento u otro aglomerante;
elementos horizontales y verticales de madera aserrada o
machihembrada, teniendo a su vez la posibilidad de
incorporar los materiales disponibles del medio y
tecnologías tradicionales como el bahareque mejorado,
tableros de fibra-cemento u otro aglomerante y materiales
modernos de bajo impacto ambiental.

Son edificaciones que en su concepción de diseño


arquitectónico tienen establecido los grandes aleros de
techos para alejar la humedad de los torrenciales
aguaceros y la insolación del fuerte sol tropical, lo cual
permite junto con las ventanas el pasar de los vientos,

224. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

bajar los coeficientes térmicos en los espacios internos de


las viviendas.

Al estar la vivienda sobre una losa fundación se le dará


directamente al concreto, acabados superficiales de
cemento pulido con aplicación de óxidos para colorearlo, si
es gusto del beneficiario. Si está apoyada sobre pilotes, los
pisos serán de tablones, teniendo las áreas húmedas de la
cocina y los baños, un sobre piso de concreto y
revestimiento de materiales cerámicos.

Sistema de instalaciones. La vivienda rural tendrá un


sistema de instalaciones eléctricas, aguas negras, grises y
blancas empotradas en las paredes; sistema de disposición
de aguas grises y negras directamente al biodigestor que
tendrá a la salida de los efluentes, las cámaras de
hidropresión o los canales horizontales de
descontaminación productiva de las vaqueras, cochineras y
gallineros, los cuales tendrán plantas purificadoras como el
jacinto o buchón (Echomia crassipes); así no se contaminan
estanques, cursos de agua superficial y subterránea. La
generación de gas metano permitirá implantar un sistema
alternativo a la energía eléctrica, teniéndose la posibilidad
de instalar pequeños molinos de viento para la extracción
de agua subterránea y si se instalan turbinas, podrán
generar electricidad.

De igual forma, se prevé como complemento al sistema de


energía eléctrica, cocinas solares, paneles de energía solar
y sistema de calentadores solares de agua para el baño.
Sumado a ello, se tiene previsto el establecimiento de un

225. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

programa familiar de recolección integral de residuos y


desechos sólidos, que permita generar abono orgánico
destinado al huerto familiar, hortícola y frutal, y la
posibilidad de manufacturar productos artesanales a partir
de reciclaje y reutilización. En caso contrario, se tomarán
todas las medidas para que los residuos sean clasificados y
recolectados, cuando se agrupen grandes volúmenes, por
el sistema rural municipal de residuos sólidos.

FIGURA 29. Fachada del pórtico estructural de un nivel


para las viviendas rurales de los Llanos Occidentales de
Barinas, el cual permite ser elaborado en madera rolliza,
aserrada y bambú-guadua. Propiedad intelectual del
Laboratorio de Sostenibilidad y Ecodiseño
ULA-UPV: CEFAP-LNPF.

226. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

FIGURA 30. Isometría del pórtico estructural de un nivel para las


viviendas rurales de los Llanos Occidentales de Barinas, con su
pedestal que le separa del suelo y permite ser elaborado en
madera rolliza, aserrada y bambú-guadua. Propiedad intelectual
del Laboratorio de Sostenibilidad y Ecodiseño
ULA-UPV: CEFAP-LNPF.

227. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

FIGURA 31. Detalles técnicos de las columnas compuestas del


pórtico estructural de un nivel para las viviendas rurales de los
Llanos Occidentales de Barinas, con su pedestal que le separa del
suelo y permite ser elaborado en madera rolliza, aserrada y
bambú-guadua. Propiedad intelectual del Laboratorio de
Sostenibilidad y Ecodiseño ULA-UPV: CEFAP-LNPF.

228. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

FIGURA 32. Detalles técnicos de las fundaciones y tablazón del piso de las
viviendas rurales de un nivel para los Llanos Occidentales de Barinas, con su
pedestal que le separa del suelo y permite ser elaborado en madera rolliza,
aserrada y bambú-guadua. Propiedad intelectual del Laboratorio de
Sostenibilidad y Ecodiseño ULA-UPV: CEFAP-LNPF.

229. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

FIGURA 33. Detalles técnicos del techo y vista estructural de las viviendas
rurales de un nivel para los Llanos Occidentales de Barinas, con su pedestal
que le separa del suelo y permite ser elaborado en madera rolliza, aserrada y
bambú-guadua. Propiedad intelectual del Laboratorio de Sostenibilidad y
Ecodiseño ULA-UPV: CEFAP-LNPF.

230. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

FIGURA 34. Detalles técnicos de las columnas compuestas del pórtico


estructural de dos niveles para las viviendas rurales de los Llanos Occidentales
de Barinas, con su pedestal que le separa del suelo y permite ser elaborado
con elementos laminados apernados de madera rolliza, aserrada y bambú-
guadua. Propiedad intelectual del Laboratorio de Sostenibilidad y Ecodiseño
ULA-UPV: CEFAP-LNPF.

231. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

FIGURA 35. Detalles técnicos del pórtico estructural de dos niveles para las
viviendas rurales de los Llanos Occidentales de Barinas, con su pedestal que le
separa del suelo y permite ser elaborado con elementos laminados
apernados de madera rolliza, aserrada y bambú-guadua. Propiedad intelectual
del Laboratorio de Sostenibilidad y Ecodiseño ULA-UPV: CEFAP-LNPF.

232. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

FIGURA 36. Detalles técnicos del entrepiso y vista estructural de las


viviendas rurales de dos niveles para los Llanos Occidentales de Barinas,
con su pedestal que le separa del suelo y permite ser elaborado en madera
rolliza, aserrada y bambú-guadua. Propiedad intelectual del Laboratorio de
Sostenibilidad y Ecodiseño ULA-UPV: CEFAP-LNPF.
233. La Vivienda Rural en Venezuela desde
la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

FIGURA 37. Vistas estructurales de los pórticos estructurales de uno y dos


niveles de las estructuras del Modelo Caparo y Modelo Santo Domingo.
Propiedad intelectual del Laboratorio de Sostenibilidad y Ecodiseño
ULA-UPV: CEFAP-LNPF.

234. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
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Diseño arquitectónico de la vivienda rural de una planta,


Modelo Caparo, para el ámbito rural del estado Barinas.

La vivienda rural por ser el centro de la vida del grupo


familiar, gira en torno al rol de la mujer como organizadora
de tareas y sobre todo en lo referido al hábitat, siendo la
mujer decisora fundamental de cómo y cuándo construir su
casa, realizar el mantenimiento y la huerta; donde el
arraigo a su lugar de forja vivencial tiene correspondencia,
si las condiciones lo permiten, a permanecer al lugar donde
ha nacido y crecido, a construir su propia casa en los
predios de la paterna. Es la vivienda, la elocuencia y
representación de las emociones de sus pobladores, el
sentido de identidad y pertenencia al sitio, el sentido de
seguridad y paz, la alegría de estar en contacto con el
medio ambiente natural; el poder vivir en familia y casa
propia; pero fundamentalmente, la convicción de que es el
mejor lugar para vivir, aún a las continuas tentaciones de
proyectar la partida que les ofrece el medio urbano de la
ciudad.

La distribución de la vivienda de un solo nivel (Área total de


127,61 m2), se caracteriza por dos módulos separados y de
igual diseño tipológico, con las siguientes características de
diseño:

Módulo social y de servicios. Tiene un área de 63,80


m2, presentando el pronunciado alero de la fachada
principal y posterior que da cobertura al corredor
frontal y posterior. El acceso principal es por la sala,
contigua al comedor, cocina y de manera particular

235. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

se plantea el baño con lavamanos separado del


water y ducha, el cual tiene una puerta que le
permite al campesino, luego de la faena, entrar
directamente por la ducha sin ensuciar el espacio
interno de la sala. El área de servicios está
localizada en el corredor externo de la fachada
posterior.

