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¿Quién perdió en el conflicto entre Cárdenas y el Magisterio?

Después de más de 4 meses de parálisis del Sistema Educativo (nos referiremos a la educación
pública), donde las únicas medidas del gobierno han sido la promulgación del decreto 4260 del
6 de junio, que legaliza la modalidad de educación virtual y a distancia, sumado a un escueto
reglamento que se publicó un mes después. Estas medidas fueron cuestionadas y rechazadas
por las organizaciones del magisterio y padres de familia, con sendas manifestaciones, huelgas
y marchas multitudinarias en los nueve departamentos, debido a que el decreto 4260 no
establece ningún presupuesto para brindar las condiciones a estudiantes y maestros para la
ejecución de las modalidades que el Ministerio de Educación plantea.

A pesar del alto nivel de tensión al que escaló el conflicto y a la mesa de diálogo que impulsó
Cárdenas (al verse acorralado por las protestas que pedían la derogación del decreto 4260 y su
renuncia), no se llegó a ningún acuerdo ni se logró solucionar las demandas que planteaba el
magisterio. Cárdenas momentáneamente logró imponer su decreto, por el desgaste y
cansancio de las organizaciones movilizadas y por una cómplice aquiescencia del ejecutivo,
capaz de tolerar cualquier negligencia de su ministro, incluyendo el hecho de que paralice el
funcionamiento del Sistema Educativo por tiempo indefinido.

Por el momento las movilizaciones del magisterio se han replegado, pero han logrado
visibilizar los profundos problemas de exclusión y de falta de condiciones que vive actualmente
la educación, logrando resquebrajar el cerco mediático que tiende a ocultar cualquier
disidencia hacia al gobierno. Actualmente las voces críticas hacia la gestión de Cárdenas se han
generalizado, no hay sector social o grupo de generadores de opinión creíbles que lo
defiendan.

¿Qué está pasando con la educación después del conflicto? El decreto de Cárdenas está
vigente y se ha establecido un calendario para que las actividades escolares se activen desde el
17 de julio. En este contexto, la fuerza interna de coerción que tiene el sistema educativo, que
opera de forma vertical y por la vía del miedo a las sanciones que impulsan los directores, ha
hecho que la mayoría de los maestros acaten el calendario instruido por el Ministerio de
Educación y las disposiciones del decreto 4260. Pero acatar las disposiciones de los superiores,
no significa que las cosas funcionen y que se esté logrando atender la educación en todo el
país. La imposición sin dialogo y consenso del decreto del Ministerio de Educación, que
transfiere todas las responsabilidades de su ejecución a los directores, maestros y padres de
familia, adolece de un sin número de limitaciones que hacen que el sistema educativo se
encuentre en proceso de estancamiento.

Son varios los problemas estructurales en el funcionamiento del Sistema Educativo que se
están profundizando cada día que pasa. Uno de los problemas que ya no se pueden ocultar es
el alto nivel de deserción escolar. Según datos de Unicef, solo en el área urbana la educación
virtual excluye a más del 40% de estudiantes que no cuentan con las condiciones para llevar
adelante estos procesos; y según sondeos a maestros hechos por este medio, el panorama es
más preocupante, porque solo un 30% a 40% de estudiantes habría estado manteniendo el
contacto con los maestros y realizando sus actividades (lo que involucra un 60% a 70% de
deserción en el área urbana), hasta antes del anuncio del Ministerio de Educación de que no
van a existir reprobados este año; hecho que generó el incremento de la deserción escolar.

En el caso del área rural, la situación es mucho más complicada, ya que casi en la totalidad de
los distritos rurales la educación virtual se hace inviable y se ha descartado esa modalidad. A
partir de la iniciativa de maestros y autoridades locales se está intentando desarrollar la
modalidad a distancia, que se soporta en cartillas que están siendo elaboradas por maestros. Si
bien los maestros han logrado producir las cartillas, esta modalidad se choca con la
imposibilidad de que estos materiales lleguen a todos los estudiantes, ya que no se cuenta con
los recursos económicos para imprimir estos materiales en la mayoría de los distritos (donde
son la excepción los pocos distritos que han tenido el apoyo de los municipios o de los mismos
maestros para asumir los gastos de los materiales). Por eso el abandono de la educación en el
área rural es mucho más dramático.

