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TEORÍA LITERARIA:

LA RETORICA CLÁSICA DE HORACIO Y QUINTILIANO

Cazún Arias, Mirella Margarita


Girón Vásquez, Estefany Carolina
Hernández Chávez, Wendy Vanessa
Mancía Galdámez, Karina Noemi
Mendoza Turcios, Katherine Gabriela
Rivera Chávez, Daniela Alejandra
Shahraki Sosa, Sonia Gabriela
PORTADILLA REFLEJO
DE LA PORTADA
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TEORÍA LITERARIA: LA RETÓRICA CLÁSICA DE HORACIO Y QUINTILIANO

Impreso en Santa Ana, El Salvador

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conlleva sanciones legales y puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.
Dedicatoria

Este libro está dedicado a todos aquellos que quieran expandir sus conocimientos sobre
la retórica clásica. Especialmente, está enfocado hacia alumnos de educación básica y
bachilletrato.
Prólogo

El presente libro aborda el tema de la retórica clásica y la evolución que esta ha tenido hasta
el punto de considerarse como una teoría literaria. Se empieza por describir sobre la teoría
literaria clásica, la cual tuvo su apogeo en la antigua Grecia, con sus dos máximos
exponentes Platón y Aristóteles. Se expone cada una de las teorías que estos mantuvieron y
desarrollaron a lo largo de su vida, la cual se manifiesta a través de sus escritos.
La Retórica en su sentido clásico, sigue la línea de expansión hasta llegar a la antigua Roma,
donde figuran los nombres de Horacio y Quintiliano, sus máximos exponentes. Este libro se
centrará en los aportes que estos dos retóricos expusieron en sus dos escritos más relevantes:
Epístola a los Pisones e Institutio Oratoria. La parte culminante del libro, está enfocada
hacia el desarrollo de unos ejercicios de aplicación acerca de la retórica, para que de esta
manera los estudiantes refuercen los conocimientos adquiridos.
Índice

1. Capítulo 1: Teoría literaria clásica…………………………………….....……


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2. Capítulo 2: Retórica como teoría literaria………………………...………..…
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3. Capítulo 3: Biografía de Horacio y Quintiliano……………...
……………….39
4. Capítulo 4: Textos de Quintiliano: Institutio Oratoria……..………………..45
5. Capítulo 5: Textos de Horacio: Epístola a los Pisones………………………50
6. Ejercicios de aplicación………………………………………………………..56
Capítulo 1: Teoría literaria clásica

Las teorías literarias de la época clásica se encuentran plasmadas en dos de los


más importantes filósofos de la época que son Platón y Aristóteles. Ellos, conciben el
fenómeno literario de dos maneras totalmente diferentes; pero son los que dan la pauta
para el desarrollo y el análisis de las ideas literarias.

En primer lugar, para poder comprender las teorías literarias propuestas por
Platón, es necesario conocer cuál es su pensamiento y su visión de mundo. Así pues,
Platón sostiene que el mundo se encuentra dividido en dos partes: el mundo sensible y
el mundo ininteligible. En el primero, se encuentran todas las cosas materiales que se
perciben, es el mundo en que el ser humano vive. Sin embargo, para Platón el mundo
material simplemente es una copia del mundo ininteligible, del mundo ideal, porque
solo ahí se encuentran las cosas verdaderas, solo en él se encuentra la verdad. Por
tanto, esta teoría platónica conocida como el Topus Uranus, es donde Platón se basa
para crear sus demás teorías y sus pensamientos

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Platón presenta sus teorías en sus diálogos, los cuales son llamados diálogos
platónicos. Así pues, los diálogos de Platón constituyen una de las formas más
originales a través de la cual se transmite su filosofía. De este modo, un diálogo es el
puente que une a dos o más hombres para exponer determinadas informaciones e
interpretaciones sobre el mundo de las cosas y de los significados (Calonge Ruiz,
1981).

De este modo, Platón propone su teoría literaria basada en la inspiración, la cual


se encuentra plasmada en el texto Ion que él escribió. Así pues, esta teoría consiste en
que el escritor simplemente es un receptor de lo que los dioses quieren decir a través
de la musa. A continuación se presenta un fragmento del texto Ion, en donde se
evidencia esta teoría:

Ion:- Si, ¡Por Zeus¡ Claro que sí: me has llegado al alma, no sé de qué manera,
con tus palabra, oh Sócrates, y me parece que lo buenos poetas por una especie
de predisposición divina expresan todo aquello que los dioses les comunican.

Sócrates:- ¿No sois vosotros los rapsodas, a su vez, los que interpretáis las
obras de los poetas?

Ion:- También es verdad.

Sócrates:- ¿Os habéis convertido, pues, en interprete de intérpretes?

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Ion:- Enteramente.

De este modo, el escritor o poeta es poseído por un poder divino, lo cual le


permite poder escribir sus poemas. Así, queda demostrado que para Platón, el poeta no
hace prácticamente, solo es un medio que los dioses utilizan para dar a conocer sus
designios. Y es por esta razón, que Platón considera que los poetas son vacíos y que
son unos inútiles porque no hacen nada por ellos mismos.

Por otro lado, Platón también propone la teoría de la reminiscencia, plasmada en


su texto llamado Fedro, en el mito del carro alado. A continuación se presenta un
fragmento de este texto en donde se evidencia esta teoría:

En fin, otras almas siguen de lejos, aspirando como las primeras a elevarse
hacia las regiones superiores, pero sus esfuerzos son impotentes; están como
sumergidas y errantes en los espacios inferiores, y, luchando con ahincó por
ganar ter-reno , se ven entorpecidas y completamente abatidas; entonces ya no
hay más que confusión, combate y lucha desesperada: y por la poca maña de
sus cocheros, muchas de estas almas se ven lisiadas, y otras ven caer una una
las plumas de sus alas; todas, después de esfuerzos inútiles é impotentes para
elevarse hasta la contemplación del Ser absoluto, desfallecen, y en su caída no
les queda más alimento que las conjeturas de la opinión. Este tenaz empeño de
las almas por elevarse á un punto desde donde puedan descubrir la llanura de la

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verdad, nace de que sólo en esta llanura pueden encontrar un alimento capaz de
nutrir la parte más noble de sí mismas, y de desenvolver las alas que llevan al
alma lejos de las regiones inferiores.

Por tanto, esta teoría consiste en que el alma debe de bajar, y al bajar olvida todo
y conforme va pasando el tiempo va recordando todo lo que le sucedió en su vida
pasada. Esto se parece un poco a la reencarnación, pero para Platón, las almas
pertenecen al Topus Uranus, y estas son apresadas por el cuerpo y así, el ser humano
constituye una parte del mundo ininteligible y una parte del mundo sensible.

En segundo lugar Aristóteles, contrario a Platón, establece que el único mundo


que existe es el mundo material, el que se ve y se siente. De esta manera, plasma su
teoría mimética en su obra La Poética.

Así pues, La Poética, se divide en tres partes que son las siguientes:

En la primera parte, se aborda el tema del arte y de la mimesis; sin embargo, el


arte era llamado poesía y esta engloba a todas las demás artes. También, se establecen
las diferencias entre tragedia y comedia. Asimismo, se explica el origen de la poesía, el
cual es imitar la realidad. En definitiva, esta parte se encarga de explicar el origen y
finalidad del arte.