Módulo de habitaciones. Se desarrolla en un área de


63,80 m2, con similar diseño de protección de
aleros, estando conectado al primer módulo a
través de un pasillo techado, que divide los dos
huertos medicinales, concentrando las tres
habitaciones y un baño con lavamanos separado del
water y ducha.

Los módulos que conforman la vivienda rural, están


contextualizados en su conjunto arquitectónico, en
medio del terreno que interconecta las áreas de
cultivo, los huertos medicinales, hortalizas y
frutales, la cochinera-vaquera-gallinero feliz-
biodigestor; y las construcciones futuras que
implican el módulo de estacionamiento, bohío para
el desarrollo del trabajo familiar, la actividad social
con las hamacas para el descanso, y el fogón para la
parrilla y el sancocho (Figura 38). Es la concepción
de una vivienda rural que se articula con los
sistemas socio-culturales productivos de la región
de los Llanos Occidentales de Venezuela.

236. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

FIGURA 38. Planta general, fachadas


lateral derecha, fachada posterior y
vista general del Modelo Caparo.
Propiedad intelectual del Laboratorio de
Sostenibilidad y Ecodiseño
ULA-UPV: CEFAP-LNPF.

237. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

Diseño arquitectónico de la vivienda rural de dos plantas,


Modelo Barinas, para el ámbito rural del estado Barinas.

Este diseño de vivienda rural presenta un área total de


201,36 m2, similares características funcionales,
arquitectónicas, estructurales y paisajísticas al diseño de la
vivienda rural de una planta. Funcionalmente, la vivienda
se desarrolla en un módulo de dos niveles, teniendo en
planta baja (130,90 m2), el pronunciado alero de la fachada
principal y posterior que da cobertura al corredor frontal y
posterior; el acceso principal directamente a la sala, y
escalera separada del comedor, cocina y, el baño con
lavamanos separado del water y ducha, la cual tiene puerta
que le permite al campesino, luego de la faena, entrar
directamente por la ducha sin ensuciar el espacio interno
de la sala. El área de servicios está localizada en el corredor
externo de la fachada posterior.

La planta alta (70,46 m2), tiene concentrada las tres


habitaciones unidas por un pasillo, un solo baño con
lavamanos separado del water y ducha. La vivienda rural,
está contextualizada e interrelacionada a otros espacios
funcionales socioculturales y productivos, igual que la
propuesta de la vivienda rural de una planta
(Figuras 39 y 40).

238. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

FIGURA 39. Planta baja, Planta alta y Planta conjunto del


Modelo Barinas. Propiedad intelectual del Laboratorio de
Sostenibilidad y Ecodiseño ULA-UPV: CEFAP-LNPF.

239. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

FIGURA 40. Fachadas y Cortes arquitectónicos del Modelo


Barinas. Propiedad intelectual del Laboratorio de
Sostenibilidad y Ecodiseño ULA-UPV: CEFAP-LNPF.

240. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

Diseño arquitectónico de la vivienda rural, Modelo Santo


Domingo, conformada por un módulo de servicios de una
planta y módulo social-dormitorios de dos plantas, para el
ámbito rural del estado Barinas.

Este diseño de vivienda rural presenta un área total de


201,92 m2), y similares características funcionales
arquitectónicas, estructurales y paisajísticas al diseño de la
vivienda rural de una sola planta. La conformación
funcional es la siguiente:

Módulo de servicios. Diseño arquitectónico de una


planta (65,73 m2), conectado al segundo módulo de
dos plantas, a través de un pasillo techado. Tiene el
pronunciado alero de la fachada principal y
posterior que da cobertura al corredor frontal y
posterior. El acceso principal es por la sala,
comedor, cocina y el baño con lavamanos separado
del water y ducha, el cual tiene puerta que le
permite al campesino, luego de la faena, entrar
directamente por la ducha sin ensuciar el espacio
interno de la sala. El área de servicios está
localizada en el corredor externo de la fachada
posterior, el cual permite acceder a los huertos.

