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18/6/2020 ¿En qué consiste el principio de la necesidad de la prueba?

[RN 4824-2005, Lima] | LP

¿En qué consiste el principio de la necesidad de la


prueba? [RN 4824-2005, Lima]
POR LEX - 16 ABRIL, 2020

Fundamento destacado.- Tercero: Que el principio de la necesidad de la prueba se erige como


pauta rectora y fundamental para la seguridad jurídica, porque el encartado y los demás
sujetos de la relación jurídico procesal penal saben a ciencia cierta que sin la prueba el Estado
no podría cumplir su función esencial de administrar justicia, dado a que la prueba permite la
aplicación de las normas jurídicas sea para tipi car el delito, acreditar la antijuricidad de la
conducta, la culpabilidad o para concluir en la inexistencia de estos fenómenos jurídicos.

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA


SEGUNDA SALA PENAL TRANSITORIA
[R.N. 4824-2005, Lima]

Lima, veinticuatro de mayo de dos mil seis.-

VISTOS; los recursos de nulidad interpuestos por los encausados Giovanna Marilú Anaya Nalvarte y
Wilbert Elki Meza Majino, por el Procurador Público Adjunto a cargo de los asuntos de Terrorismo del
Ministerio del Interior y el señor Fiscal Superior, contra la sentencia de fojas cuatro mil doscientos
sesentaidos, su fecha cinco de agosto de dos mil cinco; de conformidad en parte de lo opinado por le
señor Fiscal supremo en lo Penal; y, CONSIDERANDO:

Primero.- Que el encausado W.E.M.M. al sustentar la fundamentación de su recurso de nulidad indica


