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Les dijo: «Yo soy el Señor su Dios.

Si escuchan mi voz y hacen lo que yo considero


justo, y si cumplen mis leyes y mandamientos, no traeré sobre ustedes ninguna de
las enfermedades que traje sobre los egipcios. Yo soy el Señor, que les devuelve la
salud».
(Éxodo 15:26)
Les dijo: «Yo soy el Señor su Dios. Si escuchan mi voz y hacen lo que yo considero
justo, y si cumplen mis leyes y mandamientos, no traeré sobre ustedes ninguna de
las enfermedades que traje sobre los egipcios. Yo soy el Señor, que les devuelve la
salud».
(Éxodo 15:26)
En su angustia clamaron al Señor, y él los salvó de su aflicción. Envió su palabra para
sanarlos, y así los rescató del sepulcro.
(Salmo 107:19-20)
Hijo mío, atiende a mis consejos; escucha atentamente lo que digo. No pierdas de
vista mis palabras; guárdalas muy dentro de tu corazón. Ellas dan vida a quienes las
hallan; son la salud del cuerpo.
(Proverbios 4:20-22)
Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre
él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados.
(Isaías 53:5)
Dondequiera que vayan, prediquen este mensaje: “El reino de los cielos está cerca”.
Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, limpien de su enfermedad a los que
tienen lepra, expulsen a los demonios. Lo que ustedes recibieron gratis, denlo
gratuitamente.
(Mateo 10:7-8)
Qué quieres que haga por ti? —le preguntó.
Rabí, quiero ver —respondió el ciego.
Puedes irte —le dijo Jesús—; tu fe te ha sanado.
Al momento recobró la vista y empezó a seguir a Jesús por el camino.
(Marcos 10:51-52)
Él mismo, en su cuerpo, llevó al madero nuestros pecados, para que muramos al
pecado y vivamos para la justicia. Por sus heridas ustedes han sido sanados.
(1 Pedro 2:24)
Apocalipsis 21:4 leemos:

Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni
dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir.
Colosenses 1:13-14
el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su
amado Hijo,
en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.
Mateo 11:5
Los ciegos ven, los cojos andan, los que tienen lepra son sanados, los sordos oyen,
los muertos resucitan y a los pobres se les anuncian las buenas nuevas.

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