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Seminario:

“Divorcio: Una mirada desde la Psicología”


Lectura bíblica:
I. Introducción
a. Saludos
b. Oración
c. Ilustración: cuenta una fábula de Cecilia Borjas que cierta vez discutían en en una
panadería el azúcar y la sal, pretendiendo cada uno de ellos ser más indispensable y
más deseado que el otro. Mientras discutían entro un cliente a la panadería y pidió
unas galletitas saladas. Al rato entro otro para comprar galletas dulces rellenas de
crema. Y la discusión seguía porque la sal no quería ser menos que el azúcar, ni el
azúcar menos que la sal. Hasta que por fin intervino el pastelero y preparó unas
empanadas que dieron mucho que hablar. Por fuera eran dulces, pero por dentro
eran saladas; y ambos sabores juntos fueron un halago para el paladar. La autora
termina sus versos diciendo: “Sabed que el mérito nunca de otro mérito es rival.
Si uno vale por sí solo, ¡juntos valen mucho más!”
II. Estudios realizados:
1. Cuba fue el primer país latinoamericano en aprobar una ley de divorcio. Eso ocurrió en el año 1918 ,
aunque ya en 1903 se había presentado en la Cámara de Representantes un proyecto que no fue
aprobado.
2. Cuba ocupó el tercer lugar en el listado de países del mundo con mayores tasas de divorcio, solo
superado por Kazajstán y Rusia, según demuestra la investigación publicada por los sociólogos
Cheng-Tong Lir Wang y Evan Schofer de la Universidad de California, en la revista académica Social
Forces.
3. Desde hace años, llama la atención que en Cuba el índice de divorcios es uno de los mayores de
América Latina.
4. Según el Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana, entre 1970 y el 2009 el
índice de los divorcios en la Isla se ha triplicado.
Si en 1970 la proporción era de 22 divorcios por cada 100 matrimonios; subió a 39 en 1981; y alcanzó
64 por cada 100 matrimonios en 2009, cuando hubo 35 034 sentencias firmes, según datos del
Centro de Estudios de Población y Desarrollo de la Oficina Nacional de Estadísticas.
En general, el promedio de duración de los matrimonios arroja un período entre 10-15 años, para un
35 % de la población cubana que es casada, según los datos de la ONE.

Durante muchos años, se ha tendido a considerar que el divorcio suponía una situación traumática que tenía
consecuencias negativas en la evolución y desarrollo de los niños (Kelly, 2000).
Sin embargo, a medida que la producción científica provenía de estudios realizados con una base
metodológica más sólida, se evidenciaron diversos factores concretos influyentes en ese resultado negativo:
Según el sitio Psicoterapeutas.com en estudios del 2013

 Pérdida de poder adquisitivo, los gastos ya no se comparten.

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 Cambio de residencia, colegio y amigos.
 Convivencia forzada con alguno de los progenitores o algún familiar.
 Disminución de la influencia del progenitor con el que no conviven.
 Introducción de parejas nuevas de los padres.
 Mala adaptación de alguno de los padres (hostilidad o depresión).
 Presión hacia los hijos para que tomen partido o proyección de la hostilidad hacia ellos.

Entre los factores que resultan especialmente significativos se encuentra la influencia de la exposición
a conflictos interparentales. (se producen entre los progenitores)

III. Entre los conflictos más difíciles de resolver en los procesos de ruptura
familiar y que mayor ansiedad genera a todos los miembros de la familia, especialmente a los
niños:
1. se encuentran los conflictos sobre la pauta de contacto y relación a establecer entre los progenitores y
sus hijos tras la separación o divorcio (Galatzer-Levy & Kraus, 1999; Johnston & Campbell, 1988);
este tipo de conflictos suponen actualmente un importante problema de salud pública (Lebow, 2003).