En la segunda parte, se explica cómo se compone una tragedia; y de este modo,


se dan a conocer los elementos cualitativos y cuantitativos que debe de contener un

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texto para ser considerado como tragedia. Del mismo modo, se establece que toda
tragedia debe de componerse por un inicio, nudo y desenlace.

En la tercera parte, se aborda el tema de los géneros literarios; sin embargo, se da


un problema de interpretación y clasificación de estos; puesto que toda la literatura se
englobaba en la poética. No obstante, Aristóteles plantea que los géneros literarios
desarrollados en la época eran la tragedia y la epopeya.

Por otro lado, en La Poética se establece que para que una obra sea considerada
como arte, debe de imitar la realidad; y de este modo, Aristóteles platea la Teoría
Mimética del arte. Así pues, establece que la literatura y el arte deben ser creados
únicamente a través del conocimiento, de la técnica y la mimesis. El termino mimesis
significa imitación, imitación de la realidad propiamente dicha. A diferencia de Platón,
para Aristóteles únicamente existe el mundo material y es ese el que se debe imitar.

Por tanto, este es el panorama que se tiene sobre las teorías literarias
desarrolladas en la época clásica. Estas son las más importantes y relevantes porque
son el inicio y la base de todos los estudios sobre literatura. Así pues, estas teorías son
de mucha utilidad para poder comprender el tipo de literatura desarrollada en esa
época.

Luego del desarrollo de las teorías literarias clásicas, continúan surgiendo nuevas
teorías en la época romana con autores como Quintiliano y Horacio, los cuales

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realizaron un análisis profundo sobre la manera de analizar un discurso y se
preocuparon por la retórica. En primer lugar, Quintiliano realiza su obra llamada
Instituto Oratoria, en donde expone la teoría sobre la retórica y la forma adecuada de
realizar un discurso con cada una de sus partes.

Según Viñas Piquer (2002), Quintiliano fue el orador más famoso de su tiempo y
sistematiza toda esta tradición en su obra Instituto Oratoria. Esta obra, viene a ser un
curso pedagógico, con lecciones de gramática, retórica y preceptiva literaria. Aquí,
Quintiliano lo que quiere es opinar sobre lo que habían escrito autores como Platón,
Aristóteles y Cicerón en cuanto a la retórica. Y de esta manera, la Instituto Oratoria
viene a ser un perfecto resumen de la tradición formada por los textos griegos y latinos
que consolidaron la retórica en Roma.

Luego, Horacio, en su Epístola a los Pisones conocida como Ars Poética, supone
la otra gran poética de la Antigüedad. Aunque conviene establecer ya de entrada
algunas diferencias importantes entre ambos textos. En primer lugar, el de Aristóteles
supone un claro intento de sistematización de reflexiones acerca de la poesía y la de
Horacio no es de ningún modo sistemática. Para empezar, se trata de un poema, una
epístola compuesta por 408 versos y dirigida a los Pisones, los cuales eran los tres
hijos de Lucio Calpurnio Pisón, un cónsul de la época. Así, Horacio escribe esta
epístola para aconsejarles sobre el arte de hablar y escribir bien. (Viñas Piquer, 2002).

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Capítulo 4: Retórica como teoría literaria

En el siglo XX se pueden distinguir dos etapas de análoga extensión temporal y


de diferente orientación teórica. En la primera, que se prolonga aproximadamente hasta
mediados de siglo, los estudios de Retórica y de Poética, hasta cierto punto apartados
de la concepción clásica aristotélica, ciceroniana y quintiliana continúan englobados
bajo la denominación de Preceptiva Literaria y se reducen, en la mayoría de los casos,
a una lista de figuras y a reimpresiones de obras publicadas a finales del siglo anterior.
Como ejemplos ilustrativos pueden servir los manuales de Flórez Villamil
(1900); Surroca y Grau (1900); Milego e Inglada (1902); Garriga y Palau (1902);
Bellpuig (1904); Muñoz Peña (1907); Rubio y Cardona (1917) y Garzón (1927).

La decadencia de la Retórica en esta época se debe, en parte al menos, al notable


prestigio que alcanzan la ciencia positiva, la lógica formal y el razonamiento
demostrativo: muchos teóricos rechazan la validez científica de la argumentación
persuasiva y menosprecian, como ilógico e irracional, el contenido de las ciencias
humanas y de las disciplinas sociales, que se resisten a una formalización sólo posible
con verdades universalmente convincentes y demostrables con pruebas constrictivas
(Berrio, 1983: 37-38).

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No es extraño que, perdido el interés filosófico y reducida a arte de la expresión,
la Retórica sea considerada como un símbolo de una educación formalista e inútil, que
sólo proporcionaba fórmulas artificiosas y vacías. Resultando interesante e ilustrativa
la explicación que ofrece el autor anticrociano Alfredo Galletti en su obra titulada
L'Eloquenza (1938). Según esta obra el sentido agonístico de la oratoria se puede
comprender a partir de una concepción darwinista de la lucha por la vida. La Retórica
rescata la antigua metáfora militar y se define como una «forma expansiva y agresiva»,
nacida en la lucha por la supervivencia ejercitada en la batalla y en el combate para
adaptar la táctica discursiva a los caracteres psicológicos y a las circunstancias
sociales.

Propuestas renovadoras en el ámbito de la Poética o Teoría de la Literatura

Pese a la pervivencia en el ámbito de la enseñanza de manuales decimonónicos, a


comienzos del siglo XX se produce una profunda reelaboración de los fundamentos y
de los objetivos planteados por los estudios literarios que, en estos primeros años,
aparecen dominados por tres corrientes teórico-críticas: el Formalismo ruso, las
corrientes estilísticas (en especial la Idealista) y el New Criticism norteamericano. Pese

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a la diversidad de sus propuestas, presentan, a juicio de Aguiar e Silva (1972) una serie
de características comunes:

 Rechazo del factualismo, el historicismo y el exceso de erudición en los


estudios literarios: se defiende el estudio de la obra literaria como obra artística.
 Reacción contra el exceso de «cientifismo» en los estudios literarios, para los
que se reivindican unos métodos específicos, diferentes a los utilizados para las
llamadas «ciencias de la naturaleza» e incluso para otras disciplinas
humanísticas.
 Insistencia en la dimensión verbal de la obra literaria.

Los estudiosos de la Literatura continúan buscando, a lo largo del siglo XX,


propuestas innovadoras. Las principales teorías críticas contemporáneas, en líneas
generales, se proponen elaborar un análisis riguroso de las creaciones literarias, con el
propósito de definir su significado profundo y su peculiar aportación al patrimonio
cultural y artístico.
Se diferencias entre sí tanto por sus presupuestos como por sus métodos y por
sus objetivos, y pretenden interpretar y valorar las diversas manifestaciones literarias
empleando unos instrumentos propios y unas técnicas especializadas, lo que exige el
conocimiento de una terminología peculiar y de unos métodos adecuados.

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Pese a su autonomía, la Poética o Teoría literaria es una materia multidisciplinar
e interdisciplinar: los estudios literarios conectan y se apoyan en otras disciplinas
humanísticas: con la Lingüística se relacionan las distintas corrientes estructuralistas o
con la Pragmática literaria; con la filosofía y con determinadas corrientes de
pensamiento, las escuelas marxistas (también de índole sociológica), la Estética de la
recepción, la Reconstrucción literaria o la Crítica feminista; con la Psicología, las
corrientes psicoanalíticas (de filiación freudiana) o la Psicocrítica; con la Sociología, la
Crítica sociológica o la Sociología de la Literatura; con la Antropología y la Historia
cultural, la Temática o la Poética de lo imaginario.