que la sentencia emitida por la Sala Penal Superior resulta ser injusta, pues se ha basado en pruebas
de criterio subjetivo, no corroborados debidamente con otros medios de prueba idóneos, por lo que se
ha incurrido en errores de hecho y derecho en la valoración de las pruebas; que los considerandos del
acápite A en donde se establece la responsabilidad del recurrente en los hechos imputados, carece de
la debida motivación y de la base de la prueba valedera, indubitable o certera, por lo que siendo asi
constituye solo una simple inferencia no probada ni acreditada, que no puede tener valor pleno
probatorio, en razón de que se basa solamente en la manifestación del testigo J.A.Z., en una copia
certi cada y en una sentencia, de otros actuados sobre otros hechos, por lo que dichas instrumentales
carecen de valor probatorio en los presentes autos; que el cargo de ser responsable logístico y
económico del Comité Metropolitano de la Organización Terrorista Sendero Luminoso que operaba en
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la ciudad de Lima no ha sido objeto del contradictorio en el presente proceso; que la imputación de
A.Z. carecen de validez pues éste no se encuentra incurso en la presente investigación de los hechos
más aun si en el curso de los debates orales se ha recti cado y contradicho sus iniciales versiones
contenida en copias certi cadas, por lo tanto deben prevalecer las contenidas en las actas del
presente proceso ya que para las primeras, dicho testigo fue objeto de tortura física, la que por otro
lado no se encuentra corroborada con ningún medio de prueba; que tampoco se ha valorado en forma
objetiva y plena las instrumentales públicas de la partida electrónica número un millón ciento setenta y
siete mil quinientos ochenta y uno del Registro de Personas Jurídicas de los Registros Públicos con la
que se acredita que los dueños y propietarios de la empresa UNLINET NET WARE S.A.C. – UNILET
S.AC. son los señores W.A.A.C. y Gladys Eulogia Espinoza Correa debidamente acreditada por el
Registro Único de Contribuyente. emitido por la Superintendencia Nacional de Administración
Tributaria; que las actas de veri cación de comunicación de internet resultan ser pruebas prohibidas al
haberse vulnerado el derecho a la inviolabilidad de comunicaciones y documentos privados, debiendo
agregarse que existen irregularidades respecto a la formalidad y suscripción del contenido de las
mismas. Por su parte la defensa de la encausada G.M.A.N. indica al fundamentar su recurso de
nulidad que el Colegiado Superior arriba al silogismo condenando a la recurrente a quince años de
pena privativa de libertad sosteniendo como premisa mayor el artículo cinco del Decreto Ley número
veinticinco mil cuatrocientos setenta y cinco, y como premisa menor la prueba indiciaria o prueba
indirecta; para que la prueba indiciaria sustente una sentencia condenatoria es imperativo que dichos
indicios estén plenamente acreditados, que sean concomitantes al hecho que se trata de probar, y que
no existan contraindicios consistentes, toda vez que van a servir de fundamento a la inferencia, sólo
asi se destruirá la presunción de inocencia; que la inferencia menor del silogismo planteado, se
circunscribe a la supuesta relación con el sentenciado A.Z., y el supuesto conocimiento que tenía la
recurrente de la verdadera identidad de E.M.M.; que las supuestas características proporcionadas por
Atalaya Zegarra no concuerdan con las que tiene la recurrente, quien por lo demás al declarar en el
juicio oral ha negado conocerla; que no es la persona que aparece en la fotografía de fojas
cuatrocientos veintiuno y que el reconocimiento policial efectuado por M.C. no reúne las formalidades
del artículo ciento cuarenta y seis del Código de Procedimientos Penales; de otro lado si bien mantuvo
una relación sentimental con F.R.M., que resulta ser E.M.M. ello no signi ca que haya convivido con
dicha persona y menos que sea terrorista; que esta persona por su experiencia la embaucó para
obtener tarjetas de crédito aduciendo que estaba requisitoriado por delito común, re riéndole en
primer lugar que necesitaba las cuentas para que le depositen por los trabajos que realizaba y en
segundo lugar que se le había perdido la anterior tarjeta, sin conocer que esta se la había entregado a
su conviviente, pues no tenía conocimiento que tenía una relación sentimental con otra persona,
siendo que su patrocinada no obtuvo tarjetas de crédito a su nombre pues ella ya tenía una; que la
tarjeta de propiedad del vehículo estaba a nombre de su padre no para ocultar la verdadera identidad
del encausado M.M., sino por otras circunstancias. A su turno el señor F. Superior, quien cuestiona
tanto la pena impuesta como la absolución argumenta al fundamentar su recurso de nulidad que
teniendo en cuenta que la conducta de los procesados se encuentra tipi cado en los artículos dos y
tres inciso b (primer, segundo y tercer párrafo) del Decreto Ley número veinticinco mil cuatrocientos
setenta y cinco, la pena mínima que se debió imponerse a los sentenciados es de treinta años por lo
que al haber impuesto la Sala Penal penas por debajo del mínimo legal ha infringido el principio de
legalidad de la pena, sin tomar en cuenta que en todo momento los procesados han tratado de
sorprender a la administración de justicia penal pese a las evidencias en su contra, teniendo en cuenta
que no existen causas de atenuación que sustente la decisión de la Sala Penal Superior; que por otro
lado al establecer que los registros domiciliarios efectuados a las procesadas P.S.M.S. y G.M.A.N. se
han actuado con vulneración del derecho fundamental de inviolabilidad de domicilio y por ello carecen
de valor probatorio, no se ha tomado en cuenta que el delito de Terrorismo es una gura penal de
carácter permanente y por dicha razón los agentes que pertenecen a una organización terrorista se
encuentran todo el tiempo en estado de agrancia delictiva, por lo tanto no resulta necesario contar
con órdenes judiciales para ser intervenidos; que la intervención y registros domiciliarios efectuados a
las procesadas P.S.M.S. y G.M.A.N. han sido realizados en agrancia delictiva, situación que como lo
establece la sentencia del Tribunal Constitucional de fecha veintisiete de diciembre de dos mil cuatro

