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Lento ha sido el progreso en nuestro Macondo, pero cómo no recordar el día que
se encontró una Guaca al frente del Hospital de Betania. Había llegado el
momento de ser reconocidos en el entorno nacional.
Ah! – Lo que faltaba! – Se quejó Nestor. Apagó el motor y bajó lentamente para
revisar lo ocurrido. Cuando se inclinó sobre la causa de la chispa, efectivamente
observó una piedra, pero no era una roca común, parecía labrada. La destapó
con sus manos y se dio cuenta que era una gran “batea” de piedra. Otro la
hubiese dejado a un lado, pero Nestor no, venía de familia muy conocedora de la
historia (Primo de Heraclio Suarez, quien después sería Alcalde encargado), y que
siempre hablaban de las posibles “guacas” de los indios Citaraes que poblaron
estas cumbres en otros tiempos. Incluso el “Enano” muchas veces, protestaba en
el billar “La Cabaña” ante sus compañeros de juego. –Eh! Pero esos citaraes
fueron los únicos indios pobres de toda América! En este pueblo ni siquiera una
ollita de barro nos hemos encontrado! No jodás! Con razón lo llamaban Gorra
Vieja – y seguía jugando como mascullando su desconcierto.
Al cabo de un buen rato, Nestor lo comprendió. Esta si era una tumba antigua,
pero el indio era pobre. De manera que los “guaqueros” empacaron todo en un
costal y se lo llevaron al Alcalde.
- Vea Alcalde, le dijo Don Mario. Ya vamos a tener Museo Arqueológico con
restos de la cultura de los indios Citaraes, para Inaugurar la Casa de la Cultura.
La noticia se regó y todos los betaneños quisieron ir a ver los restos de la tumba
encontrada que se habían puesto en cajas en el recinto de la Alcaldía. –Hay que
llevarlo a la Universidad de Antioquia para que digan cuántos años tiene, dijo
Pablo Arboleda, el Profe. - Ahora que no se vayan a robar esas reliquias tan lindas
decían otros en El Clarita. -El estudio de ese cráneo puede decir a qué raza
pertenecía, porque aquí hubo Citaráes, pero también hubo Chamíes, decía en la
plaza el historiador Betancur. El caso fue que esa noche se turnaron los
codiciosos del pueblo y revisaron con toda clase de herramientas el lugar del
hallazgo, hicieron túneles, huecos, midieron, clavaron varillas de hierro para ver si
chocaba con algo….pero todo fue inútil. Oro por ninguna parte.