El panorama teórico crítico se ha complicado considerablemente en los últimos


veinte o treinta años por la atomización de algunas propuestas más recientes
(materialismo cultural, teoría postcolonial, discurso de las minorías étnicas, estudios de
la identidad de género, entre otras), lo que dificulta una perspectiva coherente y
rigurosa de los caminos que recorren en la actualidad los estudios literarios. Sin
embargo, los estudios de Literatura Comparada (integrados en el ámbito de la Teoría
de la Literatura) amplían considerablemente las vías de análisis. Más que una
disciplina académica, la Literatura Comparada es un método de estudio y de
investigación literaria que, como indica Claudio Guillén (Entre lo uno y lo diverso.

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Introducción a la Literatura comparada, 1985), se ocupa del «estudio sistemático de
conjuntos supranacionales». Los estudios comparatistas intentan superar los estrechos
límites que marcan a las «literaturas nacionales» y se plantean como objeto de estudio
las relaciones (espaciales, temporales, genéricas...) entre diferentes fenómenos,
problemas y obras literarias.

Propuestas renovadoras en el ámbito de la retórica

Frente a una Retórica normativa, deductiva y técnica que se aprecia en la primera


mitad del siglo XX, en los años cincuenta empieza a surgir una «Nueva Retórica» que
pretende ser descriptiva, inductiva y científica. Esta nueva Retórica, que busca una
validez científica y académica, abre nuevos horizontes a diversos campos filosóficos,
jurídicos, lingüísticos y estéticos como, por ejemplo, a la Lógica, la Hermenéutica, la
Filosofía del Derecho, la Ética, la Poética y, en general, a todos aquellos saberes de la
razón práctica (González Bedoya, 1990, 11: 14 y ss.).

Las propuestas renovadoras más importantes siguen tres orientaciones diferentes.


Como afirma Pozuelo Yvancos, en los últimos veinticinco años la Neorretórica ha
nacido al menos tres veces con horizontes, propósitos y resultados sensiblemente

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diferentes para cada uno de esos tres nacimientos (1988: 182). Estas tres corrientes
principales son la filosófica, la lingüística y la general.

a) La Retórica filosófica

Algunos pensadores confían en que la Nueva Retórica estimule a la Filosofía y


propicie la ocasión para proporcionarle una dimensión interdisciplinar (Florescu, 1982:
4). La Nueva Retórica puede relacionar y, en cierta medida, englobar teorías
filosóficas, jurídicas, lingüísticas, literarias, semióticas, pragmáticas e, incluso,
técnicas de información y de comunicación de masas. (Richards, 1965: 6; Mortara
Garavelli, 1991: 7)

Partiendo de los trabajos de Perelman y Olbrechts-Tyteca, sobre todo del Traité


de l'argumentation. La nouvelle rhétorique, se inicia una corriente que pretende superar
el empobrecimiento derivado de la aplicación estricta de la teoría cartesiana del
pensamiento.

<<En efecto, aun cuando a nadie se le haya ocurrido negar que la facultad de
deliberar y de argumentar sea un signo distintivo del ser racional, los lógicos y los
teóricos del conocimiento han descuidado por completo, desde hace tres siglos, el

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estudio de los medios de prueba utilizados para obtener la adhesión>>. (Perelman y
Olbrechts- Tyteca, 1958: 31).

Estos autores defienden que razonar no es solamente deducir y calcular, sino


también argumentar. Estudian las técnicas discursivas que permiten provocar o
acrecentar la adhesión de los espíritus a las tesis que se presentan para su asentimiento
(Ibidem). En 1989 aparece la obra de Chaïm Perelman titulada Rhétoriques. Se trata de
una colección de trabajos en los que aborda la relación de la Retórica con el lenguaje,
la lógica y el conocimiento en general. Trata también del lugar que esta disciplina
ocupa en la Historia de la Filosofía:

<<Un lugar negado continuamente y que Perelman, a lo largo de toda su vida,


se ha esforzado en restaurar, sin olvidarse de explicar los motivos por los que los
filósofos, a partir de Platón, relegaban a la Retórica a un lugar secundario y
peligroso>>. (Meyer, en Perelman, 1989: 5).

Renato Barilli que, como él mismo confiesa, prolonga el camino trazado por
Perelman, en su obra Poética e Retórica (1984) recorre los hitos históricos más
significativos de estas dos disciplinas. Presta una atención preferente a las obras
italianas de las diferentes épocas e indica sus aspectos más destacados y sus

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innovaciones más notables. Señala los momentos en los que los contenidos de ambas
disciplinas aparecen hermanados y en los que, por el contrario, sus objetivos están
totalmente separados.

b) Replanteamiento lingüístico de la Retórica

En dos artículos célebres de 1960 y 1963, Jakobson, a partir de la reformulación


de las nociones de metáfora y de metonimia, esboza unas líneas programáticas para la
renovación lingüística de la Poética y de la Retórica. Roland Barthes, en los años 1964
y 1967, proponía un replanteamiento de la Retórica en términos de lingüística
estructural, y Gerard Genette inauguraba con la Rhétorique et l'espace du langage, una
serie de estudios sobre las «figuras» (1968, 1969, 1972).

Todorov, en 1967 y en 1974, compara las relaciones fundamentales que se


establecen en el texto literario sintagmáticas, paradigmáticas y aspecto verbal del texto
con la división tripartita de la Retórica en inventio (dominio semántico), dispositio
(dominio sintáctico) y elocutio (dominio verbal). A partir de una valoración positiva
del aspecto taxonómico de la Retórica que clasifica las figuras del discurso siguiendo
unos criterios semánticos, Todorov establece su propia clasificación basándose en

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criterios lingüísticos, y distinguiendo entre anomalía cuando se infringe una norma
lingüística- y figura cuando se respetan todas las leyes.

Los miembros del autodenominado Grupo “m” extraen las consecuencias de la


«totalización poética» operada por la Retórica tradicional y, a partir de la elocutio,
plantean la relación entre Retórica y Poética. Su mérito indiscutible, a juicio de García
Berrio (1984:9), <<es el respeto y prudencia con que han tratado de organizar la
doctrina clásica francesa sobre los tropos, de Fontanier y de Du Marsais, desde un
conjunto de categorías elementales, acordes con las líneas de la taxonomía categorial y
de la genética de los sistemas, familiares en la mayoría de los desarrollos
estructuralistas>>.

Domínguez Caparrós sostiene que la Retórica propuesta por el Grupo m, que se


olvida de las partes tradicionales de la inventio y de la dispositio, además de enlazar
con Du Marsais y Fontanier, se relaciona con la Estilística (Cohen, Riffaterre). Más
que de la Retórica -afirma-, habría que hablar de un resurgir de la elocutio retórica
(1989: 510).

El Grupo “m” se propone replantear los fundamentos de la Retórica apoyándose


en conceptos lingüísticos tomados de Saussure, Hjelmslev y Jakobson. La vinculan,

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por lo tanto, a la Lingüística, a la Semiótica y a la Poética. Son suficientemente
aclaratorias las palabras con las que comienzan el «Prefacio a la edición española»:

<<Si el colectivo de la presente obra hubiese sido fiel a una de las tesis
expuestas en ella, no hay duda de que ésta hubiera sido publicada con otro título
menos ambicioso y sobre todo más adecuado con lo que anuncia [...]. Rigurosamente
hablando, hubiera sido menos hiperbólico y sinecdóquico titular la obra Teoría de las
figuras del discurso (quizás el grado cero sería algo así como Ensayo sobre algunas
categorías de las figuras del lenguaje)>> (p. 17).