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(2096-2004-HC/TC) presenta dos requisitos como son: la inmediatez temporal, esto es que el delito se
haya cometido instantes antes e inmediatez personal que el presunto delincuente se encuentre ahí en
ese momento en situación y con relación al objeto o a los instrumentos del delito, que ello ofrezca
prueba evidente de su participación en el hecho delictivo; que en autos existen elementos objetivos
su cientes que acreditan que los procesados P.S.M.S. y P.A.N. pertenecían a Sendero Luminoso
cuando fueron detenidos, pues en lo referente a la primera encausada, existe el material incautado en
el registro domiciliario, así como con los mensajes de correo electrónico de fojas setecientos ochenta
y ocho y setecientos ochenta y nueve, con el informe de la Policía Nacional de fojas setecientos
ochenta y seis, con el hecho de no contar con documento nacional de identidad, modus operandi de
los elementos de sendero luminoso y con su propia declaración en juicio oral en donde acepta haber
concurrido en forma frecuente al internet que tenía el sentenciado M.M., con lo que se acredita su
responsabilidad penal; en lo referente al segundo encausado, éste era el encargado de conducir el
vehículo de placa de rodaje número LO guión tres mil trescientos cuarenta en el que movilizaba a M.M.
quien era mando político del Comité Reorganizador Regional Metropolitano Base Lima y corno tal,
responsable del aparato logístico y económico de dicha agrupación. Asimismo el Procurador Adjunto
de la Procuraduría Especializada para delitos de Terrorismo del Ministerio del lnterior, quien cuestiona
el extremo absolutorio de la sentencia, fundamenta su recurso de nulidad re riendo lo siguiente: que la
decisión de la Sala Penal Superior de absolver a los procesados P.S.M.S. y P.A.N. no responde a un
correcto análisis del conjunto de pruebas actuadas lo cual resulta contradictorio con la culpabilidad
plenamente demostrada de sus coencausados G.M.A.N. y W.E.M.M.; en lo que respecta a la primera
encausada respecto a la imputación de haber realizado apoyo y seguridad a los responsables del
Comité Reorganizador del Regional Metropolitano – Base Lima del Partido Comunista del Perú
Sendero Luminoso, principalmente a su conviviente y coencausado W.E.M.M., y haber realizado
comunicaciones a través de internet con otro miembros de esta organización terrorista; se ha llegado
a probar que era conviviente de M.M. con quien tenía un hijo de nombre A., seudónimo que utilizaba
éste último para sus comunicaciones por internet con otros subversivos; que asimismo poseía y
usaba tarjetas de crédito a nombre de terceras personas que le eran proporcionados por M.M.;
concurría frecuentemente al internet de M.M.. Con respecto al encausado P.A.N. la imputación de
haber realizado funciones de apoyo y transporte a W.E.M.M., mantener la comunicación entre el
inmueble que éste tenía en ventanilla con G.A.N. y el inmueble de Manchay de Pilar Sulena
Montenegro Soria y haber mantenido oculto el vehículo marca Nissan color verde que usaba M.M.
para trasladarse; se ha llegado a probar que P.A.V. es hermano de G.A.N. conviviente de M.M.; que el
citado vehículo se encontraba a nombre del padre de P.A.N., identi cado con el nombre de L.M.C. y fue
detenido en circunstancias que se trasladaba en dicho vehículo; que por versiones de testigos el
vehículo era usado en la misma época tanto por G.A.N. y W.E.M.M., quienes eran conducidos por un
chofer; por haber trasladado a éste último en dicho vehículo y porque el vehículo fue visto en los
domicilios de las encausadas P.Z.M.S. y G.A.S.; que en relación a las actas de registro domiciliario, las
encausadas fueron intervenidas en la vía pública y el registro de sus domicilios ocurrió de manera
posterior, con el consentimiento de las encausadas y con la participación del representante del
Ministerio Público, cuya presencia ni siquiera se cuestiona en la recurrida; que además el concepto de
agrancia se encuentra relacionado con la necesidad de preservar las evidencias relacionadas con las
actividades terroristas que se les atribuía a las intervenidas; que no se ha considerado el modus
operandi de Sendero Luminoso y las reglas de clandestinidad y compartimentaje que rigen sus
acciones resulta insostenible que la relación y actividades que mantenían P.S.M.S. y P.A.N. con sus
coencausados se hayan producido de forma extraña o ajena a la organización terrorista máxime si se
trata de un responsable de Comité, por cuanto tal circunstancia representaría un peligro inminente
para su seguridad y el desarrollo de su actividad criminal;

