no tendrá solución mientras el país siga sumido en la pobreza, el desempleo, la
exclusión, la injusticia, la corrupción, la delincuencia común, la impunidad, la
frustración, la desesperanza, la fuga de cerebros y de capitales y tantas otras desgracias juntas. Son varios los intentos que los gobiernos han hecho para enfrentar militarmente el problema y todos han fracasado, y en el presente el éxito de la "seguridad democrática" está cada día más en duda, porque ella privilegia a los terratenientes y algunos sectores turísticos, pero ha dejado desprotegidos y abandonados a su propia suerte a numerosas regiones campesinas y a la casi totalidad de las ciudades. Mientras tanto, el país paga un elevado y peligroso costo político, financiero, de soberanía y de desvío de los limitados recursos económicos que requieren los frentes básicos y estratégicos del desarrollo nacional. Este conflicto tiene que ser resuelto mediante negociación y superación de las causas. Porque lo importante y lo prioritario no es una paz impune, o una paz violenta y dictatorial, a la manera de la paz romana, la "pinochetista" o la "fujimorista" o la de los militares argentinos y uruguayos, o la que se pretende imponer en Irak, sino la solución justa y democrática de las causas del conflicto. Y esta solución no puede ser sólo militar.
Durante la campaña se estará en la última etapa de negociación del TLC con
E.U. ¿Cuáles serán los puntos clave sobre el tema en los que hará énfasis en su campaña?
En primer lugar pensamos replantear el sentido de las negociaciones: Lo que
más debe preocuparnos a los colombianos no es solo lograr un mayor acceso a los mercados norteamericanos o europeos para competir allí, porque tenemos muy pocos productos competitivos y de muy bajo nivel de valor agregado, porque carecemos del conocimiento científico y tecnológico, del capital y las escalas de producción para lograr un adecuado desempeño. Lo más preocupante es cómo defender la débil y precaria producción nacional de la avalancha incontenible sobre nuestro mercado interno de productos de mejor calidad, más baratos, más innovativos, con mejor marketing, con privilegios en nuestros supermercados y hasta con crédito para adquirirlos. En este sentido el gobierno y sus negociadores se han equivocado peligrosamente y esto lo plantearemos a la opinión pública con toda energía.
Otro aspecto que plantearemos es el de una estrategia alternativa a los TLC
con los países industrializados y sus grandes imperios transnacionales. Pensamos que en materia de libre comercio y competitividad internacional, Colombia y los demás países latinoamericanos y del Caribe no tienen otra salida que la integración equitativa y democrática y con propósitos de mutuo beneficio, con países afines entre iguales, sin cláusulas discriminatorias, y sin superpoderes económicos y políticos conspirando contra los intereses nacionales. Ello permite disponer de mercados mayores, economías de escala en la producción, trueques y triangulaciones compensatorios e intercambios equitativos, alianzas estratégicas, un sistema de pagos interno sin tener que someterse al dólar o el euro, un frente defensivo común contra las grandes corporaciones transnacionales y muchas otras ventajas. Esto es lo que vienen haciendo los países de la Unión Europea desde hace 35 años y es precisamente esto lo que hoy los protege ante las embestidas de las grandes economías no europeas. Y esto es también lo que están haciendo los países suramericanos más importantes. Propondremos al país alianzas e integración con el Mercosur y con las otras asociaciones subregionales en marcha.
Hay quienes dicen que la revaluación es un fenómeno internacional y que no
hay nada que hacer. ¿Se puede hacer algo?
Efectivamente, todo parece indicar que se trata de un fenómeno internacional,
ya que el propio FMI y las grandes corporaciones internacionales están presionando a los países para la revaluación de sus monedas. Pero no hay certeza de que no se trate de fenómeno coyuntural y hay quienes piensan que en Colombia el lavado de dinero, el endeudamiento externo sistemático y creciente y la afluencia de "ayudas" para la supuesta "guerra contra el terrorismo" pueden estar presionando la situación. La revaluación del peso es un fenómeno de doble filo, que es coyuntural y que debe ser manejado con sentido de estrategia.