Módulo social-dormitorios. Diseño arquitectónico


de dos plantas (PB: 65,73 m2 + PA: 70,46 m2) y
similar diseño de protección de aleros, teniendo
éste en la planta baja, el área de desarrollo del
trabajo familiar, la actividad social con las hamacas
para el descanso, y el fogón para la parrilla y el

241. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

sancocho, con escalera para subir a las tres


habitaciones con lavamanos separado del water y
ducha. Esta vivienda rural, esta contextualizada e
interrelacionada a otros espacios funcionales
socioculturales y productivos, igual que la
propuesta de la vivienda rural de una sola planta
(Figuras 41, 42 y 43).

FIGURA 41. Planta baja general del Modelo Danto Domingo. Propiedad
intelectual del Laboratorio de Sostenibilidad y Ecodiseño
ULA-UPV: CEFAP-LNPF.

242. La Vivienda Rural en Venezuela desde


la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

FIGURA 42. Planta techo (módulo servicios) y planta alta (habitaciones)


del Modelo Danto Domingo. Propiedad intelectual del Laboratorio de
Sostenibilidad y Ecodiseño ULA-UPV: CEFAP-LNPF.

243. La Vivienda Rural en Venezuela desde


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FIGURA 43. Fachadas y vista general del Modelo Danto Domingo.


Propiedad intelectual del Laboratorio de Sostenibilidad y Ecodiseño
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REFLEXIÓN FINAL

Venezuela ha sido un país de joven historia, para el año 2015 han


transcurrido apenas 185 años de haberse constituido como
república. Aún así, en la historia de los tiempos, sobre el territorio
natural, donde esta tierra no tenía nombre, ya que que era tierra
del libre transitar de las distintas familias que conformaron a los
Arawak, los Caribes y los Cuicas; tierra incógnita, hasta que el Gran
Almirante de la Mar Océano Cristóbal Colón, se encontró con uno
de los parajes naturales paradisiacos más hermosos que sus ojos
habían podido apreciar, era la Tierra de Gracia; el espacio
geográfico que capto la atención de los navegantes, que motivó a
ser recorrido desde el Este al Oeste, y en el perfil alargado de más
de dos mil kilómetros de costas, es Américo Vespucio el que se
encuentra con su Pequeña Venecia, génesis epistemológica de
Venezuela, territorio geopolítico de más antigua data, la Provincia
de Venezuela creada en 1528, denominada bajo este nombre
hasta 1556 y teniendo como capital a Santa Ana de Coro.

Son tiempos de reconocimiento de la inmensidad de un espacio de


características indómitas y difíciles de dominar a los fines de
conquista y expoliación. Son causas suficientes que producen la
creación de la incipiente Capitanía de Venezuela bajo el mandato
de los Welser, desligándola en 1717 de la jurisdicción de la Real
Audiencia de Santo Domingo para ser administrada por el
Virreinato de Santa Fe de Bogotá, periodo cuando en 1739 el Rey
Felipe V (reinado 1724-1746), denominaba a “Caracas, con el
territorio de su Capitanía General”. Son oportunidades que van
permitiendo la creación de la Intendencia de Caracas en el año
1776, y luego cuando el Rey Carlos III (reinado 1759-1788), da
nombre oficial de Capitanía General de Venezuela en el año 1777,

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integrando en su conjunto con variaciones en tiempos posteriores,


el vasto territorio de las provincias de Cumaná, Guayana, Barinas y
Maracaibo y el territorio insular de Trinidad y Margarita. Es
espacio geográfico unificado geopolíticamente, cuyo desarrollo se
enmarca entre las costas caribeñas, el rio Orinoco y al Virreinato
de Santa Fe de Bogotá, a quien la Capitanía pertenecía.