Segundo: Que la necesidad de que el Estado Democrático vele por el respeto y protección de los
derecho fundamentales, obliga a que se le de na en la Constitución los límites del ejercicio del poder
estatal. Y como quiera que en el proceso penal esta necesidad es más imperiosa, la tendencia es a
jar en la Constitución las reglas mínimas de un debido proceso penal, es decir, realizar como lo
a rma Alberto Binder en su libro, un diseño constitucional del proceso penal – BINDER, Alberto.

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Introducción al derecho Procesal Penal. Editorial Ad Hoc. Buenos Aires – Argentina. 1993. Pág. 61 ss.
– Así la Constitución Política de nuestro país posee una particular concepción de lo que debe ser la
administración de
justicia penal; en ella se han consagrado varias disposiciones que, con valor jurídico normativo,
resultan siendo de obligatoria observancia para el proceso penal peruano.

Lea también: Esta es la nueva conformación de las salas supremas tras la incorporación de cuatro
magistrados

Tercero: Que el principio de la necesidad de la prueba se erige como pauta rectora y fundamental para
la seguridad jurídica, porque el encartado y los demás sujetos de la relación jurídico procesal penal
saben a ciencia cierta que sin la prueba el Estado no podría cumplir su función esencial de administrar
justicia, dado a que la prueba permite la aplicación de las normas jurídicas sea para tipi car el delito,
acreditar la antijuricidad de la conducta, la culpabilidad o para concluir en la inexistencia de estos
fenómenos jurídicos.

Cuarto: Sin embargo esta prueba debe ser legítimamente obtenida para que así pueda servir de
argumento al operador jurisdiccional cuando éste deba emitir el juicio de valor correspondiente. En el
caso de autos, se aprecia que los registros domiciliarios efectuados en los domicilios de las
encausadas P.S.M.S. y G.M.A.N., cuyas actas obran a fojas cuatrocientos ochenta y cinco y
cuatrocientos noventa y uno, respectivamente han sido realizados con clara afectación al derecho
constitucional a la inviolabilidad del domicilio, pues estos no revistieron las formalidades de ley, –
inmediatez y agrancia– por ende, el material incautado y decomisado a las encausadas no puede ser
valorado convenientemente, por ello es que resulta correcta la decisión del Tribunal A-quo respecto a
la absolución de P.S.M.S. al no existir otro elemento de prueba que la vincule con el grave delito
imputado.

Quinto.- En autos tampoco se ha llegado a acreditar que el encausado P.A.N. pertenezca a la


organización terrorista Sendero Luminoso ya que la imputación efectuada en su contra respecto a que
prestaba servicio de seguridad y traslado del encausado M.M., no nace de sindicaciones o
imputaciones directas menos indirectas, sino que las mismas responden a subjetividades que no
tienen asidero fáctico, además no se le encontró material subversivo, por lo tanto resulta adecuado al
mérito de lo actuado y a ley proceder a su absolución conforme así lo ha efectuado el Tribunal A-quo.