En España, apreciando las cifras ofrecidas por el Consejo General del Poder Judicial (2008) de las
141.108 separaciones y divorcios tramitados durante el año 2007, el 61,78% fueron resueltos en
procedimientos contenciosos, por tanto, más de la mitad de las familias legalmente casadas que
regularon su ruptura, probablemente disputaron judicialmente la guarda y custodia de sus hijos
y/o el régimen de visitas que debía establecerse, a este porcentaje debe unirse el de las rupturas de
relaciones de convivencia, dato que todavía no es contemplado en las estadísticas consultadas. Este
tipo de desacuerdo interparental conlleva el posicionamiento de los menores en el centro En los
divorcios conflictivos es frecuente que las disputas interparentales se mantengan durante diversos
años, permaneciendo los integrantes de la familia en una situación traumática durante un espacio de
tiempo considerable.

IV. PUNTOS DE INTERÉS PARA LA VALORACIÓN


DEL CONFLICTO INTER-PARENTAL

1. Así, aunque sin duda la frecuencia de exposición es un factor de riesgo muy importante, éste
por sí solo no es el elemento de mayor impacto,

resultando acreditado que el tipo de conflicto puede tener un mayor peso en la explicación de las
consecuencias nocivas (Canton & Justicia, 2000),

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resaltan especialmente aquellos conflictos que se encuentran centrados en el niño -como la
disputa por la custodia- y los que le hacen sentirse amenazado físicamente - e.g. los que conllevan
violencia física-

2. La forma de expresión del conflicto y su relación con los posibles efectos negativos en los hijos
también ha sido objeto de investigación.
Los progenitores, a nivel básico, pueden mostrar sus conflictos de forma abierta o cerrada:

 en el primer caso, apreciamos que pueden comprender conductas físicas y/o verbales, con
expresión de diversas emociones y actitudes (e.g.: beligerancia, desprecio, burla…) y
comportamientos diferentes (e.g.: gritar, insultar, amenazar, pegar…). En los casos en que estas
manifestaciones de agresividad se encuentran presentes, la tendencia observada en los menores es
hacia las problemáticas asociadas con la externalización de problemas (Buehler, Anthony,
Krishnakumar, Stone, Gerard, & Penberton, 1997).
 Sin embargo, el conflicto también puede manifestarse de forma encubierta incluyendo estrategias
más o menos utiles, tales como tratar de convencer al niño da la bondad de los propios argumentos
sobre la disputa interparental, utilizar a los niños para obtener información acerca del otro padre, usar
al niño como mensajero o denigrar al otro progenitor en presencia del niño; en estos casos se aprecia
más una tendencia a la internalización de los problemas (Buehler & cols. 1997).

3. Antes del divorcio, los progenitores podían recurrir a dos estrategias básicas para la resolución
de sus desacuerdos:
 la primera, de carácter positivo, sería el intento de resolución por la vía del dialogo y la negociación;
 en la segunda, las parejas recurrirían a métodos negativos de resolución como la evitación del
conflicto o la agresión verbal y/o física.
Según refieren O’Donohue, Beitz & Cummings (2008), es muy probable que los progenitores, tras el divorcio,
sigan usando las mismas estrategias para tratar sus conflictos, por ello, es recomendable la evaluación de
este aspecto en la valoración de las pautas de contacto adecuadas para los menores y para el correcto
asesoramiento a la familia (AACAP,1997; APA, 1994; Gould, 1998).

V. DIVORCIO Y CONFLICTO: LOS EFECTOS EN LOS NIÑOS


Los datos….
Desde el foro Español de la familia (estudios publicados el 19/07/2013 en Omicrono ) se estima que:
 La tasa de abandono escolar es de un 25% en niños divorciados (siendo solo del 10% en hijos de
padres no divorciados).
 El 60% requerirá tratamiento psicológico (frente al 30% habitual).
 El 50% tendrán problemas con el alcohol o drogas antes de los 15 años (cifra muy alarmante).
 Y por último el 65% suelen tener una relación conflictiva con su padre.

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 Los niños por lo general suelen presentar más problemas que las niñas.