En sus trabajos, que también se orientan hacia la recuperación y a la


revitalización de la antigua Retórica, estudian las desviaciones del código (las
metáboles) que supone la lengua literaria. En la Retórica fundamental explican los
mecanismos lingüísticos que utiliza la literatura, y en la Retórica general aplican la
teoría de las figuras al análisis del relato. Pero su recuperación de la Antigua Retórica
es, debemos repetirlo, sólo parcial ya que, como hemos dicho, el Grupo “m” prescinde
de las otras dos partes fundamentales de la retórica inventio y dispositivo.

c) Hacia una Retórica General

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Aunque ya en la década de los años setenta varios autores propugnaron una
Retórica General que superara el estrecho marco de la elocutio, hemos de esperar hasta
el año 1984 para que García Berrio, en un trabajo titulado «Retórica como ciencia de la
expresividad (Presupuestos para una Retórica General)» (1984: 7), esbozara una nueva
Retórica científica apoyada en la reinterpretación lingüística de las nociones
tradicionales.

En su propuesta sitúa la Lingüística General, la Retórica General, la Retórica


literaria y la Poética, «ciencia cabal del discurso literario», en sucesivos círculos
concéntricos. Redistribuye los conceptos de contenido y de forma (res-verba) entre las
tres operaciones básicas de inventio, dispositio y elocutio, y articula la sucesividad
teórica de las partes del discurso retórico con la simultaneidad de las operaciones de
enunciación verbal. Plantea las «tipologías retóricas y poéticas» de modalidades del
discurso, apoyado en los criterios tradicionales más solventes, y esboza una tópica del
discurso moderno aprovechando los servicios de la Psico y Sociolingüística, así como
de la Antropología social.

Desde una perspectiva pragmática, García Berrio aboga por un compromiso


entre la Dialéctica, la Lógica, la Teoría de la Comunicación, la Lingüística, y la Teoría
de la Literatura. La Retórica «teoría y práctica de la persuasión» engloba el docere

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como fin, el delectare como vehículo o instrumento y el movere como traducción
pragmática de los otros fines. Describe la comunicación como proceso de intercambio
de valores y utiliza la noción de «estimación» para designar el resultado de la
aceptación o rechazo por parte del receptor individual o colectivo.

Su noción de «valor» implica los tres fines canónicos de la Retórica, en la


medida en que propone un objeto conceptualizado: (docere, delectare), y que, como
objeto ético, supone adhesión o rechazo (movere) que establece la solidaridad entre
valores y estimaciones como resultado de intercambio comunicativo-retórico, o bien la
«discrepancia», como efecto de insolidaridad (p. 42).

A partir de las teorías pragmáticas y empíricas, de la recepción/interpretación, de


la teoría de la comunicación y de la argumentación replantea los fines del discurso, las
pautas para propiciar una estimación positiva y las partes del discurso retórico:
«exordio», «narración», «argumentación» y «conclusión». Identifica las vinculaciones
que existen entre el ámbito imaginario y la estructura retórica del ordo artificialis,
rescata las especulaciones tradicionales sobre los tropos y sobre las figuras de dicción
y de pensamiento.

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Francisco Chico Rico ha analizado y valorado la aportación que C. Brook y R. P.
Warren hacen a la concepción de una Retórica General de índole textual. Esta Retórica
Moderna del New Criticism, entendida como ciencia general del discurso, además de
conectar claramente con la doctrina retórica clásica en la mayor parte de las nociones a
propósito de la construcción del discurso, destaca especialmente la naturaleza didáctica
y el sentido práctico que pueden observarse en la Retórica (VV. AA., 1993: 22).

La retórica universal

Ángel López García en un trabajo titulado «Retórica y lingüística: una


fundamentación lingüística del sistema retórico tradicional» (1985: 601-653),
fundamenta lingüísticamente la Retórica y traduce las nociones tradicionales a
términos pragmáticos, estilístico-literarios y lingüísticos.

Defiende que la Retórica, disciplina necesaria, es, sobre todo, una ciencia
universal e independiente de las diferentes lenguas a las que se aplica. Ángel López se
muestra contrario a la reducción del objeto que se ha efectuado durante el siglo XX, a
partir de la noción de «desvío» interpretada de diferentes maneras: alejamiento de la
norma, ambigüedad, connotación, extrañamiento, recurrencia (p. 609).

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Su propuesta de una Retórica Universal se atiene al modelo clásico y es
consecuencia metodológica de la unificación que efectúa el «signo retórico» de la
triple perspectiva lingüística, oratoria y literaria. Tal Retórica Universal describe y
articula los géneros fundamentales del discurso teniendo en cuenta la situación y la
intención con las que se producen.

Sus análisis descriptivos permiten seguir la trayectoria que el problema de las


modalidades, ya suscitado por los griegos, ha seguido hasta desembocar en los
planteamientos de las lógicas plurivalentes, y ofrece argumentos válidos para debatir
las cuestiones sobre la periodización literaria.

Probablemente una de sus aportaciones más originales es el uso que hace de la


noción de «presunción» para definir las relaciones de la literatura con las demás artes y
para determinar la situación que ocupan las manifestaciones artísticas en el ámbito de
la semiótica cultural. El paralelismo entre la inventio y la Semántica, la dispositio y la
Sintaxis, y la reformulación de la elocutio a partir de las nociones de la Escuela de
Praga o del funcionalismo inglés, justifica la especificidad trópica a partir de la
definición jakobsoniana («sintagmatización de lo paradigmático») y legitima la
explicación y articulación de las figuras.

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Hacia una rehabilitación funcional de la retórica

Tomás Albaladejo, en su libro Retórica (1989 y 1991), lleva a cabo una


rehabilitación funcional de esta disciplina, fundamentada en la distinción básica entre
la «Retórica arte» y la «Retórica ciencia» y en la identificación de sus relaciones con la
Gramática, Dialéctica, Lingüística, Teoría de la Literatura y Semiótica.

Su revisión histórica constituye el marco de referencia inevitable y la base para


una Retórica moderna, concebida como ciencia general del texto. Su descripción
sistemática está fundamentada sobre la oposición que establece entre «los dos objetos
de la Retórica»: texto y hecho retóricos, discurso y proceso comunicativo.
Aprovechando nociones de teorías lingüísticas modernas, replantea los cimientos de
«la Retórica como disciplina englobadora». Traza las líneas maestras de la
sistematización del texto retórico y del hecho retórico, e identifica las interrelaciones
existentes entre el texto y los restantes factores de la comunicación.

Explica los genera como pautas clasificatorias trazadas a partir de criterios


textuales y comunicativos. Diferencia las operaciones retóricas constituyentes, la
inventio, la dispositio y la elocutio, que intervienen en la elaboración del «texto
retórico» y la memoria y la actio, de las que depende el éxito del «hecho retórico».

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Albaladejo señala la influencia determinante que la intellectio ejerce sobre el
resto de las operaciones y advierte cómo la eficacia del discurso e, incluso, su
posibilidad depende de la competencia del orador y de la actitud de los destinatarios.