La cobertura del sistema educativo está por los suelos, por más esfuerzos que están haciendo
los maestros para revertir esa tendencia. Las medidas improvisadas del Ministerio de
Educación han jugado en contra del trabajo docente desincentivando la participación de los
estudiantes; a lo que se suma la tensión irresuelta entre el Ministerio de Educación, las
federaciones de maestros y los padres de familia, lo que ha llevado a una pugna por el
desarrollo de actividades escolares en algunos distritos. Existen casos donde se ha decidido no
acatar el decreto de Cárdenas, lo que ha paralizado las actividades educativas en estos lugares,
ampliándose así el ambiente de incertidumbre y de abandono de la educación.

Si nos centramos en el segmento minoritario de estudiantes que está logrando avanzar en la


modalidad virtual, éste tiende a disminuir, porque se hace insostenible para el bolsillo de los
padres de familia; ya que según se ahonda la crisis económica del país, los gastos en megas
para la educación virtual terminan siendo secundarios y a la larga descartados. Pero los gastos
no solo tienen que ver con la compra de megas, hay Unidades educativas que, ante la presión
de cumplir con las disposiciones del reglamento del Ministerio de Educación, que obliga a
contar con una plataforma virtual por escuela (que cuesta entre 500 a 1000 dólares), están
cargando los costos de la misma a los maestros y padres de familia, lo que complica más la
situación económica de las familias que ya están en crisis.

Asimismo, la experiencia de la educación de la modalidad virtual que están recibiendo los


estudiantes, de los pocos que están manteniendo el contacto con sus maestros, tampoco es de
las mejores; ya que el trabajo de los maestros varia de sobre manera entre los grupos de
estudiantes, existen desde los maestros que se limitan a mandar tareas por wathssap, hasta
los maestros que tienen una comunicación más fluida con los estudiantes, con un trabajo más
organizado. En este contexto, los aprendizajes se están dando de forma desigual y desnivelada,
por la ausencia de criterios mínimos que orienten el trabajo de los maestros a nivel nacional,
que el Ministerio de Educación debería haber garantizado. Por el contrario, el Ministerio de
Educación ha impulsado que todos hagan lo que puedan, lo que se convierte en los hechos, en
un literal caos educativo.

Desde el mes de mayo, Cárdenas de forma demagógica decía que estaban preparando
programas educativos en Televisión y Radio, además de material educativo para distribuir a los
lugares de difícil acceso. Nada de esto se ha hecho. La dispersión de criterios que existe en las
formas de desarrollar los procesos educativos y el abandono del Estado a la mayoría de los
estudiantes del país, que no están recibiendo educación en este tiempo, está mostrando los
profundos límites de la forma de gestionar la educación que ha llevado adelante el gobierno de
Añez. Lo hecho por Cárdenas se ha convertido en una estructura de exclusión educativa y de
un malgasto de energías de muchos actores, como los maestros y padres de familia, que están
poniendo su mejor esfuerzo, pero que no están logrando alcanzar los frutos esperados; es
como si se estuviera arando sobre el mar.
Por eso cuando el magisterio pedía ser escuchado para que el decreto 4260 sea anulado y para
que se haga otro con la participación de todos los actores, lo que se planteaba era construir
una alternativa para atender la educación que parta de las necesidades concretas y la realidad
de la gente, lo que es justamente lo que adolece lo que ha hecho el Ministerio de Educación.
En el fondo, la victoria momentánea de Cárdenas en el conflicto con el magisterio, se ha
convertido en la derrota de toda la educación en Bolivia. Ganó un político conservando su
cargo, pero perdimos todos, perdimos tiempo y esfuerzo que solo se podrá recuperar a partir
de un trabajo coordinado entre todos los actores de la educación, donde prime el diálogo y el
entendimiento.

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