Sexto.-Asimismo en autos aparecen su cientes elementos de prueba que acreditan de manera


fehaciente que el encausado recurrente W.E.M.M. a quien se le imputa ser responsable logístico y
económico de la Célula de Dirección del Comité Reorganizador – Comité Regional Metropolitano Base
– Lima – de la Organización Subversiva Sendero Luminoso y con cuyo cargo generó ingresos
mediante el funcionamiento de un local de servicio de INTERNET en la avenida Gran Chimú número
ciento cincuenta y tres o cina doscientos uno de la urbanización Z. del distrito de San Juan de
Lurigancho – Lima. En efecto, contra dicho encausado a quien se le conocía con el seudónimo de
«Camarada Duillo o J.» entre otros existe la sindicación del testigo J.A.Z., quien conforme se advierte
de su manifestación policial y sus ampliatorias de fojas cuatrocientos cuarenta y cuatro, cuatrocientos
cincuenta y siete y cuatrocientos sesenta y tres, efectuadas en presencia del señor Fiscal Provincial y
de su abogado no sólo indicó conocerlo sino que dio sus características físicas y que además
conjuntamente con B.G.C. no solo plani caron la con scación del arma de fuego al vigilante de la
tienda E. del distrito de San Juan de Lurigancho, evento delictivo que no se logró perpetrar al haber
sido detenidos J.A.Z. y B.G.C. momentos después de la reunión de plani cación, sino que además les
impartió órdenes e indicaciones sobre futuros atentados terroristas a instituciones públicas y privadas
las que debían ser perpetradas mientras el líder de la agrupación terrorista no hiciera una presentación
pública y sustente el acuerdo de paz; asimismo se ha acreditado en autos que utilizaba un nombre
falso para ocultar su verdadera identidad con la que concurría al domicilio de su pareja sentimental
G.M.A.N. conduciendo el vehículo de su padre de placa de rodaje LO guión tres mil trescientos

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cuarenta; de otro lado conforme al acta de fojas quinientos ochenta y tres se veri có en presencia del
Fiscal Provincial que realizaba comunicación subversiva vía INTERNET utilizando el seudónimo de
«Amaro ochenta» nombre de su menor hijo – con «D. ochenta». Por último con las declaraciones del
propietario del inmueble donde funcionaba las cabinas de Internet y de la empleada de dicho negocio,
se determinó que el verdadero dueño del mismo era el encausado M.M. aun cuando aparecía a
nombre de W.A.C., pues realizaba el hago de arrendamiento del inmueble, los servicios de luz, agua y
teléfono y hasta daba mantenimiento a los equipos de cómputo; en consecuencia la imputación
formulada en su contra se encuentra su cientemente acreditada en autos, sin embargo no se ha
acreditado que haya realizado pintas, agitación o propaganda así como haber hecho uso de material
explosivo y tampoco actos de terrorismo, por lo que su conducta evidentemente se con gura en el
articulo cinco del Decreto Ley número veinticinco mil cuatrocientos setenta y cinco que prevé la
a liación a una organización terrorista.

Sétimo.- Que en referencia a la encausada G.M.A.N., aparece que por su relación sentimental con el
encausado W.E.M.M., y al haber sido reconocida por el testigo J.A.Z. conforme se advierte de su
manifestación policial de fojas cuatrocientos cuarenta y cuatro, como la mujer que participó en la
plani cación para la con scación de un arma de fuego, por haber concurrido en forma constante al
INTERNET de propiedad del encausado M.M., circunstancia corroborada por la declaración de R.M.U.
quien re ere que ella era presentada por M.M. como esposa de quien dijo se desempeñaba como
profesora; asimismo por el hecho de haber escondido su identidad conforme a las declaraciones de
J.P.L. y de M.A.A. quienes fueron sus compañeras de estudio a quienes le hizo obtener tarjetas de
crédito aduciendo primero que necesitaba para que su esposo le deposite dinero y segundo porque
había perdido su documento nacional de identidad; por el hecho de haber utilizado el vehículo marca
Nissan verde de placa de rodaje LO guión tres mil trescientos cuarenta y por último por haberse
encontrado material explosivo al lado de su domicilio, por tanto se ha desvirtuado la inicial presunción
de inocencia que le amparaba y por ello resulta correcto el juicio de valor emitido por la Sala Penal
Superior al haber enmarcado la conducta de la encausada en el tipo penal que describe el artículo
cinco del Decreto Ley número veinticinco mil cuatrocientos setenta y cinco que con gura la a liación a
una organización terrorista.