Son tiempos de gestación de precursores ideales libertarios de las


estructuras monárquicas y coloniales bajo el poder de las
metrópolis, la Revolución Norteamericana que ya con la creación
de los Estados Unidos de Norteamérica (1783), hace que este
proceso revolucionario fuera influyente al detonante de la
Revolución Francesa (1789), de ésta a España y posteriormente a
la América española, siendo el Rey Fernando II (reinado 1814-
1833), quien finalmente, después de 300 años de dominio del
Imperio Español sobre la Capitanía General de Venezuela, deja su
impronta histórica como último monarca de lo que ya en 1830,
después de la separación de la Gran Colombia, se denomina la
República de Venezuela, hoy llamada República Bolivariana de
Venezuela.

Es proceso de gestación de un territorio, donde se construyeron


en sus diversos ecosistemas y según la capacidad creativa, de
innovación, de posibilidades tecnológicas y de recursos naturales,
los más variados tipos de viviendas indígenas, las de arquitectura
de agua en costas y de la tierra continental. Tiempo en que se
gestaron las ideas conceptuales para construir los primeros
palafitos, las primeras churuatas o los bohíos donde la madera, el
bahareque y la palma, fueron protagonistas.

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A la llegada de los españoles y su proceso de conquista, éstos


implantaron sus formas de dominio territorial, de fundar y
construir ciudades, edificaciones e infraestructuras de múltiples
usos, que sin mayores variaciones han permanecido como
influencia tipológica ya en tiempos republicanos hasta las
primeras décadas del siglo XX, y aún en el presente. Es el tiempo
posterior a 1492, cuando se comenzaron a gestar en el Nuevo
Mundo, las ideas conceptuales de urbanismos y arquitectura, y a
transferir tecnología aprendida en sus lugares de origen ibéricos
para construir con adobe, tapia, piedra y entramados de madera
con techumbres de teja de arcilla que se fueron fundiendo con el
bahareque indígena en la Capitanía General de Venezuela. Así se
hicieron la tectónica las primeras iglesias, conventos, edificios
gubernamentales y grandes casonas de ciudad y de las haciendas
en el medio rural, influencias posteriores para los ciudadanos
comunes, que construyeron sus tradicionales viviendas.

Es cuando Venezuela era una nación con profundo arraigo rural en


su estructura como sociedad y, da paso a en la década de los años
cuarenta de una manera dinámica, rápida y contrastante a los
tiempos de modernidad y desarrollo de la nueva cultura petrolera,
la cual ha marcado y hecho depender económicamente y
profundamente a la sociedad venezolana hasta el presente. Son
tiempos de combatir la miseria de barrios de ranchos citadinos,
siendo El Silencio en la ciudad de Caracas, la piedra donde se
fundamenta la planificación urbana y arquitectura social o popular
en Venezuela.

Es el mirar nuevos horizontes a través de la visión trascendental


del Maestro Carlos Raúl Villanueva, que tanto bien hizo en la
conformación y actuación del Banco Obrero, así como en la

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sensibilidad social de urbanistas, arquitectos, paisajistas e


ingenieros. Son tiempos para eliminar las endemias tropicales,
especialmente del paludismo y el Mal de Chagas, eliminar los
techos de paja y sustituirlos por zinc, el bahareque por bloques de
cemento y dotar de instalaciones sanitarias con tratamiento de
aguas residuales; haciendo que surja en el año 1928, Malariología,
gran institución constructora de la vivienda rural venezolana, de
acueductos y para procurar el saneamiento sanitario, y donde la
improvisación, tuvo muy poca cabida siendo sus logros aún
referencia histórica para el actual Servicio Autónomo de la
Vivienda Rural (SAVIR), entre otras instituciones gubernamentales
comprometidas con dar respuesta y solución a la vivienda del
ámbito campesino de la V República (1999-2019).