Las diferentes líneas de investigación que han explorado la relación entre alto nivel de conflicto en el periodo
de divorcio o post-ruptura y el bienestar de los niños ponen de manifiesto que:
✔ El alto nivel de conflicto potencia el riesgo de efectos negativos tanto para los niños como para los adultos

durante y después del divorcio (Lebow, 2003). En el caso de los menores, en función de sus características
personales y otros factores mediadores se manifestaran de forma internalizante (e.g. depresión) o
externalizante (e.g. problemas de conducta). Asimismo, en el caso de los adultos, pueden apreciarse una
variedad de repercusiones asociadas (depresión, trastornos de ansiedad, problemas de autoestima, etc).
✔ Para los niños que se enfrentan a la ruptura familiar, el aspecto más estresante es la exposición a los

conflictos de sus padres (Wolchik, Ruehlman, Braver & Sandler, 1989).


✔ El conflicto interparental es el predictor más fuerte de inadaptación infantil en casos de divorcio (Amato,

1993,2001; Amato & Keith, 1994).


✔ Es frecuente la relación entre la exposición a estas situaciones y diversos tipos de trastornos

psicopatológicos, con elevaciones significativas del estrés y de ansiedad, tanto en los niños como en los
adultos (Grych & Fincham, 1990). En general, se asocia a efectos nocivos en el funcionamiento de los niños y
adolescentes inmersos en esa situación (Gould, 1998; Otto, Buffington-Vollum, y Edens, 2003).
✔ Se han indicado perturbaciones en la regulación afectiva o los mecanismos de excitación emocional en

niños pequeños expuestos a violencia interparental grave o a conflicto parental repetitivo (DeBellis, 1997;
Lieberman y Van Horn, 1998).
✔ Los efectos negativos en los niños derivados de la exposición al conflicto interparental (e.g. depresión) se

han observado hasta la edad adulta (Schmidtgall, King, Zarski, & Cooper, 2000).
✔ Entre los efectos a largo plazo, se han descrito efectos en la salud física propiciados por la exposición a los

conflictos interparentales (Katz & Gottman, 1997; Luecken & Fabricius, 2003; Michael, Torres & Seemann,
2007).

En el extremo de la conflictividad interparental se encuentran las situaciones de violencia familiar:


 la exposición de los niños a estas situaciones abusivas es altamente nociva pudiendo
provocarles diferentes consecuencias físicas y psicológicas, y propiciar ciertos aprendizajes
vicarios por parte de los menores en relación a los roles que están percibiendo en su entorno
más próximo (McDonald & Jouriles, 1991; Otto & cols., 2003; Patró & Limiñana, 2005).
 En estos casos, el menor corre un riesgo evidente de sufrir a su vez un maltrato directo sobre su
persona (Chanberlain, 2001; Dowd, Kennedy, Knapp & Stalbaumer-Rouyer, 2002; Edleson, 1999;
Feerick & Haugaard, 1999); asimismo, es importante recordar que un/a menor no tiene que ser
maltratado físicamente para que se considere que está sufriendo daño debido a la violencia
doméstica (Olaya,Tarragona, de la Osa & Ezpeleta, 2008), por ejemplo, en investigaciones con
hijos de mujeres que habían sido objeto de maltrato por su pareja, se informó que la
exposición de un menor al maltrato de su madre se asociaba de forma significativa a los

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problemas de comportamiento del/la niño/a - tanto en presencia como en ausencia de
solapamiento de maltrato infantil directo- (Kernic, Wolf, Holt, McKnight, Huebner, & Rivara, 2003).

Aunque de forma más larvada, también encontramos en el extremo de la conflictividad inter-parental


los procesos que pueden conllevar al menor al padecimiento del denominado :

Síndrome de Alienación Parental: (SAP)

Según estudios del Foro Español de la familia (publicados el 19/07/2013)

 Aunque este síndrome no cuenta aún con el apoyo de la comunidad científica es un tema recurrente
cuando se habla de divorcio,
 Autores como (Gardner, 1985); algunos autores (e.g.: Gerber & Biringuer, 2006) han señalado el
conflicto parental como el mejor predictor de que se produzca alienación parental.