Octavo.- Que por último el señor F. Superior en su recurso de nulidad argumenta que debe aumentarse
la pena impuesta a W.E.M.M. y a G.M.A.N., pues en la recurrida no se ha tomado en cuenta que la
conducta de los encausados se encuentra tipi cado en los artículos dos y tres inciso b (primer,
segundo y tercer párrafo) del Decreto Ley número veinticinco mil cuatrocientos setenta y cinco, la
pena mínima que se debió imponérseles es de treinta años, por lo que al haber impuesto la Sala Penal
penas por debajo del mínimo legal ha infringido el principio de legalidad de la pena, sin tomar en
cuenta que en todo momento los encausados han tratado de sorprender a la administración de justicia
penal pese a las evidencias en su contra, teniendo en cuenta que no existen causas de atenuación que
sustente la decisión de la Sala Penal Superior. Al respecto es necesario establecer que conforme se
aprecia de las sesiones de audiencia de fojas tres mil novecientos diecisiete y tres mil novecientos
veintisiete, de fecha veintiuno y veintitrés de junio de dos mil cinco, respectivamente, la Sala Penal
Superior en el cumplimiento de lo establecido en el artículo doscientos ochenta y cinco A
incorporado por el Decreto Legislativo número novecientos cincuenta y nueve al Código de
Procedimientos Penales ha sometido al debate contradictorio la posibilidad de la desvinculación de la
cali cación jurídica de los hechos jados en la acusación scal de fojas dos mil seiscientos veintitrés,
por ello es que la sentencia recurrida ha establecido que los hechos imputados con guran el tipo
penal previsto en el artículo cinco del Decreto Ley número veinticinco mil cuatrocientos setenta y cinco
y no el de terrorismo agravado previsto en los artículos dos y tres inciso b (primer, segundo y tercer
párrafo) del mismo Decreto Ley, que siendo ello así, la pena impuesta por el Tribunal A-quo resulta
adecuado a los hechos, lo que equivale decir que se ha efectuado una correcta determinación judicial
de la pena, tanto más que la pena mínima establecida para esta gura delictiva es no menor a los
veinte años de pena privativa de libertad, y si bien esta penalidad ha sido modi cada por el Decreto
Legislativo número novecientos veintiuno, éste dispositivo legal ha entrado en vigencia el dieciocho de

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enero de dos mil tres, es decir con posterioridad a los hechos denunciados conforme a la acusación
scal escrita, por lo que siendo así no resulta amparable lo solicitado por el señor Fiscal Supremo en
este extremo.

Por estas consideraciones: declararon NO HABER NULIDAD en la sentencia recurrida de fojas cuatro
mil doscientos sesenta y dos, su fecha cinco de agosto de dos mil cinco, que por mayoría absuelve a
P.S.M.S. y por unanimidad absuelve a P.A.N. del delito contra la Tranquilidad Pública – Terrorismo, en
agravio del Estado; y condena a W.E.M.M. y a G.M.A.N. como autores del delito de Terrorismo –
a liación a una organización terrorista, en agravio del Estado; impone al primero veinte años de pena
privativa de libertad, la misma que con descuento de carcelería que viene sufriendo desde el veintidós
de agosto de dos mil dos, vencerá el veintiuno de agosto de dos mil veintidós; impone por mayoría a la
segunda quince años de pena privativa de libertad, la misma que con el descuento de carcelería que
viene sufriendo desde el veintidós de agosto de dos mil dos, vencerá el veintiuno de agosto de dos mil
diecisiete; asimismo trescientos sesenta y cinco días multa, y al pago de cien mil nuevos soles por
concepto de reparación civil que en forma solidaria deberán abonar a favor del agraviado; con todo lo
demás que contiene y los devolvieron.-

S.S.
SALAS GAMBOA.
PALACIOS VILLAR.
BARRIENTOS PEÑA.
PRINCIPE TRUJILLO.
URBINA GANVINI

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