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Las culturas ancianas preparaban una bebida llamada Xocolat. Batida con molinos
de oro, sus frutos eran tostados y molidos junto con el maíz, mezclados con agua y
luego servidos en vasijas ornamentadas de cerámica. América Latina tiene una larga
tradición de beber chocolate caliente y seguramente el ritual que siguen los
colombianos tiene sus raíces en los aztecas.
Boom chocolatero
En años recientes ha habido una tendencia, tal como con el café, de valorar la
producción artesanal del cacao con denominación de origen. Marcas como Mast
Brothers o Vosges Haut-Chocolat en EE. UU., Hotel Chocolat en el Reino Unido y
Pacari en Ecuador están apostándole a potenciar las variedades del cacao y
demostrar que se puede hacer comercio justo con sus productores.
Pero no solo el valor del cacao es económico. Cada día es más reconocido por el
papel que puede cumplir en la salvaguarda del medio ambiente. De hecho, el
Instituto Smithsonian ha llevado a cabo talleres que abordan la sostenibilidad del
cultivo del cacao. Así, la manera como se siembra tradicionalmente a la sombra (por
ejemplo en los Llanos) tiene un rol en la conservación de la biodioversidad, es un
amortiguador para el bosque que todavía se preserva y crea un hábitat apropiado que
les permite a las especies migratorias transitar por los pocos espacios de selva que
quedan en áreas frágiles del país como el Chocó o la Sierra Nevada.
Así que, de ahora en adelante, dese el gusto de comer y cocinar con el cacao y el
chocolate de la mejor calidad. Con ello no solo le hace un aporte real al medio
ambiente, sino que apoya a los cultivadores locales, a los productores y chocolatiers
como Cacao Hunters y Pacari. Y cuando viaje fuera, pruebe los chocolates
artesanales de origen, no tema intentarlo con combinaciones de sabores tan raras
como magníficas, como la tocineta ahumada o el wasabe, de Vosges Haut-Chocolat.
El mío, por ahora, es el muy a la moda chocolate con sal marina.
8 personas
• 200 g. de chocolate 70 %
Con el horno precalentado a 180 grados centígrados (350 F), engrase un molde de
brownie rectangular y coloque papel parafinado en la base. En una olla ponga a
derretir la mantequilla con el chocolate al baño de María, revolviendo de vez en
cuando. Cuando esté listo deje enfriar un poco.
Mientras tanto, con la batidora eléctrica bata la panela y el azúcar con las batatas.
Agregue el chocolate y mezcle bien. Adicione los huevos y la vainilla y continúe
batiendo. Agregue la harina de almendras y el polvo de hornear y bata hasta
incorporarlos. A continuación adicione las pepas de cacao y las nueces y mezcle con
cuidado. Vierta en el molde. Lleve al horno durante 20 minutos.
Retire del horno y deje enfriar dentro del molde. Se le pueden adicionar uvas pasas o
frutos rojos.
2 personas
• 6 cubos de hielo
• Granola al gusto
• Un manojo de arándanos
Lleve todos los ingredientes a la licuadora y procese hasta obtener una consistencia
homogénea. Sírvalo frío en un vaso con granola y arándanos.
Esta receta es una guía. Puede hacer sus propias mezclas agregando cardamomo en
polvo, mantequilla de coco o de almendras, polen, semillas de chía u hojuelas de
avena y quinua.