Describe las demás operaciones retóricas valiéndose de nociones y de principios


de la lingüística actual. La inventio, por ejemplo, la define como «una operación
semántica-extensional, por la que se obtiene el referente del texto retórico, que es la
estructura de conjunto referencial formada por serie de seres, estados, procesos,
acciones e ideas que en dicho texto van a ser representados». (p. 73)

Siguiendo las pautas y la nomenclatura de la lingüística del texto, define la


elocutio como <<la operación retórica por la que se obtiene una construcción
macroestructural correspondiente al nivel de la dispositio, por lo que en el eje de
representación vertical del modelo retórico la elocutio, viene a continuación de la
dispositio, sobre cuyos materiales actúa>> (p. 117). Señala su situación en el nivel
microestructural del texto, nivel formado por las oraciones como significante complejo

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de índole textual, y de esta manera, explica la estrecha relación que inevitablemente
mantiene con la Gramática, concebida como «ars recte dicendi».

Describe la memoria y sus soportes técnicos los lugares y las imágenes-


plenamente vigentes gracias a la teoría de las macroestructuras y argumenta la
importancia de la actio que, situada en el ámbito pragmático del «hecho retórico»,
condiciona la eficacia real de todo el discurso. De esta manera, la Retórica queda
reinstalada en el lugar axial que le corresponde en el contexto de las ciencias humanas,
a las que sirve de fundamento, de guía y de meta, para el estudio serio de la palabra.

Francisco Chico Rico, en su obra Pragmática y construcción literaria. Discurso


retórico y discurso narrativo (1988), mediante el análisis de los espacios composicional
y pragmático de textos argumentativos y narrativos demuestra cómo la lingüística del
texto y la poética lingüística, disciplinas deudoras de la Retórica y de la Poética
clásicas, explican la interdependencia existente entre los aspectos composicional y
pragmático de los respectivos discursos.

34
En su trabajo sobre «La intellectio», la considera <<no sólo como una operación
retórica extensional de examen minucioso o conocimiento de la realidad sobre la que
va a operar sino también como una operación retórica de naturaleza pragmática>> (p.
53). <<La intellectio afirma posibilita la mejor descripción y explicación de cuestiones
relacionadas con la producción textual, como el proceso de elección de un determinado
modelo de mundo y las estrategias operativas de la inventio, de la dispositio y de la
elocutio>>. (p. 55)

Stefano Arduini ha llevado a cabo estudios sobre la intellectio, relacionándola


con el «campo retórico», <<que es la manera cómo cada cultura organiza
comunicativamente sus rasgos peculiares>>. (VV.AA., 1983: 5)

Retórica y análisis literario

Carmen Bobes Naves (1986) inicia en España unos análisis literarios que,
apoyados en nociones y en principios semiológicos, están orientados por criterios y por
pautas retóricos. En su opinión, la semiología literaria, mediante análisis formales,
semánticos y pragmáticos del texto, ha contribuido a resucitar el interés por la

35
Retórica. Recordemos, a este respecto, que Todorov, quien ya en uno de sus primeros
libros incluía un esbozo de sistema de clasificación de tropos y de figuras (1967),
resituó la Retórica en el marco de una investigación semiológica del símbolo, un tipo
de signo -verbal o visual- que no establece una relación binaria (1972, 1977 y 1978).

Bobes Naves señala, incluso, las correspondencias de objetivos que se establecen


entre la semiología literaria y las partes tradicionales de la Retórica: identifica la
analogía que existe entre la segmentación del texto literario, con la dispositio; entre el
estudio de los valores semánticos y la inventio, y la descripción de los recursos
formales y la elocutio.

Sostiene, por lo tanto, que una retórica actualizada puede facilitar la descripción
precisa y eficaz del proceso doble que, desde el autor, por un lado, y desde el lector,
por otro, convergen para dar vida estética a la creación poética: <<los artificios
normales de la obra literaria y los medios expresivos, formales o semánticos, que
utiliza el autor para hacer más eficaz su relación con el lector a través del texto>>.
Considera, además, que la Retórica es un instrumento válido para ampliar la
competencia literaria interpretativa.

36
Para Bobes Naves, la Retórica define aquellas relaciones polivalentes que el
texto establece con el autor y con el lector, y, en ambos casos, da cuenta, no sólo de los
artificios o de las manifestaciones realizadas con los recursos lingüísticos (elocutio),
sino también de las unidades de distribución y composición que remiten al texto
literario.

Esta hipótesis la verifica mediante el análisis semiológico de la figura de don


Fermín, aquel personaje «imponente», que Clarín creó en La Regenta. En su trabajo,
gracias al análisis de los recursos estilísticos (elocutio), del contenido (inventio) y de la
organización (dispositio) de los motivos, demuestra cómo las formas de presentación
de la peculiar constitución física, psicológica y moral de dicho personaje son
homólogas de las funciones que desempeña y de sus relaciones intertextuales con otras
unidades literarias.

Aron Kibédi Varga (1989) sostiene que la Retórica, fórmula suficientemente


acreditada en los análisis de los textos de intencionalidad pragmática, podría servir
también para la descripción de los textos literarios siempre que, en su interpretación,

37
sigamos un camino deductivo. El crítico, por lo tanto, tras determinar la intención del
autor, podrá verificar el grado de adecuación de los procedimientos retóricos. Esta
doble tarea es difícil y arriesgada ya que la literatura juego de escondite se caracteriza,
contrariamente al sermón o a la defensa judicial, por la oscuridad del mensaje.

En conclusión, la Retórica ha sido considerada cada vez más como un dominio


de los estudiosos literarios según un proceso historio acelerado a partir del
renacimiento. La lectura selectiva, la imitación, la traducción son distintos modos de
reescritura de los que se sirvieron nuestros teóricos en la didáctica de una preceptiva
literaria que retoma continuamente materiales ajenos. Deducir de ello el agotamiento
de la retórica puede ser una opción, pero también nos puede llevar por ello mismo a
considerar otros aspectos: aportaciones particulares, nuevas disposiciones, pasajes
silenciados, o la trascendencia didáctica de estas obras en tanto difusoras de otra
mentalidad. Además, hay que tener en cuenta que los ejemplos nacionales que ilustran
la teoría son siempre obra del traductor-adaptador y que ésta se configura como una
zona de estudio de enorme interés que puede dar nuevas luces a esta producción.

38
Capítulo 3: Biografía de Horacio y Quintiliano
Biografía de Horacio (65 a.C.-8 a.C.)
Poeta lírico y satírico romano, autor de obras maestras de la edad de oro de la
literatura latina. Quinto Horacio Flaco nació en diciembre del año 65 a.C., hijo de un
liberto, en Venusia (hoy Venosa Apulia, Italia). Estudió en Roma y Atenas filosofía
griega y poesía en la Academia. Fue nombrado tribuno militar por Marco Junio Bruto,
uno de los asesinos de Julio César. Luchó en el lado del ejército republicano que cayó
derrotado por Marco Antonio y Octavio (después Augusto) en Filipos. Gracias a una
amnistía general volvió a Roma y rechazó el cargo de secretario personal de Augusto
para dedicarse a escribir poesía.

Cuando el poeta laureado Virgilio conoció sus poemas, hacia el año 38 a.C., le
presentó al estadista Cayo Mecenas, un patrocinador de las artes y amigo de Octavio,
que le introdujo en los círculos literarios y políticos de Roma, y en 33 a.C. le entregó
una propiedad en las colinas de Sabina donde se retiró a escribir y pensar. Horacio, uno
de los grandes poetas de Roma, escribió obras de cuatro tipos: sátiras, épodos, odas y
epístolas. Sus Sátiras abordan cuestiones éticas como el poder destructor de la
ambición, la estupidez de los extremismos y la codicia por la riqueza o la posición
social.