 El Síndrome de Alienación Parental (SAP) es cuando el hijo denigra, rechaza e insulta de forma sistemática
a uno de los progenitores inducido por la manipulación del otro progenitor. Por ejemplo la madre le dice lo
malo que es el padre y el niño acaba por ponerse en contra intentando defender a la madre que se anuncia
como víctima. Por lo general se sabe que es extremadamente perjudicial para los hijos que se les exija
tomar bandos y ponerles en contra del otro progenitor.

 En este síndrome los hijos desarrollan un odio patológico (e injustificado) hacia uno de los progenitores
mientras idealizan al otro. En su forma más leve pueden ignorar a uno de los progenitores.
 Los efectos de encontrarse en esta situación supone un gran perjuicio a los menores y un efecto
absolutamente negativo sobre la relación parento-filial (O’Donohue, Beitz & Cummings, 2008). Los
deterioros derivados del daño en las relaciones paterno-filiales, persisten en la edad adulta
(Furstenberg, Hoffman, y Shrestha, 1995; Lye, Klepinger, Hyle, & Nelson, 1995).

Reacciones emocionales según el momento evolutivo de los hijos y como enfrentarlas

Cristina Noriega, doctora en Psicología y autora de «Divorcio. ¿Cómo ayudamos a los hijos?», explica las
diferencias según edad.

1. Niños hasta dos años


a. Desde que nace, el bebé empieza a confiar en los adultos según los cuidados que recibe, primero
de la madre o cuidadora y, poco a poco, del resto de figuras de referencia.
b. Siendo muy pequeños, los niños no entiende qué es un divorcio ni lo que implica. Sin embargo, como
en esta etapa de la vida son muy sensibles, cualquier cambio experimentado en el ambiente lo
percibirán.

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c. Son capaces de sentir la ausencia de uno de sus progenitores. El no saber si volverá o no les crea
angustia y lo más frecuente es que lo manifiesten con llantos intensos e irritabilidad, alteraciones
de sueño y alimentación.

Pautas:

 La ausencia de uno de sus cuidadores es vivido por el hijo como un abandono.


 Es fundamental que el niño tenga contacto habitual con sus padres.
 Se le debe mostrar confianza y mantener rutinas y hábitos lo más consistente posible.

2. De dos a seis años


Ante un proceso de divorcio los niños:
a. Son conscientes de las emociones que manifiestan —ira, rabia, tristeza...—, pero no saben cómo
manejarlas.
b. Tendrán fantasías de que sus padres volverán a estar juntos ante la incapacidad de entender lo que
está pasando.
c. Se creen culpables por no portarse bien, no haber hecho las tareas o comerse toda la comida, el
pensamiento mágico les lleva a tomar responsabilidades que no son reales. Temerán quedarse
solos y abandonados.
d. En los más pequeños son habituales conductas regresivas como volver a presentar enuresis
nocturna, chuparse el dedo, querer dormir con los padres… alteraciones del sueño, retraso en
el habla, etc. También pueden aparecer rabietas, necesidad de llamar la atención

constantemente, ansiedad de separación (miedo a separarse de los padres) y vinculación


excesiva (normalmente con la madre). En ocasiones, el niño puede alternar entre la agresividad
o el menosprecio y la búsqueda de un afecto incondicional.
Además pueden alterar su patrón de comidas y sueño y presentar quejas somáticas no
justificadas (dolor de cabeza, estomago). Pueden volverse niños apáticos, introvertidos.
Algunos niños se negarán a ir a casa de uno de los progenitores (normalmente el padre). Los
niños de las edades más pequeñas (2 a 3 años) son los más afectados a corto plazo pero
mejoran a largo plazo pues acaban por olvidar la situación, no recuerdan las peleas, etc…

Pautas:

 Reasegurar al hijo que se le quiere y permitir contacto con ambos padres. Es común que el niño entre
en la fase del «no» (2-3 años)y los adultos deben marcarle límites siempre.

