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Terapias a distancia en el contexto actual y el alcance de la formación del

psicólogo

La tecnología ha ido expandiéndose en diversos territorios y nuestro campo no ha

quedado ajeno a este avance. Por lo general los motivos de la modalidad virtual en la terapia

Psicológica, se debían a cambios de domicilio, imposibilidad física del paciente o terapeuta

para poder movilizarse hasta el lugar de encuentro u otras consideraciones del analista que

llevan a fijar distintos aspectos del encuadre.

Esta vez, el impedimento del encuentro lo produce un escenario mundial emergente

ocasionado por la existencia de una pandemia, que nos obliga a romper pactos sociales y a

confinarnos en el aislamiento para preservar a los otros y a nosotros mismos.

La virtualidad acude en nuestro auxilio permitiéndonos estar hiperconectados los unos

con los otros a través de distintas plataformas. Así, Psicólogos de distintas formaciones

deciden modificar condiciones del encuadre preestablecido con sus pacientes y ofrecen sus

servicios a través de videollamadas.

Innumerables solicitudes de organismos y de pacientes particulares nos interpelan

respecto del método y de la práctica. ¿Es posible para todos los Psicólogos la práctica Clínica

Online?

La respuesta a esta pregunta se desprenderá del análisis de diversos factores:

Encuadre, transferencia, Gadgets disponibles, vicisitudes tecnológicas, configuraciones de

seguridad y privacidad, pero prioritariamente deberá analizarse si el profesional cuenta con la

formación y análisis propio, ineludibles para llevar adelante esta tarea que la realidad nos

impone como inaplazable.

Respecto del encuadre podemos decir que la Terapia a distancia no es una modalidad

terapéutica en si misma sino una flexibilización de las condiciones pactadas por parte del

Psicólogo de acuerdo con las necesidades e imprevistos que surgen en el transcurso de un


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análisis, siendo soporte en casos de fobias, limitaciones físicas o mudanzas. De manera que el

recurso tecnológico puede modificar las condiciones siendo una variable temporal o

definitiva.

La actualidad nos reclama avizorar la demanda en este estado de excepción que

requiere la pandemia mundial, y adaptar las condiciones del contrato establecido entre

pacientes y Psicólogos respecto del encuadre.

El profesional deberá organizar su agenda, honorarios, método de pago y acondicionar

el sitio destinado al consultorio virtual evitando distracciones de otras personas, mascotas,

objetos llamativos, convivientes con el analista, que impidan la instauración de este como

espejo vacío.

Del mismo modo no se debe dejar de considerar que parte del encuadre en la terapia a

distancia, depende del paciente y de las condiciones en la que establece contacto virtual con el

terapeuta.

El analista deberá estar preparado para cuando la interferencia de la realidad ambiental

irrumpa en el espacio virtual analítico e impida la regla fundamental y la atención libremente

flotante al punto de cancelar la sesión.

Fischer (1997) toma un modelo de David Liberman y lo reformula para dar cuenta de

la Ética de los analistas en relación con los DDHH pero que podría aprovecharse para

entender el contexto actual:

1) Situación terapéutica: plano social, ambiental, ecológico, económico, político,

en los que están inmersos el paciente y terapeuta. Es decir que a los dos miembros de la pareja

terapéutica la realidad real los afecta y los influye de la misma manera. El efecto del

aislamiento social compele a pacientes y Psicólogos a llevar a cabo sus encuentros a través de

modalidades virtuales, pero además a ambos los atraviesa en relación con los cambios,

económicos, políticos y sociales.


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2) Marco terapéutico: para el mencionado autor refiere a la institución en donde

se desarrolla la labor asistencial pero también la labor formativa. Actúa sobre los dos

miembros de la pareja, pero de manera diferente. Bombardeo de información, incertidumbre,

ruptura que exige un nuevo orden interpela a los Psicólogos a revisar los códigos

deontológicos, flexibilizar condiciones de encuadre y continuar incesantemente por el camino

de su formación.

3) Dialogo terapéutico: aquí se juega la relación discursiva articulada en

transferencias reciprocas, deseo de análisis y deseo de analista.

Carlino (2014) señala que a cada analista serio y comprometido con esta disciplina le

concierne tomar el compromiso de formarse, porque cuando así no sucede, estamos frente a

analistas que producen tratamientos igualados tratando de convenir la comprensión del

paciente y al paciente mismo a la medida de los modelos preestablecidos que cada analista

conoce y maneja, en lugar de ajustarlo a cada situación analítica en particular de acuerdo con

la singularidad sujeto.