39
El Libro I (35 a.C.) y el Libro II (30 a.C.) de las Sátiras, ambos escritos en
hexámetros, eran una imitación del satírico Lucilio. Las diez sátiras del Libro I y las
ocho del Libro II están atemperadas por la tolerancia. Aunque los Épodos aparecieron
también el 30 a.C., se escribieron con anterioridad, ya que reclaman con pasión el fin
de la guerra civil, que terminó con la victoria de Octavio sobre Antonio en Actium en
el año 31 a.C., y critican mordazmente los abusos sociales. Los 17 poemas cortos en
dísticos yámbicos de los Épodos constituyen adaptaciones del estilo lírico griego
creado por el poeta Alquíloco.

La poesía más importante de Horacio se encuentra en las Odas, Libros I, II y III


(23 a.C.), adaptadas y algunas, imitaciones directas de los poetas Anacreonte, Alceo y
Safo. En ellas pone de manifiesto su herencia de la poesía lírica griega y predica la
paz, el patriotismo, el amor, la amistad, el vino, los placeres del campo y la sencillez.
Estas obras no eran totalmente políticas y de hecho incorporan bastante mitología
griega y romana. Se nota la influencia de Píndaro y son famosas por su ritmo, ironía y
refinamiento. Fueron muy imitadas por poetas renacentistas europeos. Hacia el año 20
a.C.

Horacio publicó el Libro I de sus Epístolas, veinte cartas cortas personales en


versos hexámetros en las que expone sus observaciones sobre la sociedad, la literatura
y la filosofía con su lógica del "punto medio", a favor de doctrinas como el

40
epicureísmo, pero siempre abogando por la moderación, incluso en lo referente a la
virtud. Para entonces su reputación era tal que, a la muerte de su amigo Virgilio el año
19 a.C., le sucedió como poeta laureado.

Dos años después volvió a escribir poesía lírica cuando Augusto le encargó el
himno Carmen saeculare para los juegos seculares de Roma. Las fechas de sus últimas
obras, las Epístolas, Libro II; las Odas, Libro IV; y la Epístola a los Pisos, más
conocida como Ars poética, son inciertas. Las dos cartas que aparecen en el Libro II
son discusiones literarias. Ars poética, su obra más larga, ensalza a los maestros
griegos, explica la dificultad y seriedad del arte de la poesía y proporciona consejos
técnicos a los poetas aspirantes. Horacio murió en Roma el 27 de noviembre del año 8
a.C.

Biografía de Quintiliano
Marco Fabio Quintiliano (Calagurris, 30 d.C.) fue uno de los más conocidos
docentes romanos. Se convirtió en el primer docente con sueldo a cargo del erario
público. Estudioso de los métodos didácticos fue autor de «Sobre la formación del

41
orador», en la que recoge sus experiencias después de 20 años de docente, donde da las
pautas para ser un buen profesor, y denuncia las prácticas que debían ser erradicadas.
Su fama proviene sin embargo de ser el mejor profesor de retórica del mundo antiguo
junto a Sócrates.

Quintiliano, que enseñó hace dos mil años, nos demuestra que a pesar de que
había
pocos profesionales de la enseñanza, algunos, como él, se preocupaban de cómo enseñ
ar, cómoaprendían sus alumnos, y que incluso respetaban y querían a sus alumnos. Él
defiende la necesidad de una moralidad intachable y seriedad del profesor, más
teniendo en cuenta la edad de sus alumnos. En vez de aplicar una disciplina dura,
Quintiliano recomendaba alabar las intenciones de los alumnos, corregirlos sin usar
improperios contra ellos, pues al agredirlos, solo generaban desgana en ellos.

Por otro lado, tampoco consideraba adecuado el otro extremo, es decir,


no concordaba con la benevolencia extrema de algunos docentes, pues para él,
ello podría generar autocomplacencia. Ejerció una gran influencia sobre la teoría
pedagógica que sustenta el Humanismo y el Renacimiento Consideraba que no se
debía llegar a la monotonía al enseñar, y que, para luchar contra ella, se debía dar un
tiempo de descanso a los alumnos, y variar las actividades.

42
Por lo tanto, proponía una temporalización de la jornada escolar incorporando
materias diferentes, además de la gramática, sin agotar a los alumnos, como la música,
la astronomía o la filosofía, o la geometría, por ejemplo, a la cual consideraba muy útil
para agudizar el ingenio y favorecer la rapidez decapitación de los adolescentes. Su
postura era defendida alegando que cuanto más pequeño es uno, mayor es la capacidad
de aprendizaje y que, si ciertas disciplinas, como los idiomas, no se aprenden durante
los años escolares, difícilmente se consigue en la edad adulta. Propone el empleo de
juegos como recurso didáctico: Enseñar a través de juegos en los que se debía felicitar
al alumno por haber aprendido algo nuevo, y se debía fomentar la competitividad,
como buen aliado contra la desgana y como premio.

Por consiguiente, su escritura Instituto oratoria (c. 95 d. C.), una obra


enciclopédica que recoge todo cuanto es necesario para formar a un orador, en doce
volúmenes. En los dos primeros libros, Quintiliano trata la educación elemental y los
métodos para la formación básica en el campo de la Retórica. Dedica los nueve libros
siguientes a los fundamentos y técnicas de la oratoria. El Libro X es el más conocido;
en él aconseja la lectura como elemento fundamental en la formación de un orador y
contiene un famoso estudio sobre las personas que escribieron en griego y latín. El
último libro presenta el conjunto de cualidades que debe reunir quien se dedique a la
Oratoria, tanto en lo referente al carácter como a la conducta.

43
Capítulo 4: Textos de Quintiliano: Institutio Oratoria

44
La retórica clásica articula la mayor parte de preceptos, normas y doctrinas en
entorno a dos serias de conceptos. La primera esta constituida por los pasos, cada una
con su nombre y regulación que hay que seguir a la hora de escribir un discurso. En la
segunda se incluyen las partes que, con ligeras variaciones, deben tener la estructura de
cualquier discurso (Fernández, 1996:13).

La instituto oratoria es el tratado de retórica más ordenado y extenso de los


conocidos y resumen la tradición y los textos griegos y los latinos que la consolidaron
en roma (la Rhetorica ad herennium y los diálogos de Cicerón), o tomaremos como
paradigma para verificar los límites y las coincidencias de la retórica con la teoría
literaria y para descartar aquellos conceptos que, con interpretaciones y evoluciones a
lo largo de los siglos, han sido incorporados a la teoría literaria(Bobes,1995:161).

La retórica a la teoría literaria, precisamente en lo que se refiere a la narratio, a


la que se considera desde Aristóteles más vinculada a la verosimilitud que a la verdad.
Quintiliano coincide con Aristóteles en la finalidad poética de la narratio retórica,
toda vez que le supone una finalidad no expositiva sino persuasivo- emotiva.
Quintiliano en acercar la narratio a la literatura ala reconocer la posibilidad de
prescindir del ordo naturalis en la exposición de los hechos, incluso en el discurso
jurídico, y seguir un ordo artificialis a fin de alcanzar mayor eficacia en la defensa o en
la inculpación del sujeto. (Bobes, 1995:161).