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 También hay que compartir actividades agradables con el niño y jugar con él para que pueda
expresar más cómodamente su malestar.
 En el caso de que manifieste conductas regresivas —chuparse el dedo o falta de control de
esfínteres...— no hay que regañarle, sino ayudarle a que gane poco a poco autonomía y aprenda a
controlarse solo.
 Corregir posibles interpretaciones erróneas sobre qué es el divorcio. Insistir en que la culpa no es
suya y que papá y mamá no le van a abandonar nunca.
 Observar los cambios de conductas y corregirle explicando cuáles son las consecuencias. Mantener
los hábitos y rutinas para que el niño sienta seguridad y continuidad.

3. Niños de 6 a 12 años
a. No saben muy bien cómo reaccionar ante el problema y ante su propio dolor. Todavía
permanecen las fantasías de unión de los padres.
b. Al no ver confirmadas sus esperanzas se sienten traicionados, tristes y rabiosos.
c. Al disponer de mayores recursos verbales esto les ayuda a exteriorizar sus sentimientos.
Puede haber conductas de recriminación a los padres con la esperanza de intentar unirlos de
nuevo si siguen sin aceptar la realidad.
d. En ocasiones se dan casos de conductas manipulativas, de menosprecio o rencor a alguna de las
figuras paternas paralelamente a la idealización de la otra (asimetría emocional). Suelen tender
a tomar bandos.
Además frecuentemente presentan sentimientos de culpa, conductas de riesgo, baja
autoestima, dificultades en las relaciones con sus iguales, baja tolerancia a la frustración y
agresividad. Puede ser que el rendimiento escolar disminuya también.
e. Pueden sufrir pesadillas, regresiones, sentimientos de abandono.

Pautas:

 Es importante mantener contacto con el colegio para informar de la situación y reforzar sus logros en
el aprendizaje.
 Hacerle saber que sus padres no le van a abandonar, pero que no volverán a estar juntos como
pareja.

4. Adolescentes
a. Esta fase es complicada porque hay una búsqueda de su propia identidad. El divorcio en esta etapa
suele amplificar los problemas típicos de estas edades y complica la construcción de su identidad
porque ellos necesitan sentir mucha seguridad, por eso es frecuente que pongan a prueba a sus
padres para confirmar que hay límites y que van a mantenerse a su lado.

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b. Si el ambiente en casa no es seguro, experimentarán miedo, soledad, depresión y culpabilidad y
buscarán seguridad en grupos de iguales de los que tendrá excesiva dependencia.
c. Muchos pueden encontrar vías de expresión de ira y la hostilidad a través de conductas de riesgo:
trastornos de alimentación, consumo de sustancias, conductas sexuales de riesgo (promiscuidad) Los
adolescentes tras una situación así (sobre todo las chicas) pueden acabar por desarrollar una
tendencia a vincularse afectivamente a relaciones inestables.
d. Dudan de su propia habilidad para casarse o mantener una relación. El divorcio les enseña a ser
escépticos con valores como la confianza, el amor y la lealtad.
e. Aparecen dificultades en las relaciones con los iguales con alta impulsividad y poca capacidad para
la resolución de conflictos a través del diálogo.
f. Es habitual que realicen esfuerzos para reagrupar a sus padres. Alguna de las vías más frecuentes es
la ruptura de normas o quejas psicosomáticas: dolores de cabeza, barriga, dermatitis, etc.
g. Los adolescentes pueden presentar baja autoestima, agresividad y poca tolerancia a la frustración. En
los casos más severos puede derivar a un trastorno disocial.
h. Puede haber inversión de roles o parentificación instrumental (que los hijos acaben asumiendo
tareas y responsabilidades de alguno de los padres, ejerciendo de “padres”), esto se asocia con más
ansiedad y depresión. Suele ocurrir que se les exijan más responsabilidades y tareas por regla
general en los divorcios.
i. Es el único grupo que puede empeorar pasados 18 meses, ante una inicial adaptación y un
periodo favorable pueden presentar síntomas más tarde.