En general hay consenso acerca de la valoración positiva de este método, ya que es la

única excepción al aislamiento entre Psicólogos y pacientes. El canal virtual mantiene las

condiciones de asepsia requeridas, pero: ¿Cuáles son las desventajas?

Vázquez Topssian (2019) enumera las desventajas del método online: Problemas de

conexión de red que afectan la espontaneidad del discurso, registros corporales, la ausencia de

actualidad de los cuerpos que puede afectar a la transferencia, la imposibilidad de garantizar

la privacidad, ya que nadie puede advertir quien se encuentra más allá del rango de la cámara.

En esta dirección la Asociación de Psicología Canadiense editó en 2011 y 2013 un

modelo estandarizado de esta práctica diseñando guías que pretenden ser una ayuda en caso

de dudas sobre cuestiones legales, deontología, tecnología de telecomunicación y demandas

en diversos campos. Gonzales Peña (2017) refiere que se han elaborado una serie de
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recomendaciones a los usuarios de esta modalidad. Los temas tratados que aparecen recogidos

por la APA son:

1) La necesidad de especialización profesional en el uso de su tecnología,

2) La aceptación de los códigos éticos,

3) La obtención del consentimiento del paciente, proporcionándole el conocimiento

específico de la metodología a usar,

4) La confidencialidad de los datos,

5) La custodia de los datos y las medidas de seguridad usadas,

6) La obtención la autorización para el acceso a los materiales usados,

7) cuidar que los instrumentos estén validados para su uso telemático y

8) tener información sobre la legislación que regula su relación con el paciente.

Es central la importancia de abordar el tema deontológico ante el sobresalto que

sienten los profesionales por la privacidad y custodia de los datos utilizados mediante esta

metodología, preocupación a la que se le suma además todo aquello que se refiere a aspectos

clínicos , legales y técnicos: La alianza terapéutica, el escaso contacto con los aspectos no

verbales de la comunicación en la interacción, la confidencialidad , la efectividad de la terapia

y el hecho de tener que confiar en su criterio diferencial discurriendo entre que patologías y

que estructuras Psíquicas pueden abordarse con esta herramienta.

Por lo tanto, se podría pensar que la dificultad no solo está en la flexibilización del

encuadre o marco terapéutico, algo a lo que la mayoría de los Profesionales experimentados

están acostumbrados en un contexto social, económico y político en el que la realidad

constantemente irrumpe en la configuración del espacio analítico y obliga al terapeuta a

reformular las condiciones de su abordaje sino en la escasa preparación que tienen los

Psicólogos para llevar adelante la metodología virtual.

De acuerdo con lo anteriormente desarrollado y teniendo en cuenta que en los


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contenidos curriculares dictados en la mayoría de las Universidades en la Lic. En psicología,

se advierte que esta modalidad no aparece en los planes de estudio, resultan ciertas y

necesarias las preocupaciones que surgen en torno a la Terapia a distancia por parte de los

profesionales.

Este obstáculo podría eludirse formando a profesionales actuales y futuros,

proveyéndoles de las herramientas fundamentales para un buen ejercicio profesional, que

permita un abordaje respetuoso de aquel que acude a un Psicólogo en busca de ayuda para

aliviar su padecimiento subjetivo.

Licenciada Andrea Cabrera. Psicóloga: MN. 68.592

Aspirante de la Especialización en Psicología UK


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Referencias Bibliográficas

De La Mora Espinosa, Rosa Imelda (2016). Vicisitudes del psicoanálisis online. Opción,

32(7),526-539. [fecha de Consulta 31 de marzo de 2020]. ISSN: 1012-1587.

Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=310/31048480031

Carlino, Ricardo (2014) Reflexiones actuales sobre el psicoanálisis a distancia. Revista de la

sociedad argentina de psicoanálisis - número 18 - 2014 – (pp.173 a 197)

Fischer, Héctor R. & Col (1997) “La ética de los terapeutas y los derechos humanos” en

Conceptos fundamentales de Psicopatología III (La Clínica) (pp.65-70). Buenos Aires:

CEA Editores.

González-Peña, Paloma, Torres, Ramón, Barrio, Victoria del, & Olmedo, Margarita. (2017).

Uso de las nuevas tecnologías por parte de los psicólogos españoles y sus

necesidades. Clínica y Salud, 28(2), 81-91.

https://dx.doi.org/10.1016/j.clysa.2017.01.001

Vázquez Topssian, Lucas (2019) Terapia on-line y encuadre: "¿Usted no hace terapia a

distancia?" Recuperado de: http://herramientaspsi.blogspot.com/search/label/terapia

%20web

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