45
El sistema retorico en la educación latina

Quintiliano considera la retórica como un arte de escribir y hablar bien (ars bene
dicendi), organizando los términos que expresan el pensamiento, no como el arte
lógico de organización del mismo pensamiento, es decir, atiende perfectamente el
discurso, en su forma y en su sentido, más que al esquema lógico subyacente al texto, y
sigue unas actitudes que responden al gusto, al orden, a la moderación y a la disciplina.
Quintiliano cree que la filosofía y la oratoria deben ir unidas, pues la primera es el arte
de la verdad y la segunda, el arte de la palabra (Bobes, 1995:161).

En el libro primero nos da consejos para la educación del niño desde que nace,
incluso para elegir la nodriza, que ha de ser una persona que hable bien porque será la
primera cuyas palabras oiga el niño y lo inician en el lenguaje. En el quinto libro,
considera lo mejor de la institutio, se sale también de lo que puede considerarse un
tratado de la retórica, y se aproxima a una historia critica de la literatura (Bobes,
1995:161).

46
Retórica: ciencia o arte

Quintiliano rechaza la definición aristotélica de la oratoria como facultad de


inventar todos los motivos de persuasión que pueden darse en un discurso, y las
definiciones que presentan a la retórica como practica de decir, artificio de engañar, y
se inclina por considerarla como la ciencia del bien decir. En todo caso, la retórica se
inicia en una facultad que admite una técnica (arte) y adquiere categoría de ciencia
(Bobes, 1995:161).

Operaciones retóricas

Este consta por necesidad de dos aspectos la materia (res) todo lo que se conoce
puede convertirse en (res) a través del inventio, y las palabras (verba) (Bobes,
1995:161).

Ya desde Aristóteles, se establecen cinco fases, cinco operaciones para la


elaboración de un discurso

1. Inventio. Búsqueda de los argumentos que se habían de utilizar para convencer


al auditorio (Fernández, 1996:13).
2. Dispositio. Se ocupa del orden que siguen los elementos del discurso (quo
loco) (Bobes, 1995:161).
3. Elocutio. Es el modo de decirlo (quo modo dicamus) (Bobes, 1995:161).

47
4. Memoria. El orador, por supuesto, no podía leer este discurso ante el público,
tenía que memorizarlo (Fernández, 1996:13).

5. Actio o pronuntiatio. El hecho en sí de dirigir el discurso a un auditorio


(Fernández, 1996:13).

Capítulo 5: Textos de Horacio: Epístola a los Pisones

48
La epístola ad pisones

La obra de Horacio titulada ¨La epístola ad pisones ¨, forma parte del volumen
II con las epístolas dedicadas a Floro y a Augusto. Las tres coinciden en presentar una
orientación estética a través de la cual se vislumbra al Horacio artista.

Cabe mencionar que en la obra de Horacio, titulada ¨la epístola ad pisones ¨,


las reflexiones estéticas son evidentes desde la primera hasta la última línea; en la
época de su publicación, Quintiliano denomina en sus Institutio Oratoria que esta era
considerada como arte poética; fue conocida hasta el siglo XVI.

En torno a la Epístola ad pisones se consideró también la discusión sobre si la


obra poseía o no un orden sistemático y una estructuración teórica. Los humanistas
fueron los primeros en vislumbrar en la primera parte de ella el esquema tripartito de la
estructuración retorica << inventioi, dispositio, elocutio >>, que iría seguido de un
tratado sobre los géneros literarios, reflexiones sobre la condición del poeta y una
serie de consejos para conducirse en el arte.

En 1905, Norden la dividó en dos secciones principales: del arte poética (ars)
y del poeta (artifex), que, a su vez, estarían dividas en otras subsecciones. Este

49
esquema era muy similar al que presentaban los tratados de la época helenística, ya que
se ocupaban de música, filosofía, medicina, retórica, etc. Todos ellos constaban con
una parte introductoria y de otra parte dedicada al ejercicio práctico de la disciplina.

Se considera que a partir de las conclusiones que los investigadores (Norden y


Jensen) realizaron, muchos analíticos y críticos profundizaron en este esquema
estructurador y buscaron un desarrollo doctrinal coherente en la misma; otro aspecto
en el que han iniciado los estudios del ars horaciano es en la vinculación de la Epístola
ad Pisones con la Poética de Aristóteles. En el renacimiento, la Epístola horaciana fue
sometida a un proceso de aristotelización por los autores de paráfrasis que en ese
momento proliferaron.

Al entender el estudio sistemático de la Epístola ad Pisones se atenderán en


primer lugar a una serie de principios teóricos generales—como el de mímesis o el del
decorum—que afectan el sentido global de la obra.

En la primera parte de la Epístola ad Pisones, García Berrio (1977: 21 )


denomina tópica horaciana <<menor >> por su carácter asistemático y ocasional, en
otro apartado se ocupa de la problemática del poeta al que se considera tópica
<<mayor >>.

Tópicos menores de la epístola horaciana

50
Horacio no lo menciona, pero es evidente que la Epístola ad Pisones se
Desarrolla Dentro de Una concepción mimética del arte t de la literatura. A lo largo de
la obra, son muchos los fragmentos en los que es evidente la idea del artista o poeta
como imitador. (VV. 34, 134, 317-318)

Por otra parte, también es evidente que existe la comparación entre pintura y
poesía que apoya la concepción mimética en la poética de Aristóteles, además, también
es frecuente en el ars horaciano (VV. 1-13, 361-366)

Además, el concepto de imitación acoge en el ars horaciano una práctica


habitual entre los escritores romanos: el agon de la retractatio.

Vinculado a la concepción mimética en la Epístola horaciana, está el concepto


de decorum, que la presume y la refuerza de modo muy especial. El concepto de
decorum, traducido como equilibrio, conveniencia o proporción, proviene
estrictamente de los Sofistas y de Sócrates. Por los romanos fue traducido como
decorum o aptun ; exige proporción entre el estilo empleado por el autor y los efectos
que se pretenden en los lectores, entre las intenciones del autor y los resultados
conseguidos, por el lado de La conveniencia ha de haber también entre metro
empleado y género elegido.

51
Del mismo modo, el decoro ha de ser el principio esencial para la
caracterización de los personajes, tanto como tradicionales o inventados de acuerdo
con la edad, la condición social y los ideales aristotélicos de adecuación y coherencia.

Unidad y coherencia en la creación literaria

Los primeros versos de la epístola se ocupan de la estructuración de la obra


literaria concebida como un todo unitario, coherente y verosímil.

Horacio al igual que Aristóteles, imponen como únicos límites a los artistas en
sus creaciones que se impone la propia naturaleza en la creación de seres
perfectamente estructurados. La fábula como principio aglutinador de los episodios,
había merecido cuidadosa atención por parte de los autores griegos, principalmente
Platón y Aristóteles.

Por parte de Horacio, continúa la tradición griega y la trata de modo muy


similar, comienza recomendando un principio humilde que no prometa más de lo que
se podrá realizar. Tras unas consideraciones sobre la elocutio, advierte de Los peligros
que acarrea, por ansia de variedad, sacar algunos elementos de su contexto.

52
Por otra parte, del análisis de los conceptos de mimesis y decorum se deduce
que Horacio concibe la obra literaria no solo como representación unitaria y
proporcionada, sino también verosímil ; el concepto de verosimilitud, presentado por
Aristóteles, recibe en el ars horaciano un tratamiento disperso similar al de otros
tópicos poéticos.