Son tiempos de conciliación y reencuentro de una sociedad


venezolana fraccionada y en su gran mayoría desilusionada, que
requiere de un pacto histórico de toda la sociedad, que coadyuve
a que el plan de la Gran Misión Vivienda Venezuela siga
construyendo y resolviendo el problema del déficit habitacional
del medio urbano y rural del país, pero en el marco de los
principios de la ecología urbana y la arquitectura sostenible;
siendo el sincretismo tecnológico, acción estratégica, que haga
uso eficiente, racional y armónico de la vasta disponibilidad de
recursos humanos y naturales-industriales forestales,
agropecuarios, hidrocarburos, petroquímicos y minerales, que
entre otros, que tiene Venezuela.

Es tiempo de que se logre la concreción efectiva de la triada de la


ecoinnovación en procesos, proyectos, productos y servicios
industriales, semi industriales y artesanales que se deben generar
entre la sinergia del sector económico y productivo nacional -

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Estado venezolano - centros del conocimiento e investigación


tecnológica universitaria, ya que son puerta franca al desarrollo
sostenible nacional. Y que entre otras acciones se establezcan
estrategias de humanización y seguridad de los espacios públicos,
el desarrollo de viviendas dignas, confortables, seguras y
funcionalmente articuladas a las formas diversas de vida de los
venezolanos y sus sistemas socio productivos, sin perder de vista
la propuesta de la creación del Programa Nacional de
Ecoinnovación y Normalización de Nuevos Materiales y Sistemas
Constructivos de la Vivienda Rural en Poblaciones Tradicionales e
Indígenas.

Finalmente, es acertar en la ruta correcta del establecimiento en


la segunda década del siglo XXI, del desarrollo rural sostenible en
Venezuela, y de manera indirecta, concertar el desarrollo
sustentable de la soberanía alimentaria, el ecoturismo, la
conservación de los ecosistemas naturales y la felicidad de los
campesinos venezolanos. Es ampliar los horizontes de calidad de
vida de nuestros pares ciudadanos, donde está la esencia de la
venezolanidad.

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la Dimensión de la Sostenibilidad
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RESUMEN CURRICULUM VITAE DE LOS AUTORES

DR. ARQ. WILVER CONTRERAS MIRANDA. Venezolano, N/1961.


Arquitecto 1984 (Universidad de Los Andes - ULA). Magister (MSc)
en Tecnología de Productos Forestales 1996 del Centro de
Formación de Postgrado Facultad de Ciencias Forestales y
Ambientales (CEFA-ULA). Especialista Universitario en Proyectos de
Ingeniería e Innovación 2004 (UPV, España). Diploma de Estudios
Avanzados DEA, 2005 (UPV, España). Doctor por la Universidad
Politécnica de Valencia (UPV) 2006, España, en el Programa de
Doctorado de Proyectos de Ingeniería e Innovación (2006). Post
Doctorado en la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) 2013,
España. Profesor Titular de la ULA. Líneas de Investigación en
Diseño e Innovación de Productos Forestales y Sistemas
Constructivos, con madera y gramíneas; Ecodiseño, Ecoeficiencia y
Sistema de Gestión Medio Ambiental; Arquitectura, Urbanismo y
Paisajismo; Capacidad de Acogida de un Territorio y Visión
Prospectiva-Propositiva en proyectos de Ordenación de un Territorio,
Planes Municipales de Desarrollo y de Planificación Urbana.
Coordinador Interinstitucional del Laboratorio de Sostenibilidad y
Ecodiseño. Investigador del Centro de la Vivienda y Hábitat (CIVHA).
Premio Nacional de Proyectos Agroindustriales CONICIT (1986);
Premio Nacional de Ciencia y Tecnología CONICIT (1993); Premio
Regional de Tecnología Fundacite - Mérida (1997); Premio
Internacional de Innovación Tecnológica SELCO, España (2006). 17
Patentes ante el Servicio Autónomo de Propiedad Industrial,
Caracas Venezuela. 20 libros técnicos, 72 artículos publicados en
revistas nacionales e internacionales, 5 libros de poesía, 1 de
cuentos y 1 novela. Conferencista nacional e internacional. Actividad
artística y literaria bajo el seudónimo de Jesús de Luzam con
premios locales, regionales y reconocimientos internacionales. E-
mail: wilvercontrerasmiranda@yahoo.es
labsostenibilidadyecodiseno@gmail.com