Pautas:

 Se le puede explicar en qué consiste el divorcio y hablar abiertamente de ello e


 Implicarle en cuestiones como las decisiones de la custodia compartida.
 La mayoría de conflictos se reflejan en el colegio y es necesario estar al tanto.
 Importante no convertir al hijo en pareja, padre o confidente. Es esencial que mantenga contacto con
el progenitor de su mismo sexo para que así pueda construir de forma adecuada su identidad sexual.

En conjunto todo lo que supone el divorcio se desencadena en los niños en:


o un menor rendimiento académico,
o disminución de la autoestima o el autoconcepto,
o dificultades sociales,
o problemas emocionales (miedo, ansiedad, depresión…) y problemas de conducta (conductas
de riesgo, etc)
o Aunque estos problemas se suelen producir durante el divorcio (a corto plazo) y acabar
superándose tras unos años (ante la estabilización de la situación), se plantea la probabilidad
de que, a largo plazo, estos niños crecerán como adultos con más dificultades en

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comprometerse con parejas y con problemas para creer en la continuidad de las
relaciones.
o La ruptura también puede aumentar las interacciones negativas entre hermanos por lo
general, excepto si las diferencias de edad son grandes y uno es “el mayor” (un adolescente).
o Habrá niños que por sus características personológicas y la situación del entorno decidirán
llevar a cabo una evitación, ignorar lo que les ocurre y ocultar y reprimir sus sentimientos,
hacer como si nada (como estrategia de afrontamiento). Esto puede hacer que los padres
falsamente perciban que las cosas van bien pero no es así. Esta estrategia se asocia con
niveles más altos de depresión, ansiedad y problemas de conducta.
o Las consecuencias del divorcio por regla general suelen ser peores en niños que en niñas,
ellas suelen adaptarse mejor a la situación.
o Para los hijos una separación (igual que para los padres) supone un proceso de duelo, cada
hijo lo afrontará de diferente manera

Cierre:

Los factores que pueden resultar influyentes en la evolución tras la disolución conyugal se encuentran escritos
en estudios como el de Bonach (2005):
1. realizado con progenitores que se habían enfrentado por la custodia de sus hijos
2. en el momento de la ruptura y que llevaban más de tres años divorciados.

Sus resultados sugieren que existen dos elementos que prevén la cooperación interparental en
beneficio de los hijos:

1. la satisfacción con las medidas económicas instauradas para el mantenimiento de los niños,
2. el perdón del otro y
3. un bajo nivel de hostilidad en el proceso de divorcio.
Entre ellos, según indica la autora, el perdón, resultaba el predictor más fuerte de viabilidad de
coparentabilidad.

 Esto coincide plenamente con el mandato divino, el perdón construye puentes.


 Dios no aprueba un divorcio, pero si ha sido un hecho en muchos hogares debemos ayudarles a
proteger la integridad física y psicológica de los hijos y también de los padres envueltos en esta
lamentable realidad en que se encuentra la sociedad hoy dia.
Si alguno que nos acompaña se encuentra en esta situación recuerden que:
Hay divorcios bien llevados que ayudan a la salud mental de sus hijos pero, queridos, un buen
matrimonio, siempre es mucho mejor!!!!!!

¡¡¡¡¡Esta es la alerta de Dios para nosotros!!!!!

“Entregaos completamente a Dios. Caed sobre la Roca, Cristo Jesús, y sed quebrantados. Como esposos,
disciplinaos a vosotros mismos. Acudid a Cristo en busca de ayuda. El os concederá gustosamente su

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simpatía divina, su libre gracia....

Arrepentíos delante de Dios por vuestra conducta pasada. Llegad a un entendimiento, y reuníos como
esposos. Desechad la experiencia desagradable de vuestra vida pasada. Cobrad ánimo en el Señor.
Cerrad las ventanas del alma que dan hacia la tierra, y abrid las que dan hacia el cielo. Si eleváis vuestras
voces en oración al cielo para pedirle luz, el Señor Jesús, que es luz y vida, paz y gozo, oirá vuestro
clamor. El, que es el Sol de justicia, resplandecerá en las cámaras de vuestra mente, e iluminará el
templo del alma. (Nota: Carta 47, 1902.*)
El Hogar Cristiano Cap.56

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