Pese a que hay una reducción de la tasa de desempleo no se nota un aumento
significativo en la ocupación. ¿Cuál es su propuesta?
Las estadísticas oficiales disfrazan la gravedad del problema de la
desocupación en el país, puesto que los sucesivos descensos de la tasa de desempleo no significan generación neta de puestos de trabajo sino porcentaje de desempleados que desisten cada trimestre de seguir buscando empleo, porque han perdido toda esperanza en encontrarlo.
Consideramos el desempleo la mayor desgracia familiar, el mayor factor de
humillación y frustración y la mayor fuente de resentimiento para los trabajadores colombianos de todos los estratos y todas las regiones. Por eso daremos, junto con la solución del conflicto armado, prioridad a nuestra política de búsqueda agresiva del pleno empleo. También porque al generar empleo generamos poder de compra y éste genera demanda efectiva y, con ello abrimos posibilidades a la dinamización de la producción. Para generar masivamente empleo productivo tendremos que replantear el mal llamado "modelo de desarrollo"; y en este empeño proponemos una nueva estrategia de desarrollo equitativo y democrático que en materia de empleo apela a los siguientes frentes principales: a) La reindustrialización acelerada, estimulada y ampliada a la producción de herramientas, equipos para la construcción y los servicios sociales, electrodomésticos, metalmecánica, papel y cartón, equipos de oficina, maquinaria agrícola y vehículos, y varios otros rubros complementarios; b) La reagrarización y modernización del campo y su agroindustrialización, con base paralelamente en la inversión privada individual y la propiedad cooperativa, y la provisión de los servicios básicos para la producción y el mercadeo; c) La construcción masiva de infraestructura urbana y rural, en las áreas vial, eléctrica, de transporte, vivienda y servicios comunitarios; d) La recuperación ambiental y urbanística de los centros urbanos; e) Ampliación sustancial de las coberturas de los servicios de salud, educación, seguridad, recreación y demás servicios asistenciales; e) Reestructuración de la tenencia y explotación de la tierra rural y urbana, mediante la distribución de la tierra apropiada violentamente por el paramilitarismo y sus socios encubiertos, así como de los latifundios legítimos improductivos, todo ello con fines de reactivación de la producción y el empleo; f) reforestación masiva con fines de generación de empleo, producción industrial, combate a la erosión y contribución a la generación de oxigeno y estabilidad climática planetaria; g) desarrollo acelerado de los sectores minero y energético, aprovechando los cuantiosos recursos carboneros, petroleros, gasíferos, saliníferos y otros. Para asegurar la cooperación del capital privado e internacional en esta política de pleno empleo se aplicarán adecuados y atractivos estímulos y se crearán los mecanismos necesarios para su financiamiento.
¿Qué conservaría y quitaría del gobierno de Alvaro Uribe?
Conservaría el tesón, el compromiso con los propósitos, la constancia, el no
perder de vista un solo momento qué es lo que se quiere y poner todos los medios al servicio de ese propósito. El empeño por la seguridad ciudadana pero dentro de un esquema muy distinto como el que expuse.
Desecharía el propósito de su Gobierno porque es muy diferente al mío. El de
él es consolidar un statu quo muy inicuo que hay en Colombia ofreciéndole a la gente que la va a librar de la violencia. Ha prometido la derrota militar de la insurgencia y a pesar de que no se ha dado, la gente la sigue esperando y va a resultar todavía más costosa para el país la guerra. Desecharía también su tono autoritario. Pienso que un gobernante demócrata no puede tener no sólo el tono sino la actitud autoritaria del presidente y muchas veces, incluso, desdeñosa del derecho. Varias veces ha puesto sus propósitos por encima de las normas jurídicas que rigen la actividad de un gobernante. En lo económico desecharía fundamentalmente la filosofía que precede la política económica de Uribe que es una economía de mercado desbordada. No me gusta mucho utilizar el término pero me parece que toda su política económica está inspirada de neoliberalismo, de privatizaciones y cuando se privatiza se está cambiando la búsqueda del interés general por la búsqueda del lucro de las personas que se incorporan a la prestación de los servicios públicos buscando no el bien de la comunidad sino el enriquecimiento personal.