DRA. ARQ. MARY ELENA OWEN DE CONTRERAS. Venezolana,


N/1959. Imparte cátedra Tecnología para el Diseño Industrial V en la
Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad de Los Andes,
Escuela de Diseño Industrial, Departamento de Tecnología para el
Diseño Industrial. Arquitecto 1986 (ULA). Magíster (MSc) Tecnología
de Productos Forestales del Centro de Formación de Postgrado
Facultad de Ciencias Forestales y Ambientales 1996 (ULA).
Especialista Universitario en Proyectos de Ingeniería e Innovación
(2004). Diploma de Estudios Avanzados (DEA, 2005) de la
Universidad Politécnica de Valencia, (UPV) España; Doctorado en el

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la Dimensión de la Sostenibilidad
Contreras Miranda, Owen de Contreras y Contreras Owen, 2015

Programa Proyectos de Ingeniería e Innovación Universidad


Politécnica de Valencia. España, Noviembre 2006. Postdoctorado
UPV 2012. Investigadora Activa y representante principal de la
FADULA ante el CDCHT-ULA. Integrante del grupo de profesores
investigadores del Laboratorio Nacional de Productos Forestales
(LNPF - ULA - MARN), Unidad de Prestación de Servicios de la
Facultad de Ciencias Forestales y Ambientales (UFORGA - ULA) y,
Coordinadora Docente, de Investigación y Extensión del Laboratorio
de Sostenibilidad y Ecodiseño ULA/UPV-España. Investigadora del
Centro de la Vivienda y Hábitat (CIVHA). Ha dictado conferencias a
nivel nacional e internacional. Ha publicado diversos artículos
nacionales e internacionales, así como libros. Como investigadora
ha recibido los reconocimientos académicos y nacionales. Premio
Nacional a la Investigación Tecnológica CONICIT 1993. Calificación
en el nivel C del Programa de Estímulo a la Investigación
Convocatoria 2011 del MPPCTII-ONCTI; PEI-ULA desde 2003;
miembro del Programa de Promoción del Investigador (PPI) Nivel I,
2007-2009 del MCyT-Venezuela; Calificación en el Programa de
Apoyo Directo a Unidades de Investigación (ADG-ULA) desde 2004,
Premio SELCO 2006 que representa la integración Universidad –
Industria, otorgado por la Asociación Española de Ingeniería de
Proyectos (AEIPRO). E-mail:marowen3@gmail.com; mowen@ula.ve

AXEL ATILIO CONTREAS OWEN. Venezolano, N/1991.


Actualmente es estudiante de arquitectura de la Facultad de
Arquitectura y Diseño de la Universidad de Los Andes (ULA).
Preparador de la asignatura de Expresión Grafica del Departamento
de Comunicación Visual de la FAD-ULA. Actividad en las artes
plásticas con exposiciones de pintura y escultura. Reconocimientos
en premios universitarios en dibujo y pintura de la FAD-ULA.
Colaborador de proyectos de arquitectura e investigación de los
Dres. Wilver Contreras Miranda y Mary Elena Owen de Contreras, a
través del Laboratorio de Sostenibilidad y Ecodiseño ULA-UPV:
CEFAP-LNPF.E-mail: axelnum@gmail.com

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Laboratorio de Sostenibilidad y Ecodiseño UPV- ULA


Centro de Investigación de la Vivienda y el Hábitat (CIVHA)

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