De acuerdo a los géneros literarios, se puede manifestar que Horacio, por lo


que a la composición de los caracteres se refiere, se mantiene en la línea aristotélica.
En este mismo apartado, dedicado a los géneros literarios, corresponde también la
reflexión sobre una serie de cuestiones relativas a la estructuración superficial de la
obra dramática (número de actos, número de personajes puestos en escena, funciones
del coro, etc.).

Tópicos mayores de la epístola horaciana

En el verso 295 se da paso a la parte de la Epístola dedicada al poeta, aunque


Horacio empieza sus consejos de Forma explícita hasta en el verso 306. Esta es la parte
en donde los comentaristas coinciden en considerar que esta parte posee un orden más
sistemático y una mayor cohesión teórica. Horacio considera presentar una serie de
problemas básicos de la tradición poética y retórica, las cuales las formula en tres

53
dualidades correlativas e íntimamente conectadas entre sí : ingenium-ars, res-verba,
docere-delectare.

La Epístola pone relieve a la concepción de la obra literaria como lugar de


encuentro para la relación interactiva entre el poeta y sus lectores.

Horacio aborda la dualidad res-verba de modo coordinado y equidistante, la


vieja problemática de fondo y forma, de contenido y expresión.

Res designa el caudal que el escritor posee y trasmite sus lectores a través de la
obra literaria. En verba, Horacio engloba un conjunto de procedimientos formales y
de recursos expresivos vinculados sobre todo a la elocutio.

En torno a la dualidad docere- delectare nombrada habitualmente con dos


tecnisismos procedente de la retórica, aparece en la Epístola planteada como
prodesse… aut delectare (v. 333), y esta vez se resuelve sin que Intervengan prejuicios
políticos o teóricos, en perfecto equilibrio combinatorio de enseñanza y deleite.

En conclusión, la poética horaciana se sitúa dentro de una concepción mimética


del arte y de la literatura. En la Epístola, incorpora una práctica habitual en la cultura
romana: la retractatio o imitación de la cultura griega. Además, Horacio incorpora de
forma libre en su Epístola el concepto de decorum, que asume el ideal griego de
orden, armonía y proporción y constituye el motivo estructural en torno en que se

54
organizan los conceptos fundamentales de su poética. La Epístola ad Pisones
sistematiza en torno a tres dualidaes : concepto creador (ingenium /ars), fonfo-
forma(res/verba) y la finalidad del arte (docere /delectare) .

Ejercicios de aplicación

55
1.Explique en qué consiste la retórica.

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_____________________________________________________________________
_____________________________________________________________________
_____________________________________________________________________

2. ¿Cuáles fueron las principales funciones de la retórica en la antigüedad greco-latina?

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_____________________________________________________________________
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3. ¿Cuál es la importancia y el principal objetivo de retomar los estudios acerca de la


retórica? ¿Cómo influye el uso de la retórica en la época actual?

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_____________________________________________________________________
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4. ¿Quiénes son los principales exponentes de la retórica clásica latina y cuáles fueron
sus principales escritos?

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_____________________________________________________________________
_____________________________________________________________________

5. Introduzca en el paréntesis el literal adecuado según lo aprendido acerca de las


partes de la retórica expuestas por Quintiliano.

a. inventio ( ) Capacidad de memorizar el discurso


b. dispositio ( ) Exposición oral del discurso
c. elocutio ( ) Contenido de las ideas y argumentaciones
d. memoria ( ) Disposición y organización adecuada
e. pronuntiatio ( ) Expresión verbal adecuada

6. Mencione las partes del discurso propuestas por Quintiliano.

___________________________

___________________________

57
___________________________

___________________________

7. En el texto, Epístola a los Pisones de Horacio, se establece una división de los


componentes de la retórica. Mencionar y explicar cada uno de ellos.

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_____________________________________________________________________

8. Realice un cuadro comparativo entre las aportaciones de Horacio y Quintiliano.

58
HORACIO QUINTILIANO

59
9. En el siguiente texto identifique las diferentes partes del discurso expuestas por
Quintiliano.

60
Santa Ana, 3 de marzo de 2019
Señor Colindres

Respetado señor:
Sea usted bendecido en sus actividades cotidianas, deseándole éxitos en su vida
profesional y personal.
Conocedor de su espíritu altruista nos es grato dirigirnos a Usted en nombre de la
Iglesia Tiempos Divinos, con la seguridad que nuestras peticiones serán acogidas.
Somos una entidad sin ánimo de lucro dedicada desde hace más de dos años a:
proclamar, predicar y enseñar la Palabra de Dios, promover su influencia directa e
indirecta en todas las áreas de la vida, promover el ministerio de obra social como una
forma de atender las necesidades de los que sufren, de acuerdo objetivo principal de
nuestra misión que es el de presentar el evangelio de Jesucristo a toda criatura; además,
ayudar en la formación de líderes cristianos para el ejercicio de ministerios y la
influencia directa e indirecta en todas las áreas de la persona, la familia y la sociedad, a
la luz de los principios de la Palabra de Dios.
Desde hace más de dos años venimos funcionando en un local sostenido con aportes de
personas desinteresadas preocupadas por el desarrollo de este proyecto social y de
evangelismo. Es nuestra intención mejorar las condiciones locativas de la iglesia a
través de un retoque de pintura; por lo que en este momento se requieren 10 litros de
pintura de color blanco, pero desafortunadamente no contamos con líneas de créditos
ni recursos suficientes para adquirirlos.

61
Acudimos a su generosidad para que se integre a nuestros proyectos, especialmente, a
través de los materiales solicitados. Tenga la seguridad que su donación será bien
recibida y compensada con la satisfacción de ver de contribuir a los fines y objetivos
de esta iglesia.Para mayor información puede comunicarse con nosotros a la siguiente
dirección Cra. 49B Nº 753; teléfonos 2448 89 00, celular 59609879; recordándole
también que puede consultar nuestra página web para más información:
http://www.altardedios.com.

De antemano, gracias por atender nuestra solicitud. Nos despedimos esperando una
respuesta positiva.

Atentamente.

PASTOR Marcelo Guerra


Iglesia Tiempos Divinos

10. En el siguiente poema identifique los diferentes tópicos propuestos por Horacio.

Educar por Gabriel Celaya

62
Educar es lo mismo

que poner un motor a una barca…

Hay que medir, pensar, equilibrar…

y poner todo en marcha.

Pero para eso,

uno tiene que llevar en el alma

un poco de marino…

un poco de pirata…

un poco de poeta…

y un kilo y medio de paciencia concentrada.

Pero es consolador soñar,

mientras uno trabaja,

63
que ese barco, ese niño,

irá muy lejos por el agua.

Soñar que ese navío

llevará nuestra carga de palabras

hacia puertos distantes, hacia islas lejanas.

Soñar que, cuando un día

esté durmiendo nuestra propia barca,

en barcos nuevos seguirá

nuestra bandera enarbolada.

Lista de referencias:

Aristóteles. (335 a.C). La Poética.

64
Bobes, Carmen. (1995). Historia de la teoría literaria I. La antigüedad grecolatina.
Madrid, España: Gredos.

Calonge Ruiz, I.; Lledó Inigo, E.; García Gual, C. (1981). Platón: Diálogos. Madrid:
Gredos.

Fernández López, J.; (1996). Quintiliano y la retórica.


Platón. (370 .C). Fedro.

Platón. (401 a.C). Ion.

Viñas Piquer, D. (2002). Historia de la Crítica Literaria. España: Ariel, S.A.

65

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